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Idolo y diosecitos

El concepto que muchos teníamos sobre la idolatría (en definitiva me incluyo) era muy superficial; pensábamos únicamente que la prohibición era centrada contra la religión heredada; en imágenes, cruces, iglesias, santos, fiestas seculares, paganismos, ocultismo, santería entre otros.

El error que cometíamos era no mirarnos hacia adentro para saber si había otras formas de ídolos a los que igual teníamos que enfrentar, que no necesariamente eran materializados en una religión.

Desconocíamos que una función natural se transformó en un ídolo a quien adorar y por quien anularse, y a los deseos pequeños diosecitos.

Hay 3 artículos que quisiera asociar en esta publicación, porque personalmente los considero pilares sobre el origen del ídolo, el culto al ídolo y su servicio. Al final dejaré los links, pero como antesala, y en orden de lectura personalmente recomendada, los artículos son:
-El cuerpo conoce
– Origen de la idolatría
-Terafim, trofeos del EGO

De manera muy sucinta y con las lecturas asociadas se puede comprender que todos tenemos un activo natural, cuya ignición fue la impotencia sufrida corporalmente al nacer. Al crecer física y psíquicamente también creció la sensación de impotencia por la experiencia humana, y se complejizó las rústicas herramientas del activo natural. Al ser nuestro activo el narcótico ante la impotencia experimentada, lo “divinizamos”. Pero la divinización que hacemos no es la rendición de cultos tal cual la religión oficia, sino que consiste en dejar que sea el activo natural el mandarín de nuestros actos.

Esto se puede comprender mejor cuando pensamos en un deseo insatisfecho. Rogamos a dios que nos dé (o que les dé a nuestros conocidos) salud, pareja, hijos, trabajo, dinero, casa, caro, felicidad, paz, justicia, etc, porque se considera justo y bueno el pedido.

Con este ejemplo pareciera que lo que se solicita es el fin y dios es el medio para lograrlo.

Si se obtiene el pedido, el deseo se da por satisfecho. Se aprende entonces que un deseo satisfecho es placentero y da un aparente sentido a la existencia. Si ese fuere el caso y el sentir, entonces se fabrico un ídolo, algo porque vivir: satisfacer el deseo, la necesidad, la demanda.

Pero no solamente es ídolo el fin que se considera necesario, sino que también lo es el medio para lograrlo, el acto ególatra; o mejor, el EGO y sus instrumentos. Al inicio de nuestra existencia, el EGO nos dio buenos resultados, nos salvó la vida. Lo hicimos nuestro dios, a las demandas y deseos diosecitos, y al resto de personas o cosas el medio para lograr el propósito de salvaguardar la existencia. En nuestros inicios la impotencia era real, el peligro de morir no era en broma; carecíamos de herramientas racionales para resolver el dilema de nacer, ni herramientas físicas para enfrentar la propia existencia (garras, dientes, pelaje, fuerza, velocidad, etc). Necesariamente dependíamos del EGO para que otros auxiliaran.

Ahora, nuestro ídolo es el EGO, su culto es ignorarlo para dar rienda suelta a sus herramientas con el propósito de satisfacer el deseo, el anhelo o la demandad, a pesar de que el peligro de muerte no es tan severo como al nacer. Deseo, anhelo o demanda que también pueda llegar a ser ídolos, pues no apreciamos la vida sin ellos.

Personalmente, al descubrir el funcionamiento del EGO, descubrí mis propios ídolos. Esos a los que debo nulificarme para darles vida, y a su vez, que otorguen sentido a la vida. Siempre desee tener descendencia pero hasta la fecha no lo he conseguido. La angustia por la insatisfacción del deseo detonó actos ególatras inimaginables; me rendí al deseo al que divinicé, y  al hecho de tener hijos le llame “dios”

Me concentré tanto en mi carencia y en el no poder concretizar mi deseo que el único motivo de vida que encontré fue conseguir mi aspiración. El concepto de familia lo divinicé, lo hice un ídolo a quien adorar y por quien anularme. Cualquier cosa, cualquier persona, cualquier dios era solamente un medio para alcanzar mi propósito, sea, para mi ídolo.

No resulto sencillo aceptar que había cometido un error; había creado un ídolo inmaterial al cual daba vida con mi propia vida. Ignoraba que mi EGO me había vencido de nuevo porque había respondido la impotencia de la forma infantil, no de la madura, pues mi existencia no estaba en peligro por mi carencia de familia, aunque esa era la sensación sentida.

Si no resultaba sencillo aceptar el hecho de que había creado un ídolo inmaterial, resultaba más doloroso enfrentarlo. Pues no solamente era renunciar a él, sino a su culto, que era el deseo junto con la acción concentrada exclusivamente para conseguir mi propósito.

Renunciar y enfrentar al ídolo creado resultó ser como sacar una espina enquistada, la que se elimina con pinzas y lupa para evitar que queden rastros y no dañar más la carne. De igual forma, tenía que verificar si, en mi conducta y mis acciones, había ese deseo camuflado de alguna manera para no dañar más a las personas ni dañarme a mí mismo.

Lejos esta de la prohibición a la idolatría honrar a dios, lo que me parece un motivo muy superficial y muy light. La prohibición es hacia nosotros para honrarnos y trascender en dignidad; la dignidad que tiene el ser humano.

La libertad y la independencia que otorga la prohibición a la idolatría es hasta de nosotros mismos; pero ambas no garantizan inmunidad a la tendencia a hacerse un ídolo, pues mientras vivamos, estará vivo el EGO y el peligro de que siga imponiéndose sobre la razón.

En síntesis, de la triada idolátrica de la que nos debemos de prohibir en nuestra existencia no es ni el padre, ni el hijo ni el espíritu “santo”; sino del EGO, sus herramientas y nuestro deseo. La mejor forma es la de vigilar nuestras impotencias, lo que consideramos tatamente necesario para nuestra vida o plenitud.

Gracias por su lectura y comentarios. Y mis mayores deseos de cero idolatría para este nuevo año civil.

 

El cuerpo conoce

Origen de la idolatría

Terafim, trofeos del EGO

mini-corpus

Europa, Europa

Europa no fue precisamente el paraíso para los judíos durante siglos, si no al menos milenio y medio fue una cámara de torturas de infinitas ocurrencias malignas. Desde mucho antes de llamarse Europa, cuando era la gran hermandad cristiana, las cosas no estaban bien para los judíos.
A breves períodos de calma lo rodeaban pesadillas y tormentas que parecían no tener fin.
Los judíos eran los culpables de “la muerte de dios”, representada por la fantasía de entrega, juicio y crucifixión del judío Jesús. Eso los condenaba eternamente, a los antiguos, actuales y futuros. Para colmo, se negaban tercamente a aceptar la conversión a Jesús, amistosamente ofrecida a veces, pero generalmente acompañada de la espada y el fuego.
Eran diferentes porque creían diferente, pensaban diferente, comían diferente, llevaban una vida diferente; y aunque el judío abandonara su cultura y modos de vida, aunque tratara de tapar su esencia para asimilarse con el resto; algo hacía que igualmente fuera discriminado, y no precisamente por un tema racial, ya que no hay raza judía.
Y sí, algunas veces se levantaban brillantes judíos que iluminaban los oscuros cielos con su paso triunfal, ministros, filósofos, intelectuales, escritores, científicos, artistas, consejeros de reyes, políticos, periodistas, afables charlatanes, médicos, clérigos cristianos, lo que podía presagiar el fin del drama para la Familia; pero era una ilusión pasajera, Europa seguía con un odio profundo enquistado en contra del judío y lo judío. Los judíos seguían sumergidos en los pantanos, aunque alguno levantara la cabeza. Y luego, cuando a espaldas de Napoleón la cosa pareció realmente cambiar, para bien, otras calamidades ya estaban siendo preparadas y llevadas a cabo, adrede o no.
Por ejemplo, el famoso caso del capitán Dreyfus es solamente una muestra de lo que fuera normal para el judío durante siglos. La justicia inexistente, o inoperante, o abiertamente injusta, en contra de los derechos de los judíos. el tinglado organizado para humillar al judío, abusar de él, negarle su existencia e identidad, mantenerlo en una subclase humana.

Así pues, hay que tenerlo presente, la historia de las amarguras judías no comenzó con el ascenso del inmundo Hitler en los 1930s, más bien, él y su apestosa maquinaria de exterminio judío fue una especie de culminación de un extenso proceso de deshumanización y maltratos.
Algunas de las actuales intrigas, acosos, violación de derechos y otras agresiones que sufren judíos y Estado de Israel en Europa quizás sean menos efusivamente físicas, (y solo quizás); tal vez disminuyó un tanto la inquina y el deseo sanguinario, (y solo tal vez); pero, ¿para qué ocultarlo? Algo en Europa huele a podrido hace muchísimo y sigue provocando la violencia antijudía (israelí).

La idea antijudía, antiisraelí está fuertemente arraigada en el inconsciente europeo, que hasta por medio de la bondadosa asimilación procura eliminar al judío y lo judío.
Y ahora, cuando están a punto de ser sometidos (¿o ya lo son, pero no lo saben?) al imperio árabe-musulmán, en vez de aferrarse a su aliado verdadero, Israel, escogen atarse más fuerte la soga que los arrastra al abismo, allí donde los espera la espada mora para cortarles por siempre la asqueante cabeza.
En lugar de amigarse con el Eterno, aceptar su rol como noájidas y llevar adelante la construcción de SHALOM, están en rebelión y exilio, cada vez más lejos de la LUZ.
Los pocos noájidas, supongo que no la tienen fácil en las próximas tierras del califato; la buena gente gentil europea, que pudo desvestirse del uniforme antisemita, tampoco.
¿Qué podemos hacer por ellos, como ayudarles?

¿Hay futuro luminoso para Europa?
Espero que sí, rezo por ello.

¿Feliz navidad?

Probablemente la navidad tenga alguna cosa bonita, no sé, podría ser el anhelo que haya amor, paz, unidad familiar, buenas intenciones, favorecer al prójimo, esperanza de luz en la oscuridad, todo eso tan lindo que no se cansan de promocionar los que lo hacen.
PERO es una fiesta idolátrica, en su origen, en su finalidad, en su contexto.
Tiene la figura de una falsa deidad como centro, su adoración, su elogio, el ferviente apego de sus seguidores alienados de la verdadera espiritualidad. Eso sin contar con que pretende usurpar el rol de Israel en el Plan Divino, así como falsificar la relación que cada persona tenemos con nuestro Padre Celestial. No son cosas menudas, ni para mirar de costado haciéndose el desentendido.
No hay manera de esquivar ese hecho cierto, la idolatría y por tanto el caos, la oscuridad, la falsedad, la esclavitud, el EGO, la manipulación, la negación, el exilio del ser, el desconocimiento del Señor, entre otras consecuencias.

Por tanto queda absolutamente fuera de todo propósito para el leal al Eterno el inmiscuirse con las cosas navideñas, porque aquello que pudiera tener de positivo queda aplastado por lo que no lo es.
No podemos, no debemos, compartir esa celebración, ni siquiera sería admisible desear “feliz navidad”, porque de cierta forma es seguir promoviendo el error y llenando de más caos, en lugar de ir poniendo orden y atrayendo el SHALOM al mundo.

Sí, la gente que festeja probablemente merece todo nuestro respeto y cariño, pero no su adicción a la esclavitud del EGO en forma de religión.
Detrás de la careta está el ser.
Allá, en lo profundo hay una NESHAMÁ (espíritu) en constante conexión con el Eterno, pero que no puede manifestar su LUZ a causa de estos bloqueos impuestos por el EGO. La religión enmascara el rostro, perturba la conciencia, niega el despliegue de la bendición, falsifica con palabrería y rituales el deleite del espíritu.
Por lo cual, seamos comprensivos, amistosos, afables, cordiales, respetuosos, amorosos, pero sin que ello nos lleve a errar y a aumentar el error del prójimo.
Deseemos bienestar, felicidad, concordia, paz, prosperidad, salud, incluso un buen año, ¿por qué no? Pero, en la medida que seamos dignos de nuestra identidad espiritual, evitemos sumarnos a la oscuridad, incluso con las excusas de las buenas intenciones.

Eventualmente el mundo despertará del letargo del EGO, podremos desprendernos de la religión así como de las otras manifestaciones tóxicas que nos exilian de nuestro ser.
Mientras tanto, a seguir construyendo SHALOM, con acciones/palabras/gestos de bondad y justicia.

un poco de orden

No sé si son estas fechas decembrinas que invitan a la nostalgia y que afectan emocionalmente a las persona; o que en pocos días estaremos estrenando nuevo año civil lo que produce ansiedades.

Cierto que no podemos acomodar el medio ambiente social a la secularización según nuestro propio interés, y cierto que este medio ambiente navideño nostálgico degenera algunas emociones hasta en los más duros.

Cierto que usamos la cafeína, los cigarrillos y la comida como ansiolíticos ante el pasar de las horas y los días en el almanaque, a la espera de las 12 am del 31; porque socialmente se espera que las personas estén conmovidas para que se dé un cambio en ellas.

La fuerza que socialmente se impone en estas fechas es más poderosa que una conciencia aislada, que se resiste a hacer concesiones con la navidad y el año nuevo civil.

Pero el aislamiento tampoco es la solución. Es más, ese ha sido un serio problema en algunos. Nos hemos aislado tanto del trato social en resguardo de las propias convicciones, que nos hemos transformado en violentos zelotes de nuestras propias creencias.

¿Cómo conciliar las celebraciones sociales con nuestra individualidad?

Yo no tengo una respuesta general para esa pregunta; puedo compartir mi experiencia subjetiva, pero bajo la advertencia que es relativa.

Empezar poniéndose en orden con el propio tiempo parece ser el inicio de la conciliación.

Impedir que la experiencia del pasado determine el comportamiento del presente.

Convencerse que los actos y las acciones en el tiempo presente pueden engendrar un futuro prometedor y placentero.

Si se puede llegar a este punto de convencimiento (que las experiencias pasadas no tienen existencia presente y por lo tanto no necesariamente determinan el actuar presente de cada quien;  de que acciones bondadosas y justas en tiempo real pueden determinar el futuro de cada quien ) se empezó a ordenar la persona, y a la vez, muchas ideas atormentadoras se desvanecen, tal y como se disipa el humo de un cigarrillo cuando se fuma frente a un ventilador.

Porque nuestro conflicto primordial no es contra la sociedad. Es individual. El tener que hacer sentido a nuestra existencia y utilidad de nuestra vida necesariamente implica poner en orden nuestros tiempos.

En otras palabras, en orden nuestros tiempos, podremos dar sentido a la existencia. Siendo seres con sentido existencial, nos convertimos en individuos necesarios para la sociedad, pues la dotamos a su vez de sentido. Siendo necesarios para una sociedad con sentido, ya no importa tanto los desvíos que individual o colectivamente tengamos, sino la trascendencia de todos.

Y en paz y en equilibrio podremos relacionarnos de forma pacificadora con nuestros vecinos, y sonreírles sinceramente ante un “feliz navidad y prospero año nuevo”.

cambio

 

 

 

Luz en teoría y práctica

«Yo, el Eterno, te he llamado en justicia, y te asiré de la mano. Te guardaré y te pondré como pacto para el pueblo, y como luz para las naciones, a fin de que abras los ojos que están ciegos y saques de la cárcel a los presos, y de la prisión a los que moran en las tinieblas.»
(Ieshaiá / Isaías 42:6-7)

La nación santa de Israel ha sido elegida para servir al Eterno y servir a las naciones.
Servir al Eterno por medio del conocimiento de Su Torá y aplicación de los preceptos que Él les ha encomendado.
ServirLo, como portavoces, como emisarios, como sacerdotes, como aquellos encargados de evocar la LUZ allí en donde la oscuridad ha extendido sus redes.
Y servir a las naciones, como guía, consejero, maestro, líder, encargado de rescatarlos de las tribulaciones del EGO para encaminarlos hacia la senda del SHALOM.
Eso es ser “luz para las naciones”.
El pueblo judío lo es al conocer su propia identidad espiritual y vivir plenamente de acuerdo a ella.
Esa es la manera práctica de liderar la salvación mundial.
Es una tarea esforzada y que conlleva sacrificios, uno de los cuales es el deber de sufrir todos los males que aquejan a las naciones, para así poder realmente rescatarlas del mal a cada una de ellas.
¡Es terrible! Porque ser el pueblo elegido, entonces, no implica dominación mundial, ni ejercicio de poder, ni recibir beneficios por sobre otros. Más bien, ¡lo contrario!
Requiere una tarea de perfeccionamiento, individual y colectivo, un esfuerzo constante, adentrarse en las profundidades teóricas pero también en los abismos que pueden angustiar a las naciones.
Así queda explicado, en grandes líneas, uno de los motivos por los cuales Israel ha sido, y es, una nación perseguido, expulsada, masacrada, timada, vejada, esclavizada, agredida, repudiada, y el resto de los oprobios que sufrido y sigue padeciendo en la actualidad.
Porque el pueblo judío debió conocer el sufrimiento en carne propia, en cada una de las torturas que las naciones han padecido a lo largo de la existencia humana.
Entonces, el judío fue exiliado, para conocer el exilio del otro. Fue hostigado, para identificarse con la persecución del otro. Fue esclavizado, para tener conciencia de la vida del esclavo y no dejar que sigua ocurriendo. Fue… todos los pesares que han acontecido, para que entonces Israel ocupe en teoría y práctica su rol de luz para las naciones.
Habiendo sido ciego, Israel da vista.
Habiendo estado preso, Israel libera.
Habiendo sufrido todo tipo de tormentos y oscuridades, Israel alumbra.

«Entonces dirás al faraón: ‘Así ha dicho el Eterno: ‘Israel es mi hijo, mi primogénito.»
(Shemot / Éxodo 4:22)

Los males espantosos de la actualidad, que seguimos sufriendo los judíos así como el Estado que nos convoca en la aspiración mesiánica, son los últimos eslabones de la dorada cadena de la redención.
Ésta ya ha comenzado, la Era Mesiánica ya es una realidad, sus primeros rayos han comenzado a alumbrar.
Pero siguen estando enquistados retazos de oscuridad, que parecieran querer devorar la LUZ con fanatismo y dolor. Pero finalmente será la LUZ la que prevalezca, Israel y la nación judía las que sigan caminando por la senda.
Habrá SHALOM, redoblemos el trabajo de construirlo por medio de acciones de bondad y justicia. Confiemos en el Eterno, oremos, estudiemos, pero hagamos nuestra parte, que Dios no la hará por nosotros.
Seamos luminarias para las naciones que aún siguen perdidos en tinieblas, porque nosotros también estuvimos allí y demostramos que se puede retornar al disfrute de la bendición.

(Publicado originalmente en SERJUDIO.com, con alto contenido para los noájidas por eso compartido aquí también).

Un pequeño pensamiento

Al observar un alba o un ocaso, y estando uno plenamente consciente de que se es un elemento más del reino animal y material , se revela el eterno conflicto en el que estamos.

Observar, por ejemplo, un atardecer en una playa, se puede notar que todos los elementos se sincronizan de tal forma, que dan como resultado un panorama artístico. El sol, a miles de kilómetros terrestres, sincronizado en tiempo con los elementos terrícolas, y todo formando un espectacular horizonte. Las olas, los colores, las luces, el agua… pero…

¿Cuál es el papel del observador en esa sincronización de elementos tan perfecta? ¿Cuál es el papel del observador en tan majestuoso orden? ¿Tenemos algún rol en ese compás ordenado, o algún papel que cumplir para que el orden se dé?

Algunos religiosos pensaran en las maravillas de dios, como separados de los elementos y simples observadores del espectáculo que acaban de ver, y con esa idea podrán dormir tranquilos hoy.

Por otro lado, en otros, las ideas y la conciencia nos traicionaran, e imaginaremos si estando parados en otros astros, el sol por ejemplo, podrá la Tierra crear en el astro rey un espectáculo igual. ¿Podrá la Tierra crear en el Sol un espectacular fenómeno como el que acabamos de ver en la playa? Es decir, ¿podrá darse algo a la inversa?

Y a todo esto, ¿Cuál es entonces nuestro rol en tanto orden? ¿Qué papel jugamos? ¿Por qué nadie no los dice, o ¿por qué no lo sabemos desde el mismo momento del nacimiento en nuestra programación biológica?

¿Por qué, si somos un elemento más del reino natural, no formamos parte de ella a la vez?

pensando en la playa

 

En definitiva, estamos en conflicto. En conflicto con la naturaleza y con nosotros mismos. Desconocemos completamente nuestra función, nuestro papel en la creación, en el reino natural, como se quiera ver.

Ese conflicto en el que estamos nos crea inconformidad. Queremos formar parte de todo, pero ya no podemos. Estamos separados. Intentamos mediante el orden social encontrar sentido a nuestra inconformidad del conflicto; pero lo que hacemos es que perdemos nuestra indentidad e individualidad para confundirnos en el rebaño.

Nos olvidamos de nuestro ser, para ser la etiqueta social impuesta, o la máscara del Yo Vivido experimentado hasta la fecha.

Pero, desnudos ante el imponente orden natural, somos escuálidos elementos pensantes, completamente desubicados en esa gran maquinaria ordenada con precisión espeluznante.

¿Cómo no entender al religioso que con su cuento de Hadas y su mensaje de salvación nos saca de esa realidad? ¿Cómo no comprender esa tendencia oscura en nosotros de desear ídolos a quienes con pasión obedecer y refundirse con ellos, para perdernos en la inconsciencia y así no sufrir con esa realidad?

Desde mi punto de vista, comprendo (y con cierto amor) al creyente y al religioso. No resulta sencillo aceptar que las personas estamos en serio conflicto con el reino natural y con nosotros mismos; y que estamos desubicados, desarmonizados, en caos.

De alguna forma tenemos que regresar a la armonía y al orden natural, pero sin perder nuestra identidad; sin sacrificar o anular nuestro YO, o sin perder la libertad que por derecho natural se nos garantiza.

Es decir, emprender nuestro “camino a casa”, si se me permite la metáfora, y unirnos con todo y con todos, sin perder nuestra individualidad entre las cosas y las masas. Que el sentido de nuestra existencia no sea especulativo sino real, para que al fin, estemos en armonía con el compás y la orquesta del universo.

Pero me despido acá; no sin antes recomendar el artículo El Mesías de tu Vida.

El MESÍAS de tu vida

Perversión central de un sitio de “Kabbalah” (?)

Hace un rato alguien me compartió esto: “Sé amable contigo mismo y deja ir el juicio. Confía en que donde estás en tu vida es exactamente donde tienes que estar.”
Decía que era de un sitio de Cabalá, lo cual realmente dudo en grado extremo. Más bien será de ideología facilista New Age, del neo escapismo, o de algún paganismo que se quiere hacer pasar por judaísmo. Pero ciertamente, el mensaje es terrible, anti vida, grotesco, enfermo y mortal.

¿Por qué?
Porque con estos argumentos ramplones las personas que están en situación de víctimas reales, seguirán estándolo, y para colmo sintiéndose brutalmente culpables si sueñan con un poco de justicia, si anhelan vivir sin degradación, si desean ser tratadas con dignidad y respeto.
¡No! El lugar en el cual estás, no necesariamente es el que debes estar.
Porque si eres un niño abusado por tus mayores, no estás ahí porque un dios perverso lo quiere y tú obligación es aceptar tu maltrato.
Porque si eres una mujer golpeada y violentada por su marido, no tienes el deber de guardar silencio y sufrir la pesadilla.
Porque si te hostigan en el estudio o el trabajo, si eres objeto de bullying, no debes disculpar la tremenda injusticia y decir que estás allí porque es tu lugar.
Porque si tu gobierno es despótico y cancela tus derechos, no es con pasividad y humillante aceptación que las cosas cambiarán.

Ciertamente el mensaje verdadero de la Torá, y por tanto de toda corriente realmente cabalística, es que debemos buscar el juicio, hacer actuar a la justicia, promover el bien para quien es merecedor de tal y ser duros en la medida exacta con el malvado.

No todo es bueno en todo momento, aunque pudiéramos ver cómo de cierta forma quizás lo podemos transformar en bien a futuro; aunque no comprendamos los vericuetos de la existencia, el hecho cierto es que debemos hacer nuestra parte para que sea establecido el verdadero SHALOM, que no se basa en mentiras, ni en negar la realidad, ni en mantenernos como impotentes miserables cuando es otra la opción válida.

Por tanto, no confíes que estás donde debes estar.
Porque tal vez eso es un justificativo para seguir siendo violado; porque eso es el arma que tiene el pervertido para manipularte.
Porque, aunque no estés en una situación dramática, es un mensaje erróneo que te niega tu derecho a ser libre, a crecer, a cambiar, a trabajar por un mayor bienestar.

Y sí, debes ser amable contigo mismo, obviamente que sí.
Pero no, no tienes derecho a dejar ir el juicio sobre tus actos, porque esa es una excusa típica del que hace cualquier disparate para seguir en el camino del error. Sean pecados voluntarios o no, sea porque deseas hacer el mal o no, es imprescindible realizar un auto juicio de manera habitual. Es la evaluación de la conciencia que nos permite hacer TESHUVÁ, y nos acerca más a nuestra identidad espiritual, a Dios.

Por tanto, por favor, no confíes en esos sitios de “KABBALAH” que son venenos mortales pero con sabor y aroma a deleite.
Son maquinarias para entorpecer el pensamiento, paralizar el sentimiento, y aunque se quieran vender como finos perfumes espirituales, realmente son hediondas fauces de la idolatría supersticiosa.

Es mi humilde consejo, puedes tomarlo o dejarlo, obviamente, porque no precisas de mi autorización para hacerlo.
Sin embargo, yo sería atento y lo tomaría en cuenta. Dejaría de perder mi vida adorando doctrinas mortales. No gastaría un centavo más en engrosar las millonarias arcas de los centros de falsa espiritualidad, sea KABBALAH o la que fuera. No permitiría a familia o amigos contaminarse con la enfermedad que estas fábricas de muerte producen. No compartiría alegremente los mensajes distorsionados, falsamente positivos, amargamente desfigurados como judaísmo. No haría más caso al malvado, para entonces poder ser feliz y estar en paz.

Para finalizar, palabras de un profeta de la Verdad:

Estas son las cosas que debéis hacer: decid la verdad unos a otros, juzgad con verdad y con juicio de paz en vuestras puertas, no traméis en vuestro corazón el mal uno contra otro, ni améis el juramento falso; porque todas estas cosas son las que odio, declara el Eterno
(Zejariá/Zacarías 8:16-17)

Jaque Mate

En la enseñanza del artículo Triunfando en la tormenta (1) se cuenta una anécdota interesante que aconteció entre la gente judía y uno de sus sabios.

De previo a la instrucción del artículo, se cuenta que los políticos judíos reclaman del sabio la imposición de un rey al pueblo para que los juzgue, tal y como era la costumbre y orden político de las naciones vecinas.

A la luz de mi entender por una lectura rápida, no encuentro nada de malo en la pretensión que hicieron los políticos judíos a su sabio.

Nombrar a quién que represente los intereses de la totalidad de la comunidad en las relaciones internacionales bilaterales, o quien se encargue de la administración política interna de la nación, es parte de la soberanía de cada país, de su misma libertad de autodeterminación y rumbo político; que no depende de mi opinión favorable o desfavorable. Personalmente, el régimen socialista o capitalista me pueden parecer ingratos para las sociedades, que no por ello deban de cambiar.

Así que, dejando un lado lo que subjetivamente pareciera correcto o no para la administración pública de los judíos, lo cierto es si el país reclamaba un líder político plenipotenciario ¿dónde estaba la equivocación de los políticos judíos para que al sabio lo ofendiera excesivamente tal petición?

Pareciera entonces que el tema no era de Administración Pública o Jurídica; mucho menos religiosa. La solicitud de rey era un tema de Derecho Natural de Libertad.  Pareciera que con la solicitud de rey, los líderes políticos judíos estaban negando el derecho natural del hombre para actuar, pensar, creer o decidir tal y como mejor le parezca, para que el rey impusiera como se debiera actuar, que se debiera pensar, en que se debiera creer o que se debiera decidir.

Antes de seguir, quiero hacer un paréntesis. Tal y como se nos ha exhortado a través de los años, los no-judíos no debemos estudiar Tora. Ni nos pertenece, ni tenemos las herramientas hermenéuticas para su entendimiento. Basta con ver la pululación de religiones que tenemos que soportar en nuestras sociedades y los trillonésimos atropellos a los derechos humanos que a través de la historia han hecho para tomar en serio tal exhortación. Pero tampoco es mi hobby rebuscar sentencias morales en pasajes bíblicos, pues desde mi óptica no teísta, los usos y costumbres sociales dictaran los compases de la moralidad social. Fin del paréntesis.

Volviendo al tema, la petición de rey, y como consecuencia el establecimiento de una monarquía, que hacían los políticos judíos pareciera que era la creación un ídolo a quien venerar obedientemente, a costa de la libertad de autodeterminación individual o colectiva.

Desconozco el concepto de “rey” que manejan los judíos de la época (o en la actualidad); pero en la historia de la humanidad es imposible disociar el apelativo “rey” con la divinidad. Rey era el representante del dios de turno ante la sociedad (2) ; tal y como lo es actualmente el jefe del Vaticano, el cura de pueblo, el pastor de la iglesia, el rabino de la sinagoga mesiánica, el guru, la reencarnación de buda en la tierra, o cualquier fantoche de tres pesos que las gentes religiosas admiran.

También “rey” es el epíteto que se pone al ídolo nacido de una mujer “virgen”, al que en pocos días las sociedades le celebraran su supuesto cumpleaños, con una cena, con arbolitos de pino bien ridículos, llenos de lucecitas y regalitos aun más patéticos, y al que le dedican portalitos llenos de cuanto animalejo creen que rodearon su disque nacimiento.

Por otro lado, “rey” se le denomina al hombre que los judíos esperan, y que muchos de los no-judíos creen que arreglara las irresponsabilidades humanas por la pésima y patética administración del mundo y la sociedad por parte del hombre; para poder ponerle un fin al narcotráfico, crimen organizado, terrorismo, daño ambiental, etc, y al fin pensar como el “rey” piensa, y que todas las sociedades que inundan el planeta tierra lleguen a creer lo que el rey cree.

Por mi parte, “Rey” es sinónimo de idolatría, irresponsabilidad, egoísmo, esclavitud. Solicitar un rey es un deseo profundo de tener un ídolo a quien obedecer con pasión, concordantemente con una declaración de renuncia a la Libertad de Autodeterminación; derecho que como personas nos protege la Ley Fundamental a la Prohibición de la Idolatría.

En el Derecho Civil existe un principio básico al que se le denomina “Autonomía de la Voluntad”, que postula que todo acto está permitido mientras la ley no lo prohíba. Resguarda la libertad de los ciudadanos en sus actos civiles y su determinación volitiva, siempre y cuando su acto no esté expresamente prohibido por la ley. Misma situación sucede en la Prohibición de la Idolatría, el cual guarda en sí mismo el principio fundamental a la libertad volitiva, de conciencia, de acción o determinación, siendo la ley misma el propio limite a la actividad humana.

El solicitar rey, es renunciar a la propia autonomía de la voluntad para querer ser un robot que sigue las órdenes de otro. Es buscar la inconstitucionalidad de una Ley Fundamental ante una autoridad inexistente. Es odiar la libertad garantizada por norma superior para querer ser una especie de ser sin alma y sin espíritu.

El solicitar rey, es querer unir los lazos primarios que unieron al hombre al reino animal, o querer renunciar a su capacidad intelectual para hacerse nuevamente un animal que sigue órdenes instintivas, o las de su entrenador; o querer reunir nuevamente su ombligo al cordón umbilical y hacerse uno con su madre en la vida intrauterina.

Si bien es cierto que al hombre ya no lo comanda el Instinto quien ordenaba lo que hay que hacer; y que tampoco nos comanda la tradición que ordenaba lo que se debe hacer, resulta imposible, también, que surja otro mortal igual que nosotros que nos diga lo que hay o lo que debemos hacer.

La libertad que nos otorga el Principio de la Prohibición a la Idolatría es irrenunciable, aunque se desee renunciar con todo el corazón. Es inapelable por la inexistencia de autoridad que modifique un derecho natural que posee el hombre.

Los no-judíos, por solo el hecho de nacer de madre no-judía, la Prohibición a la Idolatría nos garantiza desde el momento justo del nacimiento, la libertad ante imposiciones rituales, de religión, de dogma, de creencia o de fe. Nos emancipa de cualquier concepto de dios, y nos garantiza una evolución del ser a un nivel que ningún no-judío ha llegado aun por su desconocimiento.

En resumen, las exigencias de monarquía de aquellos judíos parecieran más un asunto de renuncia a la Libertad del Hombre que cobija el Derechos Universal, que un asunto meramente político.

Si fuere así, la molestia del sabio es, fácilmente, comprensible. El querer tener rey es deseo de querer un ídolo. Pero más que algo o alquién a quien adorar o ha quien servir; es alguien con quien hacerse uno en un solo ser. Pero ese deseo de hacerse en una sola unidad con ese ídolo, es un anhelo por anularse uno mismo para que prevalezca la voluntad del ídolo.

Pero más que prevalezca la voluntad del ídolo en esa nueva unidad, es aborrecimiento y miedo a la libertad. Pero más que aborrecimiento y miedo a la Libertad, es necrofilia, pues se odia a la vida y a la responsabilidad, para amar la inconsciencia de la muerte.

Por lo tanto, y a la luz de nuestra propia Torá, no exijamos tener rey; reclamemos a las autoridades existentes la vindicación de nuestros derechos y libertades. Porque lo único que regula nuestra existencia es La Ley; ni dios ni rey.

“…VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho, en la Paz como substitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz….” Mandamientos del Abogado. Prof. Eduardo Couture. (el subrayado es propio)

 

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(En merito de la señora Luz Montiel, de bendita memoria, a un año de su fallecimiento)

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(1)  http://serjudio.com/mitzvot-y-costumbres/rezos/triunfando-en-la-tormenta
(2) https://es.wikipedia.org/wiki/Monarca

Un posible trocito de Verdad

Antes, quisiera tomar como guía el Consejo Diario 614 publicado en serjudio.com (1 ) , e intentar acercarme un poco La Verdad; con el objetivo de argumentar para conocerla y no simplemente para, egolátricamente, tener la razón.

Tener la razón la tiene quien desee tenerla y logre imponerse; pero para obtener La Verdad se requiere un poco más de esfuerzo, de prueba y error, de objetividad, y no de simple deseo.

Por otro lado, para la mayoría de nosotros, resulta de urgencia que cada día deseemos conocer un trocito más de La Verdad, más que de otras cosas. El adoctrinamiento religioso ha hecho retrasos serios en nuestra propia evolución como personas, para dejarnos en un estanque mental que imposibilita abrir los ojos a la luz del entendimiento y llegar a ser lo que potencialmente somos: seres emancipados de cualquier reinado divino.

Mis palabras no deberían sentirse amenazantes ni blasfemas; todo lo contrario, deberían ser motivadoras, o esa es la intención. Porque cada vez me convence más la urgencia que tenemos todos de borrar de nuestro ser los preconceptos religiosos que nos impiden crecer, y que nos distancian de La Verdad.

Y un trocito de La Verdad que he venido buceando es que ya no estamos sometidos a la voluntad de dios, ni dios está obligado a cumplir nuestros deseos. Por encima del mismo dios y por encima nuestro esta el Imperio de la Ley.

Cuando dios y Noe pactaron (2 ) , se dio una abolición del Poder Monárquico y, a su vez, el nacimiento Poder Constitucional; en donde por encima de cualquiera estaría La Ley, o para mejor comprensión, el pacto noajida.

Ya el hombre no estaría sujeto a la voluntad divina, a premios o castigos, a vivir complaciendo a dios; ahora ha obtenido su libertad e independencia, siendo dueño de su vida y destino; ahora emancipado de su creador, es quien debe procurar su propio desarrollo histórico y social. Ya dios dejo de ser su dios para llegar a ser su socio.

Ahora, la relación dios-hombre, no estará regida por la voluntad de cualquiera de los dos, sino por la Norma Jurídica, la que estará por encima de ambos.

Es la Ley la que garantiza el derecho natural del hombre a ser libre e independiente, a ser socio de dios y no su esclavo (3 ) o un objeto más de la creación.

Así que, la ley garantiza al hombre su derecho natural de ser y existir de forma libre e independiente; y el cumplir con la Ley garantiza al hombre un desarrollo evolutivo insospechado para casi todos.

Lo más revelador de esta posición, es que efectivamente existe un antecedente jurisprudencial.

En el Texto Fundamental, se garantiza que la vida en la tierra no será destruida nunca más por voluntad divina (4 ) . Sin embargo, un gentil justo tuvo que apelar a la garantía legal de la inviolabilidad de la vida por parte de la voluntad divina, para limitar las acciones divinas (5 ) .

Siendo así, ¿Qué nos exige La Ley a los mortales respecto a nuestro socio?

La respuesta debería ser simple: No idolatría, No blasfemia. La ley nos compele a evitar acciones positivas, aunque sean bien intencionadas.

La Ley no demanda a adorar, buscar, amar, obedecer, u otro verbo romántico, a dios; ni siquiera que rebusquemos algún concepto antropomórfico de él. No hacer ídolos mediante acciones positivas es evitar retroceder a niveles trogloditas, aunque se desee o se quiera “congraciar” con dios.

No blasfemar, no es asumir acciones positivas de bendecir, agradecer, pensar románticamente en dios, u otra acción positiva que, aunque intencionadamente, se crea correcta. La Ley claramente indica vivir una vida callada de cualquier maledicencia contra la vida misma; porque la vida es bella y solo esta oportunidad de vivir tenemos.

Esta debería ser una respuesta simple y franca; pues existen personas que de la torcedura interpretativa de la Ley hacia acciones positivas han matado, decapitado, bombardeado, baleado, violado, lapidado a cuanto ser humano opine distinto a su interpretación positiva sobre la prohibición de la idolatría y la blasfemia, y a su imagen conceputal de dios.

Por otro lado, existen personas que en su búsqueda de La Verdad, hacen una mezcla extraña. Contaminados con ideas religiosas sin estar consciente de ello, se la pasan en la búsqueda de fantasmas, ovnis, duendes, eras mesiánicas utópicas, mesías judíos, vida después de esta vida, ángeles, demonios, cristos, navidades, arbolitos, santa closes, cábalas, letras hebreas, candelabros judaicos, estrellas de David, y varios etcéteras; todo mezclado con La Ley Fundamental.

Si bien no soy el llamado a erradicar tales acciones, me parecen una pérdida de tiempo. La Norma Jurídica Prohibitiva es clara; y no habilita a la persona a buscar sentido en misticismos, ni acepta interpretaciones “a contrario sensu”. Su literalidad bastaría para que la persona desista de tales acciones y se embarque en la búsqueda de sentido de tanta libertad e independencia garantizada.

En resumen:
-La Ley Fundamental garantiza nuestra existencia, nuestro derecho fundamental a existir. Su observancia garantiza una evolución superior.
-La idea religiosa a retrasado tales beneficios en el hombre; e incluso éste ha involucionado a un ser casi inferior a un animal.
-El hombre no es súbdito de ningún dios. Dios y el hombre son socios, ambos están sometidos a la Ley, la que prevalece entre ambas partes.
-Ese hecho es una garantía de independencia y libertad del ser humano. Aprovéchemela.

(En memoria de mi madre Luz Montiel, de bendita memoria, a un año de su partida)

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[1] http://serjudio.com/sitra-ajra/idolatria/el-consejo-diario-614

[2] http://fulvida.com/2008/03/27/un-texto-fundamental/

[3] http://fulvida.com/category/despertando-al-projimo/page/106/

[4] “..Yo establezco mi pacto con vosotros: Ninguna carne volverá a ser exterminada jamás por las aguas del diluvio, ni habrá otra vez diluvio para destruir la tierra..”

[5] “.. ¿Destruirás también al justo con el culpable? Quizás haya cincuenta justos dentro de la ciudad; ¿la destruirás con todo y no perdonarás el lugar por causa de los cincuenta justos que estén dentro de ella ?..” tomado de http://serjudio.com/personas/etica/constructor-de-shalom-en-el-mundo

Para deleitarte en la LUZ

Todo ser humano es NESHAMÁ, espíritu, por tanto conectado de manera permanente con el Eterno y todo lo creado.
Esa LUZ irradia de manera constante en nuestro ser, pero no la disfrutamos a pleno en nuestra existencia terrenal por dos motivos:

a) velos que interpone el Eterno, pues como entidades materiales no estamos capacitados para recibir el completo influjo de la LUZ;
b) manchas y cáscaras que se producen como efecto de pecar, salir del camino correcto que cada uno tiene marcado de acuerdo a su identidad espiritual (noájica o judía).

Si quisiéramos deleitarnos más de la LUZ del Creador, aquella que estamos posibilitados para recibir en esta vida, ¿qué podríamos hacer?

Te sugiero algunas respuestas, escoge aquellas que consideres más adecuadas:

1) Desconectarte del mundo, recluirte y llevar una vida extremadamente rigurosa y limitada de placeres sensuales (mundanos).
2) Dedicarte a extensas horas de meditación, rezo, silencio, enfocándote en lo que sientes es tu interioridad.
3) Sumergirte en repetición de textos que consideras sagrados, llenarte con palabras aunque no las comprendas, repetir lemas aunque no los entiendas; porque lo importante es la intención.
4) Rodearte de gente que cree en cosas parecidas a tus creencias, hacer actividades con esos “hermanos” de fe, mantener una vida de rituales codificados por esa agrupación a la que te enrolas.
5) Adquirir libros, audios, videos, amuletos, objetos varios; presentarte en lecturas, conferencias, encuentros, similares; de entidades cabalísticas, jasideas o afines (o que presuman de serlo); porque te sientes lleno con ese pan místico que te venden y devoras.
6) Conocer y cumplir cabalmente los mandamientos que te corresponden, de acuerdo a tu identidad espiritual (noájica o judía); respetando con idéntica energía los mandatos que refieren a las relaciones sociales, tanto como los que se vinculan con el Eterno y Sus cosas.
7) Adentrarte en costumbres, prácticas, creencias, vivencias judías, y si son llevadas al máximo rigor posible mejor (aunque no sea necesario desde un punto de vista estrictamente legal y ético). Tanto si eres judío como si eres gentil.
8) Construir SHALOM en todo momento, con acciones de bondad Y justicia. Sea en pensamientos, palabras, acciones o actitudes.
9) Hacer buenas obras sin mirar a quien.
10) Predicar a viva voz tus creencias “religiosas”, conminando a conocidos y desconocidos a compartirlas y a “convertirlos” a ellas.
11) Teniendo fe.
12) Estudiando los temas referentes a NESHAMÁ y al EGO, como por ejemplo los que aparecen publicados en http://serjudio.com/category/exclusivo/cterapia. Y luego, aplicando los consejos para tratar de llevar una vida más saludable, integrada, bendita, etc.
13) Conocerte mejor para encontrar mecanismos saludables para reaccionar y para activar en el mundo.
14) Disfrutando de lo permitido y apartándote de lo prohibido.
15) Haciendo TESHUVÁ.
16) Desafiándote a crecer a pesar de tu pereza para salir de tu zonita de confort.
17) Poniendo en redes sociales (Facebook, Twitter, etc.) fotos, mensajes, frases, videos que a ti te inspiran tu vena religiosa.
18) Yendo a la iglesia, centro de Kabbalah, iglesias disfrazadas de sinagogas (mesiánicas, netzaritas, seudo anusim, etc.), antros de la Nueva Era, etc.
19) Sirviendo al pastor, seudo rabino, seudo jajam, y negándote a cuestionarlo o requerirle honestidad.
20) Teniendo la certeza de que ya estás conectado y eres un ser de luz.

Si deseas, ¿nos cuentas las opciones que has escogido?
Tal vez tengas otras en mente, ¿quisieras compartirlas?
Estaré atento a tus comentarios, aquí debajo, en la zona destinada a los mismos.