Cuando ayudas a crecer,
creces.
Cuando ayudas a enriquecer a otro,
te enriqueces.
Cuando eres de bendición,
eres bendito.
/#Crecimiento /#
Cuando ayudas a crecer,
creces.
Cuando ayudas a enriquecer a otro,
te enriqueces.
Cuando eres de bendición,
eres bendito.
Pregunta,
Investiga ,
indaga ,
cuestiona,
nútrete,
comparte,
libérate,
crece,
vuelve a preguntar,
construye Shalom.
—
Gracias Uriel y F.G. Flores: http://fulvida.com/fortalecimiento/pensamiento/el-consejo-diario-348
No temo al lado oscuro, ni a las caídas,
porque tengo confianza en poder levantarme y seguir avanzando hacia la buena meta.
Si temo, ya he comenzado a fracasar.
Si me caigo y no creo poder levantarme, ya he caído y no me levantaré.
Si sé hacia donde camino
y para qué,
entonces ya he recorrido más de la mitad y el resto es en suave llanura,
aunque ni siquiera haya movido aún un pie.
Para algunas personas es más sencillo saber quienes no son
a tomar conciencia de quien sí son.
Le resulta más fácil mirar para afuera y decir «ese no soy yo»,
o disfrazarse de «otro»,
que mirar al espejo del alma y encontrar quien es en realidad.
El consejo: toma conciencia de tu ser,
es el primer paso para el verdadero estado de plenitud y bendición.
Te lo repito, todo tiene su tiempo.
No apures lo que es para el futuro.
No te quedes prendado del pasado.
Haz tu parte aquí y ahora, sin dejar de construir shalom.
Para construir en ocasiones es necesario destruir.
Para que crezca un fuerte y poblado árbol, pleno y fructífero, la semilla debe desaparecer y dejar que emerja en todo su esplendor lo que contenía en su ser.
También tus errores pueden llevarte a crecer.
También tus penurias y dificultades son pasos previos a un mejor estado.
Confía y haz tu parte.
Si no te quitas la mochila de tus espaldas,
llena de dolor,
rencor,
culpas,
acusaciones,
fantasías,
pesadillas,
deseos perversos,
mentiras,
proyectos de venganza,
manipulación,
malos recuerdos,
idolatría,
¿cómo pretender crecer en tu desarrollo integral?
Es muy difícil desaprender aquello que te han adoctrinado desde la infancia.
Tente paciencia,
quiérete,
perdónate,
anda con tranquilidad,
confía en el Eterno
pero no dejes de hacer tu parte para crecer en santidad.
Si no tienes de qué hablar,
goza del silencio.
Toma un papel y un lápiz.
Haz una tabla con dos columnas.
En la primera anota todas tus actividades diarias, en orden, no omitas ninguna.
En la derecha ve llenando el tiempo que dedicas a cada una de esas tareas.
Al final del día estudia tu tabla.
Haz este ejercicio por una semana.
Luego me dirás para qué te ha servido para mejorar tu vida y la de quienes te rodean.