Muchos cristianos, de entre su múltiples denominaciones (por supuesto que mesiánicos, netzaritas y similares dentro de ellas), cuando queda al descubierto que sus argumentos acerca de Jesús (su existencia, divinidad, bondad, mesianismo, poder sobrenatural, influencia positiva, etc.) no son racionales, ni cuentan con evidencias reales, ni tienen más asidero que su sola fe en lo absurdo, suelen disparar con pretendida altura intelectual: “Pero ustedes, los judíos, tampoco pueden demostrar que existió Moisés o Abraham, ni tienen el arca de la alianza, ni documentos antiguos que verifiquen que su “Antiguo Testamento” es otra cosa que un cuento mitológico (como nos insisten ustedes que es nuestro venerado Nuevo Testamento). Entonces, no nos vengan con pruebas, verificaciones, o cosas racionales. Ustedes, los judíos, también creen por fe y no hay forma que puedan demostrar nada”.
Lo habré escuchado infinidad de veces, seguramente he intentado razonar con la persona que lanza tal afirmación con vehemencia, pero por lo general el creyente se aferra a su creencia y demostrarle el error no hace más que fortalecerlo en su esclavitud.
Ni con lenguaje diplomático, ni con ternura, ni con claridad metodológica y conceptual, ni con todo lo contrario a lo anterior; nada de ello araña los barrotes de la celdita mental dentro de la cual se refugia temeroso el creyente.
Tiene oídos, pero no entiende. Tiene ojos, pero no percibe. Tiene la puerta de la celdita sin cerrojo, pero no se atreve a dar el paso hacia la libertad.
A mí me da mucha pena, porque sufro al ver a un congénere esclavo por propia decisión y que se empecina en seguir esclavizado como si en ello le fuera la vida,. Yo quisiera verle libre, pleno, haciendo de su vida un presente maravilloso… pero lo que yo quiero no cambia el hecho cierto, no puedo controlar lo que no puedo controlar. Esa persona porfía y se mantiene como un roca en su fe, ¡yo no voy a pretender controlar eso!
Admito que crea y sienta así, no voy a negar que tiene fe y que cree en eso que cree, aunque a mí no me guste. Para esa persona: su dios es real, sus contradicciones seguramente no son tales en sus ecuaciones mentales, sus evidentes fantasías son hechos concretos; todo lo puede la fe en el absurdo, y admito que eso este ocurriendo con la persona.
Y comprendo perfectamente lo que pasa por detrás, entre las sombras de su pensamiento/sentimiento inconsciente: ¡por algo tuvo la necesidad de esconderse en la creencia absurda de la fe!
Mientras no se remueva el escollo fundamental, el EGO y sus construcciones, que mantiene atrapada a la persona, difícilmente el intelecto, la demostración, las pruebas, la razón, tengan alguna cabida en su vida como creyente.
Porque el EGO ha secuestrado al pensamiento y lo usa para sus objetivos.
La persona puede tener una capacidad intelectual impresionante, pero al estar secuestrado su pensamiento, en poco le sirve para ayudarle a librar de su opresor. Más bien, lo contrario, a mayor capacidad secuestrada, mayor potencial negativo en manos del EGO. Es dable esperar que en áreas que no le afecten al dominio del EGO, la mente seguirá elaborando pensamientos lúcidos, acordes a su capacidad. Pero, al entrar a zonas que pudieran hacer zozobrar el dominio del EGO, las fuerzas intelectuales son puestas en estado de suspensión o de activa repulsión de lo que pudiera servir de liberación.
El mismo EGO impone que se siga con la inercia, ¿cómo admitir que uno estaba en error tanto tiempo y tan profundo? ¡Mejor seguir errado antes que humillarse, demostrar impotencia, y corregirse! Entonces, la persona sigue encarcelada en sus creencias absurdas, atada por un hilito de arañita que de tanto anudarlo termina pareciendo cadenas de titanio o kevlar.
Para quien desee una posible respuesta a aquello de: “Pero ustedes, los judíos, tampoco pueden demostrar…”, aquí presento una.
El ser judío no es formar parte de una religión, sino que es ser parte de una familia: la judía.
Esta familia tiene creencias que le son propias, así como rituales, códigos, historia en común, un hogar, etc.; digamos, como toda familia. En este caso es una muy antigua y muy extendida en el espacio.
Así pues, no modifica ni un milímetro si existió realmente o no alguno de los personajes de su historia, o si hubo tal objeto que ahora no se encuentra, o si el autor de la Torá es Dios, porque hay un hecho cierto, la familia existe y es lo que es. Se puede creer o no, compartir o no la creencia familiar, pero eso no cambia el hecho que uno pertenece a la familia y esa familia es una realidad, no un mito, un parecer, un deseo. Aquí está la familia judía, viva, vigente, actual, con su sistema de vida (el judaísmo) que se adapta perfectamente y permite desarrollar una vida multidimensional productiva y trascendente (y todo esto molestó y molesta a tanto dictador y abusivo, ¿a qué no sabes por qué? Piensa en el EGO y tendrás una posible respuesta).
Un judío ateo es judío.
Un judío que se pierde detrás del EGO y cree en la divinidad o mesianismo de Jesús, sigue siendo de la familia judía, aunque tiene suspendidos legalmente todos sus derechos a ejercer dentro de la vida judía, mientras no se arrepienta completamente de su terrible desvío. (Atención, uno es judío por haber nacido de madre judía o por haberse convertido leal y legalmente al judaísmo. No se es judío por fe, por creer en X cosa, por amar a Israel, por pagar una conversión, porque su apellido es Z, etc.).
Un judío que cree en Dios pero no cumple con los preceptos cabalmente, sigue siendo judío.
Un judío que no cree en Dios pero cumple cabalmente con los preceptos, sigue siendo judíos.
En fin, las creencias no determinan la existencia del judaísmo ni la del judío (aunque, como mencionamos, algunas creencias pueden inhabilitar los derechos que la persona tenga para ser contada dentro de la familia o realizar ciertas formalidades).
El judaísmo es un organismo vivo, multidimensional. Su historia es eso, historia. Sus creencias, creencias. Su existencia, un hecho que no precisa de mirar al pasado, basta con reconocer el presente.
Por otra parte, tenemos una cadena de transmisión de conocimiento (conocimiento, no fe) que no se ha interrumpido de mas de 33 siglos.
Una tradición que se basa, fundamentalmente, en lo que se recibe y entrega en el hogar. A éste se añaden las instituciones que se han erigido como accesorias al trabajo de educación del hogar, tales como escuelas, sinagogas, centros comunitarios, centros juveniles, rabinos, maestros, líderes (madrijim), etc.
No se trata de inculcar y adiestrar en una fe, sino de preservar lo que es propio, la herencia (que no la material, sino la multidimensional).
Es la familia la encargada de vivir las tradiciones, la de enseñar con el ejemplo, la de mantener vivo el relato y la vivencia, la de ir adaptándose a las necesidades del momento sin por ello perder su identidad, su vínculo con las otras familias que forman la Familia. Con la confianza en la base del sistema, porque las nuevas generaciones confían en las que les precedieron. No hay imposición obligada por parte de clérigos, ni conversiones forzadas, ni todo aquello que es propio de sectas y religiones.
Pero, ¿qué pasa si al cristianismo le falta Jesús?
Mira lo que dice su propia creencia: "Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, y vana es nuestra fe".
Ellos están obligados a tener fe, aunque sea en lo absurdo o precisamente por serlo.
Sin fe, se cae todo el andamiaje.
Todo.
Como el cristianismo es una religión, y no un pueblo, ni una nación, ni mucho menos una familia, al faltar su dios, su fundador, su corazón, todo el resto ya no tiene ningún sentido.
¿Entiendes cuál es la diferencia fundamental entre ser una familia y ser una religión?
¿Entiendes como el supuesto dardo venenoso que lanzan al querer destruir al judaísmo comparando sus creencias con las cristianas, no tiene ningún sentido?
Para mí está muy claro, pero quizás no lo sé expresar con suficiente solvencia para que sea comprendido por más personas (de entre aquellas que están en condiciones de hacerlo, por no estar cautivados sus intelectos por el EGO).
Si pudiéramos librar a las personas “creyentes” del secuestro mental en el cual se encuentran, rápidamente dejarían de lado todos los asuntos derivados de la fe.
Yo supongo que más pronto que tarde, reconocerían que su identidad espiritual es la noájica y vivirían a pleno el noajismo.
Ya no darían vueltas en torno a sus creencias perimidas, no se angustiarían porque en el pasado estuvieron confundidos y extraviados, ni temerían infiernos y castigos de dioses vengativos.
Serían plenos, felices, verdaderos constructores de Shalom.
Habría otros que quizás continuarían con el cristianismo pero como algo cultural, como aquello que han conocido de toda la vida y forma parte de sus costumbres centenarias. Serían cristianos sin fe, sin Jesús, sin repetir lemas e insistir en que es válido el argumento de su fe en sí mismo. Festejarían Navidad con la excusa de la noche de paz, noche de amor, encuentro familiar, comilonas, regalos, día sin trabajar. Festejarían “pascuas”, para tener días libres, o como tenemos en Uruguay “la Semana de Turismo” en lo que los cristianos llaman “Santa”. Se reunirían el domingo, que está genial como día para no trabajar y dedicar a cosas no frecuentes durante el resto de los días. Sabrían que el día sagrado es el sábado, Shabat para los judíos, pero usarían el domingo para estar con la familia, ir de picnic, ver una peli con los hijos, dormir la siesta, congregarse a estudiar asuntos de valor espiritual que son relevantes a los noájidas, infinidad de cosas que durante los cinco días laborales no es sencillo hacer.
Podrían ser más plenos, menos aterrorizados por fantasías nocivas, más amorosos del prójimo porque quieren serlo y no porque tienen miedo a castigos infernales. Podrían ir a trabajar como “misioneros” a regiones apartadas y complicadas, porque desean colaborar con el bienestar de otras personas, y no porque de esa forma capturan almas para su deidad o se compran un pedazo de cielo a cambio de sufrir aquí en la tierra. Serían mucho mejor noájidas, que es lo que corresponde que sean, aunque siguieran con costumbres que denominan cristianas.
Si quieres aprender más acerca del EGO: http://serjudio.com/category/exclusivo/cterapia
Si deseas ayuda para ir saliendo de la celdita mental, ¡no solo en cuestiones religiosas!: http://serjudio.com/nosotros/sesiones-online
Si quieres colaborar con nuestra sagrada tarea: http://serjudio.com/apoyo
Si quieres saber más acerca de noajismo: FULVIDA
(Gracias al Docto amigo, Jorge Romero Gil –drungario- por la lectura previa).