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Amar al ser, no a su mal actuar

El gran maestro, el Rav Kook enseñó:

אדם נשחת ראוי לשנאתו רק מצד חסרונו, אבל מצד עצם צלם-אלהים שלו ראוי להוקירו באהבה, גם לדעת שמציאות יקרת ערכו היא יותר עצמית לו ממציאות מקריו הפחותים.
(מידות ראיה, אהבה)

“El hombre corrompido es pasible de ser odiado, pero solamente por aquello que está en falta, pero su esencia es a imagen de Dios y por tanto digna de amoroso aprecio;
también hemos de saber que su esencia es más real y preciosa, que aquella realidad eventual y humillante.”
(Midot Reia, Ahava)

¿Es necesario repetir nuestras insistentes lecciones acerca de las identidades de la persona?
Creo que no, por lo que solamente haré una breve síntesis y luego te pido que estudies con detenimiento la sección dedicada a tal fin, que encuentras haciendo clic aquí.

Está el Yo Esencial, la NESHAMÁ, el espíritu, que proviene directa y completamente del Eterno.
Es nuestro ser eterno, el que nos acompaña aquí y en la eternidad.
Es el canal de conexión constante con Dios, pero también con el resto de la creación, sin límites de espacio o tiempo.
Nada de lo que hacemos lo afecta, ni se ve perjudicada por acciones y omisiones. No hay factor humano que le dé existencia o le provoque variaciones.
Su presencia se intuye, nunca se impone. Su acción es casi silenciosa, al punto que los que niegan su existencia parecen tener la razón.
Es lo más propio que somos, al mismo tiempo que lo más ajeno.
La NESHAMÁ del gentil (no judío) tiene un punto de conexión diferente a la NESHAMÁ del judío, por ello es que existen estas únicas dos identidades espirituales: la noájica, de gentiles; la judía, de judíos. Cada una de estas identidades espirituales recibe su nutriente correspondiente, con los Siete Mandamientos Universales para los gentiles, y los mandamientos acordes a los 613 de la Torá para judíos. (Por ser este de las identidades espirituales un tema complejo, no ahondaremos más, encuentra lo que ya hemos explicado en varias oportunidades anteriormente).

Está el Yo Auténtico, formado por la NESHAMÁ y por el material genético que recibimos de nuestros progenitores. Su existencia depende de otros, está determinada por otros y no por nuestra voluntad o deseo. Nacemos con esta identidad y nos acompaña por el resto de nuestros días, pautando todos los aspectos de nuestra identidad.

Por sobre Yo anterior se construye el Yo Vivido, el cual es el que habitualmente denominamos “yo”.
Está formado por las vivencias, recuerdos, acciones, decisiones, conflictos internos, elementos reprimidos, etc.
Son múltiples máscaras que ocultan el verdadero rostro, el de la NESHAMÁ.
Cuanto mayor es la distancia de las máscaras con ésta, mayor es nuestro grado de exilio interno, de enfermedad. Al contrario, cuando se encuentra sintonizar las máscaras para que representen la esencia, se está en estado saludable. La dificultad radica en descubrir y vestir las máscaras que mejoren representen al rostro esencial.

Ahora, al haber repasado esto, podemos comprender mejor las palabras del gran maestro que citamos al principio.

Es aborrecible la mala conducta, aquella que afecta a la persona y a otros, o al ambiente.
Es detestable y despreciable lo que causa el mal. No debe ser admitido ni promovido.
Para tener una guía, contamos con la Torá (judía y noájica).
Pero, si no conociéramos dicha guía, la ética espiritual, la que irradia la NESHAMÁ, debiera ser suficiente para mantener a la persona alejada del mal evidente.

Las máscaras negativas que usa la persona, que lo aferran al mal, que le imponen la mala conducta, deben ser quitadas del rostro, eliminadas del reportorio vital.
Aunque puedan proveer de ciertos beneficios temporarios, a largo plazo son malignos; y a plazo eterno, contraproducentes.
Llevan a la persona a estar en un exilio torturante, alienado de su identidad, en falsa existencia.
Es por ello tan tajante el maestro en determinar que es esto lo que debe ser aborrecido.

Pero, no podemos olvidar que la esencia de la persona es divina, es un hijo de Dios, aunque esté pecando.
A diferencia de las religiones, no se considera a la persona en oposición a Dios, desconectada de él, en estado de pecado perpetuo y sin remedio. No precisa de fe, salvadores mágicos, sacrificios milagrosos, y otros malabarismos para despojarse de la mancha del pecado.
Sino la TESHUVÁ.
Porque, sigue siendo un Yo Esencial puro, luminoso, conectado a Dios.
Aunque esté sumergido en el lodo del pecado, de la mala acción, de la religión, de la idolatría, del EGO en cualquiera de sus versiones nefastas y desubicadas.

No podemos olvidar que esa persona, incluso el pecador frecuente, en su esencia es LUZ.
Pero, tampoco podemos dejar de lado el imperativo de establecer justicia, también en términos humanos.
Y hasta, aunque suene feo decirlo y repetirlo, aborrecer aquello que es odioso en la persona.

No es dando la otra mejilla como se establece el bien y la justicia.
Ni esperando que sea Dios quien juzgue.
Ni siendo misericordioso con el que actúa malignamente.
Tales no son caminos espirituales.

Por el contrario, es obligación trabajar para extirpar al mal del mundo, de esa forma también estamos ayudando al malo a que retorne a su verdadero rostro.
Y cuando decimos malo, obviamente tenemos todos una pesada mochila, quien más quien menos, la cual revisar y de la cual expulsar las costras horrendas, así como las piedras siniestras.
Por supuesto, cada uno con la gravedad de sus acciones, sin minimizar la verdadera culpa, ni excusar lo que no merece misericordia alguna.

Entonces, tenemos un inmenso trabajo para hacer con nosotros mismos y con el prójimo.
Amar al ser, pero odiar su mal actuar.

¿Cómo hacer para no confundir las cosas?
Sabiendo de nuestras múltiples identidades y atribuir adonde corresponda lo que corresponde.

Aquel que peca, realmente ha hecho el mal. Aunque su esencia siga siendo pura, merece el “castigo” acorde a sus acciones. Que se encargan los tribunales de hacerlo, cuando es de su competencia. O nos encargamos cada uno de lo que está a nuestro justo y legal alcance.

Está también la misericordia, cuando el mal no es a causa del deseo de hacerlo. Sin por ello obviar la necesidad de hacer responsable al culpable y de ayudarle en el proceso de reparación.

Y está la TESHUVÁ, en todo caso.
Porque la TESHUVÁ no es un regalo exclusivo para quien ha pecado o se ha apartado de la buena senda, sino que es una manera de denominar el encontrar y andar el camino hacia la unificación del ser.

Lo que llamamos realidad, este mundo, es eventual y pasajero, sin embargo, nuestras acciones tienen fruto en la eternidad.
Hagamos lo que podemos, aquí y ahora, para convertir este mundo en un verdadero paraíso.
Revisemos el catálogo de nuestras caretas, dejemos de usar las que nos empobrecen y dediquémonos a encontrar el canal para irradiar la LUZ de la NESHAMÁ en nuestra vida y en la del entorno.

Construyamos SHALOM.

Como planificar encuentros noájicos en cada país

Como planificar encuentros noájicos en cada país, en cada filial FULVIDA.
Apuntes de Edgardo Roca, de Chile.

Todo comenzó 10 días atrás, un día viernes por la tarde saliendo de mi trabajo decidí ir a descansar un rato a la plaza de armas de Santiago centro.
Estaba en eso cuando de improviso me topo casualmente con un antiguo amigo, investigador bíblico, escritor, profesor por muchos años y comprometido ben Noaj , Don Juan Hernández, de inmediato nos pusimos a conversar.
Estábamos hablando de los preceptos, de lo que ha significado ser noájidas en nuestra vida, cuando en eso una mujer simpática que estaba sentada al lado nuestro nos dijo: “Perdonen, ¿ustedes, de qué religión son? No pude evitar escuchar lo que que estaban conversando. ¿Me podrían explicar que es el noajismo?”

Allí mismo, en minutos le dijimos que no era una religión, sino una forma de vida espiritual, la que corresponde para cualquier persona que no es judía. Porque noájida es toda persona que no es judía, y como tal tiene un pacto sagrado y eterno con Dios, y el compromiso de guardar 7 preceptos universales.

Rápido  pudimos notar su interés en estas cosas espirituales.
Al despedirnos le dijimos que tenía a si disposición la plataforma en internet de la fundación FULVIDA, que podría profundizar allí lo que habíamos conversado.
Esa amable mujer se retiró; realmente habíamos pasado los tres una agradable tarde.
Así que planificamos con Don Juan a empezar a juntarnos todos los viernes a aquella misma hora.
Don Juan me preguntó si yo tenía Facebook, y me hizo ver de convocar a un evento de noájidas que vivan acá en Santiago, paras juntarnos a reforzar nuestros conocimientos, compartir, difundir el noajismo a quien se mostrara interesado.
Fuimos haciendo un plan para ver como podríamos implementar este encuentro.

Paso 1) un lugar físico: una plaza, una calle céntrica resguardada donde transite mucha gente, un lugar que se preste para reunir gente y tenga alguna comodidad, sombra etc. (lo teníamos).

Paso 2) Convocar un evento usando las redes sociales Facebook, Twitter, etc., llamado «Primer encuentro noájida. Reunión de noájida. Los noájidas nos reunimos en… (según sea el lugar o país)”.

Paso 3 ) Revisar la página fulvida.com y sacar estudios, imprimir los que hablen acerca de lo que le pide el Eterno a los gentiles, u otros estudios al respecto que sea de interés para reforzar los conocimientos de hermanos. Algo contundente. El Moré Yehuda tiene estudios extraordinarios al respecto ya con formación noájica y encaminados; así como otro estudio más liviano, como un folleto con lo básico que explique desde un inicio lo que es el noajismo de una manera sencilla en pocas paginas 2, máximo 3, con los link de FULVIDA. Donde claramente sean explicados los 7 preceptos permanentes de los Bnei Noaj. Con el fin de poder sacar copias masivas y ser entregadas personalmente a personas que estén alrededor de las reuniones que se puedan efectuar.

Paso 4) Convertirnos en unos pequeños publicistas. Buscar los logotipos en internet, imágenes de Google hay muchas y muy bonitas de FULVIDA, hacer banderas, letreros, mandar a hacer camisetas que adelante digan www.fulvida.com o fundación FULVIDA internacional o ambas .

Paso 5) El día del evento dar un pequeño aviso a las autoridades municipales, contándoles lo que se piensa realizar (en la mayoría de los países de América se pueden hacer reuniones sin aviso previo eso depende de cada país).

Paso 6 ) Una vez impresos los estudios que se quieren repartir,  ir a centros de fotocopiado que estén cerca de recintos educacionales que por lo general hacen trabajos muy rápido, pueden sacar cientos de copias en cosa de minutos y por lo general el costo es la mitad o más barato que en otras partes. Así lo hicimos nosotros sin muchos recursos pero con la ayuda y lo bueno que es el Eterno con Sus hijos cuando quieren difundir la emuná. Así lo realizamos nosotros el viernes 13 en pleno centro de Santiago y se obtuvieron plenamente los objetivos dar a conocer las 7 permanentes leyes del Creador para los gentiles y dar el link de FULVIDA, una excelente plataforma que nos apoya a todos los que con corazón sincero estamos por esta causa.

Es mi experiencia, es lo que viví hace poco, y fue muy provechoso y lo mejor es que tú también puedes llevar a la práctica.
A difundir, difundir, a difundir, a difundir que la verdad corra como ríos por las calles.

Un abrazo.
Si quieres preguntarme algo ponte en contacto y te ayudaremos cuenta con eso: https://www.facebook.com/francisco222273500
La historia se hace con valientes.

Historia en espejos infinitos

Por motivos que no vienen al caso, me atraganté con varias películas estos días.
La mayoría de ellas de fantasía, ciencia ficción, que es el género que me gusta a mí.
En todas ellas, todas sin excepción (de las que no interrumpí por hartazgo de mal gusto a los dos o tres minutos), el cuento es el mismo, variando la decoración.
¿Adivinas cuál?

Si tuviera posibilidad y ganas de ver de otro género, estoy casi seguro que la trama sería, en su base, siempre la misma (a no ser que sea realmente malísima, pero incluso en ellas también).
Y en los libros de ficción, novelas, cuentos, etc.; según recuerdo, se encuentra exactamente la misma historia, desdibujada y vuelta a dibujar según criterio y arte del autor.
En la narrativa sacra, del TANAJ (mal llamado “Viejo Testamento”) obviamente, también se descubre; como no podía ser de otra manera.

Yendo un poco más lejos, creo que en cada situación de nuestra vida (aunque quizás exagero), al simplificar la trama, quitar los excesos, evitar las añadiduras anecdóticas, finalmente está el mismo meollo.

La pregunta que te dejo para que tú me respondas, si quieres y puedes: ¿cuál es?

Con gusto leeré, y tal vez comentaré, lo que compartas aquí debajo, en la sección de los comentarios.

Luego, otra pregunta: cuando tienes claro esto, ¿cómo te sirve para mejorar tu vida y la de tu sociedad y entorno?

¿Cuántas acciones motivadas por el AMOR puedes señalar en tu historia?

Un ejercicio bastante fácil de proponer; pero que suele traer dificultades para realizar a fondo (y asumir sus resultados).

Cuando tengas tiempo, y ganas, responde por favor a esta pregunta:

¿cuál es la acción que hice, o hago de forma habitual, realmente de manera desinteresada y sin obtener, o esperar, por ella algún beneficio personal (concreto o imaginario, en este mundo o en otra vida)?

La pregunta va dirigida a acciones en todos los planos de tu existencia, en lo individual, en tus vínculos cercanos, con la gente de tu entorno, con la sociedad, con el extraño, mascotas, ambiente, Dios, dioses, correligionarios, etc.
Descubre la acción, o acciones, que no reciban o conciban (abiertamente o de modo velado) algún interés egoísta de tu parte.

Entonces: ¿Cuántas acciones motivadas por el AMOR puedes señalar en tu historia?

Será de mucho beneficio para ti, para mí, para los lectores (silenciosos o presentes), si compartes aquí (en los comentarios debajo) lo que obtengas como respuesta.
Pero, sé meticuloso en descorrer cualquier velo que te impida ver siquiera una partícula de egoísmo motivando tu accionar.

Gracias.

Enemigos de Dios

[1]“ …(Al Monte Sinaí) no se le denominó “monte de la luz”, ni “monte del encuentro con Dios”, ni “monte de la recepción de la Torá”… se le llamó y se le conoce luego de milenios como “monte donde descendió el odio/envidia de los gentiles en contra de Israel“…”

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Parece impensable que alguien, en su uso de razón y lógica, se declare enemigo de Dios.

Algunos posiblemente no han medido las consecuencias de sus palabras; otros se han declarado enemigos de Dios y los judíos abierta y conscientemente por razones ideológicas o políticas [2] .

Pero lo cierto es que la gran mayoría no lo hacemos por temor, otros por prejuicios religiosos, otros por su ateísmo, o bien, por las razones que convengan.

Lo cierto es que en nuestra Tora, la de los Hijos de Noe, existe un mandamiento que explícitamente prohíbe la blasfemia, donde no solamente debe de entenderse como inadecuado referirse (o específicamente actuar) negativamente hacia el Creador, sino que además reglamentariamente puede entenderse como prohibitivo constituirse enemigo de Dios y de sus elegidos[3]

Pero por otro lado resulta totalmente ilógico que alguien se quiera constituir enemigo de Dios o los judíos, y que ponga la razón que quiera el lector

Resulta ilógico e innecesario constituirse enemigo con alguien a quien no va vencer, ni con otros que posiblemente no le han declarado la guerra primeramente.

Pero parece que la cosa no es tan simple.

Pues si objetivamente la cara que mostramos a la sociedad es ser socios de Dios y los Judíos, subjetivamente y en nuestro mundo interno y de sentimientos existe grados de disconformidad con lo que somos. Disconformidad que nadie quiere aceptar, pero que los hechos externos los ponen en evidencia.

Pareciera que las palabras de los sabios que se mencionan el texto trascrito arriba son atemporales, ya que están completamente vigentes al día de hoy.

Seguimos envidiando, odiando, maldiciendo y celando a Israel, a Dios y a los Judíos; pero no de forma expresa y explicita; sino que camuflada por actos inconscientes, o bien intencionados, pero lo que demuestra es celos por la tradición judía, sus costumbres, historia, nacionalismo y unión.

Seguimos guerra contra Dios, los judíos y la Torá cuando “de facto” insistimos en usar nombres judíos, comprar cosas judías, imitar a los judíos, querer ser judíos por “amor” a Dios, por creerse judíos mesiánicos, por negar las leyes universales, por ver el Código Noajido soso o escaso en comparación a la Tora de Israel, por negar la identidad, y por otras razones más que dejo abiertas como “Numerus apertus” para los que quieran poner sus opiniones en los comentarios.

Porque lo que refleja algunas actitudes de TODOS nosotros es una lamentable envidia y un lamentable celo, que lejos de una sana admiración por la fortaleza judía que ha soportado de todo, nos carcome la pasión insana por formar parte de ellos (aunque fuese un poquito) a cualquier costa o precio, porque no nos queremos e invalidamos nuestra identidad y, por ende, no los queremos pero deseamos su identidad, sus tradiciones, sus fiestas, sus dichos, sus nombres, sus costumbres… deseamos ser ellos y no nosotros.

En definitiva, no nos gusta ser nosotros y queremos ser ellos. Así usamos sus dichos, sus locuciones idiomáticas, los nombres que utilizan para referirse a Dios[4] en los actos propios de sus costumbres y obligaciones, etc; que reflejan una pasión celosa y envidiosa que hay que admitir, erradicar y corregir con alguna humildad y con la ayuda apropiada.

Antes de terminar, y antes de cualquier (contra)ataque, quiero aclarar que lo que escribo es para llamar la atención hacia lo que por derecho nos corresponde.

Tenemos una identidad que hay que nutrir, hacer valer, dar a conocer, ejercer y desarrollar; tenemos un Compendio Legal que, al igual que el de los judíos, fue dado divinamente; tal vez no a 3 millones de personas, pero sí a las UNICAS personas que existieron en su momento de dación.

Y en la entrega de la Tora Noaj, no descendió la envidia; sino el Derecho y la Justicia; la identidad y el sentido de la existencia; la fórmula del paraíso y de la Era Mesiánica:

http://fulvida.com/2008/03/27/un-texto-fundamental/

Queda en nosotros su robustecimiento

Y que sirva yo de mal ejemplo si fuera el caso, pero hagamos algo.

Gracias por sus comentarios, observaciones y opiniones.

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[1] El resaltado en negro es del original. http://serjudio.com/sitra-ajra/idolatria/¿que-descendio-para-los-gentiles-en-sinai-cuando-descendio-la-tora-para-los-judios

[2] http://serjudio.com/sitra-ajra/idolatria/¿que-descendio-para-los-gentiles-en-sinai-cuando-descendio-la-tora-para-los-judios

[3] Véase a modo de ejemplo los reglamentos del 1 al 8 sobre la Ley de Prohibición de la Blasfemia, en  http://fulvida.com/2008/02/01/reglamentos-de-los-mandamientos/

[4] En estos momentos acabo de ver en mi Facebook una invitación realizada por un grupo de noajidas que en propaganda a su reunión, postearon una fotografía donde se utiliza el nombre de Dios que en lo personal no creo que debiera de usarse.

¿Cambia, todo cambia?

Ni bien se termina de leer el Decálogo (los mal llamados “Diez Mandamientos”, puesto que son 14) en la parashá Itró, nos encontramos con un versículo que podría resultar curioso si nos detuviéramos a contemplarlo:

«Y el Eterno dijo a Moshé [Moisés]: ‘Así dirás a los Hijos de Israel: ‘Vosotros habéis visto que Yo he hablado desde los cielos con vosotros.»
(Shemot / Éxodo 20:19)

Recién concluyó el imponente espectáculo de la Revelación del Eterno para todo el pueblo de Israel en la zona de Sinai.
Todavía arden sus almas por el contacto con la Presencia.
Vibran aún por la conmoción de ser atravesados por las voces celestiales convertidas en ondas energéticas visibles.
No pasó inadvertida la Revelación, el mundo entero se estremeció hasta sus raíces, ¡cuánto más aquellos judíos allí presentes!

Ellos, nosotros, un pueblo entero, de unos tres millones de individuos, que testimonian haber experimentado la Divina manifestación.
No como un cuento, no por tradición, no por habladurías, no por fe; sino ellos mismos estaban allí presentes, nuestros espíritus también, en contacto directo y cierto con la expresión de Dios en la tierra.
No hubo, ni habrá, otra circunstancia parecida, única, de unificación de lo celestial con lo terrenal de manera tan masiva e incontrovertible.

Entonces… ¿a qué viene este versículo?

Pues, pareciera estar demás.
¿No?
¿Acaso ellos no sabían al 100% que era Dios el que se había manifestado allí, ante ellos, en ellos?
¿Podrían quedar dudas?
¿Dependerían de la vanidad de la fe, o de esclavizarse a ideologías, habiendo tenido recién esa única e irrebatible experiencia?

¿A qué viene esa frase entonces?

Sabemos que un concepto básico de la Torá es que no contiene nada extra, decorativo, carente de sentido.
Por ahí, nosotros no alcanzamos a comprender o desvelar algunos misterios. Está bien que así sea, pues cada uno alcanza al nivel que le corresponde.
Pero, una frase tan obvia, evidente, redundante, ¿cómo explicarla?

Una de las maneras es muy simple, a la vez que profunda.
La Torá la dio Dios al pueblo judío, Él es su autor, Él su codificador, Él quien decretó que tal fuera el texto.
Por consiguiente, solamente Él puede modificarla o anularla.
Pero, Él mismo se ha encargado de cancelar tales opciones, ya que fue Él quien declaró:

«No está en el cielo»
(Devarim / Deuteronomio 30:12)

Ya no depende más de Dios la Torá, ahora es del pueblo judío, el depositario, quien se encarga de preservarla, de estudiarla, de vivirla. De interpretarla y llevarla a la práctica de acuerdo a los parámetros acordados y consagrados.
Uno de los elementos claves es que la propia Torá se encarga de negar su posibilidad de cambio:

«Tendréis cuidado de hacer todo lo que Yo os mando; no añadiréis a ello, ni quitaréis de ello.»
(Devarim / Deuteronomio 13:1)

Así pues, ni Dios puede anular o cambiar la Torá; ni tampoco sus verdaderos dueños, que son el pueblo judío.
La Torá de Israel, es y será.

Pero entonces, ¿cómo entender la famosa profecía del profeta Irmiá/Jeremías?

«‘He aquí vienen días, dice el Eterno, en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Yehudá [Judá].
No será como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, Mi pacto que ellos invalidaron, a pesar de ser Yo su señor, dice el Eterno.
Porque éste será el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Eterno: Pondré mi Torá en su interior y la escribiré en su corazón. Yo seré su Elohim, y ellos serán Mi pueblo.
Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie a su hermano, diciendo: ‘Conoce al Eterno.’ Pues todos ellos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice el Eterno. Porque Yo perdonaré su iniquidad y no Me acordaré más de su pecado.'»
(Irmiá / Jeremías 31:30-33)

La respuesta es bastante simple, a la vez que profunda.
En la Era Mesiánica, el EGO (conocido en la Tradición como Ietzer haRá) estará sometido al AMOR.
Ya no dominará el miedo, ni la falsedad, ni la amargura, ni la malicia, ni la violencia, ni todo lo que afea nuestro hermoso mundo.
Por el contario, la LUZ de la NESHAMÁ irradiará y colmará los confines de la existencia individual y colectiva.
No viviremos en sombras, apartados de la LUZ, en tristeza y agonía, sometidos al EGO.
Ya no sentiremos la Torá y sus mandamientos como algo externo, que se nos impone desde fuera.
En la Era Mesiánica será comprendido que el camino de todo ser humano es el cumplimiento de los mandamientos que le corresponden de acuerdo a su identidad espiritual, los Siete Universales para la mayoría de la humanidad, los gentiles; los 613 de la Torá para el pueblo judío en exclusiva.
No será necesario apartar la idolatría, ni demostrar la mentira de las religiones, ni la torpeza de las supersticiones; puesto que será el espíritu quien comandará y no una pequeña porción de nuestro cuerpo (el EGO). Estaremos libres, y por tanto en sumisión a Dios, en armonía con Sus preceptos, aquellos que nos pertenecen por derecho de identidad espiritual.
Ciertamente será un nuevo pacto, aunque NO un “nuevo testamento”.
Será el pacto renovado, tanto para los noájidas como para los judíos.
La alianza eterna que se respetará por AMOR, por el deseo de cumplir la Voluntad, y no para obtener beneficios o codiciar librarse de castigos.
El conocimiento del Eterno será evidente, puesto que será la LUZ de la NESHAMÁ la que alumbrará, y no más los espejismos del EGO.
No será necesario que se nos tome de la mano para arrancarnos de las angustias, de los Egiptos, porque ya habremos madurado nuestra espiritualidad en la experiencia humana.
Seremos partícipes activos de nuestra tarea sagrada, de construir SHALOM en el mundo.

No se cambiará la Torá, se mantendrá vigente como el primer día.
No se reemplazará, tal como tampoco otra nación desplazará a Israel de su misión específica en este mundo, de su relación particular con el Padre y Rey.

Cada uno vivirá a plenitud, en bendición, disfrutando de su propia porción, en paz.
¿Cómo lo sé?
Porque nosotros, los judíos, hemos visto personalmente que desde los Cielos Dios nos ha hablado y nos ha ordenado Su Torá.
No es un cuento, no es una tradición sostenida en la fe, no es un mito, no es una creencia.
Es un hecho.

Ahora que lo sabes, ¿cómo cambiarás tú y ayudarás a cambiar a otros, para bien?

(Texto publicado originalmente en SERJUDIO.com, compartido aquí por tener sumo valor para el fortalecimiento de la identidad noájica).

Rompiendo los límites

Los niños y también los adolescentes en muchas oportunidades van hasta el borde… y lo cruzan.
¿Por qué?
Puede ser por varios motivos:

  1. Porque no tienen idea de que existen los límites, por ello precisan darse con ellos para ir adquiriendo el conocimiento a través de la experiencia.
  2. Porque no saben cuál es límite exactamente y hasta que no chocan con él no aprenden a reconocerlo.
  3. Porque prueban con ello la reacción de los adultos, ¿qué pasa cuando hago esto, qué dice o hace mi papá-mamá-maestra-etc.?
  4. Porque quieren auto castigarse, como una forma mágica de preservarse de imaginarios castigos que pueden provenir de otras fuentes.
  5. Porque buscan confirmar el cariño, apoyo, confianza, del entorno, de las figuras de autoridad, de sus pares, de quien consideren valioso y aprobatorio. Si traspaso, ¿me seguirá queriendo?
  6. Porque rechazan esos límites, al considerarlos ajenos, extraños, abusivos, maliciosos; con razón o sin ella.
  7. Porque anhelan hacer lo malo, lo incorrecto.
  8. Porque quieren experimentar el lado oscuro de la vida, pero sin dejarse caer en el abismo.
  9. Porque les da lo mismo el límite tal o cual, lo que les importa es obstinadamente oponerse a la figura de autoridad, o al sistema, o a lo que consideren el enemigo del momento.
  10. Porque hacen tonterías sin sentido, sin otra motivación profunda.

Probablemente puedas encontrar más motivos, con gusto los leeré si los comparte aquí debajo en la zona destinada a los comentarios.

También me encantaría leer tu comentario al respecto de la siguiente propuesta: ¿cómo seguimos actuando de esta manera aún siendo adultos y maduros –en apariencia-?

Te mando ser bendito

El alimento para nuestra dimensión espiritual es el cumplimiento de los mandamientos que nos corresponden, de acuerdo a nuestra identidad espiritual.
Si somos judíos, aquellos de los 613 que se encuentran en la Torá.
Si somos gentiles, tenemos que cumplir los siete mandamientos que Dios ha dictado para ser la Torá de las naciones, el sagrado código noájico.

En una síntesis: construir shalom en todo momento, por medio de acciones de bondad Y justicia; siendo leales al Eterno.

Pero, cuando profundizamos en el estudio, pareciera que nos topamos con una dificultad.
Porque acabamos de señalar que el cumplimiento de los mandamientos que nos corresponden nutren el plano espiritual; pero en más de una ocasión mencionamos que la NESHAMÁ (espíritu) proviene directamente del Eterno, no se modifica, no cambia, no se corrompe, no crece, es la identidad verdadera que somos aquí y en la Eternidad.
¿Entonces?
¿Sirve el cumplimiento de mandamientos para nutrir, o no sirve?

La respuesta es realmente sencilla y clara.
La NESHAMÁ no sufre ninguna variación, ni pecados ni méritos la modifican; sigue siendo esa esencia pura y divina más allá de nuestras acciones y omisiones. Por ello es el Yo Esencial.
El recuerdo de las experiencias en vida se canaliza a través de ella y queda inscripto en la “memoria universal”, lo cual será la porción que cosechará tras el pasaje por este mundo.
Aquel que sembró bondad Y justicia, que vivió en sintonía con los mandamientos que le corresponden, disfrutará del recuerdo “teórico y práctico”, en una sucesión de placer que podemos denominar “paraíso”.
Aquel que sembró lo contrario, ¿de qué podría disfrutar entonces?
Cuanto mayor es nuestra dedicación a llevar una vida comprometida con la construcción de Shalom, mayor será el beneficio. Probablemente aquí también, pero seguramente que allá.

Digo que seguramente allá, porque el Eterno es el juez perfecto, que se abstiene de prejuicios, no se guía por codicia u otros deseos, ni acepta sobornos. La justa porción es la que obtenemos. Entonces, lo que trabajamos aquí en la construcción de Shalom, será lo que recibiremos allí como frutos sin por ello perder nada.
Por supuesto que además de Juez, también es un Padre lleno de amor y misericordia; por lo cual, de acuerdo a Su Voluntad Él concede paz incluso cuando los méritos propios no lo acreditasen.
Dependiendo de Su Sabiduría será el resultado final.

Pero, también tenemos –probablemente- beneficios en este mundo a causa de nuestra conducta constructora de shalom.
Éstos ya no son tan seguros, porque en este mundo las personas contamos con libre albedrío, lo cual significa que cualquiera puede decidir tomar el mal camino y con ello perjudicarse pero también perjudicar a inocentes, quizás tú caigas en sus tramoyas y en lugar de obtener réditos por tu bondad Y justicia, solamente recibas golpes, humillación, malestar, pobreza que obviamente NO te mereces, ni hay piruetas metafísicas que tengan derecho a justificarlas. Pero, el otro haciendo uso de su libre albedrío, te ha incluido en el mal trago, el cual debes pasar como mejor puedas.

Por supuesto, el Juez también lo toma en consideración, sea para equilibrar las cosas aquí o allá; nada queda sin su consecuencia, ni Él admite que el resultado final sea desequilibrado.

Así pues, tienes tu nutrición espiritual: ¡cumple tus mandamientos!
Los tuyos, los que Dios te ha dado, NO los de tu vecino.

Esa es tu misión, esa es tu porción, ese es tu pago.
Pero, no lo hagas como el avaro y mezquino que solamente busca su ganancia. Aunque el centro de placer en tu cerebro dispare dosis estimulantes por el logro, y está bien que así sea, no te conviertas en adicto a esa emoción, sino en leal a tu esencia espiritual.
Haz tu parte, porque es lo que te corresponde hacer, porque es tu parte y solamente tuya.
Hazlo por amor, no por codicia.
Hazlo por bondad, no por miedo.
Hazlo porque es el regalo que Dios te ha dado, y no porque es la pesada carga que te ha tocado “en suerte”.
Hazlo, porque mejoras tu vida, la vida del prójimo, la del entorno en este mundo, y eso es buenísimo, porque es parte de tu tarea en esta vida.
Hazlo, para llenar tu memoria de recuerdos geniales, de luz, de plenitud, que se convierten en tu justa y merecida porción en la eternidad.
Hazlo, porque Dios te lo ha ordenado.

Hazlo, sabiendo que obtienes retribución, pero no te quedes esperándola o reclamando por ella.
No esperes ninguna recompensa, ni que el mundo sea justo contigo o con quien tú quieres.
El mundo, no es justo.
Tampoco es bueno.
El mundo es lo que es, entre lo cual se incluye, entre otras cosas, la oscuridad, la confusión, el caos, el malestar, el EGO, la impotencia, el mal.
Por ello TÚ debes ser quien haga la diferencia, construyendo SHALOM.
Si tú lo haces, yo lo hago, todos lo hacemos, entonces el mundo sigue siendo lo que es, pero las personas ya no derrumbarán las normas ni quebrarán el equilibrio de manera voluntaria.

Hazlo, no para jugar a las escondidas con Dios, o esperar algo a cambio.
No precisas, ni debes, comerciar con Dios.
Debes construir SHALOM.

¿Alguna duda?

En busca de un dictador

El diccionario nos informa acerca del dictador:

  • Soberano que recibe o se arroga el derecho de gobernar con poderes absolutos y sin someterse a ninguna ley.
  • [persona] Que abusa de su superioridad, de su fuerza o de su poder en su relación con los demás.

Cuando estudiamos desde la perspectiva de la CabalaTerapia nos encontramos con que, la imagen externa por lo general no reproduce fielmente a la imagen interna.
Sorpresivamente, la imagen interna tampoco representa a la imagen esencial o verdadera.
Como si la persona estuviera formada por capas que se acumulan unas sobre otras, como cebollas. O cual muñeca rusa, donde una contiene a otra, y ésta a otra, y ésta a otra, y ésta…

Atendiendo a la definición, el dictador se presenta como alguien que está por encima de los demás, que ostenta poderes, que abusa de la indefensión ajena, que se mantiene gracias a la fuerza y al ejercicio de trucos de manipulación, que se impone como ley que no respeta ninguna ley.
Esa es la imagen externa, la que la gente teme; la que adoran los adoctrinados y los viciosos por migajas de poder; la que buscan aniquilar los “rebeldes”.
La imagen de fuerza, de potencia, que no se debilita ni se retuerce en dudas y angustias.
Una imagen que es alimentada por la maquinaria detrás del poder, que crea mitos, inventa creencias, lleva al dictador al olimpo de las deidades. No es raro encontrarse con cuentos de milagros, maravillas, dotes sobrenaturales entre las alabanzas propagandistas de estos líderes. Por ejemplo, sabemos que Faraón era adorado como un dios, se afirmaba que no precisaba de ir al baño. Hitler era un dios para sus seguidores, capaces de asesinar, matar y morir en honor de su líder. El gobernante de Corea del Norte es encumbrado con toda clase de virtudes y potestades mágicas. Algo similar ocurre con esos líderes religiosos, que no son otra cosa que dictadores pero sin llegar al trono político, pero que recurren a similares astucias, trampas, malabarismos, amenazas, extorsiones, falsedades, presiones, lo que fuera necesario para sostener su falso liderazgo, su bota apestosa aplastando la libertad de sus seguidores.

La imagen interna, suele ser otra.
Pero, no es fácil que ésta llegue al conocimiento público.
Gente quebrada por dentro, sumergidos en angustia, de escasa autoestima, desesperados por sentir que sirven y son amados. Se saben impotentes, vulnerables, fracasados, por lo cual redoblan su fachada de poder atormentado a los otros para de esa forma sentirse menos atormentados ellos.
Los dictadores tienen un poder externo, nunca interno. Pueden llenar de miedo, imponer, hasta matar o «suicidar» a alguien, pero por dentro tienen nulo poder. Son impotentes. Están sometidos al EGO, aunque pretendan ser los seres más poderosos de la comarca y alrededores. Como niños chicos armados con potentes herramientas de destrucción.

Cuando cotejamos la imagen interna con la representación externa, nos damos cuenta de que son payasos grotescos y terroríficos, que muestran algo que no son. Si estuvieran alejados de la armadura externa, de sus armas y ejércitos, de sus pandillas de esbirros y matones, probablemente darían una gracia triste, serían objeto de una lástima mezclada con muecas risueñas. Gente atrapada en su debilidad pero con aires de supremacía.

Pero, algo deben de tener para haber alcanzado ese lugar de poder externo a pesar de su deficiencia interna.
¿Qué podría ser?
Sabemos que poder interno no.
Equilibrio, armonía, unidad, paz, tampoco.

Tal vez lo que tienen sea el total desprecio por el otro, al punto de no importar nada en su carrera por obtener un lugar que les haga sentirse menos inseguros y fracasados. Una ética ausente, una conciencia enlodada y enmudecida, un miedo inmenso capaz de llevarlos a cualquier disparate.
Igualmente, algo más deben de tener para seguir ascendiendo en su carrera infernal, agobiante.
Probablemente saben interpretar el sentir de sus seguidores, sabe de sus miedos y los aprovecha para su beneficio. Amenaza allí donde duele, crea enemigos gigantes a partir de habichuelas dolorosas, insiste en que el mal se los comerá pronto y sin piedad; luego ofrece una posibilidad única, mágica, sorprendente, de salvación a través de su liderazgo. Amenaza y promete. Llena de terror pero insiste en la fe y la esperanza. Crea el caos y mitiga con paños fríos. Agrede y promete bondad. Corrompe pero sueña con la justicia. Vive como un emperador y obliga a sus seguidores a conformarse con migajas pero agradecerlas como tesoros. Señala con fanatismo al enemigo para perseguir, culpar, odiar; que distrae de los verdaderos problemas y reales enemigos.
Se presenta como el padre ideal, aquel que el niño sueña con tener, ese que resuelve las cosas de manera mágica, que aleja al cuco de debajo de la cama, el que todo lo sabe.
Es su “público” el que habilita que surja este fantoche al trono.
Un público sumergido en vacilaciones, temores, angustias, miedos, impotencia. Por ello, las épocas de crisis son las habituales para el surgir de la malaria dictatorial. Sea una guerra, hambruna, epidemia, caos, terrorismo, criminalidad, deterioro económico, cualquier factor externo debilitante es disparador para la aparición del dictador.
Si el factor no brota por la coyuntura, habrá quien la provoque, de tal modo de preparar el camino para el “salvador”.

A ver, veamos a Chávez, Fidel, Cristina, Gadafi, Al-Asad, Jomeini, Hitler, Mussolini, los Kim de Corea del Norte, Stalin, Lenin, Arafat, ar-Rantisi, Sadam, Bonaparte, Robespierre, Mao, Idi, los gurús religiosos (de la religión que fuera), reyes, emperadores, etc. Encontraremos similares patrones de conducta. Sin bondad ni justicia, sin construcción de Shalom. En resumen, el EGO al mando total de la persona. Llanto, grito, pataleo y desconexión de la realidad a un grado superlativo. Sin control real, sin dominio, sin poder, solamente el ejercicio externo que le brinde una especie de anestesia a sus torturas internas.
Obviamente que habrá gente que se aprovechará de estas dotes carismáticas y mentirosas.
Obviamente que habrá gente que acepte estas condiciones y se someta dando así la apariencia de poder al dictador.

Así pues, EGO y más EGO.
Por un lado el EGO que se expresa en forma de seudo poder, que apabulla, que reclama, que manipula, el del dictador y sus incondicionales y sostenedores. El dictador que suele ser un mequetrefe, alguien disminuido, lleno de vicios y fracasos, pero que se las apaña para hábilmente mostrar otra imagen, merced a las mentiras, la extorsión, la amenaza, la acción despiadada, etc.
Por el otro, el EGO de las masas, quienes apresados por sus celditas mentales admiten los maltratos, la corrupción, el patoterismo, la crueldad, el desagrado por no tener confianza en sus poderes internos.

Existen los dictadores a menor escala, dentro de la familia, en grupos de amigos, entre colegas, en clases del colegio, en la empresa, en equipos deportivos, en hinchadas de fanáticos deportivos, etc., cuya autoritarismo es una imagen reducida de los otros dictadores más conocidos.
¿Eres tú un dictador?
Creo que si te haces esta pregunta y te animas a responderla, estás lejos de serlo. Pero es solo una creencia, no una verdad.

Para finalizar, como ya te he mencionado, no escapan de esta imagen los líderes religiosos, quien habitualmente son dictadores enfundados en halos de santidad.

¿Sed de Dios?

Muchos que han estado en la idolatría, o en otras confusiones del EGO parecidas,
cuando despiertan y se mantienen un poquito despiertos,
se quejan del noajismo, y a veces del judaísmo,
porque dicen y afirman a viva voz
que ahora sienten que tienen sed de Dios.

Antes, en sus mundos de fantasías de poder delirante,
en sus cárceles oscuras decoradas como palacetes,
en sus orgías de falsa santidad y religión,
estaban en constante vaivén emocional.
Se fabricaban,
y sus pastores (ministros religiosos, gurús, rabinos, curas, líder, etc.) les fabricaban,
montañas rusas emocionales,
parques de diversión completos para sus emociones,
que luego se encargaban de denominar “energía espiritual”, “presencia de dios”, “unirse o abrazarse al Padre”,
o cosas por el estilo.
Así sentían un movimiento emocional poderoso,
que los llevaba al sótano y luego a la azotea,
con recursos de manipulación emocional,
pero que se encargaban de declarar como algo “espiritual”.
Siendo lo cierto que de espiritual tiene lo que la religión: NADA.

Creían, y les hacían creer,
que esas piruetas y malabarismos,
levantar la mano derecha,
decir amén,
recitar salmos e himnos,
ponerse de pie, hincarse, inclinarse, alabar gozoso,
encerrarse a meditar con mantras sagrados,
confesarse con el líder, bailotear, repetir lemas, disfrazarse con ropajes extraños,
creer en poderes mágicos,
hacer pactos con deidades y someterlas a la voluntad personal,
sentirse pecadores y sin reparación,
sentirse más que ganadores por la fe,
esforzarse en comprender trabalenguas sin sentido pero vendidos como lo máximo en sabiduría y profetismo,
usar talismanes, enrollarse simbología mística,
y mil cosas más,
que eran solo eso,
piruetas, cabriolas, jueguitos emocionales,
hábilmente sazonados,
y etiquetados como algo espiritual,
pero que de espiritual tienen lo que la religión: NADA.

Se sentían satisfechos,
se creían llenos de Dios,
cuando estaban totalmente muertos de hambre, sin nutrirse siquiera un poquito con el verdadero pan espiritual,
que es el estudio de lo que corresponde realmente de TORÁ para cada uno, y especialmente el cumplimiento de los mandamientos que corresponden a cada uno.

Deliraban con estar a gusto,
saciada su sed de Dios,
cuando en verdad nunca habían estado en contacto con Él,
o solamente de manera ocasional y lateral,
como una acción involuntaria que ocurriera al azar.
Pero, estaban llenos a rebosar de sus jueguitos emocionales,
de la religión en cualquiera de sus variantes,
por lo que fantaseaban con estar unidos a Dios,
satisfecha su sed de Él.

Pero, no tenían a Dios,
tenían imaginativas diversiones religiosas,
que les vendían a precio carísimo como camino de santidad.
Creían estar en armonía con Dios,
cuando el hecho es que vivían sumergidos en un fracaso constante
pero hábilmente decorado para parecer espiritual.

Ahora, cuando pudieron despertar un poquito,
alejarse de cierta forma un poquito
del parque de diversiones religioso,
obviamente que sienten un vacío.
Ya no les llenan la cabeza con el bochornoso bochinche de la religión,
no se les amenaza con infiernos,
no se les soba con fantasías paradisíacas,
no se les asegura un poder sobrenatural para operar magia y milagros,
se les inspira a ser responsables, cumplidores, trabajadores, razonables, sensibles,
llenos de sana emoción y no de esa batidora emocional que antes vivían.
Entonces, se sienten vacíos, faltos de la diversión,
alejados de Dios.
Cuando lo paradójico es que recién ahora están más cerca de Él.
Ahora, con la mayor calma, sin el apuro de la religión,
sin la afectación, sin la esclavitud, con el accionar saludable, bueno y justo, recién ahora están en la senda correcta,
pero es ahora que se sienten sedientos de Dios.

¡Es que lo que llaman dios no es DIOS!
Ese dios que anhelan es un títere, una marioneta, un monigote, una invención del EGO.
Y claro que lo extrañan, porque ahora no están en la maquina emocional que antes les estremecía y les hacían creer que era una sensación espiritual.
Tienen más cercanía con el espíritu, mayor contacto con Dios, pero dicen sentir sed de Dios.
¡Mundo extraño!
Donde se alaba y adora un espejismo,
un oasis imaginario y seco hasta la muerte,
pero se rechaza la verdadera agua refrescante y de vida.

Cuando aprendan a despojarse de las prendas del EGO,
cuando se quiten de la mente el dios falso,
entonces sabrán encontrar la calma y la satisfacción espiritual.

Mientras tanto, ahora que están un poco lejos del circo seudo espiritual y se quejan,
es que no tienen sed de Dios,
solo deseos oscuros del EGO, al que adoran como una deidad.

Hay una verdadera sed del Eterno,
pero que no suele ser la que aqueja a los que extrañan el circo religioso.

¿Lo entiendes?