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Apuros que matan

Si la mujer (Eva) hubiese esperado un poquito, la humanidad hubiera obtenido el derecho a comer del árbol del conocimiento, del bien y del mal.
Pero la mujer se dejó llevar por buenas intenciones, se apuró, provocó que el otro tropezara y listo… para afuera del huerto del Edén y a soportar todo tipo de dramas.
Sin tan solo hubiese tenido paciencia y acatado el orden, pero no…

Sarai y Avram tenían la promesa directa de parte de Dios de que serían padres y muchos descendientes provendrían de su estirpe.
Pero, Sarai se apuró y ofreció a su marido que tuviera hijos con su criada, la egipcia.
Da esa relación surgió Ishmael, del cual proviene la rama revoltosa e incordiosa que agrede, manipula, extorsiona, asesina, decapita, esclaviza, abruma, humilla, compra fidelidades con sus petrodólares, atenta contra la paz, se hace pasar por víctima, demanda respeto sin hacerlo con otros, viola, atormenta, exige que los “infieles” sean eliminados o los fuerza a su religión, conquista, patotea con su imperio…
¡Sarai, sin tan solo hubieses esperado a que se cumpliera la promesa Divina en lugar de inventar trucos para lograrla!
Cuán diferente sería nuestro mundo, ¡cuánto!

Errores que se repiten…

Dios le dice a Avram: «Vete (solo) de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré» (Bereshit / Génesis 12:1), pero resulta que: «Avram [Abram] tomó a Sarai su mujer, a Lot su sobrino y todos los bienes que habían acumulado y al alma que hicieron en Jarán [Harán]; y partieron hacia la tierra de Canaán. Después llegaron a la tierra de Canaán» (Bereshit / Génesis 12:5).
Marchó acompañado por montón de personas, lleno de bienes y con un destino marcado (por sus ideas y pasado), el cual era la tierra de sus antepasados hebreos (la que conocemos como Israel).
Cuando debía ir solo, despojado, confiando únicamente en la brújula del Eterno que le indicaría la tierra en la cual asentarse.
Por ello Dios le dice rigurosamente: «A tu descendencia daré esta tierra.» (Bereshit / Génesis 12:7).
Es decir, la tierra y las promesas del Eterno no era para todos esos seguidores, los “abramistas” que iban con él (noájidas plenos, que llegaron a la conciencia y dedicación gracias a Avram); sino para la nación judía, que nacería siglos más tarde.
De cierta forma le estaba indicando expresamente el Eterno que Avram estaba actuando según su criterio y no de acuerdo a lo que Él estaba ordenando que hiciera, lo cual podría conducir a problemas.

Luego, hay un conflicto territorial entre sus empleados y los de su sobrino Lot.
Avram debiera haber explicado su patrimonio territorial, por derecho Divino, y pedido que Lot fuera a otra tierra, para así evitar el conflicto.
Sin embargo, Avram dice: «Por favor, no haya contiendas entre tú y yo, ni entre mis pastores y tus pastores, porque somos parientes. ¿No está delante de ti toda la tierra? Por favor, sepárate de mí. Si tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda.» (Bereshit / Génesis 13:8-9).
¿Cuál fue la respuesta del Eterno a esta generosidad innecesaria, y tal vez errónea?
Él dijo al patriarca: «Alza tus ojos y mira desde el lugar donde estás, hacia el norte, el sur, el este y el oeste. Porque toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia, para siempre.» (Bereshit / Génesis 13:14-15).
¿Está claro, o se precisa más?
La tierra de Israel era de Avram y para sus descendientes, para siempre. ¿Cómo iba Avram a alentar para que otro, aunque fuera un pariente, decidiera tomarla en posesión (ilegal) y hacerla suya?
Dios le estaba diciendo clarito que Avram no debía seguir por esa ruta, de entregar la propiedad otorgada por Dios a él y sus descendientes. No era para los parientes de Avram, tampoco para sus leales seguidores espirituales. Era, y es, patrimonio sagrado de los hijos de Israel, quienes somos los judíos.

Es una lección que parece no cala aún en la mente y corazón de todos los descendientes de Abraham, pues sigue habiendo gente dispuesta a regalar lo que no les pertenece a aquellos que no corresponde.
Tal vez, si en lugar de concesiones al malvado se exigiera respeto a las leyes (universales, emanadas del Eterno), entonces viviríamos más armoniosamente, en la Era Mesiánica construida por los propios hombres.

¿Es tan difícil?

Ni el dinero, ni el poder, ni el egoísmo, ni el placer son malos.
Algunos de ellos son instrumentos, que su peso ético depende del uso que les demos, de la finalidad para los cual los destinamos.

El dinero puede servir para adquirir los bienes que nos provean bienestar y ayuden a otros en su satisfacción de necesidades básicas, y otras que no lo son tanto.
O puede ser una obsesión, una enfermedad, un mecanismo de opresión propia y/o ajena.

El poder es siempre necesario, sin poder sencillamente, no podemos. Son los muertos los que nada pueden, en tanto vivimos el poder es básico y esencial.
El problema es cuando nos embarcamos en obtener un poder que nos brinde fantasías de supremacía inhóspita, cuando luchamos para pisotear a otros, cuando nos desesperamos por controlar aquello que no puede ni debe estar bajo nuestro dominio.

El egoísmo, por supuesto que es bueno. Sin egoísmo positivo seríamos felpudos, pisoteados por cualquier vagabundo. Menesterosos de algo de cariño. Despojados, padeciendo de la impotencia pero con una máscara de religiosa y banal aceptación.
Pero existe también el negativo, aquel que niega al otro, para el cual solo estamos nosotros y nuestros delirios de centralidad universal.

El placer, sin dudas es excelente su presencia; ¡un regalo maravilloso del creador!
Disfrutemos del placer sin culpas ni angustias, porque es bueno.
Sin embargo, no hagamos de él el único motivo de nuestra existencia, ni supongamos que su ausencia es el fin del mundo.

Así pues, no son ninguno de estos los que nos está vedado por el Rey del Universo, ni entran en conflicto con la ética/espíritu.
Son herramientas o medios, a veces incluso metas cercanas, pero en modo alguno se deben considerar como repudiables, antagónicos al espíritu, o concesiones a nuestra naturaleza terrenal.
Está en nosotros conocerlos, obtenerlos, emplearlos con bondad y justicia, servirnos de ellos para hacer de este mundo un paraíso terrenal, en preparación a nuestra vivencia en el mundo eterno.

Pero, escondida entre la hierba del huerto placentero se esconde la serpiente.
Es el EGO que nos esclaviza y encontramos nosotros variadas formas para seguir esclavos de él.

El ilusionarnos con fantasías de poder, es una de las maneras de ser esclavo.
El desvivirse por acumular dinero, también.
Llenarnos de deudas por buscar placeres, o por ayudar a gente que no se lo merece, también.
Atragantarnos con alimentos y con atributos que no precisamos, es otro mecanismo para tropezar y padecer la impotencia, lo que nos lleva a permanecer atrapados por el EGO.

Porque, en resumen esa es la estrategia del EGO.
Sumergirnos en sentimientos de impotencia, por vivirla o sentirla, lo cual nos abruma y dispara automáticamente los mecanismos del EGO.
O embarcarnos en aventuras para alcanzar un poder más allá del que nos corresponde, por lo cual también terminamos encadenados a los mecanismos del EGO.
Entonces, se por merma o exceso, al quebrar el límite saludable estamos en el terreno del EGO, en el que somos siempre esclavos.
Encerrados detrás de barrotes invisibles, en la celdita mental.
Acomodados en el sufrimiento, pero temerosos de salir de la zonita de confort.
Impotentes, sin poder.

Entonces, no es Dios (el verdadero) el problema.
Ni las cosas “mundanales”.
El problema somos nosotros, nuestro sometimiento al EGO, adorarlo, preservarlo en un sitial incorrecto desde el cual nos tiene agarrados y amaestrados.

Es hora de descansar de los impulsos por querer dominar todo, o dejarse dominar por todo.
Mejor aprender nuestro real lugar y poder.
Controlar aquello que es plausible.
Disfrutar de lo permitido.
Alejarse de lo prohibido.
Ser solidario, pero también con prudencia.
Ser riguroso, pero son dulzura.
Ser amable, pero estricto.
Ser justo, pero misericordioso.
Amar el mundo, y preservarlo para otros.
Comunicar auténticamente, en vez de cooperar con el enemigo interno o externo.
Erradicar el foco del mal.
Agradecer.
Orar.
Hacer TESHUVÁ, de la sincera y real.
Admitir la impotencia, cuando ésta es real.
Evaporar el EGO.
Despojarse de máscaras que ocultan nuestra cara.
Construir SHALOM.

¿Es tan difícil comprender y vivir así?
Parece que sí…

Vaierá 5776-Decisiones y resultados

(Publicado originalmente en SERJUDIO.com, con enseñanzas muy adecuadas para la espiritualidad noájica).

Han pasado tres días desde que Avraham, de 99 años de edad, se circuncidara y se encontraba muy adolorido sentado a la puerta de su casa. Ve a tres vagabundos parados cerca, por ello corre para brindar alegre hospitalidad a estos desconocidos. Así era nuestro primer patriarca, un hombre atento, activo, generoso, dispuesto a ofrecer ayuda y beneficios a próximos y lejanos.
Él ignoraba que los visitantes eran en realidad mensajeros de Hashem, cada uno con su particular misión. Uno estaba para sanar a Avraham de las heridas de la circuncisión, el segundo para anunciar el próximo nacimiento del hijo de Sará y el tercero era el encargado de destruir las vecinas ciudades perversas de Sedom, Amorá, Adma y Tzevoim.
Así pues, Avraham, sin percatarse, quedó restaurado en su salud mientras servía a sus invitados. En tanto, Sara ríe cuando escucha el anuncio que ella parirá un hijo a sus 89 años y siendo largamente estéril. Dentro de unos meses reirá la gente el enterarse que los dos ancianos han sido padres, cuando nadie lo esperaba. En parte por esto el nombre del segundo patriarca de los judíos, Itzjac, que deriva de “tzjok”, risa.
¿Eran risas de amargura, de sincera alegría, de burla, de qué? ¿Todas las risas son iguales?

Faltaba que se cumpliera la tercera misión de los ángeles, que Hashem revela a Avraham. Éste sabe de la maldad terrible de esas personas, pero igual desesperadamente intercede ante Hashem para que no las destruya. Ambos negocian y acuerdan que si hay al menos diez personas justas todos se salvarán, pero ni siquiera se llegó a esa cifra. Por lo cual, el desastre vendría pronto. Solamente Lot, sobrino de Avraham, y su familia tendrían la oportunidad para escapar a tiempo.
Tensos momentos se produjeron en la noche previa a la destrucción, con la turba rodeando la casa de Lot, dispuestos a maltratar de cualquier forma a los extranjeros, quienes seguían siendo hombres comunes y corrientes a la vista de la gente.
Finalmente, una lluvia de azufre y fuego bombardea la perversa zona, en tanto Lot, su esposa y dos de sus hijas escapan. Tenían prohibido mirar para atrás, sin embargo la mujer de Lot lo hace y queda transformada en estatua de sal.
¿Cuáles serían las moralejas de estas historias?

Luego, la parashá continúa con varios relatos, entre los que se incluye el nacimiento de Itzjac y también cuando Hashem le ordena Avraham para que eleve en Su honor a su hijo Itzjak, de 37 años. Avraham no estaba de acuerdo, no quería hacerlo, no entendía qué estaba sucediendo, pero cumpliría las órdenes del Dios que había hablado con él y prometido la tierra de los hebreos así como abundante descendencia que habitaría allí en paz y prosperidad.
Avraham ató a su hijo al lugar del sacrificio, elevó el cuchillo para matarlo, entonces, un enviado de Hashem lo detiene, pues, ha superado exitosamente la dura prueba.
Avraham hace sonar el Shofar, extraído del animal que sacrifico en lugar de su hijo.
¿Cómo explicar todo este suceso? ¿Habría alguna relación con la historia de la destrucción de las ciudades malvadas?

CabalaTerapia aplicada

Contemplas al señor (perfecto desconocido) martillando el tornillo:

– piensas que es un ignorante y/o tonto, y sigues tu viaje;
– te ríes en silencio;
– te burlas a más no poder;
– te apena y lo miras de forma condescendiente;
– no te importa, tienes otras cosas en las cuales enfocarte;
– te compadeces sin hacer ni decir nada;
– te paras a ver cómo termina la historia;
– teorizas acerca de la existencia del Hombre;
– ruegas a tus dioses para que solucionen la situación;
– invocas ángeles, u otras fuerzas místicas, para que ayuden;
– le dices que lo que está haciendo no es correcto;
– le explicas que existen otras herramientas más adecuadas;
– le das en silencio un destornillador (desarmador);
– le das un clavo de similar tamaño al tornillo;
– le preguntas qué está haciendo y si quisiera oír tu opinión;
– le enseñas un destornillador (desarmador) y le brindas instrucciones breves y detalladas de su uso.

Puedes elegir tan solo una de las opciones.
¿Compartirías con nosotros, y si quisieras explicarnos el motivo de tu elección?
Gracias.

Mecanismo para ser feliz

Nos sometemos al EGO y por tanto vivimos en un mundo de engaños, donde tomamos la apariencia como realidad.
En nuestro interior ruge el caos, el cual a veces percibimos, o tal vez llegamos a intuir; pero pronto retornamos a la anestesia, nos adormecemos, volvemos a la rutina y el pensamiento prefabricado que repetimos sin parar que nos brindan cierta tranquilidad, la que es propia de la inconsciencia. Nos sumergimos en lemas edulcorados, o en ácidos autocastigos, cualquier cosa que nos sirva para olvidar nuestra real identidad y mantenernos apartados de nuestro ser espiritual. Nos sirve la religión, la política, las adicciones, el entretenimiento, el trabajo, cualquier cosa viene bien a la hora de autoproclamar nuestro mentiroso orden que nos exilia del Orden.
El nuestro es un mundo interno caótico, y sin embargo, hemos ido armando un aparente orden, encajamos a la fuerza pieza sobre pieza hasta darle una especie de sentido a la esclavitud de nuestro existir. Así pasamos horas, días, meses, años, hasta que retornamos al polvo, a ser nada… y en la eternidad tenemos un escaso patrimonio del cual cosechar para disfrutar.

Precisamos las crisis para someternos al estremecimiento que nos obligue a despertar.
No pensemos que una crisis es un acontecimiento catastrófico o dramático, no es necesario ni muertes, ni enfermedades, ni despidos, ni divorcios, ni guerras, ni apocalipsis para vivir una crisis. Basta con atender a las preguntas efectivas, demoledoras, aquellas que quiebran la muralla que el EGO interpone a nuestra conciencia. Preguntas que nos conecten y nos impulsen a salir de la comodidad de la respuesta precocida que tenemos en el frízer siempre lista para ofrecer.
Crisis que invitan, por las buenas o no tanto, a dejar el sillón de la autocomplacencia, y avanzar pasitos fuera de la zonita de confort. Abriendo la puerta de la celdita mental y así suspirar en espacio de libertad.
Preguntas que nos movilicen a dejar fuera las creencias, a no tomar por válidas nuestras opiniones, a descorrer las manchas que cubren la LUZ de la NESHAMÁ.

Salir del orden aparente para entrar al conocimiento del caos, y entonces estar en posición de crear un verdadero sentido a la vida, con Orden.

Por supuesto, no todos están preparados para esto en cualquier momento, hay que ser pacientes, atentos, inteligentes para reconocer el punto adecuado a cada uno.
Es necesario ser cautelosos, porque para muchos el quedar fuera de la celdita mental no es una invitación a la libertad, sino motivo de desesperación fatal, es hundirse en el espanto y por tanto aferrarse con vehemencia suicida al EGO y sus primitivos instrumentos de dominación.

Pero, cuando el tiempo es oportuno, habrá que aprovecharlo para salir del Egipto personal y encaminarse rumbo a la Tierra Prometida.
En el trayecto no olvides ser solidario, porque el construir SHALOM es siempre un excelente tónico.
Y sigue estudiando aquello que alimenta el espíritu, pero también todas las otras dimensiones del humano.

TESHUVÁ de vida

Deseo peguntar sobre el pasaje de Bereishis 3:22 Continua el tema del arbol de la vida. Parece que Adam es unico en poder obtener la inmortalidad a pesar de que comio del arbol del bien y del mal. Entiendo que por eso Hashem manda a protéger el arbol de vida . Favor de ampliar un poco sobre el primer ser humano y su capacidad de alcanzar la inmortalidad. Shalom Ubrajot !!!!!!!
Eduardo T.
(Enviada a SERJUDIO.com y republicada aquí por contener enseñanzas oportunas para la espiritualidad noájica)

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La posición de Noaj

Muchos se toman el tiempo y la energía para criticar a Noaj/Noé, tildándolo de egoísta, poco interesado en ayudar al prójimo, satisfecho con estar a salvo él, entre otras cosas.
Sin embargo, la Torá nos dice: «Noaj [Noé] era un hombre justo y cabal en su generación; Noaj [Noé] caminaba con Elohim.» (Bereshit / Génesis 6:9).
Era un TZADIK cabal, un verdadero hombre justo, pues caminaba con Elohim.
Que en la práctica significa que: «Y Noaj [Noé] hizo conforme a todo lo que Elohim le mandó; así lo hizo.» (Bereshit / Génesis 6:22).
¿Te das cuenta de que menciona dos veces que él hizo lo que Elohim le ordenó? Bien pudiera haberse dicho una sola vez, pero adrede la Torá hace está repetición, en parte para que aprendamos que se considera TZADIK completo a Noaj por estar estrictamente apegado a lo que Dios le ordenó. No añadía, no quitaba, sino que era detallista en no cambiar nada de lo que le fuera ordenado. Ni siquiera, según consta en el relato, tuvo alguna sugerencia para que el Eterno mitigue el castigo, o incluya a otros en la salvación. No, así no era Noaj. Él recibía, él cumplía ciegamente, con fidelidad obtusa, sin cuestionamientos (al menos que nosotros los escuchemos).
Y esto merece elogios, pues era lo correcto y necesario en su época, así como en varias más. Pues se  encontraba en un estado tan precario que era imposible apartarse siquiera un milímetro del trazo dispuesto por el Eterno. Se debía ser riguroso, TZADIK en toda la dimensión de la palabra, y no JASID (bondadoso, en su sentido original y no en el modernoso).
Y si nos tomamos el tiempo para aplicar la sabiduría, advertimos que se está mencionando a Dios como Elohim, es decir, su faceta de Juez, de Rey y no del que prodiga misericordias como una madre atenta.

Sabemos que muchos siglos más tarde los profetas del Eterno proclamaron que la senda del leal a Él debe ser la conjugación sabía entre JESED y TZEDEK, bondad y justicia. Esa es la manera de construir SHALOM, la paz, la completud, el estado de armonía saludable.
Noaj estaba inclinado solo hacia uno de los componentes, no tenía margen para más, o quizás él no estaba entrenado para salir de ese modo de ser que había adquirido y representaba: ser extremadamente justo.
Pero nosotros podemos hacer el esfuerzo para encontrar el balance, ser un poco como Noaj, un poco como Abraham, para así cumplir nuestra parte como constructores de SHALOM.

Como sabes, los gentiles han sido mandados por el Eterno Elohim para vivir de acuerdo a la Torá Noájica, que consta de siete mandamientos.
Son obligatorios para TODOS los seres humanos, a excepción de los judíos que tienen 613 en lugar de solo 7.
Aquel que gentil que vive de acuerdo a los mandamientos noájicos sin dudas es un TZADIK, un justo.
Pero, si quiere alcanzar un grado más, estaría bueno introducir también la adecuada participación del JESED, bondad.
Entonces, al mandamiento de no adorar dioses ajenos se le puede complementar con saber que el Eterno Elohim existe, rezarle solamente a Él, estudiar acerca de noajismo y compartirlo.

Al mandamiento de no blasfemar (maldecir a Dios), pudiera sumársele alabarLo, ayudar a que otros lo conozcan y participen en Sus alabanzas, difundir el noajismo y dar una poderosa mano a quienes se dedican a enseñarlo.

A no asesinar, agregar dar vida a hijos y educarlos en la senda del SHALOM, adoptar en caso de no poder concebir y educarlos, ayudar a los necesitados, contribuir activamente con los que benefician realmente al prójimo.

A no relaciones sexuales ilícitas, llevar una vida de familia benéfica, en la cual hay respeto, amor, colaboración.

A no robar, ser caritativo, ser solidario, apoyar con dinero a organizaciones tales como SERJUDIO.com y FULVIDA.com (o similares), alimentar al hambriento, cobijar al desamparado, alentar al abatido.

A no comer parte de animal con vida, enseñar el respeto al ambiente, luchar para que la vida de los otros seres sea respetada y solamente sean usados con fines provechosos realmente, evitar el gasto innecesario de los recursos, educarse en ciencia.

A que haya sistema de justicia, se le puede añadir el fomentar los valores espirituales, el respeto a la ley, la responsabilidad ciudadana.

Son algunas ideas que permiten fortificar a la persona y la sociedad, que el legalismo y la formalidad no sean la única cara de la persona, sino que también reluzca su bondad cuando ésta es realmente provechosa y no opera como cómplice o impulso para el mal.

Lej Lejá 5776–sionismo pleno

Comienza la parashá con una orden clara, contundente y directa de Dios a Abraham (aún llamado solamente Avram): «Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.» (Bereshit / Génesis 12:1).
Cuánta confianza debía de tener nuestro patriarca para hacer caso a esa voz, que por primera vez oía (que nosotros sabemos era la de Dios), para dejar todo y aventurarse a radicarse en una tierra que todavía era misteriosa para él. Cuenta el Midrash que él había estado allí en varias ocasiones, pero una cosa es ser visitante o turista, y otra muy diferente saber que a partir de ahora ese sería su hogar.

Sus antiguos antepasados habían vivido en aquel amado lugar, que nosotros conocemos como Israel, pues de allí provenía su tatarabuelo Ever. Por algún motivo se habían debido mudar hacia la región de las actuales Irak-Turquía.
Ya Teraj, el padre de Abraham, había deseado retornar a la tierra de los Ivrim (hebreos) y había emprendido el viaje con su familia. Sin embargo, por esto o aquello se detuvo a mitad de marcha.

Ahora Abraham retomaba el camino, confiando en la voz que escuchó en su interior, el llamado de Dios que le indicaba que su lugar estaba en Israel. Fue el primer sionista-espiritual, cuyo objetivo es vivir y embellecer la tierra santa para que reluzca la Luz del Eterno desde allí.
Tal vez fue la primera, pero sin dudas no fue la última en que los descendientes hebreos tienen puesta su mente, corazón y empeño por su hogar milenario. Algunos quedan en el camino, en tanto otros siguen a pesar de todos los inconvenientes y contratiempos hasta alcanzar esa meta anhelada.
Releamos el HATIKVA: “Mientras en lo profundo del corazón palpite un alma judía, y dirigiéndose hacia el Oriente un ojo aviste a Sion, no se habrá perdido nuestra esperanza;
la esperanza de dos mil años, de ser un pueblo libre en nuestra tierra: la tierra de Sión y Jerusalén.”
.
Tal vez podemos identificar en estas palabras, con las modificaciones obvias del caso, lo que también pasaba dentro de Abraham.
¿Te das cuenta?

La orden divina fue acompañada por unas promesas: «Yo haré de ti una gran nación. Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.» (Bereshit / Génesis 12:2-3).
¿Qué significa exactamente cada una de estas promesas de Dios?
¿Hasta dónde se han cumplido?
¿Qué es lo que falta?
¿Qué podríamos hacer nosotros, como judíos o noájidas, para hacerlas realidad, si es que aún no lo son?
¿Fueron éstas las que movieron a Abraham a radicarse en la tierra de la familia judía?
¿Cuáles pudieran ser las enseñanzas para los noájidas en su vida cotidiana y en la práctica?

La parashá continúa luego con gran cantidad de temas de importancia, algunos con absoluta vigencia y actualidad, por lo que te invito a que los busques y estudies, y si quieres nos lo compartas luego.

Puedes sobre tu miedo a lo desconocido

El miedo básico, raíz de todos los otros miedos, es al no poder.
Simplemente, sencillamente, sin más rebusques.
Cada uno de todos los otros miedos que te atormentan son derivados de éste, formas de no poder.

Existe el miedo a lo desconocido, supongo que lo has experimentado.
Es el miedo a no poder controlar lo que no se conoce, a verte superado, a estar indefenso ante eso nuevo y misterioso.
Por ello, con gran sabiduría, existe un antiguo dicho que enseña: “el saber es poder”.
Quien sabe, de cierta forma puede.

Entonces, ¿qué te parece si te permites abrirte a lo desconocido?
No es aventurarse tontamente, sin precaución, pero sí es permitirte avanzar un pasito más allá de tu zonita de confort, atreverte a salir de la celdita mental que te retiene y no te permite ser pleno y feliz.
Rompe el orden que has establecido, y que probablemente no es más que una careta mal diseñada para tapar el caos que te está consumiendo.
Luego de esa necesaria crisis, cuando el caos surja como tal, tendrás la posibilidad saludable de reorganizarlo para ser creativo, sano, beneficioso.
¿Te atreves?

Quiebra los preconceptos, no te condenes por prejuicios.
Anímate a desafiar tu miedo a lo desconocido, lánzate a preguntar aunque creas que no sabes ni puedes. Escucha el silencio y luego las posibles respuestas. Después, podrás y deberás animarte a repreguntar a romper el nuevo orden para que sea verdadero y te permita disfrutar de la LUZ de la NESHAMÁ.

Puedes sobre tu miedo.