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Respeto interno por el otro

Amigo noájida, te brindo ahora un breve estudio que aprendemos de la porción de lectura semanal de Torá del pueblo judío.
Esta semana para los judíos corresponde la lectura de la porción llamada “Behar”, contiene numerosas enseñanzas provechosas para el noájida, de acuerdo a su propia identidad espiritual, acorde a sus cualidades sagradas. Sin usurpaciones, sin falsedades, sin pretensiones de ser lo que no se es.

Hemos hablado muchas veces acerca de la autoestima, de la esclavitud al EGO, de cuestiones de salud multidimensional porque creemos que es una piedra angular para la constitución armónica y equilibrada de la persona y de la sociedad.

Sabemos que la finalidad primaria de la Torá (la judía con sus 613 mandamientos para los judíos, la noájica con sus siete mandamientos para las naciones) NO es proveer de una fórmula para fortalecer nuestra percepción propia, nuestra auto-imagen; sino que la Torá procura en primer término que reconozcamos la autoridad del Eterno, para que de ese modo acatemos con mayor prestancia y solvencia Sus mandamientos.

Sin embargo, cuanto mayor es la autoestima saludable, con más perfección se cumple con los divinos Deseos.
Y en una espiral de crecimiento, cuanto más correcto es el cumplimiento de los preceptos, más crece la autoestima.

En esta sección encontramos varios temas que nos permiten ahondar en la materia, y hasta des-cubrir aspectos que podrían haber pasado desapercibidos.

Prestemos atención a esta prescripción, que parece, para nuestra vida actual, como si estuviera totalmente fuera de época y uso:

«Si tu hermano se empobrece estando contigo, y se vende a ti, tú no le harás servir como esclavo.»
(Vaikrá / Levítico 25:39)

En la lectura habitual del poco sagaz, nos quedaríamos con la idea que esta frase es propia de la antiquísima vida en el Medio Oriente, en donde aún eran sometidas las personas como esclavas a causa de deudas económicas. (Sabemos que todavía existen esclavos, se venden mujeres para prostitución, se roban niños para diferentes “usos”, etc.; lo sabemos).
Es que el mandamiento es bastante explícito al respecto, ¿no?

Sin embargo, el fondo del mandamiento es este:

no trates a tu prójimo como si su vida careciera de sentido, como si él fuera un accidente del Cosmos.
Reconoce en él a un hijo del Eterno, y ayúdale a desarrollar sus mejores potencialidades.

¿De dónde sabemos que éste sería el sentido esencial del mandamiento?
Para entenderlo, preguntémonos: ¿Por qué la Torá debía prohibir que al esclavo no lo hagamos trabajar en labores sin sentido ni utilidad real?
¿Acaso un esclavo no está al servicio de su amo?
¿Acaso el amo no puede mandarle a realizar cualquier actividad, por falta de sentido que sea?

Y la respuesta surge por sí misma: la Torá espera que nosotros podamos tener un respeto interno por la dignidad del prójimo, incluso por aquel que está en el escalafón económico/cultural más bajo de la sociedad, puesto que todos, desde el dignatario hasta el misérrimo esclavo, todos somos criaturas del Eterno, a Su imagen y semejanza creados.
Un ser humano, sin importar su estado social, mantiene vigente su chispa de divinidad, y por tanto, es su deber desplegar su espiritualidad, alimentar su plano espiritual como corresponde (noajismo para noájidas, judaísmo para judíos), para que de esa manera alcance su máximo nivel en Este Mundo, y en el Venidero.

Así pues, no tenemos la potestad de hacer que el otro (aquel que depende de nosotros) tenga una vida carente de sentido, ni de fomentarle su necedad.
Es nuestra obligación repudiar y rechazar todo tipo de idolatría, también aquella que hace de la vanidad y el sinsentido una manera de vida.
¿Cómo podemos vincular esto con la autoestima?
El que tiene una autoestima endeble generalmente tiende a desmerecer al prójimo, a destratarlo, a restarle valor y sentido a sus cosas.
No estamos hablando del que se opone a las ideas del otro, o a la conducta del otro,
no, estamos hablando de aquel que su intento está en rebajar al otro, quitarle valor como persona, desacreditarlo como hijo del Eterno.

No es casualidad que la idolatría de Jesús endilga a los judíos (y a todos los que con conciencia rechazan el mito estafador del redentor de la cruz) el ser «hijos del Diablo» y otras mentiras hediondas y pérfidas más.
Solamente alguien con muy poca altura en la escala de la autoestima, es capaz de acusar de tremenda falsedad a un conjunto de personas, que por lo general son dignas y correctas.
¿Por qué tratar de “endemoniados”, “malditos”, “herejes”, “infernales”, “estúpidos”, a aquellos que no quieren compartir su fe?
¿Qué negro pozo de EGO retiene y esclaviza a los que se consideran mejores por tener fe en un cuento, y en base a eso agreden, amenazan, presionan, guerrean, libran “yihads”, aterrorizan, conquistan, etc.?

Una persona que aprende (a pesar de sus sentimientos) a valorar y valorizar los aspectos positivos del otro, sean aquellos aspectos reales o solamente los potenciales, está aprendiendo también a valorarse a sí mismo.
Es decir, aquel que tiene la predilección de someter al prójimo, de tratarlo como a esclavo, de ningunearlo, en el fondo, es a sí mismo a quien desprecia.

¿Qué pasa con el idólatra que se rebela contra el Eterno y además ensucia la reputación de Israel (el estado o el pueblo)?
En realidad ocurre que su espíritu sufre tanto por no tener contacto directo con el Eterno, y les resulta tan dolorosa esa percepción, que no encuentran otro modo que proyectar su maldad y pecado en el otro, en los judíos. Así pues, los que dicen que los judíos son, por ejemplo, «hijos del Diablo», «quieren dominar al mundo», «mentirosos y diabólicos», etc.; en verdad es que ellos se sienten que son «hijos del Diablo», ellos quieren dominar al mundo, etc.
Un ejemplo típico: los nazis, borrado sea su nombre, acusaban y acusan a los judíos de querer dominar al mundo… pero… ¿no estaba en los planes nazis convertirse en el único imperio mundial?
¿¡De qué pues acusaban a los judíos!? ¿De sus propios pecados?
Es en esta línea que el profeta Isaías dijo: «Pero a él lo han angustiado nuestras transgresiones, nuestros pecados lo han afligido. El castigo que nos trajo paz fue sobre él, y en sus heridas fuimos nosotros sanados.» (Ieshaiá / Isaías 53:5).
Si tú te creías “progre”, de esos que solamente ven la maldad de Israel y alaban y protegen a la víctima pobrecita palestina, ¿no es hora que te hagas un enjuague mental y descubras la podredumbre interna que te está esclavizando?
Son tus angustias las que angustian a los inocentes.
Son tus maldades las que agreden y destruyen al mundo.
Es tu esclavitud a tu EGO lo que no te permite ser realmente progresista, y no meramente un payaso “progre”.

Pero el que es capaz de hallar sinceramente lo positivo, lo valioso, hasta en aquel que socialmente pareciera carecer de valor, sin dudas que es una persona que no se desvaloriza, ni se falta a sí mismo el respeto.
Recordemos que solamente aquel que respeta/honra al prójimo, es el que obtiene verdaderos respeto y honra.
Como enseña la obra “Capítulos Fundamentos” (Pirkei Avot 4:1)

¿Quién es sabio?
Aquel que encuentra algo que aprender de otra persona.

¿Quién es fuerte?
Aquel que domina sus pasiones.

¿Quién es rico?
Aquel que se contenta con lo que tiene.

¿Quién merece la honra?
Aquel que muestra honra por las criaturas de Dios.

Así pues, a la hora de hacer algo para aumentar en autoestima,
no dejemos de estimar (valorar) correctamente y positivamente al prójimo.

¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un excelente día, que pueda gozar a plenitud la bendición que está recibiendo de lo Alto!

Moré Yehuda Ribco

Relatos, anécdotas y enseñanzas

El maestro explicó a sus congregados: El necio argumenta: ‘¡Estos son mis bienes! ¡Ésta es mi familia! ¡Ésta mi propiedad!’
Y el necio no se da cuenta que ni siquiera él mismo se pertenece realmente…

Preguntas y datos para meditar y profundizar:

  • ¿Cómo se relaciona el relato con el comentario a la sección semanal que hemos brindado?
  • ¿Cuál es la manera de ser generoso realmente?
  • En ti y en mí
    «Mi siervo eres tú, oh Israel; en ti Me gloriaré.»
    (Ieshaiá / Isaías 49:3)

    • ¿Cómo puede ser que el Todopoderoso, que es glorioso en Sí mismo, expresa que Su gloria está en el pueblo judío?
    • ¿Qué cosas dice el Eterno que Lo glorifican?
  • El equilibrio
    «Solamente el amor domina al temor»
    (Zohar, Shemot 216a)

    • De acuerdo a esta enseñanza, ¿cómo podemos hacer para alcanzar mayor estabilidad en nuestra vida?
    • ¿Cuál es el mejor camino para vencer nuestros temores cotidianos?

Mi perfil en Facebook, ante los demás

Soy uruguayo.
Tenemos nuestro símbolos patrios, nuestros emblemas de identidad.
Objetos, colores, uniformes, casacas deportivas, héroes, himnos, historias, relatos, anécdotas, cánticos, lemas, regiones, banderas, etc.
Uruguay es La Cumparsita, Gardel, Diego Forlán, la Celeste, la bandera bicolor, Artigas, Batlle, el mate y termo con bizcochos, la rambla de Montevideo, el asado el 1º de Mayo, habernos creído la Suiza de América, la carne vacuna criada a campo abierto y extensivamente, el alfajor, Punta del Este, Rocha, Colonia del Sacramento, la final de Maracaná, Nacional y Peñarol-Peñarol y Nacional, la rivalidad con los porteños (habitantes de Buenos Aires), el palacio Salvo, ser un país laico pero que tiene por feriados no laborables festividades cristianas, creernos los campeones de América y del Mundo, creernos los más cultos de las Américas, creernos libres de racismos y prejuicios, creernos el ombligo del mundo pero con más humildad que los argentinos, eso es Uruguay y algunas cosas más.

Si voy por el mundo, supongo que tengo a mano mi pasaporte “Oriental”, que es así como se llama a los uruguayos.
Mi cédula de identidad. Mi credencial cívica, aunque no la vaya a usar en el extranjero. Mis recuerdos, mis amores, mis afectos, mis apegos.
Mi idioma, con sus modismos, giros lingüísticos, entonaciones, deformaciones, porque hablamos “uruguayo”, que es un derivado del español, muy parecido al “argentino”, pero que no es lo mismo. Aquí decimos “tá”, “bó”, “botija”, “bichicome”, “el cante”, lo entiendas o no.
(Tal como tú tienes todo esto, tal cual, pero de tu propia identidad).

Si estoy en Madrid o Caracas y veo la bandera de franjas azul punzó sobre fondo blanco, con el sonriente sol dorado a su lado superior, me siento identificado y curioso por saber de qué se trata.
Si juega la Celeste, hinchamos por ella, aunque no tengamos mucha gloria verdadera en los últimos años, lustros o décadas.
Si me hablan de la rambla y estoy en Acapulco, la comparo y la extraño.

Soy uruguayo, y me resulta ingrato que me confundan por mi acento o modos de hablar con un porteño.
Es que somos un pequeño país, una nación que entra en un barrio de Sao Paulo o Ciudad de México, pero orgullosos de nosotros, aunque con conflictos de enano entre gigantes, un gran complejo de inferioridad poco trabajado en terapia.

Está claro hasta aquí mi breve retrato, aunque quizás no tienes mucha idea de qué se trata “rambla”, “mate”, “bó” o “Rocha”.
Te percatas de que tengo una identidad y cosas que la refieren.

¿Qué dirías de mí, o de cualquier uruguayo, que se presentara ante los demás con cosas tales como:
el obelisco de Buenos Aires, el Cristo Redentor carioca, la Torre Eiffel, la Casa Blanca gringa, la efigie de Nelson Mandela, el escudo de Gran Bretaña, la camiseta de la selección de Italia, el sauerkraut (chucrut) alemán, el shawarma mediterráneo, saludando como un sensei de artes marciales oriental, hablando con una mezcla de palabras inglesas-latinas-japonesas, y sin nada que me hiciera dar a conocer como perteneciente a la nación uruguaya?

Probablemente estarías de acuerdo con que no estoy muy orgulloso de mi uruguayismo o uruguayidad, o que soy un ignorante, o me repele mi identidad, o que me atrae lo ajeno más que mi propio tesoro.
Probablemente verías deplorable que tuviera tan poco afecto por mí mismo, por lo mío, por lo de mi acervo, por mi cultura, por mi pasado, por mi presente.

Quizás peor si ni siquiera fuera tan cosmopolita, sino que me concentrara en una sola presencia extranjera: presentara la bandera tana como propia, hablara en una mezcolanza italo-hispana, comiera pasta y pizza a diario, hablara de «la mia mamma», festejara los goles de la azzurra, soñara con el pasado imperial de los césares, coleccionara objetos de la cohortes imperiales,  llamara a mi hija «Milanessa», y a mi hijo «Udinese», anhelara mis vacaciones pasarlas en la isla de Capri, bebiera vino de la Toscana, mencionara los códigos de la Famiglia, y diera la impresión poderosa de ser un italiano más… aunque con incongruencias, faltas de conocimiento y otros datos que para el ojo entendido demostraría mi falsa identidad itálica.

Entonces, ¿qué me dirías de los “noájidas” que se presentan en Facebook, por ejemplo, con imágenes de estrellas de David, con palabras en hebreo (a veces pésimamente escritas), con lemas judíos, con citas judaicas, con saludos hebreos, con permanentes referencias a asuntos internos de Israel, con aspiraciones judaicas, con sentimiento nacional sabra (israelí), pero escasamente si tienen algún modo de representar su verdadera identidad, su misión, su esencia noájica?
¿Qué me dices de todos esos buenos gentiles que se andan presentando aquí y allá de forma tal que uno no sabe si el otro es judío natural con algún padre de origen gentil, judío legal que se convertido formalmente al judaísmo, gentil que usurpa la identidad judía tales como los “mesiánicos”, gentil confundido espiritualmente, o un noajUda?
Veo a diario noájidas que no pronuncian ni una idea gentil, pero abundan en disparar palabras en supuesto hebreo, citar a rabinos, mencionar obras judías, resumir noticias de diarios de Israel, comentar acerca de la política israelí, rezar con “tejilim”, saludar con “chalon”, poner estrellas de David como perfil, entre otras cosas muy poco noájidas y muy “demasiado” judaicas»?

Si tienes orgullo de ser quien eres, si te amas, si re respetas, si te conoces, si te cuidas, si respetas el derecho y propiedad del otro, si respetas a Dios, entonces aprenderás acerca de tu propio tesoro, lo cuidarás, te presentarás como noájida, con tus propios símbolos, en tu idioma, con tus frases, con tus formas que te corresponden.

¿O no?

No…

Idolatría = Falsedad = Inmoralidad = Muerte

Amigo noájida, te presento ahora un estudio basado en la porción de lectura de Torá semanal para los judíos, de la sección denominada “Behar”.
Está en la Torá judía, pero tiene invaluable importancia para el noájida, para alimentar su espíritu de manera apropiada.
Que te sea de provecho y bendición.

En la Torá, Dios habla a los judíos y les establece con irrevocable claridad:

«No os haréis ídolos, ni imágenes, ni os levantaréis piedras rituales, ni pondréis en vuestra tierra piedras esculpidas para postraros ante ellas; porque Yo soy el Eterno, vuestro Elokim.»
(Vaikrá / Levítico 26:1)

El Eterno en Su Torá expresa, una y otra vez, un rotundo NO a la idolatría.
Un NO inmenso a cualquier objeto, acto, palabra o pensamiento que esté dirigido hacia el elogio, apoyo o reconocimiento de la idolatría.

Nosotros podríamos dar motivos y razones para esta terminante negación, sin embargo, Dios ha sido muy claro: «NO a la idolatría, porque Yo soy Dios«.
Sin peros, sin mediatintas, sin filosofías, sin excusas, ni atajos o mitos.
NO es NO, porque Dios es Dios.
Por lo tanto, aceptar la idolatría, aunque sea en un 0,0001% es negar a Dios.

Pero, ¿qué es la idolatría?
Te daré ahora una breve caracterización, pero te pido que investigues a profundidad en SERJUDIO.COM y FULVIDA.com, pues encontrarás mucha más información.

Idolatría es aceptar como deidad a seres u objetos (ej.: maestros, imágenes, astros, fenómenos climáticos, ángeles, profetas, etc.).
También es idolatría querer plasmar a Dios en una forma que no es acorde con lo que la Torá ha trasmitido (ej. de idolatría: Dios como hombre de carne y hueso, Dios como uno de varios dioses, Dios mortal, Dios que miente o yerra, Dios que repudia la Torá o sus preceptos, Dios que le da lo mismo si un noájida vive como noájida o como judío, etc.).

Como puedes comprender, va más allá de adorar estatuas o arrodillarse delante de íconos, que es lo que en principio surge como idea de idolatría.
La idolatría es una forma de activismo (voluntario o no) en contra de la soberanía del Eterno sobre Su creación (sea que se arrodille la persona ante una imagen o no).
Por ello, es frecuente ver a ignorantes “evangélicos” mofarse de católicos y llamarlos “idólatras”, porque sus hermanos en la fe en un falso dios adoran o veneran estatuas y todo tipo de intermediarios y estampitas. Sin embargo, ¿acaso la fe en un pobre desgraciado, un brujo descarriado, un mito imposible, la fe en el colgado, es mejor?
Todo ello es idolatría, más o menos ritualizada, más o menos investida de colorido pagano, pero no deja de ser despreciable a ojos de Dios.

¿Y qué decir de aquellos que endiosan a rabinos, maestros, líderes, gurúes, iluminados?
¿O los que sabiendo la realidad de la doble senda hacia Dios, noajismo para noájidas y judaísmo para judíos, igualmente pretenden usurpar la senda del otro y vivir una vida de mascaradas?

Aquel que adora cualquier cosa (o ser) como deidad, en lugar o además de Dios, está indicando que Dios no es EL Dios de la Revelación en Sinaí, pues Dios ha afirmado categóricamente «Yo soy Uno, no hay otro aparte de Mí«:

«Así ha dicho el Eterno, Rey de Israel, y su Redentor, el Eterno de los Ejércitos: ‘Yo soy el primero y Yo soy el último, y fuera de Mí no hay Elokim»
(Ieshaiá / Isaías 44:6)

Decir algo diferente, como por ejemplo que un ser humano es un dios (o parte de Dios), o que «Dios se hizo hombre», o el sol, o una estatua, o lo que sea es un dios (o parte de Dios), es lisa y llanamente afirmar que Dios es mentiroso y que lo que Él ha dicho es falso. (Porque Él declaró que es Uno y Único, pero resulta que si hay otros; entonces Dios estaría mintiendo).
Si esto fuera así, si el Creador, el Dios que se reveló en Sinaí delante de todo el pueblo de Israel fuera mentiroso, entonces, ¿en qué podríamos confiar?
Nada tendría sentido, no habría orden, ni justicia, ni misericordia, ni verdad. Cada cual sería el amo absoluto de sus acciones y nadie tendría derecho a reclamar justicia o misericordia.
El universo sería un caos dispuesto para que al más astuto o perverso o fuerte se aproveche y triunfe.
¡A esto lleva la idolatría!

Por esta razón cuando estudias historia te encuentras que allí donde hubo idolatría, también hubo inmoralidad. Haz un breve repaso de tus lecciones escolares, piensa por ejemplo en Roma y la depravación de todo tipo que llenaba cada resquicio de su poderosa cultura.
Ahora piensa en los descendientes del imperio romano, en aquellos que mantienen sus raíces idolátricas vivas pero las ocultan debajo del disfraz de «monoteísmo» (como los falsos-judíos mesiánicos, por ejemplo, entre otros que profesan similares doctrinas pero con nombres diferentes).
Piensa en ellos y sus actos, públicos o privados, y no te sorprenderás al encontrar corrupción (sexual, comercial, familiar, gubernamental, etc.) en todos los planos que componen sus instituciones.
Para peor, no contentos con vivir en una constante estafa, se consideran santos y fieles a Dios, cuando en verdad están en activa oposición al Padre y en franca rebeldía contra lo que es bueno.
Muchos incautos siguen a los líderes de la perdición, pues no han aprendido en sus hogares los buenos principios que nutren el espíritu y quitan el error de la vida.
Muchos, la mayoría, están en pos de la idolatría «honestamente», sin ánimo de rebelión, sin deseos perversos por contradecir al Padre, sin deseo de vivir en corrupción.
Pero, por no esforzarse por estudiar de los verdaderos maestros y aceptar sus palabras, se convierten en ciegas ovejas que van a la perdición detrás de sus pastores, de los maestros de la mentira, que son lobos feroces y rapaces disfrazados como «buenos pastores». Por no acatar las correcciones que los verdaderos maestros les brindan, muchos se transforman en cómplices de los lobos feroces. Entonces se aferran con tesón a su error, se vuelven fanáticos de su idolatría disfrazada de piedad, se hacen acérrimos enemigos de los «defensores de la Torá» y fanáticos promotores de la estafa en la que viven. Se ciegan activamente a reconocer cualquier falsedad en su «religión» y presionan, maldicen, excomulgan, eliminan a aquellos que han despertado a la Luz y se han dado cuenta de la verdad. Son ovejas guerreras detrás de sus líderes insensibles y despiadados, y no saben (o no quieren saber) que con esa forma de vida descarriada están ganando perdición en Este Mundo y en el Venidero.
Destilan rencor, difunden mentiras, actúan desagradecidamente, confunden, reprochan, juran en falso… en fin… van copiando el escabroso modelo que sus líderes de la perdición les van inculcando…
Sus vidas se llenan de oscuridad y de temor a la Luz, y viven angustiados con estrechez de ánimo y mental.
La corrupción ha triunfado nuevamente pues se ha infiltrado por la puerta abierta por la idolatría1

Lo contrario también es cierto, que la idolatría entre a la vida por la puerta abierta por la corrupción.
De esta manera se puede entender el siguiente pasaje:

«Caín se enfureció mucho, y decayó su semblante.
Entonces el Eterno dijo a Caín: -¿Por qué te has enfurecido? ¿Por qué ha decaído tu semblante?
Si te enmiendas, ¿no serás enaltecido? Pero si no te enmiendas, yacerá el pecado a la puerta. Y hacia ti será su deseo. Pero, tú lo puedes dominar.
»
(Bereshit / Génesis 4:5-7)

Es que son partes gemelas, como siameses pegados grotescamente, la idolatría y la corrupción en todos los órdenes de la vida.
Todo ese vicio multidimensional arraigado al EGO entronizado como dios y señor de la persona.

Recuerda, Dios dijo NO a la idolatría.
Y NO es NO.

Muchas buenas personas están esclavizadas por la idolatría.
Sin dudas que actúan con bien hacia el prójimo y tienen conductas dignas de elogio.
Pero esto NO ES GRACIAS a la idolatría que profesan, ¡SINO A PESAR DE ELLA!
Si estuvieran libres de las doctrinas «religiosas» que son de perdición, tendrían muchísima más fuerza y bendición las buenas obras que ejecutan.
Por otra parte, al estar en el mismo bando de los que destruyen en el nombre de la idolatría, con sus buenas obras  están acarreando confusión y dando ánimos a los perversos para que se mantengan en sus perversiones.
Es un tema largo, que con la ayuda del Eterno desarrollaremos en otro momento.
Pero lo que debe quedar claro ahora es lo siguiente: si profesas alguna religión (por tanto no eres judío ni eres noájida, que son los fieles a los preceptos que Dios te ha dado), aunque estés actuando bien, tu espíritu está marchito. Y no es justo que padezcas de espíritu mustio. La cura a esta enfermedad espiritual está en tus manos: rompe los lazos que te atan a la religión, y si eres gentil vive fielmente de acuerdo a los preceptos para los noájidas, y si eres judío, ve y aprende Torá y vive según los preceptos que en ella se dictan.

Cuando le cierras cualquier rendija a la idolatría, preservas tu vida del mal.

Te resumo lo que hemos visto hasta ahora:

Idolatría = Falsedad = Inmoralidad = Muerte

Al saber esta fórmula puedes comprender el mensaje que el inspirado salmista nos da en este pasaje:

«No alaban al Eterno los muertos, ni cuantos descienden al silencio.»
(Tehilim / Salmos 115:17)

Los «muertos» son los que NO alaban al Eterno.
Los idólatras alaban a falsas deidades y por eso no alaban al Eterno (y lo insultan), por tanto están como muertos espiritualmente.
¿Quieres estar muerto en vida?
Deja de alabar al Eterno, entonces tu corazón seguirá palpitando, seguirás en el mundo, pero tu espíritu estará marchito.

Se alaba al Eterno de palabra y especialmente con actos (que NO son aplausos, levantar las manos, ademanes, etc.). Los actos de alabanza son llevar a cabo de los mandamientos que Él te ha dado para cumplir.
Esa es la mejor de las alabanzas, tal como se nos ha enseñado:

«¿Se complace tanto el Eterno en los holocaustos y en los sacrificios como en que la palabra del Eterno sea obedecida? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención es mejor que el sebo de los carneros.»
(1 Shemuel / I Samuel 15:22)

¿Cómo atenta contra Dios la adhesión a cualquier falso dios?
Realmente, Dios no es afectado en nada, tanto si creemos en Él como si no. A Él no le añade ni quita si actuamos movidos por ganas irracionales o falsas doctrinas en lugar de ser fieles a Él.
Debe estar bien claro esto: si pecamos o erramos no estamos dañando en lo más mínimo a Dios, ni restándoLe poder. Si actuamos correctamente, si cumplimos con los mandamientos tampoco le estamos dando nada.
Todo lo que Él nos ordenó es para nuestro beneficio, sea el personal o el colectivo.

Te resumo entonces:

Dios => Verdad => Justicia y Misericordia => Vida

En conclusión.
El idolatra es culpable de engaño, pues se adhiere a lo falso aunque dice que predica lo verdadero.
Está del lado de los que destruyen el mundo, aunque sinceramente crea que está haciendo el bien.
En palabras del Eterno a través del profeta:

«Por tanto, así ha dicho el Señor Elokim, porque habéis hablado insignificancia y habéis visto mentira; por eso, he aquí Yo estoy contra vosotros, dice el Señor Elokim. Mi mano estará contra los profetas que ven insignificancia y adivinan mentira…»
(Iejezkel / Ezequiel 13:8-9)

Para triunfar sobre la idolatría, sobre el mal, ¿qué debes hacer?
Presta atención:

«Solamente el amor domina al temor»
(Zohar, Shemot 216a)

Ama la corrección, ama la Torá (que quiere decir «instrucción» sagrada), aquella que te corresponde por derecho, seas noájida o judío.
Dedícate con empeño a cumplir con aquellos mandamientos que están a tu alcance y te corresponden de acuerdo a tu identidad espiritual, se siervo del Eterno y no un opositor.
Presta atención a los verdaderos maestros judíos, que te traen palabras de Torá (Escrita u Oral) que es apropiada y legal para ti, y que no recurren a artificios ni a efectos escénicos para trasmitir su claro mensaje.
Comparte con tus hermanos noájidas, estén más avanzados o rezagados en su experiencia noájica, para que entre todos nos fortalezcamos y purifiquemos de las vilezas propias del EGO.
Atiende a los maestros que con sencillez y directamente te orientan por las Sendas de la Vida.
Apártate de los que buscan hacerte sentir culpa por todo, reniega de las doctrinas que son como trajes hechos a medida de sus difusores.
Apártate del mal y haz el bien:

«Escoge la vida para que vivas, tú y tus descendientes, amando al Eterno tu Elokim, escuchando Su voz y siéndoLe fiel. Porque Él es tu vida y la prolongación de tus días»
(Devarim / Deuteronomio 30:19-20)

Este mensaje de fidelidad al Eterno lo vivió con intensidad Avraham hace alrededor de 3800.
Sus descendientes, los judíos, aprendieron a desechar la idolatría definitivamente hace alrededor de 2500 años.
Desde entonces tanto ellos (los judíos) como los noájidas (gentiles conscientes de su identidad y activos para cumplir con los Siete Mandamientos) cometemos errores, como humanos que somos, pero tenemos conciencia clara para no volver a caer en el infecto pozo de la idolatría nuevamente.
Sin embargo, muchos hermanos judíos, tal como la inmensa mayoría de los hermanos gentiles, están naciendo y creciendo sin una verdadera educación judía/noájida (según corresponda), por tanto aunque su espíritu puro se mantiene inquebrantable con el Eterno, están en riesgo de ser contaminados por las bajezas que esta sociedad ofrece con facilidad: religiones, sectas, mesianismos, pornografía, infidelidad, desprecio por la vida, engaños, etc.
Es nuestro deber fortalecernos en nuestro conocimiento de la verdad espiritual y en el cumplimiento de los preceptos que nos corresponden por orden de Dios, para de esa manera no solamente vivir, sino posibilitar que el hermano, el prójimo tenga algún punto de referencia estable que lo lleve al reencuentro con su verdadera identidad.
De manera tal de hacer verdad este pasaje de la sección de Torá de la próxima semana, llamada Bejukotai:

«Si andáis según Mis estatutos y guardáis Mis mandamientos, poniéndolos por obra,… Yo pondré Mi morada entre vosotros, y Mi alma no os abominará. Andaré entre vosotros y seré vuestro Elokim, y vosotros seréis Mi pueblo.»
(Vaikrá / Levítico 26:3-12)

¡Te deseo a ti y los tuyos que pasen un día excelente, en donde gocen a pleno la plenitud de la bendición que reciben de gratis a diario!
¡Cuídense y gocen de lo permitido para qué sepamos construir shalom!

Moré Yehuda Ribco

Del EGO y del SER

Una sección de nuestro cerebro es denominada por algunos teóricos como “cerebro de reptil o reptiliano”, que sería su porción más primitiva y encargada de asegurar los procesos instintivos básicos de subsistencia.
Esta
raíz primaria opera en conductas toscas de lucha o de huida.
Es un “camino rápido” para relacionarse con el mundo, que no pasa por el filtro del pensamiento racional, pues éste suele ser sensiblemente más lento y por tanto inoperante en determinadas condiciones de riesgo o necesidad.
No usa palabras, no las registra; no emplea metáforas ni pensamiento racional, sino que se maneja con reacciones instintivas ante hechos (reales o sentidos).
Es un sistema de alerta y reacción veloz. Por ejemplo si andamos por la calle y sentimos un bocinazo y saltamos a la vereda, reaccionó nuestro complejo reptiliano; si de pronto vemos las muecas en el rostro de alguien desfigurado por el terror, nos ponemos en estado de alerta para reaccionar en defensa o huida; etc.

Es éste el cerebro que aloja al EGO y recibe los primero “recuerdos” e “impresiones” del recién nacido.
(En realidad, no son recuerdos que podamos compartir con palabras, ni siquiera con imágenes, son sensaciones difusas pero que pueden ser extremadamente intensas. Es ese arrebato de furia enceguecedora, esa cólera incomprensible, esa angustia innominada, ese terror pavoroso, esa sensación profunda y perturbadora que te secuestra y no tienes noción de lo que estás haciendo.)
Allí se instala el profundo y espantoso sentido de impotencia original, producto del nacimiento de la persona.
Desde allí se nutren pesadillas y angustias, miedos y dudas, agresiones y religiones, todas las maldades conocidas y por conocer.
Allí, en donde quedo grabado a fuego el sentimiento inconcebible de la impotencia llevada al extremo y del EGO que apareció como un “salvador” milagroso.

Esto tiene que quedar bien en claro para ti.
Entre otras cosas te estoy enseñando que la terapia psicológica de “palabras”, no alcanza siquiera a rozar el núcleo de tus pesares. Que el reconocer tus errores del pasado y declararlos, no quita el motivo que te llevó a cometerlos. Que estás a merced de las imposturas del EGO mientras no tengas conciencia de su verdadera naturaleza y modos de funcionamiento. Que el razonamiento es una poderosa herramienta pero impotente en el reino en el cual reside el EGO. Que ninguna mística barata o superstición tiene real poder sobre tu vida, pero tú puedes conferirle credibilidad y hacer que tenga efectos positivos o negativos.
Estas son algunas de las implicaciones de la enseñanza del día de hoy.

¿Qué es el EGO?
Es nuestra primer línea de defensa ante el terrible sentimiento de impotencia inicial, que ocurre al momento del nacimiento.
En aquella oportunidad es nuestra tabla de salvación, un aliado, un sistema rudimentario pero efectivo que nos ha provisto el Creador para sobrellevar el impacto espantoso de la impotencia que sobreviene al nacer.
Es un mecanismo para la supervivencia en las condiciones extremas de impotencia que caracteriza al nacimiento.
Cuenta con herramientas activas (llanto, gritos y pataleos) y una pasiva (evadir la realidad, en un primer momento por medio del dormir).
Con las herramientas activas se procura llamar la atención para recibir el cuidado y nutrición de los cuales depende la supervivencia. De no obtenerse respuesta se pasa al modo pasivo, en donde se bloquea el sufrimiento que ataca desde dentro pero especialmente desde fuera.
Sin dudas que a pesar de su carácter rudimentario es eficiente y absolutamente indispensable para la especie humana.
El problema radica en que su accionar se prolonga más allá de los tiempos y circunstancias para los que fue creado.
Va tomado dominancia en el control (y formación) de la personalidad.
Cuando las experiencias y la maduración neuronal van permitiendo otros modos de acción y reacción, igualmente el EGO sigue prendido al mando de las conductas, impidiendo un desarrollo saludable y altruista de la persona.
Para no perder dominio se boicotea a la persona, se la hace pasar por momentos de impotencia, se la reduce a estados de indefensión que pudieran haber sido evitados, se la culpabiliza, para mostrase luego el EGO como el “salvador”, el “dios” que está siempre al rescate y dispuesto al sacrificio para dar vida al hombre.
Pero no solo con amenazas y torturas manda el EGO, también con promesas y esperanzas, con deleites y anhelos cumplidos en secreto.
La lujuria, el vicio, la codicia, el orgullo, la avaricia, el libertinaje son ramales del EGO, que vienen a acariciar el sentir de la persona, a rodearlo de caricias infames, para que no se libere y no sea amo de su propia existencia.
Es un juego macabro, realmente enfermo, que nos somete a todo tipo de vejámenes y situaciones tormentosas, a las cuales parecemos acceder voluntariamente, o a veces como si estuviéramos signados por un destino perverso.
En los hechos, somos nosotros mismos, ese EGO que es parte de nosotros, los que nos tiene esclavizados, enfermos, enjaulados en celditas mentales de las cuales pareciéramos temerosos de salir para vivir con apertura, libertad, responsabilidad, compromiso, gozo.

Retomando la línea evolutiva individual, cuando el bebe va creciendo y adquiriendo experiencias a la par que madurez neuronal, va sintiendo que está en competencia feroz por recibir lo que necesita: atención, cuidado, alimento, afecto, etc.
En parte es el instinto de supervivencia, en parte el EGO desde su trono reptiliano, pero el niño hará y deshará con tal de seguir siendo el centro del universo, real o fantasiosamente.
El EGO moverá a conductas en toda la gama posible con tal de no perder el poder sobre los otros, ni dejará de ejercer trucos y manipulación para no perder siquiera un palmo de su dominación.
Es que se siente como una verdad indudable que si se comparte, si se cede, si se negocia, se está en peligro de morir, o peor aún, de retornar al estado inicial de sufrimiento espantoso del nacimiento.

Sobre esta realidad interna es que los padres y maestros deben ir educando en valores altruistas.
Tarea para nada sencilla.
Entre los eslabones que dificultan este aprendizaje se encuentra también el profundo rechazo de los adultos por el compartir, por el actuar en verdad con bondad y justicia, pues por lo general las personas no han corrido al EGO del mando de sus vidas. También padres y educadores están sometidos a la esclavitud del EGO.
Tal vez matizados por obligaciones sociales, disfrazados con las máscaras de moralidad pública, sujetos a reglas comunes que deben ser obedecidas so pena de castigo, pero allí en el fondo no para de susurrar sus palabras venenosas el EGO.

El EGO encierra detrás de cáscaras oscuras a la esencia espiritual pura y en permanente nexo con Dios.
No permite que los niveles conscientes de la persona adviertan esa conexión sagrada, que no se perciba la Luz del Alma.
Las cáscaras del EGO están allí para hacer sentir desconexión, desamparo, soledad, inexistencia de Dios, vacío existencial, podredumbre interna, culpa intensa por cualquier motivo. La persona que no está consciente de su nexo sagrado constante se hunde en la desesperanza, en la rutina asesina, en la falta de creencia en Dios, en la impotencia total. Es fácil para el EGO esclavizar a una persona así abatida.
Por supuesto que el EGO se presentará como el que viene a rescatar y no como el causante del malestar.
Así pues el Yo Esencial parece “otro”, “ajeno”, alejado de toda conexión con la persona, siendo en verdad que la persona ha sido secuestrada de su verdadera identidad e impuesta a llevar una vida teatralizada a cargo del EGO.

Si bien puede presentarse al EGO como reinando sobre la dimensión material, debemos reconocer que al presentarse el EGO en función de “redentor” o “divinidad”, es común que la persona se someta a ilusiones de espiritualidad, a rituales de corte religioso, a todo tipo de supersticiones y ceremoniales de apariencia sacra, sin estar realmente en conexión con Dios o la esencia pura espiritual de cada ser.
Esas religiones, todas ellas, son manifestaciones del EGO. (Recordemos: judaísmo y noajismo NO SON religiones.)
La religión, cualquiera, es adoración del EGO, al cual se exterioriza como una o varias divinidades; aunque en la nueva onda de religiosidad light no faltan los que hablan del “dios interno”, o de que cada uno es un dios.
EGO y solamente EGO.
La idolatría es la adoración al EGO figurado externamente al individuo.

Así pues, el EGO impone cáscaras que bloquean a la persona la conciencia de su propia esencia espiritual cristalina.
Al mismo tiempo va elaborando máscaras que se van adosando al ser, que lo van haciendo representar roles y papeles, como en una obra de teatro mal guionada.
La personalidad se construye con esas máscaras, a las que llamamos Yo Vivido, que están adosadas al Yo Auténtico y no le permiten expresarse en todo su real potencial y alcance.

Nuestro Yo Auténtico está limitado en parte por su componente material (el cuerpo) y en parte por las máscaras del EGO.
Somos prisioneros de nosotros mismos.
Cuando en verdad nuestro Yo Esencial está encadenado al infinito, es un nodo en la red espiritual que no conoce limitaciones temporales-espaciales.
Siendo casi ángeles, debemos conformarnos con una vida de pordioseros, menos aún que animales.

Esa neshamá pura está buscando constantemente comunicarse con nosotros, es nuestra vocecita de la conciencia que quiere contactarse con nuestro ser consciente.
En el medio se interpone el EGO con sus aullidos, amenazas, reproches, promesas, maldiciones, zalamerías, humillaciones, caricias, fantasías…
El EGO requiere silenciar la voz tenue de la esencia espiritual, pues si estuviéramos en armonía multidimensional, si el espíritu estuviera en plena comunicación con el resto de nuestros planos del ser, el EGO perdería todo poder y realidad.

Por tanto, el EGO guerrea con todos sus recursos, que son bastante limitados pero bien aceitados y ejercitados.
Se nos hace creer que el EGO es un demonio, Satanás, un ángel caído, un dios poderoso, un dios de este mundo, el materialismo, tales o cuales grupos de poder.
Pero el EGO es un mero mecanismo primitivo de supervivencia, muy bueno en su momento, inoperante y terrible fuera de su contexto.
Su poder es aquel que le toleramos y regalamos con nuestra falta de conciencia y decisión de ser libres.
Es un impotente que te hace sufrir de impotencia, es un cáncer, es un suicida pues con tal de no perder el dominio es capaz de enfermarte, de llevarte a la muerte, de sumergirte en cualquier miseria o locura.
No puede dejarte que seas quien puedes llegar a ser, porque de hacerlo él no tendrá razón de ser, se perderá en las sombras del olvido reptiliano.

Si pudiéramos hacer el “clic” para apagar el EGO y prender la Luz de nuestro Yo Esencial, estaríamos cumpliendo una de las misiones principales en nuestra vida.
Estaríamos en realidad sirviendo a Dios, siendo leales a Él, desarrollando todo nuestro potencial; en lugar de servir al EGO, ser esclavos del EGO, impidiendo con artimañas nuestro desarrollo integral.

Nuestro trabajo, como almas en este viaje mortal, es cambiar la sede de nuestra identidad del ego al Sí mismo. Eso es todo.

Una forma de terapia es dejar de luchar, abandonar la ilusión de control, perderse en la impotencia para de esa forma quitar el yugo del EGO con sus falsas salvaciones y sanidades.
Fluir sin pelear.
No entrar en controversias, no debatir, no dudar, no argumentar, no dar excusas, no justificarse, no hablar.
Dejarse llevar por la corriente de sensaciones, admitir la impotencia, observarla, no juzgarla.
Sumergirse en la propia debilidad, en la propia ignorancia, en la propia limitación humana.
No ir a la guerra contra el EGO, pero tampoco servirlo.
Bajar los brazos, cerrar los ojos, dejar de percibir el mundo, acallar las voces interna, no seguir pensamiento alguno, no desear nada, solamente estar y dejarse llevar.
Allí encontraremos el canal, la brecha, el hilo sagrado hacia nuestra esencia espiritual.

En vez de descubrir nuestros temores hechos realidad, experimentamos la exaltación perfecta del abrazo del amado.
Es el encuentro con nuestro ser, con nuestra esencia, con Dios.

Los antiguos cabalistas, y pocos de los modernos, encuentran en el verdadero rezo un ámbito para sumergirse en experiencia de intensidad espiritual.
El rezo deja de ser un ritual reiterado, palabras repetidas, peticiones, alabanzas, ruegos, agradecimientos, juegos del EGO para ser el encuentro que debiera ser. Hitbodedut, aislarse del entorno pero también del mundo interior falsificado por el EGO. Experimentar el encuentro con el sí mismo y a través de éste con Dios.

Es un trance momentáneo, un éxtasis que se desvanece con rapidez.
El EGO difícilmente deja de actuar en tanto la persona está con vida.
El ejercicio de la dominación desde el pozo más profundo del cerebro no es posible de evitar de manera permanente, al menos para la absoluta mayoría de las personas.

Debes comprender que si la persona halla ese instante de elevación y encuentro, difícilmente vuelva a ser siervo del EGO. No dependerá de ritualismos, no se someterá a supersticiones, no hará de Dios un ídolo, no adorará líderes, no se aferrará a sus máscaras, no pretenderá ser lo que no es, no precisará de drogas u otras formas de dependencia psico-emocional. Será una persona cada vez más libre, más plena, más feliz, más solidaria, más contenta con su porción, más sociable.
No te dejes confundir por disfraces de santidad, otras formas externas del EGO. No te dejes seducir por maestros, “rabinos”, gurúes que con ropajes y actitudes “místicas”, te confunden con filosofías y palabras, te prometen santidades imposibles. Son manifestaciones externas del EGO.

Otra terapia se encuentra en actuar con bondad y justicia, con ánimo altruista.
El altruismo es la contraposición del egoísmo.
Cuanto más se dedica la persona a hacer actos de bien hacia el prójimo, con generosidad desinteresada, menos poder le entregamos al EGO, por tanto más libres estamos siendo.
Por supuesto que el EGO no tolera tales acciones, por tanto deberás hacerlo yendo en contra de tus ideas, de tus sentimientos, de tus creencias, puesto que todas ellas están dominadas y conquistadas por el EGO.

Existen otras técnicas, pero no es ocasión de mencionarlas.

Hasta aquí estas anotaciones que quería compartir contigo.
Espero que te sean de bendición y provecho, para que seas consciente de la bendición constante que recibes desde lo Alto y la disfrutes a pleno.

Para abrazar el gozo

En el seno judaico esta semana corresponde la lectura de la porción de Torá denominada «Emor».
Veamos las enseñanzas acordes a la espiritualidad noájica que podemos compartir hoy.

«Emor» es en hebreo y lo podemos traducir como «di», «habla». En buena medida acerca del «habla» tratará este encuentro, que espero sea de mucha bendición para ti y los tuyos. Dentro de las temáticas de nuestra parashá se mencionan las festividades, las fechas especialmente consagradas para la reunión del pueblo judío. Entre ellas está Sucot, de la cual ha dicho el Eterno:

«os regocijaréis delante del Eterno vuestro Elokim durante siete días» (Vaikrá / Levítico 23:40)

Quizás pasa desapercibido en el trajín diario, en medio de los problemas y dificultades de cada jornada; pero estamos en el mundo para aprender a gozar de lo permitido, y no para llevar una vida de miserias y amarguras. Como el inspirado salmista describiera en su canto:

«Bienaventurado todo aquel que teme al Eterno y anda en Sus caminos: Cuando comas del trabajo de tus manos, serás feliz, y te irá bien.» (Tehilim / Salmos 128:1-2)

Porque debemos a prender a gozar sanamente, es que se nos ha ordenado regocijarnos y estar alegres1. Sea que estemos solos, pero mejor si podemos compartir con familia, y mucho mejor en comunidad. Pero, siempre delante del Eterno, es decir, con un corazón limpio, con regocijo sincero que nace en el buen proceder y no de la burla o la ventaja artera:

«Regocíjate en tu fiesta, tú con tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el levita, el forastero, el huérfano y la viuda que estén en tus ciudades. Siete días celebrarás la fiesta al Eterno tu Elokim en el lugar que el Eterno haya escogido. Porque el Eterno tu Elokim te habrá bendecido en todos tus frutos y en toda la obra de tus manos, y estarás muy alegre.» (Devarim / Deuteronomio 16:14-15)2

Ya lo sabes, tenemos la oportunidad en esta festividad para entrenarnos en esta difícil empresa de gozar auténticamente. Pero, un verdadero entrenamiento no se realiza una vez por año; ni tampoco una semana al año. Un entrenamiento efectivo ha de ser constante, o cuando menos muy frecuente. Para esto, cada semana al caer el sol del viernes para dar comienzo al Shabbat (cuya esencia, sentido y reglas son para los judíos exclusivamente, pero vale aquí como ejemplo para los noájidas), es tiempo de gozo y de aprender a deleitarse de lo que es trascendente y eterno, tal como a través del profeta ha sido declarado:

«Si apartas tu pie por respeto al shabbat, para no hacer tu capricho en Mi día santo; si al shabbat llamas delicia, consagrado al Eterno y glorioso; y si lo honras, no haciendo según tus propios caminos ni buscando tu propia conveniencia ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en el Eterno. Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer de la heredad de tu padre Iaacov [Jacob]. Porque la boca del Eterno ha hablado.» (Ieshaiá / Isaías 58:13-14)

Tenemos momentos para el gozo y para el entrenamiento, aunque la meta es servir constantemente con buen ánimo al Eterno, tal como está dicho:

«Por no haber servido al Eterno tu Elokim con alegría y gozo de corazón por la abundancia de todo, servirás a tus enemigos que el Eterno enviará contra ti, en medio del hambre, de la sed, de la desnudez y de la falta de todas las cosas.» (Devarim / Deuteronomio 28:47-48)

¿Lo comprendes? Nos sobrevienen terribles calamidades3 cuando no servimos al Eterno con alegría y gozo, porque no somos capaces de reconocer cuán ricos somos con lo que Él nos ha dado. En palabras de la Mishná:

«¿Quién es rico? Quien se alegra en su porción.» (Avot 4:1)

Es decir, si de mala gana vives, si con pesar actúas, el resultado al final será dolor. Pero si entiendes que cuando has comido solamente una cantidad similar a una aceituna o un huevo, ya has gozado de los bienes de Este Mundo, entonces te librarás de afanes innecesarios y dolores completamente evitables. Agradecerás de todo corazón por lo materialmente poco o mucho que te ha tocado, y serás feliz, sin angustias ni pesares. Porque confías en la Sabiduría, Justicia y Bondad del Eterno, no temes ni te perturbas detrás de la avaricia. Porque confías, entonces gozas:

«Porque Yo sé los planes que tengo acerca de vosotros, dice el Eterno, planes de bienestar y no de mal, para daros porvenir y esperanza. Entonces Me invocaréis. Vendréis y oraréis a Mí, y Yo os escucharé. Me buscaréis y Me hallaréis, porque Me buscaréis con todo vuestro corazón.» (Irmiá / Jeremías 29:11-13)

Cuando verazmente confías en el Eterno, el buen ánimo no se aparta de ti, ni siquiera en los momentos de pesada prueba. Tenlo presente. Pero además de la confianza depositada en el Eterno, puedes hacer tu parte para ir añadiendo gozo a tus días. Te daré tres breves consejos que te permitirán ir escalando en esta manera de vivir plena de gratitud, libre de presiones (aunque no de justos esfuerzos), resplandeciente de regocijo:

  1. Aprende a hablar positivamente.
  2. Aprende a encontrar el valor positivo de las personas, objetos, situaciones.
  3. Aprende a esforzarte, pero no a presionarte.

¿Qué es hablar positivamente? Es comunicarse auténticamente, a la par que encontrando gestos, tonos, palabras y sentidos positivos. Sin faltar a la sinceridad, se debe tratar de expresar las ideas sin usar formas negativas del lenguaje. Te daré un simple ejemplo, que espero puedas derivar de él la gran enseñanza que deseo trasmitirte. Recién acabo de escribir, y tú has leído: «tratar de expresar las ideas sin usar formas negativas del lenguaje», está un par de líneas atrás. ¿Cómo podríamos enunciar positivamente un concepto similar? Pues, diciendo: «trata de expresar las ideas de forma que uses lenguaje positivo». Te daré otro ejemplo. El joven estudiante anuncia: «No entiendo nada, soy un inepto, el estudio no es para mí«. Ésta es una manifestación de incorrecta autoestima, y de falta de confianza en su capacidad de superación. Bien podría decir algo parecido, pero positivamente: «Me cuesta entender este tema en particular en esta materia, reconozco que es una dificultad puntual, y haré mi mejor esfuerzo para vencer los obstáculos que se me presentan«. ¿Cuál es la diferencia fundamental entre ambas frases? Descúbrelas y aplícalas en tu vida, verás los beneficios de hacerlo.

Te daré una breve lista de ejemplos, espero que te sea de provecho y adquieras el buen hábito de hablar positivamente:

Negativo (de lo cual es mejor que te abstengas) Positivo (que debieras emplear)
Eres tonto, nunca entiendes nada Quizás no fui claro al expresarme, permíteme que lo explique nuevamente
Me siento horrible
He tenido mejores días
Muero de cansancio Me haría bien un descanso
No me esperen, llegaré tarde Trataré de estar en hora, bli neder
Lo odio No llegamos aún a congeniar
Perdí El éxito me fue esquivo esta vez
Me engañaste Siento que lo que obtuve no es lo que había entendido que recibiría de tu parte
Temo fracasar El éxito es el 50% de mis probabilidades

Como ves, en el hablar positivo no se miente, ni se engaña, ni se esquiva el asunto urticante, solamente que se emplea un talante positivo, una expresión que apunta al encuentro, al crecimiento, a la esperanza, en lugar de caer en el abatimiento o la insolencia.

Hablar positivamente lleva casi siempre a pensar positivamente, y con ambas se encuentra que uno está conduciéndose de manera proactiva. Hablar de esta manera es unir el jesed con el iesod, la misericordia con el fundamento que vincula lo emocional con lo material, por tanto, es abrir los canales para el bienestar. Es bonita la enseñanza que el Maharal daba acerca de la lengua. Él solía decir que la lengua es el único órgano que puede estar tanto dentro como fuera. Y esto es así pues la lengua expresa, hace público, lo que está dentro. Si expresamos nuestros conceptos positivamente, nos retroalimentamos de positividad. Pero, si de nuestras bocas emergen palabras necias, falsas, negativas, pedantes, en fin negativas, entonces demostramos qué hay en nuestro interior, al tiempo que nos mantenemos enroscados en un círculo vicioso. Recordemos un precepto que se enuncia en la parashá pasada:

«No maldecirás al sordo» (Vaikrá / Levítico 19:14)

Sabemos que está prohibido maldecir, por tanto, ¿no resulta redundante este mandamiento? Pero además, ¿en qué le afecta al sordo si lo insultamos, si ni siquiera se entera de esto? La respuesta es: porque cuando maldecimos no solamente perjudicamos al insultado, sino a nosotros mismos. Cuando ofendemos de palabra a un sordo, o de cualquier manera al ausente, en los hechos podemos decir que no lo estamos perjudicando en nada (a no ser que alguien nos oiga y se afecte negativamente), pero siempre nos estamos auto-dañando. Por esto, la shmirat halashón, el cuidado de la lengua, es una conducta esencial. Y el cuidado comienza emitiendo positividad y no elementos de negatividad. Ahora, ten presente que en ocasiones debes ser firme en tu expresión de «noes». No debes permitir que te maltraten, directa o indirectamente. No debes promover la idolatría, especialmente no debes tolerar la basura para el alma que se disfraza de piedad y que para colmo le gusta hacerse pasar por «judaísmo mesiánico», «crecimiento integral» u otras formas aberrantes de confundir y estafar la buena fe. No debes consentir el mal. Entre otros «noes» ineludibles que deben ser sostenidos con firmeza y sin tolerancia alguna. Recuerda que el que es piadoso con el mal, termina perjudicando al bondadoso. Recuerda que al que está dispuesto a hacerte un daño, o a dañar a un inocente, no debes tenerle ninguna lástima ni darle ni siquiera una chance pequeña para que ejecute su maldad, tal como la Torá ordena:

«Tu ojo no le tendrá lástima.» (Devarim / Deuteronomio 25:12)

Pero, a veces también debes ser severo, actuar en cierta manera como «negativo», por ejemplo cuando reprendes a un hijo por una conducta desagradable, o echas a un empleado, etc. En estos casos, debes ser claro y severo, pero nunca usar la humillación, las ofensas, la bajeza. En todo momento debes recordar que el otro, a ese que le dirás algo que no quiere oír, es tu prójimo y que has de ser amable con él. ¿Qué es encontrar el valor positivo de las personas, objetos, situaciones? Es recordar que hay sombras porque necesariamente hay luz que las produce. El temeroso, el poco entendido, el que no ha aprendido a valorar, se queda prisionero de las sombras, sin ver más allá de ellas. Pero, aquel que aprendido a valorar lo positivo, no queda inmóvil y expectante por las sombras, sino que sale al encuentro con la luz. En palabras del inspirado y sabio salmista:

«Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo.» (Tehilim / Salmos 23:4)

El salmista sabe que existen momentos de oscuridad existencial, pero también sabe que hay una Luz que siempre se halla encendida, y que es posible encontrarla a pesar de todo. Por esto, nosotros captamos que el salmista sabe valorar lo positivo. Entiéndelo bien: él sabe que están las sombras, pero no se queda en ellas, sino que razona que detrás de ellas siempre se encuentra la luz. El que busca lo positivo, no niega el dolor, ni vive en fantasías de perenne bienestar ilusorio, pero tampoco se hunde en la desesperación o el abandono de toda lucha por elevarse. Sino que tiene los pies bien plantados en tierra, en la realidad, sin sobresaltos ni decepciones, al tiempo que su cabeza y espíritu están en las alturas, en demandan de la clave de su gozo verdadero. Una persona así, reconoce trampolines para subir allí donde otros solamente encuentran pozos en los cuales tropezar y deslizarse al vacío. Él «siete veces cae y se levanta» (Mishlei / Proverbios 24:16), porque sabe que vale la pena ponerse de pie y seguir avanzando. Porque aunque muchas veces muerda el polvo de la derrota, sabe que todo es para bien. Encontrar lo positivo, incluso cuando pareciera difícil que lo hubiera, es vivir desde la perspectiva del jesed, la misericordia. Alguien que tiene un ojo misericordioso, encuentra sentido, y la siente concreta y palpable a esta afirmación:

«Bueno es el Eterno para con todos, y Su misericordia está en todas Sus obras.» (Tehilim / Salmos 145:9)

¿Qué es esforzarse, pero no presionarse? Cuando actúas con responsabilidad, pues te haces cargo de que haces el mejor esfuerzo para completar tu tarea, pero que no depende de ti el resultado final. En palabras de los Sabios:

«No te corresponde a ti terminar la obra, mas no eres libre de eximirte de ella.» (Avot 2:16)

Cuando te sobre-exiges, cuando te presionas más allá de lo razonable, estás conspirando para nunca alcanzar el éxito, sino para permanecer en la derrota o para hundirte más en el dolor. El proverbista en su notable sabiduría nos lo ofrece con las siguientes palabras:

«Corrige a tu hijo mientras haya esperanza, pero no se exceda tu alma para destruirlo.» (Mishlei / Proverbios 19:18)

¿Entiendes la idea? Ni siquiera cuando estamos corrigiendo podemos exigir más allá de los límites saludables, sino solamente lo que es justo, bueno y correcto. Cuando presionamos al punto que quebramos el límite de lo saludable, entonces estamos destruyendo y no construyendo. Te doy un ejemplo. Imagina la siguiente situación. Un hombre que se ha dado cuenta de que su vida laica no es beneficiosa ni correcta, y se hace baal teshuvá. Pero es tal su exigencia para consigo mismo que no tolera ni la más mínima desviación de lo que él cree corresponde que se debe cumplir y hacerse. Su vida no está dedicada al verdadero crecimiento espiritual, orientada a la Luz de la Torá, sino que se transforma en una tortura constante, en una rebelión en contra de familia, amigos, colegas y conocidos; en un reproche insufrible sobre todo y todos; en un machacante sentimiento de inferioridad por no estar cumpliendo al 100% todo de todo de todo. ¡Llega al extremo de no bañarse para no quitarse la kipá ni el talit katán! Lo más probable es que no sea una persona emocionalmente equilibrada, pero, ¿acaso su exigencia fuera de toda mesura no es la que lo está llevando a esta situación lastimosa? Pregúntate: ¿en qué me parezco a este personaje? Y si en tu sobre-exigencia eres semejante a él, hazte esta otra pregunta: ¿qué intento ocultar con tanto afán de perfeccionamiento? Recuerda el tema con el que comenzamos este encuentro: el gozo y la alegría. Entre los momentos de mayor gozo, y que además nos entrenan para gozar a diario, mencionamos el Shabbat (que es exclusivo para los judíos, pero vale aquí como ejemplo para los noájidas) con su deleite espiritual que se trasunta a lo material. Una persona JUDÍA que cumple realmente con las normas del Shabbat aprende a que el mundo no se detiene si ella deja su tarea por un rato, y por tanto, tiene derecho a descansar, también a equivocarse, también a no ser perfecto. La idea debe ser: hacer lo mejor que puedas, pero aceptar que no eres todopoderoso, y que llegarás más pronto o más tarde a tu límite. Si te confiesas que tienes limitaciones y que éstas no te hacen ser peor persona, estás dando un gran paso hacia el éxito verdadero. En el polo opuesto está el que conozcas tus potenciales, tus capacidades, y que te hagas consciente para no permitir que los temores te inmovilicen en tu tarea de crecimiento. Por otra parte, recuerda esta enseñanza adicional: cuanto más presionas a una persona, menos contacto auténtico tienes con ella, y difícilmente alcanzaras la meta que te has propuesto en la relación mutua. A mayor presión, mayor resistencia y alejamiento. Recuérdalo. Esforzarse sin traspasar el límite de lo saludable, es resaltar la perspectiva de netzaj, la constancia que lleva al éxito. Ten presente por favor estos tres consejos4, que si los anudas firmemente a la plegaria sincera y al estudio cabal de la Torá (para los judíos y aquellas porciones permitidas para los gentiles), te permitirán desatar los lazos de la esclavitud emocional, para verte de pronto abrazado por el verdadero regocijo. En palabras del salmista:

«Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Eterno moraré por largos días.» (Tehilim / Salmos 23:6)

¡Te deseo a ti y los tuyos que pases un excelente día ¡Cuídense y gocen de lo permitido para qué sepamos construir shalom!

Notas: 1- Gozo y alegría NO debe considerarse como una sonrisa perpetua en el rostro, ni como aceptar injusticias y maldades con agrado, ni como reír sin comprender que hay tiempos para el llanto. El gozo y la alegría refieren a un estado del ánimo de tranquilidad interna y confianza en la Bondad del Todopoderoso. Peo si toca vivir un momento de amargura, se sufre, pero sin caer en la desesperación. Si toca el momento de la seriedad, así se lo experimenta, pero sin convertirlo en algo parsimonioso o plagado de dramatismo. La burla, la risa que nace en la gracia tonta, la sonrisa perenne del inconsciente o borracho no son sinónimos de gozo y regocijo, ni de alegría; sino muestras de la falta de éstas. (Ver Sefer Colbo 60).

2- Conviene analizar la Halajá que enuncia el Rambam en Hiljot iom Tov 6:17, en donde especifica qué debe entenderse concretamente por «la alegría» de la festividad.

3- En general son calamidades emocionales, personales. Familias destruidas, vidas vacías, comunidades hundidas en el odio o la confusión, sociedades corrompidas y decadentes, etc.

4- Te recomiendo la lectura y estudio de las obras del «Jafetz Jaim», R. Israel Meir HaCohen Kagan. Especialmente profundiza el «Shmirat Halashon».

Moré Yehuda Ribco

¿Por qué mentimos?

Una mentira lleva a otra.
Lleva al dolor.
A la agresión.
A la separatividad.
Al caos.
A una vida de ficción.
A relaciones ficticias.
A la desconfianza.

Una mentira activa, en donde se dice algo falso, o media verdad.
Una mentira pasiva, en donde se silencia algo que debiera ser dicho.

Una mentira con excusas de piedad.
Una mentira para protegerse de lo que se teme hará un agresor.
Una mentira para dañar.
Una mentira para evadir responsabilidad.
Una mentira para ser “cortés”.
Una mentira para no estar en discordia o no discutir.
Una mentira para obtener dominio, poder, dinero, preponderancia, fama.

Una mentira para los otros, o para ti mismo.
Una mentira para los demás que llegas a tú a creerla como verdadera.

Mentir para sentirse bien consigo mismo.
Mentir para hacer sentir bien a otros.
Mentir para seguir actuando mal.

Mentir para que te quieran, mentir para que no te dejen de querer.
Mentir porque no soportarías saber la verdad.
Mentir porque no se quiere sentir culpa por hacer sentir mal a otro.

La mentira es terrible, aunque se presenta como un método para huir y resguardarse de lo terrible.
¿Siempre?

¿Por qué mentimos?

Eres el amo del universo…

Hay gente que cree realmente, y vive como si fuera verdad que: “Cuando quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo.” (Paulo Coelho).

Te hablan de “El Secreto”, por el cual puedes obtener lo que deseas con fuerza.
Te hacen unos cálculos irrisoriamente científicos para demostrarte que la “Ley de Atracción” es verídica.
Te insisten que Dios quiere hacer magia para ti, solamente debes pedirlo con fuerza y acompañarlo por donaciones de dineros y valores para el “líder” (pastor, rabino, gurú, paes, cabalistero, etc.).
Te ordenan que levantes tu mano derecha y digas “amén”, con tu corazón concentrado en tu deseo, y como un rayo se cumplirá. Y si no se cumple, es que eres pecador, fallado, hipócrita, no tienes suficiente fe, no pediste lo que era bueno, tienes la culpa, etc…
Te aseguran a ciencia cierta de que Dios es tu sirviente y está para salir corriendo a cumplir tus deseos, como genio de la lámpara.
Te traen el cuento de personas que a través de la fe y rituales de “simpatías” atrajeron riqueza, prosperidad, sanación.

Sí, la gente ama ese poder, ese misterio, esa fantasía de ser súper poderoso, de ser el amo del universo, de no tener más que “pensar positivo” para que pasen cosas buenas.
Nos creemos más de lo que somos, porque nos sentimos realmente menos de lo que en verdad somos.

Tú, que te crees favorecido por el universo, que te sientes el predilecto del cosmos, que tienes el poder para que la creación se confabule a tus órdenes, tú que sientes que eres el centro del mundo.
Te muestro tu grandioso lugar en la orquesta de la creación.
Atiende, aunque dudo que te llegue a despertar siquiera un poco la conciencia que duerme en ti.

 

 

 

 

 

 

 

 

COMO TE CREES

 

 

 

 

 

 

 

TÚ en tu PAÍS

 

 

 

 

 

 

 

TÚ en la TIERRA

 

 

 

 

 

 

 

TÚ en el SISTEMA SOLAR

 

 

 

 

 

 

 

TÚ en la GALAXIA

 

 

 

 

 

 

 

TÚ en nuestra sección del UNIVERSO

 

 

 

 

 

 

 

TÚ en el UNIVERSO

 

 

 

 

 

 

 

Un baño de modestia, para quien tiene capacidad de usar su conciencia.

Al mismo tiempo, tienes un enorme poder, eres singular, eres valioso, tu aporte cambia drásticamente el curso del mundo… pero no por medio de magia, ensalmos, encantamientos, buenas ondas metafísicas, palabritas arameas-hebreas, una fe profunda… tienes un enorme poder que debes usar.
Aquí te enseñamos gratuitamente cómo hacerlo.

¡Qué pases un excelente día!

La “espiritualidad” popular

En el misticismo judío, a semejanza de misticismos en otras regiones, se denomina a este mundo como “Mundo de Mentiras” (Alma deShikra).
Un lugar de apariencias, de ilusiones, de imágenes que hablan más que mil palabras.
Un sitio en donde los susurros de la verdad son apabullados por el griterío ensordecedor de los engaños, voluntarios o involuntarios.

No importa “ser honesto”, sino “parecerlo”.
Lo que brilla, seguramente es vendido como oro.
El que se viste de “santo”, por supuesto que es un hombre divino.
La mona vestida de seda, es una señora dama de la alta sociedad.

Apariencias y más máscaras.
Las palabras que quieres oír en vez de las que precisas.
Las prédicas de los líderes religiosos que te emocionan (de una u otra forma), para moverte a hacer lo que a ellos les complace pero a ti te resulta tan “emocionante” (y supones que eso quiere decir “espiritual”).
Los corruptos en el poder, que juzgan y encarcelan y persiguen y extirpan a los que son de limpio corazón y puras manos.

Un mundo en donde tanto tienes tanto vales.
Si tienes “din” (dinero) tienes “dón” (eres tratado como todo un Señor).
Un mundo en donde un tipo que le pega con el pie a una pelota es millonario, ejemplo de multitudes, “ídolo” de los niños; pero el científico que rebusca las curas para las peores enfermedades se pudre en la miseria en un cuartucho de pobreza solitaria (a no ser que trabaje para una multinacional, que no quiere más que ganancias y dominio).

Un mundo falso, en el cual quien regala vida y virtud, porque enseña los caminos sagrados apropiados para cada identidad espiritual (noajismo para gentiles –y no otra cosa-, judaísmo para judíos), es marginado y avergonzado. Pero quien vende a muy caro precio mentiras llenas de palabritas altisonantes, rituales estrambóticos, religiosidad azucarada, promesas de todo tipo de bendición, perversión de las fuentes sagradas… ese es elogiado y arropado con todo tipo de riquezas y aplausos.

Sí amigo mío, estamos en el mundo de la mentira.
Cuenta el midrash (lecciones de los Sabios de la Santa Tradición) una bonita lección acerca del cerdo.
No sé si sabes que a los judíos (y solamente a ellos) Dios ha ordenado que sigan una dieta alimentaria particular, sagrada, estrictamente acorde a la espiritualidad judía. Se llama KASHRUT.
Se deben seguir varias reglas para cumplirla.
Una de ellas establece que de los animales terrestres solamente son aptas para el consumo las especies que tengan pezuña hendida y sean rumiantes.
Ambas condiciones son necesarias e indispensables.
La vaca, la oveja, la cabra son algunos de los pocos animales que entran dentro de estas especificaciones.
El cerdo, por su parte, sólo tiene una de las señales, ya que si ves su patita encontrarás que tiene la pezuña partida, igualita que la de las vacas.
Pero, el buen puerco no es rumiante, por tanto no es kasher –apto, permitido, para el consumo-.
El midrash viene y nos dice que notemos como el chancho se acuesta con sus patitas extendidas hacia adelante, de tal modo que queden a la vista sus pezuñas partidas, para que todos crean que es kasher. 
El cochino se ofrece públicamente como apto, como idóneo, como “bueno”, como enmarcado dentro de la ley.
Eso es lo que a la vista demuestra.
Pero la señal interna, esa que no es posible distinguir por simple apariencia, esa no la tiene.
Es un animal “impuro”, descalificado por sus cualidades internas, pero que sin embargo se nos vende abiertamente como si fuera uno de los “puros”.
Para peor, es uno que se regodea en la inmundicia, su casa es un chiquero, la porqueriza también le dice al hogar del puerco. Come cualquier desecho, se deleita con la podredumbre, se engorda con las sobras mugrientas de los demás. Ah, pero cuando se sube al púlpito a predicar está impecable, se viste como un “santo”, habla con un lenguaje de “ángeles”, te moviliza con sus palabras astutas y hábilmente seleccionadas, te hace creer que es un gran hombre desde sus paginitas de internet… ¡te comes al puerco pensando que es un pan sagrado!
Pero adentro, en su interior, su alma es “deshikra”, de mentira, de oscuridad, de EGO, de falsedad, de engaño.
Es manipulador por excelencia, astuto, un buen alumno del serpiente del Edén, quien te abraza calurosamente y te dice “Chalom Chaverim Aleichem”, pero que en el fondo solo ve en ti un bolso con dinero para sacar, una fuente de diezmos y contribuciones que engorden su propia cuenta bancaria. Te usa y abusa de ti. Te engaña, de paso se acuesta con tu mujer, pero siempre te muestra esa sonrisa amplia, esa ropa fina, ese saludo cordial, esas palabras dulzonas… el predicador (con el título ministerial que use) ese al que tanto alabas y tanto defiendes.

¡Qué gran lección!
Andemos con cuidado, no debemos juzgar por las apariencias, sino que es nuestra obligación recabar datos, analizar hechos por hechos para descubrir realidades.

¡Pero alto!
¿Y por casa, cómo andamos?

¿Quién gobierna tu vida?
¿Tú o tu EGO?

Cuando piensas en Dios, ¿Estás pensando en:

  • la bendición que te dará,
  • en los dones que hará descender para ti,
  • en la riqueza que te lloverá,
  • en la prosperidad,
  • en la sanación,
  • en la salvación,
  • en el milagro que esperas,
  • en la promesa que le hiciste para que Él te diera algo a cambio?

¿En esas cosas piensas cuando piensas en Dios?
¿Haces el cálculo de cuánto diste de “caridad”, “tzedaká”, “se-da-acá”, “diezmos”, "aportaciones al Señor”, para ver cuánto te corresponde que Él te devuelva?

Vamos, te pido un minuto de sinceridad contigo mismo… ¿no lo hiciste?

¿Cuántos rezos o plegarias elevaste fervientemente para pedir o exigir que tal o cual asunto se resolviera de acuerdo a tu voluntad?
Está muy bien pedir al Padre Celestial, ¿pero es ese el motivo central y principal de comunicarte con Dios?

¿Cuántas veces te quejaste por lo que no tienes o sientes que te falta, y añadiste que no te parece justo que así sea puesto que tú eres “fiel”, “creyente”, “tienes fe”, “eres religioso”, “cumples tus mandamientos”? Vamos… ¿nunca pensaste que Dios te estaba siendo desleal por no darte lo que te mereces?

Te podría seguir haciendo preguntas simples y al punto, pero no quiero ponerte en situación incomoda, no quiero que salgas huyendo de este hogar y no vuelvas porque “te agredo” con estas preguntas.

Así que, lo dejo por aquí, me vuelvo al mundo de los engaños… allí nos estamos viendo…

Más allá de lo visible

Son varias las tareas que se deben desarrollar para adquirir control en la propia vida y dejar de estar bajo el gobierno primitivo y esclavista del EGO.

Para romper el primado del EGO, entre otras cosas, es aconsejable entrenar la mente para que encuentre todos los aspectos que pueda de cada situación.
Esto es, no dejarse llevar por primeras impresiones, corazonadas, sentimientos, prejuicios, deseos, pasiones, mandatos, opiniones ajenas, la fe, el hábito, la costumbre, la moda, ideas pasajeras, el mero sentido común… no dejarse llevar por nada de esto, ni tampoco dejarse arrastrar.
Sino que es bueno ejercitarse para hacer de la mente la herramienta de desarrollo, profundización y amplitud que puede llegar a ser.

Los pensamientos automáticos, esos que debiéramos evitar a toda costa, son armas del EGO, excusas, justificaciones, pretextos, para no despegarnos de las máscaras que hemos adoptado como personalidades. Son trampas al solitario que nos limitan y reducen a permanecer bajo el liderazgo opresivo de nuestro EGO.

Por supuesto que estos pensamientos tienen su real utilidad y provecho, tal como el EGO mismo los tiene.
Pero circunscriptos a las circunstancias de urgencia en las cuales no es dable ni oportuno detenerse a analizar y sopesar, sino que es prioritario reaccionar para sobrevivir o brindar a otros oportunidad de supervivencia.
También sería necesario el pensamiento primario cuando estamos en condiciones seguras y dispuestos al goce sensorial, que se vería interrumpido o bloqueado por el ejercicio esmerado de la racionalidad.
El resto del tiempo, el pensamiento debe ejercerse con autoridad, posibilitando la toma de decisiones mesuradas, equilibradas, que consideran las opciones con equidad.
(Notarás que el entrenarse en encontrar, medir y delimitar todas las opciones posibles no implica vivir en la duda permanente, en la parálisis del obsesivo, en la compulsiva inquietud e irresolución del timorato, que son otras de las manifestaciones de la esclavitud al EGO).

En el entrenamiento para tal meta, la de encontrar amplitud de opciones, es oportuno ir aprendiendo a vislumbrar los acontecimientos más allá de una simplona polarización (esto es malo, esto es bueno), para descubrir los aspectos oscuros allí donde parece que solamente hay claridad, y vislumbrar las luces en donde estamos llevados a ver solamente sombras.

Puede parecer un poco pesado, para uno mismo y para los demás, llevar a la práctica esto que te menciono ahora.
Pues te posicionarás en la otra vereda del resto de las personas (probablemente).
Serás quien señales las manchas allí en donde los otros aplauden la perfección.
Serás quien marque los errores allí en donde todos alaban la belleza.
Pero también serás quien alabe lo positivo en donde otros deploran la falta de algo bueno que destacar.
Serás quien provea de bloques para edificar Shalom, en lugar de echar por tierra los proyectos y obras de los demás.

No serás un quejicoso, ni un amargado crítico, ni alguien que no se contenta con nada, ni el aguafiestas permanente, nada de eso. Tampoco el alelado iluso que cree que todo es bueno y para bien, el que tiene esperanza en que el universo se confabulará para hacer tu voluntad cuando mucho deseas algo. Ni una cosa ni la otra, pues ambas posturas (el pesimista y el iluso optimista) no dejan de ser manifestaciones del EGO.

Serás quien no juzgará a los demás, pero quien tendrá en cuenta sus acciones, sus palabras, sus silencios, sus gestos, porque están allí expresando una “verdad”, son un mensaje a descifrar.
Serás quien vea al ser humano completo, en su compleja multidimensionalidad, y no solamente un esquivo investigador que tomas las partes que te conviene ver o que ocultas las que temes mostrar.

Habrá  personas que se ofenderán y creerán que no las apruebas, que las estás juzgando negativamente, que no las quieres, por el hecho que adviertes particularidades negativas de ellas.
No te dejes impresionar por esos ataques, por esas agresiones variadas que te lloverán, son cuestiones que deberás admitir y tomar en consideración, pero no justificar ni por ellas cambiar de parecer.

Es difícil para la persona (esclava del EGO) admitir sus errores, soportar que haya un pensador independiente por fuera que no baile al son de la música como todos los demás.
Es que el EGO debe presentarse como perfecto “salvador”, aquel que se pone en el lugar de un dios redentor, por lo que no admite que sean notadas y declaradas sus facetas oscuras.
El EGO te quiere envuelto en una sensación constante de impotencia, miedoso, fracasado, empobrecido de todos modos, pues es la forma que tiene para seguir jugando el rol del que te rescatará y dará vida.
Así que, no le sigas la corriente al EGO, ni al tuyo ni al del prójimo.
Asegúrate que tus acciones sean enmarcadas en el camino del constructor de Shalom, el de la bondad y la justicia, que no tendrás que temer ni de qué culparte.
Te  buscarán hacer tropezar, te maldecirán, hablarán mal de ti, te ensuciarán, te molestarán, te repudiarán, pero tú no caerás en esas jugarretas. Admitirás que ellos hacen eso, tendrás conciencia de lo que acontece, pero no le seguirás la corriente al EGO.

Pero, el mal no está allí fuera.
No caigamos en esa polaridad, que es la que debemos precavernos y no actuar.
Descubre tus propias trampas, tus manipulaciones, tus malversaciones de tiempo y energía, tus intentos para ocultar las tramoyas de tu EGO.
Al tenerlas presentes, al haberlas admitido en ti, al darte cuenta de cómo estás funcionando, dejarás de perder tiempo en jueguitos de escondite, tratando de ocultar lo que es mejor que esté revelado y elaborado para hacerlo desaparecer de verdad.
No es tapando la mugre bajo la bella alfombra como tendrás una casa limpia y ordenada. Sino barriendo la mugre, recogiéndola y extirpándola de tu dominio.

Aceptar tus luces y sombres es la manera de conocerte en verdad y por tanto de llevar una vida de plenitud.

Vamos, empieza ahora.
Aprende a ver opciones, a pensar más allá de las apariencias y de lo habitual, aprecia las luces y las sombras, ambas en su justa medida.

Estar al mando y no bajo el control del EGO te dará la ocasión de disfrutar de la plenitud de la bendición que constantemente te llueve de lo Alto.