El lobo del hombre

¿Por qué no nos matamos unos a otros?
¿Por qué no vamos por la vida robando, violando, estafando y mintiendo?
¿Por qué a la hora de ser infieles a nuestro cónyuge, por lo general lo hacemos a escondidas?
¿Qué nos lleva a ser “morales” y “éticos”?

Para responder a esta cuestión medular, filósofos, pensadores,
vecinos y tantos más han intentado respuestas desde que Adam y Javá
salieron del Edén.
Nosotros ahora esbozaremos un planteo muy simple, concreto, práctico, que espero sea de provecho para ti, apreciado lector.

Como sabes el ser humano esta formado por cinco planos de existencia: físico, emocional, social, intelectual y espiritual.
De cada uno de estos planos surgen posibles respuestas.

Plano físico.
No cometo actos agresivos, violentos o perjudiciales porque no tengo la capacidad para hacerlo.
Soy débil, en inferioridad, incapaz físicamente de hacerlo.
O aquello que deseo malograr está custodiado de manera tal que no recibe daños de mi parte.

Plano emocional.
Me comporto “bien” por miedo a las represalias directas, de las que tengo certeza que me sobrevendrán a causa de mis actos.
Si no me ven, hago lo que me place.
También,
porque si hago lo que otro desea obtengo algún premio, que para mí es
más valioso que la acción que no cometo. (Me prometen el paraíso o me
condenan al infierno).

Otro motivo sería la lástima que me da el otro, al que decido no perjudicar por un sentimiento paternalista de superioridad.
O porque por medio de mis acciones logro un mayor dominio sobre el otro.

Plano social.
Hay leyes sociales, a las cuales me ato, y cumplo por rigor y obligación.
Mi
abstinencia es ante el castigo que la sociedad me propinará por mis
acciones. Sea un castigo, sanción, amonestación o exclusión social o
del grupo de pertenencia.
Las leyes son las que me restringen exteriorizar mis verdaderos sentimientos y deseos.
Por supuesto que si la Ley mañana me autoriza a discriminar a una raza y exterminarla, me sumo a los asesinos.

Plano intelectual.
Llego
a la conclusión de que somos humanos, que nos merecemos dignidad y
respeto. Por lo que concluyo que no le haré daño a otro, porque eso no
sería justo.
Podría resolver que tendré una actitud correcta para no incentivar una sociedad decadente, en la cual no estaría tranquilo.

Plano espiritual.
Mi
conducta se basa en las normas que el Eterno ha dado, sin importar mi
sentimiento, mi miedo, mi conveniencia o lo que la sociedad demande
para estar a tono con la moda.
Amo hacer el bien y me aparto del mal, porque eso es lo que mi espíritu demanda, como agua para el sediento.

En realidad, es de este plano que surge siempre el incentivo para actuar con bien, en búsqueda de la trascendencia.
Pero, mientras más se aleja la persona del plano espiritual, más busca excusas, motivos y justificaciones en los otros planos. Va en una camino de degradación, en tanto se aleja de la Luz espiritual.
Al dejar de lado lo espiritual, invento razones intelectuales, luego me sujeto a dictados sociales, más tarde me esclavizo a las emociones y por último batallo con lo material.

El camino ascendente es el que provee de mayor bienestar y bendición.

¿Qué opinas tú?

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