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TESHUVA: bendición para tu vida en seis pasos

El calendario universal humano (conocido frecuentemente como calendario hebreo o judío, aunque en realidad NO es hebreo o judío específicamente), nos trae por estos días a las fechas propicias para la reflexión, el análisis de la propia vida, el reencuentro, el crecimiento, la redención personal y colectiva; pues, estamos a pocos días de comenzar un nuevo aniversario de la humanidad (en la fiesta que en el pueblo judío se conoce como Rosh HaShaná).

Como siempre, es muy extenso lo que podemos estudiar, aprender, compartir, pero quiero ser breve y centrarme en un aspecto fundamental y necesario: el arrepentimiento completo y sincero, al cual se denomina en el idioma de la creación como TESHUVÁ.

Para hablar de la teshuvá, debemos antes mencionar el “pecado”, pues es lo que determina que uno esté necesitado de teshuvá.

El “pecado”, que en el idioma de la creación se denomina JET (la “j” suena como en español) no reviste de un sentido moral o “religioso”, sino que indica una desviación del camino que está trazado y debe seguirse.
Así pues, no veamos al “pecado” como algo vicioso en lo moral, malvado en lo espiritual, sino lisa y claramente como salirse de la ruta, sea en poco o en mucho, adrede o por error, con deseo o sin él.
El jet es apartarse de la senda que ha marcado Dios para cada persona de acuerdo a su identidad espiritual, sea judía o noájica (son las dos únicas identidades espirituales humanas existentes).

Ahora bien, ¿cómo se realiza el retorno a la buena senda, es decir, la teshuvá?

La misma consta de seis pasos indispensables.

1- Reconocer que el hecho cometido es malo. (Malo es lo que la Ley determina como tal, no lo que a uno le parece, o lo que un conjunto de personas decreta).

2- Admitir que uno ha actuado mal. Esto es, aunque uno sepa que está mal el hecho, muchas veces inventa excusas para seguir haciendo lo malo. Pero con este segundo paso uno no da más excusas, sino que pone las piezas en el tablero sinceramente y admite haber hecho mal, sin justificarse por ello.

3- Compromiso para no volver a cometer el mismo acto negativo. Este paso puede darse más adelante, pero cuando fuera, es ineludible que exista este compromiso hacia futuro, pues es lo que asegura que sea un verdadero retorno a la buena senda y no meramente un amago de regreso pero sin consecuencias positivas.

4- Declarar haber actuado mal y pedir perdón.
Primero se debe hacer con la persona que uno ha perjudicado con su acción, si es que el pecado ha sido en contra del prójimo.
Recién después uno está habilitado para pedir perdón también de parte de Dios.
No se puede ir directamente a Dios a pedir perdón sin haber hecho las paces (o intentado hacerlo en la medida de lo posible) con la persona que ha sido afectada por nosotros.

5- Restituir lo que se ha roto con nuestro pecado, o pagarlo, además de pagar las indemnizaciones, multas y penas legales que correspondan por el acto cometido.
Debe entenderse que el proceso de teshuvá no implica el cese del derecho de la Justicia para actuar.

6- Dejar de hacer lo malo que se ha reconocido.

Tales son los seis pasos, sencillos pero sumamente difíciles para la mayoría de las personas.
Quien tiene la valentía, la integridad, la autoestima, el respeto como para encarar el proceso, es bendito y de bendición y recibe oleadas de energía positiva y alabanzas de lo Alto.

Así pues, aprovecha estos días para verte directamente en el espejo del alma, para identificar lo que has hecho mal, en qué te has apartado del camino, cuánto te has desviado, cuáles son las excusas que das, a quién perjudicas, cómo lo puedes reparar, cuánto ganarías regresando al buen camino.

Todo momento es oportuno para la teshuvá, no esperes a nada, no des pretextos, no te retengas de hacer el bien y ser bendito.

Adelante, a crecer, a construir shalom, a comenzar a full el nuevo año.

La agresividad y su canalización

La agresividad en tu vida

Debemos conocer acerca de la agresividad, pues forma parte de nuestra vida, tanto interna como externamente.
No podemos eludirla, sea que actuemos de manera agresiva, reprimamos nuestras intenciones agresoras, deseemos agredir, seamos víctimas de agresiones, sintamos rabia, etc.
Es una parte constitutiva del ser humano (y también de los animales), no le es ajena ni resulta anormal o producto de enfermedades o posesiones de ningún tipo.
Por tanto, al tener un conocimiento más acabado podremos tomar decisiones más acertadas y actuar con mayor precisión como constructores de Shalom.


Agresividad hace referencia a un conjunto acciones y actitudes que pueden llegar a manifestarse (o no) a través de:

  • diversos canales (gestos, golpes, palabras, sonidos, etc.),
  • con variada intensidad (pelea física, discusión verbal, insulto, olvidos, etc.),
  • más o menos activa (amenaza, violencia; sabotaje, inhibición, quejas, manipulación emocional),
  • provocada por variados objetos o situaciones (persona o grupo en concreto, un acontecimiento, un pensamiento rumiado, el recuerdo de un momento adverso, etc.) y
  • repercute en cualquiera de los planos que integran al individuo: físico, emocional, social, mental y espiritual.

De acuerdo a los planos:

  • Físico: cambios fisiológicos y biológicos (ritmo cardíaco y presión arterial aumentan, variaciones en los niveles de las hormonas adrenalina y noradrenalina) que acompañan a la ira, lucha, golpes, gestos, destrucción de objetos, portazos, ataques, enfermedades, lesiones, suicido, asesinato, rapto, privación de libertad, etc.
  • Emocional: rabia, cólera, expresiones faciales, tonalidad y volumen del habla, mentiras, gruñidos, omisiones, silencios, implantar sentimiento de culpa, manipulación, ciertos chistes, ironía, negación de ayuda, adicciones, religiosidad, etc.
  • Social: falta de respeto, ofensas, provocaciones, amenazas, presiones, hostigamiento, robo, fraude, acoso, ataques, relaciones inarmónicas de poder/sumisión, lesionar el derecho legítimo de otra persona, etc.
  • Mental: ideas o fantasías destructivas, elaboración de planes perversos, ideas persecutorias, obsesiones, rumiación de pensamientos, deseos de venganza, guardar rencor, provocaciones, parálisis ideativa a causa doctrinas de alguna religión, etc.
  • Espiritual: actitudes/acciones negativas que no permiten o dificultan el cumplimiento de alguno de los mandamientos que deben ser cumplidos por cada quien (siete fundamentales para los gentiles, 613 para los judíos).

Si quisiéramos encontrar alguna idea que englobara todas las anteriores podríamos mencionar:
la actitud o acción que tiende a forzar a un cierto grado de impotencia a alguna persona, sea uno mismo u otro individuo o colectivo.
Con esta idea podemos contemplar que en ocasiones se puede ser agresivo (y es necesario y correcto serlo) dentro de lo lícito y/o adaptativo, aunque cuando está fuera de control pareciera enraizarse la agresividad en el lado oscuro del ser.

La impotencia, o su sentimiento, en la base de toda agresividad.

La IMPOTENCIA, o el sentimiento de la misma, está en la raíz de la conducta agresiva.
El sentimiento de impotencia puede ser vivido como una sensación de ira o malestar que surge a partir de lo que se considera un agravio, malos tratos, rechazo, imposibilidad, incapacidad, desprecio, u oposición entre otros disparadores del sentimiento.
La agresividad luego se presenta como un deseo de combatir la posible causa de la impotencia y alcanzar un estado de poder.
Generalmente se asocia a la agresividad como dirigida hacia afuera, hacia otra persona, o indirectamente hacia un objeto relacionado o que simboliza a otra persona.
Sin embargo, la persona al agredir puede, directa o indirectamente, hacerse daño a sí misma.
Puede también reprimir la manifestación externa de la agresión, o dirigirla directamente a sí misma.
Sin embargo, tengamos en cuenta que la energía reprimida termina siempre acarreando daños a la persona que no expresa de forma constructiva su ira, o no la canaliza adecuadamente.
La supresión constante lleva a estados de estrés, de frustración, de desgaste de energía. Cuando se acumula la energía agresiva, se crea un núcleo que va succionando energía del ser, debilitándolo, llevándolo a estados menos adaptativos. Esto lleva a que la persona reaccione de manera desmesurada, pues no reacciona ante un estímulo en concreto, sino que éste sirve como disparador para la explosión del contenido reprimido. Pero, ¿qué ocurre si la persona suprime también esta explosión? Pues, tenderá a reprimirse más y más, gastará mayor esfuerzo en imponer mayores barreras de contención, sufrirá de mayor ansiedad o angustia pues cada vez es mayor el trabajo de no expresar la agresividad. Es un círculo vicioso, que hunde a la persona en más y más frustraciones, llevándolo a sentimientos cada vez más pesados de impotencia, de imposibilidad, que se harán reales en una parálisis cada vez más completa.

Otra ocasión de sentirse impotente es cuando uno percibe una dificultad que es negada o no admitida por otros.
Esto puede deberse a problemas de perspectiva, pero también a cuando uno juzga de acuerdo a intenciones ajenas
en lugar de reaccionar ante los hechos explícitos.
El prejuicio, o el juicio de intenciones es causa frecuente que nos puede llevar a tener reacciones violentas desmesuradas y desproporcionadas.

Como hemos mencionado, la agresividad adaptativa es la que permite conseguir para el sujeto cierto estado de satisfacción de alguna necesidad, sin por ello pretender dañar adrede a otra persona.
Es importante tener en cuenta este aspecto, pues en la base de la asertividad se encuentra esta agresión básica adaptativa, que recurre a afianzar a la persona, a dotarla de sentimiento saludable de potencia, aunque con ello se menoscabe la posibilidad o realización de otro.
Por ejemplo, la persona que debe tener el ánimo, la disposición y la realización para competir contra otros, o confrontarse, para alcanzar sus metas acordes con las normas sociales.
Así pues, se hace imprescindible conocer los límites entre lo apropiado y no, para no negarse ni inhibirse en aquello que es necesario y requiere el ejercicio de alguna dosis de agresividad.

En ocasiones la agresividad es usada de manera consciente, como herramienta de manipulación para generar miedo en otros y presionarlos a actuar conforme a los propios deseos, como mecanismo de coerción. Por supuesto que este uso NO es asertivo, ni debiera estar entre tus recursos de conducta.

Por otra parte, no es conveniente, ni saludable, ni resolutivo, expresar de forma iracunda, violenta, destructiva nuestra energía agresiva.
Las reacciones violentas han de quedar restringidas para aquellas situaciones extremas, de imperiosa necesidad de supervivencia, y no otras.

Aprovechar de manera constructiva la energía agresiva

La agresión es una reacción del sentimiento de impotencia, y/o un mecanismo para superar tal sentimiento.
Existe en ti, por lo cual lo primero es reconocer cuando se manifiesta en cualquiera de tus planos.

Admisión.
El peor consejo que te podrías dar sería que negarás su presencia, aunque te resulte incómodo, mejor es admitir que está en ti y pugna por manifestarse.
Ya teniendo conciencia de su presencia, podrás hacer algo positivo con su energía.
Porque, si la niegas, si la reprimes, si la tapas, si haces de cuenta que no está, no por ello deja de existir.
Es cierto que no debes rumiar acerca de tus frustraciones, ni estancarte en pensamientos negativos que se relacionen con tus deseos o necesidades que no han podido realizarse.
Pero no por ello haz de mirar para otro lado, esperando que las cosas se solucionen por sí solas y sin participación tuya.
La energía que introduces dentro de ti, o que movilizas de una zona a otra sin emplearla luego, y que no desplazas de manera constructiva o no modificas hacia otras formas de energía que te aprovechen, termina por estancarse en ti, lo que puede repercutir en un estado de estrés continuo, en enfermedad en cualquiera de tus planos del ser, en brotes de violencia por cuestiones menores, entre otras afecciones a tu saludable transcurrir cotidiano.
Así pues, ya lo sabes, reconoce cuando estés con sentimiento de agresión, con deseos de explotar, planificando algún daño, actuando con hostilidad, siendo cínico, degradando a otros, etc.

Identificación del deseo y del obstáculo.
Si además de reconocerla puedes advertir qué es lo que te ha llevado a ese estado, cual es el sentimiento de impotencia que te hizo pasar al modo agresivo, entonces has dado otro paso en tu crecimiento personal.
Muchas veces si identificas lo que generó o disparo la agresividad, podrás trabajar directamente con la causa (sentimiento de impotencia) en lugar de con el resultado secundario (deseo de agredir), lo que te habilitará para articular una respuesta más provechosa y una forma de vida con mayor armonía.
Probablemente no lo conseguirás enseguida, pero si te entrenas en conocerte y en aprender a darte cuenta de tus estados de ánimo, entonces estarás cada vez más en «poder» y menos sumido en sentimiento de impotencia.

En ocasiones el reconocimiento de la propia impotencia, real y muy humana, habilita a desmontar la respuesta agresiva innecesaria para adquirir un estado de admisión consciente y saludable de la impotencia, o tal vez el uso de un recurso agresivo adaptativo (comunicación auténtica, acciones asertivas).

Por otra parte, el conocimiento de la causa posibilita el recurrir a toma de decisiones, a veces laterales o creativas, que permiten sobreponerse a la impotencia y alcanzar el objetivo deseado sin recurrir a excesos negativos.
Es posible entonces, expresar la agresividad de una forma constructiva para resolver el estado o sentimiento de impotencia.
La impotencia puede resolverse en ocasiones cuando se elaboran o adquieren habilidades que eran deficitarias.

No reaccionar automáticamente, darse un tiempo y espacio para elaborar otra opción.
Cuando percibas que estás por reaccionar, toma distancia (física, emocional, mental), cuenta hasta diez, respira profundo, discúlpate y sal a dar un paseo o sal al balcón, no manifiestes tu ira, pues si bien puedes suponer que la descarga del momento te ayudará a destrabar la situación conflictiva, en realidad solamente será un incentivo para acrecentar el estado de impotencia y la controversia con otros.
Luego de este tiempo fuera, quizás puedas expresar tus deseos de manera asertiva, por ejemplo, en vez de decir “Estoy enojado contigo”, podrías decir “Me gustaría si pudiéramos tal y cual cosa”.
Darse tiempo y oportunidad para pensar otras opciones es una necesidad que no debe dejar de intentarse.

¿No puedo? ¡Sí puedes!
Recuerda que en muchas ocasiones eres tú el que piensa o siente que no puedes, por eso te conviertes en un impotente o frustrado por decisión propia.
Actúa con confianza, aunque no la sientas, actúa como si pudieras, que cuando en verdad no puedas ya se encargará el mundo de ponerte un freno.
Mientras eso no ocurra, mientras no choques contra la pared de los verdaderos límites, no te dejes guiar por la impresión de los “no puedo”, sino que da un paso más, uno por vez, y ya verás hasta donde llegarás.

Artes marciales.
El entrenamiento en artes marciales, desprovistas de elementos religiosos, es oportuno para aprender a canalizar y emplear de manera constructiva la agresividad.
Se entrena en respiración, posturas, gestualidad, amabilidad, roles sociales, etc. a la par que se adquieren técnicas que permiten desplegar las potencialidades, reforzando la conciencia del propio poder y los límites.

Registro y evaluación.
Es especialmente útil llevar un registro de los momentos de enojo.
Éstos permiten a la persona adoptar una visión más detallada y meditada, permitiendo tomar distancia de reacciones impulsivas y sentimientos de frustración y rabia.
Para conseguirlo habría que tener a mano constantemente una libretita en la cual tomar nota de la hora, incidente, persona involucrada, resolución, pensamientos así como cualquier otro dato que pueda aprovecharse para evaluar posteriormente con detalle el episodio.
Además, sirve lo registrado como material para realizar, más adelante, un intento de resolución alternativa, es decir, pensar qué otra reacción se hubiera podido implementar para obtener un sentimiento de potencia y una satisfacción mayor.
También permite tomar conciencia de las señales somáticas que anuncian que se está entrando en un estado de enojo, lo que habilita a realizar alguna técnica de relajación o de interrupción de la reacción automática habitual. Por otra parte, el hecho de estar pendiente de llevar un registro metódico abre una brecha a la reacción automática, pues reclama que se someta la conducta a una supervisión racional, apartada de la emoción sin control.

Cambiar la dirección de la acción.
La energía cinética (de movimiento) que se destinaría para una acción agresiva, en determinadas circunstancias, puede ser usada en la dirección contraria.
Por ejemplo, cuando se quiere dar un golpe y efectivamente se estira la mano y se alcanza a la persona a la cual se desea agredir, PERO, se la acaricia (por supuesto que esto solamente con quien corresponda y como corresponda).
La caricia en lugar del golpe, aunque el pensamiento sea hostil, llevará a una respuesta amorosa de parte del otro y de una reversión del ánimo en uno mismo.
De manera similar hacer con la caricia verbal en lugar de la palabra terrible que luego de pronunciada no tiene retorno ni arreglo.
Por supuesto que esta práctica no debe servir para negar la conciencia de un conflicto, de un sentimiento de impotencia que debe ser corregido.
Cuando lo pruebes, podrás comprobar su efectividad y su capacidad para resolver cuestiones que te hacen sentir impotente.


La risa.
El sentimiento de impotencia es de contracción, de limitación.
La agresión es un intento de expansión.
Así pues, el grito, el golpe, la respiración agitada, la risa nerviosa y falsa, el insulto, etc., son conductas expansivas, de dilatación o ensanchamiento del espacio personal.
Si se cancelan estas conductas y se las reemplazan con manifestaciones de alegría, tales como carcajada o el canto, que son también de dilatación y ampliación, pero constructivas.
Prueba a hacer esto, encontrarás que habrá un sentimiento liberador, pero ten cuidado de que tu conducta expansiva gozosa no sea tomada de manera adversa por la otra persona.
Que no se sienta despreciada o amenazada, o similar, por tu risa o canto.

La solidaridad.
Es un fuerte protector y fortalecedor en todos los planos el vivir de una manera solidaria, caritativa, con apertura generosa hacia el prójimo, particularmente sin personas cercanas o instituciones que ayuden a las masas (tales como FULVIDA.com y SERJUDIO.com).
Por lo cual un gran bálsamo y potenciador es el actuar con bondad, caritativamente, compartiendo de lo nuestro con el prójimo, sin por ello llevarnos a situaciones de pobreza o sufrimiento.
Dona de tu dinero, aprende a dar en lugar de querer solamente recibir para ti, sé un socio del Eterno en la creación de un mundo de Shalom, también a través de tu economía. No te quedes siendo impotente, ni ambicionando lo que no te corresponde, ni guardándote lo que es para compartir, ni siendo avaro. Excusas puedes inventar miles para no colaborar con FULVIDA.com o SERJUDIO.com, o con aquellos que de una u otra forma te alimentan y sostienen; puedes justificar tu avaricia de manera muy original o aburrida, pero no dejas de ser un avaro que se está aferrando a su EGO y por tanto a su IMPOTENCIA.
Da caridad, comparte, regala, aprenderás a saborear tu poder y a ser feliz.

La plegaria.
Es muy bueno acordarse de conversar con el Padre Celestial, directamente con Él, sin intermediarios de ninguna especie (ni ángeles, ni santos, ni enviados, ni tzadikim, ni hijos, ni corderos, ni nada), tú en franca charla con Él.
Derrama tu corazón ante Él, expone tu caso y admite tus fallas para corregirlas, así como reconoce tus virtudes para aprovecharlas en la sagrada tarea de construcción de Shalom que te compete a ti.
Usa aquello que tienes permitido, de acuerdo a tu identidad espiritual (noájida o judaica), para ayudarte a elaborar tus rezos, a conocerte más, a conectarte con tu alma y de esa forma expresarte abiertamente y con respeto venerable hacia Dios.
Encuentra las fuerzas que hay en ti, manéjalas para tu provecho y para beneficiar a otros.


El error de creerse perdido sin religión

El error de creerse perdido sin religión,
es uno grave y demasiado común.
Está extendida la (errónea) creencia de que con religión o ritos religiosos

uno está «comulgando», «comunicando», «en conexión» con Dios;
cuando en realidad

es todo lo contrario.


Usted que sabe (o solía saber) la biblia de memoria
supongo que recuerda cuando el profeta de Dios dice
que Él no quiere ritos, ni sangre,ni sacrificios, sino obediencia a sus mandamientos.
Veamos:

«Entonces Samuel preguntó:
-¿Se complace tanto el Eterno en los holocaustos y en los sacrificios como en que la palabra del Eterno sea obedecida?
Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención es mejor que el sebo de los carneros.
Porque la rebeldía es como el pecado de adivinación, y la obstinación es como la iniquidad de la idolatría.
Por cuanto tú has desechado la palabra del Eterno, él también te ha desechado a ti
«
(1 Shemuel / I Samuel 15:22-23)

Amigo mío, ¿sabe usted más que Dios para sentirse perdido y quejándose para seguir enfrascado en ritos y religión?
¿Acaso a Dios le agradan los sacrificios, el sebo, la sangre, el dolor, las misas, las prédicas, los clamores parroquiales, las «danzas mesiánicas», o a Dios en realidad agradan las acciones nobles y justas de cada uno?
Comprobemos y corroboremos con el profeta de la verdad:

«Dice el Eterno:
‘¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios?
Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados.
No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos…
No traigáis más ofrendas vanas.
El incienso me es una abominación; también las lunas nuevas, los días de reposo y el convocar asambleas. ¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva!
…  Cuando extendáis vuestras manos, Yo esconderé de vosotros mis ojos.
Aunque multipliquéis las oraciones, Yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!
Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de mis ojos. Dejad de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda.
Venid, pues, dice el Eterno; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Si queréis y obedecéis, comeréis de lo mejor de la tierra.
Pero si rehusáis y os rebeláis, seréis consumidos por la espada; porque la boca del Eterno ha hablado.’
«
(Ieshaiá / Isaías 1:11-20)

Es muy claro y concreto el pedido de Dios para ti: apártate del mal y vive obrando con bien y justicia, siendo en todo momento leal a Él.
Ni ángeles de la guarda, ni oraciones solemnes, ni cantos de alabanza, ni invocaciones, ni mediadores muertos para redimir de pecados, ni siquiera quiere tu fe… ¿o no es esto lo que podemos leer y atestiguar de las palabras que Dios profetizó a través de sus profetas?
No te pide comunidades de fieles reunidos para leer textos «bíblicos», ni cábalas, ni piruetas emocionales, ni seguir como ovejas a pastores de fe, ni escuchar a «gentiles justos» que desde los púlpitos te explican cuestiones proféticas que carecen de cualquier relevancia para la vida diaria.

El pedido, la orden, la fórmula sagrada es apartarse de lo que Dios ha declarado como malo y hacer lo que Él señala como bueno: la justicia y la bondad para con el prójimo.

No hay nada que pueda contradecir esta verdad absolutamente «bíblica».
Especialmente para el alma del gentil, para quien los rituales, sacrificios y otros quehaceres «religiosos» no fueron comandados por Dios, sino que fueron elaborados por la tradición de hombres a lo largo de las generaciones.
Él te exige la fidelidad a los Siete Mandamientos Fundamentales, y no que te dediques a explorar en religión, en Torá, en malabarismos de la fe, en cuestiones ajenas a tu sagrada misión en el mundo, que es la de constructor de Shalom.

Tú puedes inventar todas las excusas que quieras, creer lo que te parezca, dar mil y una justificación a tu actuar desviado de la senda marcada por Él.
Puede oponerte, hacerte el tonto, cambiar exprofeso, encontrar una mota de verdad que te sirva como argumento, escaparte de tu misión, pero la verdad no la cambiarás con tus infantilismos religiosos.

En lugar de creerte perdido sin religión, a ojos de Dios te estás encontrando y salvando cuando te apartas de las religiones.
Es un error vagabundear mendigando religiosidad, cuando lo que tienes por delante es un camino sagrado y real de fidelidad, bondad y justicia.

¿Quién se puede sentir bastardo y abandonado como huérfano por estar haciendo al fin lo que Dios le manda?
Seguramente quien confía en Dios y no se desprecia a sí mismo, no se sentirá así.
Sino que se sentirá cálidamente abrazado internamente por el sano orgullo, la autoestima adecuada, el aplauso del alma, que le expresa que no hay otra razón para la vida, más que servir a Dios tal y como Él demanda.


El que ha conocido el noajismo y se sigue quejando, reclamando por ritos, rituales, adornos de religión, es que ciertamente actúa con la típica conducta quejosa y enfermiza del adicto en proceso de rehabilitación.
Tal persona dice con plena creencia que la droga, el alcohol, el cigarro, las apuestas, etc., le hacían bien y que ahora sufre, cuando en realidad por fin su vida se está limpiando y hallando significado.
Es extraño que se añore lo que tanto mal hace a la persona y a la sociedad, en tanto se repudia lo que bendice y beneficia, el camino que Dios ha diseñado con amor y sabiduría para cada uno.


Así pues, amigo mío, es cuestión de que seas firme y no te dejes embaucar por la sinuosa voz del tentador, que te convencerá de que debes retornar a la religión, a ser una ovejita, a ser uno más de la iglesia, a prosperar entre la junta de los que se apartan de Dios pero se hacen llamar santos y benditos.

 

Sé fuerte y valiente, que ni bien encuentres tu rostro y confíes en ti y aprendas, estarás limpio de la maldición de la religión, de la droga que envilece aunque se disfrace de luces sagradas.

Deseo y Miedo


«Bienaventurado el hombre que teme al Eterno y Sus mandamientos desea en gran manera.«
(Tehilim / Salmos 112:1)

En toda persona existen dos polos de movilización:

  • el polo de atracción, que llamamos DESEO o AMOR,
  • y el polo de repulsión, que llamamos MIEDO.

Permanentemente estamos actuando entre estos dos polos.
Siendo movidos, o impulsados, o proyectados, o atraídos, hacia uno o el otro.

Piensa en ti.
Reflexiona sin prejuicios.
Trata de verificar o desmentir esta afirmación.
Si alumbras con sinceridad las cuestiones de tu vida, alcanzarás a admitir que es una afirmación certera.

«Ahora pues, Israel, ¿qué pide el Eterno tu Elokim de ti? Sólo que reverencies al Eterno tu Elokim, que andes en todos Sus caminos, que ames y sirvas al Eterno tu Elokim con todo tu corazón y con toda tu alma«
(Devarim / Deuteronomio 10:12)

La raíz del DESEO y del MIEDO es única: la conexión con el Eterno (Ver Mishné Torá, Iesodéi haTorá 2:1,2).
Nuestro espíritu tiene sed por la Presencia Divina, anhela la adhesión con Él, se siente atraída hacia la infinita Luz celestial. Se nutre nuestro espíritu solamente cuando está en sintonía con la Divina Voluntad. A esto tendemos, éste es el origen de todos los otros deseos. Ante la manifestación del JESED (Misericordia, Generosidad) del Eterno, la reacción «natural» del espíritu es el DESEO / AMOR.
Por su parte, el temor ante la infinita Presencia hace tremolar el espíritu íntegramente. Como temblorosa hoja estremecida por el huracán imponente. Tal el origen de todos los miedos. Ante la manifestación de GUEVURÁ (Poderío, Severidad) del Eterno, la reacción «natural» del espíritu es el MIEDO.

Debes saber que tanto el DESEO como el MIEDO se manifiestan de acuerdo a los cinco niveles de los que estamos formados.
Así todos tenemos cinco miedos básicos, como cinco deseos básicos.
Todos los tenemos, pero los vivimos con mayor o menor intensidad, con más o menos presencia consciente en nuestras vidas.
En una medida equilibrada, son de construcción, de bendición, de crecimiento.
Cuando se convierten en una carga, porque están en desequilibrio, ambos son perjudiciales.
El MIEDO equilibrado mueve a la precaución, al respeto, al apego a los mandamientos restrictivos.
El DESEO equilibrado mueve a la cooperación, al cariño, al apego a los mandamientos de hacer.

Como dijimos, estas manifestaciones de DESEO y MIEDO en los cinco planos derivan de la misma raíz, pero en tanto se van apartando de ella, van perdiendo su identidad, haciendo ajeno a la persona de la relación que tal deseo o miedo en particular tienen con el Eterno.
En estas situaciones, el DESEO o el MIEDO están dominando a la persona, apartándola de su esencia, haciendo que se concentre más en su «Yo Vivido» o «Yo Sentido», en vez de en su «Yo Esencial».

Solamente los TZADIKIM (personas justas e íntegras) logran supremacía sobre sus miedos y deseos, dominan sobre sus impulsos, en vez de que éstos dominen sobre ellos.
Esto lo consiguen con un constante y esforzado trabajo de perfeccionamiento personal, no hay atajos ni vacaciones. Su tarea es armonizar todos sus deseos con la Divina Voluntad, todos sus temores aplacarlos para temer (reverenciar) exclusivamente al Eterno.
Cumplen cabalmente con los mandamientos de amar y temer al Eterno:

  • «amarás al Eterno tu Elokim«
    (Devarim / Deuteronomio 6:5)
  • «al Eterno tu Elokim temerás«
    (Devarim / Deuteronomio 10:20)

Te presento ahora una breve lista de los miedos básicos y luego de los deseos básicos.

MIEDOS básicos:

  • Plano Físico.
    Miedo a la IMPOTENCIA, que se presenta con diversos rostros: miedo a la enfermedad, a la muerte, a los accidentes, a la pobreza, al hambre, a la parálisis, a la impotencia sexual, a la debilidad, etc.
    Todo lo que represente una falta o carencia de dominio sobre los factores físicos – materiales.
  • Plano Emocional.
    Miedo a la SOLEDAD, que puede emerger como miedo al dolor en general, que toma distintas variantes, tales como ansiedad, angustia, enojo, ira, agresividad, pasividad, intolerancia, paternalismo, etc.
    Todo lo que sea falta o carencia de dominio sobre otra persona, cercana y significativa.
  • Plano Social.
    Miedo al RECHAZO, que lo sentimos por ejemplo al ser anónimos, ignorados por el grupo, humillados en público, de casta o clase inferior, degradados, fuera del patrón social aceptable o de moda, etc.
    Todo lo que implique falta o carencia de dominio sobre un grupo de personas que es sentido como importante, pero que no mantiene una relación íntima con el individuo.
  • Plano Intelectual.
    Miedo al CAOS, obsesión, compulsión, detallismo, pensamiento referencial, incapacidad o dificultad en la creatividad, huida hacia la fantasía, etc.
    Todo lo que demuestre una falta o carencia de dominio en la capacidad para organizar los hechos de acuerdo a patrones específicos.
  • Plano Espiritual.
    Miedo a lo DESCONOCIDO, desconfianza, terror, pánico, resistencia al cambio, fanatismo, extremismo, etc.
    Todo lo que indica una falta o carencia de dominio sobre lo que no entra en los planos anteriores.

Hay una esencia en común que atraviesa el MIEDO en sus cinco planos de
manifestación, y que paradójicamente es un DESEO: el deseo de DOMINIO.
Cuanto mayor es mi deseo de dominio, mayor es mi MIEDO.
Contempla esta realidad operando en ti, des-cúbrela para que no seas más esclavo y pases a ser amo.

DESEOS básicos:

  • Plano Físico.
    Deseo de ACOPIO de elementos materiales.
  • Plano Emocional.
    Deseo de DOMINIO sobre otra persona, por lo general alguna que sea cercana y significativa.
  • Plano Social.
    Deseo de PERTENECER a un «algo» más grande que uno mismo.
  • Plano Intelectual.
    Deseo de IR MÁS ALLÁ de lo manifiesto.
  • Plano Espiritual.
    Deseo de CONFIAR, de CONEXIÓN sin interferencias.

¿De qué nos puede servir en el aquí y ahora este conocimiento, para perfeccionar nuestra vida y darnos mayor plenitud?

Preg. 832 – sueño recurrentemente que vuelvo a la carcel

xuxoco nos consulta:

Sueño recurrentemente que vuelvo a la carcel,además injustamente y me relaciono con personas que ya han muerto(en este caso además amigos mios)llegando tambien a llorar .
Les agradecería que me aclararan esto que frecuenetemente me pasa: suelo coñar con difuntos hasta llegar a soñar con cuatro personas ya fallecidas en la misma noche y en los consiguientes cuatro sueños diferentes.
Jose Ramon Sanchez Gila.43años-jubilado-Pamplona -España

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Noájida laborioso

El noájida debiera proveerse de alguna profesión, oficia, ocupación laboral rentable, desde su juventud.
Es imprescindible, aunque no sea un mandamiento directamente dictado por Dios en los Siete Principios Fundamentales y Universales.
Los motivos para tal imperioso deber son varios:

  1. Se aparta del error y del vicio, pues no precisa de recurrir a mecanismos prohibidos o acaso vergonzantes para su sostén.
    No faltan conocidos que han retornado al pantano de la idolatría por carecer de medios para sostenerse a ellos y sus familias, pero que conocen el filón fácil del oportunismo de mercadear con las vanidades de la religiosidad.
    Entonces, habiendo sido noájidas y hasta promotores de noajismo, se dejan atraer nuevamente hacia los púlpitos de la mentira religiosa, para recibir jugosas retribuciones a cambio de su mercenarismo espiritual.
    Si hubieran contado con un trabajo honesto y acorde, que les hubiera permitido mantener un estatus de vida a sus pretensiones, tal vez no hubieran dado el mal paso, regresando hacia la oscuridad con la excusa torpe de encontrar la provisión para sus familias.
    En otros casos, el error o el vicio ha sido el engaño comercial, el robo, la estafa, etc.
    En tanto que lo vergonzante es vivir de caridad, de lo que otros reportan para su existencia, sin laborar en retribución a tales donativos.
  2. Se aparta del error y del vicio, pues no deja mucho tiempo libre para el ocio y aburrimiento que pueden provocar el abandonarse o situarse en posiciones poco edificantes.
  3. Se siente provechoso y productivo, lo que reporta en un ánimo más fuerte que previene de enfermedad y malos pensamientos.
  4. Puede contribuir económicamente al sostén de FULVIDA y de diversos proyectos para difusión de las cosas sagradas del Eterno.
  5. Puede colaborar con personas o instituciones que realmente precisan de su beneficencia.
  6. Se asocia a la tarea de construcción de Shalom también en el importante aspecto de la vida societaria e individual como lo es el ámbito laboral.
  7. Encuentra ocasiones para compartir la santidad del noajismo, al entrar en contacto con personas que no necesariamente pertenecen a su núcleo de allegados.
  8. No vive dependiendo de “milagros”, sino que se constituye en promotor de los milagros ocultos por medio de los cuales el Eterno manifiesta Su bondad en el mundo.

Como puedes ver te he brindado una lista de motivos, que podríamos tú y yo modificar y ampliar.
Lo importante es tener este concepto en claro, afianzarlo en la vida personal y colectiva, para convertir a cada noájida en un elemento clave en la tarea general y particular de construcción de Shalom.
No hay trabajos honestos que sean poco dignos ni tareas inferiores, siempre y cuando sean desarrolladas con ánimo de construir Shalom, cada uno desde su lugar, según sus capacidades, de acuerdo a sus potencialidades y aspiraciones.
El limpiador como el gerente son necesarios en la empresa.
El médico como el archivador.
El piloto como el mecánico.
Quien vende vegetales como el que los cocina.
El maestro como el portero de la escuela.
Cada uno es una pieza fundamental y debe ser reconocido su papel y su valor.

A construir shalom, a apartarnos del mal y gozar de lo permitido.

Resp. 831- Sobre temas místicos e idolatría

nos consulta:

1- No soy judia
2- pero por casualidad he caido en su página.
No pretendo ponerle a prueba ni juzgarle y por supuesto de ninguna manera pretendo ofenderle, dicho esto me gustaría preguntarle, desde mi humilde conocimiento, como practicante de Tai-Chi, y de otras terapias y algún conocimiento de física cuántica.
3- ¿cómo tiene la total certeza de que no existen las vidas pasadas?
4- ¿por qué considera que saludar al sol o invocar seres de luz es idolatría?
5 – si algo mejora mi mente, mi cuerpo y mis estado emocional, de manera absolutamente constatable ¿cómo puede usted decir que eso perjudica seriamente mi salud, mi estado mental y espiritual?
6- ¿ prohibir categoricamente a nadie que abandone o inicie cualquier práctica no es despreciar el libre albedrío, el regalo más hermoso que recibió la humanidad? Quedo a la espera de sus respuestas, le pido disculpas por las molestias.
Reciba un cordial abrazo.
Beatriz.

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Resp. 830 – Y luego del casamiento…

nos consulta:

Amigo Yehuda
Pues le cuento la relacion con mi novia bien, en cuanto al noajismo ella sigue creyendo n jesus aunque nunca va a la iglesia ni nada d nada con cristianismos, pero tampoco se interesa x el noajismo pues dice q es invento d hombres, su MAYOR preocupacion es como nos vamos a casar y como educaremos a nuestros futuros hijos,  Bueno more, gusto d saludarlo, estamos n contacto y espero q sepa utilizar sabiamente los fondos, Saludos,

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