El Padre celestial, Creador de todo lo existente, paulatinamente fue creando el mundo.
Fue desplegando el plan de la Creación desde lo más alejado al ser humano hasta llegar a éste.
Y Su obra de creación tiene un orden, una jerarquía, un sentido y un equilibrio.
Los Cielos se equilibra con la Tierra, el espíritu con lo material.
El día con la noche, el saber con la ignorancia.
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Con tu hermano
Cuando sientas que estás alejado emocionalmente de tu hermano, cuando percibas que no estás hablando serenamente con él.
Cuando estás embarcado en un juego perverso, de víctimas, agresores y salvadores; en donde estos roles se intercambian con tu hermano sucesivamente.
Cuando el resentimiento vaya engullendo tu corazón, y el rencor te haga temblar.
Cuando estés en tan triste estado, debes recordar estas palabras, y decírlas a tu hermano, aunque no las creas sinceras en tu corazón. Debes decir:
«Acercaos a mí, por favor.»
(Bereshit / Génesis 45:4)
Y luego de decirlo, y de repetirlo, debes hacer que tus acciones estén en sintonía.
Debes obligarte a acercarte a tus hermanos.
Debes actuar de tal manera que tus obras sea de edificación, de comunicación, de proximidad.
Y si tu hermano sigue reacio a estos gestos de verdadera fraternidad, si sigue esclavo de la negrura de su corazón poco educado en valores eternos, entonces, ten presente que tú debes mantener tu postura de apertura, de puerta abierta para el día que tu hermano quiera el reencuentro.
Para preservar la vida
Cuando sientas que tienes un vacío en tu interior, que no sabes exactamente para qué estás en Este Mundo, te pido por favor que recuerdes las palabras de Iosef a sus hermanos:
«para preservación de vida me ha enviado Elokim»
(Bereshit / Génesis 45:5)
Si tienes en mente este sentido, entonces encontrarás mil dones en tí mismo y en tu ambiente como para gozar y regocijar a tu prójimo.
Estás aquí, en Este Mundo, para que tus hermanos puedan presevar su vida, para ayudarlos económicamente, para brindarles un gesto de simpatía, para extenderles la mano cuando ellos se sienten caer.
Tu lugar en el mundo es el de preservar la vida, la tuya en principio, la de tu prójimo, la de tu posteridad.
Es tu obligación, es tu deuda con el Padre celestial.
Cuando llegue el momento de ajustar las cuentas con Él, tendrás que demostrar que tu vida terrenal ha sido dedicada a dar vida, esto es, a que tu vida tenga un sentido trascendente, a que hayas traído críos al mundo, a que hayas educado en el camino de la Verdad a los tuyos, a que hayas ayudado a tu comunidad a crecer, a que hayas colaborado con tu prójimo en lo que está a tu alcance.
Cuando te sientes como lo que eres, parte del Plan de Dios para la Creación, un miembro útil y necesario que tienes una misión que te es una y única, entonces no puedes permitir que los malos sentimientos te venzan, ni que los pensamientos extraviados te consuman.
Es tu deber el preservar la vida, el hacerla aumentar, el de fortalecer a tu comunidad.
Recuérdalo, y haz que tu vida sea de siembra en Este Mundo, para gozo perpetuo en el Mundo Venidero.
El sentido de hacer
Tengo poca experiencia de vida, pero este año me han sucedido muchas cosas, algunas “buenas”, algunas “malas”, y pongo entre comillas los calificativos porque todas me han servido para aprender, para crecer, considero que si estamos prestos a percibir el mensaje que está implícito en aquellos acontecimientos que pasan alrededor nuestro tenemos la clave del sentido de la vida, que no es otra cosa que vivir haciendo.
El año comienza cada doce meses y nosotros no planificamos lo que nos va a pasar, lo que no nos puede pasar porque afectaría nuestro quehacer diario, no planificamos siquiera nuestro quehacer diario, solo salimos a hacer.
Pero “hacer” suena muy simple, ¿quizás deberíamos decir “hacer con sentido”?; no creo, pues para mi suena redundante, porque si alguien rompe los vidrios de una tienda, no está haciendo, está deshaciendo, la semántica nos advierte también sobre el sentido de la vida.
En la Torah leemos claramente:
“Y bendijo Dios al día séptimo, y le santificó, porque en él holgó de toda su obra, que creó Dios para hacer “
(Bereshit/Génesis 2:3)
Cuando leemos que D’’s creó los cielos y la tierra y todo lo que en ellos hay para “hacer” podemos entender “para ser un elemento productivo”, los preceptos que D’’s nos ha dado tanto a gentiles como a judíos, buscan que el hombre no solo “no haga” acciones indebidas, sino que se esmere en “hacer acciones productivas”.
Que no solo tenga conciencia de la existencia de D’’s, sino que también Le agradezca Su interés y amor por su persona; que no maldiga Su Santo Nombre, sino que bendiga cada gusto que D’’s le ha permitido gozar; que no se conforme con no matar, más bien genere vida; que además de no robar, dé abundantemente, que no mantenga relaciones conyugales ilícitas, pero que también viva una vida de pareja a plenitud, buscando la unidad con su pareja cada día, que no coma partes de un animal con vida, pero también que se nutra adecuadamente, que mantenga su organismo saludable.
Y uno de los siete nos dice claramente “hacer” y encierra a los otros seis, instituir un sistema legal y de justicia que permita la convivencia entre los seres humanos con su entorno, que asegure la supervivencia de la Creación y mantenga al mundo en armonía.
Trabajemos ¡YA! en la institucionalización de este sistema que tanta falta nos hace y HAGAMOS un mundo mejor.