Todo lo creado por el Eterno es bueno, siempre y cuando sea en su justa medida y en armonía.
Cada cosa que puedas pensar, hasta lo que supones negativo, tiene una faceta positiva.
Pero recuerda, en su medida y armonía.
Cuando la cantidad excede o padece del punto correcto, se producen distorsiones, más o menos graves que terminan siendo negativas.
Cuando el equilibrio entre los planos de existencia no se respetan, el desbalance perjudica el ser.
Tomemos el ejemplo que tomemos, esto se cumple con sorprendente regularidad.
Comer es bueno, los atracones de comida son pésimos.
El fuego nos calienta y cocina nuestros alimentos, además nos alumbra, pero fuera de su entorno y medida, es un incendio devorador.
El crecimiento celular es desarrollo y reproducción, pero fuera de control es una enfermedad.
El sexo es delicioso y bendito, dentro del matrimonio, con respeto y consideración; fuera es caos, dolor, detrimento de la persona.
La riqueza es una herramienta saludable, pero la avaricia desquiciada es un afán mortal.
La fuerza es imprescindible, la violencia es derrota.
Así podemos continuar pensando en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida, personal y colectiva.
Con la mirada correcta descubriremos este hermoso mundo que el Eterno nos ha dado, para disfrutar y para construir.
Donde todo tiene su correspondiente lugar y momento.
Disfruta de lo permitido y apártate de lo prohibido.
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