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Israel=Agradecimiento

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Saludos cordiales, hemos estado muy preocupados por los últimos acontecimientos.  En verdad a mí personalmente me ha dolido mucho la indiferencia de las naciones, los titulares de prensa de este País, aún ya he tenido roces con mi mis hermanas por este tema. Que en  últimas todo converge en un odio al pueblo del Eterno.

Me duele en el alma que no haya justicia en este tema.  Yo he aprendido del Pueblo de Israel tantas cosas que hoy solo quiero resaltar  la gratitud hacia nuestro Creador,  que pasaría si el decidiera no mantener el orden en el Universo y que esto no funcionara a la perfección?  Dejaríamos en seg´s  de existir.  Las naciones no se dan cuenta que el está oculto pero su gran bondad esta al dia para todos nosotros sin ninguna distinción.

Estoy muy agradecido   con muchas personas del Pueblo de Israel que como ud día a día nos enseñan a ser cada día mejores, y que han tenido la valentía de enseñar la Tora a los que no somos del pueblo y de decir las cosas como son.  Gracias por esa labor tan intensa en las redes sociales, a través del portal de fulvida.com y serjudio.com .

Quiera el Eterno que la redención de Israel sea Ya!   Por mi parte ya quiero ver que este mundo sea diferente lleno de la gloria de D-os.

Un abrazo.

(Nombre y país en reserva)

Enfocarse y poner primera

El mayor gasto de energía se produce al iniciar el trabajo o movimiento.
Para salir de la quietud se hace necesaria la inversión, el esfuerzo, que tras conseguido el momento se reduce y sostiene con menor gasto.
Tal como comprobamos en un auto, cuando sentimos el empuje de la primera marcha, con su gran consumo de combustible y la correspondiente potencia empujando.
O los conocedores de Química y Biología con el concepto de “energía de activación”, que es la energía mínima para que se produzca una reacción.

En tus cosas cotidianas ocurre de manera similar.
Para comenzar el cambio que te lleve de la inercia (o quietud) de la zona de confort hacia el suceso, tendrás el obstáculo inicial. Allí deberás luchar contra tus tendencias, contra la rutina, contra el hábito, contra el miedo, contra la pereza y hacer el gasto energético. Serán instantes en los que se hace imprescindible dedicar mucha más potencia que cuando ya estás en movimiento. Debes saberlo y no agotarte por ello. Por el contrario, persevera, ten paciencia, que el cambio de marcha se dará y encontrarás que lo que al principio aparecían como enormes dificultades, como innumerables “no puedo”, serán dejados en el olvido, porque estás transitando el camino que te lleve a tu objetivo.

Cuanto más arraigado el hábito, más energía precisarás, ten constancia, firmeza, paciencia, amor propia, voluntad y empeño, porque precisarás de todos ellos.
Recuerda la inercia, la propiedad del cuerpo (y de la mente) a conservar el movimiento que viene llevando, a no ser que operen fuerzas que le hagan modificarlo. Así, para cambiar la dirección del avance también será necesario aplicar esfuerzo, mientras el cuerpo/mente se mantiene aferrada a su trayectoria previa.
Nos escudamos en excusas que nos mantienen prisioneros de la zona de confort, es nuestra tendencia natural. Es normal, nada para avergonzarse ni tampoco para dar la batalla por perdida y creerse en manos de un destino fatal.
Puedes implementar los cambios de dirección que desees, y estén en tu control.
Si tienes en mente y claro tu objetivo y tus acciones están dedicadas a alcanzarlo, y no te distraes ni te desvías, entonces probablemente llegues a tu objetivo (pero recuerda, tú no tienes el control del universo, solo de una pequeña porción de él, el resultado final está por completo fuera de tu dominio). Haz tu parte.
Para lograrlo, reconoce tu situación, enfócate precisamente en tu objetivo, pon potencia en tu motor y avanza sin desenfocarte.

El EGO propondrá la impotencia, te llevará a ella, te hará emplear sus herramientas para llamar la atención y arañar una apariencia de poder.
No permitas que su desgano te derrote.
Tú enfócate, sabes que no será gratis ni por un milagro repentino, pero puedes hacer tu parte y ser victorioso aunque no alcances finalmente la meta.

Éxitos y bendición.

Vaetjanán 5774

El comienzo de la parashá nos recuerda cuando Moshé imploró al Eterno para que le permitiera ingresar a la Tierra Prometida. La respuesta fue, básicamente, “no”.
Se han dado razones para entender esta negativa, una muy interesante (que la volví a escuchar recién en un shiur online del Rav Ury Sherky) es la que propone que Moshé era el dirigente adecuado para acompañar la Salida de Egipto y el trayecto hasta la Tierra Prometida. Ahora, era necesaria otra cabeza, que tuviera una concepción diferente del liderazgo, de la participación del pueblo y de la necesidad de milagros evidentes en los asuntos cotidianos.
Sucede que en caso de obstáculos, como los que enfrentarían, la idea de Moshé era: “El Eterno, vuestro Elokim, quien va delante de vosotros, Él combatirá por vosotros de la manera que lo hizo por vosotros en Egipto ante vuestros propios ojos" (Devarim / Deuteronomio 1:30).
En tanto, la postura de Iehoshúa/Josué era: "Si el Eterno se agrada de nosotros, nos introducirá en esa tierra. Él nos entregará la tierra que fluye leche y miel. Sólo que no os rebeléis contra el Eterno, ni temáis al pueblo de esa tierra, porque serán para nosotros pan comido. Su protección se ha apartado de ellos, mientras que con nosotros está el Eterno. ¡No los temáis!" (Bemidbar / Números 14:8-9).
Para Moshé el modelo era esperar que Dios hiciera milagros, Él quitaría los enemigos del medio, Él sería el que activaría y los hijos de Israel tendrían un rol pasivo.
Para Iehoshúa, en cambio, serían los judíos los encargados de cumplir con su “destino”, los que darían todo de sí y con la ayuda de lo Alto obtendrían sus merecidas victorias y satisfacciones.
¿Cuál crees que era el modelo que prefería Dios para dirigir a los judíos en la adquisición de su tierra?
¿Por qué ese y no el otro?
Escoger uno, ¿representa que el no elegido es defectuoso o corrupto en algún modo?
En la historia del pueblo judío, ¿se ha notado alguna vez similar contraposición de estilos y modelos en lo que respecta al regreso a la tierra de Israel?

Luego la parashá continúa recordando algunos eventos importantes de la nación judía.
Le toca el turno a la Revelación de Dios en el Sinaí que ocurrió ante todo el pueblo judío. Se recalca, de manera insistente, que la Presencia del Eterno no estuvo acompañada por imagen visual, por lo que se debe abstener la persona de cualquier representación de la Divinidad. ¿Por qué? Porque pueda provocar desvíos de la buena senda, que finalmente conducen a lugares indeseados.
Hay que tener mucho cuidado en cómo uno vive y lo que le transmite a los descendientes, para que el mensaje sea correcto, lleno de luz y no se vaya opacando con engaños, dudas, confusiones, etc.
Por ello, muchos rituales, celebraciones, lecturas tienen la finalidad de preservar la integridad del mensaje milenario, más allá de las interpretaciones y adecuaciones apropiadas a cada época. Tal vez por ello en la parashá se nos presenta la segunda versión de los Aseret HaDiverot (Decálogo) a lo que se añade "En aquel tiempo el Eterno también me mandó a mí -Moshé- que os enseñara las leyes y los decretos, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis para tomar posesión de ella." (Devarim / Deuteronomio 4:14). Porque los 14 mandamientos del Decálogo no son toda la reglamentación, sino una parte de los 613 mandamientos de la Torá, que es necesario conocer para valorar y cuidar.

A modo de compendio, la Torá indica en la parashá que a diario debemos recitar dos veces el “Shemá Israel”, que se convirtió en uno de los temas principales del judaísmo. Entre otras cosas por mencionar: unidad y unicidad del Eterno, estudio de la Torá, enseñar intensamente Torá a los hijos, Tefilín, Mezuzá, conducta recta.

Cuadrantes confianza/conocimiento

Somos multidimensionales: físico, emocional, social, intelectual y espiritual.
Cada una de las dimensiones es imprescindible para ser en este mundo, es imposible comprender al hombre si no atendemos a todas y cada una.
Como engranajes finamente coordinados que producen el movimiento de la maquinaria, al fallar uno, la maquinaria se estropea. Quizás sigue su movimiento, pero alterado.
Si tenemos conciencia de esta realidad, procuraremos vivir nutriendo correctamente nuestros planos, armonizando entre ellos e individualmente.

Ya hemos estudiado y explicado en numerosas oportunidades lo que nutre y mantiene en límites saludable cada plano, te invito a que busques en el sitio, encuentres, leas, estudies, aprendas, experimentes y compartas. No te olvides de ninguna de estas cosas, tampoco de compartir con los demás.

En este momento quisiera que afirmaras un poco más tu conocimiento al respecto de la confluencia entre el saber (plano intelectual) y la confianza en sí mismo (plano emocional) en lo que atañe a una materia en particular, o como rasgo general de su personalidad.
Usaremos una gráfica que fue diseñada con otro objetivo y para diferentes fines (CBL Behavior Model), pero que, con pequeñas modificaciones, nos sirve perfectamente para ilustrar nuestro punto.

Arrogante.
Errores.
Experto.
Éxito.
Perplejo.
Estancado.
Titubeante.
Indeciso.

Cada uno de los cuadrantes refleja una situación puntual, como si fuera una fotografía de un momento único, de una persona.
Esa fotografía puede repetirse en el tiempo, ser una tendencia, un hábito, un patrón de conducta de la persona.
Marca un solo aspecto, no a la persona en su globalidad.
Así, podría haber alguien que, por ejemplo, como vendedor estuviera en el cuadrante verde, pero como estudiante estuviera en el rojo. Como alumno de matemáticas en el naranja pero para aprender historia se ubicara en el amarillo. Que en su adolescencia prevalecía en tal cuadrante, pero en sus treintas en otro.
Como verás, es necesario hacer un trabajo minucioso, detallado, y no prejuzgar ni condenar a definiciones/etiquetas que son lápidas que matan en vida.
Si no he sido claro explicando esto, te pido que releas por favor y si te quedan dudas te tomes la molestia de compartirlas conmigo aquí debajo, en la zona de los comentarios. Gracias.

Un apunte más.
Es posible extender la comprensión de esta gráfica también al colectivo, en donde se estudia la confianza grupal en relación al conocimiento del grupo.
Es un buen ejercicio para descubrir cómo se manifiesta y mueve la sociedad que formas (y te forma), los colectivos que integras o con los que te relacionas.

Pasemos a un somero análisis de los cuatro cuadrantes.

En el cuadrante naranja la situación es de escaso en el conocimiento específico y pobre en confianza en sí mismo.
El resultado es perplejidad, inmovilidad, estancamiento, incapacidad de accionar.
Se está inmerso en impotencia y no hay miras de avanzar hacia ninguno de los lados de la gráfica.
Porque, la pobreza en un plano alimenta negativamente al del otro.
La falta de confianza lleva a aferrarse a la ignorancia.
La falta de conocimiento lleva a encerrarse por miedo a sufrir.
¿Cuál te parece que sería la herramienta natural del EGO (o alguno de sus derivados) más habitual en este cuadrante?
Es un estado calamitoso, pero no es el peor; éste está reservado para el de fondo rojo.

En el rojo abunda la confianza pero escasea el conocimiento. ¿Será una confianza verdadera o presunción de tal? ¿Será valor o locura? ¿Heroísmo o falta de límites?
Esto lleva a la arrogancia, a creer que se sabe cuando no es así. A suponer y asumir como verdad. A opinar y tomarlo como evidente. A decretar y esperar milagros. A fallar groseramente y no admitirlo ni recuperarse del error. A cerrarse al aprendizaje, con la excusa de saber y no precisar. Es una fantasía de poder, que enmascara una tremenda impotencia e ineficacia. ¿Qué sucede cuando la realidad golpea a la puerta? ¿Cuando se hace palpable que estallaron decenas de defectos y equivocaciones?
Sí, sobreabundan los errores, las faltas de consideración, la carencia de respeto, el desbordamiento. ¿Cuál sería la herramienta del EGO más frecuente para el pasajero de este cuadrante?

En el cuadrante amarillo, un tanto menos pesaroso que el naranja, hay mayor conocimiento pero falta la confianza.
Brotan dudas, se tarda en decidir y cuando se escoge poco se tarda en caer en nuevas indecisiones y replanteos cansinos y desgastantes.
Aunque se haya estudiado y se conozca del tema, el efecto desmoralizador corroe y no causa un estancamiento, sino una erosión que debilita y corroe. Se duda de lo que se conoce, se duda de las propias conclusiones o ideas, tal vez se busca el bastón que sostenga o la opinión de otro que otorgue amparo.
La inseguridad y la inestabilidad mantienen a la persona en un estado de alerta, de cansancio, de pensamientos que estorban.
En caso de avanzar, porque no queda otra alternativa que hacerlo, igualmente se mantiene un ancla hacia el pasado y angustias por la decisión alcanzada.
Ante esta vacilante postura, ¿cuál será la herramienta del EGO que aparecerá?

Por último está el cuadrante verde, de la maestría, de la experiencia, del poder.
Se sabe y se tiene confianza.
Se actúa con solvencia y eficiencia.
Se siembra para que, dadas las condiciones, se pueda cosechar el éxito y la satisfacción.
Se conocen las propias limitaciones, pero también las potencialidades y fuerzas. No se reacciona, sino que se acciona positivamente.
Sí, es el modelo para la construcción de shalom.
Pero, ¿alguna de las herramientas del EGO tiene influencia notoria aquí?

Cuando tengas asimilada la información que discretamente te comparto, te pediré que te tomes un tiempo para sacarte una “selfie” en el aspecto que desees de tu vida. Puede ser en tu relación familiar, en la laboral, en la estudiantil, en tus deberes para con el prójimo, en tu vínculo con el Eterno, en tus ejercicios físicos, en lo que tengas ganas de conocer más acerca de ti.
Tómate esa foto y encuentra a cual cuadrante corresponde.
Si quieres me cuentas aquí mismo, como comentario.

Tal vez, y solo quizás, con este entendimiento puedas dar un paso más en tu camino de bendición.

Del volver

TESHUVÁ es el proceso de arrepentimiento, es decir, del retorno al camino de lo correcto.
Al volver se supone que hemos adquirido una experiencia que nos fortalece, y si bien no nos inmuniza ante nuevos errores, al menos nos sirve para crecer y mejorar.

Desde el nuevo lugar podríamos tener la capacidad de comprender las acciones de otros, no prejuzgar, no ser drásticos, compadecer, tender una mano misericordiosa, ayudar a otros a regresar a la senda. Porque, hemos estado en situaciones similares, estuvimos fuera de línea y tuvimos la oportunidad y el coraje de realizar el trabajo necesario para enmendarnos.
Pudimos escapar de decretos de muerte, eludir mandatos opresivos, salir del rol de victimizarse, dejar de inventar excusas, no escondernos más detrás de máscaras, nos apartamos de todo ello que nos deja en el exilio para poder reencontrar nuestra esencia espiritual y alcanzar por un rato la armonía.
Pero, solo por un tiempo, porque nuestra existencia en este mundo es de constante tarea, debemos remar siempre, ir de un conflicto a otro, porque así es la regla de habitar en un mundo limitado pero siendo un espíritu ilimitado.

En el error, no es necesario dar excusar, ni culpar, ni justificarse; tenemos la fortaleza como para salir de la celdita mental y disfrutar y de crecer.
Caeremos, es parte de la vida, para volver a levantarnos y continuar avanzando.
Tenemos un Norte que nos orienta, es la médula de nuestro ser, lo que nos conecta de manera perpetua con el Todopoderoso.

Av, el mes de la redención

El mes de Nisán es el de Av-iv, el de la pequeña redención, porque en el plan del Eterno Av era el mes de la gran redención.
Los judíos salieron de la esclavitud el 15 de Nisán y estaban “destinados” a alcanzar su tierra patria, su lugar para florecer, ISRAEL, en el mes de Av.
Estarían preparándose 49 días para el encuentro con el Eterno y el comienzo de la recepción de la Torá.
El 50º sería ese gran día, que nosotros aún festejamos cada 6 de Siván con Shavuot.
Moshé permanecería 40 días en el monte, en comunicación auténtica y esplendida con el Todopoderoso, adquiriendo la sabiduría prodigiosa para compartir con los hijos de Israel.
Entonces, el 17 de Tamuz descendería de las alturas portando las Tablas del Pacto, escritas por “dedo” de Dios.
El día 18 emprenderían el trayecto hasta la tierra de santidad, a la cual llegarían hacia el atardecer del último día de Tamuz, para entrar gloriosamente el primero de Av. Entonces, la tierra estaría casi despoblada, no encontrarían resistencia ni enemistad, sino tan solo el camino hacia su crecimiento mutuo.
Pero, algo interrumpió esa gran redención y la aplazó por milenios.
La muchedumbre de egipcios y otros gentiles que había salida de Egipto atrás de los judíos, calcularon mal el momento en el cual debería haber descendido Moshé del Monte, que era quien los cobijó y acogió por propia voluntad y no por deseo Divino. Ellos se impacientaron y provocaron disturbios, agredieron, atacaron, reclamaron, se quejaron, confundieron, finalmente obtuvieron que Aarón fabricara para ellos, a desgano y atemorizado, el becerro de oro. Ellos indujeron a algunos cientos, o miles, de hebreos a la idolatría, la reverencia del error, actos impúdicos, a la alteración del shalom que se había establecido desde la Revelación en Shavuot.
A esa mezcolanza caótica y egóica llegó Moshé y por ello dejó que se rompieran las Tablas del Pacto.
Luego se tuvo que perder tiempo en pedidos de perdón, en rituales, en subidas y bajas al Monte, en el perdón y nuevas Tablas entregadas el 10 de Tishrei, muchos días después, cuando ya se había perdido la sincronización “cósmica” que hubiera permitido la gran redención en su tiempo y circunstancias.
Ahora los hebreos deberían atravesar algunas penurias y acciones para que llegaran nuevamente a estar a punto de entrar a la Tierra.
Y entonces, otros pobladores habían arribado, usurparon el lugar de los judíos, instigaron a 10 de los 12 exploradores a que vacilaran en su confianza en Dios, lo que a la postre llevó a que la noche entre el 8 y 9 de Av, del segundo año de salir de Egipto, fuera decretado que no entraran hasta dentro de 38 años.
Y recién entonces, otra generación, con otras circunstancias históricas, en un contexto completamente diferente y desfavorable, tuvieron que conquistar su hogar y hacer allí su destino. Pero, la redención fue incompleta, aún la padecemos.
Según la Tradición, Av sigue siendo el mes de la gran redención. Por ahora es un mes de tristezas, de padecimientos, duelos, contrariedades y contradicciones. Pero, la historia se completará, confiamos, en Av.
Hagamos nuestra parte, seamos nosotros el Mashiaj, para que se establezca la Era Mesiánica hoy.
¿Ser nosotros el Mashiaj?
¿Qué clase de herejía o delirio estoy ofreciendo?
Ninguno…
Vamos a hacer nuestra parte, construyamos shalom hoy, sin más excusas ni retrasos.

Confianza y éxito

Comienza esta semana el quinto libro de la Torá, Devarim, conocido en español como Deuteronomio (repetición de la Instrucción). Coincide con la denominación hebrea tradicional “mishné Torá”, porque inicia el relato de Moshé que recapitula instantes memorables de los últimos cuarenta años de historia hebrea.
Ubiquémonos en contexto. A Moshé le quedan cinco semanas de vida, quiere aprovechar ese tiempo para despedirse del pueblo y dejar marcado un mensaje de vida, de bendición, que les refuerce en la senda del éxito.
Se avecinan cambios importantes y los israelitas deberán estar preparados y dispuestos a convertirlos en oportunidades de crecimiento personal y colectivo. Tendrán a Iehoshúa/Josué como nuevo líder, deberán esforzarse en la conquista de su tierra, serán sometidos a varias pruebas y no contarán continuamente con la ayuda directa y ostensible de Dios, tendrán que aprender a ser un pueblo independiente en su propia tierra.
En síntesis, es hora de madurar y estrenar otra etapa de la vida colectiva. Se podría decir que el pueblo estaba dejando atrás la infancia para ingresar de a poco en la adolescencia, con sus modificaciones, vacilaciones, enojos, esperanzas, anhelos, compromisos, etc.

Quizás por ello el relato hace especial mención del fracaso ocurrido en el episodio de los merraglim, los doce exploradores que cuatro décadas atrás fueron enviados a recopilar información de Canaan. El informe de diez de ellos estaba plagado de desconfianza, incentivaron las dudas basadas en la intranquilidad de los israelitas, encendieron la mecha que explotó en el descontento y angustias. Muchos israelitas escogieron hacer caso a las fantasías del miedo en vez de confiar en el Eterno y avanzar con seguridad.
Según se nos revela, si hubieran tenido confianza en el Eterno y enfrentado sus temores con entereza y responsabilidad, entonces tomar posesión de la tierra de Israel y afincarse allí hubiera sido un proceso mucho más pacífico y sencillo. Pero, no lo fue (ni lo es).
La actitud derrotista, atemorizada por fantasías, que busca culpables para escapar de las tareas, que reacciona quejosamente o violentamente, seguramente que no lleva a la victoria, por tanto, debe ser reconocida, desactivada y reemplazada por la actitud benefactora y beneficiosa. Pero, ¡mucho cuidado cuando las conductas tóxicas repetidas se convierten en hábitos, pues son más difíciles de transformar positivamente! Por ello, Moshé recuerda otras oportunidades en las cuales el sentimiento de impotencia devastó a los israelitas, llevándolos a conductas pesimistas y al fracaso.
Ahora, el maestro le asegura a Iehoshúa, frente a todo el pueblo, que cuando surjan inconvenientes no hay que temer, pues el Eterno estará del lado de los hebreos, luchando sus luchas siempre y cuando hagan su parte correspondiente.
El Rav Kook enseña, a partir del Salmo 112: “La confianza interna se basa en el conocimiento de que aun lo que parece ser malo no tiene porqué complicarnos. Si el corazón está verdaderamente "firme en la confianza en Dios", no hay lugar para el miedo y la ansiedad, ya que todo es de Dios y nada puede ser verdaderamente malo.
Los aspectos más debilitantes de las dificultades y el sufrimiento no son físicos, sino de naturaleza psicológica. Para una persona que puede ver el mundo tal como es, y aún así su corazón permanece lleno de confianza en Dios, incluso sus aflicciones no son verdaderas aflicciones. Tal persona es feliz con su parte en la vida, y es capaz de enfrentar los desafíos de la vida con gracia.
Pero para la persona que está acostumbrada a estar descontent
a con el mundo, los problemas le esperan en cada esquina. Uno no puede estar en paz y sentir la alegría y la felicidad sin aprender a fluir con la vida y aceptar las condiciones de la realidad.” (adaptado de “Ein Eyah” vol. II pp. 324-325).

La rutina

Mi perrita escucha el sonido “pp” (pé-pé) y se entusiasma, parece que sabe que significa en nuestro código: paseo (calle, playa, hierba, otros perros, correr, olisquear lo que fuera, comer porquería, hacer sus necesidades, recibir golosina de perro por defecar, etc.).

Se alborota y corre hasta donde está su collar.

Levanta primero su patita izquierda, luego la derecha.

Se dirige a la puerta principal, nunca a la de servicio.

Aguarda junto al ascensor de servicio a que se cierre la correa en los lazos del collar.

Entra primero al ascensor y se queda quietita hasta que llegamos al subsuelo, para salir por el garaje. Antes, se sacude, como hacen los perros al salir del agua por ejemplo.

Toma siempre el mismo camino hasta la puerta de servicio. En el medio suele detenerse en un pequeño jardín, cuidado por un vecino, donde inspecciona las nuevas y viejas plantas.

Salimos y allí sigue, con pocas diferencias los rituales habituales. Solemos ser los acompañantes humanos los que tomamos decisiones aleatorias o predeterminadas, todo ello en apariencia, que marcan rutas alternativas o experiencias fuera de las cotidianas en estos paseos casi diarios.

Espero no haberte aburrido con esta pequeña y familiar reseña, intrascendente en grado máximo.

Ahora, te pido que reflexiones y si puedes/quieres respondas.

¿Tienes conciencia de tus patrones de conducta, aquellos que repites una y otra vez por lo general de manera inconsciente?
¿Adviertes los adiestramientos a los que has sido sometido y continúas fortaleciendo cada vez que los reiteras?
¿Entiendes hasta donde te tiene dominado el EGO y te deja carente de poder y alcance?
¿Sabes la ventaja que podrías tener por sobre las conductas instintivas y/o adquiridas de un perrito?
¿Llevas un registro de tus actividades rutinarias y comprendes cuales te limitan y enferman?
¿Quieres desarrollar tus potencialidades?
¿Anhelas cambios positivos que llenen tu vida de sentido, satisfacción, bendición, shalom?

Quedo de ti, hasta luego.

De lo profundo te llamo

Vamos adquiriendo caretas y disfraces, es normal que así sea, es parte del ser humano.
Éstos, en su enorme mayoría, encubren a nuestra identidad eterna, nuestra neshamá/espíritu o Yo Esencial.
Las formamos nosotros, pero con la asistencia y exigencias de los otros. Esos otros que nos encamisan pudieron haber sido, y lo fueron: mamá, papá, los hermanos, los abuelos, la maestra, la cuidadora, los amiguitos, la TV, la novia, el jefe, los colegas, el Estado, el pastor, el cura, el rabino, el… multitud de personajes de –supuesta- autoridad o que tienen ascendiente sobre nosotros. Vamos admitiendo sus mandatos, adecuándonos a sus exigencias, viviendo de acuerdo a sus deseos y demandas. Pero, no somos entes pasivos, no somos arcilla que se deja modelar, sino que activamente hacemos para ser adiestrados, domados, confinados, etiquetados, convertidos en máscaras que oscurecen nuestra cara.
Es tanta la convicción, esa fe absurda y ciega, que nos aferramos a esas falsas identidades que al mismo tiempo son nuestras.
Entonces actuamos convencidos en nuestros roles, dejando de atender, conocer y respetar la llamada de nuestra esencia.
Creemos que somos el Yo Vivido y que nada hay ya de Yo Esencial.
Entonces, soy lo que estoy siendo, y en parte es así; pero en realidad soy algo diferente, más profundo, más luminoso, más sagrado, más saludable que los rostros que actúo a diario.

Cuando me desprendo de lo que siento y creo que soy,
es que puedo llego a ser lo que podría a ser efectivamente,
a plenitud,
en armonía con mi esencia eterna.

Cuando dejo caer una careta tras de otra,
con el dolor y confusión que ello conlleva,
y me desnudo de excusas, ya no repito los lemas que memorice, no me manejo con preconceptos, reniego de la fe que me han adoctrinado, y me desencadeno de lo que aferro,
es cuando estoy listo para recibir lo que en verdad me satisface y me colma de felicidad y bienestar y bendición.

Es así que cuando me siento destruido,
es cuando estoy capacitado para crecer y alcanzar otro nivel.
Esto en el caso de una destrucción racional, medida, cuyo objetivo es despojarse de las cáscaras y cadenas,
romper los moldes, quitar los barrotes, espantar las caretas y permitir que el potencial se manifieste y desarrolle.
Aunque a veces, el caos imprevisto, el desbarajuste sin programar, la obligación de salir de la zona de confort exigido por las circunstancias, también pueden ser aprovechados para interrumpir la repetición de ciclos espantosos, de patrones de conducta doctrinarios y forjar así el cambio, la evolución, el predominio del Yo Auténtico por sobre el Yo Vivido.

Sí, suele ser una etapa dolorosa y aturdidora,
donde los puntos de referencia inflexibles desaparecen,
donde los límites terribles pero conocidos daban esa falsa sensación de estabilidad.
Estamos como perdidos, sin animarnos a nada, como si de pronto todo lo conocido ya no existiera.
Pero, en ese vacío está la posibilidad cierta de hartura.
Luego de la zozobra, tras la tormenta, realizando los pasos necesarios, seguramente habrá un renacer victorioso.

Habrá que organizar la nueva situación, aprender lo que ya se tenía sabido, educarse para mantener la recién readquirida libertad,
lo que probablemente equivaldrá a esfuerzo, trabajo, renuncias, compromisos,
que de llevarse a cabo aseguran el bienestar.

En palabras del sabio salmista:

"(1) [Canto de ascenso gradual] De lo profundo clamo a Ti, oh Eterno.
(2) Señor, escucha mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.
(3) oh Eterno, si tienes presente los pecados, ¿quién podrá, oh Señor, mantenerse en pie?
(4) Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado.
(5) Yo espero en el Eterno; mi alma espera. En su palabra he puesto mi esperanza.
(6) Mi alma espera al Eterno más que los centinelas a la mañana; sí, más que los centinelas a la mañana.
(7) Oh Israel, pon tu esperanza en el Eterno, porque en el Eterno hay misericordia, y en él hay abundante redención.
(8) Él redimirá a Israel de todos sus pecados."
Tanaj: Tehilim / Salmos 130 (Español)

¿Lo habías leído antes?
¿Entiendes algo diferente ahora, con lo que te vengo explicando?
¿Comprendes que no hay algo “religioso” aquí (sometimiento y EGO), sino un canto a la vida en todas sus dimensiones, desde la quebradura más profunda?

La otra opción es dejarse arrastrar por la amargura, hacer de la queja un motivo de vida, demandar del mundo respuestas, someterse al EGO y volver a habitar detrás de armaduras enmohecidas, caretas asfixiantes, mandatos que nos alienan y nos hacen otros en identidades que nos pertenecen. O sucumbir.
Sí, también puedes optar por esto, volver a la oscuridad, refugiarte en el abismo, ser un extraño para ti mismo pero con la creencia de que sabes quien eres y donde estás.

Palabras entre el odio y la esperanza

Palabras entre el odio y la esperanza

Por

Shaúl Ben Abraham Avinu

I

Preámbulo

El discurso del odio tiene un amplio léxico pero un escaso contenido, disfraza de una y otra forma su raíz envenenada, y esa es una de las características fundamentales de la mentira, siempre busca variar sus términos para ocultar el error que defienden.

En estos días en que una vez más el conflicto palestino-israelí vuelve a dar de que hablar al mundo -un conflicto que es el eje concéntrico de un conflicto más grande, el árabe israelí- las voces y las palabras engañosas que encubren viejos prejuicios vuelven a moverse de una lado a otro del mundo, de idioma en idioma, de traducción en traducción, la gran mayoría operando como Caballos de Troya que introducen en la mente de muchos una gran cantidad de prejuicios, difamaciones y distorsiones de quien se pretende culpar; y una vez más el enemigo general de la ignorancia vuelve a ser el blanco central de las injurias: el pueblo Judío, forjador central del moderno Estado de Israel.

Y digo que es el enemigo general de la ignorancia porque gran parte, si no todos los participantes de las “redes sociales” con los que he tenido la oportunidad de debatir –y en muchos casos los que han tenido la oportunidad de insultarme- aunque digan y vociferen que su problema es con Israel, siempre en algun momento de su alegato termina diciendo algo que uno esperaría oír en la Edad Media o en boca de un Nazi: ¡Muerte a los judíos! Sí las palabras mataran literalmente ya he muerto cinco veces.

Hace algunos años, cuando aún tenía mi cuenta en Facebook, un árabe me dijo que a todos los judíos había que exterminarlos. Yo le dije: “Digamos que es cierto, dime ¿qué pueblo sigue en tu lista de exterminio? Por qué si admitimos el exterminio de un pueblo lo asumimos de cualquier otro. Yo propongo que el próximo, luego de ser eliminado el pueblo judío, sea el tuyo. Déjelo escrito en una lista” Desde luego esa lógica lo impactó y no obtuve respuesta; yo creo que fue básicamente por dos razones: la primera que si un discurso se elabora para exterminar a un pueblo, ese mismo discurso bien se puede aplicar a otro con solo cambiar el nombre, y eso no le gustó; la segunda, porque en su lógica retorcida, si ya no había judíos ¿cuál pueblo podría ser el siguiente más malo? Yo diría que aquel que ejecutó el plan. Pero no. en dicha lógica, para él –y para muchos otros que el día de hoy trinan y escupen su ignorancia- muerto el judío adiós el mal; o como se dice popularmente aquí en Colombia, muerte el perro, adiós el chande. Desde luego eso llevaría a una cadena de exterminios y a una guerra sin fin hasta que quedara el último pueblo, solitario y pobre, deprimido en su sola cultura. Pero eso no lo veía ese sujeto, el sólo quería exterminar al judío, al que tenía en su imaginación, una imaginación dañada por siglos de infamia y que el asumía como una realidad.

Y es que en ese punto es dónde la judeofobia o el antisemitismo es más virulento, más dañino, más corrupto porque ve en el judío el epítome de todo mal y no deja ni un poco de espacio para que sea en algo un poco bueno. Y para que de ello no quepa duda ante toda la opinión pública la judeofobia se ha vestido de política y ha sido de derecha o de izquierda, se ha vestido de religión ya sean espiritualistas, gnosticos o ahora el Islam (al que algunos tildan que tiene sectores moderados, pero a mí en lo personal me entra una duda al respecto del tamaño de toda Europa, o Eurabia); se ha vestido de mitos, como decir que el judío tiene colas y cachos, o que nacemos de huevos, o que somos extraterrestres reptilianos; se ha disfrazado de conspiración, como que dominamos el mundo, la banca y el comercio y todos y cada uno de los aspectos de la cultura humana, como si un judío no pudiera participar de ellas y por algunos se asumieran que efectivamente todos están acaparándolas.

Cuando yo leo eso y otras cosa exclamo: ¡Qué pobreza mental! Y me pregunto después ¿Será que los seres humanos en realidad si somos pensantes? Y me entra una duda más grande que el continente que mencioné antes. Muchos creen que si se extermina a los judíos la tierra pasará a estar en un paraíso y todos los males del mundo se acabaran, que una espiritualidad de humo se posará sobre la tierra y la gente disfrutará de un gran nirvana. Y sí, hay ilusos que se creen este cuentico, que consideran a los judíos como el causante de todo mal porque ellos no hacen nada, porque son unas santas palomas que en su perfección inmaculada han sido saboteados por la ignominiosa nariz del judío que tanto odian.

Pero lo que realmente pasa se resume en algo que me dijo mi esposa: “Los judeofobos acusan a los judíos de lo que ellos realmente son”. Y sí, pues ¿quién realmente hacia libelos de sangre en la Edad Media? ¿No eran a acaso los cristianos que mataban a niños, mujeres y hombres de todas las edades? ¿No eran acaso ellos los que hicieron cruzadas y promovieron la inquisición? De eso hay miles y miles de pruebas y de un libelo de sangre judía ni uno, y sin embargo ese imaginario fue exportado a los países árabes y presentados en series de televisión como si nada. Los judíos somos los vampiros y sin embargo fue el fundador del cristianismo que pidió que bebieran de su sangre para adquirir la vida eterna, mostrando de paso una completa ignorancia de la cultura hebrea dónde ni aun la sangre animal es considerada apta para el consumo, ¿cuánto más la humana?

Nosotros somos los que hacemos los complots y queremos dominar el mundo, ¿y si es así porque nos ha ido tan mal en la historia, por qué tan perseguidos? Y ahí aparece la voz del judeofobo diciendo que nos encanta hacernos las víctimas. Pero a nadie le gusta hacerse la víctima, más aun cuando esa victimización involucra una muerte provocada por métodos barbáricos.

Hubo una época en que emplearon la Biblia para decir que los judíos cumplíamos sus mandatos y no entendíamos su mensaje sino ellos, que es como decir, en términos de la cultura, que los Vedas Hindúes no lo puede explicar un Guru sino un bosquimano; cuando se les explicó cómo se deberían cumplir y como algunos ciertamente fallaron y que toda esa falsa apreciación no debería aplicarse a la totalidad del pueblo, entonces alegaron que le habíamos añadido a la Escritura, que la habíamos quitado cosas esenciales, cuando se les demostró que no era cierto y que en cambo ellos eran los que anexaban libros como el Nuevo Testamento O el Corán, entonces aseveraron que todo el libro no era cierto, que eran patrañas inventadas para favorecernos y que lo mejor era olvidarlo pues nada de eso era sagrado. Algunos tragaron el anzuelo, otros no y por ellos el pueblo judío sigue vivo y acepta lo que el Libro sigue diciendo bajo la voz antigua de su tradición. Cuando se dijo eso entonces éramos unos tercos y obtusos, anclados en el tiempo. Y cuando nos modernizamos entonces malo también porque nos estábamos asimilando. Entonces el dedo amenazante nos acusó de creernos un pueblo superior y otros de ser un pueblo inferior. ¿Al fin qué? No hay respuesta, porque la mente del judeofobo está vacía de soluciones, solo está el hueco inmenso de su rencor.

También está el caso de creyentes de eso que llamo neo-gnosticismo que acusan al judaísmo de seguir a un dios maligno creador de la materia que nos confinó en cuerpos para esclavizarnos (doctrina que tiene su variante ufológica en los Anunaki, “teoría” proclamada por un pseudo-arqueólogo llamado Zecharia Sitchin). Uno de sus adeptos en Youtube luego de insultarme diciendo, entre otras cosas, que yo era un adorador del maligno, pues “… usted realmente refleja al creador y a su creación, ya que como buen animal ama la materia, ama la naturaleza, ama el mundo, ama la fornicación y se comporta como un ser gregario, un ser animalesco que nació como animal y como animal morirá. Del polvo fue tomado y al polvo volverá dice Jehova-Satanas”. Ese señor no solo pretende asegurar que sabe mejor que yo en que creo sino que asegura descifrar mi comportamiento. Yo me imagino que él hace todo lo contrario, que ni al baño irá ya que esos es animal. Como esté señor no leía lo que desde el principio le había venido diciendo me tocó escribirle en tono irónico: “… le estoy diciendo que JEHOVA no existe (Y satanás es una personificación indebida), que es una mala transcripción, se ve que no sabes ni un poquito ¿Y por qué la ira ser anti-material? Me imagino que usted vive de comer aire o éter que es, me imagino, lo menos material… gracias por darme un motivo para reírme, gracias de verdad ser del pleroma1. No me ha respondido y ni quiero seguir perdiendo el tiempo, ¿qué gana uno con semejante ignorancia?

Pero otras veces no me ha ido tan bien. Recuerdo una tarde, hace tres años, en que mientras un amigo me mostraba un programa en hebreo que tenía en su Mac, una insigne profesora, compañera de trabajo en la universidad, viendo y oyendo que yo respondía en las preguntas que el computador hacía en hebreo lo único que pudo decir fue “¿para qué aprender hebreo? Si a Israel lo que se le debe hacer es borrarlo del mapa”. Debo agregar que dicha profesora es también una poetisa reconocida de la localidad. Tan distraído estaba con el juego que me demoré en pesar una respuesta y cuando ya la tenía en la punta de la lengua ella se había retirado y la reunión a la que fuimos convocados dio su inicio. Pensé en decirle: “Hasta en los corazones más tiernos siempre hay guardado un odio monumental”.

Y sobre éste último tópico se vuelven a lanzar la opinión pública a desacreditar al judío, o a Israel, que para la práctica política es el judío de los pueblos. Con los recientes acontecimientos una guerra mediática se ha iniciado y a nuestra manera, sin armas pero con palabras, por las mal llamadas “Redes Sociales”, los que están a favor y en contra de Israel comenzaron a expresar sus pareceres, sus opiniones, sus pensamientos.

Y desde luego no falta las palabras directas de odio y exterminio, y el clásico y fatal “¡maten a los judíos!” que retorna con su infernal demencia. Aseguran que contra el pueblo palestino se está cometiendo un genocidio y cuando se le preguntan a los que quieren defenderlos qué alternativa ofrecen, la única solución que ofrecen es otro genocidio. No quieren la muerte de unos pero si admiten y quieren la muerte de otros, desconociendo que en verdad como judíos no se quiere la muerte de nadie, pero que en ciertas condiciones los que se lazan contra nosotros no buscan sino la guerra.

Muchos admiten sin miramientos el lado palestino del conflicto, ¿pero cuántos se han detenido a considerar en su totalidad el lado judío sin permitir que emerja su judeofobia? Muy pocos ciertamente. Lo interesante es que dentro de los pocos los más matizados que he leído son palestinos, muchos de los cuales saben que su situación es precaria por condiciones que tienen que ver más con sus autoridades corruptas y sus grupos terroristas que con el mismo Israel, sobre el que ciertamente no sienten ninguna simpatía, pero tampoco es el que estén culpando por todas sus condiciones.

Yo no soy un hombre de guerra, me dan fastidio las armas, no soporta la idea de que otra persona tenga que exponer su cuerpo para cuidarme o para tener que matar a otro y espero que pronto vengan los días en que las guerras lleguen a su fin para que los seres humanos nos dediquemos a cosas más dignas como comprender la naturaleza, estudiar el universo, aprender idiomas, leer y vivir felices; pero también soy consciente de que hay momentos en que uno no puede dejar que pisoteen los valores que uno a escogido para adornar su mismidad y que difícilmente se puede hacer la paz con aquellos que desean no obtenerla.

Ahora lo terrible es que detrás de todo éste disfraz yo encuentro algo muy sutil y siniestro que pocos admiten y es que muchos –por suerte no todos- prefieren culpar a otros antes que asumir su responsabilidad, quieren ser libres pero no quieren asumir lo que hacen o lo que dejan de hacer por sí mismos, para otros, para el mundo y en general para toda la creación, que en ultimas se resumen en la compromiso que se debe asumir por el solo hecho de ser. Pero es más fácil y cómodo culpar a un grupo por todo lo malo que sucede que tratar de entender las complejas y múltiples causas de los problemas, por eso las teorías de conspiración (cada una más entreverada y extraña que la otra y que se auto-anulan entre sí) siempre han sido populares en épocas de dificultades económicas, y los judíos frecuentemente han sido los protagonistas de estas Metahistorias sin pies ni cabeza.

Por muchos años yo pasé días y noches enteras leyendo de todo tipo de creencias, leí sobre budismo, sobre hinduismo, sobre jainismo, sobre ateísmo, leí ciencia ya los posmodernos que la niegan, leí filósofos clásicos y modernos, leí y sigo leyéndolos cuando recuerdo que no hay silencio más interesante que el que uno hace cuando la voz de una lectura nos habla. Pero sobre todo leí sobre el judaísmo, con una fascinación desbordante a favor y en contra, leí enciclopedias, revise autores judíos y no judíos, leí la Biblia que con el tiempo aprendí que eran en realidad el Tanaj, aprendí hebreo, busqué, busqué y busqué, contraste, acepté refuté, comprendí, superé y cuando vi toda la evidencia me encontré por un lado con una sarta de hipocresías frente a datos y realidades concretas y me di cuenta que muchos prefieren señalar, prefieren disfrazar, prefieren ocultar a fin de extender su tiranías, sus idolatrías, sus egomanías y para que nadie se sienta ofendido, para que nadie se percate del engaño a eso le llaman cultura, le llaman intelectualidad, le llaman justicia y vende sus patrañas como doctrinas sapientísimas; cuando vi todo eso, cuando supe como trataban y hablaban del odiado, del perseguido, del detestado, entonces preferí ser parte del odiado, del perseguido y del detestado. Desde entonces el judaísmo me ha acompañado y se ha hecho uno conmigo en mi piel y en mi alma. Desde entonces busco que quienes no sepan que es el judaísmo puedan comprender que quien sabe recorrerlo con su corazón ni una pisca de fanatismo encontrará en sus sendas, sin obligar por ello a que deban asumir una conversión como vendiendo la falsa idea de una salvación asumiendo una predilección personal, que es como actúan otras religiones que ofrecen nirvanas, cielos y paraísos llenos de vírgenes.

Estas palabras son un preámbulo a una serie de escritos breves que quiero dejar para estos días tan urgentes en los que la locura de la guerra opaca la cordura que todos deberíamos tener a fin de alcanzar el valor supremo de la paz. El problema es que esa paz no se va lograr con solo pedirla: la humanidad debe entrar en un enorme debate sobre sí misma y con estos escritos quiero empezar el debate conmigo mismo y con quien me lea.

1 Del griego plenitud, expresión que los antiguos gnósticos empleaban para referirse al conglomerado de energías positivas que estaban por encima del Demiurgo o ser creador de la materia.