Todas las entradas de: blanestrod

El poder de uno…

Como saben, el pasado 15 de septiembre hubo en México un atentado terrorista en Morelia, Michoacán; uno de los estados de la República más afectados por las guerrillas y el narcotráfico.

En un hecho sin precedentes, murieron 8 personas y más de 100 resultaron heridas por la explosión de dos granadas de fragmentación, precisamente mientras se celebraba el aniversario 198 de la Independencia de México, justo cuando se daba «el grito» frente al Palacio Municipal en una plaza inundada de gente que iba a festejar.

Hasta el momento, ningún grupo guerrillero se ha adjudicado el ataque, por lo cual se apunta a los cárteles como presuntos responsables.

En medio de todo esto aparecen las declaraciones de familias, víctimas, conciudadanos… de la población mexicana en general, indignada, atemorizada. Fue precisamente uno de estos comentarios el que me llamó la atención: «Yo consumo drogas pero no tengo nada que ver con este tipo de cosas que son detestables». ¿Realmente es así?

Uno de los mandamientos universales nos ordena: NO MATAR. Para cumplir con este mandato, es necesario vivir y reconocer que la obediencia a las leyes objetivas otorgan y preservan la vida misma por el amor que nos tiene el Eterno. Y como ejemplo de lo que sucede cuando ignoramos este hecho, tenemos al joven adicto que no se siente responsable de los actos terroristas.

Este muchacho dice no tener responsabilidad alguna, después de todo él no le quitó la vida directamente a otra persona, ni planeó el ataque, ni lanzó las granadas; pero sí hizo (y sigue haciendo) algo que va en contra de vivir y recrear la vida: matarse a sí mismo. Su adicción lo consume, lo esclaviza, le quita su libertad; y dentro de todo no se da cuenta de que  hay miles de mexicanos que comparten esa situación. Cientos de personas adictas por quienes los cárteles se disputan cliéntelas y territorios, narcotraficantes que ahora son atacados por el Estado y quienes mandan «mensajes» a través de asesinatos, secuestros, genocidios. Todo por la suma de individuos que ignoran un mandato divino: «NO MATAR».

 

Así que hoy quiero transmitir este mensaje:

 

«Cuando un individuo transgrede las Leyes del Eterno, no sólo se daña él, sino también a su nación».

Las 13 cosas que aprendí del Arca de Noé

Hola, navengando por la red encontré este texto, ojalá que les guste:


Las 13 cosas que aprendí del Arca de Noé…


 
1.- Es importante ser puntual a la cita y no llegar después de la hora fijada para la salida.
 
2.- Recuerda que todos somos diferentes, pero estamos en el mismo barco.
 
3.- Planea el futuro. No estaba lloviendo cuando Noé comenzó a construir el Arca.
 
4.- Nunca te sientas viejo a pesar de que alguien diga que tu tiempo ya pasó, y que a tu edad ya no puedes a hacer nada grande que valga la pena solamente porque tienes 600 años.
 
5.- No hagas mucho caso a los criticones: continúa con el trabajo que Dios te ha encomendado.
 
6.- Todo lo que hagas y construyas procura hacerlo con alta calidad, a pesar de que no seas profesional ni sea eso lo que tú sabes hacer.
 
7.- Al buscar compañía para tu viaje en la vida, busca una que verdaderamente sea afín a ti. Polos opuestos pueden atraerse, pero no van a lograr mucho. Además, tienes que encontrar una pareja que tenga tu misma espiritualidad, para que juntos se animen a seguir caminando hacia el Arca.

8.- Si sientes que tu progreso espiritual es lento, no te desesperes. Más que rapidez, Dios quiere perseverancia. Recuerda que las tortugas estaban a bordo, así como los caballos, los linces y otros animales veloces.
 
9.- Aunque al principio te sientas solo y recibas burlas, a la larga tiene su recompensa el tratar de vivir la palabra de Dios.
 
10.- No desprecies los esfuerzos que hacen los sencillos por lograr algo. Recuerda: el Arca fue construida por amateurs, mientras que el Titanic fue construido por profesionales.
 
11.- Dios nos ama a todos y quiere que todos alcancemos la redencion, pero solamente la lacanzaran aquellos que hagan la voluntad de Dios.
 
12.- Dios solamente mandó construir una sola Arca, y los que lo amamos debemos construir esa Arca; no andar cada quien construyendo la suya  sólo porque no nos gustó algo que nos dijo Noé.
 
13.- No importa cómo sea la tormenta en la que estés: si permaneces con Dios, siempre habrá para ti un arco iris esperándote.
 
«EL ÉXITO NO ES PARA QUIENES PIENSAN QUE PUEDEN HACER ALGO…..SINO PARA QUIENES LO HACEN……»

 

Enviado por Fernando Aníbal Sanchez.

Argentina

Tomado de http://www.kolisraelorg.net

 

¿Debe estar escrito para ser verdad?

Parece existir una tendencia de parte de aquellos que llegan a estas páginas por vez primera, a descalificar los preceptos noájidas porque sólo aparecen en Génesis 9. Se supone, que las personas que llegan con preguntas respecto a las leyes universales, están buscando el camino verdadero. Y entonces buscan en donde les han dicho que pueden buscar: la Biblia.

Ya saben, la población religiosa en general sabe que la denominada Biblia es la palabra de Dios y que todo lo escrito ahí es obligación para las naciones del mundo: «Es que la Biblia dice…» y si no está ahí (o sólo aparece una vez) debe ser un invento.

Pero el individuo que se desenvuelve en esta dinámica, ya sea por ignorancia o porque sigue «enganchado» de alguna manera con la idolatría del mundo; omite dos hechos de gran importancia:

1. Que el Tanaj sólo es heredad de Israel.

Escrito para que el pueblo elegido conociera el origen del mundo, la Torá, las profecías y todo lo necesario para cumplir su misión. Nada de lo escrito ahí podría ser comprendido de forma correcta por alguien ajeno al judaismo sin la guía apropiada; y definitivamente los mandatos para las naciones NO son el tema central.

2. Que el Eterno no es hombre para arrepentirse.

Si estableció que el pacto noájida está sellado con el arcoiris a perpetuidad ¿Cuántas veces hay que repetirlo para entenderlo? ¿Acaso no es suficiente con que el Eterno lo diga una sola vez para acatar su mandato? Y lo dice claramente: «Voy a hacer una alianza con vosotros y con vuestra posteridad (Génesis 9:9).

Por otro lado, tanto cristianos como musulmanes tomaron y modificaron elementos de la Torá para crear sus respectivas religiones. Imponiéndose así mismos obligaciones que no les correspondían e inventándose nuevas, y a pesar de considerar el Tanaj como la inmutable palabra de Dios, escribieron libros completos que llegan a contradecir la verdadera palabra del Eterno.

Peor aún, cada vez que quieren justificar alguna acción dentro de su religión no se oye mencionar: «La Torá lo dice»; sino en su lugar escuchamos «Está escrito en el Corán» o «Está escrito en el Nuevo Testamento» (si es que realmente es así). Obras escritas bajo la supuesta guía del Espíritu Santo o a través de revelaciones inciertas a un profeta.

En conclusión, no todo lo que se escribe es una verdad inmutable; y por otro lado, el hecho de que los siete preceptos universales se mencionen por revelación directa del Eterno (aunque fuera por única ocasión), debería ser suficiente para convencernos de su certeza y veracidad.

Por último, los noájidas tenemos la obligación de estudiar nuestros mandamientos, comprenderlos y compartirlos con el resto del mundo; ya sea por tradición oral o escrita, sin necesidad de inventar libros sagrados.

Me presento

Recién empiezo a participar activamente en Fulvida, y pues quizá he sido algo descortés pues ni me presenté ni nada. Así que les voy a contar un poquito de mi y cómo fue que llegué aquí.

Mi nombre es Blanca, vivo en México, tengo 27 años y soy casada. Mamá de dos pequeños: Marco, próximo a cumplir 7 años en un par de semanas; y David de 4 años.

Realmente yo nunca fui muy religiosa, un poco por la educación que me dió mi papá. Él decía que no creia en las religiones porque la gente adepta siempre espera que D-s resuelva todos sus problemas sin que ellos hagan nada por mejorar su situación.

Así que cuando me preguntaban ¿de qué religión eres?, yo simplemente decía: de ninguna. «¡Ah! eres atea», esa era la respuesta que recibía con mayor frecuencia. A la gente le cuesta asimilar que uno puede creer en un ser superior sin la necesidad de ser adepto a alguna religión.

Sin embargo, yo vivía bastante tranquila con esa situación… Hasta que me casé y tuve a mi primer hijo.

La familia de mi marido es católica practicante y ferviente devota, cuando nos casamos presionaron mucho para que lo hicieramos por «la Iglesia».

Yo sé que para muchas chicas la boda de blanco es una ilusión muy esperada y que es una tradición que las parejas se casen de esa forma, aunque muchas de ellas ni siquiera sean tan devotas; pero para mi eso resultaba innecesario debido a que heredé algunas ideas de papá sobre la religión.

En fin, después de varias platicas aceptaron nuestra decisión de sólo hacer una boda civil sencilla, sin mucho gasto, con los familiares y amigos más cercanos. Pero cuando nació Marco, los pleitos volvieron. Podían aceptar que «no estuvieramos casados ante los ojos de D-s»; pero no querían dejar a mis hijos sin bautizo y «sin la entrada al cielo».

Prácticamente era tema en todas las conversaciones: ¿cuándo los vas a bautizar? Discusión que se acabó apenas hace un mes cuándo dije que esperaría a que ellos decidieran cuando fueran más grandes. Obviamente todas las preguntas llovían sobre mi, porque mi esposo no quería tener pleito con sus papás, siempre se mantuvo al margen (lógico, nadie quiere tener problemas con su familia).

Como verán las discusiones religiosas con mis suegros y cuñados están a la orden del día, en general la relación es buena; pero cuando se toca se tema todo el mundo tiene algo que decir. Y quizá a mi no me hubiera preocupado mucho, si no fuera porque con el tiempo mis hijos empezaron a hacer preguntas sobre D-s y Jesús. Imagino que debido a toda esta tensión, ellos tenían muchas dudas con respecto al tema.

Solemos pasar una temporada de vacaciones cada año en casa de mis suegros (viven ellos en Cancún). Obviamente el lugar está llena de íconos, cruces e imágenes religiosas. En una de esas ocasiones, mi hijo menor preguntó por una figura de Jesús en la que aparecía sangrando: ¿Quién es? antes de yo pudiera responder mi suegra ya le había dicho que él era dios.

Tuve entonces que soportar preguntas cómo ¿porqué se murió? ¿quién lo mató?, en realidad cosas bastante horribles para un niño de entonces 3 años. Hasta ese momento, yo siempre había creído que a pesar de nuestra diferencias religiosas todos creíamos en el mismo dios; y fue ahí que me di cuenta que realmente no es así, pues aunque no tuviera certeza de la inmensidad del creador, sabía que no podía reducirlo a la pintura de un hombre torturado.

Así que empecé por explicarle a mis hijos que D-s no puede morir porque es eterno, no tiene principio ni fin (al menos eso sí lo sabía). -Entonces mamá- me dijo Marco, el mayor -si no tiene principio ¿significa que tampoco pudo nacer? Por alguna razón su pregunta me tranquilizó mucho, me hizo sentir que iba por buen camino. Pero aún quedaba una pregunta por resolver, si el sujeto de la pintura no es dios, entonces ¿quién es?

Siempre había creído como muchos otros, que el «Mesías cristiano» debía tener su origen al menos histórico, quizá una persona de carne y hueso que llamó mucho la atencíón en su tiempo. Así que antes de explicarles a mis hijos quién fue Jesús realmente, tenía que saberlo yo primero porque no quería decirles una mentira.

Así que comencé a investigar para quitar los mitos a su alrededor. Yo sabía por ejemplo que no había nacido el 25 de diciembre, que esa fecha la habían adoptado (o eso creía) para ganar más adeptos dentro de los adoradores del dios Sol. Después estaba el asunto de haber nacido de una virgen, y descubrí que se trata de un error de traducción. Y entonces empecé visitar varias páginas, entre ellas la de los judíos mesiánicos.

Su discurso al menos parecía más coherente, con todo eso de que «Yeshua» no había venido a abrogar la ley sino a cumplirla, etc, etc, etc. Entonces yo no conocía sobre las leyes noájidas, así que parecía muy aceptable que pensaran así. E investigando un poco más acerca de este grupo encontré la página de serjudío.com

Fue entonces cuando aprendí sobre el pacto con Noé y sus preceptos, y comprendí que no había ninguna ley que abrogar o cumplir porque los gentiles no estábamos bajo la Torá ni los 10 mandamientos. Que todo el discurso del sermón de la montaña y otras cosas se encontraban ya en Deuteronomio, Proverbios y en el Talmud. Entonces ¿qué quedaba? si no había dicho nada nuevo, ¿por qué tanto alboroto?

Y seguí buscando, leyendo un poco más encontré los famosos rollos del mar muerto, las coincidencias de algunos de sus ritos (como la purificación para entrar a la hermandad) y su parecido estructural con la iglesia católica. Pensé entonces que la iglesia quizá había tenido su origen en la hermandad del Qumram en cuánto a su modus operandi; pero en el mito de Jesús no había ninguna creencia que se acercara a lo que pensaban los integrantes de la secta, quienes aguardaban como todo judío la llegada del Mesías y eran estrictos observantes de la Torá (exceptuando por los sacrificios, según entendí).

Seguí adelante, y entonces encontré sitios donde se relataban las coincidencias que había entre el culto y el mito de Jesús y otros dioses: Buda, Horus, Krisna, Mitra, etc, etc, etc.

Me di cuenta, de que no se trataba de una idea judía paganizada, sino al revés: Un mito pagano popular en Grecia y otras naciones conquistadas por los romanos, que de alguna forma se asoció con la estructura e ideas de la secta del Qumram (probablemente algunos de los dispersados intentaron reconstruirla entre los gentiles después de la invasión romana).

Bueno, después de todo este lío, decidí dar el siguiente paso y profundizar en las leyes universales. Y aquí estoy, tratando de aprender sobre mi verdadera identidad espiritual que va más allá de ritos y mitos astrológicos y que puedo compartir con mis hijos sin demasiadas explicaciones.

Ahora mis hijos saben, que Jesús es sólo la mezcla de varios mitos; cómo cuando se unen varios cuentos, y no hay necesidad de asustarlos con horribles torturas y asesinatos. Pueden ahora llevar una vida menos violenta y ya no preguntan más sobre imágenes religiosas, lo cual me tiene más tranquila.

Pienso que no hubiera tenido necesidad de hacer toda esa travesía, si las personas no tuvieran la urgencia de imponer a otros sus creencias religiosas; pero al mismo tiempo les agradezo mucho, porque sin ello probablemente no habría encontrado el verdadero camino.

Mi familia

¿Cuánto dura el arcoiris?

Hace algunas semanas un familiar querido me preguntó (probablemente algunos de ustedes ya lo hayan leído):

-¿Y hasta cuándo durará el pacto noájida?

Yo respondí:

-Mientras dure el arcoiris

Y me reclamó:

-¡Pero si el arcoiris es un fenómeno físico! ¡Mientras exista el mundo existirá el arcoiris!

Entonces dije:

-Pues ya tienes tu respuesta, mientras exista el mundo nuestro pacto no terminará.

Bueno ¿y por qué me hacían esta pregunta?, porque de repente un día comencé a platicar en casa de los descubrimientos que estaba haciendo sobre el mundo noájida; y como les habrá pasado a muchos de ustedes, varios miembros de mi familia me miraban como bicho raro y tuvieron diversas reacciones: enojo, indignación, confusión.

Cuando alguien enfrenta una verdad desconocida por primera vez, suele tener una reacción de rechazo y así pasó en mi familia. El único que se animó a platicar conmigo de estos temas fue mi esposo y fue con él con quien sostuve este interesante diálogo.

Le interesaba saber qué eran esas leyes noájidas, dónde estaban escritas en la biblia, qué validez tenían y desde cuándo se habían «inventado». Siendo nuestro país 90% católico, era lógico que todo ésto le sonara extraño pues en su mente sólo existían tres tipos de creencias: cristianismo, judaísmo y ateísmo; y desafortundamente él era de los primeros (aunque no tan aferrado como su familia -eso creo yo-).

Tuvimos una larga charla en donde le explicaba que el arcoiris era la señal que el Eterno había escogido para sellar el pacto noájida y que éste era a perpetuidad por siempre mientras durara el mundo.

Que igualmente había hecho un pacto paralelo con el pueblo de Israel cuya señal es el shabbat, el día de reposo que exite con o sin los hombres al igual que el arcoiris.

Pero al parecer todo ésto era demasiada información y en tono burlón me dijo: Esas son demasiadas leyes y cosas, por eso nosotros sólo tenemos un sólo mandamiento ‘Amáras a tu prójimo como a ti mismo’.

Así que nuestra plática terminó cuando yo le dije que esa sentencia ya se encontraba en Deuteronomio y que dudaba seriamente de la existencia histórica del tal Jesús.

De manera que a final de cuentas, a pesar de que mi marido era una persona relativamente crítica hacia su religión y la de su familia; tiene aún varios prejuicios derivados del conocido «nuevo testamento».

Lo cual me recuerda, si realmente hubo un «nuevo pacto» ¿acaso no deberían sus seguidores conocer con exactitud cuál es la señal con el que está sellado y su duración en el plano físico? ¿Y no debería ser esa señal reconocible y ostentable por cualquier persona en el mundo? Corríjanme si me equivo.

Por lo pronto hoy puedo decir como noájida que se cuál es mi pacto, su señal, sus leyes y su duración. Y la próxima vez que alguien quiera convencerme de ir por otro camino, tan sólo le preguntaré ¿cuánto dura el arcoiris? Así me ahorraré varias horas de conversación.