El miedo es la base de las emociones negativas, otra emoción muy fuerte en la psique humana es el sentimiento de culpa, o culpabilidad. La certeza de que algo malo se cometió, algo que viola algún código ético moral o religioso. Manteniendonos dentro del circulo religioso, pues creo que ellos han sabido y saben manipular los sentimientos y emociones de las personas hasta el punto de convertirlos en verdaderos autómatas que reflejan la personalidad y emociones del líder de turno, veremos comportamientos que chocan a la razón y a la lógica. Recuerdo el comienzo de mi educación, con solo 4 años de edad comencé el parvulario o jardín de infantes en un colegio Salesiano, luego pase a los Dominicos y parte de mi formación secundaria con la congregación de los Hermanos Maristas. Recuerdo ver a eso señores con largas túnicas y en mi mente de niño la clásica pregunta ¿llevaran pantalones debajo?, y si, los llevaban, pues no faltaba el osado que levantaba esa túnica para comprobarlo y luego llevar el correspondiente castigo, previa confesión y arrepentimiento de tan terrible pecado. Nos llevaban como ovejitas al confesionario, lugar misterioso y casi tenebroso, donde eramos recibidos por alguien mas misterioso aun, pues nunca contemplábamos su rostro. Sus poderes portentosos nos limpiaban de toda culpa, pero debíamos pagar el precio de la penitencia. Aun recuerdo claramente entonando una salmodia que consistía en golpearnos el pecho tres veces diciendo » por mi culpa, por mi culpa, por mi grandisima culpa». Hasta el día de hoy no logre averiguar cual era esa culpa tan tremenda en un chico de 7 u 8 años. Pero la culpa, ese sentimiento ahí estaba, volvía y nuevamente debía ir al ser misterioso de la cabina de madera a contarle mis desmadres, y vuelta a empezar. Era culpable, seguía siéndolo, era el responsable pues así lo enseñaban. Mi tremenda actitud atrevida lograba encolerizar a un ser en las alturas, que si no era apaciguado por la mediación del ser misterioso, podría envolverme en sus rayos de ira y fuerte enojo. Culpable, culpa, sentimiento de culpabilidad, martillo ese que usaba mi psique de yunque día a día, momento a momento. El psicoanálisis postula ese sentimiento como sistema de comportamientos inconscientes para explicar fracasos y conductas dudosas. Fracaso tras fracaso y confesión tras confesión, pero ¿ cual era realmente el fracaso ?, era un pecador sin remedio, claro, ¿ por que el circulo se repetía ? pues debías cumplir con ese sacramento de confesarte o no obtenías el perdón. Vaya circulo vicioso y complicado a la vez, pero se entiende si comprendemos que se trata de mantener al sujeto dentro de un estado de culpa interna, y de una dependencia de sus autoridades religiosas. Este sentimiento y la baja autoestima casi siempre van de la mano. Una enseñanza básica del mercantil cristianismo es que nada mas ni nada menos que el mismo Creador Omnipotente murió por culpa de nuestros pecados. Que tremendo, mi culpa causo que tal espantoso evento aconteciera, ¿ como no andar con pies de plomo si mi culpa tiene tanto poder ?. Listo, estas convertido en un dependiente de la droga venenosa que la religión y sus representantes te venden, y digo vender no dar, pues siempre tienes que darles algo a cambio, o dinero, o tiempo, o tu capacidad de pensar que es lo mismo que tu libertad. La culpa forma parte del campo emocional y las emociones pueden ser manipuladas, moldeadas y usadas en favor de aquel que conoce las técnicas para hacerlo. Imaginemos por ejemplo un local lleno de personas que se sienten vacías, predispuestas desde hace días o semanas a que algo sobrenatural debe ocurrir, pues si no ocurre significa eso que la congregación esta muerta espiritualmente, que no se esta cumpliendo la voluntad de Dios, que hay pecados, que no hay suficiente entrega, que son esclavos de la carne y no permiten fluir al espíritu Todo aquel que no sentía la presencia de Dios era culpable de obstaculizar la obra del Espíritu, de ser una piedra de tropiezo para su crecimiento, el de de la congregación y para por supuesto la expansión del reino de Dios, ( o del pastor, vaya uno a saber ). Es terrible sentirse responsable por no recibir la unción por no avanzar espiritualmente, por ser miserable y ruin. Oh pobre de mi, insignificante criatura, soy culpable, culpable y no hay remedio. Si que lo hay, te dicen, tienes que ayunar, orar, asistir a todos los cultos y reuniones, debes pedir que oren por ti, que impongan sus manos sobre ti, y debes permitir que el espíritu fluya. He sido testigo ocular de esas pantomimas y prefiero soportar una malisima película de varias horas que cinco minutos de ese patético show, donde se mezclan cantos gritos jerigonzas y caídas Bien, he descubierto mi herencia espiritual hace ya algún tiempo, he dejado todo atrás pero quedan marcas y huellas que son difíciles de quitar, mas de lo que uno cree. Hoy día casi no soy capaz de orar a Dios, por esa costumbre de hacerlo mediador de por medio, a pesa de estar convencido de que eso es innecesario, me cuesta. Depositar confianza en Dios día a día me cuesta, sobre todo en estos momentos en que mi hijo debe marchar a otro país, solo, casi a la aventura pues aquí no hay trabajo ni para el joven ni para el no tan joven,( y esto no es despotricar en contra de este país, es la dura y cruel realidad ). Resumiendo, esto me ocurre por años de practicar la religiosidad, años de participar en religiones, años de miedo al pensar y al cuestionar. Estas situaciones y vivencias producen heridas que tardan mucho en cicatrizar, y ahora, encuentro solicitudes y pedidos de hacer del noajismo algo «mas religioso». Sin animo de ofender, NO EN MI NOMBRE.
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Noaj 5773–Un paraíso en la tierra
Según comprendemos de la parashá anterior, Bereshit, Adam fue creado en un mundo regido por las leyes de la naturaleza. Existía un límite al caos, un orden que no deja nada a la casualidad. El mundo se estructura y sistematiza por medio de un código de leyes, las cuales el hombre ha venido descubriendo y comprendiendo a lo largo de los siglos (y esperemos que lo seguirá haciendo).
El Creador hizo el universo con todo lo que lo conforma, lo que incluye a las leyes que lo regulan. Son reglas firmes, que se cumplen, lo queramos o no, las conozcamos o no, estemos de acuerdo o no.
Esto es, hoy día, evidente en el plano físico de la realidad, e incluso en el inmaterial que está compuesto por sueños, emociones, sentimientos, pensamientos, deseos, etc.
En la antigüedad se pretendía dominar las reglas físicas por medio de lo que se llamaba brujería o magia, en todas sus versiones, desde las más circenses hasta las más estremecedoras y secretas. En la actualidad el mecanismo se desviste de fantasías y se llena de observación, análisis, conocimiento verificable, razonamiento, pues es campo de trabajo de las ciencias. Al conocer la leyes naturales estamos en mayor capacidad para cuidar mejor de nuestra salud, preservarnos de daños, hacer un uso provechoso y responsable de los recursos naturales, proveer de mayor bienestar, entre otras ventajas. Claro, el conocer las leyes no nos pone por encima de ellas, no nos convierte en amos de la realidad, no nos evita todo contratiempo, pero mejora en mucho nuestra existencia. No es casualidad que desde el desarrollo de la ciencia vivimos en mundo material de mayor bienestar para gran cantidad de personas.
El mundo no está solamente construido con bloques de materia/energía, sino que existe también un componente invisible, intangible, que es imperceptible a través de los órganos de los sentidos físicos, que es el plano espiritual. Éste no es mensurable, no tiene espacio ni tiempo, ni forma ni materia, es absolutamente diferente a todo lo que conocemos, porque solamente conocemos aquello que ingresa por nuestros sentidos o se conecta con algo que alguna vez hayamos percibido por los sentidos (estos son temas muy complejos, que en estas breves líneas no pretendemos abarcar ni siquiera en una porción mínima). Como lo espiritual es totalmente indescriptible, a lo largo de las generaciones se han usado diversas metáforas, símiles, comparaciones, leyendas, para tratar de tener alguna idea o noción de aquello que es incomprensible. Por supuesto que todas ellas no llegan a definir y dar una idea acabada de lo que es el espíritu y la dimensión espiritual.
Al ser ésta su realidad, queda por fuera del ámbito de estudio de la ciencia, si entendemos por ésta a “el conjunto de conocimientos sistemáticamente estructurados, y susceptibles de ser articulados unos con otros. La ciencia surge de la obtención del conocimiento mediante la observación de patrones regulares, de razonamientos y de experimentación en ámbitos específicos, a partir de los cuales se generan preguntas, se construyen hipótesis, se deducen principios y se elaboran leyes generales y sistemas metódicamente organizados…” (Wikipedia/Ciencia).
De acuerdo a lo que sabemos por nuestra Tradición, también al mundo espiritual el Eterno le ha impuesto leyes, las leyes espirituales.
Debemos saberlas, comprenderlas, aplicarlas, puesto que el ser humano es la criatura con mayor componente espiritual de este mundo. Al hombre, desde su origen el Eterno le ha impuesto mandamientos, los conocidos en aquel momento como Mandamientos Adámicos, que eran seis, según consta en nuestra Tradición: no asesinar, no maldecir a Dios, no adorar dioses que no son Dios, no robar, no a la infidelidad matrimonial y establecer sistemas de justicia social.
El Eterno se los ordenó a Adam y comprometió a todas las futuras generaciones a conocerlos, aceptarlos y cumplirlos. El único beneficiario del acatamiento a este código es el hombre, puesto que la finalidad principal de estos mandamientos era posibilitar la armonía personal, colectiva, ambiental, tanto en lo espiritual como en lo material. Eran las leyes para permitir que el mundo fuera un paraíso terrenal, un pedazo del Cielo en la Tierra. Un código básico, simple, pero completo para cada una de las personas, sin distinción de origen, creencia, posición social, edad, o cualquier otra distinción. Eran (y siguen siendo) las reglas espirituales con las que el Eterno codificó el comportamiento de cada ser humano para llevarlo a la auto-realización integral, tanto en lo material como en lo espiritual.
Pero el hombre no supo conservar la senda de la corrección y de a poco fue perdiendo su conexión espiritual, fue dejando de lado los Mandamientos Universales (hoy también conocidos como Mandamientos para las Naciones o para los Hijos de Noé o Noájidas).
Hasta que la situación se hizo insostenible, según recalca la Torá en nuestra parashá: "La tierra estaba corrompida delante de Elokim; estaba llena de violencia." (Bereshit / Génesis 6:11).
Sí, cuando el hombre repudia su identidad espiritual, se niega a vivir de acuerdo a las leyes espirituales, termina por llevar al mundo a la corrupción, a que se extienda la violencia en sus múltiples facetas. Sobre la violencia mencionada en el versículo quisiera mencionar un par de aspectos. La voz hebrea empleada en la Torá es “jamás”, que comúnmente se traduce como violencia, lo cual es correcto. Sin embargo, la Tradición nos refiere los detalles de esta violencia: robo, usura, tomar a la fuerza mujeres como esposas, injusticia e incluso agresiones físicas y asesinato. Tal como vemos en el profeta Iejezkel/Ezequiel (7:23): "Prepara cadenas, porque la tierra se ha llenado de juicios de sangre, y la ciudad se ha llenado de violencia.".
Y ya por ese entonces las personas habían olvidado la unidad y unicidad del Eterno, se habían convertido en adictos a dioses y creencias extrañas; cuando alguno mentaba al Eterno, no faltaban los insultos y faltas de respeto hacia Él. En resumen, el mundo se llenó de depravación, falta de respeto, injusticia, corrupción, maldad, rebeldía. Era el anti-paraíso, es decir, no se cumplió el ideal para el mundo que pretendía el Eterno. Porque no se seguían los mandamientos básicos, porque el hombre escogió hacer el mal en lugar de un pequeño esfuerzo para construir un mundo de Shalom.
Ya sabemos lo que pasó luego, sobrevino el Diluvio, la gran destrucción. Las acciones de los hombres provocaron un terrible caos que desembocó en una catástrofe dolorosa y espantosa, pero que fue el primer paso para borrar lo anterior y comenzar de nuevo. La intención del reinicio era hacer de este mundo un paraíso terrenal a través del código espiritual que ahora se conoce como Mandamientos Noájicos, los siete mandamientos que el Eterno dictó a Noaj/Noé para él y todas las generaciones siguientes. Una forma de vida sencilla pero pleno, sin asuntos extraños, sino simplemente el anhelo por vivir bien uno y en compañía del otro.
¿Cuál es la enseñanza para nosotros?
¿Qué es lo que en la práctica podemos aprender y emprender para mejorar nuestro entorno y sociedad?
¿Tiene la parashá algún mensaje para ti en particular?
Espero que podamos seguir compartiendo juntos este emocionante camino de conocimiento y bendición.
Antes de despedirnos, un cuento muy especial que quiero compartir contigo:
El aguatero llevaba agua todos los días a su aldea usando dos grandes vasijas sujetas a un gran madero que cargaba sobre sus espaldas.
Una de las vasijas tenía pequeñas rajaduras; cada vez que el hombre recorría el camino hasta su casa, la mitad del agua se perdía.
Durante años el hombre hizo el mismo trayecto. La vasija íntegra estaba siempre muy orgullosa de su desempeño porque tenía la seguridad de que estaba a la altura de la misión para la cual había sido creada, mientras que la otra se moría de vergüenza por cumplir apenas la mitad de su tarea, aun sabiendo que aquellas rajaduras eran el fruto de mucho tiempo de trabajo.
Estaba tan avergonzada que un día, mientras el hombre se preparaba para sacar agua del pozo, decidió hablar con él:
-Quiero pedirte disculpas ya que, debido a mi largo uso, sólo consigues entregar la mitad de mi carga, y saciar la mitad de la sed que espera en tu casa.
El hombre sonrió y le dijo:
-Cuando regresemos, por favor observa cuidadosamente el camino.
Así lo hizo. Y la vasija notó que, por el lado donde ella iba, crecían muchas flores y plantas.
-¿Ves como la naturaleza es más bella en el lado que tú recorres? –comentó el hombre-. Siempre supe que tú tenías rajaduras, y resolví aprovechar este hecho. Sembré hortalizas, flores y legumbres, y tú las has regado siempre. Ya recogí muchas rosas para adornar mi casa, alimenté a mis hijos con lechuga, col y cebollas. Si tú no fueras como eres, ¿cómo podría haberlo hecho?
La “cosa”
La persona ignorante e insegura por lo general busca aferrarse a cosas que le brinden seguridad. Creencias, doctrinas, ideas, lemas, partidos, sectas, rituales, prácticas, objetos, personas, lo que fuera que esté a mano y pueda ser usado como tosco madero flotante en medio de un naufragio. Una precaria tabla salvadora. Un improvisado salvavidas. Una cadena que retenga y asegure ante los embates de la tormenta.
Por sentirlo como su “decisión”, por adoptarlo como su brújula, por considerarlo como su única opción, por tenerlo como aquello que le permite seguir con una vida y dotarla de sentido, aprisiona con mucha fuerza su “cosa”, se niega a razonar, argumenta para seguir atrapado, idealiza, proclama la santidad de su “cosa” y no admite contradicciones. Levanta muros para no ver, para no sentir, para no admitir. Niega la realidad, hace complicados malabarismos para sostener la fantasía, es que muy dentro realmente siente que si la “cosa” el mundo se le acaba, nada tiene sentido, la vida se le termina, caería en un pozo de inseguridad e impotencia.
Sí, en verdad no puede retroceder ni un paso, aflojar un poco, soltarse apenitas, nada de eso puede hacer, porque siente que su mundo se quiebra, su realidad se raja, todo se desequilibra. Urgente corre a abrazarse a su “cosa”, aunque la mirada objetiva confirme que le dañe, que es un vicio, que está fracasando, que no tiene sentido, que es una vida hueca, que es una existencia oscura, nada de eso tiene valor porque solamente su “cosa”, su objeto asegurador, es lo que le fortalece (fantasiosamente). La “cosa” es sagrada, lo más santo, lo que debe ser defendido sin miramientos. Los que cuestionan son herejes, desleales, traidores, desertores, enemigos, aquellos que hay que destruir. Porque son los que denuncian la fragilidad del que adora a la “cosa”. Señalan la inseguridad, muestran la impotencia. Con su presencia y oposición, activa o pasiva, ponen en riesgo la falsa tranquilidad, la disfrazada salud del que está encadenado a la “cosa”.
Entre los adoradores de la «cosa» entonces les sucede que a la mayor inseguridad la suele acompañar el mayor fanatismo, necedad y violencia.
Los hijos y seguidores de estas personas pueden tomar la “cosa” también como central, como verdad, como algo bueno para aferrarse. Tal vez los continuadores no sean tan inseguros ni ignorantes, pero nacieron y se criaron en un entorno en el cual la “cosa” era un pilar, una herencia cultural que mantener con vigencia. Quizás los descendientes más esclarecidos puedan reconocer la endeble validez de la “cosa”, pero ya están insertos en un programa, dentro de un sistema, mandatados por sus antecesores, por lo cual con dudas y timidez no rechazan la “cosa”, sino que la mantienen en vigencia. La adoptan y la transmiten a sus continuadores. Sí gente brillante y bastante segura, también siguen encerrados en la celdita mental determinada por la “cosa” consagrada. Porque ellos también tiene su debilidad, sus puntos ciegos, su ignorancia. Quizás en otros aspectos, diferentes a los de los creadores del mito de la “cosa”, pero se apoyan en esa “cosa” o en otra igualmente falsa e igualmente esclavizadora.
Tu familia hace tal o cual cosa, ¿por qué habrías de hacer, sentir, pensar, creer algo diferente?
¿Por qué no?
Las costumbres se inventan por alguna causa insospechada y luego se inventan las interpretaciones, significados que le den algún sentido. Probablemente los motivos verdaderos no son ni siquiera rozados, escondidos detrás de mitos, leyendas, historias fantásticas, absurdos que se presentan como verdad sagrada.
La costumbres se reciben, se viven, no se cuestionan, se continúan, se transmiten. Si se las deja de lado se siente como si todo se viniera encima, si se estuviera en una fisura llena de mal, en lugar de aceptar las costumbres que tienen sentido, que promueven los valores de vida, que llevan a la construcción de Shalom. Dejar a los faraones en Egipto, no llevarlos con nosotros en nuestro viaje a la Tierra Prometida y mucho menos adorarlos como deidades estando ya alojados en la Tierra. Dejar a los faraones allí en donde han de estar. Tomar lo bueno, evaluarlo, compartirlo y dejar lo negativo.
Pero, la gente insegura e ignorante se fortalece en la unión, formando grupos de presión, expandiendo por la fuera y la amenaza sus “cosas”, santificando lo que ellos adoran y acusando/destruyendo lo que puede quitar la máscara a su debilidad. En su impotencia manipulan, ejercen la violencia, presionan, mienten, estafan , engañan , gritan, predican, repiten lemas, pelean sucio, lastiman, en su impotencia masacran en vez de romper con su adoración a ídolos y servilismo a sus “cosas”.
Puede que te parezca que estoy hablando de cosas lejanas, o sin sentido; quizás me estoy refiriendo a antiguos primitivos, a gente burda. Pero esto nos pasa a nosotros, en mayor o menor medida.
No te diré qué haces tú, cuál es tu “cosa”, cuáles tus debilidades que escondes detrás del ídolo “cosa”, porque eres tú el que debe hacer el recorrido de la libertad personal, quien debe reconocer su impotencia, admitir su falta de control en esto y aquello, denunciar a su ídolo, despojarlo del poder que se le ha otorgado. Hay gente que puede hacerlo, otros que aún no. Es necesario trabajar en uno mismo, ir conociendo las propias debilidades, admitiendo los propios errores, dejar de pretender manipular, fluir sin querer controlar todo, cuestionar con respeto. Es un trabajo necesario y difícil. Pero es la libertad.
Ah, pero el miedo… mejor volver a la esclavitud, encerrarse en la celdita, adorar a la “cosa” y quemar a los herejes que levantan una vocecita de saludable crítica.
El enemigo está dentro, hay que conocerlo para dejar de abrazarlo. Mejor es abrazar la vida, construir shalom, aunque eso no parezca provechoso, ni algo sagrado, ni esté lleno de costumbres y rituales. No precisamos de la “cosa”.
Poder religioso
Se ha enseñado en más de una ocasión que una vida adquiere significado de acuerdo al esfuerzo que se realiza por alcanzar una meta valiosa.
No en alcanzar la meta, sino en el esfuerzo por andar o hacer el camino hasta ella.
Sucede que el día que llegas, pierdes el interés.
Se acaba el esfuerzo y ya no hay esa pujanza, esa ansia.
Como si nada ya tuviera sentido.
Como si la meta no fuera la que satisface, sino el caminar hacia ella.
Luego quedara el dulzón sabor del recuerdo, de lo hecho y ya no.
El beneficio de lo que actualmente se tiene.
Pero falta ese ingrediente especial, el esfuerzo.
Por supuesto que a cada cima le puede suceder otra, más alta, más difícil, más comprometida. No es necesario caer en valles de oscuridad y olvido, sino mantenerse en la meseta un rato y luego seguir escalando hacia otras metas.
¿Cuál es el límite?
¿Dónde está la línea que establece lo sano de lo que no lo es?
El esfuerzo es necesario, el camino es maravilloso, pero también tomarse el tiempo para meditar, observar sin presión, evaluar, hacer modificaciones necesarias, tener el momento consagrado para dejar de creerse el centro del cosmos y que si uno se detiene todo se termina.
Oh sí, el esfuerzo dentro de un sistema saludable, tal es lo bueno.
En lo “religioso” se nota este fenómeno del esfuerzo también, llevado al extremo nocivo.
Antes de continuar, recordemos que la religión es el disfraz para ocultar lo espiritual. La religión es un invento de hombres, usado por hombres, para dominar a hombres.
Lo espiritual es totalmente otra cosa.
Religión es un concepto arbitrario y relativo; espiritual es eterno como Su Creador.
A veces, por ignorancia o costumbre del hablar, decimos que el judaísmo o el noajismo son religión, cuando ciertamente NO lo son. Pueden compartir algunos pequeños rasgos con religiones, a ojos inexpertos pueden ser religiones, pero judaísmo y noajismo son formas de vida que apelan a la espiritualidad, en tanto que la religión es cárcel que manipula para conquistar y dominar.
(Por supuesto hay mucha gente que vive el judaísmo y el noajismo como religiones, dejan de lado lo espiritual para concentrarse en lo ritual desprovisto de sentido espiritual, en las instituciones fabricadas para el dominio. Sí, esas personas son realmente “religiosas”, aunque profesen cosas surgidas o emparentadas con el judaísmo o el noajismo).
Una congregación religiosa florece cuando encuentra algo/alguien contra lo qué luchar.
Un enemigo externo o interno.
Un ser demoníaco u otra secta.
El “traidor” que hasta ayer era el “hermano”, pero luego tuvo la “desfachatez” de preguntar, cuestionar, indagar más allá de los libritos sagrados y autorizados, negarse a servir como títere y payaso de un pastor vividor.
La ciencia o el que trae un mensaje diferente, que puede alentar el despertar de la conciencia espiritual y quebrar el yugo de la religión sobre sus esclavos.
Tales o cuales actos que son considerados pecados y nefastos (por esa religión y no por el Creador), que deben ser desterrados, al igual que aquellos que los cometen.
Lo que queda por fuera de imposiciones cada vez duras y extrañas, porque cada día más y más pesadas cargas se añaden, junto a rituales nuevos que se presentan como sagrados y de antigua data. Lo que obliga a redoblar el esfuerzo, para cumplir esto nuevo, para no ser detectado como “pecador”, para estar alerta a las novedosas advocaciones al ritual. No sea cosa que si uno se deja estar un ratito se convierta en el enemigo de la congregación.
El que no se congrega tanto y con tanta pasión como el líder de la comunidad demanda.
El que está “frío”. El “infiel”. El de fuera.
No importa, lo que sea, todo vale en tanto se someta a la congregación al estrés, al esfuerzo, a la presión, a la obligación, a la necesidad de estar en lucha, en “guerra espiritual”, en constante movimiento para alcanzar la ilusoria meta que promete la religión como deseable.
Y esto ocurre en congregaciones judías de toda cepa (particularmente en las que se han dado en llamar ultra-ortodoxas), en incipientes comunidades noájicas (que siguen un modelo parroquial o de rasgos misioneros), y por supuesto en la variadísima gama de las religiones del mundo, y con especial énfasis en la de los cristianos que se hacen pasar por judíos (mesiánicos, netzaritas, ebionitas, efraimitas y todos los otros inventos que van haciendo a diario). Cada una con sus peculiaridades, con sus símbolos, con sus modos, pero en el fondo el mismo recurso del ejercicio del autoritarismo, del exceso, de la falta de apego a lo espiritual, de la exigencia, en una palabra… del EGO.
Esto podría parecer suficiente para declarar la insania de tales congregaciones y que de inmediato fueran abandonadas.
Sin embargo, resulta paradójico pero es lo que les dota de poder para manipular, conquistar y dominar. No es el poder real, aquel que se genera en la bondad y la justicia, no es el poder del altruismo, no es el poder de la espiritualidad. Sin embargo es el poder que permite obtener dividendos materiales, llenar catedrales, organizar mega eventos, hacerse oír por todos lados. La habilidad del EGO para hacer de la impotencia una forma enferma del poder. El poder del grito, de la violencia, de la manipulación emocional. De las demandas irracionales, de la presión social, del abuso, del crimen, de todo lo que vivimos lamentando pero en cierta forma somos cómplices.
Muchos se han quejado al conocer el noajismo de que es “poco”, o “muy simple”. Que les falta sentir aquello que sentían en sus iglesias, en sus religiones. Quieren imágenes que impongan temor, quieren sentir miedo, quieren sentir incertidumbre, se quieren sentir pecadores, quieren que desde el púlpito les maltraten, quieren que les esquilmen y les saquen el dinero, quieren alimentar a gordos pastores mientras ellos viven en la miseria y el hambre. Quieren más mandamientos, quieren parecer judíos con sus innumerables preceptos y reglas para cumplir. Quieren someterse a más y más sacrificios y esfuerzos. Quieren que les hagan sentir culpables, quieren que les manipulen abiertamente o en secreto pero al mismo tiempo quieren que les mientan con esperanzas de salvación, de amor incondicional, de dioses que son capaces de dar la vida por ellos, de paraísos perdidos, de identidades superiores.
No se conforman con el sano y santo pan espiritual del noajismo, no les agrada el camino que el propio Eterno ha diseñado con Amor y Sabiduría.
Les parece poco, superfluo, demasiado mundano, poco esforzado, sin rituales, sin exigencias alocadas, sin dogmas entreverados, sin malabarismos para tapar mentiras. Quieren seguir viviendo bajo el EGO, en religión.
Quieren llegar a la meta y no aprendieron a disfrutar del camino, porque el camino es lo único que realmente tienen…
El poder de la palabra
Puede ser que algún día despiertes tu conciencia espiritual y reconozcas cómo has estado sometido a esclavitud del EGO.
Hay gente que tiene un fugaz despertar, por uno o dos segundos un rayo de claridad atraviesa su mente y corazón, se ve por primera vez en el espejo, y al rato regresa a la celdita mental, pequeñita, oscura, maloliente, plagada de fantasmas y fantasías.
Otros amenazan con despertar, dan todos los indicios externos, hacen todos los gestos y muecas, repiten las palabras que suenan a las dichas por alguien que ha adquirido conciencia, pero no es más que otro disfraz, otra impostura más del Yo Vivido que se hace pasar por el Yo Auténtico.
Están los que ciertamente van despertando de a poco, en un proceso paulatino, como un lento amanecer que va corriendo los velos de la noche para dejar paso al esplendor perdurable de la iluminación. Hay momentos de confusión, de caos, de dudas, de retrocesos –aparentes-. Está con un pie aquí y el otro allí. Por ahí tropieza y se le viene de pronto la noche sin haber podido gozar del esplendor del mediodía, a pleno de su identidad espiritual. Por ahí logra despojarse de los harapos que le impiden consubstanciar su neshamá con su nefesh y su guf.
Los hay que despiertan de un día para el otro, como por milagro, algo se quiebra, un suceso maravilloso rompe las cadenas, entonces se incorpora el esclavo y goza de su libertad. No precisa de atavíos ni ropajes ajenos, no anda husmeando lo que no le corresponde, es feliz con su porción y goza a pleno de lo permitido. Pero, por ser tan inesperado el evento, como sin preparación previa, están en riesgo de que de un instante al otro se nuble su cielo espléndido y la tormenta afee su virtud.
Están los que se aferran como náufragos desesperados al maderito que les hace sentir a salvo, se quedan atrapados a su EGO, sin darse cuenta de que no existe tal catástrofe, que es todo delirio inventado por su temor, manipulado por su EGO.
Todos cargamos con el EGO, con nuestras virtudes y defectos.
Aquel que despierta se va dando cuenta, más pronto o más tarde, de los insultos, maldiciones, palabras soeces, términos denigrantes, quejas absurdas, ofensas ridículas, agresiones gratuitas, violencia, gritos, intentos de manipulación, echar culpas, lloriqueos, hacer sentir la impotencia a otro, pensamientos de adversidad expresados en alta voz, orgullo viciado de egocentrismo, falsa modestia, entre otras trampas del EGO que verbalizaba/expresaba a diario, quizás con demasiada frecuencia.
Como una armadura que parece proteger del peligro externo, pero que inmoviliza por dentro.
Como una muralla en torno a la ciudad, que hace sentir seguridad, pero prohíbe la expansión positiva y la comunicación auténtica.
El que grita, insulta, rebaja a alguno, comparte chismes innecesarios, emplea la palabra como un arma agresora, no es fuerte, sino todo lo contrario. Ciertamente que puede ser peligroso y dañino, pero no poderoso.
Si tú estás despierto, o en proceso de despertar, o quieres hacerlo, o tal vez lo hiciste pero regresaste a la mazmorra, o te interesa esta propuesta, te propongo que lleves un pequeño estudio, de unos días, a lo sumo una semana, de las palabras, gestos, tonos de voz, que usas. Quizás te sorprendas al ver tu grado de esclavitud al EGO que expresas con lo que dices y lo que callas.
Y si quieres cambiar, o aportar al cambio, o fortalecer tu cambio, entonces escucha lo que dices, mejor aún escucha lo que estás a punto de expresar. Y si por una de esas cosas vas a emitir algo propio del EGO, di otra cosa. Tal vez su contrario. O tal vez algo positivo, que te vivifique, que dé ánimos a tu prójimo, que dignifique en lugar de violente.
Por supuesto que no habrás de faltar a la verdad, pero tampoco estás obligado a decir todo lo que se te ocurra y no sea de construcción de Shalom.
Recuerda: Comunicación Auténtica.
Si haces el análisis de tus expresiones y quieres compartirlo con nosotros, muchas gracias.
Si haces algún cambio en tu expresividad y quieres contarnos, muchas gracias.
Lo importante es que te sirva para llevar una vida mejor, de bendición y bendita.
Buscando a la viajera
Los invito a leer esta noticia: http://www.montevideo.com.uy/nottiempolibre_178252_1.html, regresen luego si desean por aquí.
No sé muy bien el motivo, pero a mí me hizo acordar a tanta persona (7.000.000.000 de noájidas y varios millones de judíos, no más de 14) que anda por la vida desconociendo su identidad. Que se fanatiza en religiones, se hace adicto a personajes, se disfraza de lo que no es, vive una vida de fantasías, se desespera por ser alguien ajeno y otro, pretende usurpar identidades que no le corresponden, se niega a asumir su lugar, busca y no para de buscar sin tener nunca paz.
En tanto aquella bella esencia que realmente es, y está a su lado, es desconocida, rechazada, obviada.
No sé muy bien por qué me dio por pensar esto al leer la noticia.
Quizás tú puedas comentar, tanto qué te hizo sentir/pensar la noticia, como ayudarme a mí a entender mi propia idea al respecto.
Sheal abija… zekeneja
"Acuérdate de los días antiguos; considera los años de muchas generaciones. Pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos te dirán."
(Devarim / Deuteronomio 32:7)
Ya lo sabía el Autor, por supuesto que lo sabía.
Llegaría el momento en el cual las nuevas generaciones dudarían del pasado de su propia nación, de la historia de su propia familia. Llegaría la oscura época en la cual no se sentirían conectados con ellos mismos, con su ayer.
Estarían en sombras, por falta de memoria, o peor, porque nadie les enseñó acerca del esplendor de los días antiguos y del resplandor sagrado en su propio interior.
Sí, llegaron esos días, claro que llegaron.
Los hijos desconocen sus raíces, se escapan del espejo y se buscan en desiertos, en espejismos, en religiones, en disfraces, en modas, en los personajes que les codifican ajenos.
Así están, en sombras, perdidos, perplejos, no sabiendo, ignorantes, alelados, apartados.
Sí, han habido muchas, muchísimas generaciones, que se mantuvieron firmes y leales, constantes en su trasmisión del sagrado mensaje. Una y otra vez repitiendo el legado, haciendo que sus hijos lo adquirieran y se apropiaran de él, para luego vivirlo y trasmitirlo a su vez. Muchas generaciones que preservaron la senda, el camino, el mensaje. Y no precisaron de rituales ajenos, ni de ropas estrambóticas, ni de idiomas extraños, ni de severidades fuera de control, ni de dogmas irreverentes hacia la verdad, sino que solamente precisaron abrir sus oídos, absorber el mensaje que en el hogar era inculcado, que ellos hacían carne, que lo vivían a diario y que con entrega generosa pasaban a sus propios hijos.
Pero, las cosas se fueron degradando, el aroma se fue diluyendo, el sabor perdiendo, la cultura mimetizando, se tomaron prestados disfraces, se usaron rituales complejos con la presunta intención de ser defensas de un legado que ya no se sostenía en sus vidas.
Entonces, el Autor nos impele a que preguntemos a nuestros padres, que no dejemos de lado el lazo familiar, que allí está la respuesta. Porque el judaísmo no es una religión, ni una cultura, sino el modo de vida que corresponde a la Familia Judía. Son los padres los que tienen el relato, la historia, el nexo con el pasado, con el espejo. Al menos, son los que debieran tener todo esto y compartirlo con sus hijos.
Ah, pero el Autor sabía que esos padres también serían los hijos de la generación desmemoriada, los que perdieron su rostro de tanto usar caretas, por lo cual su mensaje sería estéril, hueco, falso, lleno de ajenidad, desprovisto de autoridad y autenticidad.
Entonces el Autor propone que lleguemos más lejos en nuestra búsqueda, que vayamos a los ancianos, a los que se supone tienen más arraigada la tradición. Ellos nos dirán.
¿Qué nos dirán?
"Cuando el Altísimo repartió heredades a las naciones, cuando separó a los personas, estableció las fronteras de los pueblos según el número de los Hijos de Israel.
Porque la porción del Eterno es su pueblo; Iaacov [Jacob] es la parcela de su heredad.
‘Lo halló en tierra desértica, en medio de la soledad rugiente del desierto. Lo rodeó, lo cuidó, lo guardó como a la niña de sus ojos; como el águila que agita su nidada, revolotea sobre sus polluelos, extiende sus alas, los toma, y los lleva sobre sus plumas.
El Eterno solo le guió; no hubo dioses extraños con Él."
(Devarim / Deuteronomio 32:8-12)
Sí, eso, junto a lo que completa el cántico de Moshé que hemos leído en la parashat Ahazinu.
Nosotros somos hijos de hijos de gente a oscuras.
Estamos divagando, perdiendo el tiempo, desconectados de nosotros mismos.
Empecinados en vivir vidas que no son propias.
Llama más la atención el último juguete vistoso de Apple que el mensaje que es eterno de la Torá.
Es hora de recuperar la memoria, volver a la fuente.
Preguntar a los que saben.
Pero ojo, no supongamos que el “disfraz de judío” hace al judío, ni la apariencia es lo que otorga entendimiento.
Vayamos a donde hay agua para saciar la sed, no donde se destila alcohol que corrompe las vías vitales.
Este es un texto que he escrito para ser publicado en SERJUDIO.com, y refiere específicamente a la realidad de la Familia Judía. Pero creo que hay varios puntos de contacto y otros de aprendizaje que pueden ser muy provechosos para el noájida. ¿Podrías comentar qué te parece a ti, en su aplicación a los noájidas y la realidad noájica?
Miedo
El hombre siempre ha deseado y desea mantener a sus semejantes bajo control, en lo social, en lo económico y en lo religioso. Estos puntos van tomados de la mano, pero, el tema religioso ha servido y sirve para que los otros dos aspectos sean manipulados. Hay algo muy inherente al ser humano, el miedo. Esta característica tan humana ha valido durante miles de años para dominar y humillar al genero humano. Creada por el hombre como pretexto para conocer a Dios, pero realmente usada como valiosa herramienta para el dominio de la mente y la personalidad, transformando al hombre en un autómata programado para servir a los fines de una élite Esta élite autoritaria manipula por medio de la mentira, inculca el miedo y logra una dependencia de la masa hacia ellos. La sociedad con miedo recurre a sus autoridades, solo ellos están capacitados y preparados para solucionar los problemas. La religión así se convierte en una especie de plaga o pandemia creada por estas élites o castas sacerdotales que afecta a la mayoría de la masa, a los que han decidido someterse al miedo y no pensar. Las religiones hacen uso no solo del miedo, también de la información distorsionada y de la obediencia ciega. Obediencia ciega, fe ciega, no hay lugar para el análisis critico ni para el libre pensamiento y razonamiento. El tal mentado cuento del «pecado original» ha valido al cristianismo durante siglos para mantener a sus pobres ovejillas encerradas en un redil mental carente de interrogantes o dudas, pues todo aquel que osara cuestionar rápidamente era reprogramado, y si esto no daba resultados la solución era la muerte previa tortura. Así lograban según ellos, al precio de matar el cuerpo salvar el alma inmortal de las llamas voraces del infierno. El infierno, otro pilar falso que mantuvo y mantiene a las personas bajo el yugo por medio del miedo y la información distorsionada. La fe u obediencia ciega sigue a esto. Las iglesias no permiten que sus seguidores posean verdades reales pues esto les daría poder, tratan de someterlas aunque durante toda su vida transiten un sinsentido histórico y existencial. Las iglesias son estructuras de poder que mantienen sus dogmas pues esto les da poderío económico y social. Temen al conocimiento, pues esto lograría que la gente les abandone y que tanto curas como pastores quedaran sin trabajo y por lo tanto deberían dedicarse al trabajo como cualquier hijo de vecino. El miedo es la base de las emociones negativas, por eso el atrapado en una religión no puede evolucionar, claro esta algunas excepciones que por una razón u otra han logrado sacudirse la pesada carga de mentiras basadas en un miedo ancestral a perder el alma. En realidad lo que pide Dios al hombre en esta vida no es complicado, no hay solicitudes de fe y obediencia ciega, solo el cumplimiento de una serie de mandatos, lógicos y aceptables por la mente humana libre y sin ataduras. Las congregaciones religiosas que tienen un común denominador que es la mediación de un dios que se hace hombre para salvar al hombre son en realidad muy peligrosas. Son las que mejor han sabido usar las tres premisas antes mencionadas, miedo, distorsión de la información y obediencia ciega. Es triste contemplar la ideología sostenida por las congregaciones evangélicas y ahora por las nuevas corrientes mesiánicas que promulgan una distorsión del mesías hebreo por un producto griego llamado cristo. En realidad es casi lo mismo pues ninguno, ni el hebreo ni el griego cumple con ninguna profecía mesiánica. Ambos reclaman una creencia en un ser mitad dios mitad hombre para así ser salvados de la ira de un dios que para apaciguarse a si mismo se encarno y dejo que lo mataran para luego levantarse de entre los muertos. La creencia en este ser, sin cuestionamientos ni dudas razonables garantiza un estado de vida libre de ira y castigos, la no condenación a un infierno de fuego y una plaza por la eternidad en el cielo. ¿ Base bíblica de estos dogmas ?, ninguno. Pilares de temor, de miedo para dominar y esclavizar. El hombre inspirado por el temor teme cualquier planteamiento que pueda poner en tela de juicio lo establecido por la iglesia o religión Cualquiera de los dos términos valen, ambos son sinónimos de manipulación ignorancia y esclavismo espiritual. Ambos son cárceles que no dejan al hombre practicar su espiritualidad y su real acercamiento a Dios, ambos contribuyen al estancamiento del hombre como ser que desea realizarse a si mismo y comprender algo de este mundo espirtual tan lejano pero tan sencillo a la vez. Lejano pues los dogmas del miedo así lo han impuesto, sencillo porque así esta estipulado desde el principio de los tiempos por el gran y eterno legislador y creador. Lo espiritual nace de la propia esencia de Dios, lo religioso nace del EGO de la persona. El espíritu anhela cumplir la voluntad de aquel que lo dio, lo religioso busca cumplir la voluntad que nace del capricho del EGO. Lo espiritual libera, lo religioso esclaviza. Por lo tanto no tengas temor, no seas esclavo de los demás no permitas que piensen por ti, ¿ que harías sino estuvieras bajo el yugo del miedo que te ha impuesto el EGO de tus pastores o sacerdotes ?. Pues pensarias y saldrías de las celdas de esclavitud y podrías empezar una vida verdaderamente espiritual.
Fulvida.com
Fulvida.com y su administrador el Moreh Ribko no necesitan defensa, su trayectoria les precede. El trabajo realizado en este hogar, es fabuloso. No hablemos ahora de Serjudio.com, otro hogar con profundos y sapiencisimos estudios, que dan luz al judío como Fulvida da al noajida y a todo aquel que aun esta atrapado bajo las crueles garras de la podredumbre idolatrica. Hoy por hoy es el mejor lugar en la web para alimentarse y crecer en lo espiritual. Hay otros lugares pero el espacio que dan al noajismo o a las 7 leyes es minimo. Me queda mucho por desaprender y aprender, pero lo poco que se de noajismo, de lo que Dios espera de mi, puedo decir que casi el 100 % lo aprendi aqui. La enseñanza es dura, y debo reconocer que hace años atras, cuando descubri este sitio y el de serjudio, las respuestas del Moreh me desconcertaban y me molestaban, pero claro, es que la verdad y decir las cosas de frente, sin rodeos, llamando cada cosita por su nombre, eso vende poco o nada. Tal vez ahora muchos que entran aqui se sientan molestos por las respuestas que reciben pero, ¿ cual es su verdadera intencion?. Pueden venir con sana curiosidad, con hambre de la verdad, con desengaños colgados en sus espaldas, con grandes frustraciones recibidas en donde creian que se alimentaban con pan del cielo pero solo recibian pan agusanado proveniente del EGO del lider de turno. Es penoso, triste, lamentable, que muchos se dedicaran y dediquen a desprestigiar a este sitio y sobre todo a su administrador. Desde hace tiempo eso ocurre, y ahora también, ¿ cual es el motivo por el cual apareció y aparece gente por aquí a intentar IMPONER su punto de vista? Tal vez la amargura, la tristeza, el no poder salir del foso espiritual que se encuentran, no saber dominar su EGO, tal vez algún complejo de inferioridad, o simplemente que la verdad duele y cuesta asimilarla. No gusta que se diga la verdad sobre las conversiones, sobre lo que toca al gentil y que al judío, tal vez quería ser judío y me encuentro con que no es tan fácil, con cuestionamientos sobre mis motivaciones, como dije, la verdad duele y vende poco. Hace tiempo un buen amigo que visitaba este sitio, y siendo descendiente de los antiguos anusim, que se convirtió al judaísmo ortodoxo como debe ser, como dice la ley judía, me dijo: » el Moreh Yehuda pone un cerco alrededor de la Torah pues hay mucho advenedizo por ahí», y gran verdad digo. Y me parece bien que lo haga, es su herencia como hijo de Israel, es su legado, es su obligación proteger ese legado, por mandamiento, por bien de los hijos de Israel pero sobre todo pro nuestro bien, por el bien de los gentiles justos que realmente buscamos la aprobación de Dios. Sin animo de ser exhaustivo, repito, este hogar y su administrador no necesitan defensa pues su perfecta trayectoria les precede pero, aquellos que puedan leer estas humildes lineas y entran aqui solo por el impulso de vuestro EGO, sabed que nuestra creencia es firme, y que tal vez existan otros sitios en la red en los cuales tal vez halléis enseñanzas que satisfagan vuestra sed, ya que no concordáis con la de este hogar, pero eso de venir a una casa y poner los pies sobre la mesa no es correcto. Sin animo de ofender, ni menospreciar, pero con deseos de dejar las cosas algo claras para que las energías no se gasten en temas que a nada conducen. Que sepamos construir Shalom.
Resp. 1089 – ¿ Que hacer con los libros ?
Charlie nos consulta:
Poseo una extensa colección de libros de temática cristiana. Clásicos textos de Teología, Hermenéutica, Escatologia etc. Ante la posibilidad de una próxima mudanza y contemplando es espacio que ocupan y el peso que tienen me planteo: A. Plantarles fuego. B. Donarlos. C. Quedarme con ellos y usarlos como material para ser empleado en labores anti misioneras. Escucho consejos. Garcias.
Carlos Garcia Castro. 51 años actualmente en paro. España.