Existen temas que por su naturaleza no es tan sencillo abordarlos, el divorcio es uno de ellos, y parece que en estos últimos tiempos se viene dando con más frecuencia y fuerza que antes, o al menos eso parece. El tema envuelve diversos factores que lo hacen algo complejo tanto de exponer como de tratar, este texto es para dar una sencilla opinión acerca de él, pues es un asunto que a todos los que alguna vez han tenido o tienen o tendrán pareja es de suma importancia conocer.
Dentro de la sociedad existe una forma de convivencia que se le denomina matrimonio sea este consumado ante las autoridades civiles o no, pero entendamos por matrimonio aquel acuerdo entre dos personas (de diferente sexo) para formar un hogar.
Esta forma de convivencia permite que tanto hombres como mujeres atiendan con integridad la instrucción del Creador del mundo con respecto a:
“El hombre dejara a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”
(Bereshit/Génesis 2:24)
Y también
Entonces Elokim bendijo a Noaj [Noé] y a sus hijos, y les dijo: Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra.
(Bereshit/Génesis 9:1)
De hecho creo que ninguna pareja se forma con la intención de separarse en un futuro, solo que en el transcurso de la travesía matrimonial suelen suceder cosas “inesperadas” que alteran el plan inicial de permanecer juntos toda la vida, las cosas dentro del matrimonio no suelen ser como se pensaban o no marchan como alguno de los cónyuges desea y entonces viene una ruptura.
Los factores que intervienen para propiciar una separación son diversos, pueden ser desde dificultades económicas hasta dificultades para relacionarse como pareja o incluso algunos más graves como engaños o infidelidades, pero los obstaculos que se le presentan a un matrimonio son muy diversos.
Suele suceder que al desgastarse continuamente una relación esta termina por fracturarse, el desgaste suele ocurrir cuando existe algún desequilibrio en alguno de los planos de la existencia, esto puede ser tanto en uno de sus miembros como en ambos, cuando existen desequilibrios en el plano físico, emocional, social, intelectual y espiritual en alguno de los miembros de la pareja, este desequilibrio suele ser un obstáculo para la pareja pueda convivir, acostumbrarse y formar la tan anhelada compañía vital.
Ahora debemos de tener en cuenta que tanto hombres como mujeres somos muy distintos, aunque claro esas diferencias son las permiten y posibilitan la convivencia “familiar”, pero también esas diferencias son las que en un determinado momento marcan el camino de la separación cuando ambos integrantes de la pareja desconocen sus funciones.
El hombre por su parte, necesita un poco más de formación en cuestión de su preparación para la vida (y por favor no se ofendan los amigos varones que nos leen pues reconocer las limitaciones sirve para ser mejores), la mujer fue dotada con más “inteligencia emocional” que el hombre por lo que su desempeño en ocasiones es mejor que el del hombre que suele ser muy racional(esto no quiere decir que la mujer no necesite conocer los Mandamientos y sus derivados), pero también esa marcada “inteligencia emocional” de la mujer suele ser una condicionante para que la mujer pueda llegar a equivocarse en un determinado momento, por lo que solo en compañía ambos hombre y mujer son la “unidad perfecta” que da continuidad a la raza humana.
Por ejemplo en el caso de un hogar:
Creo sin temor a equivocarme que la mujer suele desempeñar mucho mejor el papel de “encargada del hogar y crianza de los hijos” cosa que el hombre difícilmente podría llevar a cabo, recientemente escuche una frase que decía “la mujer no hace hogares FORMA SOCIEDADES” claro que con esto no estoy diciendo que solo la mujer debe de encargarse del hogar pues la asistencia del hombre es fundamental, pero la mujer fue dotada con superioridad en algunas cosas sobre el hombre, y estas suelen ser mejor aplicadas y con mayor plenitud dentro del matrimonio.
El hombre en su papel cuando este es conocedor y posee un espíritu limpio llega a ser un gran guía en el hogar además de ser proveedor y protector del núcleo familiar, pues dentro de su “frialdad” emocional sobresale una actitud racional que encamina todas las acciones del conjunto familiar hacia un destino más favorable para todos.
Pero nosotros los seres humanos venimos de diferentes núcleos familiares y en una sociedad plagada de idolatría y egocentrismo, difícilmente podemos encaminar un matrimonio hacia buen puerto, aunque claro existen matrimonios estables y con armonía (mis respetos para ellos y por favor sigan así) pero muchos matrimonios no gozan de esa estabilidad y al paso del tiempo terminan disolviéndose, como dijimos anteriormente esta situación obedece a diversos factores dependiendo de cada situación en particular, pero sin lugar a duda que la escasa formación “humana” es una constante en la mayoría de las separaciones.
El divorcio o la separación es una situación que perjudica a todos los integrantes de una familia, por lo que debiera tratar de evitarse en la mayor medida de lo posible, aunque habrá casos que es mejor dicha separación que seguir con una relación que más que beneficiar perjudica a sus miembros, sin embargo creo que entre más la sociedad avance en el cumplimiento de los 7 Mandamientos Universales menor será el porcentaje de dichos casos.
Y es precisamente ese el punto importante de este texto, pues no podríamos dar “una receta mágica” para evitar los divorcios y las separaciones, lo que si podríamos señalar es un consejo para facilitar y mejorar la convivencia entre cónyuges.
Los 7 Mandamientos Universales tienen implícitos grandes y fuertes valores que refuerzan y complementan los lazos y vínculos matrimoniales, dentro de los 7 Mandamientos Universales existen valores que tanto hombres como mujeres pueden y deben practicar para que mediante ello, la posibilidad de éxito en su matrimonio aumente día con día.
Este texto está dedicado a todos aquellos (familiares y amigos) que hoy día sufren el difícil acontecimiento del divorcio o separación, quiera el Eterno otorgarles tranquilidad y paz ahí en donde quiera que se encuentren y sobre todo quiera el Bendito Creador mostrarles el sendero por el cual caminan los hogares de los Justos de las Naciones.
¡Hasta pronto!