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Terafim, trofeos del EGO

«(19) Labán se había ido a esquilar sus ovejas, y Raquel [Rajel] hurtó los TERAFIM de su padre.
(20) Además Iaacov [Jacob] engañó a Labán el arameo al no decirle que se iba.
(21) Huyó, pues, Iaacov [Jacob] con todo lo que tenía. Y levantándose cruzó el Río y se dirigió a la región montañosa de Galaad.
(22) Al tercer día le informaron a Labán que Iaacov [Jacob] había huido.
(23) Entonces tomó consigo a sus parientes y fue tras él en el camino, por siete días, y lo alcanzó en la región montañosa de Galaad.
(24) Aquella noche Elokim vino en sueños a Labán el arameo, y le dijo: ‘Ten cuidado, no hables a Iaacov [Jacob] ni bien ni mal.’
(25) Alcanzó, pues, Labán a Iaacov [Jacob], quien había instalado su tienda en el monte. Y Labán también instaló sus tiendas en el monte Galaad.
(26) Entonces Labán dijo a Iaacov [Jacob]: -¿Qué has hecho? ¡Me has engañado al traer a mis hijas como cautivas de guerra!
(27) ¿Por qué has huido a escondidas, engañándome, sin avisarme? Yo te habría despedido con alegría y cantares, con tamborín y con arpa.
(28) Ni siquiera me has dado la oportunidad de besar a mis hijos y a mis hijas. Ahora pues, has actuado locamente.
(29) Yo tengo poder para haceros mal, pero el Elokim de tu padre me habló anoche diciendo: ‘Ten cuidado, no hables a Iaacov [Jacob] ni bien ni mal.’
(30) Y ya que te ibas definitivamente porque tenías tanta nostalgia por la casa de tu padre, ¿por qué me has robado mis DIOSES?
(31) Iaacov [Jacob] respondió a Labán y dijo: -Yo tuve miedo, pensando que quizás me arrebatarías a tus hijas.
(32) La persona en cuyo poder halles tus dioses, que muera. Reconoce en presencia de nuestros parientes lo que yo tenga que sea tuyo, y llévatelo. Iaacov [Jacob] no sabía que era Raquel [Rajel] quien los había robado.
(33) Entró, pues, Labán en la tienda de Iaacov [Jacob], en la tienda de Lea y en las tiendas de las dos siervas, y no los halló. Saliendo de la tienda de Lea, fue a la tienda de Raquel [Rajel].
(34) Pero Raquel [Rajel] había tomado los TERAFIM , los había puesto en la montura de un camello y se había sentado encima de ellos. Labán, pues, rebuscó toda la tienda y no los halló.
(35) Entonces ella dijo a su padre: -No se enoje mi señor porque no pueda levantarme delante de ti, pues estoy con la regla de las mujeres. Buscó, pues, los TERAFIM, pero no los encontró.»
(Bereshit / Génesis 31:19-35)

TERAFIM, que en la pronunciación idish y yemení es TEROFIM, se suele traducir como ídolos domiciliarios, penates, imágenes oraculares, estatuas de cuerpo o bustos.
Sin dudas que así los vemos funcionar en otras partes del Tanaj (Shoftim 18, I SHmuel 19, entre otros), y también Labán el Arameo informa que los TERAFIM que le fueron sustraídos eran dioses para él.

Pero para los comentaristas no está muy claro el origen y sentido de la palabra.
Por supuesto que todos giran en torno a lo mismo, a que es algún objeto de idolatría, pero sin especificar en concreto.

Resulta llamativo que existe una palabra en otros idiomas que pareciera provenir de la voz TERAFIM: trofeo (trophy inglés, trophée francés, pras hebreo, trophäe alemán, trópaio griego moderno, trofyeĭ ruso).

En latín se encuentra “tropaeum”, a su vez del greco “tropaion”, que sería el botín de guerra, lo que testimonia el triunfo.
Podían ser armas, escudos, pertenencias, partes del cuerpo, esposas, hijos, que fueran de los derrotados, etc.
También odas que se escribieran en honor a los vencedores, piezas de arquitectura (recordemos el tristemente célebre Arco de Triunfo de Tito, vencedor de Judea y saqueador del Santo Templo), estatuas, medallas, coronas de laureles, copas, etc.
Actualmente los trofeos son variados y muchos conocidos: el Óscar, la Copa del Mundo, medallas de atletas olímpicos, copas, dinero, contratos publicitarios, etc.

Resulta que, según modestamente entendemos, desde el EGO parte el deseo insaciable de conquistar TEROFIM, trofeos.
Es una manera del EGO para manipularnos, dominarnos, someternos, mantenernos bajo su yugo despótico.
Vivimos afanosos por alcanzar trofeos, cada cual puede reconocer aquellos que persigue.
Están los que llenan sus paredes de medallas deportivas, los que tienen títulos enmarcados y a la vista de todos, los que impresionan con bibliotecas repletas, los que coleccionan mujeres u hombres en relaciones ocasiones, los que se glorían con su dinero, los que muestran sus autos, los que hablan incesantemente de sus logros, los que no tienen más logros que mencionar aquello que hacen o harán sus hijitos, los que no tienen nada para mostrar pero se esconden detrás de los supuestos milagros y poderes de sus dioses y pastores, los enfermos que acumulan basura o enfermedades, los adictos que se regodean con los tipos y cantidades que consumen, los asesinos seriales con sus desquiciados actos, etc..
Todos vamos en busca desenfrenada por adquirir nuestros trofeos.
Para la gran mayoría es lo que da sentido a la vida.

¿Qué es del atleta glorioso el pasado cuando la vejez corrompe su vitalidad?
¿Qué del rico que recuerda desde su pobreza el pasado más lustroso?
¿Qué del guerrero que está vencido?
¿Qué del que hacía de su profesión o trabajo su carta de presentación y ahora es jubilado?
¿Qué del mujeriego que ya no está más vigente como “conquistador”?
¿Qué de la estrella del espectáculo que ahora es ignorando o en infama?

El problema real es cuando hacemos de los trofeos nuestros dioses.
Cuando el resto de la vida no cuenta, sino solamente adularnos con la adoración a esos terafim.

Se pueden llevar nuestras riquezas, nuestra familia, nuestra dignidad… nos enojamos pero no nos desesperamos como cuando alguien se atreve a tocarnos a nuestros terafim.
¡Ahí saltamos como locos!

La vida deja de tener sentido.
Se nos acabó…
Porque depositamos nuestra esperanza, nuestro ser, nuestra permanencia en esas victorias aparentes, en esos botines de guerra, en esas medallas, en ese dinero, en ese renombre, y nos olvidamos de todo lo que es realmente importante.

Ahora sabes que existen los TERAFIM y que no son meramente ídolos, ni imágenes de dioses, ni la tontería de los adoradores de estatuas, sino que es algo común, cotidiano, que también te afecta a ti.
Ahora que lo sabes, puedes hacer el ejercicio de ver cuáles son tus terafim, a que le estás dando ese lugar privilegiado en tu vida, que es lo que consideras sagrado porque te da la ilusión de bienestar y poder.
Hazlo, cuando quieras y puedas.
Luego podrás ver como eliminar esa idolatría de tu vida y empezar a llevar una existencia más plena.

Si quieres compartir tus ideas, comentar cuales son tus terafim, aquí me tienes.
Hasta luego.

Ser integral

Decía Confucio, allá por el siglo VI EC que: “Ser capaz de juzgar a los demás por lo que hay en nosotros mismos, esto puede ser llamado el arte de la virtud.”
Es una interesante observación.
Pero, sería realmente virtuoso cuando somos capaces de des-cubrir aquello que hay en nosotros mismos, evaluarlo correctamente, sin engaños, sin ocultamientos, sin excusas, sin omisiones, sin añadidos.
Es imprescindible, por tanto encontrar métodos para llegar a conocer nuestro ser, tanto el esencial -el espiritual-, como el que vamos siendo a lo largo de nuestra existencia.
Ver en el espejo al Yo Esencial, al Yo Auténtico y al Yo Vivido, no como extraños, otros, partes desconectadas, intrusos, sino como elementos que nos constituyen y somos en tanto vamos haciendo nuestra andar por la vida.
Y no solo conocerlos, sino integrarlos, armonizarlos, permitir que nuestro ser multidimensional esté en equilibrio y sanamente nutrido.
De esa forma podremos juzgarnos con verdad y justicia a nosotros mismos, y así hacerlo con nuestro prójimo.

Algunas facetas de nuestro ser se ubican como obstáculos para la integración, uno de los más ubicuos es el EGO (tendencia negativa, Ietzer HaRá).
Allí está, por un lado nos distrae, nos confunde, nos somete, nos aliena, nos debilita, nos ahoga, nos detiene detrás de barrotes de miedos y prejuicios.
Nos impide conectarnos con nuestra esencia, con Dios, con el prójimo.
Pero, no está para destruirnos, sino para que aprovechemos sus habilidades en nuestro beneficio.
Hemos de procurar liberarnos de la tiranía del EGO para usarlo como nuestro siervo, para ayudarnos en nuestra integración multidimensional. Es otra herramienta más que debemos aprender a usar.

Por supuesto que la integración cierta se debe sostener de algún marco invariable, que le sujete y rectifique.
Ese marco universal se denomina “Siete Mandamientos Fundamentales”, que son las leyes espirituales-naturales, para desarrollar una vida de bondad, justicia y verdad.

Al respecto leemos:

«El Santo, bendito sea, dijo a Israel: Mi hijo, he creado la tendencia negativa (EGO), y he creado la Torá, que es su antídoto/condimento. Si ustedes se sumergen en Torá, ustedes no serán llevados a manos de la tendencia negativa…»
(TB Kidushin 30b)

La Torá, con sus 613 mandamientos, SON del pueblo judío.
Pero la Torá –instrucción- universal, con sus Siete Mandamientos, es regalo de Dios para todos los hombres.
Cada uno tiene su propia Torá, los judíos la extensa y codificada hasta el detalle, los judíos la concisa y abierta hasta el infinito.

Te animo a ir aprendiendo acerca de ti.
El camino es hacia dentro, pero trabajando con el afuera.
Vamos, vamos a canalizar al EGO y a sus manifestaciones externas, para darles el lugar que les corresponde en el ordenamiento cósmico.

Te recomiendo que sigas este enlace: http://fulvida.com/id-noajica/identidad/construir-shalom-2

Resp. 1062 – Diferencia entre pecado y transgresión

mendezzcarlos nos consulta:

Saludos. He estudiado que "pecado" es vivir de espalda a Dios y Su Ley, por otro lado "transgresión" es desviarse de Su camino. Mis preguntas son: Desde el enfoque hebreo, ¿Hay diferencia entre pecado y transgresión? ¿Los judíos pecan o transgreden? ¿Todo acto de desobediencia o incumplimiento a la Ley debe tomarse como pecado, o influye la condición de gentil y judío? Muchas gracias.
Carlos Méndez Z Escritor San Cristobal Venezuela

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El EGO según Salomón el rey

Dijo el sabio predicador:

«Mejor es un muchacho pobre y sabio que un rey viejo e insensato que ya no sabe ser precavido;
aunque aquél para reinar haya salido de la cárcel, o aunque en su reino haya nacido pobre.»
(Kohelet / Predicador 4:13-14)

Rashi, el exégeta clásico, a partir del Midrash (Tehilim, mizmor 9) nos instruye de la siguiente manera:

«Mejor es a un niño pobre y sabio: Esto es la tendencia al bien. ¿Por qué es llamado un niño? Porque no viene a la persona hasta sus 13 años.
pobre: porque los miembros del cuerpo no obedecen a la tendencia al bien mientras que son subyugados por la tendencia al mal.
sabio: pues da a la persona inteligencia para actuar de buena manera.
que un viejo y absurdo rey: es la tendencia al mal que gobierna sobre todos los miembros.
viejo: se impone desde que el niño nace.
insensato: porque lo engaña para hacer mal.
que ya no sabe ser precavido: porque la tendencia al mal ha llegado a ser viejo y no acepta el reproche correctivo”

La tendencia al mal, Ietzer HaRá, es posible identificarlo casi exactamente con lo que nosotros denominamos EGO.

El EGO acompaña a la persona desde el nacimiento.

El EGO no actúa racionalmente, sino que hace de la persona un insensato, movido por miedos y deseos. Usa el poder del pensamiento para justificarse, para engañar, para hundirse en mentiras y tramoyas, para perfeccionar sus habilidades detestables.

El EGO es ese faraón interno, que controla y domina. Tiene bases fisiológicas que le permiten operar sobre el cuerpo, inducir sensaciones, producir fantasías. Es un rey perverso en nuestro interior. Sin poder real, sino el que nosotros le conferimos y le seguimos admitiendo.

El EGO no trabaja para beneficiar a la persona, sino que la deja a la deriva.

El EGO nos hace creer impotentes, aprovecha cada oportunidad para manipularnos con sensaciones de impotencia, ya sean reales o ficticias. Se nos alienta a la pasividad y la debilidad, a la impotencia concretada. O se nos impulsa a la búsqueda afanosa del poder, en una competencia constante por no ser sumiso pero sí ser “más que vencedor”. Eso es EGO.

Estamos en una interminable guerra por el poder, por los recursos, por la energía, por el dominio, cuando en verdad en la solidaridad, el altruismo, el trabajo en comunidad se alcanzan mejores y mayores logros y beneficios.

Mantener al EGO al mando, es seguir enroscados en los miedos, en la manipulación, en la enfermedad.

Tenemos la capacidad para derrotar al EGO, para hacer que el buen niño sabio sea el que lleve las riendas de nuestra vida.
Pero tenemos que querer salir de la celdita mental a la cual nos afiliamos y adherimos como si de ellos dependiera nuestra vida.
Tenemos que encontrar el camino para armonizar nuestro Yo Auténtico con nuestro Yo Vivido, de modo tal de romper los lazos viciosos y esclavizantes.
Aunque creíamos ser miserables, débiles, inoperantes, inútiles, pecadores, esclavos o pobres… aunque haya sido cierto, todo ello no es más que excusas del EGO para someternos a la impotencia.
Podemos ser los reyes, realmente nosotros y no esa parte tosca y adulterada de nuestro interior, el EGO.
Podemos gobernar, aunque parezca que no tenemos opción.
Podemos hacer algo mejor que decir “no puedo”, “es difícil”, “duele”, “nunca probé”, etc.
El reto está allí para ser vencido y podemos hacerlo.

Para el EGO es fácil.
Ya nos conoce y lo conocemos.
Es nuestro “amigo” más antiguo.
Nos acompaña desde que salimos al mundo.
Nos ha visto crecer.
Sabe cuáles son nuestros puntos débiles y los usa para dominarnos.
El EGO está cómodo sentado en el trono de nuestra alma.
Controla sistemas fisiológicos, domina al pensamiento, se burla de nosotros despiertos y en sueños.
Es un rey que desde dentro nos controla.
Y nosotros lo asumimos como “salvador”, como “redentor”, como “dios”.
Lo adoramos en religiones, en ejércitos, en agrupaciones, en modas, en cultura… está por todos lados demostrando su –falso- poder.
Nos admitimos impotentes, aunque odiamos reconocerlo.
Para el EGO es tan sencillo…

Pero podemos romper las cadenas.
Podemos ser libres y luego encontrar qué hacer con nuestra libertad.

Ser uno

I

¿Dudas que lo que ingresa a tu organismo te afecta?

Cuando pensamos en lo que llevamos a la boca, alimentos, parece fácil dar una respuesta cierta.
No se precisa ni mucha teoría, ni demasiada ciencia, ni profundos estudios para reconocer que el veneno ingerido no resulta muy favorable… ¿no?
Gracias a los constantes avances en el conocimiento fuimos comprendiendo que efectivamente lo que ingerimos nos afecta, para bien o no.
Los nutrientes nos proveen de energía y materia, indispensables para sostener la vida, realizar funciones vitales, mantener los procesos biológicos, etc.
Visita este link, si deseas saber más. http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/foodandnutrition.html

Claro que algún confundido expresó como si fuera verdad sagrada algo completamente diferente, y muy perjudicial si se lo admite literalmente: “no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.” (Cuento de Mateo, cap. 15, verso 11).

¡Por supuesto que el hombre se contamina, se daña y hasta puede morir a causa de lo entra por su boca!
La ciencia solamente confirma lo que el sentido común y dos dedos de frente demostraron hace milenios.
Pero bueno, no es el tema que nos convoca en este artículo.

Como sistema abiertos que somos, tanto lo que entra como lo que sale  de nuestro organismo provoca modificaciones.

Si te pones a pensar un momentito más, verás que no es solamente en lo que a alimentos o palabras se refiere.
También lo que respiramos, lo que tocamos, lo que oímos, lo que vemos.
Así también con sus contrapartes activas: lo que emitimos a la atmósfera, lo que dejamos en el camino, lo que hablamos, lo que producimos, lo que destruimos, lo que desordenamos, etc.
Todo tiene sus efectos.
Todo, aunque no seas consciente, ni sea voluntario, ni te des cuenta, ni lo quieras, por el mero hecho de estar vivo ya estás modificando en cierta forma a tu ser y al entorno, y lo que proviene de fuera de ti también te modifica, a nivel molecular, a nivel mental, a nivel social, multidimensionalmente.
Somos seres ecológicos.

Sería bueno que te tomarás un rato para meditar en esto, si es que aún no lo habías considerado.

II

Luego del momento que te hiciste para reflexionar sobre lo que mostramos recién, continuamos.

Cuando leemos algo, vemos una película, escuchamos una prédica, miramos un blog, somos abrazados, nos instruyen, nos adoctrinan, etc., en toda ocasión vamos recibiendo modificadores, que nos van armando y desarmando por dentro. Cuanto más nos rodeamos de información estrafalaria, nos sumergimos en creencias grotescas, repetimos lemas incoherentes, creemos en fantasías locas, más nos vamos alejando de la salud, de llevar una vida por la senda de la plenitud.
Esto se agrava cuando emitimos mensajes negativos, tales como que no valemos, somos pecadores, somos malos, somos tontos, somos impotentes, cargamos con culpas ancestrales que solo se borran con infantiles rituales, maldecimos, somos agresivos, etc.
A cada instante, aunque no nos demos cuenta, estamos siendo re-creados, creados nuevamente.
Incluso a nivel biológico, también en el resto de las dimensiones que nos conforman.
La única dimensión invariable es la espiritual, pero ya se ha encargado el hombre de confundir el concepto y hacer creer que espiritual quiere decir “emocional”, “ético”, “estético”, “religioso”, “ritualista”, “fe” y cualquier otra máscara que impide ver el real rosto de aquella esencia perfecta que no se cambia, ni se perjudica, ni se contamina con nada de lo que hagamos, nos hagan, o dejemos de hacer.

Esa médula invariable, a la que llamamos Yo Esencial, es nuestra puerta de conexión con Dios, con el prójimo, con el cosmos, con la intemporalidad.
Es nuestro ser que perdura más allá del tiempo de vida en la tierra.

No se contamina, no crece, no se achica, no mejora, no empeora, nada lo modifica, por lo cual en realidad no precisa de ningún nutriente.
Sin embargo, desde el inicio de nuestra vida se van formando costras, cáscaras, recubrimientos que impiden que tengamos acceso directo y claro a esta dimensión que nos conforma.
Por tanto, tenemos el verdadero alimento espiritual, que no modifica al Yo Esencial, pero sí sirve para corregir lo que nos impide encontrarnos y poner en sintonía nuestro Yo Vivido con nuestro Yo Esencial.

El alimento espiritual, el único que sabemos existe, son los mandamientos que Dios ha dado para cada identidad espiritual.
Los Siete Mandamientos Fundamentales para las naciones, para todos los gentiles, y en paralelo el sistema de los 613 mandamientos para el pueblo judío.

Estos mandamientos, cada sistema para cada identidad espiritual, sirven para sintonizar las diferentes dimensiones del ser, para llevarnos a la armonía multidimensional, para encontrar la consonancia entre nuestro Yo Vivido con el Yo Esencial.

El gentil al seguir el código espiritual llamado NOAJISMO, nutre su espíritu, actúa como constructor de Shalom, primero consigo mismo, luego con el cosmos.
De manera idéntica, el judío que sigue su propio código espiritual, el JUDAÍSMO.

Vamos siendo modificados y modificamos, podemos encaminarlo para el lado de la salud multidimensional, o dejarnos arrastrar por las corrientes que fluctúan.
¿Qué decides tú?

III

El primer impacto que recibe el humano cuando nace es una catastrófica avalancha de sensaciones dolorosas, una inmersión total en la más completa impotencia.
El terrible padecimiento se mitiga por la inmadurez del sistema nervioso, sin embargo el registro de esa pesadilla vivida queda grabada imborrablemente en su memoria corporal.
Desde lo más profundo de nuestro ser el trauma de la impotencia se manifiesta a cada instante, es como una presencia oscura constante. No está guardada como palabras, ni como imágenes concretas, ni como sonidos definidos, ni como nada que podamos señalar precisamente. Es una presencia, oscura, borrosa, difusa, tremenda, insoportable, inexplicable pues no entra dentro de ninguno de los registros que empleamos para comunicarnos, para comprender al mundo. Está por fuera, del tiempo y del espacio, de la razón, pero se las arreglas para manipular el pensamiento para generar dudas, ideas extrañas, creencias nocivas, excusas y justificaciones para conductas negativas.

Venimos equipados con un mecanismo natural de supervivencia, nosotros le llamamos EGO, pero puede ser nombrado de varias maneras.
El EGO es un sistema rudimentario, primitivo, efectivo en la necesidad de supervivencia extrema. Está íntimamente ligado a las funciones vitales y a las emotivas.
En breve, tiene a su alcance el control de nuestro ser, si bien con el desarrollo la zona cerebral “humana” es la que comandaría, igualmente en las profundidades permanece el EGO con su ligaduras cerebrales ejerciendo el control.
Pero, sus herramientas para vencer a la impotencia, para llamar la atención de algún protector y nutricio que permita al recién nacido sobrevivir, son toscas y limitadas: llorar, gritar, patalear y si estas no surten efecto, desconectar a la persona de la realidad.

Vamos siendo modificados, estas herramientas del EGO también se modifican, aunque en su raíz se mantienen idénticas.
El llorar se mantiene o se convierte en tristeza, agresividad pasiva, quejas, etc.
El gritar se mantiene o se convierte en insultos, agresiones verbales, mentiras, burlas, hostigamiento, amenazas, etc.
El patalear se mantiene o se convierte en toda forma de agresión física, roturas, lesiones, destrucción, gestos atemorizadores, etc.
El desconectarse de la realidad gira para ser drogas, alcohol, enfermedades, fantasías, dormir excesivo, etc.
(Todo esto es un resumen, ya lo hemos ido trabajando en otras oportunidades, sería bueno buscar, encontrar y estudiar lo ya publicado.)

Cada vez que nos sentimos (sea realidad o fantasía) impotentes, el recurso automático son las herramientas del EGO.
Si perdimos un examen, ¿qué hacemos? Lloramos, gritamos, golpeamos, echamos culpas, buscamos culpables, nos enojamos, rompemos algo, fumamos, cualquier otra reacción de las que son propias del EGO.
Si alguien nos contradice, ¿qué hacemos?
Si nos enteramos de alguna mala noticia, si nos equivocamos, si nos maltratan, si no podemos corregir a un hijo, si… enseguida se dispara la respuesta del EGO.
Luego de un rato, con suerte, uno se justifica, trata de explicar la conducta errática y poco constructiva. Pero, eso es con suerte, pues generalmente uno se niega a retroceder, pues sería corroborar la impotencia, por lo que se agrava el estado de desconexión de la realidad al imponer cáscaras y máscaras, negaciones y trampas.

IV

El EGO nos controla, es un Faraón en nuestro interior.
Si bien en su origen es un benefactor, al perdurar en un sitial que no le pertenece, se constituye en un tirano que nos esclaviza y emplea nuestros recursos para mantener el sometimiento.

El EGO nos introduce en situaciones en las que sentimos impotencia, de modo tal de tener miedo, agobiarnos, desesperarnos por encontrar un salvador, que pronto se manifiesta como el EGO con sus herramientas.

El EGO proyecta sus mecanismos hacia el exterior, como religión, dictaduras, estados policiacos, modas, “cultura”, relaciones tóxicas, publicidad, demagogia, afán por trofeos, conquistas militares, hostigamiento, presiones sociales, etc.

Por su naturaleza el EGO es rígido, desprovisto de empatía, territorial, agresivo, reclama satisfacción inmediata, pretensión de controlar todo, carente de razón, esclavizador, jerárquico, autoritario, demandante, ritualista, infantil, paranoico, se presenta como el “salvador”, el único camino hacia la vida.

El EGO se interpone en el equilibrio indispensable entre el Yo Vivido y el Yo Auténtico, pues la armonía le quita completamente el poder.

V

Introducir información positiva, especialmente en los niños, es una forma de orientar las energías y modificar nuestro ser hacia la liberación de la celditas del EGO.

Los niños que están rodeados de información saludable y positiva de las personas y del mundo que los rodea, se nutren saludablemente –en su aspecto emocional- y por tanto se aporta a ser más tranquilos y calmados, porque fortalecen su autoestima, construyen shalom interna y con el exterior al formar una imagen más segura de sí mismos y de la vida.

Por supuesto que desde los aparatos del EGO no se incentiva esto. La exposición a imágenes groseras, violentas, degradantes, de inestabilidad, provocativas, abunda en los medios masivos de in-comunicación, lo que necesariamente afecta la autoimagen de las personas –particularmente los niños- y por tanto de la manera de interactuar con el mundo.
Si vemos en la TV, en el arte, en las revistas, en la calle que se reacciona al modo EGO, con gritos, golpes, agresiones, adicciones, ¿cómo pretender que el niño se forma una modelo saludable y aprenda modos de comunicación auténtica? Lo mismo aplica para los adultos, sometidos también al EGO, que siguen siendo niños encerrados en sus celditas emocionales del pensamiento.

Así como es bueno que los padres provean de una alimentación saludable, balanceada, rica, a sus hijos, ¿por qué no hacer lo mismo en los otros nutrientes, no solo los que sirven a la dimensión biológica del ser?

Claro, no es una tarea simple.
Uno tiene que aprender a lidiar con su propio EGO.
Luego, vérselas con el tremendo EGO que se distribuye masivamente en los aparatos sociales.
Sería como nadar contra la corriente, pero si damos la excusa antes de hacerlo, si decimos no puedo… ¿en qué dejamos de ser esclavos del EGO?
Hagamos o no hagamos, estamos modificando al mundo.
Mejor hacer el esfuerzo por que sea una modificación consciente, voluntaria, racional, positiva.

Encontraremos inconvenientes, no será fácil, habrá oposición, inventaremos mil justificaciones para dejarnos llevar…

Hemos dado un gran paso si llegamos con la lectura hasta aquí.
Otro paso será si no solo leímos, sino comprendimos.
Luego si compartimos.
Más si lo aplicamos.

Analicemos nuestra situación, veamos cómo estamos bajo el dominio del EGO, descubramos cómo este artículo nos describe, nos desnuda y si nos reconocemos y no nos agrada, hagamos algo para construir shalom.

Los patriarcas hebreos como reflejos

A veces:

«Entonces el Eterno dijo a Avram [Abram]: ‘Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.»
(Bereshit / Génesis 12:1)

y en otras oportunidades:

«Yo soy el Elokim de Betel, donde tú ungiste la piedra y me hiciste un voto. Levántate, sal de esta tierra y vuelve a la tierra de tu nacimiento.'»
(Bereshit / Génesis 31:13)

Es interesante que no se repita siempre idéntica fórmula, sino que se tome en cuenta a la persona con sus circunstancias para escoger lo que podría ser un mejor resultado.

Avraham debía salir de su entorno, de sus orígenes, de las costumbres de su patria, del acervo cultural valioso pero corrupto que lo había prohijado. Él debía romper con el antiguo estilo de vida para consagrarse por completo a la causa de construir Shalom en el mundo.
Avraham NO FUE el primer monoteísta, eso es evidente y real, aunque se insista con la farsa de que fue el padre del monoteísmo.
La originalidad de Avraham no estuvo en filosofar sobre el número de deidades, ni en el reconocimiento de un único poder supremo y diferente. Ya otros lo habían sabido y asumido antes. Pensemos en Adam, Java, Ebel, Caín, Shet, Janoj, Noaj, Shem, Ever, entre otros que están registrados en los anales “bíblicos”, o que no lo están.
Avraham era un corte con el pasado, pero no en cuestiones de “fe” o teología, sino en la actitud activa de promover su estilo de vida.
Avraham junto con Sará “hacían vidas” (Bereshit / Génesis 12:5), es decir, ayudaban al prójimo a quitarse de encima el fango de las creencias erróneas, a quitar el poder del EGO sobre sus existencias.
Así pues, Avraham tenía una misión sagrada, salir y ayudar a salir de lo conocido y establecido, para entrar a una tierra sagrada, misteriosa, desconocida, pero que es la esencia de cada uno.
Avraham viajaba desde la certeza de ser solamente Yo Vivido, para encontrar con su Yo Auténtico, y desde ese punto lograr la armonización multidimensional, equilibrar su Yo Vivido a la sintonía del Yo Auténtico. De esta forma destronaba al EGO, quitaba a Nimrod del trono, para poner a Dios en el lugar central y fundamental que tiene.

En el caso de Iaacov, el tercer patriarca, la misión era otra, si bien la finalidad era similar.
También Iaacov tenía que aprender, y luego enseñar, a armonizar sus Yoes. También él tenía que emprender el viaje, el exilio, des-aprender, para luego aprender, asumir una identidad plena, hallar la estabilidad y plenitud multidimensional, hacer irradiar el poder sagrado que todos somos en nuestra esencia.
Él debió salir de su casa paterna para ir a la oscuridad de Jarán, a la casa del timador Labán.
Era el viaje inverso al que emprendió en su momento su abuelo Avraham.
Esta  travesía al exilio no fue ordenada por Dios, sino que las circunstancias, las decisiones personales, los errores y/o aciertos lo encaminaron en esa dirección.
Pero, llegó el momento en el cual llegó la palabra de Dios en que le exige que vuelva a la tierra de su nacimiento, tal como hemos citado más arriba.
No está en el Yo Vivido, en las trampas del EGO, en las excusas, en las agresiones, en las mascaradas, en las falsedades, en nada de eso se encuentra la senda de la Vida.
Sino en el Yo Auténtico, que es hacia donde debe empezar su viaje ahora Iaacov.
Será un viaje de reencuentro, de crecimiento, de lograr despojarse de máscaras para encontrarse su rostro verdadero.
Será el sendero que le dará un real sentido a su existencia.

Los relatos de los patriarcas no son meras historias, sino que guardan enseñanzas para las generaciones.
Tenemos estos dos ejemplos de vida, para que podamos encontrarnos, reflejarnos, aprender de nuestros vicios y virtudes, para que hagamos aquello que debemos hacer.

El éxito lo alcanzaremos eventualmente, al descubrir cómo evaporar el reinado del EGO, para que nuestra vida tenga una real existencia.

A cerrar los pozos…

«(12) Itzjac [Isaac] sembró en aquella tierra, y aquel año obtuvo ciento por uno. El Eterno lo bendijo,
(13) y el hombre se enriqueció y continuó enriqueciéndose hasta llegar a ser muy rico.
(14) Tenía rebaños de ovejas, hatos de vacas y abundancia de siervos, de modo que los filisteos le tenían celo.
(15) Los filisteos cegaron y llenaron de tierra todos los pozos que habían abierto los siervos de su padre Avraham [Abraham], en sus días.
(16) Entonces Abimelec dijo a Itzjac [Isaac]: -Aléjate de nosotros, porque te has hecho más poderoso que nosotros.
(17) Itzjac [Isaac] se fue de allí, asentó sus tiendas junto al arroyo de Gerar y habitó allí.
(18) Itzjac [Isaac] volvió a abrir los pozos de agua que habían abierto en los días de Avraham [Abraham] su padre y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Avraham [Abraham]. Y él los llamó con los mismos nombres con que su padre los había llamado.
(19) Después los siervos de Itzjac [Isaac] cavaron en el valle y descubrieron un pozo de aguas vivas.
(20) Y los pastores de Gerar contendieron con los pastores de Itzjac [Isaac], diciendo: -El agua es nuestra. Por eso llamó al pozo Esec, porque allí riñeron con él.
(21) Abrieron otro pozo, y también contendieron por él. Y llamó su nombre Sitna.
(22) Se alejó de allí y abrió otro pozo, y no contendieron por él. Él llamó su nombre Rejobot diciendo: -Porque ahora el Eterno nos ha hecho ensanchar, y seremos fecundos en la tierra.»
(Bereshit / Génesis 26:12-22)

Ah, el EGO…
Cuando otro resalta, lo queremos bajar, a como dé lugar.
No, no queremos subir, nada de superarse, para qué el esfuerzo personal… mejor es disparar contra el que se destaca…
Si alguno enriquece porque es trabajador, porque es productivo, porque camino por el sendero del Bien, no faltan los que celosos cavaran fosas delante de sus pasos.
¿Para qué trabajar si resulta más cómodo hundir al que está haciendo bien las cosas?… es lo que el EGO susurra al corazón de los celosos y envidiosos.

En esa ceguera maliciosa, no importa si se afecta a inocentes, a buenos, a justos… nada importa más que cometer el acto vil que dé la impresión de que uno tiene poder, que se aparente que uno no es impotente.
Incluso aunque en el intento por malograr al exitoso uno mismo termine perjudicado y sumergido…
Eso es lo que busca el EGO, en principio y en final: que la persona se sienta impotente, que la persona tema, que la persona recurra a las armas del EGO para sentirse menos impotente para terminar ahogado y sin escapatoria en el mar cenagoso del EGO.

El EGO te dice que te hará libre con su “verdad”, cuando eso es otro engaño, porque te hará más esclavo, menos libre, menos auténtico.
El EGO te arrullará con fantasías de poder y dominio, pero serás débil, sometido, arrastrado, sin fuerzas ni siquiera para llorar por tu estado patético.

“Aléjate de nosotros, porque te has hecho más poderoso que nosotros”.
Parece una orden extraña, porque sería mucho más razonable rodearse de amigos poderosos, así uno crece junto con ellos, o al amparo de ellos.
¿Qué prefieres tú?
Para el anclado a la miseria a causa del EGO, por supuesto que es intolerable tener a alguien que ha superado al EGO a su lado.
Porque el otro demuestra que se puede en verdad, porque el otro denuncia al EGO con su mera presencia, porque el otro desnuda tus debilidades simplemente por existir.
Entonces, alejarlo, echarlo, desterrarlo, apresarlo, humillarlo, hostigarlo, encerrarlo, asesinarlo… ¿qué quiso hacer Amán y qué el Faraón y qué la Inquisición y qué Hitler y qué los árabes que se hacen pasar por “palestinos”?
Sus vidas, llenas de oscuridad, de malicia, de podredumbre, de EGO se enfocan en la destrucción de lo que los puede dejar en evidencia, de aquellos que por su presencia demuestran que son impotentes.
Entonces recurren a las armas del EGO, que son simples pero eficientes, brutales pero amparadas por las excusas que hilvana el cerebro cómplice.

Y así se cavan los perversos, los esclavos del EGO, sus propias tumbas.
Tapan los pozos de vida que abren y comparten los emisarios de la Luz.
Les quieren negar la existencia a los que son libres y auténticos, al mismo tiempo que se la niegan a ellos mismos.
Persiguen con sus desmanes a los buenos y justos, porque los odian, pero con ello solamente se dañan a sí mismos.
Convierten en estériles desiertos lo que pudiera ser paraísos.
Llenan de rencores, disputas, peleas, agresiones, murmuraciones, ofensas, manipulaciones, lo que está potencialmente preparado para ser placentero.
Aunque se auto laceren, poco les importa, porque es el EGO el que está al mando y al EGO poco le importa la persona que “habita”. Aunque tiene la misión de hacerlo sobrevivir, aunque se presente como salvador y redentor, aunque parezca un compañero útil para la vida, al EGO poco y nada le interesa el bienestar de la persona que “habita”.
El EGO solamente quiere sobrevivir y, tal como ciertos parásitos, en su succión de energía pueden ocasionar terribles daños y hasta la muerte.

Pero, el que comprende esto y hace un trabajo de maduración multidimensional, y por tanto lleva una vida de espiritualidad verdadera, no se deja pervertir por los susurros tentadores del EGO.
Sigue estando siempre bajo la sombra del mismo, pero encuentra mecanismos para ensanchar su vida y no para restringirla.
El mundo, los acontecimientos, los vecinos, quizás no le sean favorables. Tal vez no sea “exitoso” en la evaluación basada en EGO, pero sigue andando a la Luz del Eterno, actuando con bien y justicia, como constructor de Shalom siempre.

Estos textos que te presento tienen la intención de que puedas verte al espejo del alma, evaluarte, revalorizarte, hallar la forma de ser libre y feliz.
Mírate a través de la información que se te brinda y que tú debes analizar.
Aprende de ti, para amarte, conocerte y cuidarte.
Te servirá también para tener una mayor comprensión de lo que impulsa muchísimas de tus acciones y sentimientos, como así la de otras personas.
Esto sirve de herramientas esencial para construir Shalom.

Puedes dejarlo de lado con la excusa que quieras.
Puedes ir aprendiendo y creciendo.
Solamente depende de lo que decidas y emprendas en consecuencia.

Religiones: EGO y falta de libertad

Hemos mostrado en otras ocasiones que la religión, cualquiera de ellas, es una expresión del EGO.
Ese falso dios interno, ese falso salvador, ese falso poder dentro nuestro, ese falso todopoderoso, ese falso amo, llamado EGO se proyecta hacia fuera del sí mismo y se constituye en creencias, dogmas, fe, fantasías, ritos, invocaciones, deidades, pecados, infiernos, todo lo que hace a la religión.
Por ser un producto del EGO, la función de la religión es esclavizar, mantener al hombre en la impotencia, someterlo a lo que se cree que tiene el poder –cuando es solo una apariencia-.

En una zona diferente se encuentre lo espiritual, cuya función es conectar, liberar, fortalecer, proveer de energía y sentido a la vida.
Una de las trampas habituales, y más productivos, del EGO en el ámbito religioso es hacer creer que religión es similar a espiritual, o que religión es camino espiritual, o que religión sustituye a lo espiritual.
Es idéntico a que un tirano afirmara que bajo su “protección” sus oprimidos viven con mayor seguridad que siendo libres.
De hecho, en muchas dictaduras (y tras ellas) se ha escuchado el argumento de que se vivía con mayor seguridad en ellas que en democracia. Puede que en ciertos aspectos sea cierto, que los crímenes sean menores, que la delincuencia esté contenido, pero al costo de la libertad de todos, incluso de los inocentes y justos.
Algo así como sentenciaba Vladimir Lenin: “La libertad es un bien tan valioso que hay que racionarlo… Libertad ¿para qué?”. No, no es un chiste, porque con esta idea es que se produjeron tremendos males, los custodios del bien valioso que lo niegan según sus egocéntricos criterios, lo habitual en cualquier dictadura (echen un vistazo a Cuba, la Venezuela de Chávez, Irán o cualquier país árabe-musulmán, el fascismo seudo progresista de lo que se hace denominar “Autoridad Palestina”, entre otros patentes ejemplos de esta realidad espantosa).
Voltaire sí lo dijo en tono gracioso, retrató con calidad a los esbirros del EGO: “Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo.”.

Por su parte, Francis Bacon, argumentaba: “Es un extraño propósito perseguir el poder y perder la libertad”, pero es así, tal cual, en el deseo de ser poderosos, de soñar con sobreponerse a la impotencia original, la persona termina siendo sometida a la esclavitud del EGO.

Las religiones son herramientas de imperios para conquistar naciones y pueblos, porque en definitiva el imperialismo y las religiones buscan lo mismo: que el EGO domine.
Donde reina el EGO se actúa un mal drama, se es esclavo de ilusiones.
La religión impone sus fantasías, domina por medio de presión y manipulación, adora al EGO con cualquier nombre de divinidad que se ofrezca al pueblo.

Recordemos, no está demás hacerlo, que el noajismo y el judaísmo NO entran dentro de lo que son religiones, aunque para muchas personas sea difícil distinguir la diferencia y reconocer lo que es espiritual de lo que es religión.
Ni judaísmo no noajismo en su esencia y finalidad son religiones, puesto que no se sustentan en el EGO, ni pretenden la domesticación del individuo y las masas.
Sino que son estilos de vida que contemplan la multidimensionalidad, que se arraigan en la espiritualidad, que pretenden armonizar todos los planos del ser, y no meramente hacer malabarismos teológicos, implantar dogmas, decretar conductas, encarcelar mentes, atemorizar corazones, reproducir ovejas que siguen ciegamente a sus pastores.
Cuando judaísmo o noajismo se convierten en mecanismos de seducción, esclavitud, religiosidad, dejan de ser lo que son para transformarse en apariencias, en trampas del EGO.

Un nuevo amigo, muy curioso, inteligente y sabio, nos ha dejado una interesante idea recientemente, que cito ahora.

Sobre esto de las religiones, a veces siento que es como si nos llegara una carta, muchos se arrodillan ante el cartero y les hacen estatuas, otros toman la carta y la colocan en un altar y le rinden culto, otro grupo extrae las letras y las transforman en figuras doradas, las adoran y las convierten en amuletos , otros más intelectuales estudian la gramática comprometida y le dan un sentido trascendente, el problema parece ser que a nadie le interesa la simple idea de comunicación que nos plantea el escritor.

Otra persona inteligente, aunque no muy espiritual (en su verdadero sentido), Benjamín Franklin tuvo un atisbo de luz cuando expresó: “No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder.”.
Humildemente añado: no cambies el espíritu por la religión, la libertad por la fantasía de poder.

En similar sentido, Mahatma Gandhi dijo: “No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna.”.
Modestamente agrego: no gozaremos de nuestra libertad hasta que no consigamos romper los barrotes de nuestras celditas mentales.

Noajismo y laicidad

Un antiguo amigo de esta casa, que por un tiempo ya largo anda lejos, me escribió estos días.
En una de sus interesantes líneas ponía: “…ya no me siento tan noájida como antes, quiero hacer mis cosas a lo laico, de repente me salen mejor así…”.

Mi respuesta fue inmediata: “…y sí, ser noájida es ser laico… ¡al fin ha visto las cosas!”.

¿Qué es laico?

Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:

laico, ca
  1. adj. No eclesiástico ni religioso, civil
  2. [Escuela o enseñanza] que prescinde de la instrucción religiosa

Resulta que durante mucho tiempo el muchacho vivía en una apariencia de noajismo religioso.
No es una acusación, no es un juicio negativo, es una opinión, mi punto de vista.
Pero, no es el único que tomó al noajismo como una religión.
Si bien en un plano consciente se expresa sencillamente que: “ni judaísmo ni noajismo son religión”, en un plano emocional, en el reino del inconsciente, es muy difícil asumir esta realidad.
Para la gran mayoría es una religión, porque se habla de una deidad, porque se asocia judaísmo con religioso, porque incluso para los judíos (y hasta observantes) es corriente confundirse y actuar como religioso, quizás porque no se conoce en profundidad el concepto “religión” y como se diferencia sustancialmente de “espiritual”.
Son errores comunes y comprensibles, que debemos ir subsanando por medio de la educación, de la explicación, de la paciencia para instruir, de la firmeza para no tropezar y si se tropieza levantarse y continuar.

Entonces, regresando al tema, noajismo es un estilo de vida laico.
Por supuesto que se incluye a Dios, pero no desde un punto de vista religioso, sino espiritual.
Por supuesto que están los mandamientos que ese mismo Dios ha decretado, porque es el estilo de vida espiritual que el Padre Celestial desea que Sus hijos noájidas sigan.
Pero que no implica, ni requiere, ni desea, ni se asocia, ni pretende ser una religión.

Cuando se hace del judaísmo o del noajismo una religión, se pierde el sentido de lo que fueron y son.

Ya hemos tratado el tema anteriormente, por eso no entraré en detalles, tan solamente un vistazo.
El religioso se vincula a su deidad para obtener algún rédito personal, egoísta.
El religioso ayuda a otros pensando en los beneficios que obtendrá de ellos, sea aquí, allá, en el más allá, o de los sufrimientos que se evitará actuando así.
El que lleva un estilo de vida espiritual se conecta con Dios y con el prójimo porque lo desea, porque es un acto bueno, porque es necesario, de forma desinteresada, buscando el bien colectivo o compartido y no la ganancia personal.

Otra diferencia.
El religioso se llena de rituales, lemas, palabrería, gestos amplios, aires místicos, misterios, exigencias desmedidas, anhelo de imponer su dominio sobre hombres y dioses, libertinaje o ascetismo.
El que lleva una vida espiritual goza en la medida de lo posible, es sencillo, se aparta de lo negativo, no pretende controlar aquello que no puede controlar.

Y así, en resumidas cuentas puedes comprender que la religión es un producto del EGO, en tanto que el estilo de vida espiritual es una actividad multidimensional, que procura establecer armonías y conexiones saludables.

Por lo cual, ser laico es ser noájida.
¿No sé que te parece a ti, de acuerdo a lo que has visto hasta ahora?

En la correspondencia con el joven, luego añadí: “…cuanto menos intenta ser otro más puede para ser usted mismo. Quizás es una buena opción…”.

El EGO nos hace ser otros, asumirnos como las máscaras que vamos usando, desprendernos de nuestra esencia para ser lo que otros quieren que seamos.
Si podemos cortar nuestras tendencias religiosas, podremos ser más espirituales.
Porque habrá menos dominio del EGO y por tanto mayor armonía del ser.