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¿Condena pública?

Cuidado con dejarse llevar por lecturas superficiales.
Un buen amigo había leído una traducción del Mishné Torá, Libro de la Teshuvá, capítulo 2, ley 5; donde encontró lo siguiente:

Es muy loable para una persona que se arrepiente de confesar en público y hacer que sus pecados conocer a los demás, revelando las transgresiones que cometió contra sus colegas.
Debería decirles: «aunque he pecado contra esto y lo otro, la comisión de los siguientes delitos …. He aquí, me arrepiento y expreso mi pesar.» Cualquier persona que a, por orgullo, encubre sus pecados y no revelarlos no lograrán arrepentimiento completo como [Proverbios 28:13] dice: «El que encubre sus pecados al no tendrá éxito.»
¿Cuándo se aplica lo anterior? En lo que se refiere a los pecados entre el hombre y el hombre. Sin embargo, en lo que se refiere a los pecados entre el hombre y Dios, no es necesario dar a conocer las propias transgresiones []. De hecho, revelando ellos es arrogante. Por el contrario, una persona debe arrepentirse ante Dios, Bendito Sea, y mencione específicamente sus pecados ante Él. En público, se debe hacer una confesión general. Es a su ventaja de no revelar sus pecados como [Salmos 32: 1] dice: «Bienaventurado aquel cuya transgresión es perdonada, cuya espalda está cubierta.»”
(Traducción desde el inglés aportada por el traductor automático de Google, puede contener imperfecciones).

Y estaba a punto de hacer una confesión masiva, pública, ilimitada de pequeños errores de su pasado en los que había jugado “bromas” a amigos suyos en la infancia o juventud.
Por las redes sociales, en un weblog, así abiertamente, para quien estuviera de paso y pudiera interesarle, la noticia de sus torpezas de chiquilín estarían a la luz.
Afortunadamente me lo comentó, e incluso se aferró a que esto había leído en un libro (de dudoso origen editorial, agrego inmodestamente yo) avalado por no se qué rabino y que por tanto él quería purgar su alma de esta forma.
La frase que subrayé más arriba era la que daba carbón a su fuego, para mantenerlo ardiente y a punto de incinerarlo públicamente.

Yo trate de razonar con él, de usar la lógica, de explicarle el proceso de la TESHUVÁ de manera coherente; pero, una y otra vez chocaba con ese muro de incomprensión (sostenido por el EGO, supongo) que terminaría por doblegarlo, dejarlo impotente, a merced de la burla, el escarnio, la humillación.
¿Era eso necesario?
Bueno… de acuerdo a la “lógica” manipuladora del EGO, por supuesto que es lógico. Ya que el EGO emplea lo que tenga a disposición para someter a la persona al sentimiento de impotencia, y así mantenerse en control de su vida.
A veces la impotencia se pronuncia como abandono, debilidad, victimización; a veces viene como arrogancia, presunción, fuerza externa pero sin cimientos que la soporten realmente.

Entonces, le explique con sencillez y VERDAD que es lo que debe entenderse en ese párrafo subrayado, y tenemos la acotación del Rahaba”d en la imagen que acompaña este texto (tomada del Proyect haSHUT de la Universidad de Bar Ilán).
La confesión del pecado contra el prójimo, al momento del arrepentimiento debe ser hecha ante la persona a la cual uno perjudicó, y posteriormente ante Dios. No ante rabinos, curas, clérigos, maestros, etc. Menos que menos ante el público en general.
Es sumamente importante el hecho de poder expresar al otro lo que hemos hecho, así como a Dios; PERO, al otro que hemos agobiado con nuestra conducta, no a cualquier otro.
Entonces, ¿cómo dice el párrafo subrayado que es loable hacerlo público ante los demás?

La respuesta es simple, clara, concisa y no da lugar a dudas.
Si el pecado del que uno se arrepiente había tomado pública consideración, entonces a la hora de la TESHUVÁ es loable que el pedido de disculpas también se haga llegar al público.
Obviamente que es el perjudicado quien debe recibir de primera mano el pedido de perdón.
Pero, el hecho de que algo ya conocido erróneo pueda ser clarificado ante los otros que lo supieron, entonces es la manera de proceder.

Pero, NO hacer público lo que debe permanecer en privado.
La auto inmolación pública no es parte de la cultura santa y saludable de los que seguimos el camino espiritual.

El dios de este 4730

Leí por ahí a una persona que no tiene conocimiento del Eterno, el llamado Dios de Israel, pero Lo agrede y junto con Él a aquellos quienes Le son fieles.
Quizás porque confunde al “dios padre” de la religión cristiana con el Eterno, tergiversación muy frecuente y prejuiciosa. ¡Si hasta hay judíos que cometen semejante disparatada confusión! (Bueno, no debería sorprendernos ya que hay judíos que afirman que la “fe” es algo fundamental, que el judaísmo es una religión, o cuestiones totalmente ajenas por el estilo).
Lo cierto es: ¿a qué persona culta, con veros conocimientos de judaísmo, se le ocurriría hacer esa mixtura entre un dios fantaseado y el verdadero Uno y Único?

Lo que el presunto ateo afirmó es lo siguiente: “un dios edonista creó a la humanidad para cumplir su deseo de sentirse adorado, y que a la mínima que la humanidad, sea individualmente o un conjunto de individuos, se desvía de ese cometido de borregos adoradores la castiga con matanzas y sufrimiento eterno. En cualquier cultura eso sería un demonio tiránico al que le gusta torturar a los demás para demostrar su poder”.

Con vuestro permiso iré haciendo pequeños comentarios para dar un poco de luz allí donde el EGO pasea su sombra como amo y señor.

un dios edonista: ante todo Hedonista, con H.
¿Y qué es el hedonismo?
Una rápida lectura al diccionario nos informa: “Doctrina ética que identifica el bien con el placer, especialmente con el placer sensorial e inmediato.” Y, “tendencia a la búsqueda del placer y el bienestar en todos los ámbitos de la vida.”.
Como nos damos cuenta rápidamente, si “edonista” fue un pretendido insulto o injuria, ¡de poco sirve!
Si realmente el Eterno fuera hedonista, ¿cuál sería el problema? Un Dios que busca el placer y el bienestar en todo momento y lugar, que iguala el disfrute con el bien… ¿eso es un inconveniente para alguien?
¡Por el contrario!
Sería una deidad dichosa, afable, bonachona, dispuesta al juego y la diversión, a prodigar solamente el bien en todas sus formas.
Y sí, el Uno y Único tiene una faceta así, porque Él es Bien.
Pero, Él también es Justicia.
Así que Dios no es hedonista, porque definirlo así es limitarlo a una realidad que no le comprende.
Disfruta cuando Sus hijos, nosotros, disfrutamos; pero, como todo padre realmente bondadoso sabe y actúa de tal forma que el rigor también sea parte de la ecuación. Porque, el extremo generoso es malo, asfixia al receptor, reduce la actividad del otro, niega la posibilidad de crecimiento, al tiempo que sea agota personalmente (si no es Dios, quien es inagotable, obviamente).
No sé si se llega a entender lo que quiero expresar.
Dios por supuesto que ama el placer, nos invita a compartirlo con Él; pero también ama el deber, porque es la manera por la cual adquirimos un mayor grado de placer, el cual surge del compromiso, del trabajo, de la dedicación, del limitarse en aquello que pudiera ser placentero pero no es permitido.

creó a la humanidad: sí, es cierto, la creó como también creó TODO. Y cuando digo todo, es todo.
Ahora, me pregunto una cosa bien sencilla, tan evidente que hasta da pena tener que escribirlo aquí.
Si es un Dios tan poderoso, que tiene a su alcance la creación de una especie y de todo el universo para albergarla, ¿tenemos nosotros, pequeños y limitados mortales, alguna capacidad intelectual o perceptiva para llegar siquiera a arañar un poco Su “naturaleza” y Sus motivaciones?
¿No estará el señor que escribió esas líneas simplemente proyectando su propia pequeñez, su debilidad, su ambición, su deseo, su malestar; que en nada tiene que ver con el verdadero e impensado Uno y Único?
Porque, el señor ciertamente no está hablando de Dios, al cual desconoce y no comprende, solamente está hablando de sí mismo y de su reducido mundo.
Entonces, sería válido preguntarnos si el autor de esas líneas no es un hedonista, un buscador afanoso del placer en cualquier forma, y porque no lo alcanza, se decepciona, se angustia, se aterra, se aferra a sus creencias, entre las cuales está la de negar una Autoridad, una entidad superior insobornable, alguien que sí tiene todo el poder a su alcance pero prefiere limitarse para darnos espacio a nosotros y a nuestras minúsculas existencias.

para cumplir su deseo: si así fuera, si el Creador nos trajo a existencia para satisfacer Sus deseos, ¿habría algún inconveniente?
Porque, si seguimos la creencia del autor de las líneas, entonces ese dios creador de la humanidad es el que dicta las reglas del universo, o al menos las que nos gobiernan, y si ese dios decidiera que fuéramos sus siervos, que nuestra vida solamente estuviera en función de satisfacerlo, ¿quién es el autor para oponerse a este deseo o para contravenirlo?
Resulta un poco pretencioso el autor al querer imponer su opinión por sobre la de su creador, todo dentro de las creencias que él expone. Ese dios te ha creado y te ha dado la misión de servirle, entonces, si no lo haces y te rebelas, ¿estás cumpliendo con tu rol para el cual fuiste creado? ¿O eres solamente un despojo, amargado, carente de sentido, inutilizado por tus creencias, abogando por una supuesta libertad que no existe para ti, porque solamente existe la orden que ese dios te ha impuesto?
En este párrafo no estoy afirmando o negando que el autor haya dicho algo respecto al Eterno, simplemente hice notar que él se contradice en tan pocas palabras.

de sentirse adorado,: no, el Eterno no anda por el universo reclamando ser adorado. Si hay algo que le importa poco y nada es el elogio, sincero o falso. Porque, si ese fuera Su deseo, si el aplauso y el reconocimiento fueran Su motor, entonces Él haría acto de presencia a diario, nos mantendría alertas con milagros, dispondría de todo tipo de efectos especiales para que notáramos Su poder y no tuviéramos ninguna duda de que Él está ahí y le debemos adorar sin pausa ni fin.

Pero, Él Se ha ocultado detrás de la naturaleza, mimetizado con el mundo.
Él no Se muestra, por el contrario, vela toda manera de saber que está aquí y ahora.

¡Todo lo contario a lo que pretende el autor de las líneas!

Tenemos un Dios humilde, todopoderoso y al mismo tiempo anónimo, que hasta soporta que le ridiculicen aquellos que no Le conocen, que le inventen cualidades, que le hagan padre de hijos que no tuvo, que le describan de mil maneras infantiles y pendencieras.

No, no es un chiquillo desesperado por llamar la atención, que hace cualquier malabarismo ridículo para obtener la aprobación de su grupito. Tampoco es el dictador falto de autoestima, carente de amor, que impone su presencia hasta en los lugares más inverosímiles y decreta veneración so pena de condena terrible.

Él es el Uno y Único, no depende de nada ni nadie, no precisa nada ni de nadie, pero todo y todos dependemos de Él, lo sepamos o no, lo creamos o no, lo agradezcamos o no.

Por otra parte, si queremos adorar al Uno y Único, de acuerdo a lo que Él admite como acción de adoración… ¿cuál es el problema?

Es de buena y justa gente agradecer a quien nos hace bondades.
Es de persona leal estar agradecido y ser atento y elogioso con aquel que lo merece.

y que a la mínima que la humanidad, sea individualmente o un conjunto de individuos, se desvía de ese cometido: si así fuera, entonces el dios que describe el autor no es uno hedonista, sino salvajemente estricto en el cumplimiento de la ley. Entonces, el autor nuevamente cae en ridículas contradicciones sin haber siquiera avanzado unas pocas líneas.

Pero, como sea, podemos darnos cuenta de que lo que afirma el autor es por completo falso, porque si fuera cierto… ¿hace cuántos milenios ya se hubiera extinguido la mediocre y tóxica especia humana?

Pero no, seguimos aquí y continuamos causando daños inmensos al ecosistema. Nos desviamos, como conjunto y como individuos, de las normas de existencia ética hasta más mínimas. Pero, Él es misericordioso. Nos protege de nuestra propia idiotez, es un escudo contra nuestras auto agresiones. Nos tiene paciencia, espera que nos demos cuenta del daño que nos causamos y al prójimo y que hagamos TESHUVÁ, que llevemos a cabo el proceso de arrepentimiento. Porque, Él no quiere la destrucción del pecador, sino que le pecado desaparezca para que el pecador esté libre de esa carga y pueda gozar del bien y bienestar que está a su disposición.

La mayoría de los desastres que nos ocurren son causados por nuestra propia conducta, o por nuestras omisiones.

Miremos el agravio que hacemos a nuestra existencia, el miedo que tenemos a los otros hombres, nuestra propia vulnerabilidad que pretende dominar a través de los mecanismos de la violencia.

Si la gente viviera en base a la ética, a los mandamientos para las naciones, estaríamos virtualmente en un paraíso terrenal. Porque, seamos sinceros, ¿cuáles son las peores desgracias que nos acontecen? ¿Acaso no son las que nosotros mismos nos provocamos?

Por si fuera poco, si toda la plata e inteligencia dedicad a la guerra, el terrorismo, la religión, el mercantilismo esclavista, la opresión se dedicaran a la promoción del bienestar, ¿no sería un mundo casi perfecto? Te aseguro que los males que nos acontecerían serían esporádicos y reducidos, teniendo supremacía sobre los elementos naturales y quien te dice que incluso sobre la muerte.

Pero, dejamos que sea el EGO nuestro amo en lugar de guiarnos de acuerdo a la LUZ de la NESHAMÁ. Entonces, el mal abunda, hacemos lo malo por doquier, y todavía tenemos la mala actitud de señalar acusadoramente a Dios y hasta tildarlo a Él de culpable de nuestros males (Shoá incluida)… ¡si seremos mal agradecidos, tóxicos!

de borregos adoradores: seguramente que en el mundo de este autor la gente puede ser considerada como borrega, inconscientes, incapaces de cuestionar, fanáticos que siguen las doctrinas a las cuales están afectados.
Pero, en el judaísmo (el original y tradicional y no esas versiones modernas que se presentan como reliquias vivas y únicas admisibles del judaísmo), se exhorta a confiar pero preguntar, aprender y trasmitir pero también cuestionar. No es la repetición insensible y automática la tónica tradicional, sino el diálogo, en el cual se pregunta y se responde, se argumenta y se rebate, se propone y se rechaza, se diversifica y se cohesiona. Así fue durante siglos y siglos la vivencia judía, muy diferente a la imagen monolítica y embrutecida que hoy presentan ciertas agrupaciones judías “religiosas”.
Desde el primer padre de la Familia, Abraham, se ha comprendido la necesidad del hombre de aceptar sus limitaciones pero a no quedarse solamente con ellas. Ya el primer patriarca se atrevió a pedir de Dios justicia, cuando él consideró que el el juicio del Eterno no era correcto. Y así, no han pasado ocasiones en que se Le ha pedido a Dios rendir cuentas por lo que acontece en el mundo.
Como expusimos más arriba, al final encontramos que es el hombre en amplísima mayoría de las ocasiones el culpable y causante de las desgracias del hombre. Pero igualmente, no dejamos de pedir a Dios que establezca el orden, aunque es nuestro deber hacerlo.
No somos borregos ni debemos comportarnos con ellos.
Tristemente, hay gente que se dice apegada a la Torá que viven como fanáticos y dejaron de pensar y sentir para solamente repetir a la sombra de sus amos, todos ellos encarcelados en las prisiones del EGO.

la castiga con matanzas: como ya explicamos más arriba, si Dios fuera tan severo en Sus juicios, nos existiríamos hace milenios.
Y, hasta donde recuerdo, todas las matanzas son provocadas por el hombre.
Y de aquellas que provienen de desastres naturales, ¿cómo atrevernos a acusar a Dios de enviarlos como castigos cuando existen suficientes causas naturales que no precisan de un dios dictador destruyendo poblaciones enteras para satisfacer un apetito odioso de dolor?
No, el verdadero y único Dios no castiga con matanzas, en todo caso quizás deja de contener las mareas naturales (y/o provocadas por nosotros) que hace tiempo amenazan con destruirnos.
Allí está la catástrofe preparada desde un rato largo pero la protección invisible del Eterno la detiene, la mantiene apartada de nosotros, simplemente por Su bondad. Pero, cuando nuestras acciones siguen aumentando el desastre y no hacemos nada para cambiar la situación, tal vez Él dice “basta” y deja que los sucesos ocurran como deberían haber ocurrido desde mucho tiempo atrás.
¿Se entiende?
Lo que vemos como castigo, probablemente es solamente el resultado de nuestra conducta.

y sufrimiento eterno. : pues no, tampoco esto es así. El verdadero y único Dios no promete sufrimiento eterno, sino solamente un período limitado de tiempo –en medida terrestre- de reacondicionamiento para estar en condiciones de disfrutar del estado espiritual armoniosamente. Como máximo, un año terrestre de readecuación.
Pero, por otra parte, si el hombre cosecha estiércol, porque eso es lo que ha sembrado, ¿a quién se le debiera pedir explicaciones?
Si el hombre deposita en su cuenta bancaria solamente deudas y malestares, ¿cuál será el fondo que colectara al ir a pedir dinero a su banco?
¿Es el hombre que así ha hecho el responsable de su malestar, o a quien le entrega lo que él ha depositado?

En cualquier cultura : pues parece que no es así, puesto que hay culturas que supuestamente adoran a ese dios que este autor está describiendo.
Como estamos comprobando, el autor pretende estar hablando del Eterno y violentándolo, pero en realidad hace una descripción de una deidad ajena, algo que no es Dios. Más bien es su dios, aunque se pudiera declarar ateo.
Gracias a Dios que ese dios no es nuestro Dios.
Gracias a Dios que esa cultura no es la nuestra.

eso sería un demonio tiránico: el autor parece estar describiendo a su EGO, que como todos los EGOs es el prototipo de las deidades idolátricas y de los líderes dictatoriales.
Sí, sin dudas que su EGO puede ser sentido como un demonio, sea lo que ello quiera decir; como un tirano sin piedad.
Por ello nuestra insistencia para que aprendamos del EGO, tomemos conciencia de él, lleguemos a identificarlo, para que podamos ser libres, felices, gozosos, responsables, constructores de SHALOM.
Pero, mientras nos seguimos declarando religiosos o ateos, y estamos luchando o adorando dioses que no son Dios, no hacemos más que seguir en exilio, apartados de nuestro ser, desconociendo nuestra identidad espiritual.
Vivimos en el infierno que nosotros mismos creamos.
Cuando tenemos el paraíso terrenal, y el espiritual, al alcance de la mano.

al que le gusta torturar a los demás: sí, es así. SU dios, ese el cual usted detesta en apariencia, el EGO al cual usted está esclavizado, sin dudas que tortura a la gente. A usted mismo, a los demás, a todos. De eso vive el EGO, de mantener a la gente en miseria, en impotencia, en dolor, en amargura, en duda innecesaria, en rencor, en vergüenza, postrados, adorando dioses –sean cuales fueran-.
Sí, ese dios es terrible, y por ello el verdadero Dios nos ha advertido acerca de él y nos ha dado los mandamientos para que no seamos presas fáciles en las redes del EGO y sus colonizados misioneros.
Pero usted, autor de las líneas, lejos está de comprenderlo.

para demostrar su poder: si es del dios EGO que habla, en verdad no tiene ningún poder, solamente el de manipular y el de usar el poder de sus víctimas para seguir gobernando.
Si es del verdadero Dios que habla, sin dudas que tiene un poder tremendo, inacabable, incomprensible y que no hace nada para demostrarlo, porque como hemos visto más arriba, Él escogió esconderse, hacernos lugar, dejarnos tener la impresión de que Él no existe o no opera, para que así podamos ser realmente libres a la hora de escoger entre ser éticos o lo contrario.
Podemos ser poderosos, podemos ser impotentes.
Nosotros escogemos en que Dios confiamos y cuál dioses inventamos.

El séptimo día universal

Hace unos días escribí y publiqué el texto llamado: “Del caos al orden”, el cual contiene el siguiente pasaje:

“Observemos que el día séptimo, Shabbat del Eterno, es el período que estamos transitando actualmente.
La Era Mesiánica implica el comienzo de una nueva “semana”, un nuevo orden de la realidad, más perfeccionada.”

Recién un querido amigo me preguntó: “Según el párrafo, ¿toda la historia de la humanidad esta dentro de un período de tiempo que se entienda como un «gran día sétimo»?”.

La respuesta es un claro y rotunda SÍ.
Cada uno de los seis “días” anteriores, que como dijimos son períodos indeterminados de tiempo extensamente largo, finaliza con una misma fórmula: “baiehi erev baiehi boker”, que se traduce habitualmente como “fue el anochecer y fue la mañana”, pero que nosotros aprendimos que es más correcto comprenderlo como “fue el caos y fue el discernimiento”.
Pero, del día séptimo no encontramos tal fórmula.
Por tanto, estamos en el proceso que va del caos al orden que corresponden a este tramo de la evolución de la creación.
Aún no hemos finalizado este día séptimo.
Cuando lo hagamos, el nuevo tiempo será la Era Mesiánica.

Esto que te estoy comentando ahora no es una mera opinión personal, sino que el propio texto santo de la Torá lo expresa negro sobre blanco:

«Así fueron terminados los cielos y la tierra y todos sus ocupantes.
Finalizó Elohim en el séptimo día la obra que había estado haciendo, y cesó en el séptimo día de toda la obra que había hecho.
Y Elohim bendijo y santificó el séptimo día, porque en él cesó de toda Su obra, que Elokim creó para hacerse.»
(Bereshit / Génesis 2:1-3)

El Eterno cesó de crear, pero dejó la obra creada para hacerse.
Es decir, tenemos nosotros que tomar la posta y continuar el proceso de creación.
Hay todo un mundo por desarrollar a partir de lo que Él nos ha otorgado.
Porque Él, está “descansando”, es decir, se abstiene de realizar obra creativa.
Nos dejó a cargo, tal como los gentiles pueden realizar “melajá” en Shabat (día séptimo, de no labor creativa por parte de los judíos), pero los judíos deben abstenerse de realizarla.
Nosotros estamos encomendados por Él para continuar la tarea, completarla, llevar al mundo –en aquello que está a nuestro alcance- desde el caos al orden, en la faceta que corresponde a este período de la creación.

Cuando el día séptimo finalice, cuando el “sol caiga” y esté comenzado la noche del día siguiente, estaremos listos para comprobar si hemos hecho nuestra tarea, o si entraremos a la nueva semana en falta.
El Socio evaluará y entonces veremos si comenzamos la Era Mesiánica de modo apacible, por haber hecho nuestra parte en la Obra; o seremos zarandeados por las circunstancias, que deberán acomodar la realidad a la nueva Realidad.

Si somos atentos, estamos ya en el ocaso del séptimo día, la semana está finalizando.
El retorno de los hijos de Israel a su patria es una gran señal, así como un Estado fuerte e independiente augura el comienzo de la nueva etapa.
Los que están trastornados por sus EGOs, los que creen poder oponerse a Dios (que también es su Dios), harán lo posible para mantener el caos, para que el nuevo día no comience.
Pero, es imposible detener el proceso.
Podemos ser parte constructora de SHALOM, o entorpecerlo, sea como sea, habrá SHALOM.

Aprovechemos el séptimo día universal que está finalizando, para completar humildemente nuestra tarea: construir SHALOM con acciones concretas de bondad Y justicia.

Irhat Hashem–temor/reverencia del Eterno

Tienes a un hombre destacado como el rey David, con muchísima experiencia de vida, con estudios acumulados en varias áreas, con inspiración divina fluyendo por él, que te dice:

«Venid, oh hijos, escuchadme; la reverencia al Eterno os enseñaré
(Tehilim / Salmos 34:12)

¿Cuál te imaginas que será su enseñanza?

Te propongo que hagas ahora una pequeña lista con lo que tú supones, escríbela, por favor.
No vale buscar el salmo y copiarlo, ni leer unas líneas más abajo este post, ni recurrir a la memoria si es que te lo sabes.
Vamos, ahora haz por favor el ejercicio que te propuse.
Gracias.

Antes de continuar con la respuesta, veamos brevemente que podemos entender por “irhat Hashem”, la reverencia/temor al Eterno.
Con tu permiso, cito un viejo texto de mi autoría:

“…irhat Shamaim no significa paralizarse por el miedo, ni vivir petrificado sin disfrutar de lo bueno que la vida provee.
Todo lo contrario, el que es verdaderamente un irhe Shamaim (temeroso de Dios), goza de cada ocasión para el gozo, y aprovecha la vida hasta su última gota, en tanto se aparta de todo lo erróneo, perverso, extraviado y falso.
Para resumir, irhat Shamaim sería mejor traducido como «reverencia a Dios», que significa ser fieles a Dios, y estar conscientes de que cada acto (público o privado) tiene consecuencias. “
http://serjudio.com/rap1501_1550/rap1515.htm

Creo que con este párrafo ya vamos encaminados a saber cual podría haber sido la continuación de la lección que ofreció el rey David unos renglones más arriba. ¿No?
¿Te vas haciendo una idea?
¿Se parece a lo que anotaste unos minutos atrás?
Quizás una lección del rey Salomón, hijo de David, te oriente aún más:

«La conclusión de todo el discurso oído es ésta: Teme a Elokim y guarda Sus mandamientos, pues esto es el todo del hombre.
Porque Elokim traerá a juicio toda acción junto con todo lo escondido, sea bueno o sea malo.
»
(Kohelet / Predicador 12:13-14).

Leyendo y captando la esencia de las frases de Salomón, encuentro que es algo que se vincula con el cumplir Sus mandamientos, aquellos que te corresponde cumplir.
Es algo que te hace persona, que te distingue del resto de los seres vivos.

Pero, todavía quizás no está del todo definido, por lo cual leeremos las palabras del salmista:

«¿Quién es el hombre que desea vida? ¿Quién anhela años para ver el bien?
Guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela.»

(Tehilim / Salmos 34:13-15)

Por lo visto no está mencionando ningún ritual, ningún rezo, ninguna ideología, nada de frases de rabinos para compartir por Facebook, ninguna impostura religiosa, ni celebración congregacional.
Ni indica tampoco observancia de preceptos dirigidos a adorar al Eterno, ni cosas vinculadas al Templo. Menos aún algo así como “fe”.
Es extraño, pero está expresado con definitiva claridad.
La irhat Hashem se compone de cuidar el habla, para no murmurar, ni calumniar, ni agredir, ni engañar, ni ventilar lo que debiera ser oculto. Es decir, el rey David está indirectamente diciendo que la Comunicación Auténtica es un elemento clave para todo aquel que desea ser reverente del Eterno.
Y además, la irhat Hashem se sustenta en la construcción de SHALOM, con acciones concretas de bondad y justicia. Apartarse del mal para hacer el bien. Construir SHALOM. Buscarla en donde se encuentra, fabricarla cuando falta.

Pero, además nos dice cual es el resultado de vivir de esta manera: una buena vida, prolongada, agradable.

¿Será casualidad que con estos principios trabaja sustancialmente la CABALATERAPIA, esa que con tanta insistencia venimos elaborando y enseñando desde hace unos cuantos años?
Ten presente al Eterno, vive de acuerdo a Su Voluntad, expresa tu identidad espiritual por medio del camino que Él ha diseñado para ella.
Toma conciencia de tu presencia en el mundo, del valor de tus acciones y de tus omisiones.
Guárdate de romper tu pacto, el noájico para los gentiles y el judaico para los judíos.
Admite tu limitación en tanto te haces una idea superficial de lo insospechado que es el infinito poder del Eterno.
Entonces, vivirás de verdad.

El profeta poderoso, ¿no?

Bileam era un gran profeta, de un altísimo nivel profético.
No hubo, y dudo de que haya, algún otro gentil que le alcance en su grado de recepción de la LUZ celestial. Equiparado con Moshé Rabeinu, el máximo profeta de la nación judía, e incluso dicen algunos que lo superaba como profeta.
Por si no bastara con ese don supremo, también era muy ingenioso y estudiado, tenía gran renombre, era acaudalado, su poder se extendía mucho más allá de las fronteras de su país.
Tenía todo y sin embargo, tampoco supo vivir con nobleza.
¿Sabes por qué?
Porque estaba hundido en odio, envidia y le faltaba compromiso para con el bienestar del prójimo.
Había estado ilusionado con ser el intermediario en la recepción de la Torá, en ser el gurú de una nación dedicada a adorar al Eterno; pero de repente, la historia se construyó de otra manera. Fueron los descendientes de Abraham e Itzjac e Iaacov los que se revelaron como nación de Dios.
Fue el ignoto Moshé quien escaló hasta el máximo grado en servicio al Padre.
Esto descompuso al profeta gentil, lo amargó, lo encerró en su celdita mental fabricada y custodiada por su EGO.

Allí estaba encarcelado y no reaccionó para iluminar con la LUZ de la NESHAMÁ su vida, sino que se mantuvo a la sombra del mal.
Sin dudas era extremadamente religioso, no cesaba de decir “amén”, “aleluya”, “gloria a Dios”, “alabanzas”, “adorar al Altísimo” y cosas por el estilo.
Y sí, era honesto en su religiosidad. No la usaba como máscara para esconder a un ateo, o a un politeísta olvidadizo del Eterno, ni como muletilla para no sentirse abrumado.
Era religioso al 100%.
Pero, recordemos que la religión es el travestismo de la espiritualidad. Es decir, a mayor religión menor espíritu.
Porque, la religión es una creación del EGO, que está destinada a mantener a los “fieles” esclavizados y no en el camino de la NESHAMÁ; ya que no hay peor mentira que aquella que se hace pasar por verdad.
Así estaba quien pudiera haber sido el buen Bileam, enroscado al EGO, o el EGO enroscado a él.
Lleno de religión pero vacío de espíritu, lleno de rituales y habladurías acerca de Dios pero con muy poco amor (que es la práctica de hechos favorables de manera desinteresada) hacia el prójimo.

Su envidia, su rencor, su escaso agradecimiento, terminó venciéndolo.
Hoy no se lo recuerda por sus notables contribuciones al despertar de la conciencia de la humanidad, sino por ser el sabio brujo que hasta su asna era más perspicaz que él.

¿Cuál hubiera sido su reparación?
Sin dudas, eliminar la religión de su vida.
Dedicarse al Eterno con amor, con lealtad, con verdad, con virtud, y no por medio de servilismo al EGO disfrazado de piedad.
Y, particularmente, modificando su conducta y actitud hacia el prójimo, para construir SHALOM por medio de acciones de bondad y justicia.
Una gotita de amargo sabor arruinó su cáliz rebosante de buen vino.
Que nos sirva de enseñanza.

Amar a Dios

Dijo Hilel el sabio, en su lección del mandamiento judío en la Torá “ama a tu prójimo como a ti mismo, yo soy el Eterno”: “Lo que te resulte odioso a ti, no se lo hagas a tu prójimo”.
Y añadió que esa era la médula de la Torá, su esencia, que el resto es un comentario, el cual el judío debe estudiar y cuando sea adecuado realizar.

Humildemente yo me planteo: Quizás la mejor manera para expresar nuestro amor pasional por Dios sea amar al prójimo plenamente, lo que significa construir shalom con acciones concretas de bondad Y justicia, en lugar de preocuparse por cuestiones teológicas o de inferencias e imaginaciones “bíblicas”.

Amar a Dios al amar a Sus criaturas, cuidándolas, ayudándolas a alcanzar su máximo nivel.
AmarLo por ser leal a Su Voluntad, conociendo y cumpliendo con lo que Él quiere de cada uno.
Amar a Dios, más allá de los balbuceos egoístas de cualquier religión, carente de pretensiones y exigencias, simplemente amarLo tal como Él exactamente ha dicho que lo hiciéramos.

La vara o la palabra

«Y habló el Eterno a Moshé [Moisés] diciendo:
-Toma la vara, y tú y Aarón tu hermano reunid a la congregación y hablad a la roca ante los ojos de ellos. Ella dará agua. Sacarás agua de la roca para ellos, y darás de beber a la congregación y a su ganado.
(Bemidbar / Números 20:7-8)

Innumerables son las preguntas y comentarios que podemos trabajar en este breve párrafo, pero solo nos detendremos en un pequeño punto.

Moshé podía conseguir el agua golpeando la roca con el bastón, y en ese caso la congregación bebería como ganado (sus animales).
O podía hacer brotar el líquido hablando con la roca, para que ella la diera sin acción violenta de parte del líder, y así la congregación sería “santificada”, crecería en conexión con el Eterno.

Ambas opciones estaban a disposición de Moshé, pues con las dos la terrible sed sería calmada.
Pero, una de ellas solamente apagaría la necesidad del cuerpo, en tanto que la otra serviría para ello y para perfeccionamiento pentadimiensional.

Los motivos para que Moshé haya hecho lo que hizo, no es cuestión de este texto.
Prefiero que veamos rápidamente una enseñanza práctica, que espero ayude a beneficiarte en la vida cotidiana.

Ante una dificultad, cuando estamos frustrados, nos topamos con una impotencia, nosotros también podemos reaccionar automáticamente, dejándonos llevar por la ira, el prejuicio, el hastío, la amargura, el egoísmo, la inconsciencia, el cerrarnos y tragar el mal con la excusa de no generar problemas, lo que sea que explique/justifique el uso de la violencia en cualquiera de sus formas.

O, aunque parezca que cuesta un poco más, podemos respirar, contener la reacción automática, admitir nuestros sentimientos, y entonces decidir con la mejor conciencia aquello que consideramos que es más beneficioso y favorable para uno y los otros. Por ejemplo, usar la Comunicación Auténtica, tal cual se le pidió a Moshé que hiciera. ¡Hablar con una piedra! Si eso resultaba, ¿cómo no va a hacerlo con el prójimo?

EGO o NESHAMÁ,
amargura o LUZ,
conflicto o AMOR,
¿está en tus manos?

¡Por los milagros y favores!

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No es fácil hablar a otros cuando están enfermos, cuando atraviesan por la difícil  perdida de un ser querido, cuando existen situaciones que emocionalmente los desestabiliza, cuando apremia el miedo, el dolor o la impotencia; ser asertivos en ocasiones no parece ser el fuerte de todo el mundo, pese a las buenas intenciones, a veces no sabemos ¿qué decir, o qué hacer? para intentar afrontar  una situación en la que nosotros mismos no sabríamos como actuar.

La enfermedad, por ejemplo suele tocar las fibras y las emociones de aquel que la tiene, y junto a él de las personas que le rodean, el dolor físico no es fácil para quien lo padece, pero podría decir que  el dolor más grande surge cuando la impotencia nos muestra la fragilidad del ser humano en todo su esplendor, nuestro limitado o nulo poder para controlar la vida y la muerte, precisamente la enfermedad suele ponernos cara a cara con uno de nuestros miedos básicos:  el miedo a la muerte.

Hace tres meses fui sometida a una intervención quirúrgica para tratar una MAV (malformación arteriovenosa cerebelosa), catorce años atrás había reventado y comprendía perfectamente lo que significaba que siguiera allí, para esa fecha estaba creciendo, y venía causándome dolores de cabeza permanentes.   Comprendía el riesgo que corría, porque hasta entonces cada vez que entraba a un consultorio y un médico me preguntaba por mi historia clínica y si había sido operada, yo comentaba o  mostraba mis exámenes, me miraban sorprendidos, para ellos era un milagro, ¡doble!: además de estar viva,  no tenía secuelas.  No quiero entrar en detalles porque la historia es larga, pero me ha dejado grandes y profundas enseñanzas, espero compartir algo de ellas.

 

Claro que tuve miedo, claro que salieron a flote todas mis emociones, llore muchas veces en privado, y el dolor me recordaba constantemente la bomba de tiempo que tenía en mi cabeza, reconocía mi impotencia.

Creo que  en medio del no saber cómo actuar, y de intentar no perderse en las respuestas del Ego, es posible que aparezcan esos famosos insight, que  para mí son quizás los susurros de nuestra alma que finalmente pueden ser oídos,  pese al ensordecedor grito de nuestro Ego que intenta controlar una situación, aparece entonces eso que nos brinda alternativas, que nos da una pequeña luz para emprender una acción concreta,  en mi caso ver el lado bueno era maravilloso, porque con tiempo supe que había algo que podría cortar mi vida instantáneamente,  y por esa misma razón podrían buscarse alternativas que  gracias a la ciencia y a los avances tecnológicos hoy ofrecen una  posibilidad de tratamiento, y aunque también había riesgo, tener algo en mi cabeza a punto de reventar era quizás un riesgo que años atrás me habían marcado, así que era preciso admitir que no podemos controlarlo todo, y que sólo podemos actuar en eso que nos es posible, seguir un tratamiento,  someterse a una intervención quirúrgica, atender a las recomendaciones médicas, y hacerlo en el momento.

No podemos decidir si saldremos de la operación, si el médico será el mejor,  si el procedimiento será un éxito, solo podemos decidir entrar,   emprender esa marcha para hacer lo que podemos.

Hace 14  años no tuve la opción de decidir si operarme o no, me operaron porque era una situación de emergencia, ya había reventado y tratarían de salvarme la vida,  y es ese mínimo o casi nulo de posibilidad de sobrevivir el resultado fue exitoso al 100%, pero esta ocasión debía tomar la decisión, en la que corría contra el reloj,  no era algo que pudiese tratar mediante medicamentos, el primer médico me dio dos alternativas optar por tratarla o  en sus palabras “pegarse a un dios y  pensar que no pasará nada”,   el riesgo era alto,  pero finalmente era yo quien debía tomar la decisión,  él me remitió a otros médicos para mirar las opciones de tratamiento.  Para ellos en cambio había que tratarlo sobre todo tras mirar la historia clínica, así que luego de mirar las alternativas, de escuchar atentamente las observaciones médicas, de revisar personalmente información referente a los tratamientos, sentí alivio al saber que tenía un chance.  Pese a la decisión el miedo apremiaba y  con un nudo en mi garganta, con lágrimas en mis ojos, con mi esposo mirándome sin saber que decir ni que hacer, le dije al médico que había aprendido que: lo que está en nuestras manos hacer debemos hacerlo, pensé en que quería vivir otro tiempo, en que quería ver a mis hijos más grandes y menos dependientes de mamá y papá,  también  que ya había vivido lo que tenía, que ya había tenido oportunidad, que el tiempo vivido había valido la pena, pero sentía que quizás todavía habían cosas pendientes. 

Tuve la oportunidad de despedirme de mi esposo,  de confiarle a él mis deseos si faltaba y aproveche para decirle  lo feliz que me sentía por haber compartido este tiempo de crecimiento juntos, confesé que pese a mis lagrimas si me iba lo haría feliz, porque no sentía que tuviera sueños que no hubiese cumplido, pero … aun allí nuevamente  lloré por mis hijos porque aun están pequeños, porque tenía miedo, ya saben hay un abanico de emociones y sensaciones en esos momentos que parecen inundarnos.

No quise comentarlo con  muchas personas, ni siquiera a mis papás quise explicarles la complejidad del procedimiento al considerar su condición actual de salud y una noticia de esta podría hacer mucho daño.  Así que lo hice sólo con los más cercanos, quizás lo comente a otras personas pero no a profundidad.  Y mientras tanto opte por vivir a plenitud el tiempo que tenía, haciendo lo cotidiano, pero siendo feliz por ese tiempo.

 

El resultado luego de decidir entrar al quirófano, fue nuevamente un ¡milagro maravilloso!, y otra vez: ¡Doble!; y es que  a parte de tratar la MAV, el médico  intervencionista al estar realizando el  procedimiento encontró en el interior un Aneurisma Cerebral y pudo cerrarlo, hasta ese momento sólo había sido visible la malformación, y bueno aquí estoy, agradecida profundamente por esa nueva oportunidad y  escribiendo con la intención de compartir algo que te pueda ser útil también a ti.

Para todos aquellos que pasan en éste momento por una situación difícil, ya sea por enfermedad  u otra de esas situaciones en las que las emociones no nos permiten ver con claridad, es mi deseo que puedan alcanzar alivio, tranquilidad y fortaleza en esa dura prueba, y espero puedas tener presente lo siguiente:

 

  1. Haz Tu parte

Tengan presente que: si  existen cosas que pueden y  está en sus manos hacer, es eso precisamente lo que deben hacer, pero ten presente, no es dar órdenes al universo para que cumpla tu voluntad, ni apegarse a falsas expectativas que puedan prometer cambiar la realidad,  son acciones concretas, lejos de la fantasía, por ejemplo:  seguir las prescripciones médicas, tomar los medicamentos, realizar las terapias, someterte a una intervención quirúrgica, realizar cambios en la alimentación o hábitos para favorecer  un tratamiento, buscar ayuda de profesionales, orientación si se precisa, admitir nuestras emociones, nuestro limitado poder sin dejar de hacer lo que nos corresponde,  en pocas palabras hacer eso que puedes, optar por la vida haciendo lo que te corresponde a ti.

 

  1. Se optimista, alégrate por el momento presente

Sobre todo allí donde el miedo, y el dolor nos recuerdan la fragilidad del ser humano, de esa dimensión física que es vulnerable,  la alegría (que puede parecer perdida o escasa frente al miedo) es necesaria para aumentar las defensas, para dispersar nuestra mente de las ideas fatalistas de nuestro Ego, claro debes recordar que;  estar alegres no implica negar el miedo, suprimir las lágrimas cuando aparezcan, intentar negar las emociones, sino saber que existen, admitirlas, y luego reconocernos en nuestro justo lugar, sí, es verdad somos el puntito al interior de un punto en el vasto universo, y aún así hay tantas cosas  buenas que al momento presente hemos recibido, alegrías, tristezas, conocimiento, placeres, hemos disfrutado de un helado alguna vez, de un chocolate, de un abrazo sincero, y “no todo tiempo pasado fue mejor”,  el presente ha llevado a nuevos desarrollos, a encontrar respuestas, alternativas, tratamientos, en fin; mirar con optimismo esas posibilidades que existen, que no son supersticiones, ni fantasías, ni falsas ideas de poder, sino eso que es real sin ir más allá del presente y empezando a disfrutar de cada instante al máximo.

 

  1. Confía en el Eterno, eleva tus oraciones

Finalmente ten presente que has de  confiar en Aquel que TODO lo puede, ello incluye eso que para nosotros es imposible, y aunque se dice fácil  por experiencia se,  que  en la marcha no lo es, pero; es necesario, será útil, el no sentirte sólo, el reconocer que el mundo no es una casualidad, como tampoco lo es tu vida,  el mirar a tu alrededor y descubrir que tras la perfección de un mundo maravilloso hay un Hacedor que no obra por casualidad, que hizo un mundo perfecto, que te hizo milagrosamente increíble al igual  que a  cada ser y cada detalle de la obra creadora.   Solamente, ten presente que Él,  no es un siervo, así que no demandes de su parte  milagros,  no hagas trueques con Él, pactos que parecen negocios, sólo date el chance de encontrarlo en la medida que lo buscas, eso ya será bastante..

Ora, con tus palabras, lee salmos, pero habla con Él, personalmente no quería pedir milagros.  ¿Cómo hacerlo cuando constantemente veo, recibo, y vivo gracias a ellos?, por el contrario justo en ésos momentos la oración que más repetí era de agradecimiento,  quise reconocer los milagros cotidianos, lo valioso del tiempo que había vivido, y esa fue mi oración,

 

  1. Se agradecido por todo lo que ya has recibido

 Déjate maravillar al contemplar y reconocer cada suceso cotidiano como un milagro, y agradece por ellos, por lo que has recibido a cada instante, hazlo en un diálogo sincero,  con tus palabras, pero… “Agradece”, empezar a hacerlo te hará reconocer los muchos regalos que has recibido.  Hay una bella oración que con el permiso de nuestros hermanos judíos comparto, porque creo nos enseña mucho.   Es una oración que hace parte del  Shajarit para todos los días, y está en  la parte del  Shemone Esre,  se no es una oración propia, no me pertenece pero estoy segura guarda un mensaje para tener presente.

 Te habremos de agradecer  y pronunciaremos alabanzas  para Ti,

por nuestras vidas, que están en Tus manos, 

y por nuestras almas, que están depositadas en Ti,

Y por Tus milagros, que están constantemente con nosotros,

y por Tus milagros y favores de cada momento,

al atardecer, al amanecer y al mediodía.

Tú eres el Benéfico, pues Tu compasión no cesa nunca,

el Compasivo, pues Tu bondad es infinita,

porque siempre depositamos en Ti nuestra esperanza.

 

Maravillosa, profunda.  Quizás en momentos difíciles anhelamos un milagro, queremos que “algo” nos saque de esa situación de impotencia, pero tal vez lo que debemos hacer dista de anhelar milagros para empezar a ver con detenimiento cada uno de esos sucesos que pese a que damos por sentados son milagrosos,  y que provienen constantemente del Ser que es todo bondad.  Que sea un acto cotidiano el agradecer por todo ello, eso nos alejará de ser demandantes y nos acercará a ser agradecidos por todo.

 

Hasta aquí, lo que quería compartirles, espero les sea útil.  Toda mi gratitud primeramente para el Eterno,  por hacer que esa probabilidad fuera un milagro para mí, y para los que estuvieron cerca, o para quienes fueron usados desde su competencia médica.  Mi gratitud a esos «buenos amigos» cuyas oraciones se dirigieron también por que continuara mi vida, y estuvieron allí pendientes, y se alegraron junto a mi por el resultado, gente maravillosa.  ¡Gracias infinitas!

P.D.: Me siento feliz, una de las razones es que el 3 de Tamuz  según el  calendario hebreo me recuerda que  han pasado 37 años, de oportunidades, de vivencias y sobre todo de reconocer a cada instante esos milagros que nos llenan constantemente. Me siento profundamente agradecida con Aquel que me ha dado la Vida .

 

(Por la salud  de María Consuelo González quien me ha enseñado lo que significa fortaleza pese a nuestra debilidad, de mi querido Maestro Yehuda Ribco y su familia.  Por el descanso de Jairo Castellanos, y el pronto consuelo de su familia.   Igualmente que prontamente  no sepamos de enfermedad, de dolor y de tristeza).

 

Un abrazo, y Feliz semana

 

Abandono

El miedo al abandono es uno de los miedos básicos que acompañan al ser humano de forma natural.
Puede estar más o menos encubierto, peor o mejor trabajado para que no afecte negativamente nuestra vida cotidiana, pero ciertamente es un compañero constante.
Por ello, resulta muy importante tener en claro qué implica, porque podría no ser tan obvio.

Es miedo a no poder retener a las personas que uno quiere que estén a nuestro lado. Porque, a los hijos pequeños uno puede dominarlos, ellos (aparentemente) no tienen recursos para rechazar nuestra presencia. Pero, los chicos crecen y normalmente se van separando, incluso llegan a dejar el nido y no regresar, a veces ni siquiera para una corta visita. Y las otras personas que nos resultan importantes, padres, hermanos, pareja, amigos, no están a nuestra disposición, ni controlamos sus vidas, aunque nos cueste darnos cuenta y admitirlo. Ellos podrían un día ya no estar, de hecho, si no nos morimos nosotros antes, seguramente que eso pasará: ellos ya no estarán, aunque lloremos, gritemos, pateemos, reclamemos de la vida, hagamos pactos con dioses, neguemos las evidencias, como sea, la verdad es que seremos abandonados tarde o temprano, o nosotros seremos quienes abandonemos. Porque, la muerte no ha sido borrada,  e incluso si la vida continúa en una vida posterior a ésta, físicamente no estará esa persona querida (u odiada) que pretendemos permanezca a nuestro lado.
Claro que sí, que sentir el miedo al abandono, en definitiva es confrontar la máxima impotencia, la cual es la muerte.

Pero, no se queda en ello este miedo, sino que también se expresa como que esas personas relevantes de nuestra vida no estén de manera cariñosa con nosotros. Sí, están acá, los vemos, los escuchamos respirar, ocupan un lugar en el espacio, podemos hasta conversar y compartir algunas experiencias juntos. Pero, nos sentimos o estamos abandonados, porque no hay afecto, no hay amor, las emociones podrían ser las negativas porque de las positivas no hay noticia.
Está el cuerpo presente (quizás) pero la persona en sí misma está ausente.
Podemos tratar de conquistar la atención, el aprecio, el reconocimiento amoroso; pero es difícil que se consiga.
Podemos seguir juntos hasta que la muerte nos separe, dentro de muchas décadas, y sin embargo estar afectivamente secos, marchitos, carentes de toda vitalidad. Sí, tal vez hay respeto mutuo, cumplimiento de las responsabilidades, compromiso lealmente sostenido en muchos o todos los aspectos de la relación, y sin embargo estar muertos por dentro. Como ser un poema fantástico, o una canción maravillosa, pero sin que nadie jamás lo lea o la escuche y disfrute.

Una variante del anterior es el miedo a no tener quien te responda cuando digas «ay, preciso ayuda», “¿habrá alguien que me atienda?”; porque el otro puede estar a tu lado, pero tú no ser relevante para él. No hay vínculo, sino solamente una relación. No somos un tú en comunión con un tú, sino dos meros ellos que comparten alguna cuestión superficial o práctica. Quizás seguir con la persona por no tener para pagar la renta por separado, o miedo a no encontrar otro cuerpo que esté a nuestro lado, o para tener a quien echar culpas y castigar por nuestras frustraciones. ¡Vaya uno a saber!
Lo cierto es que cuando esto ocurre, puede ser que hayamos convivido en completa soledad por tener miedo al abandono. ¡Es tan frecuente que suceda!

Y también está el miedo a no poder controlar lo que el otro decide, incapaces de obligar a que escoja lo que nosotros queremos, a que sienta como sentimos, a que piense como pensamos, o que se oponga a nuestros deseos.
Tal vez cueste un poco más identificar esto con el miedo al abandono, pero también lo es. Porque, estamos esclavizados por el EGO y tenemos la urgente pretensión de ser el centro de la vida del otro, porque sentimos que si no contamos con su atención y acción de acuerdo a nuestro interés, no valemos, estamos en peligro, somos inútiles y desechables. En cualquier momento el mundo se nos viene abajo al faltarnos esa persona que con su presencia “mágica” lo sostiene. Entonces, desde nuestra debilidad pretendemos dominarlo, y manipulamos como un títere a quien consideramos poderoso y necesario para poder sostenernos con vida e integridad. Es una paradoja, porque con nuestra vulnerabilidad encontramos el mecanismo para doblegar la voluntad del otro. Pero, estamos dependiendo del otro y desesperados porque no salga de nuestra área de influencia. El menor atisbo de su libertad representa una avalancha de emociones catastróficas, que deseamos evitar al máximo posible.

Por estar bajo la presión del miedo, la persona puede llegar a extremos increíbles, tales como continuar con la persona que más odia, mantenerse en soledad sufriendo por ella, saltar de una relación fallida a otra, hacer daño a la persona que se quiere, padecer por la constante presencia del miedo, llenarse de relaciones tóxicas, buscar la fantasía de una persona o relación perfecta, entre otras.

Uno de los pasos iniciales para superar las limitaciones impropias, es reconocerlas y admitirlas.
Cuando entendemos el miedo y lo observamos, estamos mejor capacitados para llevar una vida plena y saludable.

¿Iguales ante los ojos de dios? ¡¡dios me libre!!

En los tiempos modernos, como consecuencia negativa de la globalización[1] se ha estandarizado y masificado al hombre, reduciéndolo a un objeto de consumo que se rige por las leyes del mercado.

Vivimos intentando alcanza los mismos sueños: estudios universitarios, trabajos bien remunerados, pensiones de jubilación jugosas, viajes de vacaciones en las mismas fechas, paseos domingueros a los mismos malls, el ultimo celular Iphone  o Samsung Galaxy, etc, todo en una perfecta sincronización.

El individuo no importa, lo que realmente tiene valor es la masa, la colectividad, las fuerzas de las muchedumbres que consumen lo mismo.

Pero ese fenómeno de masificación fue primeramente desarrollado por La Religión. Anuló la individualidad de las personas para redirigirlas a una personalidad prefabricada.

La religión le impuso a las masas a un dios para que lo consumiéramos. Impuso normas, reglas, ritos y castigos para mantenernos como rebaños de animales a un mismo ritmo de creencia, de comunicación con dios y con los demás.

Nos creímos iguales porque vendimos la individualidad a cambio de la seguridad del rebaño. Si todos piensan que creer en dios es bueno para el hombre, no cabe la duda, la interrogación o la negación. Porque cualquier intento para recobrar la individualidad o la verdadera identidad tiene que ser tratada como sublevación.

Y aun así, hoy en día, a pesar de que muchos se han purgado de la religión en que fueron educados, sin saberlo siguen sincronizados con ideas venenosas. Equivocadamente creen que emulando los servicios judaicos encontraran consuelo espiritual por el vacío que dejó su divorcio con la religión.

Nada más alejado de la verdad. Si la persona que dio ese paso, tiene la oportunidad que no tuvieron los antepasados: la posibilidad de saber quien se es y que se quiere; de reencontrar la verdadera identidad.

Pero esa identidad no se desenterrará en los fundos de los judíos. Hasta donde se me ha educado, dios hizo separación en los humanos, entre otras cosas, con señales. A los NO JUDIOS les dio un fenómeno natural por señal. A los JUDIOS les dio, entre otras señas, un día. Lo que hagan ese día, sea lunes, domingo, Sabbat o jueves, es asunto judío. A los NO JUDIOS les dio un compendio legal que se debía trasmitir y desarrollar por vía oral. A los JUDIOS les dio otro escrito.

Sería una actitud del religioso entrenado tratar de imitarlos; y si se tiene ahora la oportunidad de educarse con un maestro judío, lo razonable sería aprovechar la oportunidad para redescubrir quien realmente somos.

Y No. No somos iguales ante los ojos de nadie y nunca lo fuimos. Somos diferentes.

 

Alegria

[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Globalizaci%C3%B3n