Todas las entradas de: Yehuda Ribco

¿Buscadores de verdad?

Muchos nos presentamos como “buscadores de la verdad”, gente que tiene un cierto compromiso con ese altísimo valor.
Sin embargo, a la hora de los hechos, podemos comprobar que nos quedamos en prejuicios, en cómodas celditas mentales, dentro de la caja que conocemos y nos resulta confortable al mismo tiempo que asfixiante (quizás de esto último no seamos conscientes). Repetimos lemas ya memorizados, explicamos con las soluciones aprendidas, manejamos las herramientas con las que estamos acostumbrados a manipular. ¿O es que nos tomamos el esfuerzo, tiempo, ingenio, energía para preguntar y repreguntar? ¿Nos atrevemos a renegar de nuestras frases prefabricadas para crear nuevas y apropiadas? ¿Somos capaces de admitir que estábamos en un error y empecinados en sostenerlo?
¿Queremos la verdad o queremos tener razón?

Con dificultad admitimos y nos apropiamos de un punto de vista divergente, a lo sumo podemos ser (o parecer) “tolerantes”  (siempre y cuando dejemos en claro que no se nos está ganando en ninguna pulseada verbal/intelectual).
Lo más frecuente será hacer malabarismos y piruetas para demostrar que lo que pensamos/creemos es correcto, que es el otro el que anda a los tumbos en la oscuridad. Porque reconocer el error, o la ignorancia, es demostrar que somos débiles, que estamos a merced del otro.

Es cuestión de ser sinceros y tratar de evaluar nuestra conducta con imparcialidad, para comprobar que tan ajustados a la búsqueda de la verdad estamos siendo, o qué tanto estamos peleando para sostener una careta de poder.

Hay gente que se dedica a estudiar y conocer, como especie hemos alcanzado un gran nivel de comprensión de ciertos fenómenos y leyes naturales, pero lo cierto es que sabemos poco, estamos sumamente limitados en varios aspectos.
Solamente date cuenta de la infinita cantidad de seres minúsculos que nos rodean, que nos colonizan; de las millones de células que están activando en este mismo momento en tu ser; de los incontables fenómenos físico/químicos de todo tipo que están ocurriendo en cada instante. Somos un átomo dentro de compleja e inacabable red de redes que nos involucra en la multidimensionalidad. Pero, nos creemos con poder para dominar los elementos, los seres y hasta a la propia Deidad. Esa fantasía de poder nos lleva a creer que tenemos razón en todo, que nuestro deseo es suficiente para convertirlo en realidad, que si repetimos las frases mágicas con que nos adiestran nuestros gurúes tendremos el acceso a secretos de maravillosa y fantástica autoridad. Murmurar un salmo traerá sanación, otro dinero, otro más felicidad matrimonial; y si no es un salmo, puede ser al usar una sortija, o encender un cirio, o sacrificar un animal, o tener fe en determinada entidad, o… lo que sea que nos hace creernos con poder sobrenatural.

¡Cuán diferente con observar el mundo y maravillarnos con él, y agradecer a Quien lo creó y sustenta! Con humildad, con respeto, con confianza, con admiración.
Entender que hay un inimaginable poder que no nos pertenece mientras admitimos nuestra impotencia así como nuestra limitada capacidad. Es precisamente ESA capacidad la que tenemos para hacer nuestra parte, ejercer nuestro real poder. Así podremos encendernos en regocijo, plenitud, amor, solidaridad, potencia, sentido, propósito, dignos de ser amados y valorados.

Entonces, no tendremos necesidad de actuar personajes, ni de llamarnos “buscadores de verdad”, porque seremos reales y adherentes a la verdad (en la medida que podamos alcanzarla).

Señor del tiempo

"Entonces dijo Elokim: ‘Haya lumbreras en la bóveda del cielo para distinguir el día de la noche, para servir de señales, para las estaciones y para los días y los años.
Así sirvan de lumbreras para que alumbren la tierra desde la bóveda del cielo.’ Y fue así.
E hizo Elokim las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para dominar en el día, y la lumbrera menor para dominar en la noche. Hizo también las estrellas.
Elokim las puso en la bóveda del cielo para alumbrar sobre la tierra, para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Elokim que esto era bueno.
Y fue la tarde y fue la mañana del cuarto día."
(Bereshit / Génesis 1:14-19)

PROBLEMA
El hombre primitivo no tenía conciencia del tiempo, ¿o sí?
¿Festejaba cumpleaños?
¿Hacía rituales colectivos o familiares en determinadas fechas?
¿Contaba los días para salir de vacaciones?
¿Medía las horas para saber cuánto exigir como salario o jornal trabajado?
¿Tenía un día semanal especial, diferente al resto de los otros?
¿Diferenciaba entre días, semanas, meses, años?
Y si tenía/hacía algo de todo esto, ¿de dónde tomó la idea?

Además, ¿qué nos importa saberlo o imaginarlo? ¿Nos cambia en algo? ¿Nos aporta a llevar una mejor vida?

SOL – SHEMESH
Desaparecía esa cosa misterioso que proveía luz y calor. Se llenaba de sombras, miedo, susurros, sigilo, aullidos, terror, oscuridad, muerte, frío, silencio, nada…
Había que arrimarse a los demás para encontrar un poco de calor, algo de cobijo, sentirse un poquito menos inseguros, desafiar el destino que los atormentaba. Y así como se había marchado, regresaba, y con esa luminaria volvía la luz, el calor, el atreverse a salir, inspeccionar el entorno, reconocer los peligros con menos dificultades, separarse un poquito de la manada. Hasta que nuevamente sombras, frio y todo lo otro tan temido.
De alguna forma asoció esa bola misteriosa allá arriba con que es mañana, y cuando la bola desaparece es noche.
¿Cuántos milenios de seres parecidos al hombre se precisó para establecer tal afinidad? ¡Cómo voy a saberlo!
Ni me imagino tampoco cuando se les ocurrió la genial idea de convertir a la tarde/noche (EREV) y la mañana (BOKER) en una unidad a la cual llamar IEMAMÁ o IOM (en hebreo = día, jornada).
(Ver: http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/haz-la-luz)
¿Tal vez porque entendió que su vida estaba en caos pero tenía el poder para organizarlo y vivir con menos tensión? ¿Porque se podía pasar de dificultades a calma? ¿Porque después de la tormenta viene el silencio? ¿Porque al ir ahuyentando un poquito la ignorancia se obtiene cierta seguridad? (Ver: http://serjudio.com/exclusivo/respuestas-a-preguntas/resp-4170-la-creacion). ¡Qué sé yo!

En algún punto de su evolución llegó a poseer el día, una unidad compuesta de dos “opuestos”, ¿sumaba días o simplemente reconocía que pasaba una jornada y comenzaba otra? ¿Era otra la jornada que comenzaba o era la misma que se repetía? ¿Entiendes la pregunta?
¿Da lo mismo vivir en una sucesión de días solamente conectados por estar uno detrás del otro, a vivir en lo mismo pero que se repite de manera un tanto diferente?
¿Es lo mismo tener una cadena de jornadas superficialmente conectadas, a acumular jornadas unidas profundamente entre sí?
¿Sumaba días o los iba restando?
Si los sumaba, ¿con qué finalidad?
¿Asociaba la aparición de arrugas, abdomen y senos fláccidos, pérdida de dentadura y pelos, mayor debilidad, etc., con la “edad” (días acumulados)?
¿Tenía noción el hombre (o prehombre) del paso del tiempo?

Y, ¿cuándo comenzaba la jornada? ¿Al caer el sol? ¿Al verse las estrellas? ¿Al aparecer nuevamente? ¿Al estar en su máxima altura? ¿Al estar en su mínima altura? ¿Cuándo y por qué?
Y, ¿dónde estaba el sol cuando no estaba a la vista? ¿Bajaba o subía? ¿Moría y renacía? ¿Era el mismo sol o era otro cada día? ¿Qué fuerza misteriosa lo movía? ¿Qué fuerza poderosa lo mantenía colgado del cielo?
¿Será que al ver el sol y sentir su poder experimentaban con sus cuerpos la necesidad de creer en Dios?
¿No bastaba la vocecita de su neshamá –espíritu- para alertarles de la presencia del Eterno, o con creencias fantásticas a partir de preguntas sorprendentes de la naturaleza recurrían a buscarLo sin saber de Él conscientemente?
¿Es casualidad que en tantas regiones y épocas el sol, así como astros, hubieran sido adorados como deidades?
Aparte de Avraham, ¿hubo algún otro antiguo que descubrió al Eterno a través de preguntarse cosas que le fascinaban de la naturaleza y eran explicadas fantásticamente por sus culturas?

¿Cuánto tardaron en idear rituales relacionados con el nacimiento y muerte del sol?
¿Cuánto en rendir homenajes al amanecer así como plañideros ruegos al anochecer?
¿Cuáles supersticiones brotaron del terror de la noche y del anhelo por mantener algo del poderoso sol al servicio personal?
¿Qué tan difícil fue para ellos asociar la oscuridad con el mal y la luz con el bien?
¿Les costó mucho esfuerzo imaginativo vincular al fuego con el sol, y hacerlo su hijo, su representante, su manifestación en la tierra?
¿Qué se preserva de aquellas fantásticas creaciones en nuestras épocas tan modernas?

Como el tiempo existe porque hay espacio, o el espacio porque hay tiempo, o ambos al unísono, no es sorprendente que tengamos en hebreo dos puntos cardinales basados en el aparente desplazamiento del sol.
MIZRAJ (Este) porque de allí zaraj –asciende- el sol y MAARAV (Oeste) porque allí se empieza a le-arvev el sol con la oscuridad.

El hombre al ver y atender a su entorno descubrió que la naturaleza sufría cambios, de los cuales él dependía para sobrevivir. Que había mucho frío, que lluvia, que calor ardiente, que seca, que algunas especies desaparecían del mapa para retornar luego, que las crías de ciertos animales pululaban, que la vegetación estaba verde o aparentaba morir para renacer, que no siempre estaban a disposición tales y cuales frutos, que… cambios y más cambios, dudas, temores, incertidumbre.
A alguien se le antojó que tal vez se podía asociar, de alguna manera, la cuenta de las jornadas con esos cambios. Por ahí se percataron que los cambios tenían como cierto patrón, o que quizás no eran producto del azar, sino que existía alguna especie de organización, de orden. ¡Cómo puedo saberlo! El hecho es que se tomaron la molestia de contar cuantos días, aproximadamente supongo, había entre los comienzos del calor y los comienzos del frío, o de la lluvia y la seca, o de que tal especie produjera frutos, o… lo que sea que les llamó la atención y movió a asociarlo con la suma de días.
Este prematuro experimento científico probablemente sufrió de percances, tales como veranillos en medio de la temporada de frío, sequías prolongadas, pestes que modificaran el ritmo de maduración de las especies, etc.; pero igual… ¿tenían algo mejor que hacer que seguir intentando descubrir el misterioso patrón cíclico que estaba manejando el universo? Así, un buen día encontraron que había unos 180 soles de frío y otros tantos de calores. Días más, días menos.
Presumo que muchos siglos más tarde a alguno se le ocurrió llamar a una temporada KAITZ (verano) y a la otra STAV o JOREF (invierno), o tal vez con otros nombres pero que servían para etiquetar esos períodos que se oponían. Hasta que un buen día otro genio ideó asociar los dos opuestos en un unidad, como mucho antes alguien hizo con el día/noche. Así surgió algo parecido al concepto de SHANÁ (año).

Shaná, que se asocia lingüísticamente con los verbos cambiar, transformar, pero también con repetir.
Se dieron cuenta que había cambios y que había repetición.
Caos y orden.
Una temporada de claridad y luz, otra de temores, desesperación, oscuridad. Como el día/noche pero en grande.
La unidad menor formada por opuestos: la jornada; la unidad mayor formada por los opuestos: el año.
Se repite indefinidamente, se cambia indefinidamente.

Con tantos siglos, o milenios, de observación de su entorno y de las señales celestiales, estas buenas personas (¿o prehombres?) percibieron que el sol hacía extrañas danzas en el cielo, y que había un punto que se alcanzaba un punto máximo/mínimo una sola vez en el año, y otro similar en la fecha opuesta. Lo que nosotros denominamos equinoccios. Coincidía de manera “mágica” con el cambio de estación. Entonces, no era una fecha casual, algo realmente poderoso debía estar ocurriendo. ¿Qué? ¿Cómo saberlo? Pero si no se sabe, ¡se inventa! Ellos idearon diferentes respuestas entre las cuales, seguramente que motivados por la supervivencia, o tal vez la comodidad, o tal vez por alguna reciente creencia religiosa, encontraron oportuno marcar allí el fin/comienzo del año.
Pero, ¿cuándo comenzar el año? ¿Al terminar el calor y empezar el frío? ¿Al revés? Luego percibieron que el sol tenía otros dos puntos “mágicos”, los que nosotros conocemos como solsticios, los cuales no se usarían para marcar fin/principio de año, pero sí para eventos religiosos, de los cuales no trataremos específicamente.
A todo esto, ¿para qué les serviría tener esta nueva noción en su diccionario? ¿Serían más ricos, felices, sanos, por tomar en cuenta el principio del año?

Principio, que es RESHIT, de donde proviene ROSH (cabeza).
Tuvieron a disposición dos ROSH (rashei, en plural) haSHANÁ: al empezar la época de frío/lluvias (alrededor de lo que conocemos como Setiembre), o la de calor/seca (Marzo); más o menos en las fechas de los equinoccios correspondientes.
Hubo quienes priorizaron una ocasión por sobre la otra, por motivos de supervivencia, seguridad, comodidad, creencias, imposición… ¡cómo saberlo!
Así, en pocos kilómetros hubo grupos festejando o deplorando su propio ROSH haSHANÁ, sea en Setiembre, sea en Marzo.
Sí, festejando, si lo sentían como una oportunidad de celebración de esperanza, de renovación, de vida.
Sí, deplorando, si lo sentían como angustia, desesperanza, agotamiento, muerte.
Unos grupos atándose a deidades que representaban la luz, otros esclavizándose a los de la oscuridad. Cada quien se maneja como puede y le dejan en lo que respecta a sus propios sentimientos de impotencia y lo que emana desde el EGO.

Podemos entender con cierta facilidad el querer unirse a dioses de alegría, que llenen de optimismo. No voy a detenerme a explicar sobre ello.
Pero, ¿qué llevaría a la gente, a individuos o grupos, a querer adorar deidades de la oscuridad, a celebrar el cumpleaños de la deidad o su fecha magna al comenzar el invierno?
Una posible respuesta: apaciguar al dios tremendo.
Yo, miserable hombre impotente, me mortifico para que el dios poderoso no me castigue. Yo me lesiono y privo de satisfacciones, para preservarme del castigo que el dios estricto pudiera querer enviarme. Yo me disminuyo aún más de lo poco que me siento, con tal de que el dios no me persiga para humillarme. Porque así soy yo quien controla el daño, y me cuido de que el dios me haga algo inmensamente más terrible. ¿Se entiende la perversa formula que se esconde aquí?
Otra opción podría ser, adoro a un dios espantoso para que se apiade de mí. ¿Parecen ideas muy estrafalarias? ¿En serio? Pues… ¡de ellas está plagada la humanidad de todas las épocas!

De acuerdo a la tradición judía, en el principio del mes de TISRHEI (setiembre/octubre) se celebra el aniversario de la humanidad. Es nuestro cumpleaños. Es también el aniversario de la primera vez que alguien (ADAM) en la tierra reconoció la existencia de Dios y lo proclamó soberano del universo.
Dice la Tradición que el mes de NISÁN (marzo/abril) es el cumpleaños de la nación judía, la cual además de saber que Dios existe reconoció y difundió que Él actúa en la realidad, de manera evidente u oculta.

La Torá marca a Nisán como el primer JODESH (mes) para el pueblo judío, pues allí da inicio el año hebreo.
NO ES en TISHREI, que según la Torá es el mes séptimo.
Por ello, la festividad de Rosh haShaná, que vulgarmente se llama “año nuevo judío o hebreo”, en realidad debiera denominarse “año nuevo universal o humano”, porque celebra el nacimiento del hombre y no el del pueblo judío o de algún dignatario particular del pueblo hebreo.
Siendo así, ¿por qué está tan extendida la creencia de que en Tishrei es el año nuevo judío? ¿Por qué los propios judíos lo celebramos como año nuevo y dejamos de lado el reconocimiento de Nisán? (Ver: http://serjudio.com/rap851_900/rap853.htm).

Interesante es notar, también, que la Torá pauta dos motivos para que la nación judía celebre el día especial, Shabbat.
Uno es el recuerdo por la Creación, el otro es el recuerdo que Dios liberó a los judíos de Egipto.
¿Cuál crees que tiene más impacto en la memoria colectiva del pueblo judío? ¿Por qué?
¿Cómo cambia profundamente el sentido de Shabbat si es a causa de la Creación a que si es a causa de que Dios ME sacó de la esclavitud en Egipto?

Hablando de Shabbat, ¡aún no sabemos el origen de las semanas ni de los meses!
Creo que tenemos que levantar la vista al cielo nuevamente para encontrar algunas respuestas.

LUNA – IAREAJ, LEVANÁ
Ahí había otro cuerpo, o ser, o dios, o algo que se movía.
A diferencia del otro no daba tanta luz, y seguramente que no hacía variar la temperatura.
Pero además, tenía una extraña conducta. A veces estaba en plenitud, a veces desaparecía por un rato, a veces creía y otras se achicaba. Cambiaba de forma, no solamente aparecía en el día o en la noche. En resumen, algo extraño, como impredecible. O quizás no fuera su culpa, sino algún ente maligno que le hiciese daño. ¿Cómo saberlo? ¡Ni que hablar de los eclipses!
Algún genio, como los anteriores mencionados, comenzó a percibir cierto patrón, no tan irregular finalmente. Dado que el otro genio ya habían inventado los días y su cuenta, entonces se tomó la molestia de ir contando la cantidad de días entre una forma de la luna y su reaparición. ¿Qué descubrió? Pues, que había siete días entre un cambio y otro, veintiocho días en que otra vez estuviera nueva o llena o creciente o menguante.
En resumen, a alguien le apeteció idear dos nuevas mediciones de tiempo, para formar conjuntos con esos días sueltos (o encadenados que hablamos antes): la SHAVUA (semana), llamada así por tener SHEVA (siete) días; el JODESH (mes), por traer una renovación (jadash). Al mes también se le dice IERAJ, porque deriva de IAREAJ.

Por supuesto que si somos precisos, descubrimos pronto que cada fase lunar no dura siete días, sino que a estos les debemos sumar unas nueve horas. Por tanto, realmente el mes no dura veintiocho días, sino 29,5 aproximadamente.
Es por esto que el calendario hebreo tiene meses de 29 y otros de 30 días, para que de esa forma se pueda mantener un cierto orden, aunque las semanas sean estrictamente de siete días.
Recordemos que el calendario hebreo es luni-solar y requiere de complejas matemáticas y conocimientos varios para su determinación exacta. Afortunadamente contamos con el software que nos aligera la carga.

De buenas a primeras pareciera que el amontonamiento de días para formar semanas y éstas para formar meses no tuviera ningún sentido. ¿Qué nos cambia saber si afuera hay luna en tal o cual fase? No es lo mismo que el cambio de estaciones, o si hay luz o tinieblas. Simplemente, ¿de qué nos sirve estar pendientes de la luna?
Pero, como en el hombre hay algo más que la dimensión física, algo motivó al hombre a prestar atención a estas modificaciones y a marcarlas de manera especial. Luego a originar rituales y todo tipo de creencias en torno a ellas. Porque, supongo que no es novedad para ti que el hombre también adoró a la luna y los cultos lunares se continúan camuflados incluso hasta nuestros tan modernosos días libres de prejuicios. ¿Cómo dices? ¿Que no conoces cultos lunares actuales? Te mencionaré uno, tú busca otros si te interesa: la reina o diosa del cielo (Isis, Astarté o Ashtarot, etc.), que por estos barrios alguno la llaman “virgen María”… ¿te suena?

CONCLUSIÓN
Estamos a escasas tres semanas de un nuevo Rosh haShaná, el que celebramos a principio de Tishrei, con sus tradicionales llamados a la reflexión, tzedaká, teshuvá, tefilá, crecimiento personal.
¿Hemos aprendido algo con este texto que he compartido hoy contigo?

¿Qué nos lleva a ser chismosos?

De acuerdo a la Tradición, el chisme, la habladuría, la murmuración, son de las peores conductas que pueden azotar a la especie humana.
De hecho, se lo equiparan al crimen, y no es banal que así sea.
Gente puede llegar a trastornarse de tal modo a causa de las habladurías que pudieran llegar a cometer actos violentos, o a romper relaciones, o a vivir en angustias y preocupaciones, al hostigamiento, o a multitud de otras consecuencias amargas y terribles; entre las que se puede incluir a que la víctima del chisme sea un muerto en vida, con una vida social espantosa o inexistente, con heridas emocionales severas, etc.
Sí, la lengua es una afilada arma que es tremendamente peligrosa y debiera ser evitada.

La mayoría sabemos estas cosas, porque lo hemos leído, nos lo han contado, lo hemos padecido, o es evidente usando el sentido común.
Sin embargo, es muy probable que no pase día sin que cometas esta ofensa contra el Hombre y Dios, o que estés envuelto en ella de una u otra forma.
¿Por qué?
¿Qué nos lleva a usar la palabra para destruir?

De acuerdo a investigadores de las Universidades de Glasgow, Manchester y West, las personas ocupan más cuando el chisme es “jugoso” o cuando trata de personas públicas o conocidas por los participantes. Ellos hasta señalan que puede resultar socialmente beneficioso al servir para unir dentro del grupo social, así como establecer normas sociales tácitas. Parece extraño que una conducta tan terrible pueda tener ese poder de cohesión grupal, sin embargo, al pensar un poco encontramos algunas razones. Con tu permiso compartiré contigo tres.

Primero, pensemos que podría usarse el chisme al estilo de en un tema de conversación casual, como sería el estado del tiempo. ¿De qué pueden hablar personas que no tienen mucha familiaridad, o que recién se conocen, o carecen de herramientas intelectuales para desarrollar temáticas ricas y enriquecedoras? Sí, hablan de que parece que va a llover, ¿y luego? Pues bien, de algún político, o deportista, o alguien de la farándula. Y lo que impresiona más es cotorrear acerca de cuestiones “picantes”, o de dudosa moralidad, o que sirvan para la burla. Pronto se pasa a hablar de algún conocido en común, ya con una tonalidad más cercana entre los que conversan, como si pudieran compartir confidencias. Y surge a toda máquina la lengua asesina, que corroe y corrompe. Hay un pasito pequeño entre una cosa y la otra, y se está en una resbaladera muy inclinada, por lo cual es muy fácil caer.
Te invito a que recuerdes tus conversaciones y veas si ocurre algo parecido.
¿Sí?

Ahora, pasemos a otra posible razón.
Pensemos en el famoso “chivo expiatorio”, que es la persona (o grupo) a la cual se la culpa de algo sin razón real. Al hacer esto, los acusadores se sienten explícitamente libres de culpa, pero profundamente unidos en su secreto pecado, porque están obligados por ese oculto pacto entre ellos a sostener la charada que mantiene al inocente cargando las culpas de ellos.
¿Lo entiendes?
Se asocian para acusar a X de tal asunto, del cual X no es culpable, pero ellos sí, o temen serlo, o no entienden muy bien qué lo provocó. Ahora tienen a X para golpear, para inculpar, para maltratar, para hacerlos sentir menos malvados; pero lo que ocurre es que están siendo mucho más perversos, más ruines, y deben agravar cada vez más su postura infame para sostener la mentira que los cobija. Manifiestan tremendo odio y repudio por el chivo expiatorio, (¿que en cierto punto es cómplice de mantener la situación enfermiza?), pero al mismo tiempo se mantienen ligados a él, lo precisan, porque sin el chivo deberán hacer algo para descubrir las verdaderas causas de sus sufrimientos, hacerse responsables, o encontrar otro chivo expiatorio para maltratar.
El más famoso y extendido chivo expiatorio es el judío, no sé si lo sabías. Pero, eso ocurre en todas partes, en familias, grupos de amigos, colectivos, comunidades, iglesias, lugares de trabajo, etc.
¿Puedes darte cuenta el papel que juega la lengua venenosa, en todas sus variantes, contra el chivo expiatorio?
¿Puedes entender la enferma necesidad que brota de lo oscuro de nuestro ser para emplear el chisme y la habladuría y así hacernos creer “menos malos”, por tener alguien al cual maltratar en presencia o en ausencia?
Sí, se comprende que esta conducta criminal sirva como elemento de unión social, entre individuos que se pegan en grupos atrapados por el malestar y el sufrimiento.

Te pido por favor que releas lo anterior, porque yo lo leo y me cuesta un poco entenderlo. ¡Y eso que lo escribí yo!
Si estuviéramos conversando en personas, podrías darte ejemplos, usar más palabras, etc., pero estamos limitados por este pequeño espacio de texto. Así que por favor, si te quedan dudas de lo que trate de expresar, pregunta. Gracias.

Pasemos a la tercera y última (en este artículo) razón que nos llevaría a usar la palabra para la destrucción.
Cuando sentimos impotencia es natural que respondamos con las herramientas naturales del EGO: llanto, grito, pataleo o desconexión de la realidad; con ellas directamente o con algunos de sus derivados. Es una respuesta natural que se fortalece con el uso constante que lo transforma en un hábito ubicuo y súper poderoso. En su origen es la respuesta apropiada en situaciones concretas y reales de impotencia, cuando no hay otros mecanismos para doblegar la realidad y tomar el control de las experiencias. Lo negativo del asunto es que se convierte en la respuesta cotidiana ante sentimientos de impotencia, no ante la verdadera impotencia. De esta forma, en lugar de intentar soluciones racionales, poderosas, con ejercicio del control presente, nos vamos por un mal camino alternativo, queriendo manipular las cosas, desviando la atención, llamando la atención, provocando, lastimando, etc.
Sí, al usar del EGO se consigue algunas de las cosas que se persigue, ¿a qué costo?
¿Qué se pierde por estar atrapado en las jugarretas del EGO?

(Si no te queda claro algo de lo que comenté en el último párrafo, por favor busca y lee del tema EGO en el sitio, porque ahora he sido muy breve, es que ya hemos cansado mucho con este tema, aunque sigue habiendo infinidad de enseñanzas para compartir al respecto.)
¿Te das cuenta cómo opera el EGO en provocar el uso de la lengua mortal?
¿Te animarías a comentar aquí debajo tus ideas al respecto? Gracias.

Las tres razones, ¿podrían resumirse en una sola? Si es así, ¿cuál? ¿Por qué?
¿Se justifica la observación de los investigadores de que el chisme puede resultar beneficioso? ¿El fin socialmente valorado justifica el uso de un medio perverso?
¿No hay otras formas, saludables, para lograr la cohesión social sin recurrir al mal uso de la palabra?

¿Hemos aprendido algo nuevo?
¿Lo que obtuvimos en este encuentro puede servirnos para mejorar nuestras vidas?
Gracias por compartir tu tiempo conmigo, hasta luego.

Shoftim 5774

Shoftim, Jueces, es la quinta porción de Devarim/Deuteronomio (16:18-21:9).
Su tema principal es la administración del país, que debía ser establecida por la nación judía a su pronta llegada a la tierra de Israel.
Hasta hacía cuarenta años, los hebreos eran esclavos del poderoso imperio egipcio, no tenían necesidad, ni oportunidad, de liderazgo propio, ni instituciones que les pudieran representar y organizar. Como esclavos obedecían las órdenes, era poco lo que podían mantener de su autonomía y hacer para preservar su idiosincrasia. Había un consejo de sabios/ancianos para cuestiones muy limitadas, así como una cierta independencia de la tribu de Leví, pero no mucho más.
Luego de salir de Egipto, Moshé quedó a cargo, aunque quien mandaba directamente era el Eterno por medio de hechos concretos que manifestaban Su Voluntad, así como también a través de Sus mensajes que Moshé transmitía fielmente. Con el paso del tiempo organizaron un ejército, con sus respectivos oficiales; un sistema judicial; presidentes de cada tribu; un rudimentario Senado; todo con las miras puestas en la meta, que era arribar a la tierra de Israel para adaptarse allí a la vida de personas libres y constructoras de shalom.

Ahora, en pocos días Moshé dejaría su cargo, el Eterno iría ocultando Su Presencia, para permitir el desarrollo del pueblo y sus instituciones.
El liderazgo político estaría a cargo de Mi.SH.Cá.N. Es un juego de palabras, porque mishcán era el templo portátil que los acompañó durante la travesía por el desierto. Pero, en este caso son las siglas de Melej -rey-; SHofet -juez, caudillo-; Cohén -sacerdote, dignatario espiritual-; Nabí -profeta-.
Cada uno de ellos tenía su rol, sus funciones, su tiempo y lugar para actuar a la cabeza de Israel. A veces podían ser simultáneos, sin por ello menoscabarse unos a otros. Tal como actualmente estamos acostumbrados a que los poderes del Estado estén separados (Legislativo, Ejecutivo, Judicial), de manera similar fue en el antiquísimo Israel, siendo pioneros en este campo también para las otras naciones.

Lo central era que se aplicarán las leyes de la Torá, que es la Constitución del pueblo de Israel, así como las normas que oportunamente surgieran de los ámbitos legislativos de la nación. Es claro que sin ley y justicia no puede haber paz. Sin paz no hay manera que pueda desarrollarse una vida de encuentros, resolución de conflictos, avances y progresos verdaderos.

El principio que se establece en la parashá es el famoso “tzedek tzedek tirdof” – “justicia justa perseguirás”.

Por supuesto que se debe ser en extremo cauteloso para que líderes y jueces no caigan en la corrupción moral, pervirtiendo así el juicio y promoviendo el caos social e individual. Por ello la Torá establece reglas y medidas para proteger a todos, pero en especial a los que en principio aparecen como más indefensos. Al mismo tiempo, exige que se respete a las autoridades, puesto que son el elemento que han tenido las civilizaciones para organizarse y cuidarse mutuamente.

La parashá menciona algunos de los factores que pueden provocar el descalabro social, como los sobornos, la corrupción en la justicia, los favoritismos, el autoritarismo, la violencia, el populismo, pero también la inclinación hacia la superstición, el dedicarse al engaño, el admirar lo malo y tildarlo como bueno. Así, la Torá marca los límites báscios para asegurar una convivencia saludable y un desarrollo sustentable.

¿Cuáles serían las enseñanzas prácticas que podríamos aplicar a la vida cotidiana?
¿Tiene alguna ventaja contar con una Constitución de origen Divino por sobre una de origen humano?
¿Qué lleva a la corrupción moral en los dirigentes? ¿Ideas para resolverlo?

Escrito originalmente para SERJUDIO.com.

No meter el mal dentro de la casa

"No meterás en tu casa ninguna cosa abominable (toevá), para que no seas anatema juntamente con ella.
La aborrecerás del todo y la abominarás, porque es anatema
."
(Devarim / Deuteronomio 7:26)

Este párrafo dentro de su contexto advierte acerca de no ingresar al hogar, a la vida propia, cosas pertenecientes o que conduzcan a la idolatría.
Cuando se deja abierta una rendija a la falsedad, pronta ésta se adueña del lugar, reina y decide. Como una mortal epidemia que comienza con una pequeña infección, imperceptible, inadvertida, pero que va creciendo y adquiriendo virulencia y poder, hasta finalmente descalabrar al organismo y al sistema.
Por ello, hay que ser terminantes, estrictos, sin mediatintas con la idolatría, ni un milímetro es permisible, para que el peligro no se transforme en realidad.

Recordemos que la idolatría no solamente es adorar dioses que no son Dios, o hacer de Dios otro dios, o tener estatuas u objetos de religiones; idolatría es, básicamente, hacer del EGO una deidad, el salvador, el centro de la existencia. Cada dios (que no es lo mismo que Dios) es una manifestación del EGO, sin excepción; incluso entre aquellos que dicen creer y seguir al Eterno, pero hacen de Él y/o Sus cosas un ídolo. Están los que adoran hombres, sabios, textos, objetos, acciones, con la excusa que son de santísimo origen, o que serían provenientes del Eterno; el problema que han hecho de ello una falsa deidad, que el Uno repudia y rechaza. Dicen amar al Eterno, pero no salen de su celdita mental, impuesta por sus EGOs, entonces disfrazan al Eterno y Sus cosas con los ropajes del EGO.
Siempre que hay idolatría, es el EGO a quien se sirve. Aunque las máscaras cambien, los rituales sean diferentes, las plegarias e invocaciones disimiles, siempre el “dios” es el mismo: el EGO. Sobre el tema ya hemos explicado con detalles en oportunidades anteriores, por lo que no me extenderé aquí, te pido que si deseas busques en serjudio.com, encuentres, leas, estudies, desaprendas y aprendas.

Al servir al EGO, se desplaza la verdad para sostener la falsedad, se impulsan las acciones que afectan lo que es bueno y justo, se exila al hombre de su identidad. Al respecto enseña el sabio Salomón: “Abominación (toevá) es al Eterno todo altivo de corazón; ciertamente no quedará impune” (Mishlei/Proverbios 16:5). ¿Notaste que se usa la misma palabra, toevá, que en el versículo que dio comienzo a esta clase? Esa misma cosa abominable que no hay que permitir que entre en nuestro interior, esa idolatría, esa adoración ajena, ese dios falso que se impone como salvador y solución.
Pero, ¿esto significa que todo servidor del EGO es altivo?
La respuesta es: no.
Está aquel que se quiere imponer a su sentimiento de impotencia con apariencias de poder, autoritarismo, violencia, coacción, lo que fuera que le dote de algún disfraz que le permita sentirse por encima de sus debilidades. Por supuesto que esto no quita el peso de la impotencia, ni da real poder.
Y está aquel que se deja consumir abiertamente por la impotencia, se arrastra, se niega, se auto castiga, se comporta y siente como felpudo, pareciera que no fuera altivo. Y sin embargo, también es altivo, puesto que deja (conscientemente o no) que el EGO controle su vida, permitiendo que una pequeña fracción de sus dotes cerebrales quede a cargo sin depositar su confianza en el Eterno y en todos los potenciales que le ha otorgado.

Al adorar al EGO, en la representación que le asignemos, estamos como despojando al Eterno de Su trono en nuestro interior, para sentar en él al EGO. Como dice Rabi Akiva en el Midrash: “No hagas al Eterno según tu imagen y semblanza”, pero eso exactamente es lo que hace todo idólatra, sea un creyente en alguna deidad, o el que pervierte la relación con el Eterno, o el que manifiesta no creer en ningún dios o poder supremo. Hace de Dios un dios más; de la Presencia del Eterno en nuestro ser (la neshamá o Yo Esencial) una sombra, un fantasma, una fantasía.

Esto que explicamos acerca de la idolatría, en particular, aplica también para todas las manifestaciones del EGO.
Cada abominación del EGO debemos dejar fuera de nuestras vidas, para de esa manera preservar y depurar nuestra santidad interior, nuestra conexión con el Eterno y así embellecer nuestra existencia.
Por ello, quejas, gritos agresivos, violencia física, engaños, adicciones, ira, incomunicación, mentiras, entre otras conductas son las que corroen y es necesario extirpar.
Hasta la mínima expresión del EGO, fuera de su rol útil y necesario, es peligroso: “Primero el pecado comienza con ideas sueltas, luego son burlas, luego falta de respeto y termina en crueldad” (Derej Eretz Zuta cap. 6). Cuando el pensamiento está trastabillando con las incitaciones del EGO, hay que proceder de inmediato a desactivarlo, con técnicas que ya hemos explicado en otros textos que compartimos aquí.

Palabras entre el odio y la esperanza II

Palabras entre el odio y la esperanza

Por

Shaúl Ben Abraham Avinu

II

La máscara antisionista de la judeofobia

Seguramente voy a escribir para que me lean pocos, seguramente seré otra voz en el desierto, y de esos pocos tal vez mucho no les guste lo que mis dedos han tecleado, otros me llenaran de un rosario de epítetos, algunos los emplearán sin comprenderlos, sin saber que significan; pero sobre todo me llenaran de insultos, como los muchos que ya me he ganado en YouTube cuando incluyo mis comentarios o mis preguntas disidentes que muchos han criticado como indignas de un antropólogo que debería, supuestamente, alinearse a los políticamente correcto. Pero es fácil darse cuenta que no siempre lo políticamente correcto es realmente lo correcto y muchas veces corresponde a una demagogia una tanto ontológica de un odio visceral que al no saber cómo expresarse se manifiesta de muchas formas, y formas que no son precisamente las más elegantes.

Algunas de esas expresiones son las que ha venido a señalar a los largo de varios escritos que ya prometí en ésta página web, no para enunciar con falsa soberbia lo especial que es el pueblo judío –especialidad o escogencia tan cara por demás- sino para advertir a todos y cada uno de los pueblos lo peligrosos que son los falsos ideales forjados sobre el fuego de prejuicio, el estereotipo y la irracionalidad; tres demonios mentales que se paran sobre los sofismas, las falacias y las mentiras.

La variedad y a la vez la pobreza del discurso de la judeofobia, que durante siglos se ha disfrazado con los múltiples ropajes de la ignorancia, parecen no tener término: deicidas, arrogantes, quinta columna, vampiros, usureros, demonios, errantes, citadinos, ignorantes, cerebrales, capitalista, comunistas, derechistas, izquierdistas, bolcheviques, satanistas, ultradeistas, pobres, ricos, machistas, liberales, racistas, masones, conspiracionistas y hasta extraterrestres (sobre todo del tipo reptiliano), hemos sido los judíos. Yo no sé cómo uno alcanza a ser tantas cosas en medio de tantas persecuciones.

Tan malos seremos que ya ni para morirnos somos buenos, y por eso, supuestamente, tuvimos que inventaros el Holocausto, como han afirmado los negacionistas, una corriente pseudohistórica que pasando por encima de miles pruebas fehacientes afirman semejante desfachatez, ¡como sí se pudieran inventar para la vida o para la muerte 6.000.000 millones de judíos! Y me imagino que bajo esa lógica también nos inventamos las cruzadas y los progroms, nos inventamos los más de 700.000 desplazados judíos de los países árabes entre 1948 y el 2000, y además nos no inventamos todo el desprecio que nos dan los judeófobos. ¡Pero qué digo judeófobos! Bienhechores, según su retórica enfermiza.

Ya ni siquiera un dios decente nos dejan tener, porque toda visión nuestra de la divinidad debe corresponder a nuestra conciencia malsana y destructiva. Menos mal somos monoteístas porque de tener varios dioses nos acusarían de adora un batallón de macabros engendros.

La demonización del judío, en su cuerpo, en su identidad, en sus creencias y en sus actividades sociales y culturales fue la constante en medio de la Europa Cristiana y lo es hoy en el mundo Musulmán, todo con el fin de nunca poder crear un ambiente propicio para el dialogo y la cordialidad, ¿pues quién va a consentir algo con un ser macabro? Siempre que pienso en esto recuero ese dialogo entre Boris y su tío en la película Love and Death (1975) de Woody Allen:

Tío: Spinoza era judío.

Boris: ¿Qué es un judío?

Tío: ¿Nunca has visto un judío? Mira, tengo varios dibujos. Éstos son judíos.

Boris: ¿En serio? ¿Todos tienen estos cuernos?

Tío: No, éste es el judío ruso. El judío alemán es a rayas.

Todas estas cosas dichas sin más ni más, enunciadas desde el puro desconocimiento, elaboradas desde la más indisciplinada nesciencia y terriblemente activas en la mentalidad de muchos, desde dónde se construyen elucubradas teorías que buscan con sus peligrosas ideas el fin último para las cuales fueron pensadas: la extinción de los judíos.

Pero la irracionalidad se acrecienta cuando la judeofobia toma su disfraz político de antisionismo, o antiisraelismo. Aunque muchos lo oculten o no lo quieran reconocer detrás de este alegato se esconde la judeofobia. Fácil es probarlo: todos las acusaciones del pasado atribuidas a los judíos ya sea como nación, pueblo, etnia o religión son calcadas en términos políticos y atribuidas a Israel, o al sionismo, que lejos de ser un movimiento nacionalista judío es apreciado como el sistema de dominación mundial. Y atención que uso el artículo determinado “el” y no el indefinido “un”.

Lo primero que hay que aclarar es que es sionismo. La mayoría de las personas escuchan o leen la palabra y se imaginan al diablo. De hecho para el Islam es el gran Satán. Y sin embargo es y ha sido el movimiento para la creación de un Estado judío en la tierra Judía. Hay sionismo laico y religioso, hay sionismo de derecha y de izquierda y hay, también, no sionismo y antisionismo. Cuando uno lee con atención y sin prejuicios se percata fácilmente que los ideales originales del movimiento se inscriben en la mentalidad nacionalista de la época, cosas que pueden ser criticables en la actualidad y que bien pueden revalorarse y revaluarse, pero que fueron en su momento fundador y decisivo para que el actual Estado de Israel surgiera. Pero ni digan eso a un judeófobo que pues inmediatamente saldrá con una procesión de teorías conspirativas que no sé cómo hacen para ser ciertas todas si en buena lógica se anulan unas a otras.

Como sea lo deplorable para los antisionistas realmente es que el sionismo es el movimiento nacionalista del judaísmo. Pueden existir varios nacionalismo, pero el único que incomoda es el judío; pocas son las críticas a los llamados nacionalismo Centrífugos como al Nacionalismo ilirio, el Nacionalismo pan-heleno (de Albania), el Nacionalismo bávaro, el Nacionalismo prusiano (de Alemania), el Nacionalismo flamenco, el Nacionalismo pan-neerlandés, el Nacionalismo franco-valón, el Nacionalismo comunidad germanófona (de Bélgica), el Nacionalismo boliviano o bolivianismo, el Nacionalismo camba (de Bolivia), el Nacionalismo pan-serbio de Bosnia-Herzegovina, el Nacionalismo riograndense, el Nacionalismo sanpaulense, el Nacionalismo fluminense (En Brasil) el Nacionalismo quebequés, el Nacionalismo cascadiano (en Canadá), el Nacionalismo tibetano, el Nacionalismo uigur (en China), el Nacionalismo mapuche (en Chile), el Nacionalismo istriano (en Croacia), el Nacionalismo feroés, el Nacionalismo innuit (en Dinamarca), el Nacionalismo occitano, el Nacionalismo vasco, el Nacionalismo canario, el Nacionalismo catalán, el Nacionalismo gallego (en España), el Nacionalismo cascadiano, el Nacionalismo texano, el Nacionalismo sureño (en Estados Unidos).

¿Menciono más? Sí, porque quiero y continuo ya que me emocioné: el Nacionalismo moro, (en Filipinas) el Nacionalismo Åland, el Nacionalismo sami (de Finlandia), el Nacionalismo alsaciano, el Nacionalismo arpitano, el Nacionalismo borgoñés, el Nacionalismo bretón, el Nacionalismo caledonio, el Nacionalismo catalán, el Nacionalismo corso, el Nacionalismo flamenco, el Nacionalismo normando, el Nacionalismo occitano, el Nacionalismo tahitiano, el Nacionalismo vasco (en Francia), el Nacionalismo abjasio, el Nacionalismo adjario, el Nacionalismo osetio (en Georgia), el Nacionalismo bengalí, el Nacionalismo tamil (en India)

Y como ya me estoy cansando tanto de escribir nacionalismo y el lector de leerlos los sigo mencionando de corrido: azerí, kurdo, ahwazí, baluche (en Irán); el irlandés; el arpitano, lombardo, napolitano, occitano, padano, sardo, siciliano, tirolés, véneto (en Italia); el norteño, yucateco, chiapaneco (en México); el gagauz, transnistrio (en Moldavia); el prusiano y el silesio (en Polonia); el mirandés y portugallego (en Portugal); el cornuallés, el escocés, el galés, el inglés, el irlandés y el manx (en Reino Unido); el bálkaro o cherkés, cabardino o karachayo, checheno, chuvashio, daguestano, ingushetio, karelio, osetio, prusiano, sami, tártaro y vepsiano (en Rusia europea).

Y por supuesto no me puedo olvidar de los nacionalismos de tipo Centrípetos como el de Reconquista (México), el Panafricanismo, el Panamericanismo, el Panarabismo, el Paneslavismo, Europeísmo, el Panhispanismo, el Pangermanismo, el Irredentismo, el Iberismo y Pancatalanismo. ¿Se me olvido alguno? Seguramente; pero como sea apunten bien y estén atentos porque de todos los que mencioné solo uno es el epitome de la maldad: el sionismo. ¿Y en que consiste su maldad? En que es el nacionalismo judío, y siglos y siglos de infecciosa judofobia solo lo pueden a preciarlo así y así será para las claricimas mentes que todo lo llenan de tiniebla. Claro, dirán algunos, muchos de los nacionalismos mencionados no son separatistas sino regionalistas; sí, es cierto, pero más de una de estas identidades colectivas si se le permitiera la separación de sus países políticos la buscarían completamente, incluso muchos lo han querido por medio bastante violentos, por no decir terroristas para no ofender a los encubridores de la infamia.

En definitiva el sionismo es un nacionalismo exitoso y por eso no es del agrado de muchos, especialmente de panarabista, palestinos y pro-palestinos que en lugar de centrase en construir el propio han buscado más en destruir el ajeno, y no me refiero solamente al israelí, cuando en verdad estos últimos deberían tomar ejemplo, sin usurpar el patrimonio cultural, de todo el derrotero que tuvo que pasar y hasta sufrir el pueblo judío para volver a su patria.

Las ideas conspirativas que se le cargan al sionismo corresponden más bien a una desproporción mental que ha existido al establecer las relaciones basadas en un acto de desconfianza hacia lo judío. Desconfianza que ha sido mutua desde luego y que no se funda en el vacío, sino en los siglos de persecuciones que a lo largo y ancho del mundo se hizo a los judíos. Por eso, o más bien por el olvido culposo de ello, muchos sobredimensionan a Israel por que tiene un odio tan grande hacia lo judío que no les permite medir la realidad. Con Estado de Israel y sin él ya se odiaba a los judíos, pero con el Estado de Israel hay una nueva razón para odiar más aun al judío. Israel es molesto para el judeófobo porque es el recuerdo de que el pueblo judío vive y que por más que sus antepasados intelectuales intentaron hacer por destruirlos, fracasaron. Así pues Israel es la prueba del fracaso de la judeofobia. Y lo único que les aterra al judeofobo es que por más que nos han querido destruir, seguimos vivos, vivos desde los huesos hasta el alma, un alma que los quema porque les recuerda que vivir es un prodigio permitido por Quien no quieren reconocer.

Entre otras, ¿por qué será que muchos conspiracionistas son tan enfermos y viven pensando en el dominio mundial? ¿Será que ellos son los que lo quieren y lo ocultan disfrazándolo bajo ropajes judíos inventados o imaginados a su justo, como en los mentirosos Protocolos de los Sabios de Sión? Libro que debería llamarse mejor Los Protocolos de los Tontos del Son, porque de judío tienen lo que de marsupial una medusa. Como sea, cuando uno lee a los diversos autores sionistas uno se da cuenta que más que una conspiración establecida bajo una idea común que opera y está por encima de las personas en realidad muchas cosas se han construido con el día a día y poca unidad y planificación se ha notado. Y este no es un invento mío para defender por defender, se puede comprobar con solo darle un vistazo a la trilogia de David Vital sobre el sionismo: The Origins of Zionism, Zionism: The Formative Years y Zionism: The Crucial Phase, publicados por Oxford University Press. Pero claro haya quienes ni lo leerán por no enterarse de lo que los contradice.

¿A demás una para qué va querer dominar el mundo si la mayoría de personas – que si el judeofobo no me deja mentir son no judíos ( 2,19 por 1.000 de la población total del mundo, o una de cada 457)- lo tienen arruinado, destruido, contaminado? ¿Para qué entonces dominar el mundo? ¿Para enriquecerse sonsamente en la soledad más tonta?

Hay quienes alegan que muchos judíos no son sionistas, y es cierto; pero se olvidan comentar que esos muchos no son todos y que en proporción son más bien pocos. Y se olvidan de advertir que aun los no sionistas admiten que dicha tierra si es judía, salvo que aseguran que no se debe obtener por vía políticas ni militares sino espirituales, que como yo digo es el sionismo de sidur o del libro de oraciones en las que desde hace siglos los judíos del todo el mundo pedían y pedimos por retornar a Sión.

Yo –y creo que muchos- aceptaría que el antisionismo no sería judeofobia o antesiemitismo, si junto a las críticas a Israel, que son factibles y en muchos casos necesarias, no se hicieran afirmaciones tan rotundas de exterminar al pueblo judío, de alabar a Hitler y de relativizar todas las matanzas que a lo largo de siglos se le infligió al pueblo judío. Si el antisionismo no es judeofobia, ¿por qué cada acto propalestino está acompañado de un acto antisemita en el resto del mundo, destruyendo sinagogas y amenzando judíos?

En la confusa critica que se le hace a Israel, que cobija un amplio sector de inconformidades, se puede ver el espectros de quienes aceptan a Israel, pero demanda de él actos morales que no les exigen a otras naciones; otros atacan al sionismo sin hacer referencia al judaísmo de manera directa pero aludiendo; otros simplemente quieren desaparecer a uno sin pensar que le están haciendo daño al otro y otros, los más radicales quieren desparecer tanto a uno como al otro así sin más.

Es cierto que el Sionismo político de finales del siglo XIX fue ante todo una acto contrario a muchos aspectos del judaísmo halájico de la diáspora, y el elemento religioso en su interior fue minoritario y la mayoría de sus miembros, empezando por sus fundadores, eran socialistas laicos que deseaban acabar con la idea e identidad judía diaspórica; pero también es cierto que precisamente gracias a ellos, religiosos y no religiosos (dati y jiloní, en hebreo) han podido constituir uno de los países más exitosos de la actualidad, país en el que conviven muchas etnias y grupos no solo judío, como deberían recordar los críticos de Israel que cuando éste se defiende de los ataques de Hamas no solo defiende a judíos sino a todos aquellos que componen su sociedad sin importar su origen o su religión ya sean cristianos o musulmanes, entre los que menciono: árabes sirios, árabes israelíes (Para algunos un oxímoron, pero los hay), drusos (que si investigan quienes son no los dejaran vivir en una país musulmán), beduinos levantinos, árabes egipcios, árabes libaneses, gitanos, iraníes, circasianos, alauitas, hispánicos, griegos, armenios, alemanes, ingleses, asirios y practicantes de la fe Bahai (otro grupo que no podría vivir un segundo en suelo musulmán por que los aniquilarían); todos ellos ciertamente minorías, pero hacen parte de Israel y el Estado los está protegiendo sin importar que sean judíos o no; los protege por el solo hecho de que sus antepasados fueron a vivir a Israel por que en los países del Medio Oriente no se los aceptaba por  muchas condiciones, especialmente las religiosas.

Reé 5774

Reé es la cuarta porción de Devarim/Deuteronomio (11:26-16:17).
En ella se enumeran nuevamente reglas promulgadas anteriormente en la Torá, a veces para brindar mayor detalle y amplitud a la prescripción, en otras para afianzar su cumplimiento.

Recordemos que Moshé se está despidiendo de los israelitas y quiere dejar bien claro el camino que deberán continuar luego de afincarse en la tierra de Israel, cuando pasen a vivir independientes de la guía directa y ostensible del Eterno. Porque, durante el trayecto en el desierto, estaba Moshé liderando; tenían manifestaciones concretas de la Presencia de Hashem; disfrutaban de milagros palpables constantes; si surgían dudas en el cumplimiento de una ley, allí estaba Moshé para encaminarles. Pero, en unos días quedarían -casi- por su cuenta, de a poco iría cediendo la manifestación de los milagros, las evidencias visibles del Eterno se irían ocultando, deberían ir tomando decisiones por ellos mismos para lo cual, era necesario estar correctamente educados y ser poseedores del código (Torá) y de métodos para aprender de él y aplicarlo.
Podemos ejemplificarlo con un padre dando las últimas instrucciones a sus hijos que ya han crecido y están a punto de salir del hogar paterno para formar sus propias casas en una región distante. Han sido educados durante un lapso considerable de tiempo, es de suponer que correctamente, pero igualmente el padre desea reforzar las enseñanzas, ultimar detalles, brindar ánimo, mantener fuerte el vínculo que los une más allá de tiempo y distancia.
¿Cuáles te parecen que serían las últimas instrucciones o los consejos que serían útiles dar y recibir en tal situación?

No es casualidad, entonces que al comienzo mismo de la parashá Moshé, como representante del Eterno, presenta dos opciones a los israelitas: seguir las leyes de la Torá para gozar de una buena vida, digna, plena y floreciente; o abandonar las leyes y pasar entre oscuridad y vacilaciones.
¿Por qué te parece que sea éste el planteo de Moshé?
Luego, encontramos en la parashá el mandamiento de construir el Templo, una vez que tomen posesión de la Tierra de Promisión. De acuerdo a los modos de la época, serviría para que se realizaran exclusivamente allí los rituales y sacrificios. Sin embargo, la idea central era que funcione como centro espiritual único y unificador, que refuerce la identidad judía y la hermandad entre las diferentes tribus. Un Dios, un templo, un rey, una nación, una Torá, una tierra, todos unidos y en paz. Esta unidad facilitaría alcanzar ese apego a las leyes con las consecuencias positivas mencionadas y otras más.
¿Podrías sugerir motivos para esta afirmación?

Sin embargo, eran muchas y diversas las amenazas para esta situación ideal.
El egoísmo de las personas, rivalidades por poder entre los dirigentes, rencillas por orgullo entre las tribus, la seducción de la idolatría con sus múltiples ofertas generalmente atractivas y desenfrenadas.
¿Se te ocurren otras más?

Luego la parashá brinda métodos para para distinguir entre los profetas auténticos y los falsos, que pululaban extensivamente en el pasado, y no han dejado de hacer su negocio en todas las épocas y lugares.

Vuelven a mencionarse un conjunto de reglas que ya fueron dictadas con anterioridad: algunas de las referentes al kashrut, normas alimentarias adecuadas a la espiritualidad judía; abstención de practicar ritos y rituales paganos; la búsqueda de la justicia social, entre otras.

La haftará que acompaña la lectura de la parashá, es tomada del profeta Ieshaiá/Isaías (54:11-55:5). Es la tercera de las siete haftarot “denejemata”, del consuelo, las que son leídas luego de Tishá beAv y hasta Rosh haShaná (que será -contando desde el sábado- dentro de 32 días).
El mensaje del profeta, en sintonía con la parashá, destaca la necesidad de escoger entre el bien y el mal. El profeta Ieshaiá asegura que las personas gozarán de bendiciones si eligen el camino correcto.

Este texto fue escrito para ser publicado en SERJUDIO.com, ¿podrías tú encontrar cuáles podrían ser los mensajes adecuados para los noájidas?
Muchas gracias.

Con-vivir

Convivencia, ¡qué experiencia!
Por un lado es substancial a nuestro ser, es imprescindible para alcanzar plenitud multidimensional. Somos también sociales y está dimensión se forma y es formada por nuestros vínculos y relaciones con otras personas, con instituciones, con códigos, etc. Somos sociales, tal como somos cuerpo, emociones, mente y espíritu.
Por otra parte, está minada de dificultades, contrariedades, discusiones, amarguras, dudas, confusiones, malos entendidos, sufrimiento, incomunicación, peleas por poder, manifestaciones del EGO, entre otras bellezas…

¿Qué ideas podemos aportar hoy para llevar una mejor convivencia?

Aprendemos a convivir desde nuestro nacimiento, con las experiencias que nos forman por sobre la infraestructura que nos brinda nuestro potencial genético.
Añadiéndose a nuestro Yo Auténtico se suman las máscaras del Yo Vivido, a veces están en sintonía y otras (muchísimas) no. Si la máscara no representa al Ser, estamos ante un conflicto interno que repercute, en mayor o menor medida, en lo externo.
En este trayecto sinuoso es que aprendemos a conocernos, a respetarnos, a querernos, a ignorarnos, a maltratarnos, a hacer lo que otros mandan, estilos de comunicación, modos de comportarse, maneras de resolver disputas, a expresarnos, adquirimos hábitos y costumbres, nos hacemos una imagen de quien somos y qué se supone merecemos, etc., que facilitan la convivencia o la entorpecen, o hasta pueden bloquearla.

Cuando enfocamos las dificultades en la convivencia solemos descubrir, cuando no, al EGO actuando a partir de la impotencia (o del sentimiento de ella).
Uno y otro quieren sentir poder, o en su defecto no sentirse en impotencia.
De manera automática respondemos con alguna de las herramientas del EGO o con todas ellas, porque es parte de nuestra naturaleza más primitiva y además se ha visto reforzado intensamente con la repetición casi constante.
Ejemplo: Quiero una taza, está sucia porque mi hermano (con quien convivimos) la ha usado y allí ha quedado. ¿Cómo reacciono? Me enojo, me quejo, lloro, me amargo, insulto, grito, me siento agraviado, busco vengarme, ensucio otra cosa y lo dejo tirado por allí, pegó un portazo, hablo a sus espaldas con nuestros padres, rompo la dichosa taza, no lavo nada de nada, ejerzo alguna conducta que le haga sentir impotencia… lo que fuera que proviene del EGO es lo que automáticamente surge. Yo quiero una taza y él me ha hecho sentir en impotencia con su acto.
Cuando esta conducta se repite en numerosas ocasiones, además se le suman otras que me molestan y restan a mi sentimiento de poder, seguramente el conflicto ya esté instalado y las consecuencias, ¿hasta dónde se podría llegar en una escalada de represalias conducidas desde el comando del EGO?
¿Lo has vivido?
¿Te pasa?
Quizás no sea por una taza, pero podría ser por la posición de la tapa del excusado cuando conviven hombre y mujer, o por quien debe hacer las compras, o a quien le corresponde barrer, o desmalezar el desorden, por cuestiones que obviamente son voluntarias o productos de errores, o… lo que fuera que uno siente como invasión, privación, desmedro, descontrol, falta de poder. En cosas pequeñas o en las grandes. Con pares o en relaciones dispares. En la convivencia, sí o sí, está en juego el poder de uno con el otro, y por tanto situaciones permanentes de impotencia (o sentimiento de ella).

¿Qué intentaste hacer para mejorar esto?
¿Qué hicieron en conjunto?
¿Hasta dónde llegó el enfrentamiento?
¿Quién salió ganando cuando uno salió perdiendo?
¿Cuál era el miedo de cada uno para actuar de manera invasiva con el otro?

¿Qué hacer?

1- Comunicación Auténtica constante.
2- NO responder desde el EGO.
3- Reconocer el sentimiento de impotencia, admitir que existe, identificar con precisión la conducta que lo provocó.
4- No pretender controlar lo que no se puede controlar.
5- Asumir el control de lo que es de propio dominio.
6- Establecer, aceptar y compartir los límites que permiten la convivencia.
7- Tener el objetivo claro cuando se convive.
8- Discutir el asunto puntual que genera la incomodidad y proponer aquello que se entiende podría resolverlo. Ser creativo, ecuánime y colaborativo.
9- No esperar cambios mágicos, ni suponer que el tiempo todo lo corrige por sí mismo, o negar los hechos.
10- Pedir ayuda de algún agente externo que permita vislumbrar las situación con menor grado de parcialidad.
11- Ceder cuando es necesario hacerlo.
12- Ser firme en lo que no puede ser desechado.
13- Agradecer.
14- Sonreír.

Pero, ¿qué hacer cuando solamente de una de las partes se aporta a la solución pero de la otra se mantiene la actitud agria?

¿Tienes algo para aportar?

Ekev 5774

(Publicado originalmente para SERJUDIO.com)

Moshé continúa con su discurso de despedida y enseñanza a los israelitas, se centra en que recuerden respetar y cumplir las mitzvot (mandamientos) para así vivir según la Voluntad del Eterno, lo que trae como consecuencia convertir en realidad las promesas de bienestar y bendición.
Según leemos: "Guardad cuidadosamente los mandamientos del Eterno vuestro Elokim y sus testimonios y leyes que te ha mandado. Harás lo recto y bueno ante los ojos del Eterno, a fin de que te vaya bien, y entres y tomes posesión de la buena tierra que el Eterno juró a tus padres". (Devarim / Deuteronomio 6:17-18).
El texto es claro: si cada persona viviera de acuerdo a este sencillo código (humildad+bondad+justicia, que son el núcleo de los mandamientos) estaríamos disfrutando de un paraíso en la tierra.
Dos preguntas para que reflexionemos juntos.

¿Por qué enfatiza la Torá que tengamos un comportamiento positivo para con el prójimo?
¿Es la Torá un código “religioso”, es decir, un conjunto de reglas para religar al hombre con Dios?

A veces no nos comportamos de manera honrosa, nos desviamos de la buena senda, incluso entonces el Eterno es paciente con nosotros, tal como afirma en la parashá: "No es por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón, que entras a tomar posesión de la tierra." (Devarim / Deuteronomio 9:5).
Permíteme nuevamente un par de preguntas.
¿Tienes idea qué espera de nosotros Hashem en ese momento, cuando somos apoyados a pesar de haber errado?
Tomando en cuenta el pasaje que recién te aporté, repito la misma duda: ¿es la Torá un código “religioso”?

La parashá también nos ofrece la conocida frase:

וְאָכַלְתָּ, וְשָׂבָעְתָּוּבֵרַכְתָּ אֶתהאֱלֹהֶיךָ, עַלהָאָרֶץ הַטֹּבָה אֲשֶׁר נָתַןלָךְ.

"Comerás y te saciarás, y bendecirás al Eterno tu Elokim por la buena tierra que te habrá dado." (Devarim / Deuteronomio 8:10).
¿Encuentras cómo se conectan las ideas anteriores con ésta?

Debemos saber que Él es la fuente de toda bendición, por tanto suena extraño que sea el hombre quien Le bendiga. Es Dios el que bendice, entonces, ¿cómo entender aquí “bendecir a Dios”?

Una de las maneras de comprenderlo es que bendecir aquí es casi sinónimo de AGRADECER

Es muy importante tener presente lo que se nos brinda, disfrutarlo sin por ello dejar de reconocer a quien nos lo ha otorgado. Sea una persona, o sea el Eterno, agradecer es un fundamento básico que nos permite crecer y ayudar a otros a hacerlo.
¿Sabes qué significa agradecer (aparte de decir “gracias”, obviamente)?

Sin embargo, es bastante frecuente que la gente diga: "‘Mi fuerza y el poder de mi mano me han traído esta prosperidad.’" (Devarim / Deuteronomio 8:17); lo que lleva por lo general a conductas tales como: "cuando hayas comido y te hayas saciado, entonces ten cuidado; no sea que te olvides del Eterno" (Devarim / Deuteronomio 6:11-12).
¿Por qué te parece que ocurren estas cosas?
¿Qué sugieres para mejorarlo?

¿Cómo puedes adecuar este texto a la vivencia noájica?

Gracias desde México

No se muy y claramente a quien va dirigido este escrito pero simplemente quiero decirles: GRACIAS por el gran esfuerzo que hacen! Soy de Mexico y he vivido en el grave error que me fue impuesto desde tiempo atrás, pero gracias a personas como ustedes y a la gran labor que llevan a cabo, he podido ver mas de lo que nunca supe. Mi vida esta en este hermoso proceso de cambio, esperando siempre ser perdonado por El Eterno por mi pasado y ser al mismo tiempo guiado hacia su UNICA verdad. Gracias de nuevo y reciban muchas bendiciones desde Mexico!

Miguel B.