En medio del frí­o

Así como cuando una madre arropa a su pequeño antes de dormir, y éste siente aquel afecto incomparable que proviene de la energía de un amor incondicional, así como cuando ocurre aquel abrazo entre dos personas que se quieren y se transmiten su mutuo sentimiento, así como cuando entras en tu hogar y cierras la puerta para evitar que la noche fría siga penetrando en tu carne, así como aquel cariño que sólo un padre puede darte, así se siente la comunicación entre el ser mortal y el Gran Creador, nosotros, en este plano, carecemos del suficiente sentido espiritual cómo para apreciar el calor que el Padre nos brinda en su abrazo de amor infinito, pero cuando un diminuto hilo de nuestro ser toca una vibrante llama de aquella luz imperecedera es lo más grande, nuestra alma se vitaliza, nuestra mente se clarifica, nuestro ser se alegra, siente nostalgia por aquel Edén que dejamos, siente nostalgia por aquel útero que nos mantuvo calientitos antes de nuestra primera infancia, ansía volver allí, nuestras pasiones quedan sujetas a un dominio que somos capaces de tener con nuestro Padre, nos sentimos protegidos, volvemos a ser bebés y entonces, bajo el regazo de nuestro proveedor nos sentimos libres, guarnecidos bajo el manto de compasión con el que nos arropa nuestro Hacedor.

Cada vez que nuestro ser se conecta con la Chispa Divina que llevamos todos, ese hilo toca una llama de luz eterna, cada vez que elevamos una plegaria que brota de nuestro espíritu, con suma intención se establece una unión posible, ¡es factible!, no nos ha abandonado, está allí, a nuestro lado, sólo espera que le hablemos sinceramente, que le miremos sin máscaras, que le oigamos sin soberbia, que le sintamos sin prejuicios, que seamos humildes ante Él, que estemos a Su nivel.

Creo que si experimentamos muchas veces esa sensación de real bienestar, creo que si hacemos posible la comunicación auténtica entre nuestro Padre y nosotros, entonces estaremos ejercitando nuestro espíritu para recibir lo que tanto anhela; cuando llegue el momento de dejar atrás este corredor que nos ha servido de tanto, entonces con empeño iremos corriendo a unirnos a nuestro Creador, D’’s.

Deja una respuesta