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No tendrás dioses ajenos delante de Mí

«No tendrás dioses ajenos delante de Mí.»
(Shemot / Éxodo 20:3)

Este es uno de los famosos mandamientos que componen el Decálogo, al que erróneamente se menciona como “Diez Mandamientos”, cuando en realidad son “Diez Frases”, con catorce mandamientos (para los judíos) en ellas.
Éste es uno de los 613 mandamientos para los judíos, uno bastante peculiar puesto que no requiere de acción o abstención de una, sino que remite al mundo de las creencias, de lo intangible.
Si bien no es mandamiento para los noájidas, es una regla a tener en cuenta, como derivado del mandamiento universal de “no adorar dioses que no son Dios”.

A primera vista es una norma fácilmente comprensible, pero cuando somos delicados en el análisis descubrimos la hondura.
Prestemos atención.

Ante todo, donde dice “dioses” en el original se lee “Elohim”, que es “dioses”, pero también EL Dios (Uno y Único), también poderosos, también gobernantes.
Ya con este conocimiento comprendemos que el mandamiento se complejiza.
¿De qué se está hablando?
De falsos dioses, de Dios pero que está “ajeno”, de dioses ajenos, de dioses que ajenos creen en ellos, de poderosos… ¿de qué?

El EGO toma el control en las situaciones de impotencia real, cuando no quedan otros recursos para implementar.
Esa es su función natural.
Sin embargo, en la mayoría de las personas continúa gobernando, usando y abusando de las otras herramientas y potencias con que cuenta la persona: intelecto, imaginación, emociones, relaciones, posesiones, etc.

Resulta necesario que la persona se vea sometida a la sensación de impotencia, sea real o fantaseada, para que el EGO siga al mando.
Por ello, casi a cada rato nos vemos involucrados en situaciones en las que sentimos no poder, en las que no tenemos recursos propios para resolver, en los que dependemos de auxilio externo, en los que se evidencia nuestra inoperancia, nuestra falla, nuestra debilidad, nuestra culpa, nuestra falta de sentido, entonces recurrimos a hundirnos en el EGO: huimos de la realidad, lloramos, gritamos, pataleamos (y todos los posibles derivados de estas herramientas básicas del EGO).

Que te quede claro, cuando dices “todo me sale mal”, “soy un inútil”, “nadie me quiere”, “soy un fracasado”, “no sirvo para nada”, “no puedo”, “tengo mala suerte”, “es mi destino”, “es el pecado original”, “solo un milagro me puede salvar”, “solo cristo salva”, “clamemos para sanación, trabajo, prosperidad, marido, etc.”, “recemos para que se cure”, o similares, estás expresando tu impotencia (seguramente fantaseada), estás bajo el yugo del EGO.
Entonces, te aferras al EGO, que es tu dios.
Sí, es tu dios.
Aunque digas creer en Dios (el Uno y Único), o en cualquier dios o diosito, sin embargo es el EGO tu dios, puesto que es al único que adoras, sirves y esperas en él tu salvación.
Sí, aunque digas que eres ateo, y estés plenamente convencido del poder de tu razonamiento y lógica, absolutamente firme en que no adoras ninguna deidad y te opones a ella, igualmente estás adorando a tu EGO, aunque no lo admitas ni siquiera se te cruce por la mente la posibilidad de ser “religioso”.

Para que lo entiendas, las religiones son la manifestación externa, visible, socializada, cultural, del EGO en su lugar de deidad salvadora.
Todos los dioses son reflejos externos de ese EGO interno.
Todos, incluso Dios (tristemente) es puesto (en la mente y creencias) como títere manipulado por el EGO.
De allí que la frase diga: «No tendrás dioses ajenos delante de Mí.» (Shemot / Éxodo 20:3).
Que se puede entender de la siguiente forma: aunque creas en Mí, aunque digas reverenciarMe, no pongas entre Mí y tú dioses ajenos, aquello que la gente adora como una deidad.
Nada que se interponga entre tu Padre y tú, porque entonces ya no estás en comunión con Él, sino con un “artefacto”, un intermediario, algo que interrumpe el flujo santo.

Más adelante Él ordena: «No recurráis a los ídolos, ni os hagáis dioses de fundición. Yo soy el Eterno, vuestro Elokim.» (Vaikrá / Levítico 19:4).
Donde dice “dioses de fundición”, en el original expresa: “masejá”, que puede entenderse también como “máscara”.
El versículo diría entonces: «No recurráis a los ídolos, (a esos que evidentemente son falsedades, vanidades, ilusiones, pobreza) ni os hagáis dioses – máscara (que se presentan como si fueran Yo), porque solo Yo soy el Eterno, vuestro Elokim”.
Ni EGO, ni Jesús, ni cualquier otro que se ponga entre tú y tu Hacedor y Sostenedor.
Pero, eres tú aquel que debe despojarse de máscaras, de cáscaras, de interferencias, para que fluya la Luz santa en todo su esplendor.

Entonces, el camino a la integridad, a la felicidad, al gozo, a la dicha, al disfrute de la bendición no pasa por ser religioso, ni someterse a rituales innecesarios, ni sumergirse en plegarias sin fin.
El camino está en apartar al EGO, encontrar la armonía interna y externa, equilibrar nuestros planos para estar en paz, conectados, siendo uno.

Fácil de decirlo, pero muy difícil de tomar conciencia y más aún de perseverar para no volver a la celdita mental que nos tiene preparado el EGO.

¿Te has puesto a meditar lo importante que eres?

Antes de que Dios entregará la Torá a Israel solamente existían gentiles, noájidas.
Un grupito de noájidas, los hebreos, también llamados israelitas o hijos de Israel, se distinguían de los demás por ser miembros de una gran familia, aquella que reconocía a Abraham y Sará, Itzjac y Ribcá, Iaacov (también llamado Israel) y Rajel, Lea, Bilaa y Zilpá como sus patriarcas, matriarcas y concubinas.
Ellos debían cumplir, al igual que todos los otros seres humanos, con los Siete Mandamientos Universales, y muchas veces así procedían.
En su historia familiar fueron añadiendo costumbres, que les eran propias o a veces compartidas con otros pobladores de su época y región: separaban el diezmo para obras de bien, rezaban, ofrendaban al Eterno, se abstenían de comer el tendón trasero de los animales, eran respetuosos con sus mayores, entendían la importancia de la familia, entre otras costumbres (que no mandamientos, costumbres).
Por su entereza, por su constancia, por su dedicación, por su compromiso, por su responsabilidad el Eterno les confirió una ordenanza extra, exclusiva para ellos: la circuncisión del prepucio de los varones de la familia, rito que se debía hacer –en lo posible- al octavo día del nacimiento. Esta ordenanza fue símbolo de una alianza entre los israelitas y Dios, una que incluía la tierra de Israel para ellos, el ser numerosos, el que posteriormente recibirían la Torá, con sus 606 mandamientos extras, con toda la carga que implica hacerse responsable de cumplirlos a cabalidad.

Luego del terrible exilio en Egipto, de la espantosa esclavitud, de siglos de sufrimiento sin nombre, finalmente la promesa del Eterno es cumplida.
Salen de Egipto, son llevados a Sinaí y allí se concreta una nueva alianza, entre Dios y los judíos, una alianza sagrada y eterna. Una que no se puede quebrar ni cambiar.
Dios pactó con los judíos que serían un pueblo especial, no para recibir honores y poder, sino para ser emisarios de Él, luz para las naciones.
¿Cómo?
Al vivir integralmente con el manual de vida que Él les entregó a ellos, la Torá.

A partir de aquel 6 de Siván de hacer 3323 años, el mundo conoció otra identidad espiritual equivalente a la noájida, la judía.
Desde aquel día habría personas con su espíritu noájida y otras con su espíritu judíos.
Ambas esencias sagradas, conectadas al Eterno, plenas, llenas de promesas de eternidad y bendición, pero con rasgos diferentes a la hora de ejecutar los planes de Dios en la tierra.
Los noájidas viven de acuerdo al noajismo.
Los judíos al judaísmo.
Uno no es mejor que el otro, sino complementos.
Unos tienen la misión de construir shalom en este mundo, para hacerlo un paraíso terrenal.
Los otros además deben proveer de sentido espiritual a este paraíso, ser una nación de sacerdotes un pueblo santo, es decir, uno que se distingue a través de sus actos de bondad y justicia y fortalece a los otros en su conexión con Dios.

Ambas identidades sagradas y complementarias.
Una no puede ser plena sin la otra.
Ambas con tareas para cumplir, diferentes, importantes, necesarias.
Ambas con el paraíso, “la salvación”, lista y preparada, sin necesidad de rituales complejos, ni de fe, ni de salvadores.
Ambas amadas por Dios, saludables, bellas.

Los noájidas no recibieron 613 mandamientos como recibió el pueblo judío, ¡alabados sean los gentiles! Pues, tienen los beneficios de saciar su espíritu y adquirir placer eterno por cumplir con siete mandamientos simples, fundamentales, claros.
Los noájidas no recibieron la Torá, sino que fue recibida por el pueblo judío, pues contiene los 613 mandamientos, además de cuestiones propias que hacen a la identidad judía y del judaísmo, e indirectamente aporta datos y reglas provechosas para los gentiles.

Así pues, querido amigo noájida, tienes tu herencia, tu historia, tu futuro pero especialmente tu presente para que hagas tu parte y alcanzas el máximo que puedes.
No eres sucursal del judaísmo, sino una identidad propia y valiosa.
No tienes Torá –judía-, pero tienes la Torá (instrucción) –noájida-, la de los Siete Mandamientos, la del mundo con su belleza y posibilidades.
Tienes conexión con Dios, tienes salvación, tienes todo lo que necesitas para ser feliz y gozar de la bendición constante que Dios te regala.

Tú tienes tu porción, conócela, disfrútala, compártela, difúndela.

Porque, si no lo haces, el mundo pierde lo que tú tenías para ofrecer, y tú pierdes de recibir el placer que estaba preparado para ti.

Te pondrá un simple y breve ejemplo.

El niño Moshé (que aún no se llamaba así) fue depositado en una arquita sobre el río Nilo.
El Faraón quería su muerte, al igual que quería la de todo niño judío recién nacido.
Pero la madre del niño lo escondió y después, cuando ya no pudo guardarlo más, fue que lo puso en ese barquito improvisado.
Y allí, la hija de Faraón, la hija del asesino y esclavista más duro de su época, ella … "vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: -Éste es un niño de los hebreos… Él vino a ser para ella su hijo, y ella le puso por nombre Moshé [Moisés], diciendo: ‘Porque de las aguas lo saqué.‘" (Shemot / Éxodo 2:6, 10).

Ese es el Moshé que fue instrumento de Dios para liberar a los judíos, para llevarlos hacia la tierra prometida, para recibir la Torá de parte de Dios y encomendarla a los judíos.
Ese niñito débil, impotente, a punto de morir en el río, ése a quien salvó la hija de Faraón, ése fue el hombre que más impacto tuvo en toda la historia del mundo.

Si no hubiera sido por los gentiles justos, difícilmente habría judíos en el mundo, tampoco habría Torá para instruir, o muchas cosas que se dan por sentadas hoy en día y tal vez no existirían.
El ejemplo de la hija del Faraón, Batiá, es evidente. Si ella no hubiera sido una gentil justa, no habría Moshé, ni todo lo que se logró a través de él y los que vinieron luego gracias a él.

Cada gentil justo es un socio de Dios, tal como los judíos lo son. Ni más, ni menos.
Cada gentil que deja de vivir de acuerdo al noajismo, no esta aportando su cuota de bendición para iluminar al mundo con la Luz de Dios.
Sino que está esclavo de su EGO y ahuyenta la Luz.

Entonces… ¿van a seguir mendigando o escondiéndose o van a salir a hacer su parte?
¡Difundan la buena nueva!
El noajismo vive, ha revivido y no volverá a morir.
La conciencia noájica se está expandiendo.
El mundo necesita ya de más noájidas conscientes y activos.

Tú tienes tu parte.
Tú eres la diferencia entre un mundo de Dios o un mundo de EGO.
Tú eres la hija de Faraón, puedes seguir esclavizado, aunque vivas en un palacio, o puedes ser libre y trabajar como socio de Dios.
Porque si no haces tu parte, nadie la hará.
Si no haces lo que te corresponde, el mundo pierde su salvación…

¿Te has puesto a meditar lo importante que eres?

Rabino Obed Avrej: Noájidas y Torá (video)

El Rabino Obed Avrej conversa con el Moré Yehuda Ribco acerca de un interesante y recurrente tema: la relación del noájida con la Torá.

Qué estudiar, con quién, como.
Qué aplica y que no. Cuáles pueden ser los peligros. Qué personas están capacitadas para enseñar. Qué corresponde aprender al noajida.
Como la Torá puede ser de vida, o de muerte. Todo en este interesante video.

Resp. 1069 – Puede un Noajista llegar a ser proselito recto?

perseval7 nos consulta:

Puede un Noajista llegar a ser un proselito recto?, me inquieta esta respuesta, ya que considero lo mas hermoso en mi vida la tora y el judaismo, es como pararse frente al mar y ver lo hermoso que es,pero sin entrarse, pero los que entran en el y conocen su belleza y profundidad, entran en otra dimension.

Seguir leyendo Resp. 1069 – Puede un Noajista llegar a ser proselito recto?

La berajá del saba

Shalom javerim y javerot.
Que sepan abrirse para recibir en ustedes todas las brajot min hashamaim.
Esta semana es leída la parashá Vaieji, la que finaliza el sefer Bereshit en su ciclo shnatí de keriat haTorá  kehiljatá.

Poco antes de partir a su mundo, Iaacov Abinu les da una berajá a sus nejadim benei Iosef: Efraim y Menashe.
En una de sus partes menciona el tzadik: «Sean ellos llamados por mi nombre y por los nombres de mis padres Avraham e Itzjac» (Bereshit / Génesis 48:16).

Resulta llamativa este jelek de la berajá.
Por lo general esperamos que se desee que la persona sea conocida por SU nombre, que sea reconocida por sus hechos, y no por el nombre del padre, del zeide, o de la mishpoje.
Como cuenta el viejo maise jasídico, aquel en el que ruv llama al bojer y le dice: “Ingale, ¿quién sos vos?” Y el muchacho le dice: “El hijo de Moishe”. El ruv contesta: “No, ingale, te pregunte quien sos vos, no quien es tu tate.” El muchachito dice: “Ah, pero soy el nieto de reb Fischel”. Y el ruv contesta: “Nischt git, tampoco te pregunto quien es tu zeide… te pregunto quien sos vos”. Y el yungel dice: “Ah, entendí… soy carnicero…”. El ruv lo corta y le dice: “Que quién sos vos, no de qué trabajas”. Y así sigue el geschichte tan famoso.
Se espera que se nos conozca a nosotros, por nuestros actos, por quien somos, por lo que hemos logrado en nuestra jaim, llena de emuna, de bitajón, de maasim tovim, de mitzvot. No por los méritos o la fama del aba, o del saba, o la mishpajá. Tampoco por el gelt que hayamos cosechado, o los trofeos acumulados.

Entonces, ¿cómo entender que Iaacov Abinu haya hecho la berajá pidiendo de Boré Olam que los jóvenes sean llamados por el nombre suyo y de los otros Abot Israel? ¿No hubiera sido mejor, más coherente con la mesoret hakodesh, que dijera algo así como “Que sean llamados por vuestros nombres, tal como lo han sido vuestros oirim”?

Una de las teshuvot posibles es la siguiente.
La educación de los hijos debe provenir de dos ramas: la escuela y el hogar.
Ambas, el schole y el eimish, se complementan, se nutren, se coordinan para fortalecer y engrandecer a los niños en su identidad. En todos los planos de existencia. En todos los olamot de su ser.
Cuando una de estas patas falta o renguea, la otra no puede soportar toda la carga y puede ocurrir el descarrío, Rajmana litzlan.

Entonces, lo que estaría diciendo el tzadik en su berajá se puede entender como: Im irtze Hashem ustedes crecerán pero no se apartarán del derej de sus abot. Tendrán broje y haztloje, sus logros y sus éxitos, alcanzarán sus metas, serán ustedes, pero en todo momento se mantendrán unidos y firmes gracias a las enseñanzas de sus melamdim y de sus altren. Habrá ajdut y iejidut, tehilá y netzaj. La gente los verá a ustedes, los reconocerá a ustedes, pero no dejarán de confirmar su pertenencia a la mesorá de Israel, el tener el ijus con sus mayores.

Esa es una gran berajá, sin dudas. Porque le encomienda a los ingelach a no solamente ser “yo”, sino que también encontrar la armonía interna, aquella que los conecta con su neshome y con Boré Olam a través del kibud orim umorim.

Si tú ya tienes banim y banot, ¿estás educándolos para que sean armoniosos, benditos, llenos de dicha, saludables y que además mantengan en alto el kesher pnimí contigo y la shalshelet hazaav de su mesorá?
¿Te encargas de que reciban el jinuj indispensable?

Es una ocasión para el jeshbón hanefesh y hacer tikún en caso necesario.

Queridos javerim, shalom uberajá.
Tizku leshanim rabot y ver al mashiaj bimeerá beiameinu amén.

Piensa bien y saldrá bien

Se nos ha dicho de que “si piensas bien, te irá bien”.
Y no, realmente no es así.
Es una falsedad evidente.
Es demostración del pensamiento mágico, típico de la inmadura mente infantil (link).
(Sí, ya sé, hay grandes personalidades que lo han instruido y sus seguidores lo repiten y otros los defienden. Sí, lo sé).

Claro, el pensar bien, el verdadero pensamiento positivo es beneficioso.
¿Por qué?
Lo podemos resumir con un verso: “Apártate del mal y haz el bien; busca la paz, y síguela. ” (Tehilim / Salmos 34:15).
Primero, entendamos al comienzo de las palabras del salmista.
Apartarse del mal, también de pensamientos, de acciones, de reacciones que sean malas, adversas, negativas, contrarias, conflictivas, falsas. Lo que sea mal.
En gran medida porque enfocarse en lo negativo, buscar la oscuridad, llenarse de abatimiento, sumirse en desesperación, prohibirse disfrutar, vaticinar calamidades solamente, produce un efecto túnel en nuestra percepción. Estaremos solo pendientes a los signos adversos que parezcan demostrar nuestra pesadez mental, nuestra parálisis emocional, nuestra impotencia.
Enchufarse a lo oscuro no brinda conexión con lo luminoso.

Así pues, si fuera solo para esto, para evitar caer en un pozo estimulado por la pesadez de pensamiento, ya estaríamos contentos con el pensamiento positivo.
Porque nos estaríamos apartando del mal.

Pero, mira el detalle significativo, el salmista inmediatamente después no te dice que te acerques al bien, tampoco que pienses bien, él te recomienda (con su inspiración divina al mando) a que HAGAS el bien.
Hacer. No divagar, fantasear, desear, anhelar, añorar, recordar, convocar con pensamientos, agitar con ensalmos… nada de superstición o magia, ni mandar a Dios para que sea Él quien nos haga los mandados.
Sino HACER el bien.
HACER el bien.
¿Y qué es el bien?
Aquello que te lleva a unificarte, a sintonizar tus dimensiones, a conectarte contigo y con el otro y con Dios.
Bien es lo que Dios ha declarado que es bien.

Así y todo, haciendo el bien, no es suficiente para el salmista.
Te aconseja que busques la paz, que la sigas, que la conviertas en tu meta, en tu destino.
La paz, que es la plenitud, la completitud, la armonía, la unificación del ser, la salud multidimensional, la conexión sin máscaras.
Tú debes buscar el Shalom afanosamente, es tu misión en la vida.
Construir shalom no es un mero ideal nacido entre nosotros, sino un imperativo sagrado de todos los tiempos.
Está implícito en el ser humano, en nuestra esencia como especie.
Construir Shalom, comenzando por dentro y luego con el afuera.
Unificarnos. Conectarnos. Despojarnos de la mentira. Ser auténticos.

Es lo que dice el salmista, al menos así lo vemos nosotros.
No se nos dice de pensar bien, ni de esperar milagros, ni de dejar que Dios haga todo.
Somos nosotros que tenemos el imperativo triple de accionar así:

  • alejarnos del mal
  • hacer el bien
  • construir Shalom.

No cuenta pensar bien como si fuera todo lo anterior.
Pensar bien es bueno, es saludable, en tanto no sea una excusa para dejar de hacer lo que nos toca hacer, lo que es deber hacer.

Andar por la vida con un ánimo optimista, confiando en Dios y en las propias potencias y en el prójimo, suele tener buenos resultados, mejores que andar esperando desastres, penurias, maldiciones, etc. Es cierto, el pensar bien es muy saludable. Yo no me atrevo a negarlo.
Pero si tenemos la certeza de que haremos “milagros” a través del mero pensar, de que la vida cambiará radicalmente solo por esperar que nuestro pensamiento controle al universo… estamos lejos de haber madurado y andar por la senda de la cordura.
Estamos más próximos a los niños, a los supersticiosos, a los que creen que una cintita roja los protege de algo llamado “mal de ojo”, los que creen que si dan caridad recibirán automáticamente un tanto por ciento, los que pretenden manipular a Dios con oraciones o creencias.
No, ese no es el camino indicado para el leal a Dios.

Entonces, adelante, llena tus pensamientos de Luz, pero no te creas el que controla todo, el que decide todo, el que a través del pensamiento adquirirás aquello que deseas.
También habrás de esforzarte, de trabajar, de comprometerte, de levantarte y seguir luego de tropezar… sí, deberás hacer tu parte y no aguardar milagritos ni magia.
¡Qué pena si no te gusta!
Pero no soy yo quien lo dice, solo lo repito para ti.

Y por si no fuera claro, el salmista reitera y amplía: “Apártate del mal, y haz el bien, y vivirás para siempre.”  (Tehilim / Salmos 37:27).
Ciertamente no es una promesa tonta de vida eterna en este mundo limitado, en el cual la muerte es una realidad constante, en la cual las desgracias ocurren, en la cual las fallas y deterioros acontecen sin por ello ser “castigos divinos”.
El “vivir para siempre” es una promesa de superación, de dejar de estar limitado por nuestra condición material, de unificar nuestro ser y gozar en el más allá de los placeres que cosechan los que actúan en sintonía con los dictados de Dios.
Sí, la promesa del “paraíso”, de la “salvación”, que no se adquiere por creer en dioses crucificados, ni por peregrinar a tumbas, ni por cosechar reliquias, ni por venerar líderes religiosos.
Se adquiere muy fácilmente, apartándote del mal y haciendo lo que Dios te ha dicho que es bueno.
Encontrando la unificación. Siendo uno. Conectándote, contigo, con el otro, con Dios. Dejando libre el dolor. Dejando de imponer tus miedos. Asumiendo tu impotencia y no adorar al EGO a causa de ella.

Y, presta atención, el salmista, inspirado por Dios, no te dice que si haces el mal eres un demonio, o un fracaso espiritual.
El salmista, por ser un hombre de Dios, sabe que tienes que luchar contra tu EGO, que no la tienes fácil, que en la vida del hombre es natural la tendencia al mal y que muchas veces caemos, nos resbalamos hacia la mala acción.
El salmista, un hombre de Dios, lo sabe, él también tuvo que luchar esa batalla diaria contra sus tendencias, contra las presiones sociales nocivas, contra la pereza, etc.
No te condena por haber errado algún paso. No eres un demonio por equivocarte. No eres “condenado” por pecar.
Sino que el salmista, en su sagrada sabiduría te recomienda que te apartes del mal, que hagas el esfuerzo necesario para no caer.
Eres humano, así que eso es lo que debes hacer.
Luego, cuando te has fortalecido, o mientras lo estás haciendo, es que debes hacer lo posible para construir Shalom, por supuesto.

¡Cuánta diferencia con el mundo plagado de infierno y maldición de la idolatría que se hace pasar por santidad!
Mira el enorme contraste: “Amado, no imites lo malo sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; el que hace lo malo no ha visto a Dios.” (Libro idolátrico tercero de Juan 1:11).
¡Mira que malicia, petulancia, ignorancia, falsa santidad!
Este señor te dice que si haces lo que él te dice, entonces eres “de Dios”, sea lo que ellos signifique en su doctrina oscura.
Pero, pobrecito de ti, si haces lo malo eres alguien sin Dios, desconectado, en falta eterna, en pecado original, carente de salvación, un hijo de Satanás.
No te reconoce en tu dimensión humana. No se identifica contigo. No admite que todos tenemos que esforzarnos para alejarnos del mal.
Este santulón te exige que seas perfecto, que no metas la pata, ni un poquito, porque si haces algo malo entonces es demostración que eres de Satanás y te vas al infierno, con tu padre…

¡Es TERRIBLE!
Es inadmisible, pero a pesar de esto sigue siendo predicado por todos lados, sigue siendo considerado un libro santo, sigue siendo adorado como único modo para alcanzar “la salvación”.

El profeta de la Verdad ha declarado firmemente la cuestión:

"(11) Dice el Eterno: ‘¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.
(12) Cuando venís a ver mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manos, para que pisoteéis mis atrios?
(13) No traigáis más ofrendas vanas. El incienso me es una abominación; también las lunas nuevas, los shabatot y el convocar asambleas. ¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva!
(14) Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas.
(15) Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!
(16) ‘Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de mis ojos. Dejad de hacer el mal.
(17) Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda.
(18) ‘Venid, pues, dice el Eterno; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
(19) Si queréis y obedecéis, comeréis de lo mejor de la tierra.
(20) Pero si rehusáis y os rebeláis, seréis consumidos por la espada; porque la boca del Eterno ha hablado.’"
(Ieshaiá / Isaías 1:11-20)

Lee lentamente el párrafo del profeta.
De a poco, entiende cada palabra, cada una en su contexto.
Des-aprende lo que te hayan introducido como dogma religioso (específicamente cristiano, recordemos que los mesiánicos o netzaritas son cristianos también), para permitir que el sentido espiritual te sea claro.

Te lo resumo, si quieres me lo agradeces luego: apártate del mal, haz el bien, construye shalom y vivirás por siempre.

No fe, no pensamientos mágicos, no rituales, no repetir lemas, no memorizar párrafos, no llenarse de mitología, no ahondar en cabalistería, no servir líderes religiosos, no ser fanático irracional… no, nada de eso…
Es lo que dijo el profeta, lo que sintetizo el salmista, lo que permea la Sacra Tradición desde el mismo comienzo de la humanidad.

Ahora, un dato de la investigación de psicología científica.
En un serio estudio reciente (link) se ha arribado a un inesperado resultado.
La visualización positiva NO ES efectiva para alcanzar éxitos, y además muchas veces es contraproducente.
Básicamente se explica de la siguiente manera.
El cerebro no tiene cómo reconocer si lo que percibe es un pensamiento, una actuación, una broma, un hecho real y verídico, un delirio. El cerebro recibe la información primaria y la procesa como original y dispara las reacciones automáticas oportunas.
Ejemplo, estás viendo una película de terror y aquella escena te paralizó, realmente te llenaste de pavor. Pero oye, dime, estabas en el cine o en tu sala, sabías que no era real, que era una película, entonces, ¿por qué sentiste miedo? Porque tu cerebro no discierne si es cuento o fáctico, simplemente lo toma y reacciona para preservar su existencia como mejor pueda.

Cuando la persona por medio de la técnica de la visualización positiva induce a su cerebro a creer que ha alcanzado la meta buscada, entonces se dispara una respuesta de relajación, tal y como si hubiéramos conseguido lo anhelado.
Se pierde fuerza, concentración, intención. Se fracasa por haber “pensado bien”.

Claro, el EGO está detrás de esto.
Usa cualquier recurso para someterte, para hacerte sentir impotente.
Sí. también el pensamiento positivo. Sea en su versión mágica, para que te quedes quieto y no cambies tu mundo. Sea en su versión “visualiza exitoso”, para que tu cerebro se lo crea y te desarmes. Para que en la realidad nada mejore y entonces la realidad sea la que te denuncie como impotente.
Como sea el EGO es astuto.
El EGO juega con la mente, se crean excusas a una velocidad impresionante. Todo suena plausible, hasta lo ridículo, en tanto sigas sometido al EGO.

Me he extendido muchísimo más de lo que era mi intención inicial.
He tocado muchos puntos, demasiado importantes e intensos.
Creo que de tan largo y complejo podría resultar confuso o perder poder, así que te pido me hagas el favor de releerlo, de estudiarlo y de compartirlo para poder conversar con otros al respecto y ver si estás de acuerdo, si encuentras algún error, si deseas expresar tu opinión, etc.

Quedo de ti, hasta luego.

Rabino Oved Abrej: noajismo, un camino sagrado (Video)

El camino sagrado de los noájidas y el camino sagrado de los judíos.
Cada uno tiene su esencia espiritual, bendita, perfecta.
Al conocerla, al asumirla, al vivir de acuerdo a ella, uno alcanza la plenitud.
Se sirve a Dios de muchas maneras, aprende cuales.

Un video para aprender, para disfrutar, para compartir.

Míralo, compártelo.

 

 

 

Cabalá noájida: ese tesoro oculto

Alguien, un nuevo amigo del hogar FULVIDA, me preguntó hace un rato si existe la “Cabala noájida”, tal como existe la “Cabala judía”.

La respuesta no tardó en llegar: no, la Cabalá noájida no existe.
(Cabalá con acento y tilde en la última “a”.
Cábala, es otra cosa.
Y Cabala, no existe, al menos en hebreo o español).

Y luego vino la breve pero concisa explicación.

Primero, aprendamos el significado de la voz Cabalá.
Cabalá proviene del verbo hebreo lekabel, que es recibir.
Por lo tanto, significa “recepción”, “acogida”.
Ver en el Traductor de Google : http://translate.google.com/#iw|es|%D7%A7%D7%91%D7%9C%D7%94

Es también sinónimo de Tradición, en el sentido del mensaje que se transmite de una generación y se recibe por la siguiente.
Ver en el Wikimilon: http://he.wiktionary.org/wiki/%D7%A7%D7%91%D7%9C%D7%94

Pero, ¿qué es tradición?

Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:

tradición
  1. f. Comunicación de hechos históricos y elementos socioculturales de generación en generación:
  2. Conjunto de lo que se transmite de este modo:

Pues, exactamente lo que habíamos dicho recién que es Cabalá, ni más ni menos.

En sí misma la voz Cabalá no hace referencia a nada “místico”, ni misterioso, ni oculto, ni “teológico”, ni filosófico, ni reservado, sino a lo que es propio de una determinada tradición.
Téngalo siempre presente: Cabalá = Tradición.

Por algún motivo no muy claro para mí, en algún punto de la historia judía reciente se ha identificado la voz Cabalá con el conocimiento místico judío, como si solamente se aplicara a éste y no a todo el conocimiento y práctica que se comunica de una generación a la siguiente.
Esta deformación, o tal vez debiera decir estrechamiento del sentido, es lo que suele provocar confusiones en el público general, confusión que supongo fue la que motivó la consulta del amigo que dio origen a este breve artículo.

Pero, entonces, ¿por qué dije tan enfáticamente al principio que no existe una cabalá noájida, tal como sí existe una judía?
Es lo que paso a explicar ahora.

Cabalá no quiere decir otra cosa que «tradición», ya lo aprendimos, y la única tradición ESPIRITUAL que se ha preservado hasta hoy, desde su origen en el momento en que Dios la manifestó a la humanidad, es la tradición judía.
Dios expresó Su Voluntad con respecto a las naciones a Noaj/Noé, éste se la trasmitió a sus hijos. Ellos eran los encargados de respetarla y trasmitirla a su vez. Pero bien pronto dejaron de cumplirla y de encomendarla a sus descendientes. Lo que debía ser la Cabalá/Tradición espiritual de los noájidas se perdió. A causa del EGO. De ir detrás de la comodidad, de los placeres, de la inoperancia, del invento de las religiones, de la adoración de los poderosos, de la sumisión a amos y reyes. Las naciones se inventaron sus propias “espiritualidades”, todas falsas, desconectadas en mayor o menor medida de la Fuente original. Esas tradiciones falsificadas en su faceta espiritual fueron las que trasmitieron, ordenaron cumplir, adoctrinaron a sus hijos. Tradiciones religiosas corruptas, llenas de idolatría, de engaño, de EGO. Infinidad de esas tradiciones religiosas se han perdido también, junto a las naciones y culturas que las crearon o adoptaron. Algunas otras lograron subsistir más tiempo. Se adaptan, cambian, mutan, como astutos parásitos se hacen inmunes a la medicación (verdadera espiritualidad) que las puede erradicar. Todas ellas tradiciones religiosas corruptas, ninguna conectada a la Fuente, ninguna sincronizada con la Voluntad del Padre, todas producto del EGO.
Así pues, no existe una Cabalá noájida, porque la tradición noájida la esfumaron los propios gentiles hace milenios, la taparon con escoria religiosa, la disfrazaron de religiones, la silenciaron para perder el contacto con el Padre y con Sus Mandamientos para las naciones.

Es triste pero cierto, los gentiles no tuvieron el amor y respeto necesario para preservar su memoria espiritual, su apego al modo de vida espiritual que Dios les comandó.
se inventaron religiones, supersticiones, sectarismos, ateísmos, adoraciones a humanos y numerosos etcéteras.
En su vanidad, en su esclavitud al EGO perdieron la senda a su propia tradición espiritual.

Pero, no todo se perdió de su tesoro sagrado para los gentiles.
El tesoro permanece oculto. Los piratas (de la fe) lo robaron, se lo llevaron y lo enterraron lejos, muy lejos, para que nadie se acordara de su existencia. Así ellos podían seguir con sus imperios, con sus tráficos de la fe, con sus iglesias y denominaciones.
Pero, gracias a Dios el mapa que lleva a ese tesoro oculto quedó resguardado en las bibliotecas sagradas del judaísmo.
Entre sus propios tomos de sabiduría, allí resguardado se encuentra el mapa del tesoro de los noájidas.
No porque lo hayan escondido los judíos, o hayan robado el mapa.
Sino que al guardar su propio tesoro, al mantener con vida su propia Cabalá/Tradición, mantuvieron con vida el recuerdo, el mapa, y el modo de llegar al tesoro de los gentiles.
No para los judíos, sino para restituirlo a sus verdaderos dueños: los gentiles

Tal como algún Indiana Jones, así debe actuar el noájida que despierta y se hace consciente de su verdadera identidad.
Debe pedir a los guardianes una copia del mapa al tesoro sagrado de los noájidas.
Con el mapa en mano es su obligación aventurarse hacia el descubrimiento de su propia identidad espiritual.
Retomar el nexo con Dios de la manera que Él ordenó.
Por supuesto que los enemigos de Dios pondrán obstáculos de todo tipo. Mentirán, engañarán, complicarán, desviarán, cansarán, presionarán, seguirán queriendo tener escondido y lejos el tesoro espiritual. Pero el Indiana Jones noájida correrá mil aventuras, subirá y bajará, pero seguirá en su afán de desenterrar el sagrado tesoro y devolverlo a su belleza original.
No por fama, ni por dinero, ni por alcanzar poder, sino porque eso es lo que siente que debe hacer para sintonizar su espíritu con su existencia.

Los judíos cultos en este asunto le pueden dar una mano, mostrar dónde está el mapa, pero recorrido lo debe hacer el noájida. La aventura de auto descubrirse es del noájida. La liberación está en manos del propio noájida, no del judío ni del judaísmo.

Tristemente algunos Indianas se pierden también, porque confunden a los guardianes del mapa con los poseedores del tesoro. Se quedan en las bibliotecas, se empiezan a apropiar del tesoro que no les pertenece, se escapan de despertar y crecer en su propia identidad para volver a perderse, ahora no detrás de religiones, pero sí detrás de una tradición que no le pertenece, que no le corresponde, que no le identifica: la judía. Se hacen religiosos nuevamente, pero ahora noajUdas, noájidas que perdieron la senda para travestirse de judíos. Siguen tan perdidos como antes, tan carentes de conexión como antes, tan religiosos como antes, tan esclavos del EGO como antes, pero se defienden diciendo que saben y aplican tal y cosa del judaísmo, como si eso les fuera propio o Dios se los hubiera entregado a ellos… pobre gente…

El tesoro noájida, ese que es parte de esa Cabalá noájida perdida y ocultada por los piratas de la fe, no tiene NADA de místico, de complejos espirituales, o similar. No trata de sefirot, ni de explicaciones oscuras acerca de energías vitales, o sobre qué ocurre después de la muerte o antes del nacimiento.
El tesoro noájida es historias del origen humano, de la entrega de los Siete Mandamientos por parte de Dios a las naciones.
Son los Siete Mandamientos para las naciones.

Así pues, las Cabalá noájida no existe, porque nadie se ha encargado de cuidarla, de amarla, de vivirla, de transmitirla.
Hoy que hay un despertar de la conciencia espiritual, hoy cuando cada vez son más los que descubren el noajismo, es el tiempo de desenterrar el tesoro, de retomarlo y lo más importante, de volver a hacerlo tradición, porque se le enseña a los hijos, para que la vivan, la amen, la respeten y a su vez la trasmitan a sus hijos, por todas las generaciones.
Así renace la Cabalá noájida, si es que usted, querido amigo noájida, lo acepta y lo hace realidad.

Por otra parte, cada cual tiene a mano otro tipo de tradición, muy valiosa aunque no sea la original y espiritual.
Usted tiene la tradición de su país, de su región, de su etnia, etc. que no es la Cabalá en su sentido espiritual, pero es otro tipo de tradición que vale la pena igualmente vivirla con amor y respeto a pleno, en tanto no sean costumbres contrarias a los Siete Mandamientos universales.
Las costumbres de alimentación, vestimenta, fiestas, idiosincrasia, etc. que cada uno ha recibido de sus mayores y que es parte de la identidad propia y comunal.
Reitero, son para recibir y vivir también, siempre y cuando no impliquen o lleven a la idolatría.

¡Amar SU tradición, es amarse!
Así pues, ámese.
Conozca acerca de las costumbres propias, las familiares, las culturales y… ahora que lo sabe, redescubra el tesoro espiritual de los noájidas: los Siete Mandamientos Universales.
No vuelva a cometer los errores espantosos del pasado.
No vuelva a perder el contacto con Dios, tal y como Él quiere que sea.

Excusas habrá siempre.
Negación y retorno a la idolatría, no faltarán.
Escupir lemas religiosos, frases del Nuevo Testamento, lealtad a ídolos, seguirán perturbando el despertar de la conciencia noájica.
Pero no tiene derecho a echar culpas a los otros por no aventurarse a ser usted mismo.

Contra los pronósticos

Como pudo ser que un minúsculo grupo de hombres labriegos y gente sin formación para la guerra, pudo contra un experimentado y vasto ejercito de hombres curtidos y formados en batalla, cuentas las leyendas de la gran arte para la guerra con que contaban los griegos y de las numerosas y feroces batallas que libraron al mando del Alejandro el magno, sin duda uno de los mayores y mejores ejércitos de la historia, sus herederos no eran distintos pero cometieron el peor de los errores, amenazar la integridad espiritual del pueblo de Israel, y los Judíos escasos en número y también en formación para la guerra, se alzaron victoriosos sobre aquellos que pretendían imponerles a la fuerza su cultura.

Su voluntad de ser libres y más aún la de ser auténticos, encendió la fuerza con la que cuenta un hombre que desea ser fiel a Dios y a sus preceptos, lo que aconteció después es historia, los griegos no solo se encontraron con un pueblo fuerte, feroz, firme ¡CONFIADO DE VOLUNTAD!, sino con un pueblo unido que preserva su legado aunque ello signifique pelear la más grande de las guerras o librar las más feroz de la batallas.

Januca es un tiempo para encontrarnos con nuestros hermanos Judíos y compartir la esperanza y el ideal más grande, que si hacemos nuestra parte y depositamos nuestra confianza en el Eterno, finalmente la Luz irradiara y ahuyentara la oscuridad más tétrica, pero solo……… solo, si nosotros hacemos nuestra parte.

Lo natural hubiese sido que el aceite para encender la menora hubiese durado solo un día, sin embargo duro mucho más y lo natural también hubiese sido que los Judíos sucumbieran bajo la influencia y presión de los extranjeros, pero no fue así…………

¡Feliz fiesta de las luces!