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El consejo diario 399

La ignorancia es una de las formas de la impotencia, por tanto el EGO propende a mantener a la persona en el desconocimiento, la falta de conciencia, el engaño, la fe.

No dejes de estudiar, analizar, profundizar, criticar con tino, usar tus fuerzas mentales para aprehender las cuestiones y reforzar tus cualidades.
Procura aprender, para hacer que tus acciones expresen tu conocimiento.
Apártate de la repetición mecánica de lemas, de memorizar frases para satisfacer al orgullo, de ser un discípulo necio y engreído.

Sé poderoso, para lo cual habrás de ser tú mismo, en armonía con tu Yo Esencial.

Jesús, el mediador

En el idolátrico y corrupto rejunte imperial romano conocido como “Nuevo Testamento” encontramos la siguiente doctrina que se quiere presentar como sagrada y espiritual, pero que no es otra cosa que religión, idolatría, engaño, esclavitud al EGO (también conocido como Satán): “Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”, que está en 1 Timoteo, verso 5 del capítulo 2.

No hay mentira más peligrosa que aquella que se rodea de trazos de verdad, para ella misma hacerse pasar por verdadera.
Ni peor esclavitud que la que clama ser libertaria.
Ni más espantosa idolatría que la que usa a Dios y Sus cosas para promover la falsedad, el engaño, los dioses inexistentes.

Esta frase es una prueba de todo ello.
Tiene rastros de verdad, para confundir entre ellos a la mentira.
Pretende dar una clave de liberación, cuando de hecho es una pesada cadena sobre el cuello de quien se somete a ella.
Es idolatría terrible, pero que no tiene empacho en hablar de Dios y afirmar cosas acerca de Él.

Es decir, estamos ante una “obra maestra” de la maldad. Los artistas que diseñaron esta estafa, los hábiles manipuladores que gobernaban desde las sombras del poder en el imperio romano, se tomaron algún tiempo para elaborarla para que surtiera efecto y siguiera provocando daños siglos después de haberla concebido y publicado. Si bien el Nuevo Testamento está plagado de errores e inconsistencias, imposibles de desmentir o encajar desde lo histórico, espiritual y profético, es indudable que se pueden encontrar algunas pequeñas porciones que alcanzan alturas máximas cuando de astucia para el engaño y ejercicio de la estafa se trata.
Esta frase que estamos comentando es una de ellas.

Veamos solamente un poquito, nuestro interés es desenmascarar el engaño, liberar al preso, dar luz al que está en sombras, abrir los ojos a los cegados, para que puedan andar por sí mismos erguidos y felices de la mano con Dios y el prójimo. No es nuestra intención dañar al inocente, ni burlarnos del extraviado, ni oponernos por mero afán contrario. Más bien queremos ser parte de la tarea sagrada que el profeta declaró:

"Yo, el Eterno, te he llamado en justicia, y te asiré de la mano. Te guardaré y te pondré como pacto para el pueblo, y como luz para las naciones, a fin de que abras los ojos que están ciegos y saques de la cárcel a los presos, y de la prisión a los que moran en las tinieblas."
(Ieshaiá / Isaías 42:6-7)

Sí, queremos que salgan de la cárcel del EGO todos los oprimidos, de la religión todos los conturbados por sus falsos dioses y vacíos redentores.
Sí, anhelamos ser miembros del grupo de trabajadores mesiánicos, que allanan el camino para que alumbre con fuerza la Luz del Mesías.
Sí, estamos trabajando desde hace mucho para servir como luz para las naciones.
Por ello, estamos construyendo shalom, también por medio de señalar la falsedad y malicia de la idolatría que se quiere presentar como santidad y en su desfachatez se pretende como de Dios.

Vamos pues a la frase del libro de Timoteo.

Es absolutamente cierto y verídico que hay un solo Dios, el cual es Uno y Único. Creador y sostén del universo. Señor de señores pero al mismo tiempo es Padre de todos.
Hasta ahí la frase es impecable.
El problema se presenta a partir de lo que sigue, que es una terrible mentira y que se constituye en un paredón que corta la relación directa que tenemos con el Padre.
Recuerda,  cuando se usa alguna verdad para introducir una mentira, se está haciendo un doble daño:

  1. se miente, y
  2. se prostituye la verdad.

Es decir, no solamente se inyecta el veneno del engaño sino que además se corrompe lo saludable, se degrada lo sano, y de ese modo se impide obtener el antídoto para la toxina.

¿Y dónde está esa verdad en la frase del libro Timoteo?
La primera está cuando se afirma que hay un solo mediador entre Dios y los hombres.
Y la segunda, que es monstruosa, es cuando se declara que ese único mediador es Jesús, al cual además le regalan el título de rey del pueblo judío pues se le dice “cristo”, que significa “rey de los judíos” en idioma griego.

Así pues, primer paso te dan a probar del dulce sabor de la verdad.
En seguida te introducen una tremenda mentira.
E inmediatamente, sin darte tiempo para pensar o reaccionar, te insertan una espantosa dosis letal de idolatría y dependencia tóxica a la religión (que siempre es producto del EGO).

Pero, ¿qué tiene de mentira que hay un solo mediador entre Dios y los hombres?
Bueno, de hecho es una doble mentira en sí misma.
Ya que, no hay necesidad de ningún mediador, porque cualquier cosa que medie entre Dios y los hombres es una interrupción de lo que no se interrumpe.
Y para peor, afirman que hay un solo mediador, sin dar lugar a otro.
A poco de analizarlo nos vamos dando cuenta cómo en tan pocas palabras encontramos la corrupción y podredumbre del EGO que se adosa a la palabra “Dios” para infiltrarse de contrabando y hacer su tarea nefasta.

Atiende al profeta de la Verdad cuando asegura que no hay, ni debe haber, ninguna cosa que intermedie entre Dios y Sus hijos:

"’Vosotros sois Mis testigos, dice el Eterno, y Mi siervo que escogí, para que Me conozcáis y Me creáis, y entendáis que Yo soy, antes de Mí no fue formado dios, ni lo será después.
Yo, Yo soy el Eterno; fuera de Mí no hay quien salve.
Yo anuncié y salvé; Yo proclamé, y no algún [dios] extraño entre vosotros. Vosotros sois Mis testigos, y Yo soy Elokim, dice el Eterno.
Aun antes que hubiera día, Yo soy, y no hay quien pueda librar de Mi mano. Lo que hago, ¿quién lo deshará?’"
(Ieshaiá / Isaías 43:10-13)

Es Él, solamente Él.
No hay otros,  ni antes, ni después.
El Eterno es quien salva, el Eterno es quien anuncia la salvación.
No dioses extraños, que los judíos no vieron, ni conocieron, ni testimoniaron a la Salida de Egipto.
Solamente Dios, quien salvó a Israel y es con Él con quien todos tenemos una relación directa, DIRECTA, sin intermediarios ni mediadores.

En palabras del amado salmista:

"Con mi voz clamé al Eterno, y Él me respondió desde su santo monte.
Yo me acosté y dormí. Desperté, porque el Eterno me sostuvo.
No temeré a las decenas de millares del pueblo que han puesto sitio contra mí.
¡Levántate, oh Eterno! ¡Sálvame, Elokim mío! Porque a todos mis enemigos has golpeado en la mejilla, y has quebrantado los dientes de los impíos.
Del Eterno viene la salvación. ¡Sobre tu pueblo sea tu bendición! "
(Tehilim / Salmos 3:5-9)

Del Eterno viene la salvación, de nada ni nadie más.
A Él se dirige el salmista, directamente a Él.
En el Padre es quien confía el rey David y todos los fieles.
Es el Padre quien bendice, quien libera de las calamidades, quien da paz y prosperidad.
El Padre, solamente Él, sin nadie que interceda, puesto que no es necesario.
Porque los intermediarios son escollos, trampas, obstáculos, necedad.

Porque cuando algo se interpone, ya no nos relacionamos para nada con Él, sino que ese intermediario nos obstruye nuestra comunión sagrada.
Todo lo que se pone en el medio entre el Padre y nosotros es EGO y sus derivados.
Son las murallas que rodean al Yo Esencial y no le permiten irradiar su luz, la Luz del Eterno, en todos los confines de nuestro ser.
Son las trampas de Satán, que en el caso de Timoteo se llama “Jesús, el mediador”.
Ese falso mediador, ese tal Jesús, es un obsceno intento de Satán, del EGO, para quebrar nuestro lazo eterno con el Padre.
Este supuesto mediador en realidad nos lleva para cualquier otro lado, por sendas de discordia y maldición, en vez de continuar unidos amorosamente al Padre.

Como está declarado por el profeta de la Verdad:

"Desde la tierra de Egipto Yo soy el Eterno tu Elokim; no reconocerás otro dios aparte de Mí, ni otro Salvador, sino a Mí."
(Hoshea / Oseas 13:4)

Y está dicho por el príncipe de los profetas, cuya palabra es verdadera:

"Vosotros sois hijos del Eterno vuestro Elokim"
(Devarim / Deuteronomio 14:1)

¿El hijo precisa de un extraño, de alguien inexistente, para hablar con su Padre?

Y canta el inspirado salmista, lleno del espíritu santo:

"Espera en el Eterno. Esfuérzate, y aliéntese tu corazón. ¡Sí, espera en el Eterno!"
(Tehilim / Salmos 27:14)

Que el hombre espere en el Eterno, que en Él ponga sus esperanzas, directamente, sin nada que se interponga.
¿O no es eso lo que una y otra vez comprobamos en las sagradas escrituras?
Nada de mediador, ni menos único mediador, y menos que menos el mitológico Jesús.
Por el contrario, los hombres de Dios lo declaran sin doble sentido: tienes un lazo directo con Dios, no introduzcas en medio nada que interfiera.

Lee, estudia, date cuenta de tu relación directa y eterna con el Padre Celestial:

"¡Dad gracias al Eterno! ¡Invocad su nombre! Dad a conocer entre los pueblos sus hazañas.
Cantadle, cantadle salmos; hablad de todas sus maravillas.
Gloriaos en su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan al Eterno.
Buscad al Eterno y su poder; buscad continuamente su rostro.
Acordaos de las maravillas que ha hecho, de sus prodigios y de los juicios de su boca"
(Tehilim / Salmos 105:1-5)

Nada de Jesús, ¡nada!
Ni de ningún mediador.
Ni de ningún ritual, ensalmo, librito que te venden en sectas, amuletos, palabras mágicas, ropitas extrañas, cosas enloquecidas. Nada de eso.
Solamente tú en tu relación directa con el Padre.
Busca Su rostro, allí lo encontrarás.
Dentro de ti, en tu Yo Esencial, que es el nexo constante que tienes con Él.
Limpia las capas de mugre que ha puesto el EGO entre tu conciencia y tu ser, entre tu pensamiento y tu Yo Esencial y entonces te darás cuenta de la burda estafa que es Jesús, del engaño espantoso de cualquier religión.

Tú que dices ser “de Dios” y querer que todo provenga de la Biblia, bueno, aquí lo tienes.
Porque eso es Biblia, y no el cuento imperial romano que se han empeñado en añadirle al final, ese que llaman Nuevo Testamento, con toda su sarta de disparates y desviaciones pecaminosas. Ese Nuevo Testamento es Satanás (figura retórica) en forma de libro.

¿Cómo se atreve el nefasto degenerado de Pablo (supuesto autor del libro Timoteo) a contradecir a Dios, a poner a su propio dios el EGO en el lugar de nuestro Salvador?
¿Quién que se crea leal a Dios seguirá promocionando esta espantosa mentira, esta declarada guerra contra el Padre?

Pero nosotros, los constructores de shalom, quienes actuamos con bondad y justicia siendo leales al Eterno, decimos:

"¡Alabad al Eterno, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia!
Y decid: ‘¡Sálvanos, oh Elokim de nuestra salvación! "
(1 Divrei Haiamim / I Crónicas 16:34-35)

No precisamos rituales, ni religiones, ni ropajes, ni otros idiomas, ni rezos complejos, ni sangre, ni diezmo, ni iglesias, ni líderes religiosos, ni a Jesús o cualquier otro mediador que entorpezca. Nada del EGO precisamos para sostener nuestro abrazo sagrado con el Padre, con nuestro Salvador.

Vamos, alaba al Eterno, porque para siempre es Su misericordia.
El es Bueno, y no ese viejo vengativo y malvado que te pintan en la religión.
Él salva, Él auxilia, Él es vida.

Vamos, comparte esto a través de palabras, pero especialmente con tu conducta llena de bondad y justicia.
Vamos, sé tú mismo, que resplandezca la Luz del Eterno desde tu interior, desde tu neshamá.

Mashiaj / Mesías personal HOY

Mesiánico viene de la voz hebrea MASHIAJ que significa ungido, es decir, se ha derramado sobre él (persona u objeto) el aceite consagrado para designarlo en determinada tarea.
Su uso más corriente y habitual es para señalar a aquella persona que ha sido coronada como rey, en particular de Israel, del pueblo judío.
No cualquiera podía ser ungido ni cualquiera podía ungir. Hay estrictas reglas que deben ser tomadas en consideración pues importantes cuestiones de gobierno, sociales, de vida y muerte dependen de mantener el orden legal establecido y no pervertir la autoridad y la estabilidad.

El primero fue el rey Shaúl (1 Shemuel / I Samuel 10:1), el segundo el rey David (1 Shemuel / I Samuel 16:13), el tercero el rey Shelomó (1 Melajim / I Reyes 1:39). Luego se sigue la línea con decenas de reyes que gobernaron el reino de Yehuda e Israel.
Pero tenemos registrados a reyes gentiles que también fueron ungidos para mandar sobre sus respectivos reinos, por ejemplo Jazael de Asiria (1 Melajim / I Reyes 19:15) y Ciro de Persia (Ieshaiá / Isaías 45:1).

El Mashiaj tan esperado es otro rey más, el que retomará el mandato político del pueblo judío, uno que deberá cumplir estrictamente con las normas requeridas para su unción y que completará en su vida con todas las profecías que refieren a su reino.
Sobre esta temática hemos abundado en otras oportunidades, demostrando como NADIE, absolutamente NADIE, ha cumplido con las profecías que son REALMENTE MESIÁNICAS, por lo que te sugiero que si estás interesado en profundizar indagues aquí:

Es claro, si somos precisos y honestos al interpretar las profecías que son verdaderamente mesiánicas, que se trata de un asunto muy terrenal, político, nacionalista, que implica la reunión de los judíos nuevamente en su tierra patria, el gobierno del rey (mashiaj) sobre su pueblo, las relaciones pacíficas con los vecinos, la prosperidad material de sus habitantes, el desarrollo y avance de multitud de aspectos que permiten llevar un estilo de vida apacible, satisfecho que deja tiempo para el estudio, la reflexión, el despliegue también de la faceta espiritual.
No es una utopía irreal, ni la espera de un superhéroe mitológico, ni un dios convertido en hombre, ni un reino espiritual, ni un rabino en el exilio adorado por sus seguidores, ni cosas por el estilo. La demarcación territorial, la presencia del poder terrenal desde el trono de Jerusalén, las relaciones cordiales con los otros países, el establecimiento del orden jurídico de acuerdo a la Torá no son metáforas, sino profecías que deben materializarse y sirven como demostración sin dudas de que se está en la Era Mesiánica.
Así lo demuestra el análisis objetivo y sensible de las verdaderas profecías mesiánicas. Ojo, los especuladores de la fe inventan falsas profecías a las que les atribuyen mesianismo, así como niegan la materialidad del mesianismo.

Por otra parte, hay también un proceso mesiánico individual, que corresponde a cada persona y no a la nación judía como conjunto.
El mashiaj, en esta faceta, es la denominación del reinado de la neshamá, el espíritu, el Yo Esencial, por sobre la persona.
Es decir, que el individuo no esté más en el exilio interno, víctima del rey déspota, del exilio, de la opresión, de la mentira, de la falsa identidad que es el EGO, sino que se termine la diáspora representada por las caretas del Yo Vivido para reluzca dentro y fuera del ser su Yo Esencial.
Que el mashiaj reine en tu ser, dentro tuyo, y establezca el reino de paz, de armonía, de prosperidad, de gozo de la bendición, de amor al prójimo, de amor y veneración al Eterno. Esto es el fin del exilio interno en el cual todos nos encontramos. Que reine el mashiaj, tu Yo Esencial. Que el Ietzer haRá, el Satán, el EGO, deje de someterte a la impotencia, a la desconexión de la realidad, a la religión, a la falsa piedad, a la idolatría, a lo malo.
Sí, eso es también la Era Mesiánica.

Podemos conseguir que reine el mashiaj en nuestro ser.
Lo mesiánico se relaciona con hacer la voluntad de Dios en este mundo, cumplir con los mandamientos que Él te ha dado para que sigas.
De esta forma se manifiesta la Divina Voluntad a través de nosotros en este mundo.
Hacemos carne los mandamientos, convertimos el Deseo de Dios en nuestra realidad cotidiana.
No por medio de magia, ni de rezos, ni de pactos extraños, ni amuletos, ni rituales, ni cualquier otra cosa que sea religión, sino por el cabal cumplimiento de los mandamientos que te corresponden a tu cumplir.

En este caso, mesiánico es Dios presente en nuestras acciones diarias.
En la construcción de Shalom, que son actos de bondad Y justicia.

El Yo Esencial se despliega en acciones materiales de amor y comprensión y justicia.
Hacer a Dios presente en nuestro día a día también está más allá de los 7 mandamientos para las Naciones, que son los pilares para la construcción de una sociedad justa.
Está en permitir que sea Dios el que dirija tu vida, pero recuerda, no como un asunto religioso ni para obtener “poderes” especiales manipulando al Creador.
Sino que en la construcción de shalom por medio de la acción constante en bondad Y justicia, es que hacemos espacio para que reine el Mashiaj en nuestro interior y tengamos una vida de plenitud.

Atiende a lo dicho por el gran sabio Salomón, que inspirado por el Eterno nos expresó:

"(13) También he visto esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grandiosa:
(14) Había una ciudad pequeña con pocos hombres en ella, y contra ella vino un gran rey y la rodeó edificando contra ella grandes torres de asedio.
(15) Y se encontraba en ella un hombre pobre, pero sabio, el cual con su sabiduría libró a la ciudad. Pero nadie se acordaba de aquel hombre pobre.
(16) Entonces dije: ‘Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque el conocimiento del pobre sea menospreciado y sus palabras no sean escuchadas.’
(17) Las palabras del sabio con sosiego son oídas, y son mejores que el grito del que gobierna entre los necios.
(18) Mejor es la sabiduría que las armas de guerra, pero un solo pecador destruye mucho bien."
(Kohelet / Predicador 9:13-18)

Te lo explico brevemente a la luz de lo que venimos enseñando del EGO (también conocido como Satán y Ietzer haRá) y el texto presente.

Verso 13: nos dirá Salomón una gran enseñanza.

14: la pequeña ciudad es el hombre en sus primeros instantes de vida, el rey que vino a asediar es el EGO, las murallas en torno son las cáscaras, máscaras, falsas identidades, creencias, dogmas, miedos, todo lo que el EGO pone alrededor del Yo Esencial para que su Luz Divina quede opacada y no alumbre al resto del ser.

15: el pobre hombre sabio es el Yo Esencial, pobre porque no despliega los recursos de manipulación y control salvaje del EGO, sabio porque está en constante y eterna conexión con Dios. Es el Yo Esencial el verdadero rey de esa ciudad, el libertador, el salvador, pero nadie lo recuerda ya que está tapado por la mugre que acumuló a su alrededor el EGO. Es el EGO quien se presenta como el rey, como el salvador, como el dios, como la verdad, como la vida, como lo único válido dentro del ser y fuera en sus representaciones externas tales como religiones, dioses, santos, “tzadikim”, líderes, políticos, etc.

16: el sabio Salomón entiende que es el Yo Esencial la clave para una vida de integridad, de plenitud, de verdad, de santidad, sin embargo, el EGO con sus primitivas herramientas logra silenciar la suave voz de la verdad del Yo Esencial, se impone con sus mentiras, con sus excusas, con sus predicas, con sus biblias, con sus lemas religiosos, con sus miedos repetidos hasta el cansancio. Allí en nuestro interior tenemos la llave a la felicidad, a la salvación, a la dicha aquí y en la eternidad, pero está perdida debajo de tantas costras que acumula el EGO, al cual adoramos y respetamos y tememos.

17: el Ego emplea sus herramientas violentas, ingratas, engañosas, las que ya hemos señalado en muchas ocasiones. Pero el Yo Esencial murmura en voz pausada, silenciosa, difícil de advertir entre el griterío ensordecedor que produce adrede el EGO. Es que el EGO sabe que si oímos la voz de Dios en nuestro interior, se quiebra su poder, se termina el exilio, se acaba la religión, pierden sentidos los ritos, las supersticiones se desnudan en su real nulidad, todo el falso poder y autoritarismo del que hace gala el EGO queda inutilizado si el hombre sintoniza con su Yo Esencial.

18: sí, mejor es cualquier cosa que ofrezca nuestro mashiaj personal, nuestro redentor verdadero, el Yo Esencial que es la conexión sagrada y perenne con nuestro Padre Celestial; cualquier cosa del mashiaj personal es más valioso que lo que provenga del EGO, pero éste se aprovecha de cualquier cosita pequeña para corromper, para destruir prontamente. Cualquier descuido ya es aprovechado para sumergir a la persona nuevamente en la sensación de impotencia, en sentirse asediado y sin salvación, por lo cual ofrece el EGO promesas de bienestar que son completamente falsas pero que la persona suele terminar aceptando y adoptando como vida.

Bien, hemos visto la interpretación de la enseñanza del gran sabio Salomón.
Es hora de comenzar el despertar de la conciencia espiritual, o de mantenerlo.
Construye shalom sin religión.
Ésta es cosa más mesiánica que puedes hacer hoy, para tener al masiaj vivo en ti hoy, para que la Era Mesiánica colectiva se haga realidad.
Construye shalom, sin rituales ni palabrería.
Porque es la consigna de toda persona que se crea mesiánico y anhele vivir en paz, plenitud, bendición.

Jesed, mishpat utzedaká. Profeta Jeremías.

El Eterno declara a través de Su profeta de la Verdad:

"(2) ¡Quién me diera una posada de caminantes en medio del desierto, para abandonar a mi pueblo e irme de ellos! Porque todos ellos son unos adúlteros, una asamblea de traidores.
(3) Dispusieron su lengua como arco; se hicieron fuertes en la tierra para el engaño, no para la fidelidad. ‘Procedieron de mal en mal y no me han conocido, dice el Eterno.
(4) ¡Cuídese cada uno de su prójimo! En ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano suplanta, y todo prójimo anda calumniando.
(5) Cada uno engaña a su prójimo, y no hablan verdad; enseñan su lengua para hablar mentira. Se han pervertido hasta el cansancio.
(6) Su morada está en medio del engaño. Y a causa del engaño rehúsan conocerme’, dice el Eterno.
(7) Por tanto, así ha dicho el Eterno de los Ejércitos: ‘He aquí que yo los fundiré y los probaré. Pues, ¿de qué otro modo he de proceder con la hija de mi pueblo?
(8) Flecha asesina es la lengua de ellos; hablan engaño. Con su boca habla de paz a su prójimo, pero dentro de sí pone emboscada.
(9) ¿No habré de castigarles por esto?, dice el Eterno. ¿No tomará revancha mi alma de una nación como ésta?’
(10) Prorrumpiré en llanto y lamento por los montes, en canto fúnebre por los pastizales del desierto. Porque han sido devastados hasta no quedar quien pase, ni se escucha el mugido del ganado. Desde las aves del cielo hasta el ganado huirán y se irán.
(11) ‘Yo convertiré a Ierushalaim [Jerusalén] en montones de piedras y en guarida de chacales. Convertiré las ciudades de Yehudá [Judá] en una desolación, sin habitantes.’
(12) ¿Quién es el hombre sabio que entienda esto? ¿A quién ha hablado la boca del Eterno, de manera que lo pueda declarar? ¿Por qué ha perecido la tierra y ha sido devastada cual desierto, de modo que nadie pase por ella?
(13) Y el Eterno dijo: ‘Porque dejaron mi Torá, la cual puse delante de ellos. No obedecieron mi voz, ni caminaron conforme a ella.
(14) Más bien, fueron tras la porfía de sus corazones y tras los Baales, como sus padres les enseñaron.

(23) Así ha dicho el Eterno: ‘No se alabe el sabio en su sabiduría, ni se alabe el valiente en su valentía, ni se alabe el rico en sus riquezas.
(24) Más bien, alábese en esto el que se alabe: en entenderme y conocerme que yo soy el Eterno, que hago bondad, juicio y justicia en la tierra. Porque estas cosas me agradan, dice el Eterno."
(Irmiá / Jeremías 9:2-24)

Muy fuerte lo que profetiza Irmiá, extremadamente duro.
Hasta vemos que Dios dice que está harto de los pecados de los judíos, al punto de querer irse lejos de ellos, apartarse, dejarlos.
Si no fuera que Él se obligó a un pacto eterno con el pueblo judío, quizás ésta hubiera sido una ocasión para dejar de estar a nuestro lado.
Pero alejarse no implica terminar la relación.
Sabemos que Dios no miente, así que cuando juro que el pacto con los judíos es inquebrantable, Él lo cumple.
Y lo vimos, porque años después de ocurrida esta profecía, los judíos retornaron a la tierra patria, reedificaron el Templo, estuvieron en paz, en tanto las condiciones lo permitieron.
Nada ni nadie puede terminar la alianza sagrada que existe entre Dios e Israel (el verdadero y único, no el delirante Israel por fe, o los injertados o los falsos descendientes), y este capítulo es una prueba más de ello.
El pacto de Dios con los judíos es perpetuo, nada puede quebrarlo.

Esta situación de extrema tirantez se debió a los terribles pecados de aquella generación que finalmente llevaron a la devastación del reino de Israel, a su casi desaparición de la tierra sagrada, a la destrucción del Primer Templo, al exilio y muerte espantosa de muchos de ellos.
Quizás queda todo resumido en lo que resaltamos en la cita: “Porque dejaron mi Torá, la cual puse delante de ellos”.

Es algo espantoso, dejar la TORÁ que el Eterno entregó como legado eterno para los judíos.
Si dejamos la frase así, nuestros pensamientos contaminados por el EGO y por los estereotipos, probablemente imaginaríamos que aquellos judíos de hace 2500 años atrás colgaron sus sombreros de fieltro negro, cortaron sus barbas y guedejas, se quitaron los sacones negros, dejaron de hablar en idish, ya no siguieron detrás de su rebe, comieron chancho, anduvieron en auto en shabat, no se pusieron más los tefilín, regalaron todos los libros de Torá que tenían en su poder y cosas por el estilo.
¿O no es eso lo que suponemos al oír las palabras “dejar la Torá”?

Pero, no imaginemos, no sigamos dogmas, no seamos presos de la ilusiones, no dejemos que el EGO marque nuestra existencia.
Seamos simples y honestos.
Veamos lo que el propio Dios dice, a través del profeta Jeremías, que significa abandonar la Torá.
No vamos a ir a ninguna parte, solamente remitirnos al texto que tenemos enfrente.

Veo infidelidad, calumnia y traición.
Actos de maldad de uno con el prójimo.
Habladuría, mentiras, engaños, burlas y difamación.
Gente que dice hablar de shalom, en nombre de Dios, de “Torá”, pero que son asesinos con la palabra y los actos.
Las acciones maliciosas llegaron al punto que hasta del hermano hay que cuidarse, no sea que se termine enredado en sus trampas.

Por más que busco y rebusco no encuentro que Dios mencione pecados “rituales”, falta de fe, no repetir lemas de rabinos, no adorar “tzadikim” ni peregrinar a sus tumbas, ni comer cerdo, ni profanar el Shabat ni otros similares como causa del “enojo” divino ni de la destrucción que vino posteriormente.
Compruebo que al igual que ocurre con otros profetas, ¿con todos?, la queja mayor está puesta en la conducta malvada de un hombre con su prójimo. En las faltas de respeto, en las agresiones, en no construir shalom en el mundo.

Sí, construir shalom es la solución para el tormento descrito.
Tal como si la construcción de shalom fuera exactamente a seguir la Torá, y el resto fueran comentarios o extras.
Como dijera el gran Hilel haZaken:

"Lo que es odioso para ti, no se lo hagas a tu prójimo. Esto es la totalidad del Torá; todo lo demás es comentario. Ve ahora y apréndelo."
(TB Shabbat 31a)

Porque lo dice claramente el Eterno, no hay divergencia, qué es lo que a Él agrada en el hombre:

“…bondad, juicio y justicia en la tierra. Porque estas cosas me agradan, dice el Eterno."

Bondad Y justicia, construcción de shalom.
No palabras, no rezos, no sacrificios, no atuendos, no rituales, no repetir y repetir frases, ni amuletos ni bailecitos.
Jesed, mishpat utzedaká”, bondad, juicio y justicia/caridad.
Quizás a partir de hoy éste sea el eslogan que repetiremos y haremos los que somos constructores de shalom, leales del Eterno. (Bueno, de hecho, es lo que decimos y hacemos hace mucho tiempo, pero tal vez no te habías dado cuenta del origen, alcance y profundidad de nuestra consigna: construir shalom, que es bondad Y justicia).
Deja de lado toda la cháchara, la Palabra es clara en su dictado: JESED, MISHPAT UTZEDAKÁ.
Construir shalom.

No pidas estudiar Torá, si eres gentil, ni saber párrafos de memoria, o cuentitos mágicos de rabinos milagreros.
Mejor pide VIVIR TORÁ, tal como Dios quiere.
¿Cómo es eso?
Construir shalom.

¿Quién es el que te lo pide y declara como TORÁ?

“Los judíos” creen…

“Los judíos” suelen creer en cualquiera, tal como ocurre resto de los humanos.

Hay judíos que creen que la reencarnación es real, otros en ella pero con variantes y otros que afirman rotundamente que es un disparate. Están los más prudentes que no afirman al respecto, y otros temerosos que guardan su creencia para sí mismos, no sea que enoje a alguien con sus ideas.

Hay judíos que creen que la Torá es puro cuento, otros que es una obra inspirada por Dios, otros que es una recopilación de fragmentos más o menos valiosos, otros que es un dictado fiel que tomó Moshé directamente de Dios. Están los que no tienen ni idea de lo que es la Torá, y los que dicen lo que se les pasa por el seso sin conciencia ni estudio. También los que se guardan en privado sus ideas, no sea que ofendan a alguien o predispongan a algún grupo en su contra.

Hay judíos que creen que Dios existe, otros que no, otros que sí pero que no, otros que sí pero no eligió a nadie, otros que eligió al pueblo judío para todas las generaciones, otros que puede que sí o tal vez que no, otros que si Dios existiera no hubiera permitido tanto dolor y miseria en el mundo y especialmente en contra de los indefensos judíos. Están los que siguen la corriente a los demás y los que tienen una creencia que esconden incluso de sí mismos, no sea cosa que alguien se enfade, los torture o excomulgue.

Hay judíos que tristemente son de Peñarol, otros que lo son de Nacional, algunos ni saben que es uno ni otro, y están los que creen que el fútbol uruguayo no existe, y los que creen que es como Jesús o Papá Noel puro cuento. Y están los que creen que es lo más glorioso de todo, dispuestos a dar la vida por su cuadrito y los que dicen ser de uno pero son de otro, y los que no dicen nada por miedo a las represalias y las burlas.

Hay judíos que creen en esto y otros en aquellos.

Un buen día vino el gran Maimónides y decidió compilar trece principios de la creencia judía, que algunos consideran como indispensables y mandatorios para todo judío. Pero en verdad, en materia de creencias el judaísmo de todas las época ha sido muy liberal. Que cada uno crea en lo que quiera y pueda, en tanto esa creencia no sea contrario a algún mandamiento o norma, o que pueda conducir a algún pecado o daño.
Por ello, para un judío creer que los dioses existen es prohibido, porque hay algún que otro mandamiento que así decreta (cosa que no pasa para los noájidas, cuyo mandamiento es no servir a dioses que no son Dios, pero si cree en ellos, bueno, ¿qué se le va a hacer?).
Quien quiere creer en marcianos o reencarnación, mientras no lo lleve directa o indirectamente a quebrar algún mandamiento o a lesionar a alguien, bueno, ¿qué se le va a hacer? Yo no creo en la reencarnación como se la expresa habitualmente y me parece harto perjudicial para la salud, bienestar y fidelidad para con el Eterno, pero es mi postura que puedes aceptar para ti o no.
Si quiere creer que la evolución es un cuento, o que la tierra es plana, o que las matemáticas son cosas de magia, bueno, ¿qué se le va a hacer? Yo creo que la ciencia es una gran compañera para la Torá, y lo demuestra cada día. Pero es mi postura, puedes acompañarme en ella o no.
Pero, repito, cuando las creencias quiebran algún mandamiento o llevan a dañar al inocente, entonces las tales creencias deben suspenderse o evitarse.
Una cosa es el ámbito de las creencias o pensamientos, otro bien distinto el de los hechos y las relaciones que están delimitadas por la normativa vigente.

Entiéndase bien, que alguien sea judío no significa que lo que cree o lo que opina tenga un origen judío, o que sea validado en la Tradición o cuente con un aval celestial que lo confirme.
Cada judío cree lo que puede y quiere, no necesariamente lo que está dentro del marco del judaísmo tradicional y sus enseñanzas.

Entonces, no es coherente decir o preguntar si los judíos creen en la reencarnación, o en la evolución, o en el Hip-hop. Más acorde sería afirmar o preguntar si hay elementos en la tradición, o algún eminente sabio, o alguna fuente propone esto o aquello.

Así  pues, que alguien sea judío no quiere decir que lo que cree, afirma, practica, adora, vende, comparte, difunde, venera, reverencia, regala, predica sea algo judío.

Tampoco necesariamente tiene validez o es parte del judaísmo lo que muchos judíos que creen, afirman, practican, adoran, venden, comparten, difunden, veneran, reverencian, regalan, predican o lo que fuera.
Por supuesto que te encontrarás judíos muy sinceros, e incluso ilustrados, que asegurarán que DEBES creer tal o cual cosa, porque aquel rabino lo creía, aquel otro lo marcó como regla, y ese otro grupo de hombres leales al Eterno creen en eso. Igualmente, tú podrás evaluar por ti mismo y creer o no creer, siempre y cuando no quiebres algún mandamiento o regla realmente establecida. Recuérdalo.

Pero además, y a modo de advertencia, ten mucho cuidado, muchísimo, que las creencias no te sometan al reino del EGO, que no te conviertan en un ciego y torpe, que no te llenen de supersticiones, que no te manipulen con miedos y dependencias, que no te esclavicen, que no entorpezcan tu pensamiento y decisión, que no cercenen ninguna de las dimensiones que el Eterno te ha regalado.

Seamos precavidos, no compremos espejitos de colores, ni aceptemos que nos los den regalados porque más tarde nos saldrá muy caro.
Es bueno no idealizar nada ni nadie, no hacer de ninguna cosa o persona un ídolo, como tampoco es bueno cancelar nuestra inteligencia para reemplazarla por la fe (también conocida como sometimiento sin sentido).

Así pues, disfruta de tu porción y usa tus poderes con precaución.

Receta para la ALEGRÍA mesiánica

El amigo Luis Diego publicó ayer un texto que se le ocurrió a partir de un artículo anterior de mi autoría.
En un agudo comentario llega a algunas conclusiones interesantes, que pueden ser compartidas o no, a la luz de la Tradición milenaria o de acuerdo al propio entendimiento. Como noájida consciente tiene derecho a pensar, a no dejarse llevar por la palabra de su “pastor”, a estudiar y encontrar cómo se aplican las enseñanzas a su vida personal, en resumen, dotar de vida a la palabra.
De mi modesta parte, me parece oportuno destacar es que, en modo alguno el amigo noájida pretende enseñar Torá (judía), ni imponer otros sentidos a los ya sostenidos por las autoridades respectivas, ni tampoco modificar los mandamientos para los noájidas. Es su proceso de pensamiento, sus ideas, lo que quiso compartir con nosotros, como un ejercicio, como una forma de entablar un diálogo productivo que lleve a fortalecer la identidad espiritual noájica de cada uno, para actualizar los mandamientos sin modificar ni un gramo de ellos, como él mismo se encarga de expresar.
Hay que andar con mucho cuidado cuando el noájida se pone a “estudiar” y luego a predicar o adoctrinar a partir de la herencia eterna de Israel que es la Torá, porque numerosas sectas y desgracias acontecieron cuando los que no pertenecen al pueblo judío y además no están en condiciones se atribuyeron el “derecho” a tomar la Torá y usarla para sus propios beneficios. Afortunadamente el texto del amigo Luis Diego no tiene nada que ver con esas cuestiones doctrinarias, usurpadoras, peligrosas. Muy por el contrario, es un ejercicio de razonamiento, una invitación a no dejar que se nos embauque con palabrería religiosa, una necesidad personal de encontrar el sentido y el sentimiento en los mandamientos noájicos. Cosa que es bienvenida.

Además de lo dicho, me gustaría dejar en claro, el sentido que podemos encontrar para los noájidas de la frase talmúdica: “La Divina Presencia reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento” (Pesajim 117a).
La frase completa dice así: “La Divina Presencia no reposa en la pereza, ni en la tristeza, ni en la chanza, ni en la liviandad intelectual, ni en cosas sin valor, sino en la alegría por el cumplimiento de un mandamiento”.
En otra parte del Talmud, en una frase casi identidad se añade a lo que no da lugar a que repose la Divina Presencia a: “ni la palabrería” (Shabat 30b).

La alegría que expresa la sentencia es a causa de cumplir con los mandamientos, no la del chiste, ni la de parlotear cualquier cosa, o dejar que la mente divague sobre tonterías, ni por escapar de la realidad y sumirse en diversas perezas. Nada de eso abre el corazón para que repose la Divina Presencia.
Tampoco está mencionada la alegría porque el noájida tiene prohibido servir a otros dioses, ni blasfemar, ni asesinar, ni robar, ni relaciones sexuales ilícitas, ni comer parte de un animal con vida. No es la alegría porque uno se prohíbe ciertos actos que tal vez tenga deseos de hacer.
Sino que la alegría brota por acatar los mandamientos, por cumplirlos, por hacer que no sean solamente palabras sino realidades en la vida personal.

Esta alegría no deriva del mandamiento en sí, sino del cumplimiento del mismo.
La alegría no está por privarse de algo que está prohibido por Dios (y que es perjudicial para uno, para otro, para otros), sino por tener la voluntad y el dominio sobre el EGO (también conocido como Satán o Iezer haRá) porque se quiere realizar la obra de Dios.

La alegría del judío por cumplir el mandamiento (de los 613 de la nación judía) porque eso es lo que Dios le ha ordenado, solamente por ello.
No por hacer “pactitos” con Él, ni esperar beneficios a cambio de actuar el mandamiento, ni soñar con el rédito que deriva del cumplimiento, ni por administrarse para el paraíso o calculando la ganancia en este mundo.
No es el mandamiento un mecanismo mágico para manipular la realidad, ni un control remoto sobre Dios, ni una adquisición de propiedades terrenales o extraterrestres, el mandamiento es lo que nos corresponde y acatarlo es lo que debemos hacer.
Si doy caridad, no lo hago pensando en cuánto Dios me devolverá a cambio; si levanto al caído, no es para recibir premios y elogios, ni una porción de paraíso; si estudio Torá (el judío), no es para asegurarme el pasaje al paraíso y un asiento contiguo al de Moshé Rabeinu; si me pongo tefilín no es para que mis campos den su fruto en su tiempo y mi ganado sea fecundo; si hago alguna de las cosas que me corresponden, es porque tengo mi voluntad en sintonía con la Divina Voluntad. Esto es lo que produce esa sensación de plenitud, de abrir la conciencia para gozar de la bendición constante que recibimos de lo Alto.
Nada de amuletos, rituales misteriosos, negocios turbios con Dios, supersticiones o pretensión de manipulación de Dios y a través de Él de mi situación. Solamente humildad en la tarea, sometimiento a Dios, andar por el camino del AMOR y no por el del EGO.
Como expresa la Torá:

"No sea hallado en ti quien haga pasar por fuego a su hijo o a su hija, ni quien sea hechicero, ni agorero, ni encantador,
ni quien hace sortilegios, ni quien pregunte a los espíritus, ni adivino, ni quien consulte a los muertos.
Porque cualquiera que hace estas cosas es una abominación al Eterno. Y por estas abominaciones el Eterno tu Elokim los echa de delante de ti.
‘Serás íntegro para con el Eterno tu Elokim.
(Devarim / Deuteronomio 18:10-13)

Ni aunque te lo diga un rabino, o te lo venda un “cabalista”, ni aunque miles de seguidores lo hagan, ni aunque te parezca que no daña, ni aunque te lo griten desde estrados religiosos, ni aunque venga en hebreo… nada de ello vale cuando se trata de superstición, magia, pócimas secretas, palabras que pretenden dominar a Dios, ensalmos, encantamientos, amuletos, símbolos cabalísticos, todo está prohibido y es abominable. Porque afea tu alma, bloquea tu neshamá, te separa del Eterno, te llena de falsa piedad, te enorgulleces de la nada misma, dejas de ser íntegro en tu relación con el Padre.
Lo que Él quiere es algo diferente a todo ese circo y mercadeo, a tanta religión y doctrinas extravagantes sazonadas de manipulación.
Es una utopía… lo sé…

El poder que se manifiesta en este control verdadero, aquel que es sobre lo que se puede controlar, es lo que produce esa satisfacción interna.
El doblegar la pasión negativa y el instinto hacia lo prohibido, todo ello por someterse a la Ley de Dios, es lo que genera el gozo. Un gozo verdadero y no la risotada falsa, la mueca en el rostro, o el deleite que brinda el EGO para luego sumergir en oleadas de displacer e impotencia.
Es la alegría de ser poderoso y no sentir esa impotencia que dispara miedos, dependencias, malestares.

Repito, la felicidad por cumplir el mandamiento forma un “nido” para que se pose la Divina Presencia. En nuestras palabras, conectarse al Eterno, estar unificado, en unidad, en armonía. Cuando porciones del Yo Vivido representan al Yo Esencial, por lo cual caen las caretas que tapan al verdadero rostro. Uno está pleno, gozoso, en paz.

Comprendamos bien.
Si uno no roba porque lo están viendo, porque tiene miedo a la cárcel, porque cree que se irá al infierno, por lo que sea, entonces realmente no hay lugar allí para que repose la Divina Presencia, porque no hay alegría, sino impotencia, desánimo, deseo negativo censurado de manera cruel, miedo, EGO.
Pero si uno  no roba solamente porque acata el mandamiento que Dios le ha dictado, y no por miedo a nada, ni a la policía, ni al castigo “infernal”, ni al remordimiento de conciencia, sino simplemente porque el mandamiento de Dios es “no robar”, entonces seguramente que hay una explosión espontánea de gozo interno, una paz que irradia desde la neshamá hacia fuera.
Esa es la idea cuando la Torá expresa:

"amarás al Eterno tu Elokim con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas."
(Devarim / Deuteronomio 6:5)

Con todo el corazón, con todo el ser, con todo lo que se posee. No con lo que sobra, no con lo que uno a despecho entrega, no como negocio para obtener beneficios. Desde el AMOR y no desde el EGO.
A ver si se entiende: se ama a Dios con todo, porque eso debe ser hecho, no para obtener algo a cambio o para evitar alguna calamidad de no hacerlo.
Dios no es ese patético dios de las religiones, el viejo sádico que desea destruir a los hombres, que se alegra con el sufrimiento de sus leales, que agrede a los buenos pero dota de bienestar a los malvados, que quiere la muerte de la gente para atormentarlos en algún infierno.
Dios NO ES ese viejo detestable y furioso de las religiones, aunque lo digan señores barbados con kipá.
Él es Señor de señores y también nuestro Padre Celestial.
Al cual debemos venerar, que es tener sumo respeto y amar.
¿Amar?
¿Qué es eso?

"Amarás, pues, al Eterno tu Elokim y guardarás su ordenanza, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos, todos los días."
(Devarim / Deuteronomio 11:1)

El amor al Eterno se manifiesta cuando la persona guarda y cumple con los mandamientos que Él le ha dado, todos los días, no solamente los sábados, domingos, festivos o cuando se le ocurra tener ganas. El amor aquí claramente delimitado no es un sentimiento, ni palabras, ni alabanza, ni rezos, ni ropas, ni bailes, ni congregación de fieles, ni estudios, sino que con precisión científica se indica que el amor es el cumplimiento de los mandamientos que corresponde a cada quien.

Es triste pero habitual, la gente se somete a las prohibiciones no para ser leales a Dios, sino por miedo, por impotencia.
Cuando tenemos la oportunidad de actuar mal, e incluso sin resultados adversos para nosotros, pero nos refrenamos solamente porque Dios dijo NO, entonces, somos poderosos, tenemos dominio sobre el EGO, lo que es señal que somos felices y conectados con el Padre Celestial.
Tal como está indicando la frase del Talmud que dio pie a esta conversación.

Al respecto, en otra parte del Talmud se enseña:

"¿Quién es fuerte? Quien domina sus tendencias."
(Avot 4:1)

Eres fuerte porque dominas tu EGO. Eres débil cuando el EGO te domina.
Eres feliz porque te sientes fuerte, pero la felicidad pasa a tu lado y se escurre cuando te sientes impotente y por tanto a merced del EGO.
Para continuar comprendiendo sobre la temática, por favor sigue aquí: http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/parashat-vaer-5766 .

Entonces, haz tu parte, controla lo que puedes controlar, disfruta de lo permitido, no pretendas ser lo que no eres ni ocupar sitios que no te pertenecen.
Sé un constructor de shalom y con ello obtendrás lo que ya tienes: bendición, alegría, “salvación”, plenitud aquí y en la eternidad.

Ahora, en el título dije “alegría mesiánica”.
¿Mesiánica?
¿Quién me lo explica?

Bolívar y el noajismo

“Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia.”
Simón Bolívar

Modestamente interpreto las palabras del Libertador.
Un noájida ignorante de su identidad espiritual se disfraza de religión (deísta o atea), o de judaísmo, lo que lo lleva a negar su propia felicidad y “salvación”, y por tanto está en estado ruinoso.
Ambiciona lo que no le pertenece (sea Torá, judaísmo o idolatría), intriga, se envuelve en todo tipo de engaños, es crédulo e inexperto, una ovejita a merced de los astutos lobos que se presentan en ropajes de pastores o rabinos.
Pierden sus vidas a cambio de adoptar falsas identidades, quieren creer que las ilusiones son realidades, por fe anulan el razonamiento y la honestidad, excusan el libertinaje bajo el título de libertad, traicionan justificándose en mandatos religiosos, gritan “justicia” pero solo entienden de venganza, saludan “shalom” aunque malicia sea lo que vomitan, parlotean de “dios” pero es el EGO a quien rinden culto.
Todas estas cosas le alejan de la felicidad, de Dios.

La Divina Presencia

«La Divina Presencia reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento»

(http://fulvida.com/id-noajica/identidad/socio-de-dios-en-tu-felicidad)

 

A veces dejo de pasar por alto cosas por estar leyendo sin poner mucha atención, y casi me pasa lo mismo con esta cita que se trascribe. Quise aprovecharla para usarla como ejemplo para dar una opinión muy personal, sobre algunos conceptos que considero que, por mero desuso de nuestra capacidad de estudiar y analizar , aun se asocian con otros conceptos pero sin significado racional mas que aquel le dan los religiosos de turno; de esos que nada mas exigen creer pero nunca pensar.

Leyendo esa cita trascrita, y al menos a  mí, no me gusta interpretar la frase «Divina Presencia» como si fuera el sujeto del resto del predicado, es decir, como si se usara para referirse a Dios como persona, porque entendería algo como esto: “Dios está presente cuando el hombre se alegra al cumplir un mandamiento.”

Digo esto porque los mandamientos del gentil son Prohibiciones o Imposiciones, y si la cita es correcta, tiene que haber algún sentido lógico de sentirse contento por NO HACER algo que se está negado, y que Dios esté presente en la alegría del hombre por su obediencia a NO HACER eso que se le prohibió.

Las órdenes que tenemos los no judíos, en ocasiones y para algunos casos, no parecen que causen alegría, sino más bien parecen que reprimen al obligado de sus propios deseos; y un constreñimiento no genera contentamiento, sino eso, constreñimiento.

Por ejemplo, que en algún lugar exista una prohibición que diga así: “Prohibido comer carne”, pero una persona quiere  y desea saborear un bistec. A pesar de su deseo, no lo hace porque se está reprimiendo debido a la prohibición de comer carne. A la par del letrero de “Prohibido Comer Carne”, se encuentra otro letrero que dice “La Divina Presencia reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”. Esa persona sin analizar nada, concluye que debe de esforzarse de estar alegre por no comer carne debido a que Dios está  presente en su reprimido deseo. No parece coherente; ¿o sí?

Y esto lo entiendo así porque los mandamientos para en no judio son prohibiciones impositivas. ¡Prohibido la Idolatría!, ¡Prohibida la Blasfemia!, ¡Prohibido el Asesinato!, ¡Prohibido el Robo!, ¡Prohibida las relaciones sexuales ilícitas! etc. Parecen más órdenes que llevan implícitos escarmientos que mandamientos suavizados con recompensas. Es como si dijeran algo así: «Pena capital inapelable, lenta y dolorosa para aquella persona que estando consciente de sus actos, comete idolatría».

Si a mí me hubieran tocado redactarlos, no los hubiera hecho prohibiciones, sino propondría algo así:

1. Respetar a Dios, 2. Respetar el nombre de Dios, 3. Respetar la Vida Humana, 4. Respetar la propiedad privada, 3. Mesurar el sexo, etc.

Eliminaría la palabra “prohibición” y la palabra “No”, y les daría una connotación más positiva o permisiva, y así, se “suaviza” mucho su sentido. Si fuera así, entonces sería más fácil y entendible asociar la palabra “Divina Presencia” con Dios como si fuese el sujeto de la oración. Pensemos: “La Divina Presencia (Dios) reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”.

Tomemos mi loca reforma de los mandamientos del gentil, y apliquémosla al texto dándole algún sentido: “Dios está presente en la contentera que siente el gentil cuando éste respeta a Dios, Su nombre, la vida humana, la propiedad privada, el sexo, etc”. Parece entonces, que es aún más sencillo alegrar a Dios cuando la persona cumple lo que si puede hacer.

Pero bueno, la ley es la ley, y las Leyes del Gentil es norma pétrea e inamovible; interpretable pero no reformable. En mi ególatra reforma propuesta, algunas acciones quedan excluidas como prohibidas ya que se daría énfasis al sentimiento de alegría en lugar de actos concretos.

Me explico: si dice la norma “Prohibido la Idolatría”, se debe de entender en un sentido amplio que abarque cualquier supuesto; sea que no solamente hay que respetar a Dios, sino que estrictamente no se puede realizar actos que incluyan la mínima adoración, rito o inclinación a respetar dioses inexistentes. Por ejemplo, un Noájida consiente se encuentra en medio de una fiesta patronal del “santo de turno”, pero no está participando de ella. Decide comer y beber la comida servida en dicha fiesta, sin participar directamente en la celebración. Esa acción de comer es idolatría de acuerdo al primer principio, y por ende, prohibida; aunque se piense que se está respetando a Dios por no participar en la fiesta patronal, esa acción de comer los alimentos dedicados es idolatría. Aunque sienta feliz el comensal de estar cumpliendo su deber de respeto por no participar en la fiesta patronal, su acción al comer es contraria al mandamiento prohibitivo.

Retomemos la cita del inicio y comparémosla con el ejemplo del Noajida en la fiesta patronal de turno: “La Divina Presencia reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

Si la “Divina Presencia” se refiere a Dios como sujeto de la oración ¿Cómo va a reposar Dios en la alegría que siente alguien por no participar directamente de una fiesta patronal, pero indirectamente está cometiendo idolatría por comer alimentos dedicados a un santo? No parece muy coherente tampoco; ¿o sí?

Así entonces, para que los no judíos podamos entender con claridad la cita trascrita (o cualquier otro concepto que se mal asocie con los que tiene los religiosos) respecto a nuestra “Tora Gentil”,  la frase “Divina Presencia” no se refiere a Dios como sujeto de esa oración; se refiere a otros términos tales como: La Paz, La Lógica, La Conciencia del Hombre, La Razón, El Equilibro multidimensional del Ser Humano en sus planos, el Yo Esencial del Ser.

Voy hacer el ejercicio de sustituir la frase por las que se propusieron, y juzguen queridos amigos:

“La Paz reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

“La Lógica reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

“La Conciencia del Hombre reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

“La Razón reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

“El Equilibro multidimensional del Ser Humano reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

“El Yo Esencial del Ser reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”

Si el concepto “Divina Presencia” (y cualquier otro concepto que se lea) se asociara a los términos relacionados u otros más lógicos, y no a Dios como persona o sujeto de una oración, entonces las Leyes Prohibitivas que nos competen tiene un rango de acción más amplio, y son mejor entendibles y aplicables para casos en concreto.

Así pues, sí se llega a sentir alegría por NO INCUMPLIR la PROHIBICIÓN, pero no porque Dios esté presente en esa alegría que se sienta, sino porque se está utilizando nuestro gran regalo sagrado, que es el razonamiento, para hacer de nuestra “Tora” algo cotidiano, práctico, razonable y lógico; y no algo arcaico, viejo, antiguo o desactualizado.

Me pude dar a entender o me enrede mucho? Gracias por sus comentarios

 

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Socio de Dios en tu felicidad

“…ellos [los hombres] fueron formados no de acuerdo a Su poder sino de acuerdo a Su deseada finalidad. Él los creó imperfectos para que ellos puedan perfeccionarse a sí mismos, por lo cual su perfeccionamiento pueda ser su premio, en su mérito por haber laborado para conseguirlo…”
 Rav Moshe Jaim Luzzatto, “Daat Tevunot

El Creador, Todopoderoso y Perfecto, por Amor y Sabiduría nos hizo imperfectos, nos puso en un mundo imperfecto, para que de ese modo podamos hacer nuestra parte, cada uno la suya, para elevarnos a pesar de nuestros defectos y faltas. Esa elevación es nuestro mérito, es el motivo de nuestra dicha y placer.
Cuanto más hacemos para construir shalom, cuanto menos nos dejamos caer en las redes del EGO, entonces más actuamos como socios del Padre y mayor es nuestra porción de merecido gozo aquí y en la eternidad.
Al respecto dijeron nuestros Sabios:

“El lugar del que se ha arrepentido sinceramente no lo puede ocupar ni siquiera un justo perfecto”
(Sanhedrín 99a)

¿Comprendes la idea?
No es negar que uno es imperfecto, ni dar excusas para serlo.
Tampoco está en quejarse por los defectos o dramas.
Ni aspirar a ser lo que uno no es.
La idea es que tienes trabajo para hacer, tu propia tarea sagrada, que básicamente es perfeccionarte en todo aquello que está a tu alcance.
En lo que nosotros, humildemente, hemos dado en llamar “construir shalom”, que comienza desde dentro y se continúa en forma expansiva hacia fuera.
Arréglate, es la manera de arreglar al mundo.
Asóciate a Dios y no esperes milagros, porque Dios no hace tu tarea ni está para servirte.

Cuando haces tu parte, cuando por ello eres socio del Padre Celestial, cuando gozas de la parte que adquieres con tu esfuerzo, entonces puedes estar seguro que eres feliz.
No porque alguien te obligue a serlo, o porque tengas que tener una sonrisa hipócrita en tu cara, o porque te llamen pecador si no representas el papel de feliz.
Por el contrario, la armonía interna, el shalom de estar unificado, esa conexión que logras auténticamente con el Eterno y con el prójimo, es lo que te provee de ese rayo de verdadera felicidad.
Al respecto enseñaron nuestros Sabios:

“La Divina Presencia reposa en el lugar de la alegría a causa del cumplimiento de un mandamiento”
(Pesajim 117a)

No dice del que bailotea sin sentido, ni del que se obliga a actuar que está feliz, ni del que se droga o toma sustancias para anestesiar su entendimiento y entonces aparentar felicidad, ni el que dice ser feliz pero llora en las sombras, o del que enloquece por el sentimiento de culpa de estar triste pero dibuja una sonrisa en su rostro.
Sino el que ha hecho su parte, ha cumplido su mandamiento, y por tanto está en paz interna y con el entorno, en unidad con el Padre, con la Divina Presencia reposando en Él.

Así pues, ya lo sabes, a hacer tu tarea.
Tú ganas, todos ganan.
No dejes que el EGO siga dominando tu vida, permite que entre aquello que ya tienes dentro, el AMOR.