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Optimistas y otros que no lo son

Se dicen muchas cosas, entre las que se dicen está algo parecido a esto:

Optimismo: “Tendencia a ver y juzgar las cosas considerando que el mal no existe, que es una ilusión”.

Pesimismo: “Tendencia a ver las cosas positivas como si fueran desfavorables y negativas”.

Pero, ¿qué dice la definición del diccionario (Espasa-Calpe del 2005)?

Optimismo: “Tendencia a ver y juzgar las cosas considerando su aspecto más favorable”.

Pesimismo: “Tendencia a ver las cosas en su aspecto más desfavorable y negativo”.

¿Resulta que lo que la gente cree o supone, no siempre tiene coincidencia con lo que el lenguaje reseña?
A veces, podemos usar una palabra con un concepto diferente al habitual, siempre y cuando tengamos fundamento para ello.
Pero, en infinidad de ocasiones notamos que la gente (tú y yo también) emplea conceptos de manera difusa, o decididamente errónea.

Ponte a considerar qué entiendes tú en algunas palabras, desde las simples y cotidianas, hasta las que pudieran ser más abstractas y reservadas a determinadas situaciones.
Es un ejercicio interesante, cuando tengas interés y tiempo, te invito a que lo hagas.
Escribe una lista de palabras y junto a ellas lo que tú entiendes que significan. Luego busca en el diccionario y compara.
Si quieres, nos compartes lo que encuentres.

Ahora, volviendo a lo de optimismo y pesimismo.

Se dicen muchas cosas, la cuestión es encontrar cuanto de verdad hay en ellas.

Ser pesimista es ver el mal como lo que es: mal.
Es aceptar que lo malo es malo. De acuerdo al parámetro dado por el Eterno, y que es objetivo. O de acuerdo a lo que nos apesadumbra en lo personal, el mal como un sentir subjetivo y plenamente válido.
Porque el mal es un hecho que existe. Sea como negación del bien. Como falta de bien. Como daño. Como confusión. Como lo que fuera. El mal es una presencia habitual en nuestras vidas.
Será solamente en el plano pasajero, terrenal. Pero allí está.
Podremos racionalizarlo, encontrarlo disculpas, hasta inventar que esconde un bien, aunque nunca lleguemos a percibirlo sinceramente.
Podremos elaborar bonitas teorías “religiosas, que no son espirituales, negando la existencia del bien, o suponiendo que lo que consideramos malo es solamente una puerta, a algo bueno.
Podemos fantasear tranquilamente y vivir felices en la nube que dibujamos. ¿Por qué no?
Pero, lo cierto es que el Padre Celestial ha dicho que el mal existe, y debemos hacer algo para que no dañe. Lo mejor es transformarlo en bien. A través de una actividad movilizadora, correctora, nada de fantasiosa o mística. Concreta. Sincera.
Y cuando no tenemos poder para sublimar el mal, siempre tenemos el encontrar sentido, o crearlo; pero no para negar el mal, sino para subsistir a pesar de él y que la vida siga manteniendo sentido y finalidad de construir shalom.
¿Se entiende?

Por su parte, ser optimista no quiere decir negar el mal para delirar creyendo que es bien. Eso es ser iluso, negador, ingenuo, volado, poco real.
El mal es malo, porque Dios así lo ha dicho.
Que podamos sacar alguna moraleja de un mal trance, ¡qué bueno!
Que aprendamos a que un mal paso no significa, a menudo, la catástrofe final, sino una oportunidad para crecer, ¡qué genial!
Pero, considerar que TODO es bueno, ¿en qué fuente bíblica se basa?

En verdad, al pesimista le cuesta considerar posible algo mas que algo negativo. Piensa que si algo puede salir, probablemente así será. ¿Por qué tener una esperanza positiva cuando se puede vivir en temor al percance?

En verdad, el optimista está bien afincado en este mundo, no anda volando en imaginaciones alocadas. Ejercita su mente para buscar soluciones y las implementa, y cuando no las hay, acepta la realidad sin desesperarse. No precisa de una mística negadora de los hechos, ni de asumir que lo malo es bueno, cuando evidentemente no lo es en este mundo y probablemente tampoco en otro.
Pero, usa lo malo como combustible para moverse hacia lo bueno.
En vez de concentrarse en el tropezón, encuentra el mecanismo para incorporase y ser más fuerte.
No se queda en la queja, el sentimiento de culpa, el rezongo, la fantasía mística. Construye shalom a cada rato, con acciones concretas de bien Y justicia. Así es optimista.
Así puede ir por la vida afirmando en verdad: “Todo lo que hace el Misericordioso es para bien”. Lo que hace el Misericordioso, pero NO lo que el hombre malignamente escogió realizar desde su libre albedrío. Por ahí un mal trance que proviene de la naturaleza, en el fondo es para bien. ¿Cómo saberlo ahora? ¡Sólo Dios lo sabe! Pero asegurar que TODO es para bien, es negar lo que el propio Padre Celestial ha informado.

El optimista verdadero guarda una gran diferencia con el optimista delirante, porque éste vive en un mundo irreal y dando excusas para no afrontarlo.
Será un hombre muy religioso, el optimista delirante, pero su espiritualidad está bloqueada por las murallas que ha puesto el EGO para dejarlo en impotencia, pero soñando con que posee la clave de la felicidad al afirmar que todo es para bien, incluso lo que el maligno ha causado.

Dioses robados

Laván, tío y suegro de Iaacov, le dice a éste:

«Yo tengo poder para haceros mal,
pero el Elohim de tu padre me habló anoche diciendo: ‘Ten cuidado, no hables a Iaacov [Jacob] ni bien ni mal.’
Y ya que te ibas definitivamente, porque tenías tanta nostalgia por la casa de tu padre, ¿por qué me has robado mis dioses?»
(Bereshit / Génesis 31:29-30)

Yo tengo el poder para hacerte mal, a ti y a quienes te acompañan, dijo Laván.
En el plano material, es una afirmación temeraria pero cierta.
Laván contaba con un pequeño ejército que tenía la capacidad de infligir daños corporales a Iaacov y su gente.
Además, en el plano emocional y social, no conocían de impedimentos para llevar a cabo sus deseos sanguinarios.
Y, hasta cierto punto, en el plano mental estaba todo acondicionado para ejercer su dominio.
Sí, poder tenía.
No era un bravuconcito del barrio que pretendía lo que no poseía, que hacía gala de recursos de los que carecía. De un instante al otro él podía provocar un espantoso sufrimiento a su contendiente.

Sin embargo, un poder superior (Dios) le impedía ejercerlo, porque de hacerlo, las consecuencias que soportaría serían tremendas.
Entonces, ¿en qué quedó su poder?
¿Le reportaba beneficios, o se había girado en su contra y ahora podría explotarle en las manos y dañarlo?
En los hechos, ¿era poderoso o impotente?
¿Era realmente poderoso, y por ello hablaba desde el AMOR; o era impotente y sus palabras brotaban del EGO?

Si se contenía en sus cometidos malignos, porque el Eterno así le había mandado, y encontraba el camino para vivir en paz con ello, derivando su energía hacía fines constructivos, entonces estaría ejerciendo realmente el poder. Esta es la “magia” del perdón, el arrepentimiento, la Comunicación Auténtica, el admitir la debilidad, el agradecer, el dejar fluir lo indomeñable pero controlar aquello que está bajo nuestro dominio, el disfrutar de lo permitido, en resumen: construir shalom con acciones concretas de bien Y justicia. Tanto en lo interno como en lo externo, con uno mismo y con el/lo otro. Existiendo en la senda del AMOR.

Pero, de continuar en puja entre su poder real con su impotencia real, no tendría paz, ni estaría en paz.
El conflicto lo llevaría a malgastar las energías, a responder con los instrumentos del EGO, a doblegarse o querer doblegar.

Por lo general, vivimos bajo la sombra del EGO, en conflicto entre poder e impotencia; o simplemente ahogados en impotencia sin más que chispazos de algún poder.
Esto es, en sufrimiento, en exilio, en desconexión.

¿Te suena conocido?
¿Hay algún mensaje para ti en esta enseñanza?

Otro tema.
Él ha recibido directamente el mensaje de parte del Eterno.
Dios le ha manifestado Su Voluntad y al mismo tiempo Su Presencia.
Sin embargo, el se lamenta porque cree que Iaacov le ha robado sus dioses. Esos maniquíes sin vida ni poder, pero que él adora y sirve y mantiene como sus dioses.
¿Puedes comprender esta impresionante paradoja?
Dios le ha hablado, pero él sigue aferrado a la muerte.

¿Te suena conocido?
¿Hay algún mensaje para ti en esta enseñanza?

Todo lo que hace el Misericordioso es para bien

En el Talmud, Berajot 60b, encontramos lo siguiente:

אמר רב הונא אמר רב משום רבי מאיר וכן תנא משמיה דר’ עקיבא לעולם יהא אדם רגיל לומר כל דעביד רחמנא לטב עביד. כי הא דר’ עקיבא דהוה קאזיל באורחא, מטא לההיא מתא בעא אושפיזא לא יהבו ליה, אמר כל דעביד רחמנא לטב, אזל ובת בדברא (לן בשדה), והוה בהדיה תרנגולא וחמרא ושרגא. אתא זיקא כבייה לשרגא, אתא שונרא אכליה לתרנגולא, אתא אריה אכליה לחמרא, אמר כל דעביד רחמנא לטב. ביה בליליא אתא גייסא שבייה למתא, אמר להו לאו אמרי לכו כל מה שעושה הקב»ה הכל לטובה

Se enseña entre los sabios que Rabi Akiva predicaba que sea habitual para el hombre decirse que todo lo que hace el Misericordioso es para bien.
Como se ejemplifica con la siguiente anécdota.
Una vez Rabi Akiva estaba de viaje y al llegar a cierto pueblo buscó para alojarse pero no consiguió.
Dijo: “Todo lo que hace el Misericordioso es para bien”.
Pasó la noche a campo abierto.
Llevaba consigo un gallo (para que lo despierte), un burro y una lámpara.
Una repentina ráfaga de viento apagó la lámpara, una comadreja (o un gato) vino y se comió el gallo, un león vino y se comió el burro.
Dijo: «Todo lo que hace el Misericordioso es para bien».
Esa misma noche una banda de ladrones llegó y arrasó el pueblo (donde no pudo hospedarse).
Rabi Akiva les dijo:»¿No les había dicho que todo lo que hace el Santo, bendito sea Él, es para bien?»

A partir de esta enseñanza, podrías tú responder a lo siguiente:
1- ¿Tiene base en esta moraleja ese dicho tan difundido actualmente que dice “TODO ES PARA BIEN”?
Sea tu respuesta afirmativa o negativa, deberás fundamentarla exclusivamente con este texto.

2- ¿Cuáles son las relaciones que se encuentran en este texto con lo que estudiamos y aprendemos de la temática del EGO?
Detallarlas.

Cabalá Luriánica y CTerapia

Advertencia previa.
No es apropiado hacer “teología”, tratemos de no incurrir en errores ni de provocar el error en el lector.
Procuremos mantenernos dentro de estrictos límites, en la medida de lo posible.

Somos seres mutidimensionales, formados por espiritual, mental, social, emocional y físico.
Este ser complejo que somos presenta tres Yoes:

  • Yo Esencial: la NESHAMÁ, o espíritu. Es aquello que somos en esencia, desde antes de nacer y luego de partir de este mundo. Es la “chispa” divina que perdura sin mutaciones, sin afectarse por nuestra conducta.
    Es la conexión constante con el Eterno y con todo lo creado, en existencia temporal actual o no. En su misterio está la unidad del todo.
    Su lenguaje es el AMOR.
    Es nuestra identidad más pura. La que no depende de lo que nos aportaron otros, ni de lo que hacemos en vida, sino solamente depende del Eterno, que es su proveedor y sostén.
    Opera como una voz silenciosa, siempre presente, pero tenue. No se manifiesta en estruendos, ni aparece con fuerza. Como si estuviera escondida, se retrae y pareciera no tener existencia. Los científicos no tienen cómo saber de ella, no hay patrones para medirla ni cuantificarla. Se puede pasar toda la existencia sin tener conciencia de ella, aunque tal vez en algunas ocasiones se la sienta pero sin lograr definirla con palabras ni limitarla con imágenes. Es nuestra más perfecta identidad y sin embargo se nos escabulle hasta parecer inexistente.
  • Yo Auténtico: formado por la NESHAMÁ y nuestra identidad genética. Es la materialización del encuentro de lo eterno con lo transitorio. Hasta el día de hoy no es modificable, una vez obtenida de sus fuentes (Dios, nuestros padres) es una realidad que nos acompaña a lo largo de nutro pasaje terrenal. Es la base sobre la que se construye todo el resto de nuestro ser, lo que determina en buena medida nuestras posibilidades y potencialidades.
  • Yo Vivido: que se forma a través de las interacciones (concretas, o virtuales, o imaginarias) que vamos atravesando desde el útero y hasta nuestra muerte. Se compone de las máscaras que nos imponen, las que asumimos y las que ideamos por nuestra cuenta. Alguna de ellas puede estar en sintonía con el Yo Esencial, o estar alienado a él. Cuanta mayor cantidad de máscaras distorsionan la representación de la NESHAMÁ, mayor es el conflicto, la confusión, el dolor. La actividad del EGO, cuando sale de su limitada y correcta órbita de influencia, lleva a adquirir máscaras contradictorias, que repelen la LUZ de la NESHAMÁ y la constriñen detrás de muros formados de cáscaras, sin por ello afectar en lo más mínimo su intensidad o pureza, pero dejando a la persona en sensación de desamparo y exilio, aún más ignorante de su Yo Esencial. A través de la TESHUVÁ se diluyen las cortezas que entorpecen el pasaje de la LUZ, permitiendo armonizar áreas del Yo Vivido con su Esencia.

Esta identidad compleja que somos durante nuestra estadía en este mundo, puede servir como espejo de una realidad superior y trascendente.

Permíteme que te resuma muy brevemente la doctrina del rabino cabalista Itzjac Luria Z”L, conocido como el Ari, quien diagramó un sistema, al que se conoce como Cabalá Luriánica (con la cual podemos coincidir o no).
Habla del «tzimtzum», que en hebreo significa contracción.
El Universo se manifiesta a causa del recogimiento de Dios, que hace “espacio” para dar lugar al mundo.
Así, el mundo no aloja a Dios, pues Él se retiró para permitir que existiera la creación.
Su energía, LUZ, emana y atraviesa Su obra.
Pero, ocurre la  «shevirat hakelim», la ruptura de las vasijas. De acuerdo a esta doctrina, la luz está, cual «nitzotzot», chispas, que son recubiertas por «kelipot», caparazones o cáscaras.
Toda la creación está en exilio, hasta que las chispas sean unificadas en el proceso llamado «Tikún», rectificación o reparación. El hombre es el encargado de esta tarea reparatoria, al asociarse al Eterno en la tarea de creación continua.
Dios puede hacerlo por Sí mismo, por supuesto, pero es parte de Su plan el darle al hombre esta tarea trascendente, para que el bienestar que reciba el hombre no sea solamente como dádiva motivada en la gracia Divina, sino como justa y meritoria recompensa por su noble accionar. Entonces, lo que el hombre disfruta aquí y en la eternidad deja de ser una limosna que avergüenza, para ser una porción noble y justa.
Así pues, cuando el hombre cumple con los mandamientos que le competen (los judíos de los 613 preceptos para Israel, los gentiles cada uno de los Siete Mandamientos para las Naciones), está recuperando una chispa Divina y retornándola a su sagrado origen. Tanto en las grandes obras como en las cuestiones menudas y cotidianas, en tanto la acción personal sea a la luz de los mandamientos que corresponden a cada uno, se está diluyendo kelipot y posibilitando el mayor esplendor de la LUZ divina en uno y en el Cosmos.
¿Qué es la redención?
El fin del exilio, la unificación del mundo, el resplandor de la LUZ divina sobre el universo.

Entonces, una vida dedicada a la construcción de shalom, con acciones de bondad Y justicia, no es solamente una vida moral y ética, sino una verdadera terapia personal así como colectiva, que redunda en una reparación a nivel cósmico.
De poco valen las liturgias y palabrería, las procesiones y reuniones zalameras, las doctrinas jeroglíficas y la sectarización, los ropajes extraños y el estudio de doctrinas entreveradas, el seguir líderes religiosos y repetir lemas cursis, la impostura religiosa y la fe.
Lo que precisamos es una actividad terapéutica concreta y verdadera, una que nos unifique en nuestro ser así como con el prójimo, con el universo y con Dios.

Algunas preguntas para reflexionar:

  1. La idolatría, en todas sus formas, también las religiosas monoteístas (incluso las que se disfrazan de judaísmo, cabalismo, jasidismo, noajismo, etc.), ¿ayuda o perjudica el trabajo del tikún personal y del colectivo?
  2. La fe estéril de obras, ¿aporta a la misión sagrada de restaurar la LUZ del Eterno en nuestro interior, en la sociedad y en el universo?
  3. El conducirse según los modos del EGO, ¿establecen la unidad fundamental o suman cáscaras y confusión?
  4. Aprender y/o difundir  lo “religioso”, “teológico”, “metafísico”, que no suma a la obra de reparación, ¿debe ser promovido o mantenido a raya?
  5. Actuar de acuerdo a lo que uno cree sentir de Dios sin hacer caso al código espiritual contenido en los mandamientos acordes a la propia identidad espiritual, ¿es el camino que aproxima a Dios?
  6. ¿Podrías establecer un paralelismo entre nuestros diferentes Yoes y las manifestaciones de Dios (y los dioses, falsos, obviamente)?
  7. ¿Qué estarías dispuesto a hacer para mejorar tu proceso de tikún?

El consejo diario 417

¿Tú que quieres ser un tzadik (justo, ser de especial sensibilidad y actitud),
al menos sabes ser tú mismo,
en armoniosa sintonía entre tu Yo Esencial y el Yo Vivido?

El consejo sería, aprende a conocer tu esencia espiritual,
aprende a quererte,
vive de acuerdo a esa realidad pura,
entonces podrás alcanzar la plenitud sin necesidad de aparentar nada ante nadie.

Viene y va a la Luz

Como comentario a un post reciente de mi autoría, un atento lector escribió:

Vengo de la oscuridad, de una mala vida donde era un mal hombre, al cual no importaba pisotear a quien o a lo que fuera.
Voy hacia la luz, a rendir cuentas por mis malos actos, a estudiarme a mi mismo y ver en que falle a El y a mi entorno, a reparar ese daño con trabajo intenso, a no volver atrás y no dejarme caer de nuevo, en fin, a ser un mejor hombre y un mejor servidor

A partir de tan honestas y profundas palabras, quisiera añadir unas humildes y pequeñas ideas de mi parte.

“Vengo de la oscuridad, de una mala vida donde era un mal hombre, al cual no importaba pisotear a quien o a lo que fuera. “
Está muy bien rever la conducta pasada y encontrar los puntos en los cuales nos hemos podido equivocar, y peor aún, empecinarnos en la mala senda apartándonos más y más del bien, que es nuestra esencia. Al ver esas manchas en nuestro historial, que recubren la pura Luz de nuestro Yo Esencial (neshamá) y nos asfixian en todos los planos de existencia, está mucho mejor emprender el camino del retorno, lo que conocemos como TESHUVÁ.
No quedarnos esclavizados por las conductas repetitivas nocivas, que nos mantienen atrapados en patrones de comportamiento que nos maltratan así como probablemente dañan a otros.
Sino, atreverse a retornar a la patria, salir del exilio espiritual para reencontrarse.
Es una senda con altibajos, con dudas, con temores, con la insistente voz del EGO que nos trata de retener en el mal paso. Encontraremos o inventaremos miles de excusas y pretextos, para cobijarnos en la comodidad de lo que creemos conocer, amparados en creencias que son equivocadas pero que las consideramos correctas por cargar con ellas.
Sin embargo, el que persevera en andar por la senda correcta, de Arriba le proveen ayuda para lograrlo. Tristemente, el que decide quedar encerrado en su celdita mental, atrapado en la tela de araña de sus creencias y consiguientes patrones de conducta tóxicos, también le dicen amén desde Arriba. Así pues, mucho cuidado y esmero para no ser cómplice del retroceso, o del empeoramiento, siendo que uno ya ha dado el enorme paso de reconocer que ha actuado mal, que ha sido perjudicial, que se ha lastimado así como a otros.
Más bien, actuar con responsabilidad, dando respuestas, en tanto se siguen realizando las preguntas necesarias para no volver a caer en errores y males.

“Voy hacia la luz”
Es genial tener en claro esto, que uno no simplemente quiere dar pasitos fuera de la celdita mental, ya no volver a repetir los errores, ya no dar excusas, ya no mirar para otro lado haciéndose el inocente. Por el contrario, lo estupendo es poder ser consciente y responsable, y actuar en consecuencia.
Sé que estuve mal, entonces me comprometo con el mejoramiento, y lo llevo a cabo.
Lo que el amigo del comentario expresó como “voy hacia la luz”.
Si se me permite, haré una pequeñísima corrección.
Me parece que debiera expresarse mejor como “RETORNO hacia la Luz”, porque nuestra esencia es pura, intachable, no se quiebra a causa del pecado o cualquier otra inconducta, sino que siempre destella la Luz espiritual, que nos mantiene en constante conexión con nuestro Padre y Hacedor.
El pecado, la mala conducta, el desvío de la buena senda, no nos pone en el vacío, no corta la ligadura sagrada con Él, sino que pone cáscaras que nos impiden darnos cuenta de la brillante realidad que seguimos siendo, nos opaca la conciencia, nos perturba la mirada, nos desmorona la percepción de la verdad, pero en modo alguno corta el lazo con Él.
Seguimos siendo luminosos, plenos, con un Yo Esencial que suavecito nos habla sin pausa, nos recuerda quien somos realmente y nos insta a retornar a nuestra verdadera identidad. Que nos despojemos de aquellas máscaras del Yo Vivido que nos desfiguran la cara y siempre nos mantengamos leales a nuestro ser eterno.
Así pues, más no vamos a la luz cuando estamos en el sagrado proceso de TESHUVÁ, ya que nunca salimos de ella. Volvemos a la Luz, regresamos al hogar, dejamos el exilio para establecernos nuevamente en nuestra patria. Así como es el sionismo para el pueblo judío, es la TESHUVÁ para el alma de cada ser humano.

“a rendir cuentas por mis malos actos”
No solamente rendimos cuenta por actos malos, sino también por aquellos en los que permanecimos indiferente pudiendo hacer algo positivo, y también por los deleites permitidos y legales que teníamos a nuestro alcance pero rechazamos con la excusa de ser más santos por sumergirnos en privaciones innecesarias.
Pero también, se nos valora nuestros actos positivos, se nos descubre lo que hemos aportado de bien al mundo, aquello que ni siquiera comprendimos su alcance de bondad se nos revela y obtenemos por ello el rédito correspondiente.
El Juicio del Padre no es solamente de castigo, porque Él no es un Dios que ame el dolor y torture a Sus hijos, sino que es más bien como el momento ineludible de vernos y reconocernos en el espejo de la verdad, en donde somos nosotros mismos los encargados de demostrar lo que hemos sido, en todos los aspectos.
Cada acto es medido y pesado, en sí mismo y en su contexto, siendo Él un Juez justo pero a la vez bondadoso.
Entonces, no nos enfermemos con culpas y seguir cargando pesadas mochilas que dificultan el proceso de crecimiento que es la TESHUVÁ, cuando ya hemos recorrido el camino, cuando dejamos de lado la conducta negativa, no permanezcamos atrapados mentalmente en recuerdos y sentimientos de culpa que nos debilitan. Sepamos que somos falibles, en qué tropezamos, para no volver a hacerlo.
Porque, parte del retorno a la esencia es perdonarse a sí mismo, cuando se ha cumplido cabalmente el trayecto necesario.

“a ser un mejor hombre y un mejor servidor”
Esa es la idea.
Me alegro que tenga esa meta y que esté en el proceso de superarse a diario.
Quiera el Eterno que cada día sea mucho mejor, de más plenitud, con sensación de regocijo por la tarea bien realizada, de bendición y de dador de bendiciones.

Sabe de donde viene y hacia donde va, en el medio está haciendo lo necesario para que su vida tenga un sentido pleno, trascendente, de valor aquí y en la eternidad.
Sin pomposidad, sin religiones, sin superstición, sin atribuirse identidades que no le corresponden, sin malabarismos místicos, sin palabrería incongruente y falsaria, sin dobleces, sin pretender ser lo que no se es, sino actuando como un excelente hijo del Eterno y un servidor leal a Él y al prójimo.
¡Que bueno que así sea!

Abraham NO ERA un hombre de FE

Los que te quieren vender su producto religioso (y por tanto nefasto para tu espíritu) aseguran que “la fe” era el gran mérito del patriarca HEBREO (de los JUDÍOS y nadie más) Abraham.
Se basan en una equívoca traducción y en un incompleto pensamiento a partir de este pasaje:

«Él creyó al Eterno, y le fue contado por justicia.»
(Bereshit / Génesis 15:6)

A partir de esto construyen rascacielos de torturas religiosas, basándose en fe en el absurdo, en contrariar la Ley para adherirse al sentimentalismo y similares. Especialmente se encuentran en el mundo cristiano (que por supuesto INCLUYE A TODOS LOS QUE SE HACEN LLAMAR JUDÍOS MESIÁNICOS y similares), pero no deja de haber también judíos que tienen una ideología similar, encerrados en sus burbujas de misticismo e irrealidad religiosa.

Entonces, tomando a Abraham como modelo insisten en que la persona baje la cabeza y obedezca a su líder religioso, que no cuestione sino sea manso, que no analice sino que memorice y repita, que no piense sino que actúe movido por el sentimentalismo (seudo amor y mucho terror).
Porque para esta gente y sus grupos lo importante no es dudar para aprender mejor, ni preguntar para llenarse de sentido, ni oponerse a lo malo aunque provenga de sus patrones religiosos, sino ser ovejas con fe, mucha fe, llenos de fe, jubilosos en fe, saltando en una pata de fe, aplaudiendo para recibir dones por fe, orando para ser salvos por fe, ¿o acaso no viste nunca una montaña moverse por la fe o al universo conspirar para darte lo que tu pensamiento positivo reclama?

Pero, si somos atentos y respetuosos del santo texto, pronto vemos como el “obediente” Abraham, el cegado por la fe Abraham, el que no se atrevía a desviarse del dogma y la doxa, realmente no es como lo pintan los religiosos (y los poco comprensivos).
Tomemos un solo ejemplo:

Venía el Eterno repitiéndole a Abraham que de él y su esposa Sarai saldría una numerosa nación, que vivirían en la tierra de Israel, que serían benditos y de bendición, etcéteras varios conocidos y repetidos, ¿cuál fue la “enceguecida por la fe” reacción de Abraham?
Mira:

«Entonces Avraham [Abraham] se postró sobre su rostro y se rió diciendo en su corazón: ‘¿A un hombre de 100 años le ha de nacer un hijo? ¿Y Sara, ya de 90 años, ha de dar a luz?’
Luego Avraham [Abraham] dijo a Elohim: -¡Ojalá Ishmael [Ismael] viva delante de ti!
Y Elohim respondió: -Ciertamente Sara tu mujer te dará un hijo, y llamarás su nombre Itzjac [Isaac]. Yo confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para su descendencia después de él.»
(Bereshit / Génesis 17:17-19)

¡En “la cara” de Dios Abraham le estaba negando Sus palabras!
¡Estaba contradiciendo directamente lo que Él no solamente decía, sino que estaba PROMETIENDO!
El buen hombre estalló en risa al escuchar del Eterno que su anciana esposa tendría un hijo y de él nacería una estirpe populosa y gloriosa.
Dudaba, pero no por estar a la intemperie y sin Presencia del Eterno, ¡sino ante la propia Presencia de Él!
Porque, si tú tienes tus dudas respecto a Dios, bueno… ¿qué podemos hacer? Él no habla contigo, no te acompañó abiertamente en tu vida durante cuarto de siglo, no tienes promesas de Su parte de primera mano. Él está “escondiendo Su rostro” de nosotros, ya no hay profecía ni tenemos manera concreta y directa de tener certezas sobre Él. Si dudas, es comprensible.
Pero, ¿Abraham hacer así, comportarse de esa manera?
¿Así es como se comporta un hombre de fe ciega?
Para peor, todavía tuvo el atrevimiento de sugerir alguna salida elegante para Dios, como hacerle acordar que tenía un hijo junto a una esclava, que estaría conforme y satisfecho si ese hijo no se le malograba y corrompía.
¡Cómo se atreve Abraham a semejante propuesta irreverente!
¿Él dándole sugerencias a Dios? ¿Haciendo extraños malabares para que al menos un hijo suyo tuviera un pequeño destaque, ya que evidentemente la promesa del Eterno era imposible de cumplir?

Pues bien, ¡ese es también Abraham!
Fue un escéptico, lo que le permitió romper con las pesadas cadenas del imperialismo político y el radicalismo religioso politeísta de su época.
Abraham no tenía miedo en dudar, en atreverse a pensar, a proponer, porque sabía que con ello no estaba siendo irrespetuoso ni desviándose del camino del Eterno.
Dentro de los límites de lo permitido, gocemos.
Sí, también de la libertad de no ser presos de la tontera de la fe.
Porque la fe, en su 100% (si no me equivoco), es producto exclusivamente del EGO, no del AMOR, no proviene de la neshamá (esencia espiritual), sino del instinto de supervivencia más básico de nuestra especie.

Como ya explicamos infinidad de veces, una cosa es la creencia y la convicción, otra muy diferente es la fe.
La fe no debiera tener cabida en la persona que valora la espiritualidad y por ello vive a pleno en su multidimensionalidad.

¿Sionista O Religioso?

Abram probablemente se veía a sí mismo, al principio y por un tiempo, como líder de un grupo revolucionario “religioso”. Él había reencontrado la pista del monoteísmo y luchaba a su manera contra el imperialismo político acodado en la hegemonía idolátrica. Era un rebelde, sin dudas, que hacía lo que podía, de acuerdo a su época, contexto, conocimiento, cualidades, experiencia, tradición familiar, etc. Su militancia por el monoteísmo fue agresiva y radical al principio, para pasar a ser mesurada y negociadora más tarde. Hasta podría parecer que la imposición monoteísta, combativa y demoledora de los musulmanes tienen un antiguo referente en este primer Abram.

PERO,
¿era ese el rol que quería el Eterno para él?
¿Realmente el Padre Celestial esperaba que Abram fuera un profeta vociferante, un guerrero despiadado del monoteísmo, un aniquilador de herejes, un conquistador de tierras para Él, un atormentador de desviados, un gurú religioso con aura mítica?
¿Quería nuestro Señor una religión, la semilla de la religión judía y la ramificación de la religión noájida, o quería otra cosa complemente diferente?
(Antes de continuar, recuerda que ni noajismo ni judaísmo son religiones, aunque algunas personas se confundan y las denominen así. Recuerda también que la religión es la cara opuesta a la espiritualidad, no por mucha religiosidad te encuentras con tu esencia sagrada ni con el Padre Celestial, más bien lo contrario).

Veamos con calma unas palabras que sabemos hasta el hartazgo, por lo mismo dudosamente las analizamos y encontramos enseñanzas en ellas:

«Entonces el Eterno dijo a Avram [Abram]: ‘Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
Yo haré de ti una gran nación. Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.'»
(Bereshit / Génesis 12:1-3)

Abram debía irse de su lugar de residencia, dejar atrás sus costumbres, separarse de su mochila histórica e incluso hacer un corte consigo mismo, algo así como renacer. Esto último se aprende de las palabras “lej lejá”, que se traducen como vete o vete para ti, pero si comparamos con otras alocuciones semejantes en el TANAJ descubrimos que correspondería a irse de sí mismo. ¿Qué quiere decir irse de sí mismo? ¿Enloquecer? ¿Perder la conciencia? ¿Sufrir de amnesia? ¿Negar su historia y su realidad? ¡No! Quiere decir dejar de ser quien está siendo, pasar la raya para comenzar una nueva etapa, diferente, totalmente diferente.
El requerimiento del Eterno implicaba que tuviera que dejar TODO lo que era y conocía, para construir una nueva identidad. De las cenizas de su propio pasado debía emerger el nuevo hombre.
Un hombre nuevo dedicado, ¿a qué?
Mira las palabras del Eterno, son precisas: ser padre de una gran nación en una tierra de su propiedad.
Es decir, Dios no quería un Papa sino un pionero sionista, uno que dejara su acomodada vida, su idiosincrasia, sus títulos nobiliarios, su bienestar material y social para emprender una tarea de carácter personal-social-espiritual, levantar una patria sionista en la tierra de Israel.
Claro que no se hablaba de sionismo ni de Israel, pero, así como el primer Abram podría ser tomado como modelo para el radicalismo religioso musulmán, el segundo Abram (quien recibe mensajes de Dios de cómo encaminar su vida) es el primer modelo para el judío sionista apegado a la espiritualidad.

¿Entiendes las ideas que se desprenden de este texto y esta interpretación?
Porque, no vemos llamados religiosos de parte de Dios hacia Abram, ni le ordena formar una secta o partido religioso, ni le encomienda un texto sagrado, ni tratar de convertir gente a sus creencias, ni de organizar rituales, ni de enseñar hebreo (o arameo, probablemente), ni de vestir de forma curiosa y llamativa para diferenciarse de otros, ni repetir salmos y entonar cánticos, ni de perseguir brujas y endemoniados, ni de alabar con loas y alelushas, ni de pedir el diezmo para levantar iglesias o templos, ni ofrendar sacrificios cotidianos para congraciarse con la divinidad, ni aprender pasajes místicos y cabalisteros para un pretendido control universal, ni conquistar tierras y embanderarlas bajo Allah o Elohim, ni… ¿entiendes la idea?

Sencillamente estaba llamado a hacer una familia y a establecerse en la tierra que le correspondía por derecho como patria.
Que de esa familia surgiera, eventualmente, una nación que morara en su terruño y viviera de acuerdo a su costumbre.
EL ideal sería que entre esas costumbres tuviera prevalencia y preponderancia las que conectan con la espiritualidad (las que erróneamente algunos llaman “religiosas”), que para la identidad judía corresponden actualmente con el legado que brilla desde la Torá.

El día que los descendientes de Abraham (de Itzac y de Iaacov, continuadores de la herencia abrahámica) puedan vivir en paz en su tierra, gozando de la bendición de su patria,  entonces será el día que todas las naciones de la tierra podrán disfrutar de su propia bendición, en prosperidad, en santidad.

Tenemos por delante numerosos desafíos, que nos quedan planteados desde estas sencillas pero perpetuas palabras.

(Texto publicado originalmente para serjudio.com, contiene interesantes enseñanzas para la identidad espiritual noájida.)

Señor del tiempo

"Entonces dijo Elokim: ‘Haya lumbreras en la bóveda del cielo para distinguir el día de la noche, para servir de señales, para las estaciones y para los días y los años.
Así sirvan de lumbreras para que alumbren la tierra desde la bóveda del cielo.’ Y fue así.
E hizo Elokim las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para dominar en el día, y la lumbrera menor para dominar en la noche. Hizo también las estrellas.
Elokim las puso en la bóveda del cielo para alumbrar sobre la tierra, para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Elokim que esto era bueno.
Y fue la tarde y fue la mañana del cuarto día."
(Bereshit / Génesis 1:14-19)

PROBLEMA
El hombre primitivo no tenía conciencia del tiempo, ¿o sí?
¿Festejaba cumpleaños?
¿Hacía rituales colectivos o familiares en determinadas fechas?
¿Contaba los días para salir de vacaciones?
¿Medía las horas para saber cuánto exigir como salario o jornal trabajado?
¿Tenía un día semanal especial, diferente al resto de los otros?
¿Diferenciaba entre días, semanas, meses, años?
Y si tenía/hacía algo de todo esto, ¿de dónde tomó la idea?

Además, ¿qué nos importa saberlo o imaginarlo? ¿Nos cambia en algo? ¿Nos aporta a llevar una mejor vida?

SOL – SHEMESH
Desaparecía esa cosa misterioso que proveía luz y calor. Se llenaba de sombras, miedo, susurros, sigilo, aullidos, terror, oscuridad, muerte, frío, silencio, nada…
Había que arrimarse a los demás para encontrar un poco de calor, algo de cobijo, sentirse un poquito menos inseguros, desafiar el destino que los atormentaba. Y así como se había marchado, regresaba, y con esa luminaria volvía la luz, el calor, el atreverse a salir, inspeccionar el entorno, reconocer los peligros con menos dificultades, separarse un poquito de la manada. Hasta que nuevamente sombras, frio y todo lo otro tan temido.
De alguna forma asoció esa bola misteriosa allá arriba con que es mañana, y cuando la bola desaparece es noche.
¿Cuántos milenios de seres parecidos al hombre se precisó para establecer tal afinidad? ¡Cómo voy a saberlo!
Ni me imagino tampoco cuando se les ocurrió la genial idea de convertir a la tarde/noche (EREV) y la mañana (BOKER) en una unidad a la cual llamar IEMAMÁ o IOM (en hebreo = día, jornada).
(Ver: http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/haz-la-luz)
¿Tal vez porque entendió que su vida estaba en caos pero tenía el poder para organizarlo y vivir con menos tensión? ¿Porque se podía pasar de dificultades a calma? ¿Porque después de la tormenta viene el silencio? ¿Porque al ir ahuyentando un poquito la ignorancia se obtiene cierta seguridad? (Ver: http://serjudio.com/exclusivo/respuestas-a-preguntas/resp-4170-la-creacion). ¡Qué sé yo!

En algún punto de su evolución llegó a poseer el día, una unidad compuesta de dos “opuestos”, ¿sumaba días o simplemente reconocía que pasaba una jornada y comenzaba otra? ¿Era otra la jornada que comenzaba o era la misma que se repetía? ¿Entiendes la pregunta?
¿Da lo mismo vivir en una sucesión de días solamente conectados por estar uno detrás del otro, a vivir en lo mismo pero que se repite de manera un tanto diferente?
¿Es lo mismo tener una cadena de jornadas superficialmente conectadas, a acumular jornadas unidas profundamente entre sí?
¿Sumaba días o los iba restando?
Si los sumaba, ¿con qué finalidad?
¿Asociaba la aparición de arrugas, abdomen y senos fláccidos, pérdida de dentadura y pelos, mayor debilidad, etc., con la “edad” (días acumulados)?
¿Tenía noción el hombre (o prehombre) del paso del tiempo?

Y, ¿cuándo comenzaba la jornada? ¿Al caer el sol? ¿Al verse las estrellas? ¿Al aparecer nuevamente? ¿Al estar en su máxima altura? ¿Al estar en su mínima altura? ¿Cuándo y por qué?
Y, ¿dónde estaba el sol cuando no estaba a la vista? ¿Bajaba o subía? ¿Moría y renacía? ¿Era el mismo sol o era otro cada día? ¿Qué fuerza misteriosa lo movía? ¿Qué fuerza poderosa lo mantenía colgado del cielo?
¿Será que al ver el sol y sentir su poder experimentaban con sus cuerpos la necesidad de creer en Dios?
¿No bastaba la vocecita de su neshamá –espíritu- para alertarles de la presencia del Eterno, o con creencias fantásticas a partir de preguntas sorprendentes de la naturaleza recurrían a buscarLo sin saber de Él conscientemente?
¿Es casualidad que en tantas regiones y épocas el sol, así como astros, hubieran sido adorados como deidades?
Aparte de Avraham, ¿hubo algún otro antiguo que descubrió al Eterno a través de preguntarse cosas que le fascinaban de la naturaleza y eran explicadas fantásticamente por sus culturas?

¿Cuánto tardaron en idear rituales relacionados con el nacimiento y muerte del sol?
¿Cuánto en rendir homenajes al amanecer así como plañideros ruegos al anochecer?
¿Cuáles supersticiones brotaron del terror de la noche y del anhelo por mantener algo del poderoso sol al servicio personal?
¿Qué tan difícil fue para ellos asociar la oscuridad con el mal y la luz con el bien?
¿Les costó mucho esfuerzo imaginativo vincular al fuego con el sol, y hacerlo su hijo, su representante, su manifestación en la tierra?
¿Qué se preserva de aquellas fantásticas creaciones en nuestras épocas tan modernas?

Como el tiempo existe porque hay espacio, o el espacio porque hay tiempo, o ambos al unísono, no es sorprendente que tengamos en hebreo dos puntos cardinales basados en el aparente desplazamiento del sol.
MIZRAJ (Este) porque de allí zaraj –asciende- el sol y MAARAV (Oeste) porque allí se empieza a le-arvev el sol con la oscuridad.

El hombre al ver y atender a su entorno descubrió que la naturaleza sufría cambios, de los cuales él dependía para sobrevivir. Que había mucho frío, que lluvia, que calor ardiente, que seca, que algunas especies desaparecían del mapa para retornar luego, que las crías de ciertos animales pululaban, que la vegetación estaba verde o aparentaba morir para renacer, que no siempre estaban a disposición tales y cuales frutos, que… cambios y más cambios, dudas, temores, incertidumbre.
A alguien se le antojó que tal vez se podía asociar, de alguna manera, la cuenta de las jornadas con esos cambios. Por ahí se percataron que los cambios tenían como cierto patrón, o que quizás no eran producto del azar, sino que existía alguna especie de organización, de orden. ¡Cómo puedo saberlo! El hecho es que se tomaron la molestia de contar cuantos días, aproximadamente supongo, había entre los comienzos del calor y los comienzos del frío, o de la lluvia y la seca, o de que tal especie produjera frutos, o… lo que sea que les llamó la atención y movió a asociarlo con la suma de días.
Este prematuro experimento científico probablemente sufrió de percances, tales como veranillos en medio de la temporada de frío, sequías prolongadas, pestes que modificaran el ritmo de maduración de las especies, etc.; pero igual… ¿tenían algo mejor que hacer que seguir intentando descubrir el misterioso patrón cíclico que estaba manejando el universo? Así, un buen día encontraron que había unos 180 soles de frío y otros tantos de calores. Días más, días menos.
Presumo que muchos siglos más tarde a alguno se le ocurrió llamar a una temporada KAITZ (verano) y a la otra STAV o JOREF (invierno), o tal vez con otros nombres pero que servían para etiquetar esos períodos que se oponían. Hasta que un buen día otro genio ideó asociar los dos opuestos en un unidad, como mucho antes alguien hizo con el día/noche. Así surgió algo parecido al concepto de SHANÁ (año).

Shaná, que se asocia lingüísticamente con los verbos cambiar, transformar, pero también con repetir.
Se dieron cuenta que había cambios y que había repetición.
Caos y orden.
Una temporada de claridad y luz, otra de temores, desesperación, oscuridad. Como el día/noche pero en grande.
La unidad menor formada por opuestos: la jornada; la unidad mayor formada por los opuestos: el año.
Se repite indefinidamente, se cambia indefinidamente.

Con tantos siglos, o milenios, de observación de su entorno y de las señales celestiales, estas buenas personas (¿o prehombres?) percibieron que el sol hacía extrañas danzas en el cielo, y que había un punto que se alcanzaba un punto máximo/mínimo una sola vez en el año, y otro similar en la fecha opuesta. Lo que nosotros denominamos equinoccios. Coincidía de manera “mágica” con el cambio de estación. Entonces, no era una fecha casual, algo realmente poderoso debía estar ocurriendo. ¿Qué? ¿Cómo saberlo? Pero si no se sabe, ¡se inventa! Ellos idearon diferentes respuestas entre las cuales, seguramente que motivados por la supervivencia, o tal vez la comodidad, o tal vez por alguna reciente creencia religiosa, encontraron oportuno marcar allí el fin/comienzo del año.
Pero, ¿cuándo comenzar el año? ¿Al terminar el calor y empezar el frío? ¿Al revés? Luego percibieron que el sol tenía otros dos puntos “mágicos”, los que nosotros conocemos como solsticios, los cuales no se usarían para marcar fin/principio de año, pero sí para eventos religiosos, de los cuales no trataremos específicamente.
A todo esto, ¿para qué les serviría tener esta nueva noción en su diccionario? ¿Serían más ricos, felices, sanos, por tomar en cuenta el principio del año?

Principio, que es RESHIT, de donde proviene ROSH (cabeza).
Tuvieron a disposición dos ROSH (rashei, en plural) haSHANÁ: al empezar la época de frío/lluvias (alrededor de lo que conocemos como Setiembre), o la de calor/seca (Marzo); más o menos en las fechas de los equinoccios correspondientes.
Hubo quienes priorizaron una ocasión por sobre la otra, por motivos de supervivencia, seguridad, comodidad, creencias, imposición… ¡cómo saberlo!
Así, en pocos kilómetros hubo grupos festejando o deplorando su propio ROSH haSHANÁ, sea en Setiembre, sea en Marzo.
Sí, festejando, si lo sentían como una oportunidad de celebración de esperanza, de renovación, de vida.
Sí, deplorando, si lo sentían como angustia, desesperanza, agotamiento, muerte.
Unos grupos atándose a deidades que representaban la luz, otros esclavizándose a los de la oscuridad. Cada quien se maneja como puede y le dejan en lo que respecta a sus propios sentimientos de impotencia y lo que emana desde el EGO.

Podemos entender con cierta facilidad el querer unirse a dioses de alegría, que llenen de optimismo. No voy a detenerme a explicar sobre ello.
Pero, ¿qué llevaría a la gente, a individuos o grupos, a querer adorar deidades de la oscuridad, a celebrar el cumpleaños de la deidad o su fecha magna al comenzar el invierno?
Una posible respuesta: apaciguar al dios tremendo.
Yo, miserable hombre impotente, me mortifico para que el dios poderoso no me castigue. Yo me lesiono y privo de satisfacciones, para preservarme del castigo que el dios estricto pudiera querer enviarme. Yo me disminuyo aún más de lo poco que me siento, con tal de que el dios no me persiga para humillarme. Porque así soy yo quien controla el daño, y me cuido de que el dios me haga algo inmensamente más terrible. ¿Se entiende la perversa formula que se esconde aquí?
Otra opción podría ser, adoro a un dios espantoso para que se apiade de mí. ¿Parecen ideas muy estrafalarias? ¿En serio? Pues… ¡de ellas está plagada la humanidad de todas las épocas!

De acuerdo a la tradición judía, en el principio del mes de TISRHEI (setiembre/octubre) se celebra el aniversario de la humanidad. Es nuestro cumpleaños. Es también el aniversario de la primera vez que alguien (ADAM) en la tierra reconoció la existencia de Dios y lo proclamó soberano del universo.
Dice la Tradición que el mes de NISÁN (marzo/abril) es el cumpleaños de la nación judía, la cual además de saber que Dios existe reconoció y difundió que Él actúa en la realidad, de manera evidente u oculta.

La Torá marca a Nisán como el primer JODESH (mes) para el pueblo judío, pues allí da inicio el año hebreo.
NO ES en TISHREI, que según la Torá es el mes séptimo.
Por ello, la festividad de Rosh haShaná, que vulgarmente se llama “año nuevo judío o hebreo”, en realidad debiera denominarse “año nuevo universal o humano”, porque celebra el nacimiento del hombre y no el del pueblo judío o de algún dignatario particular del pueblo hebreo.
Siendo así, ¿por qué está tan extendida la creencia de que en Tishrei es el año nuevo judío? ¿Por qué los propios judíos lo celebramos como año nuevo y dejamos de lado el reconocimiento de Nisán? (Ver: http://serjudio.com/rap851_900/rap853.htm).

Interesante es notar, también, que la Torá pauta dos motivos para que la nación judía celebre el día especial, Shabbat.
Uno es el recuerdo por la Creación, el otro es el recuerdo que Dios liberó a los judíos de Egipto.
¿Cuál crees que tiene más impacto en la memoria colectiva del pueblo judío? ¿Por qué?
¿Cómo cambia profundamente el sentido de Shabbat si es a causa de la Creación a que si es a causa de que Dios ME sacó de la esclavitud en Egipto?

Hablando de Shabbat, ¡aún no sabemos el origen de las semanas ni de los meses!
Creo que tenemos que levantar la vista al cielo nuevamente para encontrar algunas respuestas.

LUNA – IAREAJ, LEVANÁ
Ahí había otro cuerpo, o ser, o dios, o algo que se movía.
A diferencia del otro no daba tanta luz, y seguramente que no hacía variar la temperatura.
Pero además, tenía una extraña conducta. A veces estaba en plenitud, a veces desaparecía por un rato, a veces creía y otras se achicaba. Cambiaba de forma, no solamente aparecía en el día o en la noche. En resumen, algo extraño, como impredecible. O quizás no fuera su culpa, sino algún ente maligno que le hiciese daño. ¿Cómo saberlo? ¡Ni que hablar de los eclipses!
Algún genio, como los anteriores mencionados, comenzó a percibir cierto patrón, no tan irregular finalmente. Dado que el otro genio ya habían inventado los días y su cuenta, entonces se tomó la molestia de ir contando la cantidad de días entre una forma de la luna y su reaparición. ¿Qué descubrió? Pues, que había siete días entre un cambio y otro, veintiocho días en que otra vez estuviera nueva o llena o creciente o menguante.
En resumen, a alguien le apeteció idear dos nuevas mediciones de tiempo, para formar conjuntos con esos días sueltos (o encadenados que hablamos antes): la SHAVUA (semana), llamada así por tener SHEVA (siete) días; el JODESH (mes), por traer una renovación (jadash). Al mes también se le dice IERAJ, porque deriva de IAREAJ.

Por supuesto que si somos precisos, descubrimos pronto que cada fase lunar no dura siete días, sino que a estos les debemos sumar unas nueve horas. Por tanto, realmente el mes no dura veintiocho días, sino 29,5 aproximadamente.
Es por esto que el calendario hebreo tiene meses de 29 y otros de 30 días, para que de esa forma se pueda mantener un cierto orden, aunque las semanas sean estrictamente de siete días.
Recordemos que el calendario hebreo es luni-solar y requiere de complejas matemáticas y conocimientos varios para su determinación exacta. Afortunadamente contamos con el software que nos aligera la carga.

De buenas a primeras pareciera que el amontonamiento de días para formar semanas y éstas para formar meses no tuviera ningún sentido. ¿Qué nos cambia saber si afuera hay luna en tal o cual fase? No es lo mismo que el cambio de estaciones, o si hay luz o tinieblas. Simplemente, ¿de qué nos sirve estar pendientes de la luna?
Pero, como en el hombre hay algo más que la dimensión física, algo motivó al hombre a prestar atención a estas modificaciones y a marcarlas de manera especial. Luego a originar rituales y todo tipo de creencias en torno a ellas. Porque, supongo que no es novedad para ti que el hombre también adoró a la luna y los cultos lunares se continúan camuflados incluso hasta nuestros tan modernosos días libres de prejuicios. ¿Cómo dices? ¿Que no conoces cultos lunares actuales? Te mencionaré uno, tú busca otros si te interesa: la reina o diosa del cielo (Isis, Astarté o Ashtarot, etc.), que por estos barrios alguno la llaman “virgen María”… ¿te suena?

CONCLUSIÓN
Estamos a escasas tres semanas de un nuevo Rosh haShaná, el que celebramos a principio de Tishrei, con sus tradicionales llamados a la reflexión, tzedaká, teshuvá, tefilá, crecimiento personal.
¿Hemos aprendido algo con este texto que he compartido hoy contigo?

¿Cómo puedo ser una mejor persona?

sociabilidad

“…Mientras que el que duda y cuestiona racionalmente, está en búsqueda de «creer», aunque ¡no lo quiera creer! Está en el camino de ser una mejor persona, mientras no atente contra los mandamientos que el Eterno ha ordenado (aunque no cumpla los atinentes a la relación con Él). Pues, no hay persona buena, sino personas que van mejorando, y personas que van en sentido contrario. En resumen, lo que .. (cualquier persona ..) hace, es muchísimo más vital y trascendente que aquello que piensa y siente ..”[i]

Hace pocos días miraba un video que compartieron en el Facebook, donde unos religiosos extremistas armados con fusiles de guerra, conducían a un grupo de personas a un campo abierto y, cual hato de animales, los acostaban en fila y les disparaban en la cabeza uno tras otro; todo en nombre de su religión.

Pero las bizarras escenas no terminaban ahí. Continuaba el video donde a otro grupo de hombres, los cuales se veían muy jóvenes, eran conducidos a golpes por sus asesinos, a una orilla de un río, y mientras uno le sostenía los brazos para que no se defendiera, otro sin ningún tipo de sentimiento, disparaba hacia sus cabezas, en el tanto sus cuerpos se desplomaban al cauce del río.

Por un minuto intenté tratar de imaginar el terror, el miedo y la insoportable impotencia de las victimas de dicha matanza, y confieso que no pude ponerme en sus zapatos. Con solo imaginar presenciar una escena como la que estaba viendo, a los pocos segundos empecé a experimentar esa sensación de miedo y ansiedad tan espantosa, que solo unos cuantos cigarrillos podían calmar unos nervios de punta como los míos.

Ya una vez sosegado gracias a la nicotina, pensaba: ¿cómo puede una religión imponer como bueno matar a otro? ¿Existirá en lo recóndito de un asesino una chispa de conciencia que le haga, aunque sea suponer, que su acto es ilógico, cobarde e inhumano?

Concluía que esa barbarie no eran actos de seres humanos; ya que nadie puede ejecutar dichos actos sin sentir el mínimo remordimiento; eran actos de algo parecido a un humano, pero con forma humana.

Y claro, alimentaba mi sospecha una vieja enseñanza del Rambam que reza:

“..Tú sabes que cualquiera que no tenga esta forma (espíritu) que describimos no es un hombre, sino un animal con la forma y apariencia de un hombre, pero dotado de la facultad, que no tienen los demás animales, de causar toda clase de daños y males; porque el intelecto y la razón que le estaban destinados para alcanzar una perfección que le ha sido inasequible, los emplea para omnímodas maquinaciones malignas, resultando, en consecuencia, algo semejante al hombre o su parodia.” (Moré Nebujim 1:7).”[ii]

Y mientras pensaba, recordaba un Texto Fundamental[iii], en la parte que dice:

“..Porque ciertamente por vuestra propia sangre pediré cuentas. …. Yo pediré cuentas a cada uno por la vida del hombre…(6) El que derrame sangre de hombre, su sangre será derramada por hombre; porque a imagen de Elokim él hizo al hombre…”

Y mientras confirmaba la lectura, otras preguntas me hacía; tales como ¿y por qué no se cumple la sentencia divina? ¿Por qué Dios no le exige cuentas al asesino?

Porque cuando Dios emitió esas palabras, lo hizo como el Dios que ordena, con EL que no se negocia, como EL que impone SU AUTORIDAD y punto ([iv]).

Pero a los pocos minutos me doy cuenta de mi error. Desde mi impotencia reclamo venganza que mi Ego disfraza como sed de justicia.

Porque es mi Ego quien le reclama a Dios, y no Luis. Porque yo no soy lo que mi Ego impone que sea; o bien, yo no soy la careta que ignorantemente me impuse debido a conductas ególatras que reiteradamente ejecute por años, o “yoes vividos”, como lo quieran ver.

Lo cierto es que soy una persona, que convivo con mis pares, y todos con un elemento adicional que nos hace más que humanos[v] y que nos obliga a ser mejores personas.

Así que, a los minutos de haber recapacitado un poco mejor, y darme cuenta que no era yo quien reclamaba luego de tan salvajes imágenes, me hice la pregunta:

¿Y cómo puedo ser mejor persona?; es decir, ¿Qué está a mi alcance para aportar y que sirva para mejorar la convivencia con las otras personas?; o bien, ¿Qué acciones propias pudiera yo adoptar que de alguna forma contrarrestara los efectos al mundo de una barbarie como la vista en el video?

Porque yo no nací para juzgar; mucho menos para ejecutar las sentencias divinas.

Porque cada uno tiene un compromiso consigo mismo en lo individual: ser constructor de Shalom en el mundo; y ser socio con otros constructores colectivamente hablando.

Porque ser un constructor no es el fin último del despertar de conciencia; es el inicio de un proceso interminable de mejoramiento individual y personal.

Porque nuestro compromiso mayor no es con Dios, como equivocadamente creen algunas personas; creencia supersticiosa, idolátrica y heredada que inevitablemente las conduce a las redes de la religión.

Nuestro compromiso mayor es con nosotros mismos y con los demás[vi]. Es decir, un compromiso con la sociedad por ser la persona alguien de bien.

Pareciera que en este compromiso supremo radica nuestra esencia divina; es decir, cuando alguien pone en primer orden su mejoramiento como persona, no solamente sospecha de su filiación a algo más que a materia y energía; sino que se empieza a aclarar la nublada razón de su existencia.

Tal y como se mencionó en un antiguo artículo, y cito:

“…Hombre, ya que existes…cumple la función para la cual has sido creado…has todo lo que puedas por ser quien puedes llegar a ser…constrúyete a cada instante, no te abandones en la indolencia o el pesimismo o el vacío idealismo, porque si así hicieras…es mejor que no hubieras sido creado…”[vii]

El cuerpo de las Imposiciones Negativas radica en nuestra propia relación con los demás. Cinco de las siete ordenanzas prohibitivas refieren a nuestro comportamiento social; y solamente dos respecto de nuestra propia relación con Dios.

Así que “..la función para la cual has sido creado..” pareciera fuertemente inclinada a la relación con los demás; al comportamiento social; a la relación con todo y con todos los que se relacionan con usted amigo lector.

“…No te abandones en la indolencia..”, a la indiferencia, a la falta de acción por pensar que a pesar de todo, no se puede revertir las acciones malignas por acciones bondadosas hechas al otro lado del orbe.

Así querido amigo que me lee, le regalo mi experiencia; y le comparto mi pregunta inicial, y le añado algunas otras:

¿Cómo se puede llegar a ser mejor persona? ¿Qué se pudiera aportar que sirva para mejorar la convivencia con las otras personas?; ¿Qué acciones propias se pudieran adoptar que de alguna forma contrarrestara los efectos al mundo de las acciones terribles que últimamente hemos visto?

¿Podría usted compartir conmigo sus conclusiones a una pregunta igual? ¿Está en desacuerdo conmigo?

Muchas gracias de antemano por sus comentarios y por acompañarme en esta breve reflexión.

 

Notas:

Bendito Sea el Juez Verdadero. Que este artículo sea en mérito de todas y cada una de las personas asesinadas cobardemente por el grupo extremista visto en el video.

Que sea en mérito de los soldados caídos del Ejercito Israelí, por defender el derecho humano de vivir en paz, libre de terroristas.

Que sea en mérito de las víctimas del terrorismo de Hamas que se está viviendo en estos momentos en la Franja de Gaza.

Que la paz llegue pronto a Israel.

 
[i] ¿Cuestión de creencia o de fe? Artículo:  http://serjudio.com/rap1451_1500/rap1481.htm

 

[ii] http://fulvida.com/2013/11/07/preguntas-2/. He de aclarar, que en la parte de los comentarios de este artículo fue corregido mi error de interpretación.

 

[iii] Un Texto Fundamental. Artículo: http://fulvida.com/2008/03/27/un-texto-fundamental/

 

[iv] La traducción de la Tora que se nos facilita en “Un Texto Fundamental”, empieza: “ Entonces Elokim bendijo a Noaj y a sus hijos, y les dijo:..”. En este caso, Dios se presenta a Noe como ELOKIM; apelativo que utiliza Dios cuando se manifiesta a la creación con rigor. Véase lo que el maestro ha enseñado: “..El apelativo divino usado por mismísimo Dios en la Torá al momento de relatar la Creación es «Elokim», que es el que se emplea cada vez que se quiere denotar a Dios manifestándoSe con rigor sobre la naturaleza (tomado de http://serjudio.com/rap2301a2350/rap2337.htm. Lo subrayado es propio.)

 

[v]Remito al lector al artículo: http://serjudio.com/rap2851a2900/rap2868.htm

 

[vi]  Remito al lector a los artículos http://fulvida.com/2014/04/24/prohibido-la-idolatria-una-perspectiva-alterna-sobre-rezo/ y http://fulvida.com/2014/04/27/asuntos-internos/

 

Lectura Recomendada para adjuntar a favoritos http://serjudio.com/dnoam/rap83.htm