Es chistoso como nos empecinamos en eludir las responsabilidades (y me incluyo).
Parece más sencillo que otro sea el que supla, explique, aclare, haga, deshaga, corrija, ejecute, nutra, de, etc, y así ad infinitum….
¡Pero claro…¡ Ego humano sobrelimitado, haciendo creer que la responsabilidad de pensar, hacer o analizar es del otro y nunca propia¡¡ Ego humano insuflando el placebo (sensación poderosa) que necesita la persona para calmar el dolor que produce la impotencia..¡
Y lo más curioso de todo es que es de las profundidades psíquicas de uno mismo desde donde se da este fenómeno.
Nadie estimula directamente el Ego a otro para que el Ego “inyecte ilusión poderosa” en la persona estimulada; sino que en fracciones de segundo el fenómeno se da en un único y solo individuo ante lo que sea que le cause la molestia de la impotencia.
Digo esto por las observaciones objetivas de mi propia conducta, y porque lo noto en otros también.
Por ejemplo, cuando se nos presenta algún religioso, o bien, alguien con algún credo distinto al propio intentando convencer de su credo, se inicia una aparente guerra entre 2 sobre quien lleva la razón.
Digo que es aparente, porque en realidad hay más implicados: Yo y mi Ego herido por la amenaza, y el Otro con su Ego herido por la misma amenaza; y cada quien pujando hacia su lado, que no lleva a ningún lado; excepto a generar más caos, odios, venganzas y desequilibrios.
No hay comunicación asertiva, raciocinio, análisis o lógica; lo que hay es sensación poderosa que me haga suponer cierto control sobre el otro, y desconexión de la realidad cuando veo que no puedo controlarlo.
Los que nos hemos dejado educar por las enseñanzas sobre nuestro Ietzer Hará[i] y que hemos identificado claramente como la raíz de la mayoría de problemas existenciales, intentamos de algún modo abandonar las contiendas innecesarias egocéntricas para no generar más caos del que de por sí pudiera existir[ii].
No es que nos retiramos de la contienda resentidos con el oponente deseándole que en algún momento de su vida entienda, pero en el fondo deseándole el mal.
Tampoco es que nos retiramos de la contienda sintiéndonos superiores por estar en “la verdad” y en otro en “la mentira”.
Nada más alejado de la realidad.
Nos alejamos porque sabemos que si nos mantenemos en un “dime que te diré” es porque nuestro EGO tomo control de nuestro intelecto, y nos hará sentir que debemos defender a ultranza nuestra zona segura a costa de lo que sea; incluso al grado de desear el mal en el otro para que entienda nuestro punto, para así traerlo de nuevo “al redil de los buenos”.
Y esto no es teoría, es experiencia vivida.
Hace poco me toco identificar la sensación poderosa que insufla mi Ego y que me hace creer que estoy en “una guerra santa contra infieles”.
Resulta ser que un querido amigo judío sube a su muro de Facebook una fotografía de un fanático cristiano-mesiánico, en plena práctica de sus ritos religiosos. Rito irreverente e irrespetuoso no solo de la tradición de la gran familia del querido amigo judío; sino que también irreverente e irrespetuoso, y “contra legem”, de nuestra identidad y de la orden divina de Prohibición a la Idolatría de nuestra santo Código Noájida.
A pocos segundos de haberla publicado, empezaron las reacciones y los comentarios.
Bajo el estricto respeto, unos opinaban basados en las enseñanzas antiquísimas propias de los judíos; otros opinábamos basados en las enseñanzas de nuestro sitio, enseñanzas que vienen de nuestro guía. Otros preguntaban y sus dudas eran aclaradas por los orientadores.
Pero todos, al fin, queriendo desenmascarar el error para hacer la corrección y la orientación de sus vidas.
No paso mucho tiempo cuando…!!.. ZAZZZ…¡¡¡ Me entra por in box un mensaje del autor de la fotografía. Del religioso disfrazado de lo que se supone es un “iluminado”.
Sin que nadie lo invocara, llamara o mencionara, el autor de la fotografía se presenta ante mí, un ególatra que intenta destronar al Ego de su vida, dándome explicaciones confusas y carentes de todo lo que se le denomina “sano juicio”, para poder justificar la fotografía en cuestión.
El buen señor de la fotografía, autoproclamado Efraim, sostuvo la siguiente conversación conmigo:
Efraim: “Don luis con todo respeto tenga buena tarde, deseaba aclararle acerca de la fotografía que subio XXX, lo que observa no es un judío disfrazado, nosotros NO SOMOS JUDIOS NI PRACTICAMOS JUDAISMO, NOSOTROS SOMOS EFRAIM, CASA DE ISRAEL, NO PRACTICAMOS HALAHA SOLO TORA. Nosotros creemos en una sola voluntad y en un solo amor, a través de la Bendita Tora. gracias!”
Yo, el ególatra: “Saludos Señor XXX. Muchas gracias por la aclaración. De mi parte y desde mi ideología, no hay problema de que practiquen lo que les hace feliz o completos.”
Efraim: “Gracias, ahora que venga el Mesias todo se aclarara, al final la verdadera espiritualidad consiste en amar al único que es y que fuera de Èl no hay nada. pero ese amor debo mostrarlo al que veo y percibo ese es usted! nuevamente Gracias.”
Yo, el ególatra: “Descuide. Como le indico, no soy hombre religioso o de fe; así que el concepto de espiritualidad es diametralmente opuesto al suyo. Pero muchas gracias por la aclaración.
Efraim: “paz y vida. gracias!”
Imagino que el buen señor “efraim” mando mensajes privados a cada comentarista, más o menos parecidos a los que me envió.
Ya no solo a través de la fotografía muestra su confusión, sino que desde sus palabras se hace muy evidente.
¿Qué se hubiera logrado si hubiera entrado en un “dime que te diré”, en una guerra de argumentos con el señor Efraím?
Nada. No se hubiera logrado nada; por el contrario se hubiera perdido mucho y se hubiera creado más caos.
Pero he de confesar que mi primera reacción no fue la más amorosa, como equivocadamente supuso el buen Efraim.
Pero lo cierto es que luego de algunos días de la publicación de la fotografía, y de las explicaciones que dio el señor Efraim y que nadie le pidió, y luego de pensar un poco en su situación y en la mía, quise publicar mis conclusiones, basándome en sus propias palabras, pero también en mi propia experiencia en el camino hacia la corrección.
Señor Efraim:
- La fotografía que subió XXX si es de alguien disfrazado. Esa es la verdad y la realidad de dicha fotografía. Sin escusas y sin maquillar la situación admítalo. Muchos hemos vivido por años con mascaras de “yoes vividos” que habíamos creído que es nuestra identidad. Pero la realidad es que dichas mascaras no eran “nosotros”. Eran disfraces que ocultaban nuestra real y pura esencia, a la que intentamos retornar.
- Es cierto; ustedes no son judíos; pero tampoco son “efraim, casa de israel”. Ese calificativo que usted usa para identificarse es una “cosa” que le han hecho creer personas igualmente de confundidas como usted; que oculta su identidad y que atenta, ridículamente, contra su instinto natural gregario o social. Usted es una persona individualizada, que ocupa un espacio y un tiempo limitado. No lo desaproveche creyendo que es una especie nueva humana o extraterrestre inventada por algún desviado mental.
- Si ustedes creen en una sola voluntad…¡¡¡qué bueno!! Pero déjeme aclararle que esa única voluntad es la suya. Usted no es un ser autómata que se rige con alguna programación, como si lo es un robot. Usted es un ser que tiene libertad y libre albedrío, y desde esa libertad usted es un ser responsable de usted mismo y de su vida. Nadie tiene la capacidad de interferir en su voluntad. Si ustedes creen en un solo amor…¡¡¡qué bueno!! Pero déjeme aclararle que el amor no es un sentimiento barato, como equivocadamente hemos pensado muchos. El amor es un lenguaje, un medio comunicativo; tal como el español u otro idioma, tiene sus signos, reglas, excepciones y límites. Que algunos lo ignoramos ese es otro tema; pero que de cuando en vez lo entendamos es indiscutible. Por otro lado, déjeme aclararle que la Tora (escrita y oral) es patrimonio único y exclusivo del pueblo judío; el cual la recibió por herencia perpetua directamente de Aquel Que Ostenta La Máxima Autoridad, a través del inigualable Moisés. Pero que no lo desanime mis afirmaciones. Usted puede tener acceso a ella bajo ciertos límites, claro está. Tiene que enseñársela un maestro idóneo; y solo aquellas partes referentes a su identidad y obligación. Ya que si no es así, llamará “voluntad” y “amor” a cualquier cosa; tal y como lo especula, corriendo el riesgo de confundirse aun más de lo que ya de por sí está.
- Por otro lado ¿Por qué supone que cuando llegue el Mesías todo se va a aclarar? ¿No será al revés mejor dicho? Es decir ¿Aclarar las cosas antes de que llegue el mesías para fomentar su llegada al mundo y con él la anhelada era mesiánica? Como ve, nosotros desde nuestra impotencia egocéntrica suponemos más sencillo que otro sea el que supla, explique, aclare, haga, deshaga, corrija, ejecute, nutra, etc. Creemos que la responsabilidad de nuestra destartalada vida y confusión es de otro y nunca propia. Usted, y solo usted, es el responsable de hacer su parte para aclarar “los nublados del día”. Pero déjeme decirle que disiento con usted, radicalmente, en su concepto sobre la espiritualidad. ¿¿Si en lugar de buscar la espiritualidad “amando al único” la buscara siendo una persona buena y justa, siendo un buen ciudadano, o acercándose algún maestro judío que nutra de ética sus actos, podría generar mejores y mayores réditos para usted y su entorno?? Pero en fin, la decisión va a ser siempre suya y únicamente suya.
Estimado amigo, pueda ser que esté equivocado. Pero lo cierto del caso es que se lo digo con toda la buena onda posible. Al fin y al cabo, todos estamos y seguimos aprendiendo a conocernos.
Que esta sea mi parte de mi contribución para ayudarle al señor Efraim en nuestra misión de hacer del mundo, un mundo mejor.
Gracias.
[i] http://fulvida.com/2012/01/31/del-ietzer-har/
[ii] http://fulvida.com/2011/07/03/romper-el-crculo-vicioso/