Ante esto, hay 4 posibles conductas: la primera, es acallar esa voz interna que nos alerta y mantener el status quo, ya que esa sensación desagradable probablemente pasará y volveremos a disfrutar como antes, sin culpas ni responsabilidad por lo que hacemos. Esto implica no reconocer nuestras faltas y tener episodios similares y recurrentes que pasamos por alto cada vez que suceden.
En la segunda, asumimos aquello en lo que nos hemos equivocado y que si no tomamos medidas, las cosas irán empeorando. Empezamos con vigor, nos preparamos para revertir las cosas y al principio todo marcha bien, pero al poco tiempo miramos hacia atrás y volvemos adonde comenzamos. La tercera, es similar a la segunda, sólo que, aunque haya tropezamos, nos levantamos para torcerle la mano a la adversidad y a nuestras debilidades. Perseveramos por un tiempo, pero finalmente “tiramos la toalla”, cansados de ver que nuestros tropiezos se convierten caídas sistemáticas y que nuestro esfuerzo no da frutos.
En los tres casos descritos, nos vemos involucrados en un círculo vicioso del que se entra y sale, sin hallar una solución definitiva a nuestros conflictos y superar nuestras debilidades.
Finalmente, está la cuarta posibilidad, en la cual, habiéndonos dado cuenta y asimilado nuestros errores, tomamos conciencia de que, como seres humanos, tenemos una tendencia interior hacia el mal (“Ietzer hará” o “tendencia al mal”), que satisfacer necesidades personales (comida, protección, sexo, etc.) de un modo egoísta, sin considerar las consecuencias de ello, también sabemos que el Eterno nos dio la libertad de decidir si seguirlo o no. Hay DETERMINACIÓN en nuestra decisión de mejorar y con tesón emprendemos la lucha. A pesar de los fracasos, frustraciones, pérdidas o tristezas, aprendemos a levantarnos y comprendemos que ningún desafío que D-os pone en nuestras vidas está fuera de nuestro alcance y que cuando nos corrige, es por el amor que tiene hacia cada uno de nosotros, expresado como la prohibición.
Ahora, muchas de esas experiencias desagradables que vivimos son sólo el resultado de decisiones erradas que fuimos tomando en el tiempo, que, si bien pueden relacionarse con distintas facetas humanas tienen un factor común: la elección sistemática de algo falso en lugar de lo verdadero; de la mentira por sobre la verdad. Pero… ¿Tiene esto alguna conexión con las Leyes dadas por el Creador a los hijos de Noaj? La respuesta a esta pregunta es afirmativa. Veamos algunos ejemplos:
1) Cuando alguien comete idolatría, deposita su confianza en un poder/criatura distinto al Eterno, hecho a imagen y semejanza humana que, por más que le supliquen, permanece inerte ante las peticiones de quienes le siguen. La idolatría, al igual que la blasfemia (otra expresión de falsedad), nace de la inseguridad/ desconfianza de que el Eterno busque lo mejor para nosotros. Nos enceguecemos y llegamos a hacernos dependientes de nuestros dioses o pulsiones, sin tener control real de nuestro impulso hacia lo negativo.
Una consecuencia de esto es la dificultad para lograr el éxito en nuestros proyectos y un quiebre en nuestra relación con el Eterno, ya que sin determinación ni confianza en Él y sí en copias, somos como un edificio con peligro de desplomarse.
2) Cuando alguien blasfema contra Hashem, está atribuyéndoLe características o responsabilidades que no Le pertenecen a Él. Por lo tanto, miente sobre Su esencia y, al igual que con la idolatría, nuestra conexión con Él se ve afectada. Hay un no reconocimiento de Su bondad e infinita sabiduría. La actitud hacia el resto y las situaciones vividas es la de culpar sin buscar soluciones, ni agradecer por lo que tenemos. Tarde o temprano esto lleva a la insatisfacción y a no ver lo que nos rodea en su real magnitud.
3) Cuando alguien asesina a su prójimo, toma sobre sí la atribución de decidir cuándo termina la vida de otro ser humano. Implica no respetar y llevar a cabo la máxima expresión de violencia contra la existencia de un ser humano inocente hecho a imagen y semejanza del Eterno. Sea cual sea la forma de asesinato, se desafía la autoridad de HaShem como juez y en ese momento del temor a las consecuencias que este acto pueda acarrear.
4) Cuando alguien roba, está tomando como suyo algo que no le pertenece. El Eterno al establecer el convenio con Noaj y su descendencia dijo: “Os temerán todas las bestias de la tierra y todas las aves del cielo, todos los seres que reptan sobre la tierra y todos los peces del mar; en vuestras manos son entregados” Génesis 9:4, pero no aquello que es del otro. Además, nos manda a obtener el sustento de manera honesta, confianza de una u otra forma Él provee a nuestras necesidades. Al robar, no tomamos en cuenta las del prójimo ni nos ponemos en su lugar, generando así un desequilibrio que afecta en cierta forma nuestras relaciones interpersonales, no sólo con las víctimas, sino también con quienes nos rodean.
5) Cuando alguien comete inmoralidad sexual, (infidelidad, bestialismo, promiscuidad, etc.), se está negando para sí la posibilidad de construir una relación significativa y duradera, en la que haya amor, comunicación y respeto, ya que se lleva a cabo una distorsión en lo establecido por Hashem para las relaciones amorosas. Puede experimentarse un placer temporal, pero es una forma de autoengaño en la que no hay una consideración real por los sentimientos de uno ni tampoco por los de la pareja (novio (a) ) o esposo(a) y, cuando se trata de algo casual; sin compromiso, aún más, ya que el ser humano pasa de ser visto como persona a un mero objeto útil para la satisfacción del deseo sexual, olvidando las necesidades afectivas del otro y que estamos hechos para complementarnos, así como también ayudar a que e tanto uno como la otra persona se desarrollen en cada ámbito y sin coartarse entre sí. Además, al cometer adulterio se corre el riesgo de no saber si la descendencia que creemos nuestra lo es realmente o es de otra persona, de manera que se genera desconfianza en la pareja y afectar psicológicamente a los hijos
Los anteriores son sólo algunos ejemplos de lo que sucede cuando uno elige algo falso por sobre lo verdadero. Cada ser humano tiene ante sí la opción de escoger y a partir de las decisiones que vayamos tomando; el camino que vayamos recorriendo, serán los resultados.
Una forma de enfrentar las crisis y evitar tomar decisiones erradas de manera sistemática, es por medio del autoconocimiento, para manejar e integrar mejor los distintos aspectos que nos componen. Una estrategia para esto, es el realizar a diario una introspección sobre lo que hicimos en el día. La siguiente, es una pauta que se encuentra en el libro “Daily Prayers”, de la Sociedad Noájida de Oklahoma, extraída de Gateway to self-knowledge”, de Rabí Pliskin:
- ¿Cuáles fueron los eventos principales de tu día?
- ¿Le causaste algún daño innecesario a alguien?
- ¿Qué actos de bondad has hecho hoy día?
- ¿Estás satisfecho con el uso de tu tiempo hoy?
- ¿Te enojaste con alguien hoy día?
- ¿Qué habrías hecho de manera diferente?
- ¿Estás satisfecho con tu crecimiento espiritual de hoy?
- ¿Pasaste tiempo estudiando Torá hoy?
Lo anterior, representa una propuesta, que claramente puede adaptarse y/o ampliar. Eso, claro está, es cosa de cada uno.
Por último, espero que cada uno de nosotros cumpla con sus metas, pero, más importante aún: ¡que seamos lo que Hashem espera de nosotros como seres humanos!
*Proceso en el que también participa el sistema renal, pero en el ejemplo me enfoqué en lo que concierne al sistema respiratorio.