En una reciente visita al extranjero me encontraba bebiendo mi jugo de naranjas matinal en el salón destinado para el desayuno.
Cercano a mi mesa se encontraba un señor mayor con dos jóvenes.
No les presté mayor atención, hasta que unas palabras se entrometieron en mi cerebro.
El mayor decía algo así como:
«… en tierra santa está el monte de santa Catalina que es donde Jesús entregó las tablas de la ley a Moisés. Esas tablas son la ley de Jesús para los hombres, como por ejemplo la primera que dice ‘Amarás a Dios por sobre todas las cosas’.
Pero Jesús les dio otro mandamiento unos 40 días más tarde. Resulta que Jesús estuvo con Moisés 40 días y 40 noches en el monte de santa Catalina. Pero abajo los judíos hicieron una estatua de un becerro de oro. El becerro es una especie de cerdo (cochino, marrano, chancho, puerco) que adoraban los judíos porque habían aprendido a adorarlo en Egipto. Ellos hicieron ese becerro de oro porque no querían saber nada de Jesús que los había rescatado de Egipto, cuando el mismo Señor -Jesús- entró en cada casa egipcia y mató a los niños mayores. Cuando Moisés bajo del monte con las tablas dadas por Jesús las rompió al ver el cerdo de oro que habían fabricado. Es por eso que Jesús dice que la Ley esclaviza y debe ser rota al tener fe en él y en su santo sacrificio de sangre que hizo por nosotros. Entonces Moisés ordenó un nuevo mandamiento a los judíos, que les prohibía comer todo tipo de cerdo, como escarmiento por haber fabricado el becerro de oro…»
Mi jugo estaba listo y yo no soportaba más…
(Historia verídica al 100%, aunque no haya usado exactamente las mismas oraciones formuladas por ese señor).