Una de las primeras preguntas que el Juez le hará cuando llegue al «otro lado», en la vida eterna, será: «¿Cumpliste tu parte del pacto noájida?»
Si dice que sí (y no puede mentir), entonces sentirá un enorme placer, indescriptible, pues su vida tuvo sentido, ya que cumplió la misión que Dios le dio.
No le preguntarán si habla en hebreo, si leyó historia israelí, si siguió rituales judaicos, si anhelo ser judío, si andaba afanoso detrás de la identidad judía (que o le es propia). No le premiarán por ser una sombra judaica, ni un adepto a (alguna especie de) judaísmo.
Le retribuirán por su fidelidad al pacto noájico.
¿Esta haciendo su parte del pacto noájida actualmente?
Por la mañana, en viaje hacia mi trabajo, en el subterraneo, hubo un encontronazo entre dos señoras que estaban a mi lado. La causa fue que una señora empujo otra porque se sentia apretada. (la comprendo en ese horario y en esa linea, es habitual el amontonamiento). La señora empujada (la comprendo eso no es nada agradable) respondio con un -¿porque me empujas?- seguido de un contundente -Estupida!-.
Sinceramente me senti mal, porque dos personas se habian agredido, y solo ese momento les basto para arrancar mal el dia. Pero yo arranque mal tambien, porque con mi silencio sientí que fui complice de lo sucedido, Hubiese sido bueno interceder y tratar de conciliar las partes. Por ello pienso que fallé, y pienso ¿Para que entro aqui a escribir? ¿A exponer algunas «ideas novedosas y sofisticadas»? ¿Para decir soy noajida?. Esto me da a entender, que sentirse engañado con uno mismo es constante si uno no se enfoca en la acción. Por ello el ultimo consejo diario de Yehuda fue imponente para mi. La pregunta del Juez ¿Que hiciste David para construir Shalom? la verdad es que me da miedo responder.