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Un pasito

¡Por fin, ya era hora!
Tomaste conciencia de que era momento de hacer el gran cambio, para mejorar, por supuesto.
Incluso pasaste ese bloqueo que hay entre lo mental y lo emocional, todo tú estás dispuesto a dar ese pasito que te separa de sentirte y estar mejor.
Solo falta un pequeño detalle, dar el pasito.
Y entonces, como de alguna parte misteriosa surge esa voz, supongo que ya la tienes oída, que te susurra o te ladra sugerencias para quedarte en tu cómoda (¿?) celdita mental, para no apurarte en dejar la zonita de confort, y la escuchas y entonces… entonces…

Te preguntas y dudas si estarás tomando la decisión correcta.
Porque siempre que abres una puerta y pasas al otro lado, estás dejando otras cosas.
¿Será esto lo mejor?
¿No habría que haber esperado un poquito más?
¿Y si en verdad esto que parece tan buena opción no deja de ser una ilusión, y en lugar de ascender me caigo al precipicio horrible?
Ahí ya estamos previendo los aspectos negativos de nuestra elección, los vemos asomarse y nos detenemos llenos de miedos.
Entonces, paralizarse parece ser la mejor alternativa… ¿no?
Porque… ¡más vale malo conocido que bueno por conocer! dicen las doñas del barrio y se quedan en el fango hasta que se hunden sin remedio.

Tal vez, si no optamos por nada, si no cambiamos, seguiremos con montón de oportunidades de las cuales escoger.
Así que, en lugar de cambiar, parece más beneficioso estar quietos, mirando la vida pasar, soñando con cambiar, imaginando una vida que pudiera ser mejor, pero sin hacer nada realmente para alcanzar el paraíso.
Porque, si no tomamos ningún camino al mantenernos en la encrucijada, seguramente que seguiremos teniendo opciones al alcance indefinidamente… ¿no? ¡NO! Las cosas se desgastan, las oportunidades se esfuman, de tanta estrechez de acción y fantasía al vuelo nos vamos encogiendo, la vida va tomando decisiones sin consultarnos y finalmente hemos perdido el tiempo, la energía, la oportunidad sagrada de estar mejor.
Por pretender controlar todo, perdemos todo.
Por soñar con las opciones, nos quedamos vacíos.

La gente también pasa, bueno… algunos se quedan como nosotros, indecisos, temerosos, idealizando el mal, esperando la magia que suceda, inventando excusas, viviendo de pretextos… y así estamos, enmohecidos, amargados, confundidos, detenidos, en la zonita de confort pero con muy poca confortabilidad.
En tanto, envejecemos y nos vamos arrugando, el mundo escoge aunque nosotros no lo hagamos… pero en verdad, cuando elegimos no dar el paso para cambiar, ya elegimos… ¿te das cuenta?

Entonces, ya estás a un segundo de dejar todo de lado, abandonarlo como haces siempre, pero de repente sientes como un impulso irrefrenable para cambiar… hasta que te das cuenta de que no conoces la nueva realidad, que habrán cosas que desconoces, que no tienes idea de hacia dónde ir realmente.
¿Cómo hacer si pasa esto o aquello?
¿Cuál será el paso siguiente al primer paso?
¡Cuánta ansiedad!
Entonces, dejemos las cosas como están que de alguna forma misteriosa se resolverán, porque… el tiempo todo lo sana… ¿no? ¡NO!
Y así hay ira, enojo, amargura, culpa, se echan culpas, se buscan culpables, se suma violencia y represión de la misma.
O te hundes en la inconsciencia, te haces adicto, te mareas con cosas cretinas, cada uno tiene su mecanismos para mentirse.

Ok, ya lo sabemos.
¿Entonces?
Yo no puedo dar el paso por ti, ni tú por mí.

Tú cuentas, ¡y mucho!

Alrededor de noventa y tres mil millones de años luz es la extensión del universo, según conocemos actualmente (https://es.wikipedia.org/wiki/Universo#cite_note-2).
Te aseguro que ni tú ni yo nos hacemos realmente a la idea de lo que es significa y representa.
Podemos mencionar la frase, escribir sus ceritos uno detrás del otro, creer que estamos conscientes de su magnitud, pero en verdad no está en nosotros siquiera acercarnos a imaginarnos su impactante enormidad.
Es que, por más millas que tengas recorridas, por más países que conozcas, por más ríos que hayas navegado, por más aventuras extremas que sumes a tu agenda, nunca, jamás de los jamases te aproximarás siquiera a una minúscula porción de lo que esa distancia representa.
Distancia medida en años luz, por lo cual, también nos está hablando de la tremenda antigüedad del universo, hasta hoy sabemos que tiene cerca de 15.000.000.000 de años.
Cifras astronómicas, siderales, inconmensurables, imposibles de presentificar en nuestra experiencia.

Y por encima de toda esa gigantez, excediendo infinitamente su enormidad, inconmensurablemente más inimaginable es el Eterno Elohim.
¿No te parece pedantería y tontera bravucona los que te dicen hablar en nombre de Él, cuando ni siquiera tienen la mínima idea de las cosas más simples y fáciles que Él ha ordenado seguir?
¿No consideras petulante, absurdo, blasfemo, pecaminoso los que pretenden controlarLo por medio de pactitos, recitos, decretitos?

Por otra parte, en toda esa monumental realidad que supera cualquiera imaginación, Él te puso aquí y ahora.
Él te dio vida.
Él te sostiene.
Él se ocupó de darte mandamientos de vida, para que vivas aquí y ahora así como en la eternidad.
Tienes los Siete Mandamientos si eres gentil; tienes los que te corresponden de los 613 si eres judío.
Esa es tu nutrición y la senda de eternidad.
Entonces, ¡eres importante! ¡Eres valioso! De todo el gigantesco universo tiempo/espacio, Dios quiso que existieras y que participaras como Su socio para traer SHALOM al universo.

Por ello, no subestimes tu lugar, tu importancia.
Construye SHALOM, aquí y ahora, a pleno, por medio de acciones de bondad y justicia.

En este momento la santa nación de Israel está en riesgo por el enemigo sádico, malvado, odioso. El imperialismo árabe-musulmán a través de sus fuerzas colonizadoras que se hacen llamar “palestinos” están abocados a destruir el Estado laico de Israel, hogar milenario y actual de la nación judía. También tienen en sus planes conquistar el resto del mundo y decapitar a los “infieles” o convertirlos a su tortuosa fe por medio de cualquier acto violento que se les ocurra.
Sus lacayos que se presentan “progresistas”, así como todos los que se dejan comprar por el inmenso poderío económico del imperialismo árabe-musulmán, son cómplices.
Participan también los medios de DESinformación que omiten la verdad, silencian los hechos, presentan mentiras como verdades, cuentan lo que les conviene, entre otras arbitrariedades asesinas y genocidas.
En este terrible momento, ¿qué puedes hacer tú para ayudar a establecer el SHALOM allí y en todas partes?
¿Cómo demostrarás tu rol magnífico de hijo del Señor?

Un sentido a la Crisis Existencial

En tanto observo a las personas, a algunos conocidos, a lo que publican mis contactos del Facebook o en este hogar, a mí mismo, más me convence que de la sensación de falta de ubicación, de sentido, o de crisis existencial nadie se escapa.

También me convence que a la mayoría esa sensación nos aterroriza.

A nadie le agrada y la detestamos completamente de manera no consciente; la sublimamos hacia religiosidad, la reprimimos negándola, o bien sea, la evadimos temporalmente.

Sea cual sea la actitud que se asume frente a la crisis de existencia y a la duda, lo cierto es que está presente y más activa que nunca. Porque es parte de la esencia humana; de mi esencia y de la tuya, es lo que nos conecta a ti y a mí. Podemos discrepar en todo, ser físicamente diferentes, hablar distintos idiomas, estar en desacuerdo con confesiones de fe o divinidades, pero del vacío existencial, de la falta de sentido de las experiencias de vida, de la sensación de falta de soporte en algo más a lo terrenal nos hace idénticos.

El vacío existencial nos hermana. El dolor que produce esa desubicación nos hace uno; equivalentes a ti y a mí. No hace falta que lo digas, ni que lo confieses, ni que lo niegues. Con solo leer lo que publicas, mirarte unos minutos, o simplemente conversar pocos minutos contigo a la luz de una taza de café y un cigarrillo, podré conéctame contigo por medio del vacío.

Yo no tengo la respuesta a la crisis existencial. Desconozco si alguien la tiene o si existe algo o alguien que de seguridad en esta existencia.

Pero, personalmente, me canse de sublimarla, reprimirla, negarla o temerle. Cuando me empoderé de mi libertad y reconocí la crisis existencial descubrí mi humanidad. Cuando trato con personas y les descubro que entre sus propios velos esconden la misma crisis, les encuentro su humanidad y me identifico; me conecto.

Y en función de llenar tanto vacío me he puesto en marcha; para, de mi parte, intentar no dejar sin una chispa de luz tanta densa oscuridad que nos hermana.

Hice memoria para intentar identificar, en mi caso, el momento justo en que por primera vez note la presencia del vacío negro de la existencia, y no lo pude datar.

Pero concluí que un niño no lo puede experimentar, racionalizar, pensar, imaginar, ni siquiera creer en el vacío existencial. La duda existencial se presenta luego en la persona, es la bienvenida que da la Vida a la persona que crece y se responsabiliza. Que intenta apropiarse de su vida y de su futuro, es decir, para el que vive buscando una vida y no solo sobrevivir.

Una primera razón que le he dado a la crisis existencial es que marca la madurez. Ya las fantasías de niño y su visión del mundo quedaron atrás; ahora su propio vacío le demostrará que su etapa infantil quedó atrás, ahora es maduro, y parte de su nueva etapa es la responsabilidad de responderle al vacío que está experimentando. Cualquier respuesta que le de la persona madura le conectará con sus semejantes. Ya sea con sus semejantes de la iglesia, la congregación, la familia o el clan; o con toda la humanidad.

Algunos siendo personas maduras se inclinan por no responderles al vacío existencial que experimentan y lo reprimen negándolo siguiendo los patrones familiares heredados (la religión de la familia); otros lo subliman hacia otras confesiones de fe en dios o en dioses (gracias a la gama religiosa que ofrece la sociedad); por otro lado, otro tanto la evaden por algún tiempo, porque da miedo observar la crisis. El hecho dudar de dios, de la vida después de esta vida, de la seguridad de las tradiciones de la familia, del líder espiritual de confianza, del more, o de cualquiera que ha significado cierto anclaje seguro, es pavoroso. Sencillamente es una duda infartante.

Sea cual sea el mecanismo que se escoja para acogerse en seguridad contra la crisis existencial en una persona madura, sigue siendo una actitud pueril.

Si la crisis de existencia, entonces, marca la etapa de adultez, lo mejor sería asumirla, observarla y reconocerla como un adulto, explorando los otros mecanismos que como humanos tenemos para responder, y no con los que un niño dejó atrás.

Porque si como niños respondemos a la crisis de la existencia, como niños nos consumirá su negra presencia. Si como adultos respondemos a la crisis existencial, al menos tenemos la posibilidad de darle un sentido a su extraña negritud.

De mi parte, hasta aquí. Si quieres acompañarme en este viaje hacia el agujero negro, bienvenido, y gracias por no dejarme solo. Pero si no quieres, no te voy a juzgar y te entiendo. Prometo que si salgo vivo y cuerdo de mi viaje hacia el agujero negro, te contaré lo que vi.

 

agujero-negro

 

(Que siga siendo en mérito por la vida del joven valiente Gerardo Cruz hijo de Patricia Barquero. Quiera La Autoridad Divina restituirle la salud, la vida y su familia.)

Noaj 5776-“Safá”, ¿idioma o al límite?

Dos son los relatos famosos de esta parashá: el Diluvio universal y la confusión de las ideas en la Torre de Babel.
Probablemente no conocemos exactamente los detalles de ambas historias e ignoramos la vastísima literatura de antiguos sabios y reconocidos exégetas al respecto; aunque son narraciones que forman parte de la memoria colectiva e identidad de las naciones.

En ambas encontramos algunas cuestiones en común, como por ejemplo, personas que creían controlar lo que en verdad no dominaban (ni podían o debían hacerlo) y por ello terminaron destruyendo sus vidas, las de otros, el entorno.
En la base de esta conducta estaba la rebelión contra Dios, de modo más o menos manifiesto, con excusas mejor elaboradas o abiertamente torpes; cada uno a su nivel destilaba desprecio hacia Dios. Por ello, faltaban a las reglas que Él había ordenado a Adam y sus descendientes; y que tras del Diluvio Elohim reiteró a Noaj y a todos sus sucesores. Mandamientos que están actualmente vigentes y conforman el llamado Pacto Noájico, o de las Naciones, que se suele simbolizar con el arcoíris. Siete mandamientos simples, pero al mismo tiempo profundos y trascendentes, que permiten llevar una vida armónica al ser orientada por la ética de origen espiritual. Son claves para la conexión con Dios y el prójimo y, por tanto, con uno mismo.
Esto era lo que rechazaban, por estar consumidos por el egoísmo, la pedantería, fantasías de grandeza y finalmente la nada.

Pero también hay puntos en las dos historias que son esencialmente diferentes.
La gente antediluviana se comportaba con violencia constante: robaban, mentían, agredían, asesinaban, calumniaban, eran inmorales, servían a ídolos, maldecían a Dios, corrompieron la justicia, en resumen un caos tremendo y sin indicio de que fuera a mejorar. Por sus acciones el ecosistema llegó a un extremo del cual no pudo recuperarse “por las buenas”, solamente un desastre de proporciones inimaginables equilibró la situación.

En la época de la construcción de la Torre las relaciones humanas eran por completo diferentes, porque tras mucho sufrimiento se forzaron a abstenerse de emplear la violencia. Se horrorizaban por la controversia, al punto que entre ellos se obligaban a sentir, creer, pensar de forma monolítica, sin admitir divergencias que fisuran la aparente unidad. Las ideas y las acciones siempre estaban subordinados al capricho de su líder, el astuto y violento emperador Nimrod, quien fue el creador de la primera religión organizada de la humanidad. Él gobernaba con mano de ardiente metal y demandaba obediencia ciega a sus deseos en rebeldía directa al Eterno. Detrás de tanta organización y máscaras de paz, abundaba el materialismo exagerado, el enojo, la ira, la violencia, que no tardaron en manifestarse en burlas, apatía, fanatismos y otras conductas que no mencionaremos ahora. Su catástrofe no fue otro cataclismo natural, sino la separación emocional e incomprensión entre los hombres. Las consecuencias de sus actos las seguimos sufriendo todavía.

¿Qué podemos aprender de todo lo que hemos expuesto aquí?

Salidos del paraíso

«Tomó, pues, el Eterno Elohim al humano y lo puso en el jardín de Edén, para que lo trabajase y lo guardase.
Y el Eterno Elohim mandó al humano diciendo: ‘Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás.’
Dijo además el Eterno Elohim: ‘No es bueno que el humano esté solo; le haré una ayuda idónea.’
El Eterno Elohim, pues, formó de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría. Lo que el humano llamó a los animales, ése es su nombre.
El humano puso nombres a todo el ganado, a las aves del cielo y a todos los animales del campo. Pero para Adam / Adán no halló ayuda que le fuera idónea.
Entonces el Eterno Elohim hizo que sobre el humano cayera un sueño profundo; y mientras dormía, tomó uno de sus costados y cerró la carne en su lugar.
Y del costado que el Eterno Elohim tomó del hombre, hizo una mujer y la trajo al hombre.»
(Bereshit / Génesis 2:15-22)

Dios dio los árboles del huerto del Edén para alimentación del humano, aunque le prohibió comer del árbol del conocimiento, del bien y del mal.
Había comida “kosher”, apta, permitida, lícita para el humano y otra que no lo era. Lo prohibido para él, quizás serviría para alimento de otro ser vivo, pero para el hombre no era admisible servirse de ese producto no kosher, porque esa era Voluntad de Dios.
¿Por qué?
Porque esa era la Voluntad del Eterno.

Dios anunció que no es bueno que el humano esté solo, sino que precisa vivir acompañado por la persona que es idónea, que es aquella que funge como contraparte efectiva.
Había a su alrededor multitud de otros seres vivos, de variadas formas y colores, atractivos o repulsivos, amistosos o lo contrario; ninguno de ellos era el adecuado para ser su pareja.
Estaban por fuera de su límite permitido, en lo que a relación “romántica” (en todo su amplio espectro) se refiere. El humano podía estudiar las especies vivas, hacer uso de ellas, darles finalidades que le fueran provechosas y no lastimaran innecesariamente el ecosistema, pero… no, esos seres vivos no eran kosher para ser su pareja.
Había una que era la adecuada, aquella que lo completaba como persona, esa que podía ser vivida como “mi media naranja”. No como una cuestión mística o mágica, sin rocambolescos cuentos cabalísticos o cabalisteros, sino simplemente porque hacía surgir en cada uno de los dos lazos de unión con el otro, les brotaban ideas y sentimientos únicos que los vinculaban con ese otro especial.

Sí, al menos estas dos funciones vitales de toda especie estaban contemplados por el Eterno en este párrafo.
Al rato, cuando comieron lo que no debían (¿seguro que fue asi?), huyeron de su responsabilidad, inventaron excusas, faltaron a la verdad, fueron indolentes en sus obligaciones, no comunicaron auténticamente con el Eterno Elohim, y otras cositas más, debieron hacerse cargo de las consecuencias de sus actos:

«A la mujer dijo: -Muchísimo sufrirás en el embarazo; con dolor parirás hijos. A tu hombre será tu deseo y por esto él te dominará.
Y al hombre dijo: -Porque obedeciste la voz de tu mujer y comiste del árbol del que te mandé diciendo: ‘No comas de él’, sea maldita la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás.»
(Bereshit / Génesis 3:16-19)

Aquello que era idílico, propio del paraíso, se corrompió.
Ya la relación especial con la pareja estaba teñida por otras cuestiones, donde entraban a jugar pulseadas de poder, jugarretas manipulativas, dolor, angustia, soledad, dudas, indecisión, pérdidas, entre otras cosas no tan maravillosas.
Y el comer ya tampoco sería sencillo, armonioso, saludable, agradable y otro montón de cosas negativas en torno a la satisfacción de esta necesidad básica.

Entonces, ¿qué aprendes para tu vida cotidiana de esa lección?

Rey y Madre

Elohim creó el universo, TODO lo que existe, existió y existirá.

Es sencillo decirlo, hasta podemos imaginarlo; pero, cuando nos ponemos realmente a reflexionar en la frase y medir su enormidad sin límites, porque conocemos de ciencia y estamos conscientes de que es impresionante sin palabras; más y más podemos caer en la incredulidad o en la absoluta fascinación en el Eterno.

La Torá nos brinda en pocas líneas una descripción (no histórica ni científica) del proceso de creación, ¡vaya uno a saber el motivo para esta narración!
El hecho es que nos incluye en esta majestuosa realidad que nos estremece por sus detalles, sus gigantes proporciones, su infinita capacidad de maravillarnos. Y cuanto más estudiamos, más sorpresas encontramos.

Pero, de repente en el segundo capítulo del libro Bereshit/Génesis la cosa cambia.
Vemos al Eterno Elohim ocupándose de que el ser humano no se angustie por la soledad, por lo cual le procura una pareja acorde. Y además, se ocupa el Eterno Elohim en la adecuada alimentación del humano, permitiéndole lo permitido y prohibiéndole lo prohibido.
¿Cómo comprenderlo, el Rey majestuoso en poder pasa de un capítulo al siguiente a ser una Madre atenta al bienestar de Sus hijos?
Hay varias respuestas posibles, una podría ser la tuya que con gusto leeré y quizás comentaré si la compartes en la zona de comentarios aquí debajo.

Crisis existencial y la auto-finalización

Las personas sentimos soledad, falta de sentido, y dudamos de dios. Para no sentir eso, y auto engañarnos con una falsa seguridad, nos afiliamos a la creencia de turno de la sociedad.

Tener el vocablo “dios” en el pensamiento, en las ideas y en las palabras, aliviana mucho el sinsentido tan profundo que padecemos. Creemos que estaremos salvos de las circunstancias; o cuando las experimentamos, creemos que con el vocablo “dios” nos salvaremos de la mala racha.

No es fácil observarse y concluir, objetivamente, que en realidad no sabemos nada de nuestra propia existencia; siempre la hemos evadido, concentrándonos en otras cosas que nos distraen de nosotros mismos. Porque observarse da miedo. Y da terror ver que no tenemos filiación con nada en el mundo.

Nadie comprende más de lo humano que los propios humanos. A nadie más que en otro humano podemos recurrir para que nos auxilie y nos explique nuestra filiación, nuestro origen, nuestro propósito de existencia, y nos de esperanza.

Porque si me tocara juzgar un lado positivo de la religión es precisamente ese, dio esperanza al hombre aterrorizado; pero el costo fue la libertad natural para esclavizarlo a ideas antinaturales, pero sin poder desarraigar la crisis existencial que pareciera estar en un lugar casi santo en el hombre.

Esa crisis existencial es la prueba mas inequívoca de dos hechos: 1. Que no nos gusta ser sinceros con nosotros mismos y prestarnos atención; 2. Que encontramos en la confesión de fe la desconcentración necesaria de nosotros mismos y la protección a la propia duda existencial.

Si en el trascurso de nuestra vida encontramos otra confesión de fe con mejores argumentos, pues sencillamente se cambia de confesión, repitiéndose el ciclo si se llegara a encontrar otra. Esto demuestra la seria crisis personal y no la veracidad de las confesiones religiosas.

Por eso se ven personas antes católicas y ahora evangélicas, luego judíos mesiánicas o netzaritas, luego noajidas, luego buscando conversiones judaicas, para luego, seguramente, querer ser extraterrestres o marcianas.

Pero, insisto: esto demuestra la seria y severa crisis de soledad e impotencia por no tener seguridad, y la falta de sincera auto observación.

Lo que nos pasa no es desprecio por la vida, ni odio por la existencia. Es el vacío, soledad, abandono y la falta de sentido lo que sufrimos y evadimos.

En una antigua enseñanza del sitio hermano serjudio.com (1) , se nos cuenta como dos escuelas de sabios judíos discutieron dos años y medio la finalidad de la creación del hombre, para concluir que si bien ya existe, lo mejor es éste haga todo lo posible para ser lo que puede llegar a ser, descubra sus potencialidades para construirse, superarse y trascender.

De su lectura integral puede deducirse que el hombre tuvo, necesariamente, un punto de inicio (aunque un poco confuso), pero el hombre mismo no está finalizado. Su falta de acabado provoca la crisis necesaria para ser empujado a construirse, finalizarse, darse “el toque final”.

Si bien esta es una conclusión prematura a la que se puede perfectamente llegar, personalmente quisiera concentrarme en la crisis, para darle algún sentido, antes de proseguir a la meta, que es la responsabilidad del auto acabado.

Esa tesis judía no esta tan lejos de las tesis seculares; ni tampoco es ilógica o irracional. El Dr. Erich Fromm (2) argumenta, convincentemente, que el ser humano rompió los lazos primarios que lo unían al reino animal y lo puso de cara a otra realidad. En dicho rompimiento, los instintos básicos ya no ordenaban lo que tenía que hacer. El sentimiento de soledad e impotencia le hizo, con sus pares, crear modelos sociales cuyas tradiciones le daban seguridad al hacerlo autómata. Sin embargo, la evolución social también le hizo romper con esas tradiciones dejándolo nuevamente solo e impotente. Ya el hombre no lo comanda el Instinto quien ordenaba LO QUE HAY que hacer; tampoco no lo comanda la tradición que le ordenaba LO QUE SE DEBE hacer. Solo le resta un camino, y ese es hacia adelante, reconstruirse por medio de la espontaneidad de ese “yo” del hombre creativo que la humanidad no hemos alcanzado, pero que lo evidencia la inspiración de un artista; evolucionar a un ser que, sin perder su identidad, lo vuelva a unir a la naturaleza y a los hombres.

Por otra parte, el Dr. Viktor Frankl (3) sostiene una posición parecida; e insiste que el humano es un ser libre. Es libre de ser impulsivo, autómata, robot o programado biológicamente, para llegar a convertirse en un ser responsable, con conciencia; con la facultad de autodeterminación porque está dotado de un inconsciente que no solamente es impulsivo biológico, sino que también de sentido. El ser humano posee un órgano de sentido que denomina conciencia, que lo impulsa y lo trasciende a algo más que un ser programado, pero que su origen es irracionalizable e inobservable. Tal como lo es el ojo humano quien no puede observarse a sí mismo, es la conciencia. Tal como lo es el ombligo, que a simple vista no tiene función, pero su existencia evidencia un origen trascendente al hombre. La crisis de libertad le produce una neurosis noogena, que no es solamente disfuncionalidad entre impulsos instintivos; sino que se traduce como falta de sentido.

Ambos, apuntan a una primera crisis, la de la libertad de ser una cosa animada, a la libertad para llegar a un ente que se trasforma. Ambos apuntan a potenciar las capacidades del hombre para su reconstrucción, o mejor dicho, para su evolución o re-creación. No como objeto de voluntades divinas sino desde la propia voluntad del hombre, y desde su propia identidad desconocida por él. No desde el “seudo yo” que creemos que somos, sino desde el Yo Trascendental que desenmascara la conciencia.

Albricias En esa medida el existencialismo vacío se difumina, y las razones de ser, aparecen ¡¡.

Por su parte, el Lic. Yehuda Ribco (4) propone que el ser humano tiene un componente irracionalizable e inobservable, que lo vincula a un estado de existencia superior e inentendible para todos (NESHAMÁ); ya que vivimos en este mundo cuatridimensional. A pesar de contar con ejemplos tecnológicos con los que podemos comprender un poco mejor dicho fenómeno (5) , resulta cierta crisis introducir lo eterno en el marco estrecho de este mundo de cuatro dimensiones, lo que da como resultado necesariamente un sentimientos de desubicación que impulsa a la búsqueda de un sentido por medio de ejecución de actos, conociendo el bien, actuando con ética universal; es decir, evolucionando hacia un estado de ser que no es símil al modelo humano propuesto por las religiones, sino que a un estado de ser que no tiene final pues pasa en continua trasformación.

De las tres teorías que modernizan la enseñanza judía antigua mensionada, se le puede dar un sentido a la crisis existencial de la siguiente forma:
1. Tuvimos un punto de inicio.
2. No fuimos acabados en ese primer inicio
3. Esa falta de finalización está acompañada por una libertad enorme e incomprensible
4. Esa libertad da terror porque nos responsabiliza en nuestro propio acabado.
5. La responsabilidad propia es estar en continuo auto definimiento y auto acabado
6. Esa responsabilidad es ineludible.

De mis crisis existenciales, y las respuestas que he intentado darles, puedo concluir que somos seres no finalizados o acabados, como semicírculos o algo sin cerrar; pareciera que nos delegaron la autorización para nuestra propia “finalización”; para acabarnos de crear nosotros mismos, sin otras autorizaciones o intervenciones adicionales. En otras palabras, somos responsables de nuestra propia post-creación, o sea, evolución.

Si somos seres no acabados, paralizar el proceso de la propia finalización no sería una opción válida; tampoco lo sería evadir el proceso del auto finalización desconcentrándonos con creencias religiosas o confesiones de fe que den la seguridad engañosa esperanzadora.

Lo más viable es enfrentar el propio miedo a preguntarse, a dudar y a observarse, para determinar los rastros religiosos que hemos comido, para vomitarlos de nuestra existencia ya que fuimos engañados con su falsa seguridad y esperanza. Tal vez ese sea el primer paso hacia una libertad mas evolucionada, más consciente, más saludable para continuar nuestra propia evolución personal.

 

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(Que sea en mérito por la vida del joven valiente Gerardo Cruz hijo de Patricia Barquero. Quiera La Autoridad Divina salvarlo de la muerte prematura a la que los matones lo pusieron.)

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1.http://serjudio.com/dnoam/rap83.htm

2.El miedo a la libertad.
3. La presencia ignorada de dios.
4.http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/insignificantes-eso-dijo-el-kohelet

5. http://serjudio.com/personas/etica/memoria-y-conciencia-tras-la-muerte

Insignificantes, ¿eso dijo el Kohelet?

Es habitual que el hombre se sienta vacío, abrumado por ser insignificante.
Se inventaron muchas estrategias para olvidarnos de esto, hacer de cuenta que no estamos sumergidos en una duda existencial.
Entonces, para huir de la realidad, nos hacemos religiosos, adictos, fanáticos, negadores. Nos llenamos de objetos materiales. Nos saturamos de información intrascendente, porque lo importante es estar entre-tenido, para espantar al cuco de la insignificancia.
Nos narcotizamos, y nos anestesiamos, y nos embobamos con cualquier cosa, para no sufrir de nuestra precaria existencia.
Nos creemos poderosos, administramos fortunas que no tenemos, y hasta nos atribuimos el poder controlar al universo y sus dioses.
Algunos atrevidos hasta afirman dirigir a voluntad la Divina Voluntad.
Y allí, siempre presente la impotencia, la falta de sentido.
Desde que el hombre es hombre, desde Adam, que nos pasa esto.
Y por más frutos de la sabiduría que ingiramos, por más que atentemos con provocaciones, por más torres de Babel que erijamos, por más opresión que apoyemos, por más dioses que nos calmen con sus inexistentes clamores; siempre estaremos indefensos, inoperantes, siento el absurdo de no poseer el poder, de estar sin sentido.

Y es normal que nos sintamos así. Lee los primeros versos del libro Kohelet/Predicador/Eclesiastés y te encontrarás con una imagen ilustrativa.
Porque, somos NESHAMÁ (espíritu) que estamos atravesando un viaje breve por un mundo cuatridimensional.
Estamos aquí y ahora, para aprender, para disfrutar, para experimentar, para sumar a lo teórico también lo práctico. Pero esto conlleva todo tipo de limitaciones. Lo cual tiene su aspecto positivo, pero también el negativo.
Entonces, al introducir lo eterno en el marco estrecho del mundo, necesariamente nos sentiremos desubicados, a la búsqueda de un sentido.
Sentido que existe, que no cambia según las creencias o las modas.
Sentido que es conectarse con el Eterno, a través de reencontrar nuestra NESHAMÁ y permitir que su LUZ alumbre nuestras existencias.
Entonces, estaremos conscientes de nuestro ser, podremos vislumbrar de otra forma los acontecimientos, ya el EGO no operará con eficiencia para mantenernos sometidos a celditas mentales.

¿Qué hacer?
Vivir construyendo SHALOM, por medio de acciones de bondad Y justicia.
De esa forma, nos haremos poderosos, minimizaremos los efectos negativos de ser impotentes y pretender ser el ombligo del universo.
Enfoquemos nuestros pensamientos en materializar el SHALOM, y no en construir barrotes invisibles que nos mantengan encarcelados a los mitos del EGO.

Encontremos el sendero a casa, a nuestra esencia espiritual.
Que no se hace con rituales, ni magia, ni invocaciones extrañas, ni repetición de palabras, ni religión alguna; sino con orientarnos de acuerdo a la ético/espíritu, despertar la conciencia espiritual.
Disfrutemos de lo permitido, en tanto nos apartamos de lo prohibido.
Fluyamos allí en donde no controlamos y no admitamos que se corrompa ni el bien ni la justicia.
Elaboremos pensamientos creativos, divergentes, que rompan con la repetición cansina y mortal que desde el EGO nos aqueja.

En resumen:

«el polvo vuelve a la tierra, como era; y el espíritu vuelve a Elohim, Quien lo dio.»
(Kohelet / Predicador 12:7)

Responde al llamado

Hay gente (no judía, de los cuales muchos son idólatras, adoradores de un hombre ficticio con falso poder salvador) que creen que los judíos siguen elevando sacrificios al Eterno, y hasta incluso afirman que es el mecanismo único que cuentan los judíos para obtener el perdón del Señor.
Se burlan de esto, mientras sostienen que el único camino para lo que denominan salvación es la fe ciega y absurda en su dios humano, en aquel que consideran su mesías, quien según su ideología vino a traer la limpieza de los pecados por medio de su autosacrifico. Es la fe en ese falso redentor la única manera de escapar de lo que llaman infierno, pues todo aquel que no cree en ese hombre está condenado eternamente a todo tipo de sufrimiento terrible, a la ira desatada y sin contención del dios. El mismo dios que imputa un pecado original, del cual supuestamente somos todos culpables por el mero hecho de haber nacido humanos.
Así pues, para esa religión, todos somos condenados, malditos, encaminados hacia el infierno, carentes de la chispa divina. Aunque seamos buenas personas, dediquemos energías, dineros, la vida entera para ayudar al prójimo, para vivir una vida espléndida y ética, ¡nada de eso cuenta! Pues, según esa religión todos somos malditos, ya que la clave para dejar de serlo es la fe en ese dios humano que se autoinmoló para perdonar a los hombres del pecado que el dios les acusa.

Es obvio que tales propuestas religiosas no tienen ninguna validez espiritual, no son reales, no provienen de Dios y de Su Palabra. Son por completo foráneas a la Divina Verdad y llevan a una vida desastrosa, falsa, carente de sentido.
Pero, ¡qué difícil que los adoradores de tal religión puedan liberarse de su celdita mental y dejar la senda del error para reencontrar su propia NESHAMÁ (espíritu) y de esa forma reencontrar a DIOS (el Verdadero, el Uno y Único) en sus vidas!

Mira lo que afirma con Verdad el profeta del Eterno:

» ¿Con qué me presentaré al Eterno y me postraré ante el Elohim Altísimo?
¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?
¿Aceptará el Eterno millares de carneros o miríadas de arroyos de aceite?
¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mi vientre por el pecado de mi alma?

¡Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno!
¿Qué requiere de ti el Eterno?
Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Elohim.»
(Mijá / Miqueas 6:6-8)

Como ves, no pide Dios sacrificios, ni sangre, ni dioses muriendo por el hombre, ni fe en fantasías, ni rituales, ni religión, ni diezmos a iglesias, ni seguir líderes religiosos, ni juntarte con adoradores a repetir lemas sin contenido, ni bailotear con tus “hermanos”, ni encerrarte en un retiro espiritual, ni ir a una lejana provincia a la tumba de un hombre santo, ni… ¡nada de lo que por lo general la gente considera sagrado!
Elohim requiere de ti unas cosas bien sencillas, asequibles, cotidianas, mundanales, prácticas: que seas justo, que seas bueno, que seas leal a Dios.
Lo que nosotros llamamos, humildemente, CONSTRUIR SHALOM.

Entonces, en los hechos, en el judaísmo desde hace muchos siglos que no se hacen sacrificios de animales, y de ninguna especie.
Desde que no existe más el Templo del Eterno en Ierushalaim, o incluso quizás desde tiempo antes.
Así pues, la afirmación de que los judíos precisan y abogan por los sacrificios, por la sangre derramada de inocentes animales, para obtener perdón de Dios, es una completa distorsión de la realidad.
Lo cierto es que nunca realmente fueron los sacrificios, la sangre derramada de animales inocentes, lo necesario para ser perdonados por el Señor.

Según Maimónides la necesidad de los sacrificios era puramente cultural, sin un valor eterno, sin ser un ingrediente intrínseco.
La gente consideraba que el sacrificar a los dioses era necesario, por tanto los judíos se encontraron con esa realidad cultural a la cual se adaptaron. Por lo cual, se establecieron los sacrificios hacia el Eterno como una cuestión del momento, apropiada para estar acorde a la cultura y no como requerimiento esencial y espiritual. Ellos suponían que así había que hacer, pues eso vieron que hacían los demás; entonces el Eterno les permitió que lo hicieran, para con ciertos parámetros que debían respetar, de esa forma los iba encaminando lentamente hacia la senda correcta. Como ves, ha sido efectivo, pues, no existen actualmente muchos judíos que consideren necesario el sacrificio o la sangre del animal, aunque todavía haya algunos pocos que sueñen con restablecer el sistema sacrificial algún día.

Pero, incluso hace miles de años, cuando todavía se elevaban sacrificios, era claro para todos los leales al Eterno que eso no era lo importante, ni la base de la relación con el Eterno.
Lo fundamental era la TESHUVA, el arrepentimiento real, sincero, completo; en el caso de los que deseaban extirpar el efecto de sus pecados (SUS pecados, y no cosas que se les imputaba por el mero hecho de ser nacidos de mujer; pues NO cargamos pecados originales, no tenemos que pagar personalmente por los pecados de otros).

Atiende al profeta de la Verdad:

«Escuchad la palabra del Eterno, oh gobernantes de Sodoma. Escucha la Torá de nuestro Elohim, oh pueblo de Gomorra.
Dice el Eterno: ‘¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.
Cuando venís a ver Mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manos, para que pisoteéis Mis patios?
No traigáis más ofrendas vanas. El incienso me es una abominación; también las lunas nuevas, los shabatot y el convocar asambleas.
¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva!
Mi alma aborrece vuestras fiestas de lunas nuevas y vuestras festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas.
Cuando extendáis vuestras manos, Yo esconderé de vosotros Mis ojos.
Aunque multipliquéis las oraciones, Yo no escucharé.
¡Vuestras manos están llenas de sangre!
Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de Mis ojos. Dejad de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda.»
(Ieshaiá / Isaías 1:10-17)

No quiere Dios rituales, sacrificios, religión, imposturas de supuesta sacralidad, ni fe.
Él es tan claro y explícito: dejen el mal y hagan el bien. Sean justos.
En resumen, CONSTRUIR SHALOM.

¿Y todavía pretendes que tu vacía fe es el camino único hacia Dios?
¿Todavía te atreves a exigir rituales, malabarismos, palabrería, bailecitos, cuando el Eterno ha hablado por intermedio de Sus profetas?
¿No te da siquiera un poquito de vergüenza peregrinar a tumbas, disfrazarte de lo que no eres, predicar palabras engañosas con aspecto de ser solidariamente santo?
¿Tienes el atrevimiento de rebelarte contra Dios y lo que Él declara es EL camino?

TESHUVÁ es la gran respuesta.
TESHUVÁ que antecede a la creación mundo (TB Pesajim 54a), y la que sigue tan vigente como siempre.
TESHUVÁ que tiene la capacidad de curar al mundo completo (TB Iomá 86b).
TESHUVÁ, que es el método santo para retornar a la esencia de cada uno y así retornar al Padre Celestial.
No el sacrificio, no la sangre de un animal derramada, no el ritual, no la fe, ni ninguna de las paparruchas que te ofrecen la religiones, sino la TESHUVÁ que implica el actuar con corrección, como constructor de SHALOM, haciendo el bien y lo justo.
TESHUVÁ que está disponible desde antes del hombre haber nacido, desde antes incluso de existir posibilidad de pecado.
TESHUVÁ que te aguarda, seas judío o gentil, sin tener que recurrir a confesiones ante clérigos, ni realizar extraños pactos, ni ofrendar nada; sino simplemente ser auténtico, comprometido, humilde, constructor de SHALOM. De dentro y de fuera.

¿Es tan difícil que lo entiendas, que entre a tu mente y corazón?
¿Tanto te cuesta aceptar la Verdad de Dios, en lugar de las tribulaciones de los hombres?

Que apacible seria el mundo si cada uno viviera de acuerdo a su identidad espiritual y no de acuerdo al EGO, el cual es el padre de todas las religiones.
Cada día es bueno para que retornes a tu NESHAMÁ (espíritu), que corras los velos que cubren su LUZ, que permitas que esa chispa divina alumbre todos los rincones de tu existencia. No esperes a grandes fechas, ni a revelaciones místicas, ni a encuentros estremecedores, ni a que se te revele mágicamente la cuestión. Porque Dios está esperando por ti; tú mismo estás a la espera de despertar, andar por el camino de la TESHUVÁ, encender las luces, construir SHALOM.

Difunde este mensaje. Compártelo. Vívelo. Ayúdanos para que más personas lo sepan y comprendan. Colabora materialmente con nuestro trabajo. Sé un constructor de SHALOM. Tanto como gentil, que conoce y ama y respeta su propia identidad espiritual de noájida; como si eres judío.
El llamado está sonando desde antes de la creación, y eres tú quien debe responderlo AHORA.

De fiesta en fiesta

Egipto fue muy importante en la identidad israelita del comienzo del pueblo, pero era necesario extirpar lo nocivo (impuro) que de allí provenía para permitir que fuera la LUZ la que resplandeciera.

Así el Eterno ordenó abstenernos de JAMETZ durante los días de PESAJ. Festejamos, celebramos, recordamos, revivimos, nos comprometemos, pero hay un algo que no podemos. Eso que es tan peculiar a la cultura egipcia de aquella época, el JAMETZ.

Pasan unos cuantos días y llega la primera culminación de PESAJ, con la festividad de SHAVUOT, en la cual se nos entregó la TORÁ. Y entonces, de acuerdo a la costumbre no dormimos en su noche. Así pues, festejamos, nos alegramos, estamos dichosos, nos sentimos extasiados con este gran regalo de espiritualidad pero hay una necesidad física, que es también un placer, que por un tiempito queda por fuera de nuestro deleite.

Luego son unos meses los que pasan, hasta la siguiente festividad “bíblica”, la de ROSH HASHANÁ. Es un momento de elevación, de reflexión, de sabiduría, de TESHUVÁ, pero también para deleitarnos con alimentos y la compañía de familia y amigos. Pero, tampoco ahora la felicidad es completa, porque es también el día del JUICIO, en el cual las acciones de todas las criaturas son escrutadas y sopesadas por el JUEZ. Cuando somos conscientes de esto, nos entra un poco de temblor, de pavura quizás, porque no somos perfectos y no sabemos el alcance de nuestros actos que pudieran haber causado daños que ni siquiera imaginamos. Por ello, estamos entre serenos y dubitativos, festivos pero ceremoniosos.

Unos poquitos días después, otra fiesta ordenada por la TORÁ para los JUDÍOS, IOM KIPUR. Es tanto el esplendor de esta jornada sagrada que no comemos ni bebemos, no mantenemos relaciones sexuales, no nos lavamos, no usamos maquillaje, perfume y otros placeres corporales. Es un día dedicado al espíritu, tal y como si fuéramos ángeles. Por supuesto que está la alegría presente, porque presentimos la misericordia del PADRE, estamos trabajando en TEFILÁ, TESHUVÁ y dedicamos energías para la TZEDAKÁ. Alegría rumbo a la plenitud, pero al dejar de lado lo corporal, nos falta algo.

Entonces al final llega la fiesta que es el tiempo de nuestra alegría, SUCOT. ¿Será ahora el tiempo para celebrar sin restricciones extras?
Pues… no. Ya que se nos pide salir de nuestras casas de siempre para pasar a residir en chocitas endebles. Sí, es solo una semana. Sí, es una bella MITZVÁ. Sí, tiene sus placeres la SUCÁ, pero, estamos ahí, no en el living de casa.

Hasta que por fin, alcanzamos la última fiesta ordenada por la TORÁ, la de SHMINÍ ATZERET, que en Israel también corresponde en ese mismo día a SIMJAT TORÁ.
Es una fiesta sin motivo histórico, simplemente Dios nos quiso regalar un día para la licencia, para la celebración y festejo sin estrés.
Podemos comer jametz, dormir, estar complacidos, dentro de casita, darnos tiempo para disfrutar solos y con otros.
Y a esto le sumó la tradición judía el bailar con la TORÁ.
A diferencia de otros días, en los cuales se insta a abrir la TORÁ y profundizar en su lectura y estudio, en SIMJAT TORÁ se lee como parte del ritual, pero no es lo central (según la costumbre popular), ya que lo principal es (a ojos del pueblo) estar danzando en rondas con los rollos de la Torá, felices, cantando, brillando, disfrutando como un novio con su novia en el día de la boda.
Un día de completa alegría.

Quiera el Eterno que podamos salir de nuestros Egiptos, liberar la LUZ de nuestra NESHAMÁ, pasarla bien en todas y cada una de las festividades.
Que tengamos SHALOM, y lo construyamos.
Que seamos benditos, y de bendición.

(Publicado originalmente en SERJUDIO.COM, tiene enseñanzas para el noájida)