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Un baño interno de Luz de Vida

Cuando la otra persona, o la situación en sí, nos hace sentir impotencia (o la vivimos), de forma automática surge la respuesta del EGO.
Ésta puede ser con llanto, grito, golpe o desconexión de la realidad, cada una de éstas o alguno de sus derivados.
Hagamos memoria y rápidamente veremos que es así.
Te pongo un par de ejemplos, solo como ilustrativos, no te quedes pegado a ellos.
El conductor de adelante va lento, no tienes como rebasarlo, además hizo una maniobra terrible y casi le chocas. Sigue lento, como de paseo en mitad de la jornada laboral. Tú quieres llegar más rápido. Te agitas, te pones tenso, sudas, estás ansioso, lo insultas, le gritas alguna cosa poco bonita, le muestras el dedo medio, tocas la bocina como si eso le diera alas al auto, desearías romperle la cara a ese maldito que te estorba en tu apurado transitar.
Tu hijita se niega a comer, le pides por las buenas, sigue sin comer. Le pides que coma, ahora subiendo el tono de tu voz, sigue sin comer. La amenazas con alguna reprimenda si no come, entonces ella juega con la comida pero no come. Gritas, ella hace pucheritos, como para largarse a llorar y no come. Gritas más fuerte, y de paso agregas alguna palabra fuerte, quizás hasta la zarandeas un poco o tomas el tenedor y quieres embucharle al menos un bocado, y ella sigue obstinada sin comer, ahora llorando y berreando amargamente.
EGO y sus reacciones… ¿las ves?
Revisa en tus recuerdos, en tus hábitos, en tu forma de hacer las cosas y verás al EGO trabajando, probablemente al mando de tu vida.

Responder desde el EGO es lo útil en una situación que es de extremo peligro vital, cuando nuestra vida está en juego y la reacción instintiva de supervivencia es la necesaria.
El EGO está allí para auxiliarnos en la supervivencia, cuando no hay otra forma posible e inmediata de responder.

Pero, responder desde el EGO ante el sentimiento de impotencia, sirve para aumentar el problema, hacer más pesada la sensación de debilidad, alejar de la resolución pacífica y saludable, enturbiar las relaciones, agravar la enfermedad.

Una buena manera de actuar fuera del contralor del EGO sería a través de un estado de conciencia donde tengamos buenos pensamientos y actuemos compasivamente con la persona que nos hace sentir impotentes.
Esto no implica negarse a lo que es justo, a detener al verdadero agresor, a que las autoridades pertinentes se encarguen de ajusticiar al perverso que nos daña.
No estamos tratando de cuestiones “graves”, sino las cotidianas, esos constantes enfrentamientos con tu pareja, esas peleas por dominio con tus hijos, esas bromas con tus compañeros, esas luchas constantes para demostrar tu poder, tu fortaleza, tu dominio, para no caer en la angustia de la impotencia.
Es en estas ocasiones diarias, de muchas veces al día, que te propongo lo de actuar con buenos pensamientos y compasivamente.
Una buena manera de entrenarse para alcanzar la maestría en la construcción del Shalom, puede ser el desear que el otro reciba un baño interior de Luz de Vida.
Este buen deseo no alcanza, pero es un bello inicio.
Así, en vez de ponerse ansioso y agredir cuando el conductor de adelante va lento, bien podemos desear que esté lleno de Luz, que su vida sea bendecida. ¡Todo lo contrario a las maldiciones y palabrotas que “naturalmente” diríamos, producto del EGO!
Puedes argumentar que no sientes esa compasión, que en verdad quieres mandarlo al demonio, que se pudra, que choque, lo que sea menos que le deseas Luz de Vida. Y sí, es comprensible. Tú y yo, todos tenemos mucho que des-aprender. Pero no pongamos esto como excusa para seguir haciendo lo mismo que es enfermo y malo. Comencemos el cambio, seamos constructores de Shalom.
Deséale el baño interno de Luz de Vida. Que el Eterno bendiga su existencia. Aunque no lo sientas. Aunque te parezca hipócrita de tu parte. ¿Cuál es el problema? Dios no te enjuiciará por desearle el bien al prójimo, aunque no te sientas compasivo realmente. Por el contrario, este ejercicio de accionar por la positiva en lugar de reaccionar desde el EGO te hará fuerte. Te dará el dominio real sobre tu vida. No serás todopoderoso, no te escaparás del sentimiento de impotencia, pero estarás mejor parado para no volver a la celdita mental del EGO.

Pero, no caigamos en trampas del EGO al pretender hacer esto.
Porque alguno puede hacerlo con la idea de recibir algo a cambio.
Por ejemplo, Dios me recompensará si hago esto. O el otro se correrá del camino y podré avanzar como yo quiero. O me siento bien conmigo mismo porque soy tan genial que no me ofusco sino que bendigo de corazón.
Todo esto sigue siendo EGO.
Porque lo hacemos para recibir algo a cambio, y ésta no es la idea correcta.

Hazlo, porque es bueno hacerlo.
Seguramente recibirás muchas cosas buenas, para empezar menos presión del EGO, más salud multidimensional, mejores relaciones humanas, mayor paz, entre otras cosas.
Pero que no sea el recibir tu meta, sino solamente un beneficio secundario, muy lindo, muy bueno, pero no lo principal, no tu sentido de vida.

Al desearle al otro Luz de Vida, estarás siendo tú bañado por ella.
Aunque no seas genuino al principio, el acto de entrenarte te dará esa clara armonía, unidad, conexión.
Desea el bien, hazlo.

El cordero de oro

La ignorancia es parte sustancial del ser humano (lo demuestra de varias maneras la foto que acompaña este texto).
El desconocimiento alcanza incluso hasta aquellos aspectos personales que pudieran ser sumamente íntimos.
Cargamos con zonas oscuras, puntos ciegos, somos naturalmente incapaces de penetrar el misterio de nuestra existencia, ¡cuánto más lo que está más allá de ella!
Esta ignorancia normal y hasta es bueno que exista, dentro de sus límites. No podemos vivir con la constante presencia de recuerdos, de proyecciones hacia el futuro, de pensamientos, de miedos, de deseos, etc. Tener toda la información al mismo tiempo, todo el tiempo, resulta en una sobrecarga, en ineficiencia, en descontrol, en locura, en muerte.
Gracias a Dios, nuestro cerebro es un gran filtro, entre su infinitud de tareas también nos sirve para bloquear y mantener fuera de la conciencia multitud inmensa de información que no es necesaria ni oportuna en este momento, es bueno que así sea.
Lo que no es tan bueno, es que aquello que debiéramos conocer y ser conscientes esté oculto, cubierto, negado.
Podemos creer que somos esclarecidos, que tenemos el saber y el poder, por lo que controlamos nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestros pensamientos, nuestro entorno.
Podemos suponer, con toda buena intención, que al menos tenemos conocimiento y conciencia de lo que nos atañe personalmente, sin embargo, somos esclavos de nuestra ignorancia y a veces incomprensión. Porque, no llegamos a conocer nuestro Yo Auténtico, nos quedamos solamente con las caretas que provee el Yo Vivido. Nos identificamos con etiquetas que nos dieron, nos inventamos personajes que asumimos como “yo”, vamos por la vida actuando como si fuera un teatro, en constante huida de encontrarnos ante el espejo del alma.
Esta ignorancia de nuestro ser, es el exilio de la persona.
Vivimos en exilio, fuera de nuestra tierra prometida.
Abandonados, desamparados, ignorantes de lo que es esencial: nuestro Yo Auténtico.
Al mismo tiempo, como tejemos historias de vida con bases imperfectas (ya que desconocen o rechazan la verdadera naturaleza del Yo), nos sentimos en la necesidad de elaborar miles de excusas, mentir y mentirnos, para no angustiarnos, para mitigar el sentimiento de culpa, para sufrir menos, para eludir la responsabilidad.
Sí, llevamos una vida de ilusión, aunque sea absolutamente real y concreta.
Una vida de desconexión de la realidad, sumergida en cuentos irreales que nos vamos inventando o tomamos de otros (padres, amigos, maestros, compañeros, medios de comunicación, etc.).
Como no estamos conectados con nuestro Yo Auténtico, no podemos estar conectados con el prójimo, ni con el entorno y tampoco con Dios. Apenas si lanzamos algunas líneas de vinculación, nos mantenemos en contacto, nos atamos, nos esclavizamos, pero no nos conectamos.
Si no nos conocemos, si no estamos conectados, si estamos en exilio, si llevamos vida de ilusión, si pasamos por este mundo como turistas sin marcar presencia, si nos mantenemos en la inconsciencia, si seguimos encerrados en celditas mentales, ¿cuál es el sentido de vivir así?

Es NATURAL de nuestra condición humana ser y sentirnos impotentes (faltos de poder).
La reacción original ante esto es la que parte del EGO, y puede expresarse de dos modos:

  • con abatimiento, desesperación, abandono, tristeza, la impotencia hecha carne (pero no concientizada); o
  • con pretensión de controlar todo, incluso aquello que está por fuera de nuestro dominio; fantasear con el control, creerse en posesión de las claves del poder, o buscar manipular la realidad (material o social) para imponer nuestro deseo.

Desde nuestros primeros momento de vida en este mundo el EGO nos acompaña.
En aquella pesadilla que es el verse sumergido por completo en la impotencia de entrar al mundo, el EGO nos auxilió, o eso creemos. Fueron sus rústicas herramientas las que nos permitieron sobrevivir, sobrellevar el terror de la impotencia, conseguir que alguien se hiciera cargo de nuestras debilidades y nos confortara. Fueron los gritos, los llantos, los pataleos del EGO los que alarmaban a los adultos a nuestro alrededor para que nos satisficieran, nos tranquilizaran, nos hicieran sentir menos el cuchillo mortal de la impotencia. Y cuando la satisfacción no era obtenida, o se demoraba, era el buen EGO el que nos desconectaba de la realidad tormentosa, el que nos llevaba al mundo de la inconsciencia, de la insensibilidad, de la anestesia, de la fantasía.
El EGO estaba allí, como salvador. Porque es su función natural, porque eso es lo que debe hacer desde su lugar de existencia en la base primitiva de nuestro cerebro.

Es este EGO salvador el que luego se toma como modelo de los dioses, ángeles, salvadores, seres místicos de la guarda, poderos milenarios, extraterrestres benéficos, etc.
Es este EGO el que es identificado luego con aquellos a los que asignamos poder, autoridad, dominio, sabiduría, consejo, etc. Cuando ciertamente el EGO no tiene poder, ni autoridad, ni dominio, mucho menos sabiduría o sapiencia, y es lo contrario a la conciencia.
Sí, el EGO es el origen de las religiones, de todas ellas.
En principio por ser la imagen interna de una “potencia salvadora”, que nos beneficia, que nos “ama” a pesar de nosotros no ser merecedores de ello.
Sí, también los que hacen de Dios, del verdadero y único, un “dios”, otro ídolo, están mancillando al Eterno, al equipararlo con los dioses inventados, con los dioses fabricados por los hombres, al hacer de la creencia personal de Él otro derivado del EGO.
Entonces, no es de extrañar que se pretenda negociar con Dios, imponerle nuestro deseo, creer en Él si nos hace los mandados, demostrar Su existencia si nos hace milagritos, suponer que Él está pendiente de nosotros como si fuéramos el centro del universo y Él nuestro servidor. También los que prostituyen lo espiritual para hacerlo religioso, esos también viven bajo el mando del EGO y no al servicio de Dios.
Todo esto es aprovechado por los miserables traficantes de la fe, sean de la religión que fueran, con el disfraz que usen, en el idioma que hablen, con el dios o dioses o no-dioses (ateos, organizaciones civiles, políticas, militares, nacionales, laborales, gremiales, etc.) que representen.
Allí está el pastor (para llamarlo en modo genérico, no solamente le pastor evangélico o mesiánico), que es el que tiene el supuesto poder, el supuesto saber. El pastor que todo lo sabe, todo lo puede, todo lo manda. El pastor que todo aconseja, prohíbe según su entender, decreta según su parecer. El pastor que no admite controversias, que no acepta preguntas “inoportunas”, que se enoja, que maldice, que presiona, que impone, que decreta, a sus ovejas y a sus dioses. El pastor que toma el lugar visible del EGO, que se convierte a ojos de sus seguidores en un dios, o emisario santificado por el dios. El pastor que nunca miente, nunca estafa, nunca se equivoca. El pastor al cual hay que tener contento, jamás contradecir o contrariar. El pastor que debe ser sostenido por el aporte de sus ovejas. El pastor que puede darse lujos que le niega a sus seguidores. El pastor que hace y deshace, que te dice una cosa y te dice la otra, que te ordena pero él y los que él escoge están libres de esa orden.
Te repito, no solo el pastor de la iglesia, puede ser un rabino, un cura, un sensei, un patrón, un comandante, un gerente, un rebe, un maestro, el burócrata, un guía, un jefe de sección, el conductor del bus, un gurú, un ministro de Estado, un monarca, un… cualquiera que esté ocupando el rol externo del EGO. Ese que se cree en control, o que realmente tiene algún poder sobre ti, sea por la función/cargo que está ocupando, por el lugar social que alcanzó, por la fantasía religiosa que le rodea e impregna con supuestos poderes, etc.
Ahí está el EGO, en ese funcionario, trabajando como el EGO sabe: gritos, pataleo, llanto o desconexión de la realidad, con sus derivados adquiridos con el crecimiento y las experiencias.
Si te pones a mirar desde el ojo de la conciencia, si analizas con la claridad que te estoy compartiendo, pronto verás cómo es que funcionan estas organizaciones basadas en el EGO, soportadas en el EGO, cuyo objetivo es el EGO.
Si estás entrampado en la telaraña del EGO, si tus puntos ciegos son muchos, probablemente no lo distingas, estarás condicionado para ver y no ver, de acuerdo a cómo te han adoctrinado. Una vez que has podido tomar distancia y te has quitado parte de la mochila de encima, cuando has des-aprendido, estás capacitado para aprender, para esclarecer, para crecer.

Cuando alcanzamos a comprender lo que está sucediendo, cómo el EGO está detrás, tanto del pastor como de la oveja, entonces es más sencillo explicar qué está ocurriendo. Se explica porqué la gente se deja estafar y se enoja cuando se trata de ayudarla, se entiende cómo amparan al pastor ladrón que vive a cuerpo de rey gracias al dinero de las ovejas que pasan miserias, se entiende el fanatismo, todo fanatismo, la ceguera.
Todos tenemos puntos ciegos, y el EGO se aprovecha de ellos, los amplifica, aumenta las sombras, porque ante la Luz el EGO se evapora.
La confusión, el caos, el desorden, la falta de razonamiento, la repetición de lema huecos, la prepotencia, la agresión verbal, la humillación, el hacerse la víctima, la queja, el reclamo injustificado, la indiferencia, todo parte de lo mismo y busca lo mismo: el dominio del EGO por sobre la persona.
Cuando Moshé desapareció en el Monte Sinaí y no retornó cuando el populacho lo esperaba, éste temió y acongojado protestó ante Aarón:

"haz para nosotros elohim (dirigentes, poderosos, dioses) que vayan delante de nosotros; porque a este Moshé [Moisés], el hombre que nos hizo subir de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido."
(Shemot / Éxodo 32:1)

Sí, la ceguera se extiende merced al EGO.
Ellos, el populacho, los extraños que se sumaron a Israel sin consentimiento de Dios, estaban aferrados a sus celditas mentales. Eran devorados por el miedo. Reaccionaban a causa del pavor o para obtener su deseo. Ellos no entendían, no comprendían, no tenían conciencia, no podían testimoniar que era Dios quien sacó a los judíos de Egipto, cosa que ellos aprovecharon para escapar también. Ellos veían a Moshé, veían a Moshé blandiendo el palo, veían a Moshé como el pastor, entonces era Moshé quien lo sacó de Egipto. Ahora, el líder ya no está. Desapareció. Entonces, desesperadamente precisan algo que ocupe su lugar. No importa lo que sea, pero que esté ahí, como el pastor, como el EGO materializado y visible.
Tal cual les pasa a algunas personas que han pasado por nuestro hogar FULVIDA, que salieron de la cárcel de la religión de Jesús/Yeshua/Isa (con cualquiera de los nombres que inventen, da lo mismo, es lo mismo), y dejaron al pastor, alias rabino mesiánico, alias moré mesiánico, alias roé, alias… Eso se dieron cuenta de que era nefasto, perjudicial, mentira, mortal, y corrieron lejos, pero bien pronto, bien bien pronto, se entramparon nuevamente. O regresaron a la misma congregación religiosa, o a una similar, o se abalanzaron sobre un rabino o alguien que se vende como tal, o se clavaron a otro líder religioso, por lo general líderes ávidos de dinero, poder, dominio sobre otros, renombre, aplausos. Bien rápido pidieron, demandaron, exigieron tener un líder como antes, alguien que fuera delante, alguien que encarnara al EGO. Amenazaron con escándalos, desastres, etc., para obtener su deseo, su retorno al caos, su sumersión en la inconsciencia e irresponsabilidad.
Sí, recuerdo a muchas personas que pasaron por aquí, por FULVIDA, y al no dárseles otro pastor que encarnara al EGO, ni otro falso dios que les esclavizara, rápidamente regresaron a sus celditas mentales, a servir a hombres, a adorar ídolos, a dormir nuevamente en la pesadilla del EGO.
Los que nos mantenemos aquí queremos hacer bien las cosas, nos miramos unos a otros y preguntamos qué estaremos haciendo mal. Seguramente que cada día podremos ir corrigiendo muchas cosas, sea en lo personal como en lo institucional. Pero, el hecho evidente, que surge cuando se analiza las cosas con calma y con el conocimiento que surge al ver al EGO, es que esas personas no fueron libres, no despertaron, sino tan solo se dieron vuelta en la cama, abrieron un poco los ojos, y volvieron a dormir. No quieren libertad, quieren servidumbre. No están preparados para servir a Dios, sino mantenerse esclavos del EGO. Con la excusa que sea, que mi esposa sigue allí, que mi esposa amenazó divorciarse, que Yehuda no me enseña hebreo, que el “rabino” tal me enseña “kabbalah”, que yo quiero seguir predicando “la palabra”, que en FULVIDA no hay “torah”, que siempre se habla de lo mismo, que… excusas, lo mismo que el populacho, quieren un pastor, quieren alguien con aparente fuerza que les marque el camino con su bastón, quien más inconsciencia y no libertad.
Analicemos, no demos excusas, analicemos y encontremos qué hay detrás.

Los esclavos del EGO, en su sumisión, en su esclavitud, tienen la necesidad de adoctrinar a otros, de manipular a los demás, de sumar gente a sus filas, de que nadie los contradiga, de reinventar la historia, de predicar la mentira con insistencia hasta que parezca que es verdad:

"… hizo un becerro de fundición, modelado a buril. Entonces dijeron: -¡Israel, éste es tu elohim (dirigente, líder, dios, poderoso) que te elevó de la tierra de Egipto!"
(Shemot / Éxodo 32:4)

Oh sí, el actuar como misionero es parte del síndrome del EGO.
El populacho, los extraños que huyeron detrás de los judíos ahora vienen a predicar “la verdad” a los judíos. Los “mesiánicos”, los “netzaritas”, los gentiles paganos que se hacían pasar por judíos, rápidamente querían adoctrinar al os judíos acerca de “torah”, de Dios. Cuando es evidente que el becerro de oro recién salió de la fundición, que era un muñeco de oro hecho por el hombre, estos misioneros con total desparpajo, con total desvergüenza anuncian y proclaman que ese es el dios de la salvación.
Sí querido amigo, el cuentito que te traen los falsos judíos mesiánicos es similar al que contaba el populacho que adoraba al becerro de oro.
Ponían al becerro en el lugar de Dios, o tal vez en el de Moshé. Como sea, le atribuían poderes mágicos, milagrosos, era la verdad y la vida, era la única conexión con Dios. Ese becerro era el que los salvó de Egipto.
Mentiras descaradas, evidentes estafas, pero dichas con tal pasión, con tanta insistencia, con tanto versículo apañado para acomodarlo a sus gustos, con tanta convicción, que finalmente los ingenuos e ignorantes podían creerles, podían sumarse a sus filas de desquiciados adoradores del EGO.
Lo vemos hoy en día, algunos lo soportan a diario dentro de sus familias o amistades.
Deben resistir el embate de los misioneros, falsos judíos que se hacen llamar efraimitas, netzaritas, mesiánicos, que vienen con su cuento preparado, entrenados en repetir lo mismo una y otra vez, en no responder a preguntas sino solamente seguir un curso de pensamiento ya dictado.
Ello vienen a traer “la revelación”, acerca del mesías, del que volverá, del hijo del hombre, del hijo de su dios, de… del becerro de oro, recién salido de la fábrica del EGO pero que es venido y vendido como sagrado, como de Dios, como salvador, como redentor.
Es así, tal cual lo vemos en el relato de la Torá, tal cual pasa hoy en día.
El “cordero”, es el becerro de oro.
Así como el populacho se inventó a su elohim, los seguidores del dios/mesías de “Nazaret”, igual hacen.
Pero también los que comercian con supuesta Kabbalah, y los que se hacen pasar por judíos aunque no sean mesiánicos, y los que se la pasan inventando historias religiosas para quedarse felices, y los que se fanatizan detrás de hombres, y… no… no es solo “pecado” los seguidores del cuento del nuevo testamento… parece que es “pecado” de los hombres en general…

Cuando al populacho se lo contraría, es despiadado. Deja correr la sangre, Agrede como puede. Es el fanatismo en persona. No se le lleva la contra. No se trae una lámpara que ahuyente las sombras. El populacho está ahí para servir al EGO, para no sentirse impotentes, para sentirse parte de algo más poderoso que les da poder y sentido a sus patéticas vidas.
El EGO domina, por lo cual hay violencia, más o menos encubierta. Hay falsedad, hay mentira, hay disfraces, hay locura, en una mayor o menor medida.
El EGO está al mando, entonces el misionero grita, llora, patalea o se desconecta de la realidad, con todas las conductas derivadas de éstas.
Piensa en el tiempo que tú eras misionero, una oveja de tu pastor. ¿Acaso no predominaba alguna de estas conductas?
O ahora, cuando te topas con todos esos disfrazados de judíos en tu vida, en el mundo o en Facebook, o en otros lugares de internet. Allí están, chapuceando en algo que creen es hebreo, mintiendo sobre su idioma. Haciéndose llamar por nombres que no son los suyos. Jurando tener un linaje que no es real. Afirmando acerca de doctrinas que no entienden pero ellos creen. Te imponen sus ideas, debes decir que sí o ellos se ofenden, se enoja, maldicen, se burlan, levantan la voz, gritan, amenazan, se hacen las víctimas, recurren a trucos como decirte que no debes juzgar, o debes amar, o que no te comportas como alguien de “torah”, o que ellos son maltratados como dijo su salvador que pasaría, o que su “rebe” es todo lo que el mundo precisa, o que su escuelita es la única santa, o… al final ellos son duros como piedras, son paredes, no entienden, no comprenden, no salen de su lugar, te cansan, te desesperan. Si tú eres débil, caes en la trampa de las risas y abrazos de bienvenida. O te dejas caer, ya cansado de luchar y ser incomprendido. Ellos son realmente los débiles, pero tienen el poder del imperio romano (EDOM) detrás. Tienen la falsa fortaleza del EGO que les impulsa a cualquier acción con tal de alcanzar sus deseos.

Pero, seamos justos y compasivos, no seamos severos, realmente para quien está encarcelado por el EGO es absolutamente difícil darse cuenta de esto, admitirlo, tomar conciencia, despertar, mantenerse fiel luego de hacerlo. El EGO hace muy bien su trabajo, por lo cual nos mantenemos en la ignorancia, absortos a la realidad, domesticados, esclavos, encerrados en la celdita mental que no tiene puerta ni llave pero de la cual no salimos.
Tampoco seamos severos, porque aprender esto lleva su tiempo y esfuerzo, y vivirlo a pleno, con lealtad, mucho más.
Así pues, el mundo de los hombres se encuentra sometido por el EGO.

(Recordemos, el EGO no es un demonio, no es un dios, no es un ángel caído, no es una fuerza mística, no es un alienígena que se posesionó de nuestra alma, no viene de fuera, no es antinatural; el EGO es una función natural, normal, de todo ser humano. Su meta es que la persona sobreviva, pero cuando se excede de sus límites, la lucha por la supervivencia lleva al egoísmo, egolatría, egocentrismo, violencia, malicia, abandono, dolor, sufrimiento, etc.
Recordemos y tengamos claro, no existe una lucha del EGO contra Dios, ni contra el hombre. Nada se opone a Dios. Y el EGO no está en lucha con el hombre, es parte natural y normal de él).

Un buen consejo para lidiar con los esclavos del EGO es no lidiar con ellos.
No enojarse, y si uno se enoja no demostrarlo.
No debatir ni rebatir, aunque uno pueda demostrar a cabalidad la falsedad del misionero, puesto que él está ciego y encerrado en su celdita. De nada sirve la razón y la lógica.
No luchar para ver quien sabe más, quien es más inteligente.
No es necesario, de hecho, es contraproducente.
Lo mejor, cuando se está en un mano a mano y no hay terceros que pueden ser perjudicados al escuchar la doctrina podrida del religioso, es no seguir su plan marcado de repetir lemas hasta el cansancio, de hablar en términos “bíblicos”, de cansarse por no llegar a nada con ellos. No, nada de esto es bueno. Lo mejor es uno hacer su propio juego y no jugar al de ellos.
¿Cómo es esto?
Nuevamente, no confrontando, no queriendo demostrar nada, no haciendo alarde del propio poder, no insultando, no aclarando versículos.
Sino, hacer una única pregunta y no salir de ella hasta que se obtiene una respuesta satisfactoria de parte del misionero.
Una pregunta inicial muy interesante es: “¿Para qué vino aquí?”, o también, “¿Para qué me está diciendo lo que me dice?”.
El misionero lanzará montón de lemas huecos, versículos, admoniciones, palabras incongruentes, supuestas respuestas. Usted ha de mantenerse firme en su pregunta, hasta que obtenga una respuesta satisfactoria. La tal respuesta debe provenir de la persona, no de sus amos, ni de libros, de tampoco sirve que esté formada con frases hechas. Debe ser personal, desde el alma de la persona que está en rol de misionero.
Luego, vaya usted al terreno personal, NO de la agresión, ni descalificación, ni de competencia, sino para conocer a la persona, su situación, su sentir. Que hable de cómo se siente con su familia, con su trabajo, con su vida. Nuevamente, no es para que usted salte y diga “Aha, ¿viste como creer en el muchachito no hizo que tu padre no abusara de ti, ni que tu marido te respete y no te golpee, ni que tu hijo no se drogue? ¿Viste como tu falso dios no sirve para nada porque no es verdad?” ¡No! No es para burlarse de la persona del misionero que usted preguntó por lo que le concierne a ella, sino para abrir un canal de Comunicación Auténtica, que lo lleve a tratar de entablar conexión de Yo Auténtico a Yo Auténtico. Seguramente fracasará, ya está avisado, pero vale la pena el intento. Porque quizás la próxima vez tenga éxito, o tal vez ahora, quien lo sabe… lo importante es no responder al EGO con EGO.
Nosotros también estamos sometidos al EGO, no por identificarnos como noájidas leales o judíos verdaderos con conocimiento y vida de judaísmo estamos libres del EGO.
El EGO está en nosotros, es parte nuestra, opera con fuerza en nuestra vida cotidiana.
Por ello, debemos estar atentos y no dejarnos llevar por él.
Porque, cuando entramos al juego del misionero, en realidad estamos poniéndonos en modo EGO para relacionarnos con el otro en modo EGO. Eso es malo, para uno y el otro.
Pero, si estamos conscientes y hacemos el esfuerzo, el EGO no tendrá tanta injerencia en nuestras conductas, aunque la tenga.
Algo será diferente si trabajamos desde el modo Dios y no desde el modo EGO.
Al no entrar a bailar la danza del EGO, dejaremos descolocado al misionero, que solamente sabe de EGO, no más.
Tratará de fortalecerse, de cerrarse, de fanatizarse aún más.
Pero recordemos, a pesar del EGO, a pesar de la indoctrinación, a pesar del fanatismo, allí dentro, en algún lugar está el espíritu puro, la conexión que también el misionero tiene con Dios. También en él habla la vocecita sagrada, aunque tapada por el griterío de la congregación de burladores.
Ahí, en algún lugar ahí, está el lazo sagrado para conectarnos con el misionero, con el siervo del EGO.
Repito, no esperemos milagros, pero estamos aquí para ser felices construyendo shalom. Así que… vamos a hacerlo…

  1. ¿Qué nuevas enseñanzas has tenido leyendo y comprendiendo este texto?
  2. ¿Cómo te puede ayudar a ser más feliz?
  3. ¿Tiene alguna utilidad práctica a la hora de tatar con tu EGO?
  4. ¿Pondrás en práctica alfo de lo aprendido aquí?
  5. ¿Cómo harás para difundir, compartir, este mensaje de vida?
  6. ¿Qué harás para apoyar nuestra sagrada tarea y que no se pierda?

Gracias por acompañarme hasta aquí.

La razón…doble filo

La razón es la facultad en virtud de la cual el ser humano es capaz de identificar, comparar y clasificar conceptos, relacionando unos con otros según sus semejanzas y diferencias; cuestionando su significado y el sentido de su uso; hallando coherencias o contradicciones entre ellos y así inducir o deducir otros conceptos nuevos y distintos de los que ya conoce.

La razón humana, más que descubrir certezas es la capacidad de establecer o descartar nuevos conceptos concluyentes o conclusiones, en función de su coherencia con respecto de otros conceptos de partida o premisas.

Tal actividad es lo que normalmente se reconoce con el concepto que expresa el verbo razonar.

El razonamiento es una parte esencial de nuestras mentes pero ¿porque el titulo plantea que tiene doble filo? Por el siguiente aspecto que debemos tener en cuenta. Cuando alguien nos dice oraciones razonables caemos en el pozo de que nuestro cerebro procesa esas frases y la tomamos como verdaderas ¿Por qué? Porque son razonables, lo que planteo es que la razón no es infalible porque si seguimos el razonamiento inductivo (clase de razonamiento) si vemos varios cuervos negros podemos pensar que todos los cuervos son negros, es una conclusión razonable porque vimos por observación que muchas de estas aves son negras, pero un día se vio un cuervo blanco; eso tira abajo la hipótesis de que todos los cuervos son negros.

Conclusión, no podemos vivir e integrarnos a nuestras sociedades sin razonar ya que como está escrito en el primer párrafo es una virtud pero no debemos engañarnos cuando alguien usa la razón para expresar sus pensamientos, ya que eso nos puede llevar a cometer errores terribles.

Partes extraídas de wikipedia.

 

Una lección de vida

Era el día viernes pasado, había salido de la facultad y me tenía que ir a la terminal de ómnibus para volverme a mi ciudad natal. Me tome el colectivo correspondiente para llegar a la estación. Había mucho transito por lo tanto demore una hora y media para llegar.

Una vez en la terminal le tuve que avisar a mis padres para que me saquen el pasaje. Una vez ellos habiéndome pasado el código del mismo lo retire de la boletería. Mientras esperaba en el pre embarque, comí unas galletitas, bebí un poco de gaseosa y a las catorce y cuarto me subí en el ómnibus. Antes de partir para mi lugar de origen; una señora se subió contando que a su hijo lo iban  a operar del corazón, y estaba recaudando dinero para la operación. Yo note que cuando la gente le daba dinero, ella le entregaba una tarjeta con una imagen idolátrica. En ese momento dude de hacer caridad con ella pero luego me di cuenta que cuando yo le daba el dinero podía decirle que no quiero tal imagen y así hice yo le di parte de mi posesión y ella me ofreció el amuleto pero yo le dije que no lo quería.

Finalmente, ella paso por mi lado yo le di un poco de dinero. La señora se bajo del colectivo y el viaje a mi ciudad comenzó.

Comunicarnos ahora

Sé breve y concreto al hablar, si puedes decirlo en siete palabras, ¿para qué excederte?

Que las palabras sirvan para comunicar auténticamente, no para ocultar.
El ocultamiento es un juego de EGO, la comunicación es amor.
No solo se oculta engañando, mintiendo, omitiendo la verdad, aparentando, sino también con el orgullo, la vanidad, la confusión, la complejidad amañada, la descontextualización, en fin, todo lo que no colabora con establecer puentes de unidad.

Que tu inteligencia se revele en el lazo que ayudas a formar con el otro a través de lo que expresas, de lo que recibes y comprendes.

Recuerda, la comunicación es mucho, muchísimo más que palabras.
Y ten presente, somos multidimensionales, no meras piezas de información, o recipientes de datos.

Que tu comunicación sirva para unificar, a ti mismo, a ti con el prójimo.
Porque aquel que no está en armonía interna, difícilmente la construye fuera.

Ahora, a comunicarnos…

Al caer la noche, vuelven los fantasmas

Hace tiempo, en una de nuestras enriquecedoras conversaciones, me refería un buen amigo que a diario cada uno actúa asumiendo un papel. Tratando de parecer seguros de lo que hacemos e imperturbables en nuestros cometidos:

 – “pero al llegar la noche, cuando vas a dormir, entonces vuelven los fantasmas, ellos están ahí”-.

Esas fueron más o menos sus palabras. No le pregunté por sus fantasmas. Creo que es demasiado personal. Pero al escribir este texto, pensé en los míos.

Lógicamente cuando hablo de “fantasmas” lo hago metafóricamente. Son en realidad nuestras inquietudes, nuestros temores, las turbaciones de lo que hicimos y de lo que no. Nuestras acciones y nuestras inacciones.

Son las incertidumbres que el futuro nos depara, son los errores del día pasado, son los recelos y las dudas, nuestra incapacidad ante lo que nos supera. Son esas cosas que “te pinchan” cuando no tienes otras que te entretengan sin pensar.

Detente un segundo y medita: ¿construyes o destruyes?

En tu pareja, en tu familia, en tus amigos, en tus compañeros de trabajo, en tu ciudad, en tu país, en el mundo. ¿Qué haces?

Nos preocupamos mucho por miedo a perder lo que tenemos; personas, objetos,… sin darnos cuenta que más que tener, en realidad compartimos nuestra existencia con ellos.

Ante cada situación  asumimos un papel. Es una forma de verlo, pero y si lo enfocamos de otra manera; ante cada situación, usaremos unas cualidades características.

Procuremos no meternos en ningún papel. Seamos quienes realmente somos, descubrámoslo. Con nuestras virtudes y con nuestros defectos. Con esas cualidades que nos hacen especiales si no únicos.

Repasa mentalmente lo que te convierte en ti mismo. Intenta minimizar tus defectos, pasa de largo por ellos, sin ignorarlos pero sin darles mucha importancia. Cuando llegues a tus virtudes, a tus capacidades, detente en ellas. Piensa en estas con detenimiento, deja madurar en tu imaginación la infinidad de usos que le puedes dar a estas para mejorar lo que te rodea y a quienes junto a ti viven.

Determina acciones concretas aprovechando aquello en lo que sabes que se te da bien, aquello en lo que destacas o eres bueno.

Luego, trasládalo. De forma altruista, sin intereses.

No requiere de acciones muy complicadas, pero intenta que sean eficaces. Busca la efectividad, pero sobre todo actúa.

Si te es más fácil, hazlo por interés, pero que siempre ayude o beneficie a los demás con justicia.

Actúa de dentro hacia fuera, como una onda en expansión.

Si has comenzado ha realizarlo, que a la vez es realizarte; pregúntate de nuevo.

¿Construyo o destruyo?

Quizás con estos consejos los fantasmas no vuelvan o lo hagan en menor grado. En todo caso y por si acaso, te dejo una cita que puede que te ayude a dormir mejor:

“Acaba cada día y dalo por terminado.

Has hecho lo que podías.

Sin duda habrá habido errores y absurdos; olvídalos lo antes posible.

Mañana será un nuevo día, empiézalo bien, con serenidad y con tanto ánimo que no lo empañen las nimiedades de ayer”.

Ralph Waldo Emerson (1803-1882)

 

 

 

 

 

Autoritarismo laboral

Hay aquí una recopilación muy interesante de frases que no debiera decir un jefe a sus empleados.
Quiero compartir contigo ahora tales frases, puedes leer más al respecto en el link que te brinde.

1. Si no te gusta tu trabajo, encontraré a otro que le guste

2. No te pago para pensar

3. No quiero verte en Facebook / Twitter / ESPN mientras estés trabajando

4. Lo tendré en consideración

5. ¿Quién te dio permiso para hacer eso?

6. ¡Deja todo y haz esto AHORA!

7. No me vengas con problemas: tráeme soluciones

8. Eso es un asunto personal

9. Tengo varias críticas sobre ti… y aquí todo el mundo piensa lo mismo

10. Deberías sentirte afortunado de tener un trabajo

¿Qué tienen en común estas frases?

Considero que son todas expresiones del EGO:

  • Agreden.
  • Destratan.
  • Manipulan emocionalmente.
  • Hacen gala de autoritarismo pero no de autoridad.
  • Pretenden imponer, no negociar.
  • Son producto del miedo, de la necesidad de demostrar poder, dominio, por sobre el que está en una jerarquía laboral inferior.

Es cierto que en un ambiente laboral no todos trabajan a buen ritmo. Tampoco están todos remando hacia la misma meta. Ni los empleados son independientes, sino que muchos en muchas ocasiones trabajan “a reglamento”, porque hay un ojo inspector, amenaza de sanción, el rigor ejercido desde los mandos superiores.
El EGO de los asalariados también opera.
Los empleados también recurren a estrategias y astucias para imponerse, directamente con gritos, llantos, pataleos y sus derivados; o indirectamente, por medio de desconectarse de la realidad de una u otra forma; o a través de la perniciosa agresión pasiva.
Oh sí, en donde hay relaciones humanas suele haber disputas de EGOs.

Me pregunto, con total ajenidad al mundo empresarial y de los negocios, ¿estas frases son las que posibilitan un mejor desempeño de los trabajadores, un mayor rédito para le empresa, el crecimiento real?
¿Cómo sería la conducta que no se forma en el EGO? ¿Qué frases se usarían?

Y en el universo de la familia, ¿cómo se dan estas expresiones de miedo e impotencia disfrazadas de autoritarismo?

Clave para mejorar tu vida

Muchas veces nos preguntamos: ¿qué me está pasando en la vida, con mi vida?
Por lo general cuando estamos en una racha negativa, o ante un tropezón.
¿Qué me está pasando?
Y también el tan común: ¿Por qué a mí?

No sé si notas que está pregunta evidencia pasividad, falta de responsabilidad, ser víctima y no actor, estar sometido y no ser creador.
”Me está pasando”.
Como si hubiera un destino, como si uno no fuera personaje y autor, sino mero títere.
Hay algo que acontece, que me ocurre y que pareciera estar por fuera de mi alcance.

Desde una perspectiva más integral podemos decir que no nos está pasando nada, sino que estamos recibiendo respuestas.
¿Respuestas?
¿Respuestas a qué?

A cómo estás viviendo.
A las decisiones que tomas.
A las decisiones que pospones.
A las decisiones de las que crees escapar por no decidir.
A lo que estás haciendo.
A lo que estás dando.

No amigo querido, no es respuesta a lo que piensas, ni a lo que sientes, ni a lo que crees.
El mundo interno es muy importante, tiene un grado en el arte de modelarnos y a nuestro entorno, pero no es la clave.
Lo esencial es cómo vivimos, qué hacemos, qué dejamos de hacer.

Te daré un ejemplo muy simple.
Puedes pensar en que tu comida es saludable, sientes que estás ingiriendo alimentos sanos, crees que tu dieta es balanceada y correcta, tienes plena fe en esto; pero en los hechos, en los actos, estás comiendo comida chatarra, llena de azúcar, fritos y refritos, en cantidades desaconsejables, con mucha sal, etc.
¿De qué vale tu pensamiento, sentimiento, creencia, si a la hora de las acciones estás falto de equilibrio, provocando tu desarmonía?
Luego te quejas de sobrepeso, de pesadez, de malestar estomacal, de taquicardias, de insomnio, de fatiga crónica, de falta de aliento, de problemas emocionales, de conflictos con tu pareja, de…
La vida te está respondiendo a lo que estás haciendo con ella.

Recuerda, las buenas intenciones son hermosas, sí señor, pero cuando están acompañadas de conocimiento y equilibrio. Pues, cuando las buenas intenciones vienen solas, carentes de sabiduría, adecuación y armonía, suelen resultar en desastres. (Lee la definición de diletante, si gustas).

Oh sí, el pensamiento, sentimiento, palabra, que son positivos tienen su efecto positivo.
Sin dudas que sí.
Somos multidimensionales, no meras máquinas de hacer cosas.
Una bella palabra a tiempo puede cambiar una vida, para bien. Una palabra a destiempo, puede hacerlo para mal.
Pero es una palabra dicha, es decir, hay una acción, diste algo de ti. Para bien o para mal.
Si te quedas solo en el pensamiento positivo, en el sentimiento ídem, y nada más, no cambias al mundo, ni te mejoras para nada a ti mismo.
Que la acción sea un vestido acorde con tus pensamientos y sentimientos, entonces sí: piensa bien y será bien.
No por magia, sino porque es la ley de causa-efecto, acción-reacción, modifico de alguna forma el sistema y éste me responde.
La vida me responde a lo que doy,

Ciertamente las emociones han de acompañar al pensamiento, darles esa energía vital de la cual carecen los pensamientos.
Piensa bien, entonces encuentra dentro de ti la emoción positiva y encárnala en una acción constructora de Shalom.
O al revés, siente tu “neshamá”, tu esencia espiritual, tu pura conexión con la Eternidad, siéntela vibrar, descúbrela, enlázala con algún pensamiento favorable y entonces haz la obra necesaria para construir Shalom.

Por supuesto, en medio estará el EGO perturbando el accionar.
La emoción luminosa será opacada por deseos del EGO.
El pensamiento correrá hacia excusas para justificar lo negativo.
Las acciones serán torpes o confusas.
Entonces, luego no te quejes preguntando qué pasa con tu vida, pasa lo que estás haciendo con ella.
Porque, por lo general nos vamos auto engañando, creyéndonos más buenos, sabios, justos, leales, inteligentes, perfectos, armoniosos, iluminados, santos, etc. de lo que en verdad estamos siendo.
Es una de las trampas del EGO, la desconexión de la realidad.
Entonces, cuando tomamos real conciencia de nuestra identidad, cuando nos unificamos en nuestros planos, cuando vamos armonizando nuestra existencia, cuando realmente construimos shalom a cada instante (es un ideal casi inalcanzable, pero bueno, a ello debemos aspirar), entonces allí comprendemos la futilidad de la queja, la necesidad de seguir creciendo, aún en el dolor, aun en la falta de esperanzas, aun en el amargo momento.

Pero, ten presente, tú no eres el centro del universo, tampoco eres todopoderoso, por lo cual ni tus buenas intenciones+conocimiento arropados en buenas acciones no tendrán necesariamente resultados siempre positivos en este mundo.
Porque, te lo repito, no eres el centro del universo, no eres todopoderoso.
Hay otros factores en juego, que pueden ser otras personas que se oponen a tu proceder, que son indiferentes, que producen el mal –voluntariamente o no-, que están allí y no responden de la manera esperada, etc.
Está también el mundo material, que excede en mucho tu poder, que no está a tu servicio aunque la humanidad tenga esa rara idea.
Está el sistema complejo del mundo que funciona con sus propias reglas naturales, que tiene efectos que pueden ser molestos, desagradables, mortales.
Están los designios de Dios, que suelen ser inescrutables.
Como sea, a veces podemos confesar que estamos pensando, sintiendo, creyendo y haciendo en sintonía con el Bien (con inicial mayúscula), pero igual sentimos que algo no está bien.
Es la famosa cuestión, tan milenaria, de que al bueno le va mal, en tanto al malvado le va bien.
No es aquí el momento de tratarla, porque ya lo hemos hecho en otras ocasiones antes.
Pero sí, hay cuestiones que nos sobrepasan.
Sin embargo, la clave habitual suele ser lo que te trato de enseñar aquí hoy: Lo que das, es lo que recibes.
No será 100% de las veces, pero tiende a ello.

Lo que das en esta vida, que es la única que tienes.
No hay necesidad de estar pendiente de ilusiones (o no) de vidas previas.
Ni de conceptos magias o místicos.
Busca lo simple, lo concreto, que suele ser la mejor respuesta.

¿Como encarnas en acciones tus emociones?
¿Brindas agresión, gritos, pasividad, dolor, severidad, falsedad, miedo, miseria, indiferencia?
¿Qué estás aportando al mundo?
Lo que brindas, es lo que probablemente recibirás a cambio.
Como en tu cuenta de banco. No sería lógico ni razonable enojarse y patear al cajero automático si no te da dinero, si no le has depositado nada antes.
Y si esperas dólares y depositaste pocos pesos, ¿con qué derecho reclamarás lo que no te corresponde?
Primero deposita, cuida tu inversión, añade a ella y entonces estarás listo para recibir lo que es tuyo y con creces, con buenos intereses.
Así en el amor, la amistad, el trabajo, la comunidad, el vecindario, etc.
Brinda y recibirás.

Deposita en el banco de la vida (temporal y eterna), haz buenas obras, no importa tanto en lo que crees. Haz el bien, con justicia y lealtad.
Pon en tu cuenta, de a un peso por vez si no puedes más, pero no dejes incrementar tu caudal ni bien puedas.
Brinda acciones nobles, colabora, coopera, comparte el buen pan, brinda entusiasmo, alegría, afecto, gratitud, felicidad, amor, abundancia, aprecio, reconocimiento, lealtad.
Vamos, dale eso a tu pareja, a tus hijos, a tus padres, amigos, familia, FULVIDA-SERJUDIO.com, da generosamente, no esperes NADA a cambio.
Tú brinda, haz que tu entorno sea depositario de tus buenas acciones.
Al rato estarás recibiendo con creces lo que diste.
Recogerás bienestar, si no lo estás esperando como codicioso negociante mezquino.
Construye shalom, una y otra y otra vez. No esperes NADA a cambio. Tú hazlo.
La vida te responderá con creces.

Ya no preguntarás con una respuesta hueca: ¿Qué me está pasando?
Sino que alegremente enseñarás a construir shalom, a ser quien construye tu vida y la hace receptora regocijada de bendición.

Si te gusta, compártelo, vívelo. No dejes que este mensaje de vida muera en el anonimato del EGO. Gracias.