La historia de Jacob y Esaú es una de mucho interés pero que cito con recelo, pues nuestra misión como noájidas no es memorizar la Torá, sin embargo, las circunstancias de reciente pasar, evidencian que a veces es necesario recordar experiencias de humildad para darnos cuenta cuando estamos errados en nuestro actuar. El título de este comentario se podría traducir como la “Razón de hacer la Guerra: Hijos de Noe”, y encuentra asidero en comentarios resultantes de la reciente interacción de ciertas personas que sugieren que los métodos violentos son necesarios para hacer despertar consciencias.
Recordemos que el pueblo judío recibió la Torá en el Monte de Sinaí, es su patrimonio y de nadie más, empero, existen ciertos pasajes de la misma que son compartidos con nosotros los miembros de las naciones gentiles, en pos de enseñarnos ciertos conceptos tal y como lo hace el Moré y otros judíos responsables que nos proveen de conocimiento y no de mercadeo.
Curiosamente esos judíos que enseñan a consciencia, no cobran por transmitir el conocimiento sino que lo hacen de manera gratuita, y son específicos en que las enseñanzas que se dan deben de ser utilizadas para el contexto noájida solamente y no promueven actitudes subversivas ni violentas. Hemos decidido hablar del tema de Jacob y Esaú porque consideramos que encaja perfectamente dentro de las circunstancias actuales.
Cuando se habla que Rebeca, al estar embarazada, tuvo un embarazo complicado pues los gemelos luchaban dentro de su vientre, las circunstancias que acaecieron en ese momento eran sumamente significativas e irían a pronosticar la enemistad que se formaría entre los descendientes de dos pueblos a raíz del ego de uno de ellos. Es más, cuando se da el nacimiento de los gemelos, uno era fornido y muy viril, hasta el punto que le llamaron Esav que significa, completo.
El otro gemelo era de naturaleza noble, no tan fornido ni peludo como su hermano pero era de naturaleza noble, su padre le llamó Ya’aqob, el cual es un nombre complejo, pues connota diferentes significados que en este momento no viene al caso mencionar, salvo para decir que uno de ellos es el de “proteger”, lo cual claramente lo vemos con su naturaleza noble.
Esav era un cazador y se dice que al dedicarse a este oficio era astuto y engañador. Para ser cazador tenía que utilizar la fuerza letal y recurrir a la matanza de los animales lo cual evidenciaba cierto temperamento complicado, que implicaba que Esav no debía ser provocado. De otra parte tenemos a Ya’aqob, un pastor de postura plácida, pacífico y recto, quien actuaba de forma correcta y con integridad.
No vamos a ahondar en el desenlace de la historia que es de por sí sumamente conocida, salvo para mencionar que la herencia de Isaac quedó en Jacob, pues el legado que iría a dejar a la humanidad era de suma trascendencia como para que fuera dado a los descendientes de un ser violento como lo era Esav. De hecho, recordemos que Amalec es descendiente de Esav, lo cual debería servirnos de ejemplo para no seguir los pasos del violento.
Ahora bien, como hemos visto a través de los anales de la historia, la vasta mayoría de líderes que fueron escogidos por Dios para liderar a Israel han sido personas nobles, no guerreros ensalsados por las masas. ¿Por qué se habrá dado esto así? En la antigüedad, el guerrero, el asesino, era alabado por las clases bajas y altas por sus destrezas bélicas. Tomando prestado el concepto de nuestro amigo Jorge, la cosificación de las personas llevaba a que todo aquel que se considerara inferior, debía de ser depuesto de manera cruel, pese a que desde los tiempos de Noé existía prohibición de asesinar.
Me gustó un concepto que incluyó nuestro amigo el Moré con respecto al ejército de Israel, pues no se llama ejército ofensivo de Israel, ni siquiera se llama ejército de Israel sino Fuerzas de Defensa de Israel. Nótese que se enfatiza en el carácter defensivo de la organización militar israelí, pues no vemos a Israel bombardeando a sus vecinos por puro gusto, cosa que ellos sí hacen contra Israel, con los odiados misiles Al-Kassam y los atentados terroristas que mataron a cientos de personas a través de los años.
Curiosamente los vecinos musulmanes que atacan a Israel y matan a civiles inocentes lo hacen en nombre de una “Guerra Santa”, porque al ser religiosos y tener un vínculo con la idolatría de sus EGO’s y de los ajenos, se molestan que otros no piensen como ellos quisieran, además del resentimiento endémico que opera dentro de la psiquis árabe y persa. Inclusive un ejemplo reciente de este operar se encuentra en las declaraciones del inmundo Ahmadinejad y su asqueroso marionetero el ayatolá.
Eses tipo de basura humana sí merece ser llamada con el calificativo de rata, porque dentro de sus planes malévolos está el genocidio y la destrucción, no así a personas que son simples enajenados espirituales que están confundidos. Sinceramente, no se trata de la inacción, pues en este sagrado hogar somos muchos los que trabajamos duro día a día, de una manera pacífica y armónica para construir Shalom, y no por ello hacemos menos que el que anda alzándose en “guerras santas” contra los desposeídos.
Inclusive, si vemos a través de la Historia, ha sido por ese fanatismo que los judíos han sido perseguidos sin razón alguna. Sinceramente es triste ver cómo es que personas que dicen llamarse constructores de Shalom son más bien hacedores de la guerra, como bien lo dicen ellos y los que no lo dicen así, creen que con publicar en redes sociales calificativos de lo más despectivo e idólatra contra personas quienes legítimamente construyen Shalom, individuos nobles, que ya por arremeter contra estas personas, atacándoles desde la seguridad que brinda el estar detrás de un teclado, que ya con eso van a ganar puntos.
Como vemos no existe motivo alguno para tolerar fanatismos de ningún tipo, pues el luchar para que las personas se vuelvan noájidas por medio de las armas, no es muy distinto a actuar como los idólatras musulmanes que publican en páginas en Internet, escondidos desde sus escondrijos, las razones por las que cierto acto terrorista se cometió, intentando justificarlo con el hecho que al no ser musulmanes los atacados, son infieles, ¿infieles a qué? ¿Acaso esos arrogantes pueden venir a imponérsele a la gente por la fuerza para que uno adore a un falso profeta?
La pregunta que surge es muy clara, si el noájida tiene que vivir una vida activa en la construcción de un mundo pacífico y armónico, ¿cómo puede la violencia y la “guerra santa” encajar en este modo de vivir? Diferente sería si estuviéramos siendo atacados físicamente por los idólatras o si verbalmente nos atacan como hizo aquel personaje DiegoFer, quien luego brilló por su silencio, una vez que nuestro amigo Jorge le expuso la evidencia incontestable, o si nos insultan con calificativos peyorativos, pero aún así existen mecanismos de defensa distintos y no son todas las personas quienes lo hacen.
De hecho les voy a poner un ejemplo personal. Hace poco publiqué en mi perfil de Facebook una nota donde mencionaba las personas a las cuales les dedico mi tesis de grado. Varias de esas personas son cristianos quienes a pesar de su idolatría, siempre me han aceptado como soy. De hecho, en el caso de dos de ellos, han sido profesores universitarios míos desde inicios de carrera y con quienes he desarrollado una amistad más allá de la Universidad.
Son personas que se han comprometido con la causa, desde mediar para la solución de conflictos bélicos, hasta darme a mí consejos sumamente útiles para la vida. Con ellos me he sentado a tomar café y hemos discutido temas geopolíticos y de vida. Tengo amigos evangélicos con quienes voy a tomarme un café y tenemos conversaciones sanas, inclusive uno de ellos dejó de lado la actividad de pastor y se hizo guarda de seguridad, lo cual implicó dejar de lado la vida opulenta que llevaba como pastor, pues me decía que él no podía cargar en la consciencia con el robo y la estafa a los pobres feligreses que acudían al culto.
Durante muchos años un amigo de la familia vino a casa de mi madre y compartió con nosotros, era adventista del séptimo día, y las pocas veces que intentó hablar de sus creencias, se le escuchó con respeto pero no se le aceptó su postura, ante lo cual el siempre se condujo con respeto y entereza.
¿Seré vilipendiado por tener amigos que todavía están sumidos en la idólatra? ¿Me dirán ahora los “guerreros santos” que soy un idólatra también? Sinceramente no lo creo y de que lo hagan me tiene sin cuidado, pues cuando uno está seguro de quién es y hacia dónde va, puede estar en el medio de una comparsa de panderetas que no va a cambiar su forma de pensar.
Ese es el problema con el EGO, que muy solapadamente manipula a las personas. El noájida que ande promoviendo el caos, la discordia y la violencia, no está siéndole fiel a Dios, sino a su EGO. Como bien decía el Profe que fueron también palabras que en algún momento me dijeran a mí también otras personas, no se trata de andar de prosélita imponiéndosele a la gente con prepotencia y despotismo que se les convence de algo.
Los noájidas convencemos con el ejemplo que damos.
En cuanto a los otros hijos de Esaú que descaradamente se hacen llamar noájidas pero que andan vilipendiando el buen nombre de miembros de este sagrado hogar, solamente les voy a recordar tres cosas. En primer lugar, si tanto se las dan de estudiar lo que no deben y de andar de por sí de atrevidos usurpando el patrimonio que no les corresponde, deberían de haberse dado cuenta que la metzorá es una lepra espiritual y que deberían de medirse la lengua o, en este caso, los dedos de las manos, antes de digitar las imbecilidades que digitan. En segundo lugar, el hacerlo en redes sociales que tienen un alcance mundial, implica responsabilidad civil y penal en los lugares donde se haya cometido y/o haya tenido efecto el hecho, dependiendo del enfoque legislativo de la norma tipificada puede ser uno o el otro pero no ninguno. En tercer lugar, y esto visto desde un punto de vista esencial, no sé como tienen el cinismo y la desfachatez de hacerse llamar constructores de Shalom cuando lo que están promoviendo es la discordia y la insidia.
Aprendamos del ejemplo de los fORajidos, de los que caen en las Grandes zaNJas del EGO y demás elenco de noajUDas e idólatras que al ver que sus EGO’s no pueden ser satisfechos a su capricho y antojo, mancillan como buenos miembros de la morralla egolátrica a aquéllos que legítimamente contribuyen día a día con la construcción legítima de Shalom.
Buenas tardes