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La culpa es de la culpa

Echar culpas, es algo tan común, tan usado.
Puede ser a uno mismo, a alguien cercano, a individuos o colectivos lejanos, a Dios, a la vida, a factores intangibles varios, a quien sea con tal de echar culpas como algo corriente y habitual.
Y muchas veces se recurre a hacer sentir culpable, sin que exista una real culpa detrás, como factor determinante para conseguir manipular, doblegar, someter, presionar, victimizarse, inducir al chantaje emocional.

Desde muy pequeños se nos introduce al mundo del sentimiento de culpa.
Si no somos o hacemos aquello que el adulto espera de nosotros, pronto aparecen las maquinaciones culposas. Sea a través de palabras o silencios, gestos o indicios, castigos o amenazas, abandonos o atosigamiento, cualquiera sea el instrumento empleado, se nos hace sentir y creer que somos inútiles, indignos de amor, incapaces, no merecedores de respeto, malos, o cualquier otra imagen distorsionada que nos derrumba y esclaviza.
Aprendemos a sentirnos y creernos culpables, pero también a usar esas herramientas destructivas en los otros.
Y aprendemos a estar a las órdenes del EGO, aún más. A ser serviciales a los mandados que nos perjudican, con promesas de obtener alguna satisfacción ilusoria. Porque se nos adoctrina con el mensaje: “si eres como yo quiero, entonces serás feliz”. Y en ese mismo sentido las religiones también adoctrinan, con sus constantes proclamas de que eres pecador, que estás fallado, que estás perdido y sin salvación; aunque, si eres dócil y renuncias a tu independencia y pensamiento, para ser un fiel sin conciencia, entonces obtendrás todo tipo de recompensas mágicas, en este mundo o en alguno ilusorio por venir.  (Recordemos que ni judaísmo ni noajismo son religiones, aunque hay muchos que los consideran así y los viven de esa manera).
El truco de la religión, de toda religión, es hacerte sentir impotente, culpable, falto de sentido, incapaz de ser por ti mismo y en intimidad con el Eterno; por todo ellos eres merecedor de castigos, dolores, males, exilios, tormentos, torturas; para luego ofrecerte la pócima mágica que es exclusiva de la religión, te dejas adoctrinar, te sometes, te conviertes en un siervo lleno de fe irracional, actúas de acuerdo a las órdenes de tus líderes religiosos, y entonces, solamente así todos los problemas se resuelven para ti. Sea con promesas aquí o en mundo fantásticos de los cuales no existen evidencias ni prueba alguna.

Ya estudiamos que no es lo mismo ser culpable de algo que sentirse culpable.
Cuando existe real culpa, entonces es posible realizar algún procedimiento reparatorio o de reintegro, es decir ser responsable en mejorar la existencia.
Pero, cuando lo que hay es sentimiento de culpa, entonces no hay forma de corregir aquello que no tiene substancia; por tanto, cuando lo que impera es el sentimiento de culpa se entra en un círculo vicioso en el cual se va cayendo más y más bajo el peso de esa irreal culpa, a no ser que se advierta la trampa y se enfrente la falsedad para erradicarla.

Y esto, precisamente, es el punto.
Sea con culpa real o con sentimiento de culpa, lo necesario es despertar, tomar consciencia, no dejarse atormentar por el EGO (propio o ajeno) en su tarea de someternos a la impotencia.
Para, ser responsables.
Para hacernos cargo de nuestra parte y no cargar las mochilas de otros.
Para andar la senda de la TESHUVÁ, en vez de girar en impotencia, atrapado en celditas mentales, siendo ineficientes e ineficaces.

Despertar y no ser más víctima, o no tomar el papel de una sin serlo.

Pero, pareciera que se siente más simple seguir acumulando desperdicios en vez de emprender una tarea constructiva, de limpieza.
Porque, tomarse las cosas responsablemente, actuar construyendo SHALOM, asumir las reales consecuencias y corregir lo equivocado implica trabajo, esfuerzo, desistir, ser consciente de la propia impotencia y no hundirse por ello; en cambio, con recriminaciones, quejas, insultos, prejuicios, rebeldías, abusos, agresiones, no se precisa elaborar nada. Solamente malgastar la energía en esas cosas enfermizas y agobiantes, pero que aparentan brindar una cierta dosis de poder.

No permitas que eso siga ocurriendo.
Deja de echar culpas, a ti o a otros.
Deja de criticar irracionalmente.
Deja las torturas.
Deja los mecanismos manipulativos.
Deja de lado todo rastro de religión y sus métodos.
Acéptate, con tus luces y sombras.
Reconoce aquello que realmente es erróneo y si es posible mejorarlo, emprende la tarea de hacerlo.
Conversa íntimamente con el Eterno.
Descubre Su LUZ en ti, que es la NESHAMÁ.
Construye SHALOM por medio de acciones de bondad y justicia.
Estudia aquello que te corresponde y edifica.
Desaprende lo que te abruma.
Aprende nuevas maneras de comportarte.
No pretendas dominar lo que está fuera de tu control.
Quiérete, pero no por ello encuentres pretextos para hacer lo que sigues haciendo y está mal.
Ayuda a otros a despertar, pero sin forzar, sin obligar, sin violentar y por supuesto que sin recurrir a la manipulación emocional (echando culpas, por ejemplo).
Conoce más de ti, ten presente los mandamientos que te corresponde cumplir y hazlo, pues es el modo de manifestar la NESHAMÁ en este mundo.
Habla con compasión, pero sé estricto con el mal.

Podrás estar mejor, más libre, más feliz.
¡Te lo debes!

El Mundo del Guer pronto en castellano

cover_spanish_half«El Mundo del Guer» (Chaim Clorfene & David Katz) muy pero muy pronto estará disponible para el mundo hispano: http://www.worldoftheger.net/

“El Señor Quien es nuestro Dios, pero no el Dios de las naciones, será un Señor en el futuro, como dice en Tzefoniá 3:9, ‘Porque entonces yo pondré un habla pura sobre los pueblos de manera que puedan clamar al Nombre del Señor’; y dice en Zejariá 14:9, ‘En ese día el Señor será Uno y Su Nombre Uno’.”
— Comentario de Rashí (Rabí Shlomo ben Yitzhak, 1040-1105)
La Ley Judía (halajá) jamás ha considerado a este ‘gentil del futuro’ porque no es la manera de los rabinos establecer legislación sobre una “davar shelo ba l’olam”, una cosa que no ha sucedido aún en el mundo. Pero hoy en día, este gentil evolucionado existe, quizás por primera vez desde la destrucción del Templo de Salomón hace más de 2500 años. «El Mundo del Guer» trata sobre este gentil.

No, New Age no, aunque se haga llamar “Kabbalah”

No, el universo no se organiza misteriosamente para enviarte problemas que te sirvan de aprendizaje.
No, el universo no tiene una voluntad metafísica que te prepara artificiosamente retos y traspiés que te eduquen y así te conviertas en la mejor versión de ti mismo.
No, el universo no tiene conciencia de tu presencia ni actúa en modo alguno particular hacia ti y tu infinita naditud terrenal.
No, esa impotencia que sientes, por lo pequeño o lo inmenso, nada tiene que ver con razones o motivos del universo.

Sin embargo, cada reto que atraviesas es una excelente oportunidad para desarrollar tu Yo Vivido y ponerlo en sintonía con tu Yo Esencial (NESHAMÁ, espíritu).
Porque ante la impotencia sentida, puedes reaccionar desde el EGO y permitir que la violencia automática te invada y esparza su influjo negativo; o hacerte cargo de tu sentimiento, admitirlo, reconocerlo y luego actuar de manera racional, coherente, responsable, constructiva de SHALOM siguiendo la orientación espiritual y no la banalidad religiosa o parlanchinera.

No, Dios no está esperando a que le dictes órdenes, ni hará la parte que te corresponde exclusivamente a ti.
No, Dios no trabaja para beneficiar los deseos que te nazcan, ni siquiera para darte una mano en lo que crees justificado.
No, Dios no hace negocios contigo ni se interesa en darte ganancias si tú donas dinero a un clérigo, te esmeras en rezar, repites versos de textos sagrados, o te esfuerzas en ser excesivamente ritualista y metódico en el cumplimiento de cada acción fanática que consideras sagrada.
No, Dios no es tu esclavo, ni tus pensamientos “positivos” se verán premiados con mágicos milagros que resolverán tu vida.

Sin embargo, Dios te ha dado mandamientos que te corresponden y es tu deber cumplirlos. De ellos obtendrás satisfacción, pero no es esto el objetivo de su existencia ni el fundamento para acatarlos.
Él sostiene el universo, lo dota de vida, es su sentido; Él te ha creado con tu luz y tu sombra; Él te diseñó con NESHAMÁ y con EGO, así como todo el resto que te compone tanto como cuerpo como fuera de él.
Él es el Rey, tú el siervo.
Él es el Padre, tú el hijo.
Compórtate acorde a tu rol.
Siéntete de acuerdo a tu noble ser.

Sistema de creencias y sectas

Tu sistema de creencias forma las imágenes que tu consideras la realidad.
Todo pasa por ese filtro modificador, los estímulos internos así como los externos, poblando nuestra mente a su imagen y semejanza.
Si hemos creado una creencia de impotencia, de fracaso, de debilidad, de no puedo; ¿cuál crees que será la respuesta, la reacción, ante las dificultades que constantemente asaltan nuestras vidas?
Por lo general, los sistemas de creencias no son trabajados por el pensamiento creativo, ni asumen la crítica, ni admiten el análisis constructivo, sino que se mantienen y se replican, sosteniendo a la persona encerrada en celditas mentales que realmente son endebles, pero con una fuerza aparente impresionante.
Esto ya es un motivo de sufrimiento individual y social, pues la NESHAMÁ (espíritu, Yo Esencial), se ve encajonada y su LUZ oscurecida a causa de estas perturbaciones.
Y se acrecienta a grados mayores cuando se usan por grupos de manipuladores, que obtienen algún tipo de ventajas (dinero, poder, seguidores, fama, etc.) al hundir a sus seguidores en oscuros sistemas de creencias.

Veremos a continuación algunas de las características de grupos manipuladores y/o de personas que se someten a su sistema de creencias.

Si estás detrás de la puerta de tu prisión, tu visión del mundo es limitada. No solo físicamente, sino emocional y mentalmente.
El sistema de creencias atrapa y mantiene fuera lo que puede perturbar su dominio. O evita. U oculta, tapando rápidamente para llevar al olvido o el malentendido.
O interpreta de tal forma lo alternativo que lo transforma en el pensamiento en un componente más de la ideología adoctrinada.
Así, lo torcido se considera recto, lo perverso es bondadoso, lo terrible es necesario, lo injusto manifestación de algún destino, lo libertador es opresivo, y por el estilo, siempre acomodando el estímulo para que se adecue al sistema de creencias.
Está controlado el pensamiento al someterlo al comando de las creencias.
¡Cuánto más cuando la persona se encuentra envuelto en sectas, organizaciones cerradas y de pesada ideología, religiones que impulsan al fanatismo, lugares de encierro que evitan el contacto con opciones alternativas, se rechaza activamente lo diferente, etc.!
¿Qué hacer?

Es común que las creencias impulsen el pensamiento irracional, pre lógico, místico, metafísico.
Al mantener los pensamientos en una mínima expresión, se debilita la oportunidad para cuestionarlos y quebrarlos.
Cuanto más ridícula una creencia, mayor será el empeño en sostenerla y demostrarla; o al menos abrazarse a ella con la excusa de la fe que supera cualquier explicación racional.
Esto ocurre en supersticiones, religiones, facciones partidarias, grupos de fanáticos, así como en cualquier otro ámbito en donde se vive de acuerdo al sistema de creencias sin alternativas viables.
Se manejan lemas, los cuales se deben memorizar y repetir de forma automática; se adiestran a responder con respuestas pre armadas, se busca el conflicto pero evitando la exposición racional y que pretende el acercamiento a la verdad.
Porque, se debe de mantener el sistema de creencias por encima de cualquier otro postulado.
Una brecha, por más pequeña que sea, en el muro del sistema, implica una seria amenaza que se suele vivir como una catástrofe terrible.
¿Cómo elevar el pensamiento y dotarlo de relativa autonomía y sentido ético que le dé fuerzas?

Por lo anterior, la persona es impulsada (por el grupo de referencia o por sí misma) a considerarse en “pecado” (sea en sentido teológico o no), en falta, lo cual amerita castigos de todo tipo.
Para evitar un castigo mayor o para aligerarlo, es necesario humillarse, auto flagelarse, realizar algún acto de penitencia doloroso y/o una confesión pública hiriente.
Por supuesto que este saberse, o sentirse, pecador, ubica a la persona en el lado oscuro de la existencia, por lo que debe esforzarse en alcanzar el beneplácito de su voz interior (la del EGO) que le absuelva, o de alguna figura de supuesta autoridad que lo haga.
Esta exposición de sus flaquezas y sumisión a la voluntad de otro, mantiene a la persona en su estado de impotencia y eleva a sus opresores a roles de amistad, confiabilidad, bondad que son irreales y solamente sirven para seguir esclavizándolo.
A mayor sentimiento de pecado, mayor necesidad de conseguir ese bálsamo esperanzador que le proveen falsamente sus opresores. Entonces, se va cayendo cada vez más profundamente en la celdita mental, en las creencias que desvían de la senda del bienestar y la santidad.
¿Será posible romper el lazo de sentirse pecador sin por ello recurrir a absoluciones mágicas que provienen de poderes falsos?

En los grupos manipuladores se presentan escaleras de perfeccionamiento, por medio de las cuales se induce a la persona a esforzarse en ir escalando posiciones que a la postre resultan inalcanzables. Algo parecido ocurre con aquella persona que es obsesivo por el control, por dominar más, que es dirigida por la creencia de que es posible tener un control total. El fracaso es sentido de manera trágica, como un pecado, que debe ser extirpado a costo de la felicidad y libertad del “pecador”.
Porque sí, el sentimiento de culpa es usado sin miramientos por los manipuladores, sean éstos personas o el propio EGO de cada uno de nosotros.
Para el sentimiento de culpa no hay acción reparatoria, puesto que en realidad no hay nada que reparar. La libertad se consigue al reconocer la futilidad de esa creencia y dejarla correr hasta que desaparezca. Pero obviamente que esto no ocurrirá fácilmente en un medio donde se privilegia la manipulación, el sometimiento. Entonces, se proponen castigos alternativos, expiaciones místicas que reemplazan otro tipo de castigo, pero que en verdad solamente ayudan a que la persona se mantenga esclavizada, sometida, embotada y sin comprensión ni consciencia.

Por supuesto que se impone que las creencias son sagradas y no pueden ni deben ser reemplazadas. No están a la orden de la persona, sino la persona a su servicio. No es permitido cuestionar, ni atreverse a romper el mandato. Las divergencias, aunque pequeñas, son perseguidas y castigadas, generalmente junto a humillación y escarnio público.
Es que, el dolor que se aplica a otro, fácilmente disuade de no ponerse en el lugar del rebelde que se atreve a ir a contramano del sistema de creencias.
Esto que se visualiza de manera clara en los grupos de manipuladores, también se encuentra en las conductas del individuo que está sometido a su propio sistema de creencias.
No pensemos que lo que acontece en sectas es algo alejado de lo que está pasando ahora mismo en la cabeza de cada uno de nosotros, porque, el dominio del EGO es generalizado.

Encontraremos que las personas sometidas a grupos manipuladores usan un lenguaje extraño, a veces con palabras o expresiones divergentes de lo corriente. A veces palabras comunes encuentran significados ocultos, que representan algo en particular exclusivamente para los que se encuentran en el pacto de la secta.
Así mismo, el individuo presenta sus propios rasgos de lenguaje de acuerdo a su sistema de creencias.
Las palabras usadas como claves para reconocerse entre “hermanos”, pero también como sistema de comunicación velado para mantener mensajes ocultos pero a la vista de los neófitos. Al mismo tiempo se estructura el pensamiento a partir de este lenguaje codificado y a la sombra de los sistema de creencias.

Así, los discursos, ideas, presentaciones que provienen de los “ajenos” choca contra varios muros, lo que permite al secuestrado por el sistema de creencias seguir en esta situación precaria pero imaginada como salvífica. De cierto modo es necesario fantasear con poder, con majestad, con potestad, con algún rasgo de distinción que haga resaltar a los miembros del sistema de creencias. Y los de afuera son almas perdidas, condenadas, fracasadas. ¡Cuánto más aquel que estuvo dentro y se “corrompió” saliendo del rebaño de los santos iluminados!
Sí, es terrible lo que se le desea y provoca a quien tenga el atrevimiento de quebrar con el sistema de creencias.

Vemos como se aplican sin pausa ni piedad las herramientas básicas del EGO ante situaciones de impotencia. Estamos ante la presencia de llanto, grito, pataleo y desconexión de la realidad en diversos formatos, pero todos ellos con una misma finalidad: tratar de tener algo de poder y evitar así el hundimiento en el terrible sentimiento de impotencia.

¿Podemos hacer algo para modificar la esclavitud a la que nos somete nuestro sistema de creencias?

¡MAZAL TOV!

¡MAZAL TOV!
Es una expresión ya clásica que emplean algunos judíos como saludo festivo.

La idea que muchos tienen al pronunciarla es un el deseo de: “buena suerte”, sin más vueltas ni filosofías. Una manera afable de manifestarse, que tal vez pudiera encontrar otros canales más racionales y apropiados.

Para otros se trata de obligar la “buena suerte” a que se manifieste.
Esto se pretende por medio de la palabra mágica, la cual traspasa realidades y por medio de complicadas ecuaciones astrológicas y metafísicas, impone su deseo.
Tal como si los cuerpos celestes tuviesen algún influjo misterioso sobre el “destino” de las personas y la conducta.
Con cálculos de supuesta sabiduría y aparente verdad, se mostrará cómo la persona está dominada por astros y seres invisibles, los cuales desde órbitas místicas, de seudo Cabalá, y mucho de superstición podrán aporta al bienestar.
Por supuesto que esto cae por completo por fuera del judaísmo, aunque tristemente muchos judíos, incluso algunos con presencia dignataria, se aferran a estas creencias ajenas y nocivas.

Otros, quizás para ocultar la evidente contradicción con principios fundamentales del judaísmo, hacen intervenir otros conceptos, que también podrían estar apartados.
Como por ejemplo, argumentar que el mazal en realidad es aquello que heredamos de vidas pasadas (como si la reencarnación fuera real y tuviera alguna incidencia), y que por tanto estamos deseando que lo que nos toca reparar en esta vida (de lo mal realizado en otra supuesta vida anterior) pueda ser reparado.
Sin más comentarios.

En lo personal, modestamente aporto, lo empleo como en el primer caso, como un mero formulismo sin mayor intención ni rebuscar en misterios que no son tales.
Pero, a la hora de ponerme a pensar, tal vez podría considerar que los antiguos que inventaron la creencia del mazal, por ahí estaban tratando de definir algo real pero que no podían expresar a causa de la limitación del lenguaje y falta de conocimientos.
¿Qué tal si ellos, los inventores de la idea, estaban queriendo atrapar con la voz mazal la idea del potencial de cada persona?
El mazal sería aquello que tenemos en potencia en nosotros y que está esperando por manifestarse, siempre y cuando hagamos lo necesario para que ello ocurra, y contemos con el entorno apropiado para realizarlo.
Entonces, al decir mazal tov, estamos incentivando a que la personas se conozca más y mejor, que profundice en sí misma, que encuentre aquello que está dormido en su interior y a la espera de ser desarrollado.
Por ejemplo, mazal tov a alguien que pudiera ser un excelente músico, pero nadie se ha dado cuenta aún, para que un día se den las confluencias que hagan brotar su identidad oculta.
Mazal tov para la pareja recién casada, para que sepan usar la comunicación auténtica, construir shalom, descubrir lo bueno del otro para crecer juntos en bendición y santidad.
Mazal tov, en cada situación, para alejarnos de creencias ridículas, aunque tengan la apariencia de sagradas; para mejor extirpar las confusiones del EGO y afianzar la realidad de nuestra NESHAMÁ y de nuestros genotipo en sus rasgos positivos.

Mazal tov, en tu construcción de SHALOM.

Retornar

Algo estamos haciendo mal.

Me lo dictamina mi propia conciencia, luego de ver, leer, lo que mis amigos hacen o publican, y lo que yo mismo he realizado: nos estamos descentralizando de Las Leyes Universales.

Estamos realizando acciones encaminadas a conocer temas propios de los judíos, de sus sabios, de sus enseñanzas o de sus opiniones sobre su propia ley, costumbres o tradición.

En eso nos estamos enfocando, y estamos olvidando el tema que nos compete, dando por un hecho que ya lo conocemos, dándolo por agotado.

Ese error nos está desviando, porque se está haciendo muy poroso el límite de la admiración con la idolatría. La “rabinolatría” parece ser un peligro serio al que nos estamos viendo expuestos.

Probablemente ocupemos, por algún tiempo, del auxilio de algún guía o maestro judío por las razones que se justifique; pero ese tiempo no puede ser eterno. Porque ¿y si el guía o maestro faltase? ¿Si de pronto no estuviese? ¿No sería de mayor beneficio aprovecharlo para compenetrarse en lo que es nuestro, propio y legalmente dado?

Hemos roto esos lazos incestuosos que nos unían con las religiones de turno de nuestra era; libres de los miedos y prejuicios mandarines de nuestras mentes, hemos crecido y nos hemos hecho hombres libres.

Pero esa libertad nos da miedo y no exploramos más allá de un pequeño espacio; insistiendo crear lazos que nos unan, ya no con la religión acostumbrada, sino que con algún guía, rabino o maestro.

Creo que deberíamos hacer retorno al ABC de nuestra identidad; conocer las profundidades de nuestras leyes para conocer las acciones correctas y aplicarlas a nuestra propia realidad. Sin miedo, sin prejuicios; como hombres libres.

Cierto que vamos a equivocarnos, y mucho. Pero ¿Quién nació aprendido?, ¿no es más meritorio concientizar el error para corregirlo, que obviarlo y seguir en él?. Lo importante es aventurarnos, porque de ser cierto el origen divino de las Leyes, en algún momento algún hombre en la historia humana que seguirá, encontrará la parte divina que filia al hombre a algo más que a materia y energía.

Gracias por su lectura y comentarios. Dejo un link asociado:

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Teshuvá y noajismo

 

El castigo de la oscuridad

«El Eterno dijo a Moshé [Moisés]: -Extiende tu mano hacia el cielo para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tinieblas que hasta puedan ser palpadas.
Moshé [Moisés] extendió su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas por toda la tierra de Egipto, durante tres días.
No se podían ver unos a otros, ni nadie se movió de su lugar durante tres días. Pero todos los Hijos de Israel tenían luz en sus moradas.»
(Shemot / Éxodo 10:21-23)

¿Oscuridad, densa oscuridad?
¿Ese es uno de los tremendos castigos con los cuales Dios encaminaba a Egipto para que liberara a Israel?
Porque, agua convertida en sangre, ranas, piojos/moscas, bichos, peste, úlceras, granizo destructor, langostas y muerte de primogénitos se comprenden como plagas que infunden terror y dolor, ocasionan pérdidas materiales y algunas de ellas muerte o afecciones y padecimientos.
Pero, ¿penumbras espesas?
¿Ese es el peor azote, el que da término a la serie de nueve eventos que pueden ser clasificados hasta como naturales, previo al de la muerte de los primogénitos?
Porque, no, en verdad que no parece ser algo tan amargo cuando lo comparamos con los otros.
¿Entonces?

Algunas ideas, que no quiere decir que sean “la verdad”.
Nosotros sabemos que la noche extendida, palpable, duró tres días completos.
Los egipcios no tenían remota idea de cuánto duraría, y si es que terminaría.
Para peor, en esa negrura ni siquiera podían calcular el tiempo transcurrido, puesto que no contaban con el sol para marcarles el paso del tiempo.
Estaban en la completa ignorancia, ni siquiera eran amos de sus minutos, los cuales habían perdido toda existencia.
Ahora eran presos, rodeados de oscuridad, ellos mismos convertidos en penumbras.
Ellos eran sombras en las tinieblas.
Su vida estaba vacía, completamente sumergida en la angustia del no ser aunque siguieran vivos.
La esperanza era otro fantasma.
Ellos no se podían ver, ellos no se movían, ellos estaban muertos en vida.
Encerrados con sus pensamientos, con sus fantasías, a merced de sus terrores, impotentes y sin ningún control.
Ni aun su dios principal, el sol RA, podía algo en contra de esa opacidad que estaba consumiendo todo.

Sí, era un sufrimiento mucho peor que todo lo anterior en la larga lista de plagas torturantes.
Ahora no había filos atravesándolos, ni hambre o sed, ni tampoco llagas al rojo vivo, ni siquiera el bombardeo de misiles alocados.
Ahora el dolor provenía de su interior.
Era la impotencia que los ahogaba.
Nada podían, solamente dejarse morir, faltos de todo control.
Aterrorizados por sus delirios, perseguidos por sus pesadillas, llenos de violencia la cual explotaba en su interior.

Además, estaban incomunicados, en una espesura que no conocemos, aunque quizás podamos rememorar al cerrar nuestros ojos en una habitación tapiada, llena de arena oscura que penetra hasta los átomos, y abandonados en medio de la nada.
En soledad, en un mundo en donde todos eran ciegos y no había siquiera un tuerto para ungir como rey.
Faltos de toda esperanza, abandonados a la miseria, despojados de sus máscaras de autoridad.
Ahora el esclavo era lo mismo que el príncipe, arropados por la nulidad del ser.

Sí, Dios mostró una feroz cualidad cuando sumergió a los egipcios en esa oscuridad intensa.
Era el paso necesario para terminar por quebrarlos… entonces, ¿por qué la muerte de los primogénitos? Una duda que no será respondida ahora.
¿Era castigo, o muestra de una inabarcable misericordia divina, incomprensible pero llena de Amor?

Oscuridad, caos, confusión, negación de la LUZ.
Como lo que provoca el pecado, como el resultado del imperio del EGO apoderado del sitial que no le corresponde.
Noche sin límites, como la que acompañó el comienzo del universo, antes de la explosión de la LUZ.
Una noche donde nada alumbraba, ni una partícula subatómica emitía su energía, todo absorbido por la nada caótica.

Penumbras palpables, donde todo está confundido, en caos, carente de la definición que otorga la NESHAMÁ (espíritu).
La oscuridad que esconde enemigos, obstáculos, temores.
La ignorancia que se apodera del ser y lo perturba doblegándolo.
La noche que dibuja fantasías que se elevan y dominan, esclavizando al hombre en su impotencia.

Y ahí, a unos pasos, había gente alumbrada, que ni se enteró de la muerte tragando a sus vecinos desde dentro.

Sí, hay tanto para aprender de unos escasos versículos que son leídos y olvidados al correr de los segundos.
¿Será que harás uso comprensivo de este texto para mejorar tu vida y la de tu comunidad?

Un breve pensamiento sobre “Irhat Hashem–temor/reverencia del Eterno”

En las ciencias jurídicas, una palabra no siempre expresa su sentido propio.

Por ejemplo, la palabra “alimentos” se interpreta en un sentido tan amplio que incluye ropa, zapatos, medicinas, dinero, comida, diversión, estudios, etc.

El mismo caso encontramos con la palabra “excepciones” que no necesariamente expresa anomalías o rarezas a la regla general, sino que se entiende más como medidas de defensa ante las pretensiones de la contra parte (excepción de pago, prescripción, caducidad, etc).

Pero también, en las ciencias jurídicas se articulan palabras que forman frases cuyos significados no son precisamente según su sentido propio. Tal es el caso de la frase “buen padre de familia” cuyo significado jurídico es el de ser una persona diligente, responsable y cumplidora; aunque sea soltero, sin hijos, sin padres o hermanos.

Y así, en dicha ciencia social se pueden encontrar miles de palabras o frases cuyos significados, a veces, son contrario al sentido propio de sus significados comunes, o bien, muy amplios. “Alimentos”, “excepciones”, “patrimonio”, “bien jurídico”, “servidumbre” “hipoteca”, “cancelación prendaria”, etc son algunos pocos ejemplos.

Pero este fenómeno no es patrimonio exclusivo de las ciencias jurídicas, sino que también lo he notado en algunas enseñanzas que se proporcionan en este sitio, y que tienen relación directa con La Ley Universal, El Código Legal Noájida, o como se quiera ver a las Leyes Universales.

Por ejemplo, en su sentido literal, La Prohibición a la Idolatría no implica adoración, rito o ademán alguno hacia ningún dios, ídolo, o hacia el Creador; sino la abstención completa de la persona de esas acciones, aunque fuesen bien intencionadas, como más adelante expondré.

Y sobre esto, el maestro expone en su artículo “Irhat Hashem–temor/reverencia del Eterno” (1) como puede entender “temor/reverencia” el no-judío al que le está prohibido una acción religiosa.

Es decir, “temor/reverencia” no necesariamente significan el sentido propio de dichas palabras, sino que conllevan sentidos mucho más amplios, que a su vez, no implican violación a la prohibición principal.

Del artículo indicado, así como del que le da origen, personalmente puedo resumir lo que entiendo así:

– no vivir con miedo o temeroso de castigos divinos.
-gozar el placer que otorga la vida mientas se aparta de lo prohibido, falso, equivocado.
-vivir con conciencia.
-tener presente, individual y colectivamente, la Ley Universal para todos los actos humanos.
-Aprender Comunicación Autentica y ejercitarla.
-Construir Shalom con actos de justicia y bondad.

Así, puedo entender que “temor/reverencia”, lejos de lo que religiosa y ritualmente se puede entender, tiene que ver con la forma en que se administra la propia vida y como puede la persona apegarse a una ética superior. Sobre la forma en cómo se construye una sociedad más apegada a valores y principios, y menos a prejuicios arcaicos hartos superados.

De resultar medianamente razonable mi conclusión, las acciones que propone el maestro en su artículo “Irhat Hashem–temor/reverencia del Eterno” no me resultan contradictorias ni a mi propia identidad, ni a mi propia Torá, ni a la Prohibición a la Idolatría; ni incluso me parece que sean contradictorias a los que siguen una posición no teísta, ya que es razonablemente lógico y humanista.

Sin embargo, el problema lo noto en mis amigos creyentes bien intencionados, los que con el gran deseo de realizar un acto de amor hacia El Creador, se inclinan por realizar actos de “temor/reverencia” no requeridos, obviando la prohibición idolátrica. O noto también un problema en mis amigos ateos, los que por su extremismo legalista, se ven imposibilitados en ampliar el significado de la prohibición.

De los primeros quisiera comentar en breves líneas algunas de mis conclusiones. De los segundos, posteriormente en algún otro artículo.

¿Qué le está pasando al noajida creyente bien intencionado?

Juzgando por lo que he visto en mi Facebook, en su buena intención de realizar una acto público de amor para demostrar su “temor/reverencia” hacia El Creador, estan idolatrando su propio concepto de dios, idolatrando a maestros o rabinos, está apartándose de sus amigos noajidas no teístas; cuando la obligación principal debería estar centralizada en mejorarse individualmente, mejorar la sociedad, y estudiar las profundidades abismales que tienen nuestro “simple” Código para descubrir cada día un poco más de La Verdad y aplicarla a nuestra Realidad.

Obvian que para el hombre resulta imposible conoce al Creador.

Resulta imposible para los mortales saber qué es lo que él quiere individualmente para cada quien. Por ende, resulta imposible saber con plena seguridad que el Creador quiere, individualmente, un acto de “temor/reverencia” y amor del creyente bien intencionado.

Aunque SI podemos estar seguros de lo que NO quiere el Creador, pues la propia legislación taxativamente lo expresa. La imposibilidad humana sobre conocer al Creador implica que no lo busquemos, pero SI implica que lo imitemos. «Imitar las acciones de Dios» pareciera ser el deber del hombre, como resultado lógico de la imposibilidad entenderlo. Necesariamente nos obligaría en estudiar con seriedad las Prohibiciones para discernir las acciones correctas. Pero es tema de otro artículo y de maestros, no mío.

Pero volviendo al tema de mis conclusiones sobre el concepto de “temor/reverencia” y su malpraxis en algunos noajidas creyentes bien intencionados:

¿Cuál es el fundamento para una conclusión así?

Pues, apelo a los antecedentes y respondo con preguntas:

¿Quién le dijo al siervo de Abraham que debía, bienintencionadamente, realizar actos religiosos que no le había enseñando su maestro? (2)

¿Paso años sirviendo y educándose a la par de un maestro noajida, aprendiendo sobre las Leyes Universales y sanas conductas, y le gano la buena intención de adoración a dios sin que nadie se la pidiera? (3)

¿Y qué me dicen de Noé? Le pidió el Creador que recogiera animalitos para salvarlos del Diluvio, y lo que hizo fue matarlos para agradar al Creador ¡¡ (4)

Si “de buenas intenciones está construido el infierno” decían los viejos.

Pero ni el El Texto Fundamental, que nos narra la entrega de nuestra legislación, se logra detectar un mandato o una ley que implique un ritual bienintencionado de “temor/reverencia” hacia el Creador ¡¡ (5)

En síntesis, puedo entender que la mejor loa que puede hacerle un mortal al Creador en “temor/reverencia” es desarrollar una existencia, individual y colectiva, que sea evolutiva en dignidad de hombre; en explorar y explotar sus potencialidades y capacidades. En hacer de este mundo un paraíso, un Edén, un lugar santo (no santurrón), un lugar donde el hombre se naturalice y la naturaleza de humanice. No un acto bienintencionado subjetivo.

Muchas gracias por su lectura, comentarios y correcciones; pues la intención es que de los errores aprendamos todos.

identidad

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(1) http://fulvida.com/2015/07/06/irhat-hashemtemorreverencia-del-eterno/

(2) http://fulvida.com/2014/12/02/avraham-y-su-siervo-se-inclinaron/#comment-61340

(3) http://fulvida.com/2014/12/07/en-busca-de-sentido-de-la-prohibicion/

(4) http://serjudio.com/shemot/tetzave66.htm

(5) http://fulvida.com/2008/03/27/un-texto-fundamental/

Donde todos piensan igual, nadie piensa mucho

Hace unos pocos días, en mi Facebook, se me etiquetó en una frase escogida del los consejos diarios que se publican en sitio hermano serjudio.com. Para mí no fue extraño el etiquetamiento, pues en otras ocasiones también me han etiquetado en muchas de las reflexiones.

Sin embargo, me extraño la reacción (o la falta de ella más bien) de las personas etiquetadas, y revisé la cantidad de personas a las que el mensaje había llegado.

Mi redoble de sorpresa fue que de la cantidad de personas con las que compartía la etiqueta, ninguna compartió sus impresiones, sus ideas o sus experiencias en la aplicación del consejo; sin embargo, la gran mayoría dio “Me Gusta” a la reflexión.

Ese contraste en los hechos, en el que todas las personas les gustaba el consejo pero ninguna compartió sus experiencias en la aplicación real, me ha hecho sospechar que nos estamos volviendo vagos; o peor aún, repitiendo las mismas conductas en las que se nos adoctrinó, en pensar igual, en sentir igual, en tener una creencia igual, en tener todos la misma fe.

Porque ¿Cuál es la diferencia entre un “like” virtual y un “amen” oral ante una enseñanza compartida? ¿No será el “like” virtual una costumbre religiosa en aceptar toda enseñanza sin ponerla a prueba con la propia existencia para determinar su veracidad?

Personalmente, no encuentro diferencia entre un “like” y un “amen” cuando se nos enseña una posible acción a seguir para mejorar y no se pone a prueba; no se vive ni se le da sentido con nuestra experiencia.

Muchas veces pareciera queremos el “alimento espiritual” masticado, molido y casi digerido para tragar; pero la “experiencia espiritual” que demanda trabajo, esfuerzo, estudio, acciones, derrotas y ganancias, le huimos.

Huida que ha sido mi característica, que con pena confieso; pero que con algún esfuerzo he estado revirtiendo tal inactividad.

Porque he llegado a comprender que la inactividad del hombre es la mejor estrategia de la religión para mantener su poder.

Masificados en una sola cosa casi muerta y esclava de un mismo parecer, nunca nos haremos conscientes de nuestra propia egolatría.

¿Y el precio que pagamos por la inactividad? Nuestro Yo Autentico:

Nos consideramos «más iguales», cuando en realidad somos «menos nosotros mismos«.

(Yehuda Ribco en http://serjudio.com/practicas/re060713.htm)

 

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Unidad poderosa

El problema
Es el capítulo 6 de Shemot/Éxodo.
Encontramos que el Eterno le indica a Moshé que hable con el Faraón, es parte del proceso de la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto.
El anciano hebreo no se siente capacitado para tan tremenda tarea.
Se excusa.
El Eterno igualmente le ordena ir.
Entonces, de manera abrupta el diálogo termina, o ese parece, pues la Torá trae lo que aparenta ser otro tema:

«Éstos son los jefes de sus casas paternas…»
(Shemot / Éxodo 6:14)

Hasta que llega a:

«Éste es aquel Aarón y aquel Moshé [Moisés], a quienes el Eterno dijo: ‘Sacad a los Hijos de Israel de la tierra de Egipto, según sus ejércitos.’
Ellos son los que hablaron al faraón rey de Egipto para sacar de Egipto a los Hijos de Israel. Éstos fueron Moshé [Moisés] y Aarón.»
(Shemot / Éxodo 6:26-27)

Y de inmediato, la Torá continua con la orden ya conocida, que Moshé se presente, junto con Aarón, ante Faraón para gestionar la dificultosa negociación para liberar a los judíos de la esclavitud egipcia.

¿Cómo entender esta interrupción?

Una solución
Uno de los secretos para la fortaleza hebrea, judía, de Israel, es la unidad familiar.
Estar juntos y unidos, incluso aunque haya divergencias importantes en lo externo, en rituales, en creencias, en prácticas, en ideas, igualmente mantenerse en unidad, reconociendo la pertenencia a la misma Familia. Sintiendo, si no se comprende, que se es parte de una gran NESHAMÁ, espíritu, que comprende a todos los miembros de la gran Familia Judía.
Porque, entendamos bien; Aarón era el líder antiguo, el conocido, aquel que estuvo con ellos desde siempre. El que seguía los rituales, quien hablaba su idioma, aquel que recordaba las viejas historias del clan. En tanto que Moshé, el hermano, era un extranjero en toda la medida de la palabra. Criado como egipcio gobernante, embebido de la cultura egipcia, desconectado de toda vivencia o narrativa hebrea. Luego se apartó incluso físicamente, morando durante décadas lejos, en otra región, con otras tradiciones, haciendo una vida diferente a la de los hebreos.
Tanto Aarón como Moshé eran exponentes de extremos netamente diferentes, y sin embargo eran hermanos y así son mencionados y publicitados por el Autor de la Torá.
Porque lo relevante no era adonde sus Yoes Vividos los había llevado, sino que en primera instancia lo valioso era su Yo Auténtico, ser parte cada uno de la gran NESHAMÁ colectiva de Israel.
Uno era el laico, el educado para llevar una vida social de noble gentil.
El otro era el apegado a los rituales, el docto, aquel que conocía los misterios de la tradición.
Y sin embargo, ambos eran parte fundamental en la tarea de redimir a Israel de la esclavitud.
Por ello son mencionados en este punto, recordando su pertenencia a Israel, y que sus diferencias no podían borrar en modo alguno esa realidad trascendente.
Y esta es una historia que la vemos repetirse en cada generación.

La enseñanza
Si queremos una verdadera redención, el fin del exilio, es tiempo de fomentar la unidad de la Familia Judía.
Encontrar los puentes que unen para ser fuertes en la identidad espiritual, más allá de cómo ésta llegue a expresarse luego en el Yo Vivido.
Que sea la unidad la base de la fortaleza, puesto que es el reconocimiento de la identidad esencial que unifica a cada judío, esté en donde esté, sea quien sea, haga que haga.
Amar al prójimo judío sin motivo, en lugar de estar buscando la rencilla, la envidia, la diferencia secundaria.
Porque, si estamos unidos, fortalecidos, difícilmente fracasemos.
Eso es lo que nos está enseñando Dios en esta oportunidad.

Si, sin dudas que tanto Aarón como Moshé tuvieron que limar sus ásperas cubiertas del Yo Vivido, para así sintonizar mejor cada uno con su Yo Auténtico.
Sí, también hubo gente que quedó por fuera de la redención, porque escogieron ahogarse en oscuridad y embotar así toda LUZ de la NESHAMÁ, escogiendo a Egipto en lugar de la VIDA.
Pero, en tanto se pueda, es necesario seguir desarrollándonos y estableciendo mayor unidad en todos los aspectos posibles.

Que a la mesa estén Herzl y Rav Kook, Ben Gurión y I. Leibowitz, Heschel y Frankl, R. Schach y R. Schneerson, Carlebach y Ajad Haam, Einstein y Sagan, Hilel y Shamai, Jabotinsky y Dizengoff, Jazit y Macabi… ¿entiendes la idea?
Unidad, más allá de las divergencias, o incluso gracias a ellas.
Por ello, no sé si notaste que el versículo dice en singular que “ESTE es Aarón y Moshé”, para indicar que siendo unidos, se podrá tardar, habrá dificultades, el mundo seguirá con sus locuras, pero incluso así el éxito real está asegurado.

(Publicado en serjudio.com y replublicado aquí por su importante mensaje para la identidad noájica).