Archivo de la etiqueta: Salud

¿Tú mandas en tu mente?

Imagina a un elefante rosado con un hombre ebrio encima.
Visualízalo bien, con detalles.
Repite mientras lo haces: “Veo un elefante rosado con un hombre ebrio encima”.
Velo pero favor, encuentra los detalles de esa imagen.
Hazlo hasta que lo tengas definido claramente en tu mente, luego continúa leyendo.
Gracias.

Ahora, tómate un par de minutos de descanso, haz otra cosa, no sigas leyendo esto, ocúpate en algo, solo un par de minutos y luego continúa leyendo lo siguiente.

Siéntate en algún sitio tranquilo ten a mano papel y lápiz.
Ordénate que por los siguientes cinco minutos por tu mente no cruce la imagen de un elefante rosado con un hombre ebrio encima.
Quédate ahí sentado, sin hacer nada, solamente viendo el reloj hasta que pasen los cinco minutos que te he pedido.
Recuerda, no pienses en el elefante rosado con un hombre ebrio encima.
Si pasa por tu mente, aunque solo sea fugazmente, haz una marca con tu lápiz en el papel que tienes a mano.
Con que aparezca alguno de los elementos de la imagen, o alguna de las palabras asociadas directamente, ya es suficiente para rayar una marca en el papel.
Gracias.

Ahora, ya han pasado los cinco minutos.
Quisiera que contaras cuantas veces pasó por tu mente la imagen que debías no recordar, no visualizar.
¿Puedes hacerlo y luego compartir con nosotros el número? Aquí debajo, en la zona de comentarios, tienes para hacerlo. Gracias.

Supongo, pues es lo que los estudios científicos (Wegner et al., 1987) indican, que tienes más de una marca en tu papel.
¿No es así?
Sí, seguramente que sí, son pocos los que logran expulsar de su mente la imagen que debe ser bloqueada.
Pero… ¿cómo puede ser, cómo se atrevió a aparecer ese oso payaso en tu hogar si te ordenaste no pensar en ello?
Qué… ¿acaso no eres el dueño de tu mente, de ti mismo, que no puedes poner un poco de orden en tus pensamientos por cinco minutitos?
Vamos… intenta dar justificaciones… por favor, déjate llevar por tu impulso “natural” de elaborar alguna excusa. Está bien, quisiera que la compartieras como comentarios aquí debajo. Vamos… justifica que el intruso cruzó por tu mente, fugaz o persistentemente, y tú no tenías poder para someterlo a tus órdenes.

Si eres de los pocos, poquísimos, afortunados que REALMENTE expulsaron la imagen intrusa de su mente, te pido que por favor también nos lo compartas y si quieres nos dices cómo lo lograste, qué método o técnica usaste para ello. Gracias.

Ahora, dejemos a un costado esta experiencia y veamos juntos un poquito qué puede haber sucedido y de paso responder a sí eres tú quien manda en tu mente.
Acompáñame.

Es frecuente que quieras despejar tu mente de ciertos recuerdos o pensamientos, por ejemplo cuando giras en tu cama sin poder dormir porque aparecen una y otra vez pensamientos intrusos. O cuando no te puedes despegar de ciertas imágenes que te desagradan, aunque haces el esfuerzo para borrarlas de tu pantalla mental. O aquellas veces que te salta la duda de si apagaste la cocina, cerraste la puerta, dejaste todo limpio, etc. y no puedes relajarte y enfocarte en otra cosa hasta que vas y compruebas una y otra vez lo que te pone dudoso. O tal vez sean esas creencias que desde muy pequeño te han inculcado, sobre dioses, salvadores, infiernos, maldiciones, moralina, etc., que ahora vez claramente que no son más que un cuento espantoso y manipulador, pero que sin embargo te siguen persiguiendo y acosando como si fueran poderosos y reales. O cuando te propones hacer tal o cual dieta para bajar de peso, y no paras de suspirar por esos postres, anhelar esas golosinas, soñar despierto por aquellos bocadillos, te invaden los pensamientos y deseos por comida, justo ahora que estás en medio de una simpática dieta para dejar de ser gordo.

Esta disputa mental, entre pretender bloquear un contenido y su insurgencia, no es un hecho trivial, inocuo, sino que puede incluso emporar la situación que se intenta evitar recordar, pensar, fantasear, etc.
En parte por la ansiedad y/o angustia de vernos sometidos a la impotencia de ni siquiera tener el mando sobre nuestra mente, sobre nosotros mismos.
En parte por desgastarnos en combates que resultan en fracasos, que consumen energía, recursos, que podrían ser empleados en direcciones más beneficiosas.
En parte porque el motivo que nos llevó a querer bloquear esa imagen sigue latente, operando, vigente, trayendo a la mente contenido que nos resulta ingrato, el cual tememos o repudiamos o simplemente queremos mantener por fuera de nuestra vida.
Todas estas, entre otras causas, son las que van engrosando el sentimiento de fatiga, de falta de éxito, de pesar, etc.

Resulta paradójico quizás, pero las personas que no hicieron esfuerzos para evitar las imágenes, fueron atravesados por ellas en menos oportunidades, con menos rigor e intensidad.
Es como si la batalla por suprimirlas hiciera que se fortalecieran.
De hecho, así lo indican los estudios científicos al respecto.
Cuanto más luchas por ocultarlos, por hacerlos invisibles, más poder tienen, con más frecuencia se introducen, más difícil es alcanzar el “control”.

Profundizando más, se constata que son las imágenes cargadas emocionalmente las que más empujan por sobresalir a los intentos por bloquearlas mentalmente.
Como si en la batalla de emociones censuradas y pensamientos censuradores, éstos últimos tuvieran las de perder.
Podría parecer sorprendente, pero luego de tantos años de compartir juntos nuestros conocimiento de CabalaTerapia, no lo es tanto.
Las emociones son el motor, el pensamiento el timonel.
Pensamiento sin emoción, es quietud de muerte, petrificarse, rigidez, actitud estática, silencio de sepulcro.
Emoción sin pensamiento, es caos, movimiento sin dirección, agitación, barullo, una multicolor feria desordenada.
Necesariamente la persona debe encontrar la armonía entre sus dimensiones, dejar de luchar entre sí, descubrir que es imposible controlar todo y que al desesperarse por controlar todo más se hunde en el descontrol. Ni una punta, ni la otra, la armonización, el aceptar el surgimiento de recuerdos o imágenes molestas o pesarosas sin desmoronarse por ello, aceptando, fluyendo con la corriente que pasa y no puede ser detenida.

La buena noticia es que cuanto más se consigue evitar enredarse con los pensamientos intrusos, cuanto menos se pelea, cuanto más uno se entrena a “dejar ser” sin ponerse en pie de guerra para evitarlo, entonces resulta que la imagen intruso se va descolorando, se va desvaneciendo, va quedando en el olvido (Trinder y Salkovskis, 1994).

¿Extraño?
Cuanto más te esfuerzas por vencer, más energía gastas en taparlo debajo de la alfombra, entonces menos triunfas.
Cuanto menos energía le dedicas a negar su existencia, sino simplemente lo ves, lo pones en su cajoncito, sigues en lo tuyo, entonces más triunfas en evaporar lo que te hace daño desde dentro.

Vamos, si dejas la basura tirada en el piso, te tropiezas con ella a cada instante.
Si la metes debajo de la alfombra, allí abulta y no la puedes perder de vista, y te tropiezas con ella nuevamente.
Si sueñas con ordenar tu casa, fantaseas con un hogar pulcro, prometes que el lunes harás la limpieza general, pero no te quedas más que en palabras vacías, la mugre seguirá acosándote.
Pero si te tomas el mínimo esfuerzo de barrerla y colocarla en el tacho de desperdicios, deja de ser un problema palpitante y se diluye.
Un mínimo de energía constructivamente empleada es lo que se requiere para que el monstruo deje de entrometerse sin permiso y deje de provocar desbarajustes cada vez peores.
Es decir, no luches, no te concentres en olvidar, no huyas de reconocer que allí está, porque no consigues perderlo en el camino si haces cualquiera de estas cosas. Date cuenta, ubícalo en su cajoncito, dedícate a vivir, listo.

Entonces, si quieres dejar de fumar, no te impongas el no pensar en cigarro, está demostrado que eso aumenta el deseo de fumar (Salkovkis & Reynolds, 1994).
Piensa en fumar, si eso te viene a la mente, no luches contra la idea, no te sientas culpable por el surgimiento de tal idea, reconoce que allí está y que es normal (eres un adicto en proceso de recuperación), simplemente no lo hagas (no fumes).
Lo mismo para la dieta para adelgazar, seguro te vendrá a la cabeza comida, comida, comida. No luches, no te desesperes, no dejes todo por un pensamiento o dos o mil que no te dejan en paz, simplemente tenlo en cuenta, sabe que eres un gordito que está en tratamiento de reducción de peso, ve a la imagen cruzar tu mente, pero no comas de más y sigue tu plan de ejercicios saludables.

Otra cosa, pon las ideas en positivo, no en negativo.
Más arriba, adrede había dicho del que quiere mantener su diera para no ser gordo, recién dije para adelgazar, pero también se podría decir “para estar en buen peso y saludable”.
¿Cuál te parece que es la expresión que más ayuda a tener el control apropiado (en lo que puedes) en tu pensamiento?

A partir de las pautas anteriores:

  • no luchar,
  • prestar atención un momentito y luego guardar en el cajoncito,
  • proponer en positivo,

agregamos:

  • enfócate en otras actividades.

Si te quedas ocioso o en lucha interna contra un recuerdo/pensamiento insurgente, entonces estás dejando a disposición del enemigo mucha energía que se revertirá en tu contra.
Pero cuidado, que no sea una trampa al solitario.
Si uno trata de distraerse intencionadamente de un pensamiento intrusivo, para lo cual se llena conscientemente de otros pensamientos, está escondiendo la mugre bajo la alfombra.
Esto provoca que el proceso inconsciente sea estar alerta, con un ojo puesto a ver si el método es efectivo o no, por lo cual, se está aguardando constantemente a que el pensamiento evitado reaparezca, por lo cual, aparece.

Por ello, no es bueno para la meta deseada el negar la presencia de lo que está y no se desea que esté.
Por más que hundamos con fuerza el pensamiento intrusivo, éste hará la fuerza para emerger más fuerte que antes.

No luchemos, no protestemos, no nos amarguemos, no neguemos, no nos hagamos los distraídos.

Entonces, tú que estás en camino de recuperación, de salir de la idolatría, de la droga, de la infidelidad, de la mentira, de la pereza, de lo que fuera, no pretendas ignorar las ideas que aparecen.
Volverá a tu mente cosas como “en el nombre de Jesús”, te estremecerás al recordar tus tiempos en la congregación de idólatras, volverán a surgir cosas que no son positivas, no te desanimes, no te dejes caer en la desesperación, no regreses a la cueva de los ladrones de la fe, no te sientas infiel a Dios, no te creas malo, no pelees contra esos malos recuerdos… déjalos ser, ellos están ahí, y no sabemos cuánto tiempo seguirán estando. Lo que sí sabemos es que obtienen fuerza de tus esfuerzos por quitarlos de en medio. No luches, no les des energía.

Espero tus comentarios, todo mi cariño para ti.
A construir shalom siempre…

Resp. 1017 – Maldiciones trans-generacionales de padre a hijo?

ioshua nos consulta:

EN LA TORA ESTA CLARO QUE D-OS NO CASTIGA A LOS HIJOS POR LOS PECADOS DE SUS PADRES. PERO HAY ACASO, ALGUNA EXPLICACIÓN PARA LOS MALES CONGÉNITOS,ESAS ENFERMEDADES QUE LAS TIENE EL PADRE Y EL HIJO Y DESPUÉS EL NIETO…..GRACIAS!!
ESTARÉ ATENTO A SU RESPUESTA.
JUAN CARLOS SALAZAR 40 AÑOS EMPLEADO, IBAGUE COLOMBIA

Seguir leyendo Resp. 1017 – Maldiciones trans-generacionales de padre a hijo?

Lleno de vacío

Nietzsche dijo: “La actividad constante es el refugio de quienes temen encontrarse consigo mismos”.

Antes de analizar la frase, corroboremos algo acerca de la fuente.
Como sabemos, es bueno tomar la sabiduría de donde se encuentre, sea de un idólatra, un religioso, una persona espiritual, de quien sea. Lo importante es reconocer la sabiduría, evaluar la idoneidad del emisor, y adquirir comprensión para aprovechar todo aquello que es beneficioso.
No le podemos pedir a Nietzsche, ni a Gandhi, ni a Chopra, Luther King, sabiduría espiritual, ellos no la tienen, no es de los sabios de las naciones del mundo el terreno del liderazgo en materia espiritual.
Estos cuatro que mencione como ejemplo tuvieron/tienen luces y sombras, muchas sombras, especialmente en lo que a sintonía con su propia identidad espiritual y herencia correspondiente, y sin embargo sus dichos pueden ser citados, siempre y cuando tengan algún valor práctico.
No son maestros de espiritualidad, aunque las masas consideren a más de uno como tales, sino tan solamente gente inteligente, con experiencia, con lecturas y vivencias que tienen algo para compartir.
Ese algo no cuenta con carácter de espiritual, aunque ellos o sus seguidores así lo crean, pero sin embargo pueden poseer un valor que empleados correctamente sirven para encaminar bien.
En la cita con que comenzamos tomamos la sabiduría acerca del ser humano, de nuestras fallas, de nuestra huida para no afrontar el sentido trascendente.
Sobre esto podemos prestar atención a Nietzsche y considerar sus palabras a la luz de lo que conocemos y valoramos como correcto.

Nos encontramos excusas a cada rato para seguir presos del EGO.
Desde que vamos adoptando como propia la vivencia de las máscaras del Yo Vivido, cada vez menos nos conectamos con nuestra esencia, con nuestra pureza interior.
Cada vez más atareados, ajetreados, entre-tenidos, ociosos y aburridos, justificando las mil horas de trabajo, las dos mil frente a los jueguitos en un monitor, las cada vez más pastosas horas ante la pantalla con un partido ignoto de algún deporte que no practicamos pero que bobaliconamente vemos mientras engordamos.
Sumamos amigos a nuestra cuenta en la red social, pero ni sabemos quienes son.
Corremos detrás del peso/bolívar/sol/dólar/euro para el sustento, cuando debiéramos decir que es para el sustento de los políticos, pastores, traficantes, comerciantes desalmados, multinacionales, etc.
Nos sumergimos en mares de mp3, tubes, streams, tuits, chats, etc.
Tal vez hablamos con alguien, pero son monólogos, sordos que conversan de cualquier cosa para pasar el rato sin conocerse, ni uno al otro, ni uno a uno.
Estamos fatigados, dormimos pero no descansamos, vacacionamos pero no nos relajamos, amamos pero mirando el reloj, nos hacemos viejos y somos vacíos pero llenos de cosas, grupos, nombres, redes, nadas…
Completamos agendas a nuestros hijitos, quienes desde antes del amanecer hasta bien salidas las estrellas no paran de una actividad a otra, de un curso a otro, de un entrenamiento a una clase particular, hasta que se encierran a chatear,  masturbarse soñando en nada, mensajearse, adoctrinarse frente al canal “infantil” de turno…
Somos apurados para llegar al cementerio, vacíos, ridículos, religiosos, creyentes, ateos, viciosos.
Y las mujeres, doble presión reciben, aún hoy.
Que la casa y el trabajo, que la ocupación laboral y que los chicos, que ser bella y ser experta, que ser prostituta y ser santa, que… una vida de apariencias, de fracasos maquillados, de exigencias desmesuradas.

Sí, tenía razón el teutón hace tantos años, el refugio –ficticio- en la actividad desenfrenada, en el no parar, en el no detenerse a auto conocerse, en vivir en ignorancia.
Al tiempo que Gandhi decía: «Todo lo que hagas en la vida no tendrá importancia, pero de todas formas tienes que hacerlo».
Seguramente que el sentido que tenía al decirlo era otro, pero lo podemos aplicar a la idea que estamos analizando: hagas lo que hagas, eso que te resulta tan importante, eso que te crees que debes hacer sino el mundo se detiene, no vale de nada, se lo comerán los gusanos… pero igual tienes que hacerlo.
¿Por qué?
Porque te han mandatado así tus padres, tus amigos, tus jefes, la sociedad, tu cónyuge, tu religión, la tele, tu mismo.
Y tienes que hacerlo, para llenarte de actividades, para asilarte en el correr sin pausa, no sea cosa que te pares un rato y te vayas a encontrar a ti mismo…

Nos fragmentamos, nos quebramos, nos hundimos, jadeamos de cansancio, padecemos, estamos exiliados de nosotros mismos.
Nos buscamos afuera, nos vemos en espejos, en videos, esperamos que otro nos diga que somos buenos, lindos, merecedores de paz y satisfacción.
Pero no está afuera la respuesta.
Tampoco adentro, al menos no en el adentro ese tan superficial de los gurúes y clérigos.

No está en la meditación al estilo oriental.
Ni en rezar en iglesias.
Ni en terapias psicológicas.
Ni en retiros seudo espirituales.
Ni en bailoteos místicos.
Ni en vestirse de forma curiosa.
Ni en repetir frases de supuestos iluminados.

Quizás esté en aprender a no vernos como imprescindibles, al tiempo de tampoco vernos como impotentes.
Estaría en el término conocido como humildad.
Ser quien uno es, sin desprecio, sin vanagloria.

Está en recorrer el camino de conocer el Yo Auténtico, desbloquear la luz interior, dejar fuera de foco al EGO.
Asumir la propia identidad espiritual, multidimensional.
Está en vivir acorde al legado primordial de cada uno.
Está en des-aprender, detenerse, analizar, cotejar, corregir, arreglar.

Tienes mucho que aprender.
Tienes mucho que dejar de hacer para empezar a ser.

Para ser feliz: evaporar al Faraón

El EGO es aquel que bloquea tu bienestar emocional.
Ha recubierto tu Yo Auténtico con cáscaras que impiden o perturban el pasaje de luz (energía) entre fuera y dentro. Distorsiona las imágenes (creencias, ideas, pensamientos, sentimientos). Satura de máscaras que te envuelven asumiendo para sí el poder de tu identidad. Vives en la creencia de que eres tu Yo Vivido, muy lejano a tu Yo Auténtico en realidad.
Esas máscaras se imponen como tu personalidad, pero no son otra cosa que personajes, a los que sientes totalmente verdaderos, singulares, tú mismo, pero lejos están de serlo.

Es cierto, eres una amalgama de Yo Esencial, yo Auténtico y Yo Vivido.
Tristemente nos quedamos con la superficie, la careta, dejando de percibir y atender a lo Auténtico que somos.

Uno de los personajes que te habita, atención que es lenguaje figurado, es al que podemos llamar Faraón interno.
A semejanza del Faraón del relato en Shemot/Éxodo, aquel que esclavizara y sometiera a todo tipo de torturas al pueblo de Dios. Aquel que se atrevió a desafiar a Dios. Aquel que fue apaleado por el “dedo” de Dios y Su “brazo” extendido. El mismo que Faraón que ejercía su poder de manera despótica y sanguinaria, cuando en los hechos era un pobre sujeto, impotente, inestable, carente de toda trascendencia.
A semejanza de ese Faraón hay uno dentro de ti, es una de las manifestaciones de tu EGO que opera en ti, te domina, te mancilla, te debilita, te absorbe las energías, te usa para sus trabajos desquiciados, te impide ser feliz, te niega toda esperanza, te acecha en las sombras con presiones, burlas, amenazas, maldiciones, culpas.
En tu reside esa imagen espantosa, ese personaje formado por tu EGO.
Estás bajo el mando del Faraón interno, el cual se suele aliar con déspotas externos, con maltratadores, traficantes de la fe, líderes religiosos, mafiosos, buscapleitos, y otros patanes que vagan por la tierra.

Es hora de que aprendas a lidiar con este Faraón.
Te invito a que seas por un rato Moshé/Moisés, pues dentro de ti también habita esa imagen, que no es producto del EGO, ni te atormenta, sino que resplandece desde las profundidades de tu ser esencial.
Puedes confrontar a tu Faraón, para reconocerlo en su impotencia, para quitarle todo poder sobre ti, para desbloquear en buena medida algunos de los tropiezos que te impiden disfrutar, crecer, aprender, ser pleno.

Vamos a darle un rostro visible.
Pon delante de ti una pared en blanco, una tela, un papel, un pizarrón, cualquier cosa que sirva como una pantalla vacía en la cual proyectar las imágenes desde tu interior.
Ahora, imagínatelo.
Velo en sus ropajes faraónicos, con sus atavíos de apariencia de poder, con sus rasgos marcados y de presunta nobleza sádica.
Ahora mira sus ojos, descubre el destello de miedo que irradian. Él no quiere que te des cuenta de eso, por ello trata de ver a otro lado, te exige que no lo mires a la cara, pero tú no dejarás que te manipule. Mira directamente a sus ojos, date cuenta del terror que él te tiene a ti.
Sus ojos lo delatan, está lleno de pánico ante ti.
Puede esconderse con su maquillaje, travestirse con sus ropajes de realeza, hacerte creer que tiene poder por estar acompañado de símbolos imperiales y armas, pero realmente es un pobre tipo, impotente, pequeñito, débil, lleno de miedo, que se espanta ante tu presencia.
Se quiere escapar, pero tú retienes allí en la pantalla su imagen.
Observa con más atención, mira los colores, los gestos, las actitudes, ¿te das cuenta de que no es otra cosa que un astuto estafador, un hábil actor, uno que se hace pasar por todopoderoso pero que en los hechos es una sombra quebradiza, humo, debilidad, arrogancia y autoritarismo que sirven como escudo para su pobreza?
Y si eres atento reconocerás que aparte del miedo que le inunda, ese que expresan sus ojos con claridad, también está un poco desquiciado, no anda muy en sus cabales, no es tan racional y coherente como te hace creer su apariencia, su disfraz.
Sí, es cierto, es un pobre tipo que se hace pasar por una autoridad superior… es cierto, es un pobre tipo que está al mando cuando ni siquiera puede mandar en su vida.
¿Lo estás viendo?
Hasta te podría dar pena ahora que eres consciente de su patética realidad.
Ya no te inspira ningún temor, ni respeto, no es más ese súper hombre que decidía por tus cosas, que era el amo de tu vida.
Es un payaso temeroso, aterrorizado.
Un mediocre perezoso que se instaló en el poder porque tú le diste autoridad, porque tú se lo permitiste, porque te dejaste manipular.
Pero en verdad, no es nada, no es nadie.
Es un payaso.
Hasta te puedes dar lugar para reírte de él, ni siquiera se merece tu enojo, ni tu rencor, solamente tu desprecio, tu burla, la cual tiene totalmente merecida.
Velo, contempla con calma, es tal cual te lo he descrito.
Nada puede contra de ti.
No controla tu vida.
No es tu amo.
No tiene ningún poder.
Ni siquiera coordina sus acciones y pensamientos, tan solamente es una pobre figura de humo oscuro que ahora que se hace la luz va desapareciendo.
Sí, se esfuma, es un girón de humo, se desvanece, se hace nada.
De pronto ya ni siquiera te lo puedes imaginar, solamente es un borroso recuerdo de un pasado que ya no volverá.
Contempla la pantalla en blanco, está vacía, el Faraón no existe, ha muerto.
Eres libre.

Cuéntame que sentiste, que pensaste, cómo te sientes a partir de ahora.
Hasta luego.

Consejos para fortalecer los vínculos con tus hijos

Te presento aquí unos pocos consejos que desde la sagrada Tradición nos llega para fortalecer los vínculos con tus hijos.

Síguelos, aprovéchalos y toda tu familia será la que vivirá con dicha y bendición.

  1. Habla, no precisas ladrar. ¿Acaso eres perro o lo son tu hijos?
  2. Mantén en un tono mesurado tu voz. ¿Crees que te escuchan mejor si gritas?
  3. Endulza tus palabras. ¿Te parece que beneficies a la autoestima de tu hijo si lo desprecias con tus dichos?
  4. No mientas. ¿Te sientes seguro cuando sabes que el que te habla de podría estar mintiendo?
  5. No exijas ni demandes. ¿Sabes que se conquistan imperios con ternura?
  6. Sé respetuoso. ¿A ti no te gusta que te respeten?
  7. Sé amable. ¿No te gusta cuando te tratan con amabilidad?
  8. Sé coherente. ¿Cómo te sentirías si a cada rato tu padre cambiara de opinión?
  9. Cumple con tu palabra. Si no estás seguro de poder hacer algo que has dicho, ¿no te parece más prudente si guardas silencio?
  10. Aprende a escuchar. ¿Acaso solamente tú tienes la voz en tu casa?
  11. Aprende a comprender. ¿Comunicarse es solamente emitir aire por la boca y que pase por los oídos?
  12. Manifiesta tu amor. ¿No te das cuenta de que tus hijos te saben más fuerte y recio cuando más tierno y justo eres con sinceridad?
  13. Sonríe. ¿No es contagioso el humor? Sea bueno o malo, siempre se contagia.
  14. No juzgues a tus hijos. ¿Acaso ellos son perfectos, o tú lo eres? Puedes juzgar sus acciones concretas, pero no sus intenciones ni su personalidad.
  15. Admite tus errores. ¿No sabes que creces como persona y a ojos de tus hijos cuando reconoces tus faltas y haces algo positivo para corregirlas?
  16. No compares a tus hijos. ¿Recuerdas cuando te comparaban con tu hermanito, primito o vecinito?
  17. Ten confianza en las capacidades de tus hijos. ¿Cómo crecerán si no les permites experimentar con seguridad el mundo?
  18. Sé generoso. ¿Todo tiene que tener un precio, todo está para comerciar?
  19. Sé justo. Ni demasiado estricto, ni demasiado permisivo. Tanto el látigo como la caricia perenne carcomen el alma de tu hijo.
  20. No presiones por demás. El camino del medio, severidad con bondad, ¿no es éste el modo de que las cosas funcionen?

Resp. 1008 – Que significa soñar con alacranes?

Titi nos consulta:

Shalom a todos por haya, ya tengo tiempo sin escribir pero ya volvi…. Bueno un favor estuve soñando varias veces que habia muchos alacranes a mi alrededor y los mataba pero nunca se acaban, me podria decir k significado tiene… Shalom
Mi nombre es Maria Sánchez, 27 años, maestra, en México

Seguir leyendo Resp. 1008 – Que significa soñar con alacranes?

Resp. 1004 – Es normal sentir el fuego de Dios?

Martin1111 nos consulta:

1- Yo era el mas ateo de todos,
2- el mas pecador en todos los sentidos,
3- me converti al cristianismo porque Dios me hablo en un sueño con un numero 1111,
4- despues este numero comenzo a apaercer por muchos lados como coincidencia.
5- Sin embargo, siento un llamado muy fuerte con el Judaismo,
6- no estoy seguro de Jesus como mesías o dios,
7- pero mi espiritu clama a gritos al Dios de Jacob y de Habram,
8-  cuando oro a El siento un fuego que recorre mi ser.
9-  perdon si esto suena raro, inclusive el lenguas muy simila
Martin Thorner, 30 años, Logistica, Distrito Federal, Mexico

Seguir leyendo Resp. 1004 – Es normal sentir el fuego de Dios?

Resp. 1001 – ¿SE PUEDE BEBER ALCOHOL SIN EMBORRACHARSE?

Lisandra nos consulta:

UN DÍA HABLANDO CON UN GENTIL ME COMENTO QUE EN LA PALABRA DE DIOS NO SE PROHIBETOMAR BEBIDAS ALCOHOLICAS SIN LLEGAR A EMBORRACHARSE, ES DECIR QUE A PARTE DEL VINO TOMADO CON CORDURA TAMBIEN PODIA HACERLO CON CERVEZA Y OTRAS BEBIDAS.
ES CIERTO ESO? SE PERMITE TOMAR BEBIDAS ALCOHOLICAS DE VEZ EN CUANDO Y CON PRECAUCION DE NO LLEGAR A EMBORRACHARSE? ME INQUIETA PORQUE NO SUPE QUE RESPONDERLE.
LISANDRA RANGEL. 28 AÑOS. ECONOMISTA. MARACAIBO-VENEZUELA. EVANGÉLICA.

Seguir leyendo Resp. 1001 – ¿SE PUEDE BEBER ALCOHOL SIN EMBORRACHARSE?

Resp. 1000 – Perdon…sin arrepentimiento?

oscarlevi nos consulta:

1- Hace un tiempo tuve una relacion romantica con una chica y el experimiento resulto triste y doloroso para mi.
2- Me senti burlado tremendamente.
3- A veces siento perdonarla otras veces no
4- .Una vez hable con ella y casi obligadamente me pidio ‘disculpas’.
5- He visto que su inmadurez espiritual la dejo en el mismo sitio que la encontre.
6- Como perdonar a alguien que no se arrepiente y busca restaurar el dano que causo a otro ser?

Seguir leyendo Resp. 1000 – Perdon…sin arrepentimiento?

Pasos para vivir mejor

Cuando cometes un error, te equivocas, te apartas de la senda correcta, te desvías de la armonía que significa vivir como constructor de shalom, estás en desbalance, estás afectado por alguna dolencia en alguno de tus planos. Sea social, sea emocional, sea mental, sea espiritual o incluso físicamente, el errar te perjudica.
Entonces, para recuperar en alguna medida la estabilidad, para sanar, para restaurar tus capacidades, es imperioso que transites un camino de arrepentimiento, que sigas los pasos para armonizar lo que tu acción negativa ha perjudicado.
Te daré ahora unos simples, concretos, sencillos y necesarios pasos para rectificar tu vida, traer luz, promover el bienestar interno y externo.
Prueba estos pasos de rectificación, llamado TESHUVÁ en el idioma de la creación, y notarás maravillosos resultados.

  1. Reconoce que pasó algo malo, que quiebra el orden, que empobrece la salud.
  2. Reconoce que tu eres causante, en mayor o menor grado, de lo que pasó.
  3. Quiere solucionar lo que has perjudicado.
  4. Haz lo que esté a tu alcance para remediar lo que has perjudicado.
  5. Pide perdón a quien has ofendido y luego a Dios.
  6. Comprométete a no volver a cometer el mismo error.
  7. Acepta las consecuencias de tus actos u omisiones.
  8. Dona dinero a necesitados o a organizaciones que promueven la construcción de Shalom.
  9. Perdónate.

El EGO te llevará al fracaso en cualquiera de estos pasos, generalmente encontramos mil excusas para no concluir satisfactoriamente este proceso de rectificación.
Inventamos justificaciones para no tomar conciencia de lo malo de nuestras acciones,
o no nos hacemos cargo en lo que nos corresponde,
o negamos la posibilidad de que haya soluciones viables.
Luego transitamos por la vergüenza, miedo o alguna otra manifestación sentimental para no actuar positivamente,
escapamos ante la sola mención de enfrentar con humildad y abiertamente a quien hemos dañado.
Nos olvidamos de lo mal que hicimos y volvemos a caer en el error,
pretendemos no hacernos cargo de lo que hemos provocado, aunque hayamos pedido perdón y obtenido las disculpas del caso.
Y sí, el EGO también aprovecha para mortificarnos, auto flagelarnos, despreciarnos, perseguirnos, culparnos, involucrarnos en obsesivas ideas de venganza y pobreza emocional, porque no nos sabemos perdonar.

Amigo mío, estamos en un momento en el cual este proceso es necesario, es vital.
Prométeme que lo harás y luego me contarás los resultados.