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Hacer que las máscaras sean espejo de la cara

Estudiamos a menudo acerca de nuestros diferentes YOes: Esencial, Auténtico y Vivido.
Resulta muy importante para sustentar teóricamente nuestra actividad en CABALATERAPIA, y en general, por el sentido trascendente de ser constructores de SHALOM.

Sin embargo, el valor fundamental no se encuentra en filosofar, en navegar y bucear por océanos de profundos conocimientos ancestrales, modernos y metafísicos; sino, en desarrollar una vida plena en este mundo, lo que a la postre brinda cosecha fructífera en el mundo venidero.

Repito, lo esencial no está en especular copiosamente, sino en llevar una vida de construcción de SHALOM constante, por medio de acciones de bondad Y justicia.

Si para conseguirlo mejor precisamos comprender nuestra complejidad multidimensional, entonces ¡qué bueno que contemos con este material de estudio!
Si nos resulta irrelevante y superfluo, puesto que construimos SHALOM sin tanto discernimiento, ¡qué bueno que así sea!

La meta es: construir shalom por medio de acciones de bondad Y justicia.

Pero, el pensamiento se vuela, con dudas, temores, fantasías, creencias, excusas, lo que fuera que nos desplace de este momento y lugar.
Nos quedamos anclados al pasado, con sentimientos de culpa, con impotencia por haber hecho o dejado de hacer, como si un anciano débil y achacoso estuviera trepado a nuestro cuello y nos impidiera respirar, hablar con claridad, girar la cabeza para ver a otra parte.
O estamos pendientes del irreal futuro, llenos de miedo, de ficciones de  impotencia en lo que aún no tiene realidad. Como si un niñito atropellado nos estuviera gritando y saltando sobre nuestra cabeza, sin darnos paz, sin dejarnos un momento para detenernos y decidir con sabiduría y compromiso.
En esos escapes al pasado o al futuro, malgastamos el presente. Nos vamos ahuecando, pero no para llenarnos de satisfacción y éxitos, sino de vacío, soledad, tristeza, mentiras al solitario, falsedad, materialismo sin sentido, pobreza, etc.

Perdemos el tiempo y por más que después corramos, ya está perdido.
No vivimos el presente, no mejoramos las condiciones para mañana. Simplemente pasamos, derrochamos ese capital que es el tiempo, destinamos energía no retornable en conflictos estériles, construimos nada y destruimos mucho.

A veces nos quedamos reflexionando (haciendo de cuenta que lo hacemos), tratando de descubrir quién somos, cómo ser un vivo reflejo de esa NESHAMÁ que somos.
Y en verdad, nuestra identidad es lo que estamos haciendo ahora, con los retazos del pasado en la memoria, con las perspectivas del futuro, pero es esto que estamos haciendo.

Construimos quien somos. No nos encontramos a través de filosofía, ni la fe, ni rezar, ni encerrarnos en soledad para hacer de cuenta que meditamos cosas trascendentes. Si alguna de estas cosas te sirve para calmarte y darte energías para vivir a pleno el aquí y ahora, ¡qué bueno! Pero en realidad, la identidad la estamos construyendo con las decisiones que tomamos, lo que hacemos y dejamos de hacer.

Entonces, dediquémonos a construir con acciones de bondad Y justicia.
Aprendamos, estudiemos, desaprendamos, entrenémonos para no estar siempre reaccionando a través de las herramientas del EGO.
Construyamos SHALOM.

Si hemos construido SHALOM, con más o menos filosofía,
al final del camino,
cuando necesariamente solo quede la NESHAMÁ (espíritu, Yo Esencial) y la memoria fiel del cúmulo de vivencias de nuestro pasaje terrenal,
comprobaremos, que nuestros Yoes máscaras fueron espejos de nuestro Yo cara.
Es decir, si logramos sintonizar nuestra conducta con el Yo Esencial,
por medio de acciones de bondad Y justicia,
el resultado siempre será dichoso, bendito, luminoso.

¿Quedan dudas?

José revela un gran secreto

Iosef ahora se llamaba Tzafenat Paneaj (el revelador de lo oculto) y era el hombre más poderoso de Egipto, ¿de todo el Oriente Próximo?

Había sido vendido como esclavo, condición que padeció durante un año, luego paso doce años en prisión y más tarde nueve como político y regente del imperio más fuerte de su época.
Conocía de altibajo, alturas inaccesibles para la mayoría de nosotros así como abismos espantosos que muy pocos recorremos de manera habitual.

Su aspecto exterior siempre escondió su verdadera identidad, ¿cómo en casi todos nosotros?
Pero, en su caso está explicitado con las siguientes palabras:  «Iosef [José] reconoció a sus hermanos, pero ellos no le reconocieron a él.» (Bereshit / Génesis 42:8).
¡Sus propios hermanos, los que compartían su raíz, no pudieron darse cuenta ante quien se encontraban!

Las máscaras que usaba Iosef cubrían de tal manera su esencia que difícilmente se podía vislumbrar algo de ella, sin embargo, allá en lo profunda seguía viva y atenta: «el faraón se quitó el anillo de su mano y lo puso en la mano de Iosef [José]. Le vistió con vestiduras de lino fino y puso un collar de oro en su cuello. Luego lo hizo subir en su segundo carro, y proclamaban delante de él: ‘¡Doblad la rodilla!’ Así lo puso a cargo de toda la tierra de Egipto…» (Bereshit / Génesis 41:42-43).

Llegó por fin el momento de la revelación, de quitarse las máscaras y dejar salir a la vista si identidad esencial. Las condiciones para que esto ocurriera se alcanzaron, entonces: «Iosef [José] dijo a sus hermanos: -Acercaos a mí, por favor. Ellos se acercaron, y él les dijo: -Yo soy Iosef [José] vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese el haberme vendido acá, porque para preservación de vida me ha enviado Elokim delante de vosotros.» (Bereshit / Génesis 45:4-5).

En este episodio de mostrar su identidad, hay algunos puntos curiosos. Te mencionaré algunos pocos.
Estaban solos, pero igualmente les pidió a sus hermanos que se acercaran.
Les manifestó su identidad, pero añadió un par de datos que resultaban innecesarios, aunque él encontró oportunos ponerlos sobre la mesa: que era el hermano de ellos y que ellos le habían vendido hacía tiempo como esclavo.
Luego les asegura que no hay rencor ni necesidad de sentimientos negativos, porque todo esto era un plan de Dios para dar vida.

Podría ofrecerte ahora respuestas a estas cuestiones llamativas, pero antes te explicaré qué representa esta historia verídica pero con un correlato metafísico.

Iosef, como hijo de Israel, como hermano de sus hermanos, como el oculto, está representando nuestro Yo Esencial, la NESHAMÁ o espíritu de cada persona.

Su descenso al pozo y las peripecias en Egipto, representan nuestra llegada al mundo y la vida terrenal con sus experiencias oscuras y luminosas, con sus éxitos y fracasos, con sus errores y reparaciones, con sus crecimientos y estancos, etc.

Sus máscaras son nuestras máscaras, el Yo Vivido en sus múltiples facetas.

El encuentro y presentación sincera ante sus hermanos, es el momento cuando nos despojamos de la servidumbre hacia el EGO. Esto puede ser al morir, o cuando doblegamos momentáneamente al EGO durante el transcurso de nuestras vidas, o cuando logramos cierta armonía que permite que las máscaras del Yo Vivido representen al Yo Esencial en lugar de ocultarlo y travestirlo.

Los tres elementos curiosos que señalé del encuentro representan cada uno:
-Que se acercaran los hermanos: porque aquellos que siguen bajo el dominio del EGO tienden a espantarse y/o no comprender a los que pueden conciliar su Yo Vivido con su Yo Esencial. Que no permitan que domine el miedo, ni que de la impotencia se disparen las respuestas automáticas del EGO. Por el contrario, que se aproximen, que dejen de lado la pretensión de poder y asuman su verdadero poder.
-Que era su hermano: que ellos reconozcan en sí mismos que también son esa identidad luminosa, libre de pecados, carente de maldad, siempre radiante y benéfica. Si Iosef pudo destacar con bondad y justicia, con construcción de shalom a pesar de tantas adversidad (por la impotencia y por el exceso de poder), ¿cómo no harían de poder ellos?
-Que ellos lo vendieron: no se olvidó del pasado y de las cosas truculentas, no es negando la realidad, no es mintiendo, ni haciendo como que perdonara pero no es así. Por el contrario, es con un verdadero proceso de TESHUVÁ, en el cual se tiene por un momento presente el mal hecho, para proceder a repararlo y después no volver a caer en él. Esa mala experiencia ocurrió, ellos ya lo habían asumido y en cierta forma enmendado, eso lo quiere destacar Iosef. La TESHUVÁ es la poderosa arma en el arsenal de la construcción del SHALOM, no la fe hueca, los rituales vacíos, el pobre pensamiento falsamente positivo, las palabras lindas pero sin acciones concretas.
-Que es un plan de Dios: tal cual, nuestra vida terrenal es parte de un plan que Dios tiene para brindar placer meritorio a nuestra NESHAMÁ y no meramente el placer de la vergüenza que se obtiene gratis, por gracias, sin esfuerzo ni trabajo. Estamos en el mundo para sobreponernos a nuestras debilidades, sea obteniendo poder sobre ellas o admitiéndolas y viviendo con sentido a pesar de ellas. Estamos aquí para recolectar lo que sembramos con nuestra actividad, y no para sufrir o al azar.

Tenemos muchísimo más para aprende de estas secciones de la Torá, pero por hoy es suficiente.

Si conoces nuestras enseñanzas acerca del EGO, de la NESHAMÁ, de lo que compone la CABALA-TERAPIA, seguramente habrás podido disfrutar de este texto que te regalo ahora.
Si no tienes presente nuestras humildes enseñanzas y te produce curiosidad, tienes aquí mismo miles de artículos gratuitos para tu beneficio y bendición.

Será un placer leer tus comentarios al respecto de este post, en la zona de comentarios aquí debajo.

(Texto escrito en mérito y honor a mi apreciado padre, Pesah ben Yehuda Arie Z”L, en fecha de su partida de este mundo).

¿Quién soy yo?

 

embrión

Querido amigo: Deténgase un minuto en lo que está haciendo. Siéntese, relájese y respóndase a esta pregunta: ¿Quién soy yo?… dese unos minutos antes de responderse.

No. Usted no es su nombre. Su nombre no es suyo, otros se lo asignaron.

Tampoco. Usted no es el rol social de padre, madre, hermano, hijo, hija, etc que tiene. Usted no nació ni siendo padre, ni madre, ni hermano, ni hijo, ni hija..etc

Menos. Usted no es lo que hace. Usted no es la profesión o el oficio que tiene. Eso lo aprendió hacer para producir.

Mucho menos. Usted no es hijo de ningún dios, ni es creyente ni no creyente. Esa conclusión llegó en alguna etapa de su vida debido a la (des) formación que tuvo de sus padres.

Usted podría responder que es un ser humano, una persona. Está bien, pero sigue siendo una generalidad que no lo individualiza. ¿Y su individualidad? ¿Eso que lo hace ser quien es usted?

¿Quiénes somos en realidad?

Intentaré con este ejercicio trasmitirle claramente mi duda:

Usted no se hizo. Otros, sus padres, aportaron cada uno el 50% de su material genético. El espermatozoide de papa y el ovulo de mama hicieron posible su formación intrauterina. Usted no decidió crearse, otros decidieron por usted.[1]

Usted cuando nació no decidió llamarse como se llama. Otros le asignaron su nombre. Tampoco decidió sobre su religión, ni quienes iban a ser sus progenitores ni sus parientes; no decidió hacer su cultura, ni si quiera su idioma; otros le dijeron que usted es quien usted cree que es. Pero ¿ese que le dijeron que es usted, es realmente usted?

Tal vez le reste importancia a mi pregunta. Total ¿para qué preocuparse sobre quien es uno? ¡! Uno es uno y ya ¡!

El problema que plantea el hacerse de la vista gorda sobre uno mismo, es que trasforma la persona en un animal de manada o rebaño. En un ser autómata que se conforma con lo mismo que las masas se conforman; igual que un animal que nace, crece, se reproduce y muere sin pena ni gloria, sin nada que lo identifique como “el individuo”, sino que se confunde con el resto del colectivo.

Y a pesar de estar todos en colectivo, algo nos individualiza y sabemos que somos diferentes al que está a nuestro lado, o al que nos acompaña; al que también algo lo individualiza de nosotros y del resto.

Como cuando decide ir a algún Mall a cenar, y en lugar de buscar algún restaurante que lo atiendan de manera personalizada, busca el “Food Court” donde la política es compre, siéntese, coma junto con todos los visitantes, y váyase. Nadie le importa quién es usted, ni como prefiere su cena, que le quita, que le adiciona, que prefiere, cuáles son sus gustos… Usted es alguien más, alguien del montón de “alguienes”.

O como cuando va al servicio del Seguro Social para que le atiendan su dolencia y le reconforten, pero se topa con que usted es un numero más; alguien si nombre ni identidad, solamente un “numero de ficha” para la atención; y de previo a constatar si está al día en sus pagos mensuales de seguro, lo tratan cual vaca del montón de vacas que lo que ocupa es acetaminofén y alguno que otro analgésico para su moribundo estado; total, uno más uno menos.. ¿Qué hace la diferencia?.

No.. ¡¡¡ Usted es un “Sui Géneris” de la especie humana¡; pero entonces ¿Quién es usted?

Hace algunas horas, publique en mi Facebook, un resumen de algunas teorías psicológicas, que por sugerencia, he intentado conocer, y que responden en parte a la pregunta inicial.

Publique este ejemplo:

 

Doctor, por favor dígame ¿Quién soy yo?

Dr. Adler: Usted es inferioridad en busca de poder.

Dr. Freud: Usted es un YO que busca placer.

Dr. Jung: Usted es un subproducto de un inconsciente colectivo y primitivo.

Dr. Ribco: Usted es un consiente que tiene que sincronizarse con una identidad.

Dr. Frankl: Usted es un ser libre con responsabilidad que tiene que dotar de sentido su experiencia humana.

 

Pero la pregunta no es tan sencilla de responder con el ejemplo que, sin intención de respuesta, puse en mi muro. Al igual que los analistas citados, los neurocientificos reconocen que la ciencia llega hasta cierto límite cuando se trata de responder sobre la individualidad de la persona:

… El problema esencial, concerniente a la misma existencia de la experiencia consciente, puede reducirse a las siguientes preguntas: ¿Cómo surge la conciencia del funcionamiento del cerebro humano? ¿Qué relación tiene con el comportamiento que la acompaña? ¿Qué relación existe entre el mundo percibido y el mundo real?

El problema principal es tan esencialmente complejo que algunos pensadores han afirmado que su respuesta se encuentra más allá del alcance de la ciencia….

Quienes afirman que no existen evidencias que apoyen la existencia de la conciencia extendida…, a pesar de las abrumadoras pruebas en sentido contrario, exhiben una ignorancia premeditada. Creen conocer la verdad sin necesidad de examinar los hechos.. (La conciencia) está tan cerca de nosotros que se encuentra casi fuera de nuestro alcance. No hay nada en los fundamentos físicos del mundo real.. y más concretamente, el de la intricada estructura del cerebro, que nos aporte la menor pista sobre le funcionamiento de la conciencia… (Dr. Eben Alexander. [2])

A ver Doctor, usted me está diciendo que yo soy yo porque tengo experiencia consiente. Pero mi conciencia no es mía; no está dentro de mí, ni ningún órgano (el cerebro por ejemplo) la contiene. Que mi conciencia no la genera mi actividad cerebral, pero que mi conciencia está cerca de mí… Muchas gracias Doctor por su opinión, pero consultare a otro.

Doctor Frankl, podría ayudarme en mi búsqueda?

“…la misión de la conciencia es, en efecto, descubrir al hombre “lo único necesario”. Ahora bien, ese “uno” es siempre en cada caso “único”… Es, pues, algo absolutamente individual, un “deber ser” individual que no puede ser abarcado por ninguna ley general, por ninguna ley moral… en ninguna caso es cognoscible racionalmente, sino sólo intuitivamente. Y esa función intuitiva es de hecho la que corresponde a la conciencia…

Pero un examen más detenido de las cosas habría descubrir inmediatamente  que ese instinto ético se opone, y no en pequeña medida, a lo que ordinariamente llamamos instinto vital…

El instinto de los animales, por ejemplo, tiende a un algo general o universal, únicamente actúan en general, lo que significa que es esencialmente esquemático. En efecto, los animales, cada uno según su instinto, reaccionan ante determinadas señales de su respectivo medio ambiente conforme a un esquema rígido, fijo de una vez para siempre y para todos los individuos. La eficacia de este esquema instintivo coincide por lo tanto con el hecho de que sólo es real en términos generales, o sea universalmente, ajustándose a la ley del mayor numero. En cambio en los casos individuales no solo falla, sino que aun induce al individuo a comportarse “irrazonablemente” en determinadas circunstancias, y ello actuando el animal enteramente de acuerdo con su instinto,… Así, por ejemplo, el mismo esquema de reacción instintiva que determina que la mayoría de hormigas, es decir, el conjunto de la colonia, conserve o salve su vida, puede llevar a una hormiga aislada a perderla. Desde el punto de vista, pues, del instinto hay que dar por sentado este hecho, a saber, que el instinto vital descuida lo individual.

De modo totalmente distinto, más aun, en oposición de lo que acabamos de ver, actúa el instinto ético, cuya eficacia queda garantizada por el hecho de no tener a un universal, sino siempre y solamente a lo individual; se dirige, como ya hemos dicho, a lo concreto. Y mientas el animal es a veces extraviad por su propio instinto vital, ocurre que también el  hombre de vez en cuando es inducido a error por su razón .. y solo su instinto ético, o sea la conciencia, es capaz de hacerle ver ese “uno necesario” que precisamente no es algo universal; sólo, en efecto, la conciencia puede como si dijéramos sintonizar la ley “eterna” o, por atenernos al concepto ordinario, la ley moral con la respectiva situación concreta de una persona concreta. Lo que significa que una vida a partir de la conciencia es siempre una vida absolutamente personal que tiende a una situación absolutamente concreta, a eso que puede importar a nuestro ser individual y único en las condiciones determinadas de su existencia: la conciencia incluye siempre el “ahí” concreto de mi “ser” personal…”[3]

A ver Doctor.. Usted me está diciendo que yo soy un “deber ser” individual que no lo abarca ninguna ley ni general ni moral ni la explicación racional, sino que yo soy un “uno y único”; y lo sé por la función intuitiva que usted llama conciencia, o bien, instinto ético.

Que ese instinto ético no lo confunda con el instinto que como animal tengo; pues el instinto animal es esquemático ya que busca siempre la colectividad para mis necesidades animalescas. Que el instinto animal que tengo, falla si no se ejecuta en la colectividad; es decir que aunque esté solo y comportándome instintivamente, el instinto no me va a servir para sobrevivir a pesar de que está funcionando para mi propia subsistencia.

En mi individualidad, mi instinto animal falla. Pero el instintito ético, o la conciencia que soy, es mi individualidad; no tiene carácter universal o comunal. Es la conciencia mi ser individual. Muchas gracias Doctor por su opinión, pero consultare a otro.

Señor Ribco, usted sería tan amable de explicarme quién soy yo; o mejor dicho ¿que soy yo?

 Nuestra NESHAMÁ, lo que denominamos Yo Esencial o espíritu, no está materialmente en nuestro interior, aunque a veces lo señalemos como la LUZ interna o la pequeña voz dentro de nuestro ser. No se ubica en ninguna parte del cuerpo. Ninguna zona cerebral es su asiento….

La NESHAMÁ es una entidad espiritual, proviene directamente de Dios. No ocupa espacio, por tanto no sufre alteraciones, ni es afectada o depende del tiempo “material”. Está en un lugar que no es lugar, en un tiempo que no tiene tiempo. … todo lo que conocemos y sabemos depende de nuestros sentidos, somos esclavos de nuestro cuerpo, dependemos necesariamente del tiempo y del espacio. No tenemos noción de existencia fuera del tiempo y espacio. Hasta cuando imaginamos mitos, historias de ciencia ficción, delirios, estamos atrapados entre esas dos coordenadas. Dios, y por tanto nuestra Neshamá, no habitan nuestra realidad ni son afectados por nuestras limitaciones. Existen en una realidad diferente a la nuestra, que es incomprensible, aunque quizás pudiéramos tener destellos momentáneos de claridad al respecto…

… Nuestra Neshamá es la identidad que nos ha otorgado directamente el Creador. No tenemos parte en su existencia, como tampoco nuestros padres ni otro ser vivo o elemento físico. Proviene del Eterno, permanece en el Eterno, retorna al Eterno. No cambia con nuestras acciones, no existe nada material que la afecte, ni para bien ni para mal. Es, sencillamente es. Podríamos decir que es el ideal sobre el cual basarnos para diseñar nuestra vida en este mundo, la meta para alcanzar, la imagen para descubrir en el espejo de nuestra existencia…

… Lo que hacemos, los nombres que usamos, los títulos que nos acompañan, nuestras acciones, lo que recordamos, las actitudes, posesiones, vínculos sociales, etc., forman esas máscaras que arman al que denominamos Yo Vivido. Éste es por completo terrenal, lo construimos en el mejor de los casos; en los menos buenos asumimos aquello que los demás nos imponen o mandatan. Somos como personajes armados con bloques de Lego…

Con esto podemos suponer que yo soy algo que no soy yo. Porque hago cosas que forman mi Yo Vivido, el cual es mi YO terrenal, el que conozco (en la medida de lo posible), el que los demás conocen, el que veo en el espejo, etc. Pero al mismo tiempo hay otro Yo, que es genuino, que es eterno, que es el que debo llegar a conocer y vivir como lo que él plantea….[4]

A ver Doctor.. Usted me está diciendo que yo soy un “una Neshama”, que existe en una realidad que no es la realidad humana, que es lo que me individualiza, pero que es imposible su comprensión en mi realidad, y sin embargo tengo que llegar a conocer y ser como lo que plantea la Neshama.

Como se nota, es muy difícil para el raciocinio procesar el 100% la información que expone y que se plantea para responderse la sencilla pregunta de quien es uno en realidad; y si es uno es una conciencia, existe la dificultad de separarla para analizarla y someterse.

Lo importante es conocer que el fundamento de nuestra identidad está por encima de nuestra propia comprensión.

Pero el «como» llegar a ser lo que somos, la forma, el procedimiento, la técnica (como quiera que se vea) para llegar a ser nuestro verdadero Yo, cobra un nuevo significado. Ya no es ser por ser simplemente; es construir el ser.

Gracias por su lectura, comentarios y opiniones.

 

[1] http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/yo-t-otro-uno

[2] La Prueba del Cielo. Dr. Eben Alexander. Pag 204-205

[3] La Presencia Ignorada de Dios. Dr. Viktor Frankl. Pag 35-36

[4] http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/ser-y-estar-siendo

Ser y estar siendo

A partir de una charla con un amigo surge este post.

Nuestra NESHAMÁ, lo que denominamos Yo Esencial o espíritu, no está materialmente en nuestro interior,
aunque a veces lo señalemos como la LUZ interna o la pequeña voz dentro de nuestro ser.
No se ubica en ninguna parte del cuerpo.
Ninguna zona cerebral es su asiento.

Ante esta afirmación surgen algunas interrogantes.

  1. ¿Dónde está?
  2. ¿Cómo con nuestros actos podemos volver a ella, si no ocupa lugar físico?
  3. Si es la esencia de nuestro ser, pero no está en mí, ¿yo soy realmente yo?
  4. ¿Quién somos en realidad?
  5. ¿Somos la información que aprendemos?
  6. ¿Somos lo que construimos con los años?
  7. ¿Somos lo que Dios impuso que fuéramos?

Vayamos respondiendo con sencillez y sintéticamente a estas cuestiones. Será difícil de comprender, lo admitimos antes de presentarlas.

La NESHAMÁ es una entidad espiritual, proviene directamente de Dios.
No ocupa espacio, por tanto no sufre alteraciones, ni es afectada o depende del tiempo “material”.
Está en un lugar que no es lugar, en un tiempo que no tiene tiempo.
Si no lo puedes entender, te confieso que a mí también me cuesta. Está bien que así sea, porque todo lo que conocemos y sabemos depende de nuestros sentidos, somos esclavos de nuestro cuerpo, dependemos necesariamente del tiempo y del espacio. No tenemos noción de existencia fuera del tiempo y espacio. Hasta cuando imaginamos mitos, historias de ciencia ficción, delirios, estamos atrapados entre esas dos coordenadas. Dios, y por tanto nuestra Neshamá, no habitan nuestra realidad ni son afectados por nuestras limitaciones.
Existen en una realidad diferente a la nuestra, que es incomprensible, aunque quizás pudiéramos tener destellos momentáneos de claridad al respecto.
¿Te sigue costando entenderlo?
Lee esto: http://es.wikipedia.org/wiki/Flatland,_romance_of_many_dimensions, quizás te dé alguna idea y ayude a dar un marco a lo que no puede ser enmarcado.

Entonces, ¿dónde está la Neshamá?
Sabemos donde NO está.
No está en nuestro cuerpo, en ninguna parte.
Pero, tampoco está fuera de nuestro cuerpo, en alguna parte del cosmos.
Se encuentre en “otro mundo”, aquel que está fuera del tiempo y del espacio. El mundo del espíritu.

Por su propia “naturaleza”, este mundo no puede ser medido, diagramado, pesado, contado, etc.
No está dentro del ámbito de la ciencia.
No tenemos instrumentos para atraparlo o aprehenderlo.
No hay experiencia terrenal que sea similar.
Es por completo diferente a todo lo que conocemos o conoceremos.
Solamente nos queda aceptar la creencia como lo que es: una creencia.
Contamos con los testimonios de los millones de testigos presenciales en la Revelación en Sinaí, con los legados de los profetas verdaderos, con los relatos de la gente que ha tenido experiencias después de minutos de muerte clínica, y me parece que no hay mucho más que podamos presentar.

Nuestra Neshamá es la identidad que nos ha otorgado directamente el Creador.
No tenemos parte en su existencia, como tampoco nuestros padres ni otro ser vivo o elemento físico.
Proviene del Eterno, permanece en el Eterno, retorna al Eterno.
No cambia con nuestras acciones, no existe nada material que la afecte, ni para bien no para mal.
Es, sencillamente es.
Podríamos decir que es el ideal sobre el cual basarnos para diseñar nuestra vida en este mundo, la meta para alcanzar, la imagen para descubrir en el espejo de nuestra existencia. Como si fuera el plano elaborado por el experto arquitecto, el cual deben seguir con precisión los obreros para que finalmente la obra tridimensional plasme con belleza el esbozo del creador.
¿Se entiende?

Lo que hacemos, los nombres que usamos, los títulos que nos acompañan, nuestras acciones, lo que recordamos, las actitudes, posesiones, vínculos sociales, etc., forman esas máscaras que arman al que denominamos Yo Vivido. Éste es por completo terrenal, lo construimos en el mejor de los casos; en los menos buenos asumimos aquello que los demás nos imponen o mandatan. Somos como personajes armados con bloques de Lego.
Nuestros actos pueden estar en sintonía con el Yo Esencial, y por tanto estaríamos viviendo de acuerdo a esa imagen ideal, que es nuestra identidad real.
Cuando la máscara
coincide en algún aspecto con esa esencia pura e inmodificable que es el Yo Esencial , estamos en un instante de armonía, en shalom interno.
Pero, si hay conflicto entre máscaras y Yo Esencial, cosa que es lo más frecuente, entonces estamos en colisión interna. Imagina que estás contratado para un arquitecto que diseño un plano que tienes que interpretar y realizar, pero estás armando otro modelo diferente y que no encaja, entonces estamos en una vida aparente, en impotencia, a merced del EGO.

Con esto podemos suponer que yo soy algo que no soy yo.
Porque hago cosas que forman mi Yo Vivido, el cual es mi YO terrenal, el que conozco (en la medida de lo posible), el que los demás conocen, el que veo en el espejo, etc.
Pero al mismo tiempo hay otro Yo, que es genuino, que es eterno, que es el que debo llegar a conocer y vivir como lo que él plantea.

¿Suena desquiciado?
Sinceramente, sí. O tal vez demasiado metafísico.

Veamos un poquito más, quizás pueda explicarlo mejor.
Yo soy esto que estoy siendo (o sea, Yo Vivido).
L
o genial seria que lo que estoy siendo coincida con lo que soy (o sea, Yo Esencial), para ser completamente.
En unidad, en shalom, en plenitud.

¿Y cómo entender aquello de la Neshamá que somos pero que está fuera de nuestro cuerpo?
Usemos una metáfora para tratar de contar lo incontable.
Supongamos que somos una computadora que venimos al mundo con nuestro sistema operativo funcional y un disco duro apenas ocupado por las experiencias intrauterinas.
Ese disco duro, el cerebro, se irá llenando con información con nuestros aprendizajes, estudio, etc. Esa información será procesada, mezclada, cotejada, arreglada, etc. para que aparezcan fragmentos de ella en nuestro monitor, que sería lo que tenemos en la conciencia en cada instante dado.
Además tenemos una conexión permanente a una poderosa internet, llena de todo el conocimiento del universo. Como casi infinita Wikipedia universal que está a nuestro alcance, es lo que podemos llamar el «otro mundo».
¿Dónde está? No lo sé, aquí, allá y en ninguna parte. No tengo idea de su ubicación y realmente no me preocupa en lo más mínimo. Solo sé que del otro lado hay una terminal que recoge la información que transmitimos y la inserta en esa Wikipedia, pero también recoge algo de información de allí y nos la transmite a nosotros, donde la recibimos en alguna área del cerebro (probablemente, no tengo conocimiento exacto del asunto, ni conozco si alguien lo tiene).  La terminal del otro lado, es la Neshamá.
Cuando morimos, la terminal de este lado deja de funcionar, ya no hay más transmisión, se cortó la conexión; pero, la terminal del otro lado no se inmuta, no sufre cambios. De manera similar aquella información que enviamos para allá, que se encuentre almacenada debidamente y a disposición de quien esté autorizado a revisarla.

De aquí aprendemos una importante enseñanza.
Si nuestra vida terrenal es una constante actuación de i
nstintos y/o de automatismos anclados por el entrenamiento social, entonces somos animales robotizados, títeres con apariencia de poder y libre albedrío. Tal como otros animales, al sonar la campana nos chorrearemos de saliva esperando la comida. No hay trascendencia, no hay deleite, ni libertad, ni elección, ni poder, ni siembra para cosechar favorablemente en la vida posterior a esta vida.
Somos lo que estamos siendo, máscaras, Yo Vivido disfuncional, fuera de sincronía con el Yo Esencial.

Teniendo en cuenta esto, es fácil reconocer qué son las celditas mentales que menciono frecuentemente en varios artículos de mi autoría.
¿Te animas a decirlo?

La persona tiene que ser con ella misma objetiva y honrada para detectar sus errores y fallas. ¡Nada simple! Tarea llena de obstáculos y contratiempos, por lo general motivados por el EGO, propio o ajeno.
Un buen proceso de CABALATERAPIA puede ser de gran ayuda, aunque no ejerza efectos mágicos ni resuelva todos los conflictos.

Estamos limitados en nuestro control, por ello debemos aprender a no querer controlar lo que no podemos controlar. Aprender que nuestra NESHAMÁ no nos manipula, de hecho quizás ni tenga influencia directa en nuestra vida cotidiana. Ella no viene a nosotros, pero nosotros podemos ir hacia ella, en sentido figurado. ¿Cómo? Asemejándonos a ella, para llegar a ser aquello que es la mejor imagen de uno mismo. ¿Cómo? Conociendo nuestra raíz espiritual, judía o noájida, para vivir de acuerdo al patrón de mandamientos que nos corresponde: 613 para los judíos, 7 para los gentiles. Desplegando a cada instante conductas y actitudes de construcción de Shalom, bondad Y justicia.

¿Somos la información que aprendemos? ¿Somos lo que construimos con los años?  ¿Somos lo que Dios impuso que fuéramos?
Todo esto, y más.
Una cosa no contradice la otra.
La cuestión es construir shalom, desde dentro hacia fuera.
Desde la elaboración de una identidad integrada, saludable, a tono con nuestra espiritualidad.

 

 

Aprender a elegir

Una de las cualidades humanas es la de poder escoger con relativa independencia.

Es indudable que tenemos instintos que son automáticos y provocan acciones irreflexivas.
También nos moldean las pautas que nos dan otros, nuestros padres y familiares, nuestras creencias, las entidades sociales, nuestros amigos y compañeros, la escuela, la tnuá, etc.
Pero, en última instancia, cada uno se define con sus decisiones.

A veces nuestras elecciones coinciden con las de nuestros mayores, cuando libremente optamos por prolongar sus pasos.
Este es uno de los grandes secretos de la continuidad de la nación judía.

La capacidad de elegir es natural en el ser humano, pero se cultiva y fortalece a través del aprendizaje.
Por esto, es imprescindible educarnos, adquirir todo tipo de herramientas que nos ayuden a diseñar con talento nuestro camino.
Soñar o desear no alcanzan, sino que también hay que prepararnos, planificar, ocuparnos, realizar para disfrutar, en lo personal y con el prójimo, la bendición que es la vida.

El judaísmo lo sabe hace milenios y por ello muchas de sus tradiciones y ordenanzas tienen la finalidad de ayudarnos a aprender a elegir con responsabilidad, a ser comprometidos, a querer construir el Shalom en cada situación.
Por ejemplo, el milenario Talmud señala: “El futuro del Mundo depende del aliento de los niños que van a la escuela”.

¿Se dan cuenta?
¡El futuro del mundo, ni más ni menos, depende de la educación de los niños!
Así enseñaban y vivían nuestros sabios.
¿Sigue siendo válido actualmente? ¿Qué opinan?

Educarse para la vida, comienza con el nacimiento, o incluso antes.
Llegamos a este mundo con nuestra maleta repleta de misterios para descubrir, proyectos para concebir y desarrollar, muchísimas oportunidades para ser socios en la creación de un mundo mejor.
Llegamos a un ecosistema y a un marco familiar. Estamos rodeados de amor, de incertidumbres, de deseos, de personas, de cultura, de historia, de ideales, de proyectos, tradiciones locales y religiosas. Todo ello tiene su parte en nuestra formación.

Así, por ejemplo, en la semana de nuestro nacimiento se leía una determinada parashá, hecho sobre el cual algunos místicos judíos dicen que encontramos en ella mensajes ocultos “personalizados”.
Será cierto o no, ¡yo no lo sé!
Pero si sé que resulta muy interesante aprender nuestra parashá, no solamente a leerla de manera ritual, sino a comprender su significado, encontrar enseñanzas, compartirlas, etc. Seguramente que al hacer esto ya estamos encontrando, o elaborando, mensajes personalizados que tiene el judaísmo para cada uno de nosotros.
En un aparte, permíteme decirte que así podemos hacer con cada una de las parashot, conocerla, profundizar en ella, leerla de la forma ritual, encontrar paralelos con otras porciones del texto sagrado, elaborar mensajes personalizados, compartirlos, hacer que la Torat Jaiim (Torá de vidas) sea una Torá con vida, que vive en cada uno de los que la internalizan y llevan sus moralejas al mundo cotidiano.

Nacemos y seguimos en completa dependencia de otros, pero paulatinamente vamos comenzando a dar nuestros propios pasos. Nos introducen conceptos y valores, aprendemos, experimentamos, probamos, nos caemos y nos volvemos a levantar. Cada vez vamos adquiriendo mayor fortaleza y seguridad, por eso podemos irnos despegando de a poquito de nuestros padres. ¡Esto es bueno! Pero solo un poquito.

Entramos a la escuela, y la escuela entra en nuestro ser.
Nuestro entorno físico cambia, pero especialmente el social, porque hay otras personas parecidas a nosotros, somos pares.
El centro de nuestro pequeño mundo ahora no es mamá, papá, bobe-yaya, zeide-tata, la señora que me cuida, los hermanos (por lo general o más grandes o más chicos), ni siquiera la maestra. ¡Somos nosotros y nuestras relaciones!

Con estos hermanos del camino vamos aprendiendo a decidir y a comunicarnos. A aceptar y a rechazar. A caminar y a detenernos. A reír y a llorar, con motivos y no automáticamente. A negociar y a compartir por gusto y no por obligación.
Ya no somos obra exclusiva de otros, estamos siendo también nuestra propia escultura genial y viviente.
Lentamente, pero sin pausas, estamos pudiendo integrar lo recibido de fuera con lo creado por nosotros mismos.

Nuestro desarrollo fisiológico nos lleva a la pubertad, a la edad de las mitzvot, en que promediamente se festeja la bat y bar mitzvá. Nuestro cuerpo comienzo a cambiar, tal como nuestros pensamientos y sentimientos se van complejizando y consolidando.
Es de esperar que hemos internalizado gran parte de nuestra educación en valores, como el ser solidarios, respetar al prójimo, ser responsables, aceptar los propios errores y tratar de corregirlos, ser comprometidos, entre otros.

Es esto, precisamente lo que celebra la edad de las mitzvot, la bat y la bar mitzvá.
Atravesar el umbral que separa la etapa de la infancia con el inicio de la nueva fase.

Muchas cosas empiezan a cambiar, otras a reafirmarse, otras a endurecerse.
En el cumplimiento de los mandamientos, para los varones por lo general, se comienza a usar los tefilín a diario –en días comunes-.

Se ponen con una de sus cintas rodeando la cabeza, con su caja a la altura de los ojos donde nace el cabello (en mi caso donde nacía).
La otra cinta se ajusta al brazo hasta la mano, con su caja a la altura del corazón.
Esto simboliza que podemos lograr la perfección cuando las percepciones, la mente, los sentimientos y la acción están unidos para conseguir una meta positiva.

Al prepararnos para ser bat y bar, al estar juntos en esta tarea, unimos la escuela con la casa, la familia con los compañeros, la emoción con el estudio, las esperanzas con el trabajo, los deseos con el compromiso, la alegría con la seriedad, el ser niño con el comenzar a ser adulto.

Es un paso más, importante y querido, en la vida de un joven judío, o joven judía.
Es un nuevo desafío, el de comenzar a ser quien decide y trata de escoger siempre la vida, a través de la construcción permanente del shalom (con acciones buenas Y justas).

(Escrito para ser publicado en SERJUDIO.com pero que pudiera tener beneficios para la espiritualidad noájica. ¿Sabes cuáles? ¡Compártelos como comentarios!).

Si quieres ser poderoso

Es habitual que el EGO quede al mando de la vida de la persona y la someta a sus caprichos.
Vive sumergida en sentimiento de impotencia, manipula, siente miedo, escapa, disfraza su realidad, busca dioses fuera, o líderes fuertes, cosas a las cuales aferrarse (supersticiones, religiones, partidos políticos, hinchadas deportivas, equipos deportivos, etc.) que le hagan mitigar sus pesadillas y angustias.

¿Entiendes cómo y por qué hay tanta corrupción en el mundo?
No es por una cuestión diabólica o mágica, es simplemente como estamos diseñados y la manera que tenemos de accionar primitivamente.
El EGO de cada una de las “ovejas” que está sometido al EGO del “pastor”.

Nuestras debilidades, reales o sentidas, nos hacen buscar el cobijo, la protección, la salvación, y desesperados corremos a las garras de los lobos que se disfrazan como pastores.
Tristemente nos recuerda el sabio proverbista: «Lo que el impío teme, eso le vendrá; pero a los justos les será dado lo que desean.» (Mishlei / Proverbios 10:24).

Lo que el EGO lleva a temer, suele ser lo que sobrevendrá.
Si la persona quiere escapar de la soledad, manipula para no estar solo, se esconde del aislamiento, terminará tarde o temprano solo, aunque esté rodeado de gente.
Aunque haga cualquier sortilegio y fórmula mágica pretendiendo controlar a su dios y de ese modo milagrosamente sentirse controlando al universo, terminará avasallado por las fuerzas que no puede controlar… si ni siquiera puede controlar lo que siente, cómo se siente, cómo se somete al EGO…
Y así con cada pesadilla que se le cruce, tarde o temprano se hará realidad. A no ser que cambie la pisada, que evapore al EGO, que viva de acuerdo al AMOR.

Lo mismo, exactamente igual, ocurre con el aprovechador, el pastor de la manada. Pudiera parecer que está por encima de sus miedos, que tiene el poder, que se aprovecha con libertad de la indefensión de los otros.
En lo superficial, eso puede ser exacto. Es un poder evidente el que tiene sobre otros, pero es solo una apariencia.
Su poder descansa sobre pies de barro que en cualquier momento se despedazan y provocarán la caída del poderoso.
Tal como en el sueño del emperador que interpretara el vidente Daniel: “Tú, oh rey, veías y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.” (Daniel 2:31-34).

Cuando algún poderoso alcanza su dominio empleando las herramientas del EGO, el suyo es un falso poder. Como el de dictadores o imperios que dominan por la fuerza de las armas, de las mafias que atormentan con su violencia, de los grupos de influencia que dictaminan orientaciones con manejos económicos poco honestos, los chicos pendencieros que escapan de su debilidad atormentando a otros, etc.
Detrás de todas estas máscaras de poder, detrás de todos estos uniformes de dominio, hay hombres débiles, miserables, desgraciados, temerosos, incapaces de vencer a su EGO.

Estamos metidos en un juego macabro en donde gente pendiente de lo que otra gente ve, opina, juzga, critica, proclama, denuncia, reclama, ordena, manipula.
Un jueguito recíproco de manipulaciones, en donde alternativamente podemos ser víctima, agresor o salvador. Y vamos dando tumbos, buscando salvadores, salvando o agrediendo y detrás de estas tres imposturas, siempre el EGO.

El Rav Kook enseñó: “hay gente libre que tiene alma de esclavo y hay esclavos que están sus almas llenas de libertad; quien confía en sí mismo es libre, en tanto que el que está pendiente de la aprobación y beneplácito de otros, es un esclavo.”
Todos nacimos para ser libres, solamente atados a los mandamientos del Eterno.

Pero allí, en medio, se interpuso el EGO.
Éste nos lleva a buscar a quien manipular y por quien ser manipulado.
Si viviéramos con confianza en nuestra misión sagrada, con amor y respeto por nuestra identidad, con aprecio a nuestro legado, entonces no estaríamos en derrota, en exilio, esclavizados. Pero, no confiamos, no amamos, no respetamos, no cuidamos, y por ello nos sometemos.
Así, en un gran fracaso nos amparamos en dogmas y doctrinas, creencias y religiones, filosofías e idealismos, proponemos dar otras mejillas pero alzamos las armas (como los cruzados del cristianismo), clamamos por paz pero estamos manchados de sangre (como los islámicos, “religión del amor” llaman a la suya, pero solo predican y actúan el salvajismo más cruel y sádico), nos envolvemos con rituales pero carecemos de solidaridad (como tanto religioso pero carente de espiritualidad).

Es una imagen que se repite, una y otra vez, en cada época, en cada lugar.
Desde antaño los profetas del TANAJ la denuncian y profetizan, una y otra vez.
Y son los profetas quienes proponen la solución: la TESHUVÁ, que es el proceso del sincero arrepentimiento (que ya estudiamos varias veces aquí).

Por ejemplo, el profeta Amós clamaba:

«¡Buscad al Eterno y vivid!…
Vosotros que convertís el derecho en amargura y echáis por tierra la misericordia,
buscad al que hizo las Pléyades y el Orión, que a las tinieblas convierte en mañana, y que hace oscurecer el día hasta que se hace noche. Buscad al que llama a las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la tierra. ¡el Eterno es su nombre!

¡Buscad el bien y no el mal, para que viváis!
Así estará con vosotros el Eterno Elokim de los Ejércitos, como decís.
Aborreced el mal y amad el bien.
Estableced el juicio en el tribunal…
«
(Amos / Amós 5:6-8, 14-15)

Así pues, hay que arrepentirse, volver a la senda correcta.
Dejar de lado al EGO para vivir de acuerdo al AMOR.

No se brinda por gracia, ni cae en paracaídas desde el cielo.
No es obra de espíritus santos ni de revelaciones majestuosas.
No se produce con bailoteos, parloteos y ensalmos cabalisteros.
No depende de la aprobación de un jeque religioso, ni del acuerdo de los poderosos.
Todo esto  es manifestación del EGO.

Sino que se produce con un trabajo constante, sin pausa, respetuoso, de construcción de shalom.
No lo hacemos de un día para el otro.
Cada momento con acciones de bondad y justicia.
Con un pensamiento genuinamente positivo.
Con comunicación auténtica.
Con lealtad al Eterno y especialmente solidaridad con el prójimo.

Malvados llamados muertos

«los malvados aun en vida son llamado muertos«
(TB Brajot 18b)

¿Qué podemos aprender para nuestra vida diaria de este pasaje talmúdico?

Ante todo, tenemos que tomar en cuenta que no está mencionando al pecador “normal”, sino al malvado.
¿Quién es éste?
Aquel que peca por ánimo contrario a Dios, por anhelo de rebelarse, para oponerse a la divina Voluntad, para provocar daños adrede contra el bienestar del prójimo.
No se trata del que se equivoca o por ignorancia falla.
Ni del que sabiendo que peca, igualmente lo hace para obtener alguna ventaja material o por pereza, pero sin intención de perjudicar a nadie, ni para demostrar su rebeldía contra Dios y Su Voluntad.
El párrafo se refiere a una clase pequeña y específica de gente, que no hace a la generalidad.

Estos malvados llevan una vida sin sentido, carente de trascendencia, tal como la de los muertos.
Porque, ¿qué aportan para su disfrute en el Más Allá los que ya están muertos?
¡Nada!
El tiempo para sembrar es durante el transcurso de la vida terrena. Terminada ésta, ya no queda más actividad para realizar. Es el tiempo de la cosecha.
Lo que se sembró, eso se cosechará.
(Por ser Dios Bueno, además de Justo, Él se encarga de componer la hacienda de los que no pudieron realizar una tarea digna. Pero, es un tema que no corresponde a este post, y que además ya hemos tratado en varias ocasiones anteriores).

Aquel que a propósito plantó semillas podridas, llenas de espanto, ¿podrá recoger felicidad?
El que adrede mantuvo una postura belicosa, revoltosa y carente de mirada espiritual (trascendencia), ¿recibirá algo diferente a su justo y correspondiente pago?

Así pues, los malvados respiran, sus corazones laten, en el examen médico confirman su salud, hacen y deshacen, pero detrás de todo ello no hay nada de valor eterno para rescatar.
Al morir a este mundo, pasan a una vida vacía, probablemente tenebrosa, en el Más Allá.
La brújula que marca sus vidas no apunta al Norte (Dios, el bien, la justicia, la solidaridad, el shalom, etc.) que es la vida plena de sentido trascendente; por el contrario, directamente apunta hacia el otro lado (mal, corrupción, engaño, burla, destrucción, banalidad, etc.).
Con sus acciones no están formando recuerdos placenteros para la vida eterna, sino imágenes atroces, dolor, miseria, amargura, vacío.
¿En qué se diferencia esto de una vida similar a la muerte?

Podemos aprender que nuestros actos aquí tienen una tremenda repercusión, se preserva la memoria y su sensación correspondiente para la vida luego de esta vida.
Tenemos la libertad para escoger cómo vivimos.
Podemos construir shalom, de lo cual posiblemente obtendremos réditos en este mundo y recibiremos dicha luminosa en el mundo de la Verdad.
O podemos actuar arrastrando la confusión, desparramando el caos, agobiando al prójimo, burlándonos de las cosas sagradas, oscureciendo para nuestra conciencia la LUZ de nuestro Yo Esencial, adorando la falsedad, difundiendo la “mala” palabra, a la postre, ¿cuál será la cosecha que recogeremos?

Toda persona comete errores, más o menos graves, con mayor o menor voluntad de contender contra Dios.
Como sea, hasta el último instante de vida terrenal tenemos la puerta abierta para el arrepentimiento sincero.
Porque, nuestra esencia pura, la NESHAMÁ, esa chispa divina que es nuestra identidad verdadera, ese nexo con Dios, es incorruptible, indestructible. Ningún pecado corta el lazo que nos une con nuestro Padre. Estamos siempre ante Su Presencia, obteniendo Su LUZ. A causa de nuestros pecados vamos perdiendo la conciencia de nuestra belleza intachable espiritual, pero allí, en el lugar escondido que la cobija, sigue estando. A la espera del retorno, de poder alumbrar nuevamente cada recoveco de nuestra existencia.

El pecador que borra las manchas que tapan esa LUZ, obtiene una claridad espectacular, un lugar que ni siquiera el más perfecto justo puede ocupar.
Los que estaban sembrando una posteridad vacía, pueden también poblar de sentido su existencia terrenal y de plenitud su eternidad.
Depende de lo que decidan y cómo vivan.

Esperemos que muera el pecado, pero no el pecador.

NOAJISMO EN PDF

amanecer

Hola les compartimos una sección en pdf sobre noajismo.

Esperamos que les sea de utilidad ya que la misma sección, la utilizamos durante las sesiones en Fulvida México.

El extracto esta elaborado por maestros peritos en la materia. Fulvida México integra estas secciones en un manual que puede revisar haciendo click en el siguiente linK:

LUZ DE IDA PARA EL ALMA SECCION NOAJISMO FINAL

«Luz de Vida para el alma sección noajismo»
Elaborado por Ing Ramon RQ
Que sepamos construir Shalom

Att Ramon RQ
Fulvida México

Mucho miedo

Está escrito:

«Entonces Iaacov [Jacob] tuvo mucho temor y se angustió.»
(Bereshit / Génesis 32:8)

Habla con el Eterno, y en un momento Le dice:

«Rescátame, Te lo ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esav [Esaú], porque le temo. No sea que venga y me mate, madre junto con hijos.»
(Bereshit / Génesis 32:12)

Enseñamos en varias oportunidades que todos los miedos se reducen a uno solo: “el no poder”.
Éste se ramifica en cinco, por cada uno de los planos de existencia del Hombre:

  • No poder físico: enfermedad, incapacidad, discapacidad, defecto, lesión, miseria, muerte.
  • No poder emocional: soledad, abandono, rechazo, angustia.
  • No poder social: anonimato, fracaso, pobreza, ridículo, escarnio.
  • No poder mental: confusión, ignorancia, error, locura, demencia.
  • No poder espiritual: no tener certeza de lo que nos trasciende.

El miedo es normal, es natural. Es una señal de alarma, que nos lleva a actuar o precaución, para no encontrarnos de pronto en situaciones lamentables que podrían haber sido evitadas o minimizadas con la debida atención.
Todos tenemos más o menos cada uno de ellos, con mayor o menor consciencia de su presencia, pero el miedo siempre está allí. Aunque algunas personas muy entrenadas en doblegar al EGO tengan mayor capacidad de resistirlo, no es lo habitual.
No debemos ver el miedo como una debilidad especial, un estado alterado, alguna cuestión pecaminosa, defecto emocional, o algo parecido. Es una alarma, y como tal debemos usarla.

Pero, el EGO se aprovecha del miedo y lo transforma en un factor paralizante, para dejarnos desvalidos, en impotencia, a su merced.
Llegamos a tener miedo de aquello que es irrelevante, de cosas inexistentes, de creencias, de fantasías, de lo que no produce malestar real alguno. Hasta tenemos miedo de tener miedo.
Hábil el EGO para usar las herramientas positivas en sentido contrario, para dañar y someter a su esclavitud. Como ocurre con él mismo, que es un recurso natural que contamos para situaciones de extrema necesidad e impotencia, y que sin embargo se desfasa y ocupa lugares que no le corresponden, se activa en situaciones que no le competen, terminando por asumir un rol de conducción que le es ajeno y provoca conflictos, malestar, amargura e infinidad de otros pesares.
Cuando el miedo atormenta, más allá de su función específica, es que suele aparecer el EGO como presunto salvador, nos ofrece alguno de sus trucos para rescatarnos quedando así nosotros como sus deudores, y el precio para cancelar la deuda es nuestra libertad.
Ante el miedo gritamos, lloramos, pataleamos y/o nos desconectamos de la realidad (con cualquiera de sus variantes y derivados). Tal cual acontece cuando el EGO comanda y nos sentimos en impotencia. Quizás alguna de estas reacciones nos libere de una situación incómoda, nos espante el miedo por un rato, nos sintamos en control… pero claro, es solamente una ilusión de poder, algo pasajero que solamente nos retiene en nuestra celdita mental.

Vayamos al ejemplo con el que comenzamos este encuentro.
El patriarca Iaacov podría tener motivos para temer.
Su hermano era un bravucón que venía acompañado por 400 muchachotes. Él había prometido matarlo. Era conocido por su violencia y falta de límites. Y Iaacov venía con su familia, con pequeños, con animales, probablemente en desventaja numérica y estratégica.
Por otra parte, el Eterno le había prometido protección, por lo cual debiera haber encontrado manera de encaminar el miedo hacia una actividad proactiva.
Pero, el miedo le estaba atormentando. Se sentía en franca desventaja, en camino a su demolición.

De acuerdo a la Tradición el patriarca Iaacov se preparó para el encuentro que tanto miedo le generaba de tres maneras:

  • Rezó al Eterno.
  • Envío regalos para apaciguar a su hermano.
  • Se preparó para la guerra contra su hermano.

Como primer respuesta está el construir shalom, con acciones de bondad y justicia.
Rezar, por supuesto, pero sin dejar de hacer lo que es necesario en los otros planos para establecer la armonía y el entendimiento. Porque El Eterno no nos puso en este mundo para que Él nos haga los favores a cambio de rezos.
En caso de que el camino de la concordia no funcione, porque de la otra parte se insiste en la destrucción, en el caos, en el mal; el constructor de shalom NO ES un pacifista que vive en una turbia nube de falsa paz, que reniega de los derechos y la justicia. Sino que como verdadero pacifista está preparado para hacer valer la ley incluso a través del uso de la fuerza. Dentro de los límites necesarios, con una conducta ética, sin moverse con el afán de conquistar o destruir, sino para que reine el bien y la justica.

Avraham y su siervo se inclinaron…

Te invito a prestar mucha atención a los siguientes pasajes que están en la parashá Jaié Sará:

«Avraham [Abraham] se levantó, e inclinándose ante el pueblo de aquella tierra, los hijos de Jet,»
(Bereshit / Génesis 23:7)

«Avraham [Abraham] se inclinó ante el pueblo de la tierra.»
(Bereshit / Génesis 23:12)

«Entonces el hombre (el siervo de Avraham) se inclinó y adoró al Eterno diciendo: -¡Bendito sea el Eterno, Elokim de mi señor Avraham [Abraham], que no apartó de mi señor su misericordia y su verdad!»
(Bereshit / Génesis 24:26-27)

«(El siervo de Avraham cuenta:) Y me incliné y adoré al Eterno. Bendije al Eterno, Elokim de mi señor Avraham [Abraham], que me guió por el camino acertado para tomar la hija del hermano de mi señor, para su hijo.»
(Bereshit / Génesis 24:48)

» el siervo de Avraham [Abraham] oyó sus palabras, se postró a tierra delante del Eterno.»
(Bereshit / Génesis 24:52)

Léelo nuevamente por favor.
Gracias.

Ahora, indica qué se expresa que hizo el patriarca Avraham, y qué hizo su siervo.
¿Notas algo que te llame la atención?
¿Adviertes en qué parece superar el siervo a su maestro?

Luego de que tengas bien claro el problema que plantean estos pasajes, te pido que trates de elaborar una explicación que justifique la conducta del patriarca, y que obtengamos de ella una enseñanza positiva para nuestra vida.
Campártelo con nosotros, y en tus redes sociales, si te parece.
Gracias.