Archivo de la categoría: consejo diario

El consejo diario 232

Decía don Miguel de Unamuno: “Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que, sabiendo algo,
no procuran la transmisión de esos conocimientos”.

Tú que has despertado a la conciencia noájica,
tú que has podido ver la Luz del Eterno,
que has quitado un poco las cadenas de la esclavitud religiosa de tu alma,
tú que te dices libre y fiel a Dios,
¿serás tan mezquino como para no informar a tu familia y allegados del Camino del Justo?

¿Andarás tranquilo por la vida, mientras a tu alrededor el mundo sigue cayendo en el abismo?

Ve a construir Shalom.

El consejo diario 231

Piedra y piedras.

El distraído tropezó con ella
El violento la usó como proyectil
El emprendedor construyó con ella
El caminante cansado la usó como asiento
Para los niños fue un juguete
Drummond hizo poesía con ella
David mató a Goliat
Miguel Ángel extrajo de ella la más bella escultura.
En todos los casos la diferencia no estaba en la piedra, sino en el hombre. No existe piedra en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.

Esto recibimos en un email y quisimos compartir como consejo diario.
Sé constructor de Shalom, en toda ocasión, sin excusas, sin dilaciones, sin peros.

El consejo diario 230

Decía Bakunin que “para escapar de su miserable suerte, el pueblo tiene tres caminos: dos imaginarios y uno real. Los dos primeros son la taberna y la iglesia. El tercero es la revolución social”.

Decimos nosotros que:
para tratar de salir de su miserable situación, la persona tiene dos caminos: uno imaginario y uno real.
El imaginario es un escape fallido, que termina por hundirlo más en la miseria (adicciones, iglesias, religiones, excusas, mentiras, falsas identidades, etc.).
El real es construir Shalom.

El consejo diario 228

Suerte, así se suele denominar a lo que no es comprendido y parece casual.
Para aquel que confía en el Eterno, es seguro que cada átomo es conocido por el Eterno,
quien define y sabe su posición y velocidad constantemente.
A ojos del Eterno no hay suerte, sino consecuencias necesarias.
A ojos del leal al Eterno, aquel que confía en Él,
no debiera haber apelación a la suerte (como si fuera el viejo dios Fortuna),
sino absoluta confianza en la bondad y justicia
del creador y sustento del universo.

El consejo diario 226

Una señora me preguntó cómo obtener fortaleza interna, seguridad, autoconfianza.

Éste es un extracto de mi respuesta.

La fortaleza la obtiene a través de sus acciones positivas.
No aquellas acciones que hace forzada, o por causa del miedo, o porque la obligan injustamente,
sino aquellas acciones que realiza porque tiene voluntad y se marca un objetivo y se esfuerza por alcanzarlo.

¿Quiere ser segura?
Defina adónde quiere llegar y no deje que nada la aparte de la ruta hacia su meta.
Esfúercese y sea constante, a pesar de equivocarse, a pesar de perder un poco el sentido, a pesar de su pasado, a pesar de sus miedos.

Todo lo bueno se encuentra en sus actos positivos.

(Por supuesto que hay otras facetas para trabajar, que se pueden ampliar por medio de un proceso de cabalaterapia, por ejemplo).

El consejo diario 225

Antes de querer lo que ignora y no le pertenece,
mejor quiera lo que ignora pero le pertenece.

(Consejo general, pero en particular aplicable a los que están apasionados, enceguecidos, enajenados con la idea de convertirse al judaísmo, pero ignoran por completo lo que significa ser judío y vivir como tal, y tristemente también ignoran su propia identidad como noájida y qué es vivir como tal, como Dios manda.)

El consejo diario 224

No te exijas sentir «fe».
No te fuerces a ser alguien que no eres.
No quebrantes los sanos límites para alcanzar metas ajenas a tu esencia.
No te recrimines por no ser perfecto o o por no haber llegado a tal o cual nivel idealizado.

Solamente esfuérzate y sé constante.
Apártate del mal y haz lo bueno.
Goza de lo permitido.
Relájate, haz tu parte y no te hostigues si no alcanzas el objetivo.

Cuanto más te fuerzas, menos te esfuerzas.
Cuanto más te exiges, menos exitoso eres.

No pidas sentir «fe», pero vive como Dios te manda.