Cierto autoodio se esconde, dentro de la modalidad de vida llamada «vida sana». Se produce un exceso en el cuidado, una obsesion de la busqueda de perfeccion, cuando en realidad si nos observamos, nos damos cuenta de la perfeccion existente en la compleja maquinaria del cuerpo. Esta incapacidad de observación generalmente se desea compensar con una determinada cantidad
de abdominales, cosa que no me parece que tenga relacion una con al otra, pero si sucede.
Esa obsesión se genera cuando pensamos que al cuerpo algo le falta, dentro de ese «yo me cuido», se esconden los peores epitetos para con el cuerpo y a su vez para con la persona integralmente, ya que enseguida el cuerpo lo asocia directamente a su yo.
Entonces nace un desafio, una competencia con el mismo, llevando su cuerpo hasta los limites de sus posibilidades, altas exigencias, lesiones, problemas fisicos, intranquilidad mental y espiritual.
Para que esto no suceda debemos ser concientes de que nuestro cuerpo es sano, es equilibrado, durante muchos años, sus componentes se mantienen en su lugar, mantienen su funcion para la cual fueron asignados, todo el año dia y noche, cada segundo, toda la vida. No hay sistema creado por seres humanos que funcione con tal nivel de eficacia.
El cuerpo no es sucio ni repudiable, tampoco una maquina fria sin sentido.
El cuerpo es algo bueno lo necesitamos saludable, es nuestro vehiculo para construir shalom.