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Terafim, trofeos del EGO

«(19) Labán se había ido a esquilar sus ovejas, y Raquel [Rajel] hurtó los TERAFIM de su padre.
(20) Además Iaacov [Jacob] engañó a Labán el arameo al no decirle que se iba.
(21) Huyó, pues, Iaacov [Jacob] con todo lo que tenía. Y levantándose cruzó el Río y se dirigió a la región montañosa de Galaad.
(22) Al tercer día le informaron a Labán que Iaacov [Jacob] había huido.
(23) Entonces tomó consigo a sus parientes y fue tras él en el camino, por siete días, y lo alcanzó en la región montañosa de Galaad.
(24) Aquella noche Elokim vino en sueños a Labán el arameo, y le dijo: ‘Ten cuidado, no hables a Iaacov [Jacob] ni bien ni mal.’
(25) Alcanzó, pues, Labán a Iaacov [Jacob], quien había instalado su tienda en el monte. Y Labán también instaló sus tiendas en el monte Galaad.
(26) Entonces Labán dijo a Iaacov [Jacob]: -¿Qué has hecho? ¡Me has engañado al traer a mis hijas como cautivas de guerra!
(27) ¿Por qué has huido a escondidas, engañándome, sin avisarme? Yo te habría despedido con alegría y cantares, con tamborín y con arpa.
(28) Ni siquiera me has dado la oportunidad de besar a mis hijos y a mis hijas. Ahora pues, has actuado locamente.
(29) Yo tengo poder para haceros mal, pero el Elokim de tu padre me habló anoche diciendo: ‘Ten cuidado, no hables a Iaacov [Jacob] ni bien ni mal.’
(30) Y ya que te ibas definitivamente porque tenías tanta nostalgia por la casa de tu padre, ¿por qué me has robado mis DIOSES?
(31) Iaacov [Jacob] respondió a Labán y dijo: -Yo tuve miedo, pensando que quizás me arrebatarías a tus hijas.
(32) La persona en cuyo poder halles tus dioses, que muera. Reconoce en presencia de nuestros parientes lo que yo tenga que sea tuyo, y llévatelo. Iaacov [Jacob] no sabía que era Raquel [Rajel] quien los había robado.
(33) Entró, pues, Labán en la tienda de Iaacov [Jacob], en la tienda de Lea y en las tiendas de las dos siervas, y no los halló. Saliendo de la tienda de Lea, fue a la tienda de Raquel [Rajel].
(34) Pero Raquel [Rajel] había tomado los TERAFIM , los había puesto en la montura de un camello y se había sentado encima de ellos. Labán, pues, rebuscó toda la tienda y no los halló.
(35) Entonces ella dijo a su padre: -No se enoje mi señor porque no pueda levantarme delante de ti, pues estoy con la regla de las mujeres. Buscó, pues, los TERAFIM, pero no los encontró.»
(Bereshit / Génesis 31:19-35)

TERAFIM, que en la pronunciación idish y yemení es TEROFIM, se suele traducir como ídolos domiciliarios, penates, imágenes oraculares, estatuas de cuerpo o bustos.
Sin dudas que así los vemos funcionar en otras partes del Tanaj (Shoftim 18, I SHmuel 19, entre otros), y también Labán el Arameo informa que los TERAFIM que le fueron sustraídos eran dioses para él.

Pero para los comentaristas no está muy claro el origen y sentido de la palabra.
Por supuesto que todos giran en torno a lo mismo, a que es algún objeto de idolatría, pero sin especificar en concreto.

Resulta llamativo que existe una palabra en otros idiomas que pareciera provenir de la voz TERAFIM: trofeo (trophy inglés, trophée francés, pras hebreo, trophäe alemán, trópaio griego moderno, trofyeĭ ruso).

En latín se encuentra “tropaeum”, a su vez del greco “tropaion”, que sería el botín de guerra, lo que testimonia el triunfo.
Podían ser armas, escudos, pertenencias, partes del cuerpo, esposas, hijos, que fueran de los derrotados, etc.
También odas que se escribieran en honor a los vencedores, piezas de arquitectura (recordemos el tristemente célebre Arco de Triunfo de Tito, vencedor de Judea y saqueador del Santo Templo), estatuas, medallas, coronas de laureles, copas, etc.
Actualmente los trofeos son variados y muchos conocidos: el Óscar, la Copa del Mundo, medallas de atletas olímpicos, copas, dinero, contratos publicitarios, etc.

Resulta que, según modestamente entendemos, desde el EGO parte el deseo insaciable de conquistar TEROFIM, trofeos.
Es una manera del EGO para manipularnos, dominarnos, someternos, mantenernos bajo su yugo despótico.
Vivimos afanosos por alcanzar trofeos, cada cual puede reconocer aquellos que persigue.
Están los que llenan sus paredes de medallas deportivas, los que tienen títulos enmarcados y a la vista de todos, los que impresionan con bibliotecas repletas, los que coleccionan mujeres u hombres en relaciones ocasiones, los que se glorían con su dinero, los que muestran sus autos, los que hablan incesantemente de sus logros, los que no tienen más logros que mencionar aquello que hacen o harán sus hijitos, los que no tienen nada para mostrar pero se esconden detrás de los supuestos milagros y poderes de sus dioses y pastores, los enfermos que acumulan basura o enfermedades, los adictos que se regodean con los tipos y cantidades que consumen, los asesinos seriales con sus desquiciados actos, etc..
Todos vamos en busca desenfrenada por adquirir nuestros trofeos.
Para la gran mayoría es lo que da sentido a la vida.

¿Qué es del atleta glorioso el pasado cuando la vejez corrompe su vitalidad?
¿Qué del rico que recuerda desde su pobreza el pasado más lustroso?
¿Qué del guerrero que está vencido?
¿Qué del que hacía de su profesión o trabajo su carta de presentación y ahora es jubilado?
¿Qué del mujeriego que ya no está más vigente como “conquistador”?
¿Qué de la estrella del espectáculo que ahora es ignorando o en infama?

El problema real es cuando hacemos de los trofeos nuestros dioses.
Cuando el resto de la vida no cuenta, sino solamente adularnos con la adoración a esos terafim.

Se pueden llevar nuestras riquezas, nuestra familia, nuestra dignidad… nos enojamos pero no nos desesperamos como cuando alguien se atreve a tocarnos a nuestros terafim.
¡Ahí saltamos como locos!

La vida deja de tener sentido.
Se nos acabó…
Porque depositamos nuestra esperanza, nuestro ser, nuestra permanencia en esas victorias aparentes, en esos botines de guerra, en esas medallas, en ese dinero, en ese renombre, y nos olvidamos de todo lo que es realmente importante.

Ahora sabes que existen los TERAFIM y que no son meramente ídolos, ni imágenes de dioses, ni la tontería de los adoradores de estatuas, sino que es algo común, cotidiano, que también te afecta a ti.
Ahora que lo sabes, puedes hacer el ejercicio de ver cuáles son tus terafim, a que le estás dando ese lugar privilegiado en tu vida, que es lo que consideras sagrado porque te da la ilusión de bienestar y poder.
Hazlo, cuando quieras y puedas.
Luego podrás ver como eliminar esa idolatría de tu vida y empezar a llevar una existencia más plena.

Si quieres compartir tus ideas, comentar cuales son tus terafim, aquí me tienes.
Hasta luego.

Nuestro Yo

Nacemos con el Yo Esencial, es nuestro ser espiritual, inmodificable, invariable, inmortal. No se alimenta ni se desgasta. No se mejora con nuestras buenas obras ni se perjudica con nuestras acciones equivocadas. Nos conecta con Dios y con todo lo creado.

Nacemos con el Yo Auténtico, que es nuestro Yo Esencial y nuestro cuerpo, particularmente la información genética que nos construye desde el primer instante de concepción.
Del ser espiritual, recién comentamos.
La otra parte de nuestro Yo Auténtico va cambiando con el paso del tiempo, con nuestras acciones o sin ellas. Constantemente se modifican algunos de sus componentes, casi todas nuestras células mueren y son reemplazadas, por ejemplo. Crecemos y nos desarrollamos. Vamos perdiendo capacidades y funciones. El cuerpo no es eterno ni petrificado. Sin embargo, igualmente lo seguimos reconociendo como “yo”.

El Yo Vivido se va armando con nuestras experiencias, con lo que hacemos, con lo que omitimos, con lo que negamos, con lo que nos mandan, con lo que introducimos del mundo exterior como “verdades”, con las identificaciones, con las imágenes de personas valoradas, con los objetos con los que nos compenetramos, con lo que nuestro EGO nos provoca a reaccionar, con lo que manipulamos, con lo que nos manipularon. Son máscaras que recubren nuestra cara. Son cáscaras que se pegotean al Yo Esencial y le restan resplandor, si bien la Luz se mantiene intacta nosotros no alcanzamos a percibirla. Son pensamientos, sentimientos, creencias, ideas que vamos asumiendo como propias y que nos apartan de la conexión con nuestra esencia, con Dios y con el prójimo.
Sin embargo, no son algo ajeno completamente, también son uno de nuestro “yo”. No es el original, no es el eterno, pero es el que vamos construyendo con nuestra vida, es lo que vamos haciendo con ella.

La salud se encuentra en armonizar estas facetas de nuestro ser.
No se trata de negar al Yo Vivido, denunciarlo, extirparlo, atacarlo, sentirlo como travesuras de los demás o ataques de algún demonio.
Tampoco se trata de negar nuestra esencia y someternos a las variaciones de lo pasajero.
Ni de rechazar al cuerpo, con sus virtudes y/o defectos.

Se trata de integrar nuestro ser para poder llegar a ser el “Yo que estoy siendo Yo”, en la medida de lo humanamente posible.
El único que ciertamente puede decir “Soy el que Soy” (Shemot / Éxodo 3:14) es Dios, el Uno y Único.
Nosotros podemos alcanzar un nivel infinitamente menor, pero que es necesario alcanzar, el de la integración de nuestro ser.

No se precisan religiones, ni rituales, ni sectas, ni congregaciones de adoradores, ni posturas extrañas, de palabras incomprensibles, no conocimiento místico.
Se trata de viajar hacia dentro, de conocerse, de re-conocerse, de amarse, de aceptarse, de cambiarse para bien.

Te invito a que lo hagas.

Ser integral

Decía Confucio, allá por el siglo VI EC que: “Ser capaz de juzgar a los demás por lo que hay en nosotros mismos, esto puede ser llamado el arte de la virtud.”
Es una interesante observación.
Pero, sería realmente virtuoso cuando somos capaces de des-cubrir aquello que hay en nosotros mismos, evaluarlo correctamente, sin engaños, sin ocultamientos, sin excusas, sin omisiones, sin añadidos.
Es imprescindible, por tanto encontrar métodos para llegar a conocer nuestro ser, tanto el esencial -el espiritual-, como el que vamos siendo a lo largo de nuestra existencia.
Ver en el espejo al Yo Esencial, al Yo Auténtico y al Yo Vivido, no como extraños, otros, partes desconectadas, intrusos, sino como elementos que nos constituyen y somos en tanto vamos haciendo nuestra andar por la vida.
Y no solo conocerlos, sino integrarlos, armonizarlos, permitir que nuestro ser multidimensional esté en equilibrio y sanamente nutrido.
De esa forma podremos juzgarnos con verdad y justicia a nosotros mismos, y así hacerlo con nuestro prójimo.

Algunas facetas de nuestro ser se ubican como obstáculos para la integración, uno de los más ubicuos es el EGO (tendencia negativa, Ietzer HaRá).
Allí está, por un lado nos distrae, nos confunde, nos somete, nos aliena, nos debilita, nos ahoga, nos detiene detrás de barrotes de miedos y prejuicios.
Nos impide conectarnos con nuestra esencia, con Dios, con el prójimo.
Pero, no está para destruirnos, sino para que aprovechemos sus habilidades en nuestro beneficio.
Hemos de procurar liberarnos de la tiranía del EGO para usarlo como nuestro siervo, para ayudarnos en nuestra integración multidimensional. Es otra herramienta más que debemos aprender a usar.

Por supuesto que la integración cierta se debe sostener de algún marco invariable, que le sujete y rectifique.
Ese marco universal se denomina “Siete Mandamientos Fundamentales”, que son las leyes espirituales-naturales, para desarrollar una vida de bondad, justicia y verdad.

Al respecto leemos:

«El Santo, bendito sea, dijo a Israel: Mi hijo, he creado la tendencia negativa (EGO), y he creado la Torá, que es su antídoto/condimento. Si ustedes se sumergen en Torá, ustedes no serán llevados a manos de la tendencia negativa…»
(TB Kidushin 30b)

La Torá, con sus 613 mandamientos, SON del pueblo judío.
Pero la Torá –instrucción- universal, con sus Siete Mandamientos, es regalo de Dios para todos los hombres.
Cada uno tiene su propia Torá, los judíos la extensa y codificada hasta el detalle, los judíos la concisa y abierta hasta el infinito.

Te animo a ir aprendiendo acerca de ti.
El camino es hacia dentro, pero trabajando con el afuera.
Vamos, vamos a canalizar al EGO y a sus manifestaciones externas, para darles el lugar que les corresponde en el ordenamiento cósmico.

Te recomiendo que sigas este enlace: http://fulvida.com/id-noajica/identidad/construir-shalom-2

Eres un fracasado

El EGO toma el control, es tu amo.
Haces y deshaces según sus deseos.
Usas el ingenio para inventar excusas y justificativos, en vez de apoderarte de tu vida y hacerla resplandecer a pleno

El EGO se aferra al poder, para lo cual tiene que hacerte sentir impotente, fracasado, enfermo, débil, pecador, falto de salvación, inútil, tonto, sin amor, culpable.
Sus ataques se agudizan cuando intentas prosperar, sobresalir, sentirte en control.

Por ello ocurre una de dos cosas:

  1. Te boicoteas, te haces la guerra a ti mismo y terminas fracasando aún antes de haber comenzado.
  2. Tomas riesgos indebidos, te aventuras más allá de lo necesario, para terminar fracasando.

En la primera, te bloqueas, te paralizas, piensas en mil maneras en que las cosas saldrán mal para ni siquiera intentar progresar.
Es la típica forma del perezoso, también del cobarde, del que duda todo el tiempo, del que se queda en lo que conoce por miedo a lo que desconoce.
De tanto pensar en controlar lo que puede llegar a pasar, se enmaraña y no encuentra soluciones, pero sí constantes inconvenientes y dolores.

En la segunda, se te sube a la cabeza el éxito (real o fantaseado) anterior. Te crees imbatible, insuperable, el amo de todas las circunstancias, el dueño de todas las respuestas, como protegido por un (inexistente) ángel de la guarda.
Es la típica forma del engreído, del que se cree más allá de los fracasos, del que se lleva el mundo por delante- hasta que el mundo se lo lleva por delante a él.
De tanto pensar que controla lo que pasa, se enceguece y no se da cuenta de que puede ser muy hábil en tal o cual aspecto, pero en el resto es mediocre o ineficiente.

Una y otra son maneras de proceder a partir de estar esclavo del EGO.

No le sigas dando el poder al EGO para esclavizarte.
Conócelo, conócete, cambia.

El EGO según Salomón el rey

Dijo el sabio predicador:

«Mejor es un muchacho pobre y sabio que un rey viejo e insensato que ya no sabe ser precavido;
aunque aquél para reinar haya salido de la cárcel, o aunque en su reino haya nacido pobre.»
(Kohelet / Predicador 4:13-14)

Rashi, el exégeta clásico, a partir del Midrash (Tehilim, mizmor 9) nos instruye de la siguiente manera:

«Mejor es a un niño pobre y sabio: Esto es la tendencia al bien. ¿Por qué es llamado un niño? Porque no viene a la persona hasta sus 13 años.
pobre: porque los miembros del cuerpo no obedecen a la tendencia al bien mientras que son subyugados por la tendencia al mal.
sabio: pues da a la persona inteligencia para actuar de buena manera.
que un viejo y absurdo rey: es la tendencia al mal que gobierna sobre todos los miembros.
viejo: se impone desde que el niño nace.
insensato: porque lo engaña para hacer mal.
que ya no sabe ser precavido: porque la tendencia al mal ha llegado a ser viejo y no acepta el reproche correctivo”

La tendencia al mal, Ietzer HaRá, es posible identificarlo casi exactamente con lo que nosotros denominamos EGO.

El EGO acompaña a la persona desde el nacimiento.

El EGO no actúa racionalmente, sino que hace de la persona un insensato, movido por miedos y deseos. Usa el poder del pensamiento para justificarse, para engañar, para hundirse en mentiras y tramoyas, para perfeccionar sus habilidades detestables.

El EGO es ese faraón interno, que controla y domina. Tiene bases fisiológicas que le permiten operar sobre el cuerpo, inducir sensaciones, producir fantasías. Es un rey perverso en nuestro interior. Sin poder real, sino el que nosotros le conferimos y le seguimos admitiendo.

El EGO no trabaja para beneficiar a la persona, sino que la deja a la deriva.

El EGO nos hace creer impotentes, aprovecha cada oportunidad para manipularnos con sensaciones de impotencia, ya sean reales o ficticias. Se nos alienta a la pasividad y la debilidad, a la impotencia concretada. O se nos impulsa a la búsqueda afanosa del poder, en una competencia constante por no ser sumiso pero sí ser “más que vencedor”. Eso es EGO.

Estamos en una interminable guerra por el poder, por los recursos, por la energía, por el dominio, cuando en verdad en la solidaridad, el altruismo, el trabajo en comunidad se alcanzan mejores y mayores logros y beneficios.

Mantener al EGO al mando, es seguir enroscados en los miedos, en la manipulación, en la enfermedad.

Tenemos la capacidad para derrotar al EGO, para hacer que el buen niño sabio sea el que lleve las riendas de nuestra vida.
Pero tenemos que querer salir de la celdita mental a la cual nos afiliamos y adherimos como si de ellos dependiera nuestra vida.
Tenemos que encontrar el camino para armonizar nuestro Yo Auténtico con nuestro Yo Vivido, de modo tal de romper los lazos viciosos y esclavizantes.
Aunque creíamos ser miserables, débiles, inoperantes, inútiles, pecadores, esclavos o pobres… aunque haya sido cierto, todo ello no es más que excusas del EGO para someternos a la impotencia.
Podemos ser los reyes, realmente nosotros y no esa parte tosca y adulterada de nuestro interior, el EGO.
Podemos gobernar, aunque parezca que no tenemos opción.
Podemos hacer algo mejor que decir “no puedo”, “es difícil”, “duele”, “nunca probé”, etc.
El reto está allí para ser vencido y podemos hacerlo.

Para el EGO es fácil.
Ya nos conoce y lo conocemos.
Es nuestro “amigo” más antiguo.
Nos acompaña desde que salimos al mundo.
Nos ha visto crecer.
Sabe cuáles son nuestros puntos débiles y los usa para dominarnos.
El EGO está cómodo sentado en el trono de nuestra alma.
Controla sistemas fisiológicos, domina al pensamiento, se burla de nosotros despiertos y en sueños.
Es un rey que desde dentro nos controla.
Y nosotros lo asumimos como “salvador”, como “redentor”, como “dios”.
Lo adoramos en religiones, en ejércitos, en agrupaciones, en modas, en cultura… está por todos lados demostrando su –falso- poder.
Nos admitimos impotentes, aunque odiamos reconocerlo.
Para el EGO es tan sencillo…

Pero podemos romper las cadenas.
Podemos ser libres y luego encontrar qué hacer con nuestra libertad.

Para aquí y para allá

El EGO actúa de manera paradójica o tal vez contradictoria.

Quiere que te sientas impotente, y te hace sentir así, a través de miedos, creencias, preconceptos, hábitos perjudiciales, decisiones tomadas en falso, fantasías, dudas, obsesiones, etc.

Quiere que te sientas súper poderoso, y te hace sentir así, por ejemplo con la ilusión de poder, sobreprotección, ejercicio desmedido del control, decisiones arbitrarias, sordera a causa del engreimiento, etc.

En ambos casos el resultado es similar, el EGO mantiene el dominio sobre ti. Lo adoptas como a un amo, te esclavizas, te anulas, resultas sumergido en situaciones amargas, te paralizas, no cambias favorablemente, etc.

Veamos un par de ejemplos.

El joven que teniendo todo para llevar una vida saludable, se empantana en un trabajo pobrísimo, sin estímulos. Solitario, sin novia ni amigos. Sin mucha vida social. A un examen de recibirse de su profesión, examen que nunca ha dado ni dará. Llevando su mochila de culpas propias y echadas a otros, sus rencillas tontas que derivan en rompimientos severos, sus cuestionamientos metafísicos bizarros que no conducen a nada, sus ideales nobles pero desprovistos de vida. Allí, como una nave maltrecha, anclado entre sargazos, sin avanzar, sin retroceder, solamente atrapado, esperando que el tiempo pase, que la vida se escurra. Quizás hasta ayuda a apurar la muerte, por no sentirse valiente como para vivir su vida.

Dicen que el perverso Hitler se empecinó en vencer a Rusia, a pesar de lo ilógico de su capricho, de todos los argumentos racionables en contra, solamente para triunfar allí en donde Napoleón había fracasado.
Será cierto o no, no lo sabemos.
El hecho es que se fue metiendo cada vez más adentro de la trampa hasta que al final no pudo salir de ella, gracias a Dios.
El miserable que se creía un elegido, un ser superior, un líder todopoderoso fracaso porque su EGO lo arrastró.
Ejemplos no faltan, ni faltarán: el Faraón del Éxodo, Amán, Antíoco Epifanes, entre tantos otros.

Reconoce cómo el EGO te manipula, es uno de los primeros pasos para ser libre, sano, feliz.

Me siento triste…

Tenemos derecho a sentirnos mal, a sentirnos tristes, a ver las cosas de color oscuro, a creer que no hay salida al pozo.
Somos personas, no ángeles, ni dioses, ni máquinas, ni entes insensibles de solo espíritu o solo mente.
Somos humanos, multidimensionales, una amalgama de aspectos muy diferenciados, que incluye las emociones, las variaciones químicas y físicas que son percibidas como tristeza, malestar, abandono de esperanzas, etc.
Está en nuestro ser el miedo, la duda, el conflicto, las falsas creencias, el abandono, la debilidad, la impotencia.
Es normal el sentirse abatido, a veces.
No tiene nada de demoníaco, satánico, perverso, enfermo, pecaminoso, amoral, desenfrenado, sentir angustia, sentir que la vida es insufrible.

Pero,
no tenemos el derecho,
no podemos quedarnos en el fondo, ni usar el sentirse mal como excusa para no hacer el bien.

Ya sabemos, son momentos pasajeros, el EGO haciendo de las suyas, sea por mecanismos aprendidos o sea por mecanismos orgánicos,
sea por lo que llevamos en nuestros genes, o sea por lo que hemos adquirido como hábitos,
es el EGO haciendo trampas para seguir en el poder.
Se nutre de nuestra sensación de impotencia,
nos inunda de miedos,
nos hace creer impedidos para cambiar,
nos esclaviza
y nosotros agachamos la cabeza y nos sometemos,
le damos nuestra energía,
lo cuidamos,
lo alabamos,
lo adoramos,
lo excusamos,
lo defendemos,
para seguir en el estado de impotencia que da soberanía al EGO.

Cuando el malestar es severo, recurrente, permanente,
es obligado consultar con especialistas en salud mental.
No hay que buscar pecados, ni reencarnaciones, ni vidas pasadas, ni demonios, de posesiones diabólicas, ni maldiciones, ni trabajos de religiones, ni inventar excusas, pues todo esto no es más que fantasías de la mente al servicio del EGO.
Busquemos ayuda de especialistas certificados en salud mental.
Sigamos sus recomendaciones técnicas apropiadas.
Tengamos soporte de maestros espirituales, no de farsantes religiosos o supersticiosos, sino de aquellos que complementan con sus saludables palabras las orientaciones profesionales de los especialistas en salud.
Encontremos ejercicios que vitalicen el cuerpo físico, fortalezcamos nuestras sanas relaciones sociales, quitemos supercherías y boberías de nuestros pensamientos, limpiemos nuestras creencias de mitología y religiosidad.
Hagamos lo bueno y necesario para encontrar el equilibrio multidimensional.
Seamos fuertes, tanto como podamos.
Controlemos aquello que está en nuestro ejercicio controlar. Pero, no pretendamos controlar lo que está fuera de nuestra alcance.
Aceptar nuestra impotencia y conseguir desarrollar nuestro potencial, nos dará la fuerza real que contamos.

Definamos correctamente nuestro problema.
Demarquemos con exactitud aquello que nos está provocando el malestar.
Al final, y al principio, siempre será el EGO, pero veamos lo que está más cercano a nuestra conciencia, aquello que resulta ser lo llamativo que nos lleva a la situación angustiosa.
Recemos, pero no dependamos de milagros.
Hagamos, pero no nos creamos todopoderosos, porque tras el idealizar viene el doloroso golpe de la caída.
Cambiemos.
Seamos responsables.
Actuemos.
Dejemos de echar culpas, acusar, esperar que la vida se encargue por nosotros de lo que debemos hacer nosotros.

Dobleguemos al EGO, es nuestro servidor pero no nuestro amo.

Si estamos tristes, sepamos que es normal, pero no nos quedemos en el pozo.
No es excusa que algo sea normal para que se convierta en un hábito enfermizo.

Aprendamos a  usar los problemas como trampolines,
las piedras para levantar paredes de casas,
las burlas como si no existieran,
la tristeza para valorar lo bello de la vida.

Ni bien se pueda hacer.
¡Ánimo!

A cerrar los pozos…

«(12) Itzjac [Isaac] sembró en aquella tierra, y aquel año obtuvo ciento por uno. El Eterno lo bendijo,
(13) y el hombre se enriqueció y continuó enriqueciéndose hasta llegar a ser muy rico.
(14) Tenía rebaños de ovejas, hatos de vacas y abundancia de siervos, de modo que los filisteos le tenían celo.
(15) Los filisteos cegaron y llenaron de tierra todos los pozos que habían abierto los siervos de su padre Avraham [Abraham], en sus días.
(16) Entonces Abimelec dijo a Itzjac [Isaac]: -Aléjate de nosotros, porque te has hecho más poderoso que nosotros.
(17) Itzjac [Isaac] se fue de allí, asentó sus tiendas junto al arroyo de Gerar y habitó allí.
(18) Itzjac [Isaac] volvió a abrir los pozos de agua que habían abierto en los días de Avraham [Abraham] su padre y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Avraham [Abraham]. Y él los llamó con los mismos nombres con que su padre los había llamado.
(19) Después los siervos de Itzjac [Isaac] cavaron en el valle y descubrieron un pozo de aguas vivas.
(20) Y los pastores de Gerar contendieron con los pastores de Itzjac [Isaac], diciendo: -El agua es nuestra. Por eso llamó al pozo Esec, porque allí riñeron con él.
(21) Abrieron otro pozo, y también contendieron por él. Y llamó su nombre Sitna.
(22) Se alejó de allí y abrió otro pozo, y no contendieron por él. Él llamó su nombre Rejobot diciendo: -Porque ahora el Eterno nos ha hecho ensanchar, y seremos fecundos en la tierra.»
(Bereshit / Génesis 26:12-22)

Ah, el EGO…
Cuando otro resalta, lo queremos bajar, a como dé lugar.
No, no queremos subir, nada de superarse, para qué el esfuerzo personal… mejor es disparar contra el que se destaca…
Si alguno enriquece porque es trabajador, porque es productivo, porque camino por el sendero del Bien, no faltan los que celosos cavaran fosas delante de sus pasos.
¿Para qué trabajar si resulta más cómodo hundir al que está haciendo bien las cosas?… es lo que el EGO susurra al corazón de los celosos y envidiosos.

En esa ceguera maliciosa, no importa si se afecta a inocentes, a buenos, a justos… nada importa más que cometer el acto vil que dé la impresión de que uno tiene poder, que se aparente que uno no es impotente.
Incluso aunque en el intento por malograr al exitoso uno mismo termine perjudicado y sumergido…
Eso es lo que busca el EGO, en principio y en final: que la persona se sienta impotente, que la persona tema, que la persona recurra a las armas del EGO para sentirse menos impotente para terminar ahogado y sin escapatoria en el mar cenagoso del EGO.

El EGO te dice que te hará libre con su “verdad”, cuando eso es otro engaño, porque te hará más esclavo, menos libre, menos auténtico.
El EGO te arrullará con fantasías de poder y dominio, pero serás débil, sometido, arrastrado, sin fuerzas ni siquiera para llorar por tu estado patético.

“Aléjate de nosotros, porque te has hecho más poderoso que nosotros”.
Parece una orden extraña, porque sería mucho más razonable rodearse de amigos poderosos, así uno crece junto con ellos, o al amparo de ellos.
¿Qué prefieres tú?
Para el anclado a la miseria a causa del EGO, por supuesto que es intolerable tener a alguien que ha superado al EGO a su lado.
Porque el otro demuestra que se puede en verdad, porque el otro denuncia al EGO con su mera presencia, porque el otro desnuda tus debilidades simplemente por existir.
Entonces, alejarlo, echarlo, desterrarlo, apresarlo, humillarlo, hostigarlo, encerrarlo, asesinarlo… ¿qué quiso hacer Amán y qué el Faraón y qué la Inquisición y qué Hitler y qué los árabes que se hacen pasar por “palestinos”?
Sus vidas, llenas de oscuridad, de malicia, de podredumbre, de EGO se enfocan en la destrucción de lo que los puede dejar en evidencia, de aquellos que por su presencia demuestran que son impotentes.
Entonces recurren a las armas del EGO, que son simples pero eficientes, brutales pero amparadas por las excusas que hilvana el cerebro cómplice.

Y así se cavan los perversos, los esclavos del EGO, sus propias tumbas.
Tapan los pozos de vida que abren y comparten los emisarios de la Luz.
Les quieren negar la existencia a los que son libres y auténticos, al mismo tiempo que se la niegan a ellos mismos.
Persiguen con sus desmanes a los buenos y justos, porque los odian, pero con ello solamente se dañan a sí mismos.
Convierten en estériles desiertos lo que pudiera ser paraísos.
Llenan de rencores, disputas, peleas, agresiones, murmuraciones, ofensas, manipulaciones, lo que está potencialmente preparado para ser placentero.
Aunque se auto laceren, poco les importa, porque es el EGO el que está al mando y al EGO poco le importa la persona que “habita”. Aunque tiene la misión de hacerlo sobrevivir, aunque se presente como salvador y redentor, aunque parezca un compañero útil para la vida, al EGO poco y nada le interesa el bienestar de la persona que “habita”.
El EGO solamente quiere sobrevivir y, tal como ciertos parásitos, en su succión de energía pueden ocasionar terribles daños y hasta la muerte.

Pero, el que comprende esto y hace un trabajo de maduración multidimensional, y por tanto lleva una vida de espiritualidad verdadera, no se deja pervertir por los susurros tentadores del EGO.
Sigue estando siempre bajo la sombra del mismo, pero encuentra mecanismos para ensanchar su vida y no para restringirla.
El mundo, los acontecimientos, los vecinos, quizás no le sean favorables. Tal vez no sea “exitoso” en la evaluación basada en EGO, pero sigue andando a la Luz del Eterno, actuando con bien y justicia, como constructor de Shalom siempre.

Estos textos que te presento tienen la intención de que puedas verte al espejo del alma, evaluarte, revalorizarte, hallar la forma de ser libre y feliz.
Mírate a través de la información que se te brinda y que tú debes analizar.
Aprende de ti, para amarte, conocerte y cuidarte.
Te servirá también para tener una mayor comprensión de lo que impulsa muchísimas de tus acciones y sentimientos, como así la de otras personas.
Esto sirve de herramientas esencial para construir Shalom.

Puedes dejarlo de lado con la excusa que quieras.
Puedes ir aprendiendo y creciendo.
Solamente depende de lo que decidas y emprendas en consecuencia.

Receta “mágica”

Agradecer.
Un tema fundamental, pero que no atrae las miradas ni los corazones, mucho menos las acciones.

Agradecer, pilar de la existencia humana, pero que del que se escapa.

Pareciera como si la mera palabra “gracias” produjera urticaria o alguna otra rara enfermedad, pues se la evita a más no poder.

Agradecer, todo, lo bueno y lo que no consideramos que lo es.
Agradecer es una gran virtud.

No se precisa de monumentos, ni edificios, ni libros, ni estelas, ni ritos, ni plegarias, ni congregaciones, ni púlpitos, ni cualquier otra ceremonia o cotillón, tan solo decir “gracias”… sí, solamente decir “gracias”, aunque quizá hasta ni se sienta uno agradecido.

Agradecer, si no es una de tus costumbres, podrías comenzar a aprovechar esta oportunidad e incluirla en tu dieta diaria.
Por ejemplo, no dejar que pase un día sin agradecer al menos cien veces.
Sea a Dios, a tus padres, cónyuge, hijos, compañeros, colegas, enemigos, ayudantes, empleados, patrones, gente del servicio, amigos…

Vamos, esto no es difícil.
Ni siquiera te pido que lo sientas, solo que lo expreses con voz clara, amigable, confiada, sincera.
Vamos, repite después de mí: “Gracias, muchas gracias, es usted muy amable”.
Y si quieres, le agregas una pequeña sonrisa, pero que sea genuina.
Y de paso, si te atreves, hasta llegas a admitir que sí, que te sientes agradecido realmente… ¡no te hará daño, tampoco al otro!

Vamos, repite conmigo: “Gracias, muchas gracias, es usted muy amable”.
¿Cuántas veces ya lo dijiste hoy?
(Ojo, tampoco es que te pongas obsesivo con ir contando y batiendo algún record, solamente que te des cuenta que tienes numerosas chances por día para agradecer, y probablemente no lo haces, o no tomabas conciencia).

Está muy bien comenzar el día agradeciendo estar vivo, con una oportunidad de hacer la diferencia para ti y los tuyos.
Yo le agradezco a Dios, al Uno y Único, puedes tú también hacerlo si te parece. (Solamente NO le agradezcas a los falsos dioses, falsos redentores, falsos salvadores… por favor, eso no.)

Y mucho mejor que simplemente decir “gracias”, es agradecer con buenas obras.
Ahhhh… cosa tan difícil de hallar…
Gente que comparte, es generosa, entrega de lo suyo sin esperar NADA a cambio, y no por ello se desmerece, se siente usada, se sacrifica, se ofusca.

¡Cuánto mejor sería el mundo si cada uno se encargara de agradecer y de agradecer por medio de buenas obras!
Si das un poco de lo tuyo a quien lo precisa y también a quien te da a ti, por ejemplo FULVIDA o SERJUDIO.com, ¿acaso serás más pobre?
¡Todo lo contrario!
¡Serás infinitamente más rico y feliz!

Vamos, dilo y hazlo: “Gracias, muchas gracias, es usted muy amable. Me gustaría poder compartir con usted esto, si no lo toma a mal”.

(Ojo, no lo tomes como un negociado, pactitos con dioses o cosa similar. Si agradeces y agradeces con buenas obras, NO ES para recibir recompensa alguna, sino simplemente porque eres buena gente, porque te gusta ser buena gente, porque quieres ser feliz y hacer feliz a otros).

Se encuentra mucha palabrería en hebreo, rituales, disfraces, aleluyas, estudios de Torah, cabalistería, jesuses y etcéteras variados.
Abunda la religión pero tan poco de lo que es verdaderamente espiritual…

Hasta aquí por hoy.
Gracias por haber compartido conmigo unos pocos minutos de lectura.
Hasta luego.

Resp. 1049 – ¿Porque lo que sueño se cumple?

Daniel Bryan nos consulta:

SALUDOS a todos, bueno solo quisiera saber porque todo lo que sueño se cumple, soñe por ejm, que estab en la calle y de pronto hubo una explosion en el cielo y el dia se volvio noche, luego de tres dias sali al parque de noche y hubo como una luz furte que aparecio en en cielo y se fue la luz de todo mi distrito, bueno aora e soñado otro sueño pero con fechas y desatres y no se que hacer, quiza sea coincidencia, responda mi pregunta porfavor…
Daniel Marchena, 19, estudiante, lima, Peru

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