Shalom, y un fuerte abrazo.
De Venezuela
Shalom,
«¡Bendito el que viene en el nombre del Eterno!» (Tehilim / Salmos 118:26).
Bienvenido y gracias por enviarnos su interesante misiva.
En el remoto pasado, en la zona del Oriente Próximo, era costumbre de los idólatras presentar al recién nacido primogénito ante alguno de sus dioses.
Esta práctica, en principio inocua y simpática, con el paso del tiempo derivó en el monstruoso sacrificio de bebes en hornos encendidos, para que las llamas devoraran el pequeño cuerpecito en honor de los demonios (falsos dioses).
El nefasto Molej/Moloc, era uno de estos falsos dioses que eran glorificados de esta espantosa y sádica manera.
Sobre esta horrorosa tradición, la Torá instruye a los judíos:
«No darás ningún descendiente tuyo para hacerlo pasar por fuego a Moloc. No profanarás el nombre de tu Elokim. Yo soy el Eterno.»
(Vaikrá / Levítico 18:21)
Como sabemos, gran número de los mandamientos de la Torá, que fueron ordenados a Israel, pueden ser adoptados por los noájidas (gran número, pero NO todos).
En el caso de NO hacer pasar por fuego a los bebes, ¡por supuesto que también deben acatarlo los noájidas!
Según enseñan los Sabios, esto incluye no criar a los hijos en las falsas doctrinas, ni llevarlos por caminos de dogmas de perdición. Recuerde que los Moloc actuales no demandan que se queme literalmente a los bebes, pero Sí que se incinere sus bellas almas en los hornos de perdición de las idolátricas ideologías. Así pues, nunca jamás permita que sus hijos se aproximen a las fogatas de las religiones y doctrinas que se rebelan en contra del Padre celestial. ¡Téngalo presente!
Como el Padre celestial conoce nuestra debilidad, hizo que por regla general los preceptos para no hacer ciertas cosas estén acompañados por mandamientos para hacer otras cosas.
Así no debemos robar, pero debemos dar caridad.
No debemos asesinar, pero debemos traer vida al mundo.
No debemos hacer idolatría, pero debemos adorar al Eterno.
Y así sucesivamente.
El Eterno nos indica con claridad que NO entreguemos a nuestros recién nacidos a los ídolos, a la idolatría, a las religiones del mundo. Que no los criemos en esas falsedades. Que no los sometamos a los lavados de cerebro de las doctrinas ajenas a Dios. Que no quememos sus almas con esos fuegos.
Esto es lo que NO debemos hacer.
¿Con qué mandamiento positivo se complementa esto?
Al educar a nuestros hijos por el camino de la Verdad, de la Justicia, de la Bondad, del Shalom.
Al entrenarlos para que sean personas concientes, valientes, dignas, esforzadas, fieles.
Al instruirlos para que no teman a las preguntas, ni que repitan consignas ciegamente.
Al enseñarlos en aquellas porciones de Torá que les corresponden.
Al darles ejemplo de vida verdadera, y no de mera existencia pasajera.
Esa es la manera para combatir al Moloc, para frenar la destrucción de almas jóvenes y para edificarlas para la eternidad.
Así pues, a los 30 días de nacido el niño/a, o los días posteriores, los padres podrían convidar a familia y allegados a una celebración por el regalo celestial de vida que han recibido.
Podrían agasajar con buena comida y bebida (sin alcohol, o muy limitado).
Podrían facilitar que la familia se reúna, que fluya la alegría, que se establezcan diálogos de bendición, que se restañen heridas pasadas.
En algún momento de esta celebración, los padres anuncian su compromiso con el Padre celestial, de servirLo tal como Él demanda de sus hijos gentiles y declararán su inamovible intención de criar a su hijo para la vida, para el trabajo intensivo en Este Mundo sin perder de vista la Posteridad.
Los padres, sosteniendo al bebe en brazos, podrían recitar el siguiente pasaje:
«Este es nuestro hijo, (nombre del niño), es fruto de nuestro amor y compromiso.
Padre celestial, Tú has insuflado espíritu de vida en él.
Te rogamos, Creador, que nos des sabiduría y fuerza para encaminarlo por la Senda de la Luz eterna, para que sea un constructor de Shalom a través de la fidelidad y servicio al Eterno.
Que su vida sea de bendición, llena de buenas acciones.
Bendito es Aquel que nos da vida, que nos sostiene y nos permite llegar a este momento».
Los congregados podrían decir:
«¡Bienvenido!
Que el Padre celestial bendiga a esta familia, y les dé Luz para criar a su hijo (nombre del niño), en Verdad, en Justicia, en Amor y en Shalom.
Amén.
Si le quedan dudas pertinentes, hágalas llegar.
Iebarejejá H’ – Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom.
Moré Yehuda Ribco
Me gustó! Y más aun ahora que estamos en cuenta regresiva.
Gracias!
que hermoso more!
y que dichoso jonathan!!!
bendiciones!!!
q sea todo para bien!
Gracias amigos!