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Resp. 1116–Pagar por ídolo perdido

carlosdelacruz nos consulta:

Estimado More Yehuda, le envío un saludo afectuoso. En mi negocio de organización de bodas, una empleada temporal perdió una imagen religiosa a su resguardo. Ahora, me exigen su reposición. No quiero pagar "una cosa como esa", pero también sé que debemos responder por cosas a nuestro resguardo. Si cedo finalmente, ¿Estaré incurriendo en una falta? Parece peor el hecho de estar pensando en "una cosa como esa". Sé que su tiempo es valioso, disculpe las molestias, saludos cordiales.
Carlos de la Cruz, 37, Banquetes, Cuernavaca, México, Noajida

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¿Así que tu hija no te hace caso?

El EGO se dispara ante el sentimiento de impotencia, sea real o imaginario.
Recurre entonces a sus herramientas: llanto, grito, golpes y/o desconexión de la realidad, cada uno con sus derivados.
Con sus maquinaciones y manipulaciones, con su violencia más o menos física y explícita, el EGO trata de atraer la atención para que alguien/algo solucione la sensación de impotencia.
De no conseguirlo, procede a desconectar a la persona de la realidad (aunque muchas veces esta desconexión ya está combinada con alguna de las otras reacciones del EGO).
Nos damos cuenta de que trata de controlar aquello que cree (o así es realmente) que no tiene poder para controlar.
Pongamos un ejemplo, uno entre millares posibles, que usaremos para clarificar la comprensión: la niña  no come, la mamá le dice que coma. La niña no come, la mamá con tono duro le ordena que coma. La niña no come, la mamá amenazando con castigos le exige que coma. La niña no come, la mamá acalorada y a grito pelado exige que coma. La niña no come, la mamá golpeando o lanzando mesa, utensilios, lo que sea que tenga a mano vocifera algo que debemos entender que es que la niña coma. La niña sigue sin comer, aunque tal vez llorisquea un poco o hace gestitos de dolor, entonces la madre abofetea a la niña y le inserta la cuchara en la boca y le mueve a manotazo limpio la mandíbula para que coma. La niña llora, se retuerce, mastica forzada, pero no traga, entonces la madre insultando se va del comedor y reclama al mundo por haber tenido una hija tan mala, tan $%%&$%&”@#@€~~€ y justifica todo lo que hizo y dice porque es por el bien de la niña, que si no se le muere desnutrida.

Es un caso real, uno entre millares posibles y con los que a diario nos enfrentamos, actuamos o padecemos.
Allí está el EGO, a las claras. El de la madre, por supuesto. Y el de la  hija también.
Es una lucha de poderes, o podercitos, para ver quien controla, y a la postre nadie controla o más bien todo es un descontrol.

El ejercicio del EGO no suele resolver positivamente nada, con ciertas excepciones que te mencionará unas líneas más abajo. Por el contrario, genera una reacción de fantasías de poderío, hasta alcanzar la ilusión de súper poderes; o por el contrario, hunde más aun a la persona en su estado o sensación de debilidad, ineptitud, ineficacia, inoperancia, fallas, fracasos.
¿Te parece que la madre del ejemplo tiene alguna autoridad, poder, o control sobre su hija? Por supuesto que tiene cierta fuerza, la que le da su complexión física y su posición social con respecto a la niña. ¿Pero tiene algún poder real, trascendente, válido? ¿Ganó la madre, la hija o todos perdieron?
El EGO por un rato puede obtener sucesos, pero a poco que se confronte con la realidad, decae todo su falso poder.

Sin embargo es bueno recordar que el EGO es necesario para toda persona, puesto que es el actor indicado en situaciones de extrema indefensión, cuando realmente la persona no tiene otros mecanismos para obtener auxilio.
Un ejemplo entre varios posibles: la marea te atrapó y te arrastra con fuerza e inexorablemente mar adentro. Ya no tienes energía ni capacidad para resistir más, sientes como decaes, como la orilla se aleja de ti rápidamente. Aunque en algún lugar de tu cerebro recuerdas que no es bueno en estos casos patalear desesperado, en este instante no piensas fríamente, te dejas llevar y alzas las manos, las mueves con locura, gritas con lo que te queda de aliento, pataleas como si en ello te fuera la vida (y es cierto). Tus movimientos y alaridos alertaron al guardavidas, quien con aplomo profesional se lanza al agua y en tu última bocanada de aire te rescata y lleva hasta la orilla.

Sí, allí actuó tu EGO tal y como debe ser, para lo que ha sido creado y por lo cual no podemos desprendernos de él.
Gracias a Dios nacemos con él, nos acompaña toda la vida y es el último en abandonarnos a la muerte.

La sabiduría no está en despreciarlo.
Tampoco en odiarlo.
Ni mucho menos en negar su presencia y existencia.
Allí está y tiene algo que aportar para que vivamos bien.

La sabiduría está en apreciar su labor y dejarlo fluir cuando no corresponde.
Admitirlo, aceptarlo, apreciarlo, pues es parte de nuestro ser en este mundo, una herramienta necesaria y provechosa, cuando no rompe los límites y ocupa roles que le quedan grandes.
No, no hay que proponerse luchar contra Él, tampoco querer controlarlo.
Lo mejor es saber que está ahí,
saber que nos hace mover como títeres (sin que esto implique que dejamos de ser responsables por nuestra conducta),
admitir que toma el control muchas veces,
pero no dejarle hacer lo que suele hacer.
Esfumar su poder, diluir su acción, que sea la voluntad guiada por el espíritu e intelecto la que controle aquello que realmente podemos controlar.

Me siento con ganas de estallar, de gritar, de insultar, de despreciar, de humillar, de golpear, de manipular, de ejercer algún tipo de violencia innecesaria y destructiva en sí misma… es lo que estoy sintiendo, ¿cómo voy a negarlo? ¡Allí está! Si lo niego, entonces me hundo en el oscuro sentimiento al que se le suma la energía que malgasto en reprimirlo o negarlo.
Si le doy rienda suelta, seguramente dañaré a otra persona, o a mí, o a algún objeto.
Entonces, admito lo que siento, también acepto que algo me ha hecho sentir impotente por lo cual se disparó automáticamente el EGO. Allí está, ¿para qué negarlo?
Respiro, me concentro en la respiración, contengo la palabra hiriente, bajo el tono de voz, no me permito actuar bajo el dominio circunstancial del EGO. Respiro y me enfoco en aspirar y expirar. Sigo con ojos internos el camino del aire por mi ser. Veo que el aire me recorre en cada célula, y por donde va atrapa “moléculas negativas” producidas por el EGO (es una metáfora), para expulsarlas con la exhalación. Veo mi interior que se limpia de la toxicidad del EGO. Mientras pasan esos segundos “mágicos” de concentración, el cerebro se activa en otras zonas, de mayor predominancia intelectual y menos instintiva. El EGO ya no podrá controlar mi conducta, ahora será otra faceta de mi persona la que se encargará de tratar con la situación que me hizo sentir impotente.
Como mi respuesta es menos violenta, menos rudimentaria, más elaborada, probablemente el otro no se sienta agredido y entonces la espiral ascendente de agresiones mutuas se vaya apagando.
O puede que el otro reaccione desde el EGO y quiera hacerme entrar en el jueguito turbio de EGOs en disputa. Lo admito, lo reconozco, lo acepto, no lo juzgo, simplemente lo dejo correr, que fluya… si respondo desde el EGO no soluciono nada, aunque quizás “venza” porque me quede con la última palabra o dé el puñetazo más fuerte.
Claro, si el otro trata de agredirme físicamente, no daré ninguna mejilla a su mala acción. Me defenderé con mis mejores armas, pero siempre procurando que no sea el EGO quien domine la situación.
Si el peligro es real, debo protegerme, es un mandato divino y moral.

Sé amable contigo así como con el prójimo.
No te exijas demasiado, no te propongas ser absolutamente ecuánime, paciente, falto de EGO. Eres persona y tienes derecho a llorar, a enojarte, a sentirte impotente, a equivocarte, a dejarte llevar, a tener emociones negativas. Tienes derecho a ello, pero NO a quebrar ninguna ley o mandamiento.
No permitas que el EGO se disfrace de santidad, de no-violencia, de pacifismo, de religiosidad extremista, de imposiciones carentes de razón. Porque el EGO te hará creer que tienes que sonreír siempre, pensar positivo siempre, no sentirte desanimado nunca, no errar jamás, juzgar duramente por los yerros, etc. Sí, el EGO se pone las ropas de un Superyó freudiano, con sus reglas imposibles, sus obtusas justificaciones, su fe ciega. Mucho cuidado de esto que puede ser mucho más peligroso que el EGO en su cara habitual.

Lo mejor es aléjate del mal y haz el bien.
Disfruta de lo permitido en tanto te apartas de lo prohibido.
No quieras controlar aquello que no puedes controlar.
No pretendas ser el mejor, el más destacado, el más perfecto, el intachable, el que nunca cae, mejor simplemente sé bueno y justo.
Aprende a pedir ayuda, incluso antes de que estés al límite de tus capacidades.
Construye shalom en cada momento, a través de actos de bondad y justicia.
Sintoniza tu Yo Vivido con tu Yo Esencial, sin imposiciones nefastas, sin venganzas, sin negaciones, sin apariencias.

¿Tienes algo para compartir ahora que leíste y comprendiste este texto que quise compartir contigo?
Por ejemplo, ¿te has visto en situaciones parecidas a la del ejemplo de la madre o del bañista?
¿Cómo crees que sería mejor que la madre actuara ante el no comer de su hija?
¿Padeces mucho a causa de tu EGO?
¿Eres demasiado exigente contigo?
¿O tal vez muy indulgente?
¿Y con los demás?
¿Ya te aburre que enseñemos acerca del EGO o sientes que cada vez aprendes algo que es útil, práctico y de bendición?

¡Que pases una jornada excelente!

Libres ¿De qué?

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La abolición de la esclavitud en los EEUU allá por los años de 1863-1865 fue más que un reconocimiento a los derechos fundamentales de cada individuo (en particular los de aquellos, que en esos días padecían el yugo de la opresión en forma de esclavitud) fue más que un reconocimiento a los derechos, una apertura de la conciencia fundamental que reside en cada uno de nosotros, para poder reconocerse a sí mismos (y a los otros) como seres humanos.

Sin embargo aquella libertad lograda en esos momentos, siguió siendo potencial y no dada, pues ya no había más cadenas que ataban a los individuos, ni más sometimiento por parte de los otros, pero con todo y esto, seguía existiendo el encarcelamiento mental, el condicionamiento emocional, la limitación en lo social y como resultado…. el aprisionamiento en lo espiritual, a final de cuentas esa “libertad” no era más que una apariencia, una ilusión más del ego para mantener sometida a la persona, si eran libres de las cadenas físicas que los mantenían atados y en un estado de limitación, pero aun existían otros factores que les impedían alcanzar la plenitud, la verdadera realización, su auténtica libertad.

Una libertad superflua no le provee de sentido a la existencia, es más un placebo, que un estatus de realización de la persona, Víctor Frankl un prisionero más de los campos de concentración nazis, en una de las peores miserias que ha podido experimentar el ser humano, logro entender esto, que la libertad autentica le provee al individuo un sentido de trascendencia, un verdadero significado para vivir, el, a través de la vinculación autentica (consigo mismo) y con el prójimo, logro alcanzar ese estatus, ese respiro, esa bocanada de aire, como cuando después de estar mucho tiempo bajo el agua, anhelamos alcanzar la superficie, una libertad que muy pocos llegan a saborear, aunque todos son capaces de alcanzarla, Víctor Frankl perfecciono dentro de ese terrible contexto de encarcelamiento, humillación y vejaciones, su famosa técnica llamada logoterapia, fue autor de diversos libros, además de muchos otros logros más, es paradójico que haya logrado detonar sus potenciales después de haber atravesado por esa terrible experiencia, más bien podríamos imaginar que resultaría fuertemente traumatizado, que de ahí en adelante seria tímido, introvertido, alejado del contacto con el “exterior” pero no fue así….. logro lo que pocos “libres” serían capaces de hacer, impacto su verdadero ser, logro un verdadero reencuentro consigo mismo, y de ese modo, el talento, la inteligencia, todos su potenciales pudieron salir a flote, emergieron para dotarle a él y los que le rodeaban un poco de su divinidad, un reencuentro consigo mismo.

Dice el Psicólogo Yehuda Ribco (2012) en uno de sus trabajos acerca la redención personal y la esclavitud a manos de las religiones:

Cuando has pecado, te has apartado de la senda que debes andar, esa es la definición de pecado.
Como muchos quizás sientes y crees que estás perdido para siempre.
Así también te lo han inculcado en tu hogar, en tu iglesia, en tu “sinagoga”, en infinidad de sitios que pregonan doctrinas religiosas en las cuales el hombre ES pecador y sin remedio, alguien destinado a la muerte eterna, al sufrimiento, al “infierno”.
Cuando te quieren manipular, que es en el 99% de los casos, te ofrecen falsas esperanzas, salidas milagrosas, maravillosos remedios para enfermedades que no tienes. Te venden, a precio carísimo, salvadores, redentores, sangres derramadas para purificarte, y te hacen sentir y creer que esa es la única manera de escapar del destino espantoso que te espera por ser pecador. Si no acatas, si no te sometes, si no te esclavizas, entonces estás condenado, solamente “tu padre” Satanás está aguardando por ti, para freírte en aceite hirviente y azufre en el infierno. Te desean las peores maldiciones, te auguran un futuro de pesadilla eterna. O acatas sus dogmas y te dejas abusar por los amos y reniegas de todo derecho a ser libre, o lo peor está preparado para ti. No hay otra solución, solamente infierno o sus dogmas.
Atención, esto es evidente cuando se trata del mito de Jesús, Yeshua, o el nombre que le quieran poner, en donde es textual esto mismo que te dicen. Te hablan del pecado original, de tu imposibilidad de ser salvo sin la sangre del cordero, de cómo su dios te odia y por ello te impone mandatos imposibles, para que tropieces y te vayas directo con tu padre el demonio. Es textual, así te amenazan y manipulan para que acates, te sometas, cierres los ojos, canceles el pensamiento y creas por fe ciega, o te vas al infierno, o te vas al infierno… o te hacen vivir el infierno con sus amenazas, presiones, agresiones, hostigamiento, desprecio, abandono, etc.
Pero, no solamente los seguidores del falso dios colgado actúan así. De todas las tiendas religiosas se levantan los “iluminados” que te atemorizan con castigos y sufrimiento, aquí o en la eternidad, si es que no avienes a ser manipulado por ellos. Cambiarán los nombres de los dioses, serán otras las propuestas doctrinales, pero al final es lo mismo: EGO. Manipulación, falsas creencias, soluciones mentirosas, hacerte vivenciar la impotencia para romper tu autoestima, esclavizarte, echarte culpas, fomentarte miedos, obligaciones estrafalarias, repetición de lemas, conductas absurdas que se convierten en reglamentarias, no comunicar, ser dócil ante el clérigo, llevarte a un estado de pobreza multidimensional desde la cual no tengas más respuesta que el abandonarte a sus exigencias.
Repito, desde todas las tiendas religiosas y sectarias se procede así, más o menos encubierto, con mayor delicadeza o brutalidad, pero allí en el fondo y en la finalidad encontramos siempre lo mismo. Mucho EGO, manipulación, distorsión de la realidad, desbalance, falta de Shalom (verdadero) aunque se repita mucho la palabra “shalom”, agresión, quejas, hacer sentir culpable, amenazas, promesas imposibles de verificar, esperanzas huecas… EGO… mucho EGO… (TESHUVÁ: la salvación mesiánica)

Vemos entonces que hay sometimiento aunque el mundo se crea “salvo”, aunque se diga que un hombre limpio al mundo de sus faltas, aunque se diga que con creer o tener fe arreglas todo, aunque se diga todo eso, aun así, el mundo, la sociedad, estamos truncados, vivimos coartados de una auténtica libertad, de una genuina realización (en todos los aspectos y no solo de manera parcial) vivimos sin poder desarrollar con soltura nuestra creatividad, nuestras emociones, nuestros vínculos con los demás, vivimos sin aprovechar nuestra capacidad intelectual y si también vivimos sin ser espirituales, aunque nos llenemos de religiones.

Bajo ese sometimiento, no puedes amar ni ser amado, tu realización en lo social es pobre, tu desarrollo intelectual es bajo, tus sentimientos no son ejercidos de manera saludable, en muchas ocasiones también el cuerpo es descuidado, y te podrás preguntar ¿pero la gente religiosa que yo conozco, no son así, ellos parecen ser felices? De hecho es cierto parecen felices, de a momento parecen serlo, pero solo es eso apariencias, porque si observas con detenimiento, entonces veras el desbalance, la falta de plenitud, si es gente que trabaja, tiene hijos, obligaciones, cuentas que pagar, compromisos sociales, hasta ¡una profesión!, pero ahí detrás de todo ello encuentras lo mismo, encarcelamiento mental, condicionamiento emocional, limitación en lo social, ¿O crees que aquellas personas por ser casadas en realidad tengan encuentros auténticos con su cónyuge? ¿O solo serán mero arrebatos emocionales que manan desde lo profundo de un ego desconsolado (por aquello de te quiero “para mi”)? Mas parece que es lo último, porque desconocemos el verdadero significado de lo que es amar, de aquella vinculación que es positiva para ambos y no solo un dulce melindroso para el ego, si aquellas personas están esclavizadas, condicionadas, aunque parezcan exitosas, en realidad viven sometidos, saboteados por sí mismos.

Es que ser libre, significa ser persona, cuando entendemos que persona es un conjunto de características únicas y diversas contenidas en algo que llamamos cuerpo humano, así entonces cuando procuramos por nuestra salud, física, emocional, intelectual, social y espiritual, es que podemos decir que gozamos de auténtica libertad, y esto no se logra de otro modo que reencontrándose consigo mismo a través del encuentro autentico con el prójimo, siempre mediante acciones de bondad y de justicia.

Cuando existe desarrollo multidimensional es que estamos en un ejercicio de auténtica libertad, pero si algún aspecto de nuestra persona no está siendo atendido como es correcto, entonces no somos tan libres como pensamos.

Comprender esto es dar un primer paso para nuestro viaje hacia la libertad, saberlo nos afianzara en ese camino de liberación y conocerlo (experimentarlo) finalmente nos hara caminar hacia ese rumbo.

Quiero hacer remembranza de unas palabras de un viejo discurso de mi padre.

Dice así: “la característica fundamental que distingue la humanidad de nuestros días, es el cambio. Este cambio exige una necesidad vital de comunicación, una comunicación amplia y permanente. Todos participamos como individuos y como colectividad en el quehacer social, para entender y transformar el presente, y para construir un futuro promisorio, futuro que será, el pasado de un hombre nuevo, y cuando hablamos del hombre, nos referimos a los adultos y a los niños, a las mujeres y a los varones, unos y otros deben comprender que el porvenir de sus hijos es uno solo y que su mejoramiento exige la unión de sus afanes y la comunión de sus ideales”

Finaliza diciendo: ”El hombre se libera por la educación y se redime por el trabajo”

La libertad autentica y genuina, no solo mana desde lo físico, desde la “libertad corporal” sino que es un ejercicio cabal de todas nuestras características que nos distinguen como seres humanos.

Somos individuos multipotenciales y como tales, si hacemos uso correcto y adecuado de todas esas características, entonces, y solo entonces, podemos decir que verdaderamente, somos hombres libres.

Referencias bibliográficas

Ribco, Y. (2012) TESHUVÁ: la salvación mesiánica. Obtenido desde http://fulvida.com/ajenos/misioneros/teshuv-la-salvacin-mesinica

El éxodo mental

El éxodo mental

Pésaj es una celebración netamente judía donde los judíos siguen una serie de mandamientos que les recuerdan la esclavitud en Egipto y su liberación. A través de las plagas enviadas a los egipcios Dios se mostró como desde hacía mucho tiempo no lo hiciera, es más, según dicen los sabios, no habrá tales muestras tan directas de la presencia de Dios sino hasta después de la llegada del Mashíaj, que todo en este mundo se mueve por la energía que Él da y que si no fuera por eso, el mundo no existiría tan siquiera una millonésima de segundo.

Pésaj es un tiempo para recordar para los noájidas, aunque no para celebrar a la manera judía, pero sí para recordar que ese milagro ocurrió para el beneficio de toda la humanidad, ya que toda la humanidad nos hemos visto beneficiados por el servicio de los judíos a Dios. En lo personal, este Pésaj fue muy especial para mí porque me di cuenta que la esclavitud mental ocurre de manera subconsciente y nos acomodamos a una zona de confort y ese confort disminuye el flujo de energía, al disminuir el flujo de energía es como una vena que se obstaculiza de colesterol, porque el flujo que transita es mucho menor en masa pero a mayor presión, por ende, nos volvemos más emocionales y obsesionados pues nos obcecamos por el flujo disminuido de energía y no gozamos de la salud a plenitud.

Una de las razones por las que no vivimos a plenitud es porque no dejamos fluir la energía, nos empozamos, nos estancamos con ideas y no dejamos que el agua fluya. Al reprimirse el flujo de la energía total o parcialmente, no le damos espacio al pensamiento para que vea las cosas por lo que son, cuando el pensamiento trata de hablarnos la mente y el corazón saltan y buscan interrumpir, quizás la buena amiga que te quiere como a un amigo sólo quiere eso y nada más, pero tu flujo restringido de energía no le permite al pensamiento ver las cosas claramente y entonces piensas que ella realmente te ama con amor de pareja y creas castillos mentales que no son ciertos.

O puede ser al revés, podría bien ser que tú solo la veas como una amiga y ella piense que tú estás enamorado de ella porque el resto del mundo lo está, pero el punto subyace, el flujo restringido de energía no les deja a ambos vivir a plenitud. El negocio no funciona no porque la idea no sea buena sino porque tú no le estás dedicando el tiempo necesario. A veces no es cantidad sino también calidad. Pero dejas que al energía negativa fluya en vez que la energía positiva impere. Puede ser que pases atendiendo clientes todo el día y no tomes ni siquiera veinte minutos de tu tiempo para sentarse a meditar.

El monarca se sentaba en el trono para meditar y para ponderar sobre los asuntos del reino y cada uno de nosotros debería de tomar veinte minutos al día y “asentarnos” en nuestra silla para permitirle al pensamiento hablar mientras la mente y el corazón callan. No se trata de meditar al estilo idólatra de negarse los placeres que este mundo tiene, pues este mundo está diseñado para gozar de lo permitido y apartarnos de lo prohibido pero sí es necesario callar la mente y el corazón para poder tener ideas claras.

Entonces Pésaj no sólo es un tiempo de recuerdo y de agradecimiento para el pueblo judío por la liberación de Mizraim (Egipto), sino también para que nosotros, los que hemos sido liberados de las cadenas de la idolatría y de la egolatría agradezcamos a Dios por permitirnos formar parte del grupo de personas que estamos libres y que tenemos un deber de liberar a los demás. Egipto implicaba restricciones, restricción a la libertad, restricción a la felicidad, restricción al flujo de energía, no es de extrañar que todo el que es esclavo está restringido, o sea, vive en un Egipto mental.

Entonces, los judíos recuerdan Pésaj por la liberación, porque se dio un Éxodo, es más, fue tal la premura con la que partieron que no les dio oportunidad de que el pan se levara, entonces comieron pan sin levadura, sin embargo, mientras los judíos pudieron liberarse de las cadenas esclavistas de Egipto, falta otro éxodo aún; el éxodo de todos aquéllos que viven sumidos en la idolatría hacia sí mismos o hacia objetos exteriores, pues muchos insensatos critican y ridiculizan a Israel por ser un pueblo de esclavos, Nietzche por ejemplo, pero no se dan cuenta que esos que critican a Israel lo hacen por la envidia de seguir siendo esclavos. No sé por qué Dios me habrá permitido vivir un Pésaj tan emocionante y revelador, por qué me escogió a mí, un mundano como cualquier otro, para poder ver y vivir lo que he vivido, pero creo que es justo y necesario dar testimonio de ello.

El faraón hizo mofa de Moshé cuando este realizaba los milagros y le decía que los egipcios no se impresionaban con esas cosas porque ellos eran expertos maestros en la magia  y, sin embargo, Dios realizó milagros que ningún hombre en la Tierra podría igualar. Hay irresponsables que toman las artes ocultas y desbalancean al mundo con la manipulación de los elementos en pos de satisfacer sus propios EGO’s y de paso manipulan a las personas, otros son simplemente payasos expertos en el arte de los espejos, pero lo cierto del caso es que la presencia de Dios sí sigue en la Tierra, lo puedo decir porque lo sentí, este Pésaj se dio mi éxodo mental y quedo más convencido aún que no sólo los judíos son el pueblo escogido de Dios sino que nosotros los noájidas tenemos y debemos seguir los Siete Mandamientos.

Dentro de esto está la necesidad de transmitir ese conocimiento, como bien dice un adagio por ahí, las generaciones más viejas transmiten el conocimiento y ayudan a las más jóvenes y ese conocimiento debe fluir tanto como debe fluir nuestra energía todos los días. No nos encasillemos usurpando identidades, no nos estanquemos recordando una y otra vez las cosas malas del pasado o las relaciones amorosas de ayer, tampoco nos obcequemos viviendo en el futuro y dejando el presente de lado, saquemos veinte minutos al día para que nuestro pensamiento nos hable y para que la mente y el corazón callen y aprendan del conocimiento que el pensamiento puede impartir.

Dios está presente en todo, lo que pasa es que nosotros no lo vemos, pero si comenzamos a bajar la velocidad y dejamos que nuestra energía fluya, esa opacidad que no nos permite verle poco a poco va a desaparecer cual vaho que se evapora después de abrir la ventana para que fluya el aire.

Yo por mi parte insto a las personas a que sigan adelante y que sigamos cada uno nuestra senda, unos como judíos y otros como noájidas de manera paralela, tendiéndonos la mano y avanzando juntos hacia la construcción de Shalom. Feliz Pésaj y ¡bendito sea Dios!

EGO, el pan de cada dia

Con el EGO lidiamos a cada rato, ¿y quién no?

¿Por qué no intentar “clasificar” qué merece especial atención y qué dejar fluir?

Personalmente, la respuesta que me he dado en los primeros casos, es decir, en lo que considero que del EGO merece ser atendido como prioridad,  es hacer algo bueno por alguien, hacer algo por y para otro, por ejemplo, decirle algo positivo, saludar, tener un gesto amable: un café, un favor; o ir más allá y hacer un préstamo de dinero, o mucho mejor una donación, etc, algo que implique desprendimiento. La idea NO es ignorar todo lo que es EGO, pero tampoco desatenderlo. Eso si, sin esperar ninguna reacción de la otra parte, ni amabilidad, ni gracias, ni una sonrisa, PERO si la hay, bien, si no, bien. El propósito es poner nuestro EGO en su lugar, ser nosotros quienes lo manejemos, y no al revés.

Y para los demás casos, para aquellas cosas que en realidad son pequeñeces, es preferible dejar fluir lo que sintamos, ver pasar eso que nos molesta, y aprender a restarle importancia burlandonos del niño (EGO) que reclama atención, decirle «no», «ahora no», y enfocándonos en aceptar en lugar de encapricharnos a cambiar esas pequeñeces.

Recordemos, tampoco es nuestra tarea ocuparnos del EGO ajeno. Que cada quien lidie con el suyo propio, y si en el camino está en nosotros ayudar pues lo hacemos, sin que esto sea una intromisión a la individualidad humana.

Saludos y gracias por sus comentarios.

El delfín que termina con T

Hay un acertijo muy simpático: “Delfín empieza con D y termina con T”.
Vamos, encuentra el sentido.
Adelante, está listo para que tú des una pronta respuesta, no puedes tardar más que pocos segundos.
Está ante ti el acertijo pero también su solución.
Es un desafío a tu inteligencia, ¿o tal vez no? Quizás sea solo una desafío a tu conciencia, o a tu percepción.
Vamos, ¿qué es lo que está oculto pero a la vista?
”Delfín empieza con D y termina con T”.
¿Lo entendiste?

La gente se queda pensando en asociaciones extrañas, en que es un planteo erróneo, en que no hay sentido en las palabras.
Es obvio que delfín empieza con D tal como es obvio que termina con N. D E L F I N. No hay ciencia. ¿Cuál es el truco, si es que lo hay?

Se les repite más lentamente, se acentúa con claridad y muchos siguen con la mirada perdida buscando alguna milagrosa respuesta a este laberinto.
Sus mentes buscan veloces dar orden y significado a lo que sienten como caótico, o directamente falso y engañador.
Pero en verdad, no hay falsedad, está todo a la vista… simplemente hay que aprender a ver, a pensar diferente, a salir de la celdita mental.

Tú ya pudiste, ¿no es cierto?

Pero se sigue viendo al “delfín que empieza con d y termina con t”… ¿¡cómo que termina con t si termina con n!? ¿Dónde está la trampa? ¿Es una locura? ¿Hay algo que me estoy perdiendo? ¿Qué información me están ocultando? Es un chiste, ¿no? En verdad no hay nada que descubrir, es pura trampa, ¿no? O está mal planteado, ¿no? Falta algo, no cierra.
Algunos se quedan en silencio, intentan combinaciones, inventan justificaciones, tratan de no quedar en evidencia en su torpeza mental.

Hasta que se dice solamente “termina con T”, o algo parecido que ilumine el entendimiento.
Sí, delfín empieza con D, pero no es que esa palabra termina con T, sino que se afirma que la palabra “termina” comienza con T.
La gente piensa que se está afirmando que la palabra delfín termina con T, cuando lo que se afirma es que hay una palabra que empieza con D y otra que empieza con T.
Pero no se conecta, no se comprende, se pasa por alto, se ignora.

¿Por qué cuesta entender tanto esta adivinanza cuando todo está a la vista y en verdad no hay nada escondido ni misterioso?
Porque es así, todo está dicho y con claridad definida.
Ninguna trampa, nada dejado al azar, cero confusión.
Es la mente del receptor la que provoca el engaño.

Será porque nos aferramos a la primer idea, a esa creencia que nos hace suponer que tenemos cierto dominio sobre la realidad, que poseemos conocimiento.
Pretendemos controlar aquello que no controlamos, con la ilusión de no ser impotentes. Pero es nuestra falsa fuerza, la prepotencia, la que nos deja desamparados, impotentes.
Si pensáramos realmente, con lucidez, espíritu crítico, sin dejarnos embelesar por apariencias, sin aferrarnos a cadenas, sin miedo a salir de la celdita mental, descubriríamos quizás que todo el tiempo estamos viviendo en el paraíso, solo que no nos damos cuenta y lo llamamos infierno.

Nos pegamos a la idea de que somos el Yo Vivido y dejamos de lado al Yo Esencial, no lo atendemos y desaparece de nuestra conciencia. Al ocurrir esto, estamos dormidos, narcotizados, a merced del EGO que juega con nuestra impotencia.
Recuerda que una de las patas de la impotencia es la ignorancia, también la incapacidad mental para organizar las percepciones e ideas .
Entonces sentimos y afirmamos que aquello que no conocemos suele ser “peligroso”. Algo como “mejor malo conocido que bueno por conocer”. “Lo que funciona no se cambia”. Y cosas por el estilo, que niegan la posibilidad del cambio favorable, de la mudanza a una realidad con mayor conciencia y disfrute.
Creemos que se nos está afirmando que delfín termina con T, cuando en verdad lo que se dijo es que termina empieza con T. Pero somos sordos, ciegos pero parlanchines, y hablamos desde el miedo, desde la manipulación, desde la angustia, desde la soberbia, desde el error… desde el EGO.

Somos Yo Esencial, espíritu, unidad, conexión, serenidad, felicidad, abrazo con el Eterno.
En palabras del salmista:

"Porque Señor Elokim, eres mi esperanza, mi seguridad desde mi juventud.
Por ti he sido sustentado desde el vientre; tú eres quien me sacó del seno de mi madre. Siempre será tuya mi alabanza."
(Tehilim / Salmos 71:5-6)

Pero al nacer, comienza el reino del EGO, el disfrazarse con los parches del Yo Vivido, el temer, el sentir culpa, la ansiedad por lo que vendrá, la falta de confianza, la esperanza vacía, la religión, la fidelidad ciega y necia a dioses y pastores, las creencias, la esclavitud:

"Mis enemigos han hablado contra mí, y los que acechan mi vida consultan unidos diciendo:
‘Elokim lo ha abandonado. Perseguidlo y capturadlo, porque no hay quien lo libre.’"
(Tehilim / Salmos 71:10-11)

Está el Yo Esencial opacado por las creencias, por las imposturas, por las etiquetas, por lo que nos mandan y acatamos.
Se nos hace creer que somos un nombre, una parte de una familia y nación, pertenecientes a una religión y otras asociaciones, que nuestro trabajo o profesión es lo que somos, que nuestras enfermedades y pecados es lo que somos.
Se nos llena de contenidos que vamos admitiendo como identidad.
Cuando lo cierto e incambiable es que seguimos siendo ese espíritu, que no muta, que no se empaña, que no se extingue, pero que está amurallado detrás de las paredes del Yo Vivido, como si hubiera sido abandonado y solamente quedara a la vista y existente la cáscara que es el Yo Vivido.

Sí, también somos el Yo Vivido, pero no es lo único ni lo constante. Más bien es algo pasajero, como una prenda de vestir que se usa y se puede cambiar.
El problema está en que no nos damos cuenta de esto y asumimos que la careta es la cara, la etiqueta es la esencia, lo pasajero es lo trascendente.
Este menudo error nos convierte en exiliados, gente que vive fuera de su hogar. Ese hogar que llevamos dentro, que somos, al cual estamos siempre conectados, pero que nos es lejano, ignoto, desconocido. Vivimos en el exilio cuando podríamos disfrutar aquí y ahora del hogar.

Para que aflore nuestra identidad esencial es necesario desprendernos de la forma, de lo que creemos, de lo que tenemos como cierto.
Unificarnos, dejar de luchar, fluir, no apegarnos a lo externo pero tampoco a lo que consideramos interno.
Despertar y asumir la existencia en su plenitud.

¿Cómo?

Breves de la sociedad

Que atinadas palabras dijo José Emilio Pacheco ayer durante un diplomado en el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) «Hay que dejar que la muerte haga su oficio» a propósito de aquellos hombres que después de muertos son elevados a sitiales de santos o semidioses «Hay que dejar que la muerte haga su oficio» una gran y evidente realidad pues…. lo muerto, muerto esta.

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Lo que he aprendido es…

Un joven (omarsanson es su apodo en el sitio) que hace poco ha encontrado la senda del retorno al noajismo estuvo investigando el buen pan espiritual que tenemos gratuitamente en nuestro hogar.
De a poco se va nutriendo con él, y nos ha hecho llegar un breve resumen de lo que ha podido ir aprendiendo hasta ahora.
Comparto con ustedes sus palabras:

Lo que he aprendido es que:

  1. hay que aceptarnos,
  2. hay que hacer lo que nos toca hacer,
  3. no somos solo nosotros, pero no podemos imponernos a la gente,
  4. aunque haya aprendido algo en estos momentos me falta mucho mas que aprender,
  5. para hacer el bien se comienza por apartarse del mal,
  6. para cambiar el mundo hay que empezar con uno mismo,
  7. no hay nada de malo en tener sueños,
  8. un sueño se hace realidad cuando hacemos las cosas reales para que se haga real,
  9. un amigo es alguien que puedes ayudar siempre y cuando sea para buscar la verdad,
  10. para saber quienes somos hay que preguntarnos honestamente,
  11. ante las injusticias no hay que guardar silencio.
  12. eso fue lo que he aprendido, pero lo leeré cuantas veces sea necesario.

¿Tienes tú algo para comentar al respecto?
Quizás tu lista de lo que has aprendido y lo que has ido des-aprendiendo. Tal vez una lista de propósitos. No sé, lo que quieras compartir con nosotros y nos refuerce en nuestro crecimiento integral, desde la multidimensionalidad.
Gracias.

La pregunta

Preguntar debiera ser una actividad cotidiana de cada persona.
Preguntas verdaderas, significativas, apropiadas.
Las hay más o menos profundas, con mayor o menor trascendencia, pero si son preguntas ciertas, son preguntas “buenas”.

La función de la pregunta es aumentar la conciencia y/o el conocimiento.

Si no es usada con tal finalidad, entonces no estamos ante una pregunta, sino ante una infidencia, infidelidad, agresión, distracción, molestia, falsedad.
Son “cosas” entre signos de interrogación, pero no realmente preguntas.

Aquel que ama la vida y la libertad, que busca el conocimiento, que predica con palabras y actos la bondad y la justica, es asiduo a la pregunta, para hacerla, para recibirla.
Se pregunta, pregunta a otros, pregunta a la existencia.
Pregunta para ayudar a pensar, para repensar, para quitar obstáculos, para sembrar la duda que florece en bienestar, para erradicar la duda que medra como parásito en las sombras de la inconsciencia.
Pregunta para que nazca la Luz.

Pero el que está sometido a su celdita mental, escapa de la duda. Le teme, la demoniza, la rehúye, intentará cualquier astucia con tal de tener a mano respuestas, aunque sean incoherentes y poco valiosas.

Puedes tomarte un tiempo para observar si has estado preguntando o simplemente disparando “cosas” con signos de interrogación.
Si aprendiste y te entrenas en el arte/ciencia de la pregunta, o si te mantienes adrede bajo la sombra de la ignorancia, la presunción, el prejuicio, el engaño.

Pregunta, sin temer a las respuestas.
Pregunta, sin temer a la pregunta.

Luego verás qué harás con el nuevo conocimiento, con la toma de mayor conciencia.

¿Te parece?