Todavía me resuenan los ruegos inútiles y los desesperados llantos de los niños. No había misericordia para nadie. Muchas veces corro a través de las habitaciones, hasta que me doy cuenta que es mi memoria que no puede olvidar los sonidos de la muerte. Todas las noches rezaba a Dios y le preguntaba ¿por qué estoy viva? ¿acaso me guardas como semilla para sembrarme de nuevo? Judith Klein, «Semillas de Dios»
Ayer terminé de leer por cuarta vez el libro de Judith Klein, «Semillas de Dios – Una memoria de Aushwitz«. Imposible utilizar los adjetivos «bonito» o «entretenido» para recomendarlo. Imposible hacerlo pues lo que doña Judith narra «es de verdad». Y para las cosas que narra, las palabras se autodeclaran pigmeos ante el tamaño gigantezco de las atrocidades cometidas durante el más oscuro período de la historia.
Pero lo recomiendo enfáticamente.
Hoy en día hay un nuevo tipo de antisemitismo/judeofobia, potencialmente más peligroso que el de los nazis. En tanto que descarado, el Hitlerianismo no tuvo un antecedente de violencia y destrucción como lo que finalmente demostró ser capaz. Hubo pogroms, expulsiones y matanzas en la «culta» Europa pero el nazismo apeló a todo lo más bajo del ser humano. Eso pensaba yo…
Pero el antisemitismo de hoy en día es aún más peligroso. Donde los nazis ponían descaro, los antisemitas actuales ponen hipocrecía: «que importa que el presidente de Irán quiera desaparecer de la tierra al Estado Judío, ¡al fin y al cabo el enemigo de mi enemigo es mi amigo!«. El antisemitismo de hoy en día – especialmente manifiesto en la extrema izquierda – se viste de superhéroe; pretende ser defensor de pueblos oprimidos para acusar de fascista al pueblo que más ha aguantado los embates terroristas.
Tratar de hacer razonar a un antisemita es como «arar en el mar». Su motor es el odio puro. Cuando escucha noticias del medio oriente – usualmente manipuladas por la ya bastante tendenciosas cadenas informativas internacionales – no cuestiona, no investiga, simplemente acusa.
Tratar de hacer sentir a un antisemita es, como hubiera dicho mi suegro, «gastar pólvora en gallinazo». Su motor es el odio puro. Mueve sus emociones a favor de cualquiera que se declare enemigo (de lo que llama) Sionismo. ¡Que importa si Hamas o Hizbullah lanzan cohetes a Israel, corre a «denunciar» cuando Israel defiende a sus ciudadanos!
La Humanidad deberá cargar con la vergüenza de haber asesinado a seis millones de seres inocentes entre 1939 y 1945, en sólo 6 años, seres que no estaban en guerra con nadie, cuyo pecado fue ser judíos. Judith Klein, «Semillas de Dios»
Aprender de la historia es una obligación. Aprender para no repetir errores u horrores es lo mínimo que le corresponde a cada ser humano.
En 1956 estalla la revolución en Budapest. La gente moría por decenas. Los comunistas disparaban a mansalva. Un día cuatro soldados rusos entraron a nuestro hogar… rompieron y destruyeron lo que encontraron a su paso… En ese momento yo estaba sola con mis hijos Gyuri y Zsuzsika, que todavía eran pequeños. A la mañana siguiente, acordamos que dejaríamos Hungría. Muchos se nos habían adelantado y abandonaban el país en busca de la libertad… Caminar y caminar rumbo a Austria… En Viena, (mi esposo) Miklos trabajaba en un restaurante por las noches y yo en una tienda de deportes. Ya estaba embaraza de mi último hijo. Hasta que un día recibimos el permiso de residencia en Chile. Cuánta alegría… Ibamos a Chile un país lejano y desconocido. Judith Klein, «Semillas de Dios»
Cuán lejana es la realidad respecto a aquellos que vociferan retóricamente que «Israel discrimina, un país racista«. Mis hijos van a escuelas públicas acá en Haifa. A pesar de no hablar hebreo, a pesar de ser nuevo, mi hijo dice que nunca a estado tan feliz como en su escuelita Tel Hai. Yo lo entiendo muy bien. Su profesora quien no habla español decidió enseñar – al tiempo que ella mismo aprende – palabras y frases en español para ayudar a mi Daniel. En su sala de clase hay niños de todas las tonalidades de piel. Lo mismo sucede en el Jardín de mi hija Keren. Su profesora, quien habla francés decidió también entrar a un curso de español, para poder hablar e interactuar de mejor manera con mi hija. Ah! Y por primera vez no hemos tenido que «torear» las celebraciones escolares del mes de diciembre. ¡Qué gusto poder asistir con mi esposa a los actos de Jánuca en las escuelas de mis hijos!
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Sobre el autor: El Dr. J. Mayorga es Matemático de profesión, Suma Quan Laude y mejor graduado de su promoción en Escuela Politécnica Nacional – Ecuador. Obtuvo su Doctorado en Ciencias de la Ingeniería (Mención en Modelamiento Matemático) en Universidad de Chile – Chile. Su trabajo de investigación tiene que ver con métodos matemáticos de la Mecánica Cuántica. Ha sido Representante en Chile y Coordinador Internacional de Fundación Luz de Vida, creada con el propósito de promover entre los hispanoparlantes la observancia de las Siete Leyes Universales, herencia de las naciones de acuerdo con la tradición judía. Ha traducido del inglés al español «Los Siete Colores del Arco Iris» (Y. Bindman), «El Camino del Gentil Justo» (Ch. Clorfene & Y. Rogalsky) y «¿El Verdadero Mesías?» (A. Kaplan).
Dr.Juan Mayorga:ha sido para mi una gran alegría saber de Uds aunque sea a través de este artículo,yo me siento tan identificada con lo que escribes porque como bien sabes en mi caso las persecusiones suman y siguien …..y todo por haber renunciado al cristianismo veo que cada quien corre peligro.Espero me puedas escribir,tuve el privilegio de compartir contigo y tu hermosa familia en mi casa en Viña Chile,cuentan conmigo mi correo es el mismo.
Marice
Doña Cecilia! Que gusto saber de usted; justo ayer nos preguntábamos con Carmita sobre usted y todos los amigos noájidas de Viña del Mar. Entre hoy y mañana le escribir’e para retomar el contacto. Abrazo afectuoso para usted y todos los suyos! Juan PD: Y por favor, sigo siendo Juan (con defectos y virtudes). Lo de «doctor» lo uso sólo cuando es realmente necesario.