Resp. 83 – Tu cielo, tu infierno

1- Si no hay infierno, que pasar con aquellos que habiendo hecho lo malo delante de Dios , mueran, ¿A donde van?
2- y si es asi que no hay lugar para el malo entonces que de todo lo que se dice que debemos obedecer y guardar mandamientos para que?
3- si de todos modos vamos a Dios?
4- Entonces que paso con todos aquellos que han hecho lo malo?
Willian Machado,
39 años,
Cordero, Venezuela

Shalom,
«¡Bendito el que viene en el nombre del Eterno!» (Tehilim / Salmos 118:26).
Bienvenido y gracias por enviarnos su interesante misiva.

Le voy a pedir que tenga a bien leer la respuesta que recién hemos publicado, así­­ como investigue en la sección «Vida y muerte» en serjudio.com, pues allí­­ encontrarás respuestas a estas interrogantes que usted plantea.
Por tanto, ahora seré breve en mi exposición.

Ahora, las respuestas, muy resumidas, en su orden:

1- No hay infierno, en el sentido que los cristianos y otros paganos le dan.
Lo que hay es un «lugar»  ((Decimos «lugar», pero en realidad no tenemos palabras o conceptos para describirlo. Todo lo que pensamos, creemos, hablamos está basado en nuestras percepciones sensoriales, corporales. Todo tiene un espacio y un tiempo, pues así­­ ha sido creado Este Mundo. Pero el Mundo Venidero es uno en el cual nuestras coordenadas espaciales y temporales no tienen sentido, ni realidad. No existe un «lugar» espiritual, realmente, sino un «algo» que no podemos definir ni comprender, pero que sabemos que existe.)) espiritual en el cual los espí­­ritus de los que han vivido en Este Mundo son juzgados por el Padre celestial (con justicia y misericordia) por cada uno de los actos que realizaron durante su vida, y de los cuales son responsables.
En base a la justa retribución por estos actos es que la persona goza más o menos, o padece más o menos.
Así­­ pues, existe un cielo personal y un infierno personal.
Cada cual se lo crea en Este Mundo, son las acciones positivas o negativas que uno va sembrando, y que luego, en el Mundo Venidero recoge.
Aquel que sembró buenas acciones, bondad, justicia, solidaridad, respeto, amor a Dios, obediencia de Sus mandamientos, fortalecimiento de la propia identidad espiritual, etc., esta persona recogerá placer y más placer, acorde con la bondad, justicia y fidelidad de sus acciones.
Aquel que sembró odio, rencores, egoí­­smo, idolatrí­­a, mentiras, maldades, etc., esta persona recogerá dolor y más dolor, de acuerdo al grado de extraví­­o de la senda correcta.

2- Le aconsejo que deje el pensamiento «comercial» cuando trata de las cosas de Dios.
El pensamiento correcto, el que es adecuado al fiel a Dios, no es el cálculo de lo que recibirá por las buenas obras que realiza, sino en cómo hacer para ejecutar esas buenas acciones de la mejor manera. Si hay «premio» es algo absolutamente secundario, que no hace al sentido y finalidad de los mandamientos.
Recuérdelo y no permita que su vida continúe detrás la mala instrucción del paganismo, especialmente del cristianismo en todas sus versiones (falso judaí­­smo mesiánico incluí­­do), que exige y demanda de Dios como si fuera un sirviente.
No cumplimos con los mandatos celestiales para cobrar un premio, no cumplimos para gozar, no cumplimos porque nos amenazan con el infierno, no cumplimos por miedo… ¡cumplimos por amor y veneración al Padre celestial! Cumplimos porque eso es lo que debemos hacer, ya que para eso fuimos creados.
Deje el pensamiento «comercial» para los comerciantes.

Por otra parte, y tal como le he dicho en la respuesta anterior, no hay acto que usted haga que no reciba la justa retribución en su momento adecuado.
Por tanto, aunque cobrar premios no sea la finalidad de actuar bien, sepa que igualmente obtendrá placer inmenso por esas acciones positivas.
Y sepa que recibirá dolor en tanto sus actos sean apartados de la senda correcta que Dios ha marcado con precisión en las páginas de Su Torá.

3- El 99% volvemos a la Fuente de Vidas. El otro í­­nfimo porcentaje son los perversos absolutos, tales como Amán, Hitler, Pablo de Tarso, el presidente innombrable de Irán, Arafat… gente deleznable que han afectado tan gravemente su espí­­ritu que no tienen camino de retorno. Sus espí­­ritus, al morir, padecen del sufrimiento de existir sin existencia. Algo incomprensible pero terrible y eterno…

Del resto, nosotros, de los más o menos «prolijos», nuestros espí­­ritus retornan a la Fuente de Vidas, a ese mundo espiritual que no podemos describir con palabras humanas, ni siquiera comprender.
Allí­­ somos juzgados, como ya le he contado.
Así­­ que, es bien cierto que «todos» vamos para el mismo «lado», pero no todos gozamos del mismo placer.
Es como si, por ejemplo, el mundo Venidero fuera una cancha en la que se juega rugby. Aquel que se entrenó antes del partido, que aprendió las reglas del juego, que desarrolló su cuerpo, que aprendió tácticas y movimientos, seguramente que gozará y no tendrá padecimientos. Pero el que durante el tiempo del entrenamiento se dedicó a otras cosas, descuidó su cuerpo (espiritual en este caso), no aprendió las reglas, etc… estará en el mismo juego que el otro sujeto, pero sufrirá mucho, tanto como lo alejado que esté de las reglas y condiciones necesarias para jugar al rugby.
Por supuesto que ese sufrimiento no lo aplica un demonio, ni un dios vengativo, ni un complicado instituo de torturas celestial, sino que las propias acciones durante la vida terrena son las que crean el «paraí­­so» o el «infierno» que obtendremos.

Tenga presente que es un año terreno el tiempo máximo de sufrimiento, para equilibrar la balanza espiritual, para aprender las normas que no se aprendieron en vida.
Luego el padecimiento se mitiga y queda gozo.
Aquellos que vivieron por la senda del bien padecen menos, y gozan más.
Los que pecaron, es decir, se alejaron de su propia esencia espiritual, sufren, luego gozan eternamente pero con menos intensidad que los que han sido mejores sembradores durante la vida.

4- Creo que si me ha seguido en el texto hasta aquí­­, la respuesta me la puede dar usted.

Si le quedan dudas pertinentes, hágalas llegar.

Iebarejejá H’ – Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom.

Moré Yehuda Ribco

 

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Un comentario sobre “Resp. 83 – Tu cielo, tu infierno”

  1. 1)LAS PERSONAS QUE HAN HECHO MAL SENCILLAMENTE SERAN OLVIDADAS POR EL ETERNO, COMO NOSOTROS CUANDO ALGUIEN NOS HACE UN PROFUNDO MAL LAS PERDONAMOS PERO NO QUEREMOS TENER CONTACTO CON ELLAS, SENCILLAMENTE LAS ABORRECEMOS Y TEMINAMOS OLVIDANDOLA.

    2)LOS PRESECTOS DE LA TORAH SE DEBEN OBEDECER PARA QUE NUESTRA ALMA SE CONVIERTA EN PURA, LUMINICA, ENTONCES EL ETERNO NOS TOMARA EN CUENTA Y NO NOS ABORRECERA, Y NO SEREMOS OLVIDADOS.

    3)SI ENVENENO EL CUERPO LO MATO, SI ENVENENO AL ALMA TAMBIEN LA DESTRUYO. LA TORAH ES BUEN ALIMENTO PARA EL ALMA.

    4)LOS QUE HAN HECHO EL MAL SENCILLAMENTE EL ETERNO LAS OLVIDA, PARA SIEMPRE, SERAN BORRADAS DE LA EXISTENCIA, EN LA TORAH NO HAY CASTIGOS ABSOLUTOS HAY CORRECCIONES. CUANDO NO SE PUEDE VER SE COMPRAN LENTES POR EJEMPLO.

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