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Ietzer hatov

Así como naturalmente el EGO (IETZER HARA, tendencia o formador de mal) es parte de nuestro equipo, también lo es el IETZER HATOV (tendencia o formador de bien).

Como ya hemos enseñado en abundancia del EGO, no nos detendremos ahora a explicarlo nuevamente. Mejor, tómate un largo tiempo para descubrir en este hogar el material de lectura que te ayudará a descubrir en ti tu EGO, cómo reconocerlo, como contenerlo, como aprovecharlo. Precisarás mucho tiempo y dedicación, desaprender muchos conceptos y desarmar multitud de creencias, especialmente las que provienen del mundo religioso, en cualquiera de sus versiones. Porque, estos estudios sagrados poco y nada tienen que ver con los dogmas de las religiones, muy por el contrario, sirven para identificarlas como formaciones sociales originadas en el EGO y por tanto adversas al espíritu, al AMOR, a la verdad.

Dedicarte al estudio del EGO y a aplicar los mecanismos para corregirlo, puede ser una tarea para toda la vida; pero, aunque no te des cuenta, en ese trabajo de a poco dejarás de enfocarte en el EGO, ya no prestarás atención a sus cosas, perderás interés en las fantasías de las religiones, para por fin estar en armonía contigo y el universo, viviendo de acuerdo a la Voluntad Divina.
Estarás construyendo SHALOM, haciendo tu parte en la santa obra de la creación como socio del Eterno y así viviendo a pleno como un hijo de Él.

El IETZER HATOV es el llamado continuo, que como un rumor casi silencioso proviene de la NESHAMÁ (Yo Esencial, espíritu), y te invita constantemente a vivir de acuerdo a la Ley del AMOR, a construir SHALOM, a disfrutar de lo permitido, a alejarte de lo prohibido.
Si estuviéramos todo el tiempo siguiendo la ruta que nos traza el IETZER HATOV, entonces la LUZ de la NESHAMÁ llenaría cada uno de nuestros rincones, todas nuestras dimensiones de existencia serían plenas, con sentido, vitales.
Entonces, aunque nos ocurriesen cosas lamentables, las desgracias nos llovieran, el mundo se desmoronara a nuestro alrededor, aconteciese lo que es natural que ocurre, es decir, fuéramos objeto de la impotencia, si estamos orientados por el IETZER HATOV, entonces somos capaces de sufrir con dignidad, aceptar la penuria con nobleza, tratar de buscar/crear el sentido trascendente, endulzar la amargura, armonizar en el dolor.
El mal suceso seguirá estando, porque ser impotentes es parte normal de ser humanos, de estar vivos en este mundo; pero, ya no se incrementará la impotencia con los comandos tortuosos del EGO, con sus reacciones desmedidas, con sus desvíos inmoderados, con su succión hacia la oscuridad que nos aumenta el malestar y la impotencia aunque nos haga fantasear con tener poder.

Es decir, con la LUZ de la NESHAMÁ alumbrando, contamos con el verdadero poder, incluso cuando materialmente estamos sometidos a la impotencia.
Actuar en respuesta al llamado del IETZER HATOV nos empodera; reaccionar a manos del EGO nos debilita hasta cuando aparentamos ser fuertes.

Sabemos que el EGO es necesario, tiene su función muy específica y debemos estar agradecidos al Eterno por habernos creado con él.
Pero, cuando se aparta de su rol y ocupa el de comandar la vida del individuo, termina siendo un gran problema.
Por tanto, contenerlo y ubicarlo es imprescindible si deseamos disfrutar de bendición y bienestar.

Sin embargo, nuestra concentración debe estar en el IETZER HATOV, en el llamado a construir SHALOM, a actuar de acuerdo al AMOR con acciones concretas de bondad Y justicia.
A desarrollar nuestras capacidades al máximo en cada una de nuestras dimensiones, en tanto corregimos las fallas y mejoramos lo perfectible.
Debemos estudiar aquello que es permitido, dedicarnos a entrenarnos en andar por el camino correcto.
Pero especialmente, repito, construir SHALOM con acciones de bondad Y justicia. Estas acciones incluyen las palabras también, así como los pensamientos.

Entonces, veremos actuar al EGO en nosotros y en los otros, pero ya no reaccionaremos desde el EGO; ¡no somos títeres para comportarnos como tales!
Escogeremos las respuestas apropiadas, de acuerdo a los elementos de valoración que contemos en el momento.
Cerraremos la brecha que nos desconecta y así estaremos conectado y unificando, interna y externamente.

La LUZ de la NESHAMÁ, con su AMOR, cura las heridas del EGO.

Ahora tú elige que voz escuchar, la ronca y gritona del EGO, o la casi muda pero demasiado bella de la NESHAMÁ.

(Texto originalmente escrito para serjudio.com, pero publicado aquí por su considerable valor para la persona noájida).

Recibir y aceptar la Torá

Shavuot es la festividad también conocida como “Tiempo de la entrega de nuestra Torá”.
Lo interesante sería ser meritorios no solamente para que Dios nos la entregue a diario, sino para que también nosotros –judíos- la recibamos.
Según atestiguamos en la Tradición, las Lujot haBerit (Tablas de la Alianza) fueron destruidas porque el pueblo no estaba preparado para recibirlas.
Recién unos meses más tarde, en Kipur, por fin el pueblo recibió las Lujot haBerit, las segundas, las cuales permanecieron en su seno. Hoy siguen ahí, aunque materialmente no las tengamos por desconocer su paradero o no acceder aún a recuperarlas; pero, del corazón judío no se han movido estas tablas con su poderoso mensaje perpetuo.

De manera similar, la Torá fue entregada por el Eterno para Israel por intermedio del Maestro Moshé en un proceso que comenzó aquella jornada magnifica de Shavuot, cincuenta días después de la salida de Egipto. Allí se empezó la revelación del sagrado texto, que luego se continuó hasta finalizarse poco tiempo antes de que Moshé partiera de este mundo y los israelitas ingresaran a la Tierra de Promisión.
Los israelitas aceptaron vivir de acuerdo a su Ley, que se compone fundamentalmente por las normas orales, las otorgadas directamente por el Eterno a Moshé y luego (y fundamentalmente) las que las autoridades legales debidamente constituidas aprobaran.
Pero, la aceptación voluntaria e integra no fue cuestión inmediata ni automática, había que desaprender muchas cosas y aprender otras nuevas y completamente diferentes a lo habitual. Esto se concretó recién en la época del exilo Persa, cuando las hordas de Amán el perverso amenazaban con extinguir a la santa nación de Israel.

Reitero el concepto ya mencionado, ojalá pudiéramos recibir la Torá para vivirla a pleno cada día, y no solamente ser pasivos receptos de la Bondad Divina que de continuo nos la viene dando a los judíos.
Quizás este Shavuot puede marcar una diferencia positiva, ¿por qué no?

También es el deseo para nuestros hermanos los noájidas, los gentiles, quienes también tienen su propia Torá, la que está compuesta por los Siete Mandamientos Universales, que fueron dictados a Adam, luego repetidos y confirmados a Noaj para ser finalmente establecidos perpetuamente y sin dudas también en aquel Shavuot en el cual los judíos recibimos la Torá judía con el compromiso de los 613 mandamientos.

Para erradicar la idolatría

Aprender a lidiar con el EGO, a ubicarlo en su rol correspondiente, implica necesariamente liquidar por completo la idolatría en nuestra existencia.
Es decir, si esfumamos el seudo poder del EGO en nuestra vida, uno de los beneficios será librarnos de cualquier tendencia o cercanía con la idolatría.
Pero además, estaremos más sanos, disfrutaremos más y mejor de las cosas habituales y permitidas, tendremos un ánimo más positivo, andaremos construyendo SHALOM con actos de bondad y justicia sin apenarnos por cuestiones irrelevantes o enfrascarnos en asuntos impertinentes.

El EGO es un compañero de toda la vida, y es bueno que así sea, porque es útil y necesario en su trabajo correspondiente, siempre y cuando no usurpe otras funciones ni se convierta en el titiritero.
Por ello, nuestra tarea es conocerlo, entender como trabaja, no permitir que siga ejerciendo control donde no tiene cabida, esfumar su dominio pero sin pretender desaparecerlo o anularlo. El EGO está bien que esté allí en donde tiene que estar.
Tampoco podemos pretender educarlo, porque es una porción de nuestro cerebro no pasible de educación, responde instintivamente, así es y así debe ser.
Sin embargo, también son conductas aprendidas que se han convertido en hábitos, y como tales se disparan de manera involuntaria, inconsciente. Son estos hábitos los que se deben modificar, muchos de ellos extirpar, otros contener, evaporar.

Entonces, la clave está en darnos cuenta cuando el EGO secuestra el pensamiento, arrebata la acción, se transforma en el amo allí en donde solamente es un siervo; y no permitir que eso acontezca.
Es decir, si vamos a llorar, gritar, patalear o desconectarnos de la realidad (con cualquiera de sus derivados), deberemos hacer un mínimo esfuerzo para no hacerlo. Permitir que el flujo reactivo primitivo pase sin acción, para luego tomar decisiones voluntarias, razonadas, inteligentes, que permitan construir SHALOM.
Cuando el EGO, en su faceta netamente orgánica actúa, es necesario e indispensable, no podremos controlarlo, no tendremos cómo detenerlo, actuará más allá de cualquier idea que quisiéramos imponerle. Es una impulsividad instintiva, sin componentes ni emocionales, sociales o intelectual. Esa reacción está para garantizarnos la vida física, para encontrar el auxilio en otros que nos atienda, cuando somos realmente impotentes e ineficaces para lograrlo por nosotros mismos. Es un agente de rescate y seguridad.
Pero, cuando el EGO en su faceta de patrón de conducta negativo intente actuar, es entonces cuando tendremos el poder para domesticarlo, anularlo, hacer algo diferente y mejor.

La clave está en no reaccionar ciegamente, sino hacer una breve pausa para escoger tomando en cuenta los datos que se tienen a disposición.
La intención debe ser construir SHALOM, que es paz, integridad, plenitud.
Esto se consigue con el equilibrio del bien Y la justicia.
No una, ni otra, sino la combinación de ambas.
El exceso de bondad perjudica, a uno, al otro, al ambiente.
Lo mismo pasa con el exceso de justicia.
Aquel que es muy extremo en la bondad, termina agotado, sin recursos, enojado con la vida, iracundo consigo mismo, vacío, abusado por otros.
El que se sobrepasa en justicia termina agobiado, rígido, abrumado, estresado, peleado, hastiado, vanamente perfeccionista, desesperanzado y a veces violentado a sí mismo y a otros.
Pero, cuando se consigue detener el vaivén de uno a otro, o el paralizarse solo en uno de ellos, para conseguir una combinación exquisita, entonces por fin hay SHALOM.

Complicaciones para lograr la armonía no faltan.
Una de ellas seguirá siendo el deseo de control, de seguridad; aspiramos a controlar la realidad. El EGO nos ha enseñado a que podemos conseguirlo con sus trampas.
En verdad, no lo logramos jamás, pero ese seudo poder, la apariencia de control, es una droga adictiva. Cuando no lo conseguimos con los trucos habituales, seremos más manipuladores, más perversos, más tóxicos, descendiendo cada vez más en la celdita mental que nos arma el EGO.
El tener fe es una forma terrible que toma ese deseo. Tenemos fe y con ella pretendemos controlar a dioses y poderes sobrenaturales. Con la magia, superstición, religión estaremos manipulando para seguir en aparente control, seguros poderosos. Nos entrenan para eso, nos adoctrinan para ser personas de fe, es decir, esclavos del EGO al que endiosamos.
Y lo cierto es que seguimos impotentes, y peor, ignorantes del daño que nos estamos provocando con esta conducta horrible, que aleja del espíritu, que inunda de malestar pero se rodea de canciones, lemas, promesas, y todo lo que sirva para mantenernos hipnotizados y encerrados en la celdita mental.

Ahí entra nuestras otras herramientas, las que como personas maduras deberíamos desarrollar. El intelecto, la razón, la construcción, la aceptación; el construir SHALOM.
Para desarrollarnos y crecer, dotar nuestra existencia de algún sentido propio y orientado a lo espiritual, abandonando el deseo irreal de seguridad y control de la existencia. A eso lo podemos llamar «creer» o tener “EMUNÁ”.
Para el que tiene «fe» todo tiene una respuesta mágica; pero, para el que «cree» (tiene EMUNÁ) todo constituye una oportunidad para CONTRUIR un sentido lógico.
La fe es idolatría, EGO.
La EMUNÁ es conexión.

Entonces, ¿cómo no va a ser el estudio exhaustivo acerca del EGO uno lleno de espiritualidad, de TORÁ, de TESHUVÁ?

Génesis humana

«…oyeron la voz del Eterno Elohim que se paseaba en el jardín en el fresco del día…» (Bereshit / Génesis 3:8).

En un principio, el hombre tenía conciencia del Eterno, recibía Sus mensajes de manera fluida. La NESHAMÁ, como siempre y sin pausa ni cambio, emitía su LUZ la cual alcanzaba la conciencia activa, lo que permitía estar despierto a la Divina Voluntad y Presencia.
Pero, no somos solamente NESHAMÁ, en tanto estamos en este mundo también estamos formados por otras cuatro dimensiones.
Cada una de ellas a su manera nos aísla de nuestra ser de LUZ, de nuestro Yo Esencial.
Por lo cual, nos vamos revistiendo de máscaras, nos cubrimos con disfraces y vamos llevando una vida alternativa, que deja de estar enfocada en el espíritu y bailotea entre otras cosas, que pueden ser importantes y valiosas, ¿por qué no?
Nos vamos formando una identidad, o varias, que nos permiten manejarnos en este mundo pero que nos desconectan de nuestra verdadera identidad. Así se construye nuestro Yo Vivido, que es el que solemos llamar “yo” a secas.
Así es como hemos sido creados, multidimensionales, complejos y complicados. Esto no es un defecto ni algo para lamentarse, ¡es como somos! De hecho, si mantuviéramos la conexión entre las dimensiones, la armonía, el equilibrio, y orientados siempre por NESHAMÁ, sería todo lo perfecto que lo humano puede llegar a ser.
Sin embargo, algo quiebra la armonía y establece el conflicto, el exilio.

«Oí Tu voz en el jardín y tuve miedo, porque estaba desnudo. Por eso me escondí.» (Bereshit / Génesis 3:10).

La existencia multidimensional nos deja sin tener a disposición el uso del poder ilimitado de la NESHAMÁ. Por ello, la conexión con el Eterno parece perdida, aunque en realidad es imposible que se corte.
Las limitaciones le hacían sentir insatisfecho y necesitado, aunque tuviera todo para ser feliz. Entonces, emergió el sufrimiento y al mismo tiempo el miedo, que es la expectativa de impotencia, el presentimiento de algo nefasto que nos deje agotados, indefensos, imposibilitados de vencer. ¡No queremos volver a experimentar el espanto de sufrir, por eso nos llenamos de miedos!
El hombre sentía impotencia, se supo desnudo, limitado, de cierta forma desconectado del poder. Entonces, de forma natural y automática se dispara el EGO con sus herramientas habituales: llanto, grito, pataleo y desconexión de la realidad.
Esto le llevó a esconderse de Dios, porque estaba ya en exilio de su Yo Esencial, que es su NESHAMÁ.

«El hombre respondió: -La mujer que me diste por compañera, ella me dio del árbol, y yo comí.» (Bereshit / Génesis 3:12).

Entonces, fue poblando su mente con fantasías acerca de Dios y el poder, anhelando alcanzar un estado superior, donde no se sintiera defectuoso a causa de su naturaleza humana. Si él se sentía poderoso y fantaseaba con serlo, si podía achacar la culpa a otros, sacarse de encima la responsabilidad de sus errores, hacer de cuenta que es el amo y señor… lo que fuera, con tal de no padecer ni ahogarse en su miedo. Pero, algo le decía que en cualquier momento le podría sobrevenir aquello que le dejaba indefenso y débil, algo podría suceder. Estamos a merced de los elementos materiales, de la naturaleza, de lo que otros hacen y dejan de hacer, de nuestros propios instintos, ¡de tantas cosas!
Nos sentimos muy débiles y vulnerables, y con razón.
Pero, fantaseamos con el poder, lo perseguimos, aparentamos tenerlo cuando manipulamos, presionamos, somos violentos, hacemos cosas supersticiosas, creemos en delirantes propuestas del EGO, etc.

«Aconteció después de un tiempo que Caín trajo, del fruto de la tierra, una ofrenda al Eterno.» (Bereshit / Génesis 4:3).

Creamos la religión, nos llenamos de rituales y dogmas que mantienen aferrados a creencias y cada vez más lejanos de Él.
En tiempos originales, tenían la intención de experimentar el contacto con Dios, sentir de manera material eso que sentían en lo profundo de su ser, que es la conexión constante de la NESHAMÁ. Es decir, sus corazones no estaban dedicados a la adoración de falsas deidades, poderes aparentes, sino que buscaban al Eterno.

«Caín habló con su hermano Abel. Y sucedió que estando juntos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató.
Entonces el Eterno preguntó a Caín: -¿Dónde está tu hermano Abel? Y respondió: -No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano?»
(Bereshit / Génesis 4:8-9).

Pero, al poco tiempo la buena intención sin contenido saludable degeneró y se convirtió en otro instrumento del EGO para mantenernos enajenados, exiliados de nosotros mismos y creyendo que nos abraza Dios estamos sin Dios. Muere el hombre, queda inerme el hombre, se esclaviza el hombre, gracias a la religión en todos sus aspectos y formatos.
Si queremos identificar el peor obstáculo para el espíritu, no lo busquemos en el cuerpo, sino en todas y cada una de las religiones.

¿Cuál es el camino para retornar a la armonía interna y externa?
¿Cómo conseguir que sea la LUZ de la NESHAMÁ la que oriente y guíe nuestras vidas?
¿Cómo evitar que el EGO siga a cargo?

Ciego, sordo, en eso te has convertido…

«No maldecirás al sordo, ni pondrás tropiezo delante del ciego; sino que tendrás temor de tu Elohim. Yo soy Hashem.»
(Vaikrá / Levítico 19:14)

Mucho se ha escrito y codificado a partir de estas palabras, bueno es estudiarlo, aprenderlo y aplicarlo en la medida de lo posible.
Quisiera, humildemente, aportar una perspectiva que nos sirva para crecer como personas.

¿No hubiera sido suficiente si se ordenara “no maldecirás”, o “no maldecirás a otra persona”?
¿Era necesario hacer particular énfasis en aquella persona que no se ve afectada por nuestras palabras, ni siquiera se entera de lo que hemos dicho acerca de ella?

¿No bastaba con expresar “no pondrás tropiezo delante de ninguna persona”?
¿Cuál es la importancia de remarcar que el que está en peligro de tropezar por nuestra causa es un ciego, sea que no puede ver con sus ojos o que está nublado en su conocimiento?

¿Es tan grave esto que es necesario hacer especial hincapié en recordarnos que debemos temer/reverenciar al Eterno?
¿O acaso hay alguna otra enseñanza detrás de la exhortación a temer/reverenciar al Eterno, precisamente en este punto, cuando se nos advierte de no causar malestar o daños a los vulnerables y que no tienen cómo advertir nuestra perversa intención?

La idea que te propongo ahora, y que no intenta eludir lo codificado como reglamentario ni enseñado como apropiado por los maestros, es lo siguiente.

Trata de darte cuenta de que tú eres ese sordo al que estás maldiciendo, como también eres ese ciego al cual estás poniendo un obstáculo ante sus pies.
Porque, cada vez que te aprovechas de una supuesta superioridad sobre otro, haciendo uso de un aparente poder para manipular, generar malestar, oprimir, herir a alguien inocente en situación de vulnerabilidad; en realidad, en esencia, tú eres el débil, tú eres el estropeado, tú eres el impotente, tú estás en problemas. Tú te aprovechas de trampas y ventajas impropias para tener un poquito de aparente poder; pero, sigues siendo impotente, esclavo del EGO, atrapado en una telaraña de creencias y sentimientos que te mantienen apabullado, pasajero de una vida sin sentido y vacía.

¿Crees que te estás burlando del sordo?
¡En verdad tú eres el objeto y sujeto de la burla!
Tú eres quien deberá pagar los platos rotos a la hora en que se pase factura y se exija abonar la cuenta.

¿Crees que estás maltratando al ciego?
¡En verdad tú eres el que recibe el daño y deberá hacerse cargo y responsable de lo que acontece!

Y no, no solamente en el Juicio tras el pasaje por esta vida; sino también aquí mismo.
Porque, la voz de la NESHAMÁ, que es tu Yo Esencial, tu espíritu, no se calla nunca. No deja de observar y enmendar, no para de aconsejar y orientar, y cuando es oportuno denunciar. Constantemente esa vocecita está clamando en silencio en tu interior. Algunos le llaman la voz la conciencia, otros pueden llamarle el instinto ético natural. Como sea, ahí está el fiscal que señala y pide restitución por tus malas acciones, por tu desvío del buen camino.
Y, por supuesto también queda debilitando tu estructura la mancha provocada por el mal hacer. Esa mancha que se va acumulando y engrosando, tapando la LUZ de la NESHAMÁ para que no alcance a alumbrar a tu ser. Entonces, te sientes confundido, angustiado, vacío, abandonado, podrido, sin valor, desplomado. Como desesperado recurrirás a cualquier subterfugio para tapar ese sufrimiento, en lugar de admitirlo, reconocerlo, corregirlo para limpiar la mancha y permitir que la LUZ te vivifique. Pero no, seguirás terco por la senda desviada, apartando el bienestar y la bendición, hundido en la impotencia, en el exilio de tu personalidad, disfrazado de lo que no eres, mostrando un rostro que es solamente una máscara.
Seguirás siendo ciego y sordo, tonto y aburrido, aunque te creas superior, fuerte, hábil, sagrado, iluminado, liberado o cualquier otro adjetivo que tu EGO te invite a usar como anteojera que te oculte la realidad oscura en la que te encuentras.

El fuerte encuentra la manera para no ser marioneta de su EGO.
Entonces, en lugar de ser ventajero, construye SHALOM; es decir, actúa con bondad y justicia.
El constructor de SHALOM podrá parecer tonto a ojos de esos “vivos” que se creen que con maltrato y bravuconería, con estafas y corrupción, con violencia y atropellos, con religión y palabrería, con engaños y manipulación se obtienen beneficios, trofeos y éxito. Y, puede que sí, que el constructor de SHALOM no alcance esa gloria tan aplaudida por los títeres del EGO, puede pasar que no se disfrute de holgura y un gran aparente poder. Pero, se vive feliz, pleno, satisfecho, aceptando lo que se tiene sin por ello resignarse tristemente a la miseria o al conformismo apático. El constructor de SHALOM, justamente está rodeado por paz, tranquilidad, armonía, y para él eso vale mucho más que fortunas mal habidas, amistades adquiridas con dinero, un buen pasar material alcanzado por maltratar y arruinar a los inocentes.

Mejor, ten presente al Eterno, venéralo, permite que tu esencia espiritual alumbre tu ser, en vez de interponer más y más manchas alrededor de su LUZ.
Deja la religión con su apariencia de espiritualidad y poder, que es solamente enfermedad y muerte.
Abandona las conductas que no construyen SHALOM, porque no conjugan la bondad y la justicia.
Haz TESHUVÁ, entonces ya no serás ni ciego ni sordo, y entenderás qué quiere decir “Yo soy Hashem”, con lo que concluye el párrafo que estamos estudiando.

Será un placer y un honor si compartes conmigo tus ideas y reflexiones a partir de la lectura y estudio de este texto.
Hasta luego.

(Texto originalmente publicado en serjudio.com y compartido aquí por su valor para los noájidas).

Realmente libre?

Esta es una observación del Dr. Viktor Frankl, de lo que les sucedía a los prisioneros judíos, especialmente en su psiquis, luego de ser liberados del peor campo de concentración:

“…En terminología psicológica lo que le sucedía a la prisioneros se denomina ¨despersonalización¨… Sería un error creer que un prisionero liberado no necesitaba ya ninguna atención. Hemos de tomar en consideración lo siguiente: una persona sometida a una tención psicológica tan tremenda y durante tanto tiempo corre un cierto peligro en el momento de la liberación, especialmente si esta se produce de forma brusca. Este peligro (desde el ángulo de la psicohigiene) es la contrapartida psicológica de la aeroembolia. De la misma forma que un buzo-sometido a una intensa presión atmosférica- correría serio peligro si se sacara la escafandra de repente, de la misma forma el hombre liberado repentinamente puede sufrir un daño en su salud Psíquica…”   [1]

Según las apreciaciones clínicas del Dr. Frankl, una persona que ha estado sometida durante algún tiempo a cierta presión psicológica (como por ejemplo la presión de la religión de turno) de la cual ha sido liberado por otros o por él mismo, necesariamente requiere un proceso de “descompresión controlada”; algún proceso de reajuste en sus ideas, conceptos o apreciaciones de las que fue sometido y que ha aceptado como verdades absolutas.

El panorama del liberado de la religión es claro: se encuentra en el estado de vulnerabilidad más alto del que puede suponer. Sin ningún tipo de ayuda que le guíe en su proceso de desintoxicación religiosa convertirá su recién encontrada y virgen identidad, en una apayasada parodia de la identidad judía, como triste secuela del desequilibro psíquico.

El peligro que corre en apayasar la identidad no-judía se evidencia al negar el auxilio y la ayuda en conocer y desarrollar la propia identidad. Se sigue creyendo, suponiendo y actuando con una ideología religiosa (cristianizada en la mayoría de los casos), sin desarrollar una línea de pensamiento autóctono, propio e independiente de las religiones.

Se sigue neciamente con conceptos heredados de las religiones sin provocar un desligue violento o paulatino de esas ideas; y para colmo de males, religiosos disfrazados de noajidas y judíos, impiden la purga mental al ofrecer librejos, enseñanzas en videos en Facebook desde ciudades santas, y cuanta tontería se les ocurra.

ego

Conceptos de paraísos, espiritualidad, dios, mandamientos, obediencia, etc, siguen viciados con religiosidad por las personas que han sido liberadas de sus filas; restando importancia a preguntas existenciales tales como: ¿Quién soy?, ¿que soy?, ¿dónde estoy?, ¿para donde voy?, ¿quién es mi prójimo?, ¿cuál es mi deber?, ¿cómo hay que responder?, ¿qué es ser responsable?, ¿qué es ser consiente?, ¿qué es ser persona?,¿ que es el bien?, ¿qué es ser bueno? etc, etc…; preguntas que nos ayudarían a (re) construir nuestra propia identidad sin copias y sin parodias.

En la medida que nos volvamos conscientes de la identidad no-judía, necesariamente y como consecuencia lógica tendríamos que asombrarnos las profundidades que eso implica [2], y no buscar la asimilación con la identidad judía.

Este sitio funciona como auxiliar terapéutico en el proceso de reencuentro de la persona con él mismo. Es claro en la diferenciación de las identidades judías y no-judías. No son iguales ambas identidades, ni admiten mezclas extrañas de una hacia la otra; ambos (judíos y no-judíos) coexistimos en este mundo con un mismo fin, pero con diferente marco normativo; aunque para algunos afectados por la descompresión descontrolada a que fueron expuestos cuando se liberaron no lo quieran aceptar.

 

 

[1] El Hombre en Busca de Sentido. Viktor Frank. Pag 112-113

[2] http://serjudio.com/sitra-ajra/idolatria/noajismo-tambien-en-antiguas-enciclopedias-judaicas#comment-11105?show=1

Humildad es la clave

Es muy frecuente que nos acordemos de Dios al momento de pedir, pero muy raro hacerlo presente cuando disfrutamos de lo que tenemos.
Porque, sentimos que estamos en control, que nuestro es el poder, que tenemos derecho y que somos dignos de recibir y de que nos agradezcan; ¿cómo vamos a menoscabar nuestro sentimiento de poderío siendo humildes ante el Señor?
¡Cuando mayor debiera ser nuestra cercanía con la LUZ, pareciera que abrimos más las ventanas para que ingrese la oscuridad!
Ponemos al Yo en el lugar de Dios, como si de esa manera tuviéramos mayor posibilidad de gozar y no sentir nuestra finitud, que pronto lo bueno también se acaba.

¡Cómo cambian las cosas cuando surge la falta, cuando sufrimos del hambre y no hay qué lo extinga, cuando luchamos débilmente y seguimos sometidos a la impotencia!
Nos arrebata la ira, nos enfurecemos, rugimos, gritamos, insultamos, golpeamos, nos quejamos, nos lamentamos, lloramos, nos encerramos en un silencio quebrado por el suspiro insolente, destrozamos llenos de agresividad; y entre esto y aquello, nos viene a la mente que podemos manipular al Creador con rituales, con petitorios que suenan a mandatos, con reclamos en formas de rezos, con extorsiones mágicas de apariencia espiritual.
Hacemos pactos, negociamos, ordenamos que el Cosmos se ponga en marcha según nuestra infantil mirada de las cosas; porque en nuestra impotencia y limitación, tenemos la trastornada idea que podemos usar a Dios como si fuera un títere sometido a nuestro servicio.

¿Te suena conocido?
¿Es lo que haces?
¿Lo has visto en otros?

A veces, nuestra desesperación y enojo llega al punto de la ruptura con la Deidad.
No queremos saber nada de ese Dios que permite que A NOSOTROS nos pase cosas malas. ¿Cómo se atreve ese Dios? ¿Acaso Él también es impotente que no actúa para librarnos del mal? ¿Somos tan insignificantes que no merecemos milagros y salvaciones mágicas celestiales? ¿Cómo vamos a adorar o siquiera creer en un Dios que demuestra que no puede, y si puede, no quiere ayudarnos? ¡Porque somos el centro del universo y ese Dios debiera saberlo y actuar en consonancia!
Así, nos abstenemos de Dios, de tanta impotencia que sentimos, de tanto afán de control que abruptamente todo se descontrola.

¿Conoces gente así?
¿Te pasa a ti?
¿Lo has vivido en carne propia?

Humildad es la clave.
Para poder estar feliz por el disfrute de nuestro éxito material, con orgullo y alegría; pero sin por ello dejar de agradecer y bendecir al Aquel que permitió que sucediera.
Humildad en los momentos de quiebre, para sobrepasar la automática respuesta furibunda del EGO, y no envolvernos en un ciclo negativo de mayor impotencia-agresión.

Humildad, para actuar con bondad Y justicia, como constructor de SHALOM, en las buenas y en las no tan buenas.
¿Sabes quién obtiene beneficios siendo así?

(Humildad: tomar conciencia y admitir los propios límites, reconociendo lo positivo así como lo negativo, descubriendo el potencial para hacer lo posible para desarrollarlo. Es hacer sin prometer, sin hacer demostraciones, sin reclamar la atención).

Amar por sobre los cielos

מדת האהבה השרויה בנשמת הצדיקים היא כוללת את כל הברואים כולם, ואינה מוציאה מן הכלל שום דבר ולא עם ולשון, ואפילו עמלק אינו נמחה כי-אם מתחת השמים , אבל ע»י הזיכוך מתעלה הוא לשורש הטוב , אשר הוא מעל לשמים , ונכלל הכל באהבה העליונה , אלא שצריך כח גדול וטהרה עצומה ליחוד נשגב זה.

מידות הראי»ה אהבה

El valor del amor que anida en la NESHAMÁ (espíritu, Yo Esencial) de los justos, incluye a todas las personas, sin excepción, no deja fuera nada, ni nación o lengua; e incluso Amalec solamente es borrado de debajo de los cielos, pero gracias al proceso de purificación se eleva hacia la raíz del Bien, que está por encima de los cielos; es incluido todo con amor superior, pero hay que dedicar gran esfuerzo y pureza inmensa alcanzar una unificación como ésta.

Así nos enseña el Rav Kook.
Y tú que te enojas y armas terribles líos por cositas sin importancia… ¿no es así?
Por cualquier cosa te ofendes, aunque después de un rato te das cuenta que no valía la pena.
A veces, son cuestiones que parecen muy importantes las que te llevan a estresarte, digamos algo que sí amerita estar alterado… ¿no?
Pero, releo la sabiduría del maestro, y encuentro que hasta el más perverso de los pueblos, aquel que su misión en la vida era destruir al pueblo judío para así erradicar el recuerdo y Nombre del Eterno, hasta ese infecto pueblo puede ser purificado y elevado hacia el Bien.

Tenemos que aprender acerca del AMOR, que no es esa payasada romántica de los cuentos, ni esa manipulación emocional de religiones y sectas, ni tampoco un estado de ánimo.
AMOR, es acción positiva y a favor de otro, sin esperar nada a cambio, y sin que nos perjudique.
AMOR es un trabajo de unificación, de uno mismo en sus dimensiones; con el otro en su otredad. Sin embargo, NO debemos amar el mal, ni aceptar la injusticia, ni apoyar la negatividad. Pues, eso NO ES AMOR.
El AMOR eleva, no se conduele con el mal; ni provoca el  malestar, ni se hace cómplice de ello.
No tapa el pecado con excusas, ni se escuda en justificaciones para seguir alejado del Bien.

El AMOR eleva con la construcción de SHALOM, y al hacerlo une.
No es fácil, porque choca con tantas creencias, prejuicios, trabas, hábitos, que parece ser una tarea titánica e inaccesible.
Pero, precisamente en el continuo trabajo por realizarlo, es que estamos ejerciendo el AMOR.

¿Ego espiritual?

El EGO, también llamado IETZER HARÁ, tiene asiento en una sección del cerebro, que compartimos con muchas especies animales.
No es una entidad mística, ni un ángel alado de luz o oscuridad, ni una energía metafísica, ni siquiera es una metáfora, sino una función natural, instintiva, primitiva, normal que se dispara en ocasiones en las cuales estamos en impotencia y precisamos reaccionar de forma automática e inconsciente para obtener auxilio externo o para actuar de forma refleja para salvarnos del percance.

El problema radica cuando el EGO se dispara cuando sentimos impotencia y no la estamos experimentando en la realidad; porque estaríamos desplegando un repertorio de respuestas inapropiadas para resolver la situación.
También es conflictivo cuando debiendo recurrir a otros mecanismos caemos en el hábito de actuar bajo el mando del EGO; así, la respuesta más evolucionado debiera servir para resolver las cuestiones de manera eficiente, pero al actuar de acuerdo al EGO terminamos ampliando y/o profundizando una crisis.

El EGO, cuando ejecuta su trabajo dentro del marco adecuado, es un gran aliado; está precisamente para ello, para salvarnos.
Pero, cuando irrumpe y trastorna el accionar en situaciones innecesarias o inadecuadas, se convierte en un obstáculo (a superar).
Por esto mismo, es que al sortear las trampas del EGO logramos fortalecernos, crecer, mejorar, beneficiarnos.
Por tanto, incluso al estar usurpando roles y molestando, si sabemos cómo manejarnos correctamente, el EGO no es más que la mancuerna para ejercitarnos en nuestro entrenamiento del músculo de la superación personal. Pero, si tropezamos y caemos con sus trucos, entonces es doble el esfuerzo para sobresalir y perfeccionarnos.

Muchas personas terminan en ciclos tóxicos, de enfermedad, abandono, pobreza, idolatría, engaños, desanimo, locura, enojo, altercado, separación, etc., por estar siendo comandados por su EGO, en lugar de mantenerlo limitado y al servicio del bienestar del individuo.

Por su parte, el espíritu, la NESHAMÁ, el Yo Esencial, no tiene asiento en ninguna parte de nuestro organismo. Quizás, y de ello no tengo certeza, alguna porcioncita del cerebro actúa como su interfaz con el cuerpo; no lo sé, no tengo como saberlo, y prefiero no especular.
Esa identidad pura que somos, aquí/ahora y en la eternidad, no puede ser modificada por el EGO, ni por nada que hagamos o dejemos de hacer. La NESHAMÁ no depende de nuestra voluntad, deseo o accionar, sino que solamente depende del Eterno, pues es una chispa Divina. Así pues, si hay algo de nuestro ser que jamás puede ser conquistado por el EGO, o secuestrado para servirle, es el espíritu.
Pero, nuestras acciones van creando cáscaras en torno al espíritu, sin tocarlo en lo más mínimo, sin disminuir un grado de su brillantez. Lo que se obstaculiza es la llegada de su LUZ al resto de nuestro ser. Cada pecado, desviación de la senda correcta, pone una mancha que rodea la LUZ. Cada acción sintonizada con la senda del bien, limpia una de esas manchas, o amplía el canal de pasaje de la LUZ para que irradie con mayor potencia en nuestro ser. Así también actúa la TESHUVÁ, limpiando, armonizando, encaminando, devolviendo la luminosidad a los rincones oscurecidos.

Si comprendes esto, te das cuenta que es imposible hablar de un EGO espiritual.
El EGO impide el pasaje de la LUZ, pero no afecta al espíritu.
La NESHAMÁ continuamente alumbra, susurra para orientarnos, es la brújula imperceptible que nos marca el norte ético que debiera movernos y servirnos para pensar.

El espíritu, lo espiritual no pueden ser egoístas, es por definición algo imposible.
Si bien, el propio espíritu nos impulsa a mantener una actitud de “egoísmo positivo”, que es el afán por obtener aquello que precisamos para nutrirnos y crecer, sin que por ello agredamos injustamente a otro ser.

Entonces, si te encuentras con gente que dice estar transitando el camino espiritual, pero sus acciones no lo demuestran; debes tú evaluar cuánto oído prestar a sus prédicas y peticiones. No está en ti juzgar de manera parcial, ni condenar; pero sí es tu deber analizar, estimar, para conducirte con la LUZ a través de acciones concretas de bondad Y justicia.
Esto es el grado máximo, actuar siempre como constructor de SHALOM, actuar con bondad Y justicia.

Deseo de la NESHAMÁ

El deseo de la NESHAMÁ no es, ni puede ser, ególatra.
No anhela poder ni control, tampoco supremacía o éxito.
No busca escapar del sufrimiento, ni renegar de la muerte, ofender al contrario, así como no se resiente por el acecho de la impotencia.

Es pura,
por tanto conectada a la vida,
vivifica, en lugar de agredir, corromper, paralizar y matar.
Ningún deseo o acción contraria a la conexión con la vida tiene cabida en ella.

Es creación directa del Eterno,
una chispa de la Divinidad,
por lo cual, no contiene manchas, opacidades o fisuras que puedan llevar al mal.

Desea la unidad del todo,
aun en la diferenciación,
sea ésta real o aparente.

Funciona de acuerdo al Código del Amor.

Para materializarse en este mundo,
utiliza las máscaras del Yo Vivido que sintonizan con ella.
Cuando actuamos en acuerdo,
construimos SHALOM, interno y externo,
por medio de acciones de bondad Y justicia,
siendo leales al Eterno.

Los otros deseos, los nacidos de nuestra humana naturaleza imperfecta,
no son de por sí malignos o abyectos, los cuales debiéramos repudiar.
Muchos de ellos son necesarios e indispensables.
Cuando se armonizan con el Deseo del Yo Esencial,
entonces producen disfrute, goce, bienestar.

Al terminar nuestra travesía terrenal,
dejamos sembradas las obras,
de las que cosecharemos sus frutos en nuestra vida más allá de esta vida.
Consecuencia de nuestras acciones,
adobadas con la Misericordia Divina.

La gran tarea que tenemos por delante está sintetizada en estas líneas.