«Atisbo al horizonte, en lontanaza observo y me maravillo con lo que siempre está en frente mío pero nunca veo.»
En la plenitud que nos provee la existencia inmanente de nuestro ser en esto que llamamos mundo, surge de repente una pregunta que nos deja perplejos, quién soy. Entonces la mente comienza a buscar y a ahondar en la espiritualidad popular, o como algunos prefieren llamarle, religión, dogma, fe. No importa el nombre que se le dé, lo cierto del caso es que se aparta de lo que la verdadera espiritualidad es.
Comencemos con una pregunta un tanto inquietante ¿Cómo puedo demostrar yo que mi creencia es la única y que las demás son erradas? No vamos a entrar en polémica porque ese no es el caso, sin embargo, es interesante que a tenor de un examen concienzudo, nos comenzamos a realizar preguntas que nos desbalancean.
Si seguimos con el interrogatorio, te hago otra pregunta ¿quién gobierna tu vida, tu o tu ego? Se habla del respeto a la autoridad y muchas veces se sigue de forma ciega. Mucha gente busca refugio en su propio ego o en el ajeno, pero sin importar a dónde se escondan, el caso es que se esconden.
La espiritualidad no es el retirarse al pico de una montaña y aislarse del mundo, aunque irónicamente, para algunos eso significará espiritualidad. ¿Será el ego lo mismo que el espíritu? ¿Existen reglas mínimas de convivencia que nos permiten convivir con nosotros mismos y con los demás? Nos dejamos guiar por el fondo o por la forma? ¿Será que realmente a través de la meditación nos logramos encontrar con nosotros mismos, es decir, con nuestros espíritus o seguimos siendo engañados por el ego primitivo?
¿Seremos más espirituales por no comer carne y ser vegetarianos o seremos más espirituales por reconocer el sacrificio que ese animal hizo, dando su vida para que yo mantuviera la mía?
Tenemos un impulso espiritual y uno material. El espiritual nos acerca a lo metafísico, a la idea del Ser Supremo, mientras que lo material nos acerca al mundo, al grueso, que nos aleja concéntricamente de nuestro espíritu. Con nuestro libre albedrío tenemos la facultad de inclinarnos por lo trascendente o por lo intrascendente.
Nuestro cuerpo físico nos pide agua, comida, satisfacción sexual, satisfacción al ego mientras que nuestro espíritu nos pide consonancia, nos pide reforzar esas cualidades intrínsecas que tenemos como seres humanos. ¿Es malo inclinarse por la parte física o por la parte espiritual? Ninguna de las dos es mala en el tanto sepamos consonar nuestro espíritu con nuestro cuerpo material.
Cada quien tiene su forma de ver la vida y cada quien busca mejorar su vida, pero sólo quien ha adquirido un cierto grado de familiaridad con su espíritu busca transmitir el conocimiento por el simple hecho de transmitirlo.
En el medio está la virtud. No es si no un juego, una combinación. Como seres humanos que somos, hemos sido diseñados para vivir a plenitud, para asombrarnos conla Creación, por eso se dice que los seres humanos fuimos creados con dos propósitos, para regocijarnos en nuestro Creador y en su Creación.
Dicen los sabios que el sabio debe de ser como un niño, y ¿cómo es un niño? Es el ser que se asombra de todo lo que ve. El sabio se asombra, porque no ve la rutina que otros ven, sabe que cada momento que pasa, cada acción que ocupa un lugar en el tiempo y en el espacio es un acto nuevo, una nueva partícula que se movió, el éter que cambió, el tiempo que pasó. Se maravilla de ver al ave volar, al perro ladrar, al gato maullar, al viento soplar, al sol resplandecer, a la lluvia caer, a la planta florear, ala Tierragirar, ala Lunaalumbrar, al mar olear, pero quizás el mayor de sus asombros se da cuando observa a una especie animal que puede amar.
A través del amor fue creado el universo. Pero ¿qué es amor? Es la máxima expresión de materialidad y de espiritualidad. Amor es actuar de acuerdo a lo que es de mayor beneficio objetivo para el amado y el amador. Entonces, el mayor beneficio objetivo no será necesariamente lo que dicte la emoción sino la razón.
La verdadera felicidad comienza cuando se ha dado lo mejor de sí mismo y se aparta del ego primitivo. Cuando un ser llega a amar a otro, cuando el beneficio general prevalece sobre el especial y cuando el ser comprende que su espíritu es parte de un todo, entonces comienza la espiritualidad. Las acciones externas atraen a las internas y por ello es necesario que recordemos lo importante que es el silencio y la escogencia adecuada de las palabras.
La espiritualidad no se puede dar en los recovecos del ser interior si no se acompaña de las acciones externas para mejorar la vida propia y de los demás. Espiritualidad es la consonancia del impulso físico y el espiritual tanto en fuero interno así como el externo de la persona. La paz y la armonía mentales son alcanzables en el tanto que recordemos que la admiración y el asombro se dan cuando hemos logrado apaciguar al ego y ver más allá de la punta de nuestra nariz.
En la simpleza está la espiritualidad, por eso es que la verdadera genialidad está en tomar los conceptos abstractos y complicados y ponerlos en palabras simples. No finjas ser humilde para que te admiren, sélo para que puedas ver sin vendas el maravilloso mundo que te rodea. No seas perezoso porque la inactividad y el ocio sólo llevan al abismo, mira que el mundo es energía cinética actual y potencial. Pero la forma máxima de llevar a cabo una vida espiritual es recordando la regla dorada: “No hagas a otro lo que no querrías que te hagan a ti.” Ahora sal e internaliza lo que te digo, que no son ideas propias sino la transmisión del conocimiento milenario que mantiene al mundo.
Son tres los principios que debes de recordar para que el mundo siga; primero, sé justo dando a cada quien lo suyo y de acuerdo a sus circunstancias, segundo sé veraz, apártate de tu ego primitivo para que puedas ver las cosas objetivamente y estés consciente de tu realidad y tercero sé caritativo, comparte tu bendición con los que no tienen, exaltas tu espíritu y el de los demás. La forma más grande de caridad es el crear y dar trabajo a los demás. No recurras a la caridad que más bien se asemeja a una prima para una bendición que exiges, da por dar y verás que el hecho de dar te regocijará.
Disfruta de tu pareja, comparte con ella pero recuerda que el amor se hace y como eje primario reina el respeto porque del respeto surge el amor. No le robes el respeto a la relación, porque ella te robará el amor a ti. Haz lo adecuado en el momento adecuado, no te dejes guiar por los vaivenes del corazón sino por la razón pero no suprimas completamente la emoción.
Busca la sabiduría, la justicia, la valentía, la ecuanimidad y la generosidad, no aborrezcas la supervivencia, la belleza física, la salud, la popularidad, la buena reputación, la riqueza o la habilidad, pero tampoco te obsesiones con ellas si no las tienes. No te encasilles en evitar la muerte, la fealdad, la enfermedad, la impopularidad, la mala reputación, la pobreza o la falta de destrezas. Recuerda que todo es cíclico y que todo lo que sube tiene que bajar.
La polaridad te hace inclinarte para un lado o para el otro, pero recuerda que la tesis y la antítesis forman parte de lo mismo y en esencia son lo mismo. Nada descansa, todo se mantiene en moción. Toda acción tiene su reacción, en la medida que des así te darán, en la medida que no des, así te quitarán. Hombre y mujer hemos sido creados, no desprecies a tu congénere pero mucho menos al miembro del sexo contrario.
No pierdas el tiempo con fantasmas y espectros o con brujería y magias esotéricas, ¿cómo sabes en realidad que no estás siendo engañado por tu propia mente? Mejor vive en este mundo y actúa con justicia, con verdad y con generosidad. Un último mensaje te dejo, recuerda que eres cuerpo y eres espíritu, no intentes ser más de uno o del otro, sé tu.
Pero si algo quieres recordar que te haga regocijar, recuerda que cada vez que pienses en lastimar, es más grande quien llega a curar. No te ocultes de tus emociones pero no dejes que te apasionen, sé ecuánime y recuerda que la vida es corta y que se gana y se pierde. La oruga se reinventa y se convierte en mariposa, el frío invierno da lugar a la primavera, la ola retrocede en el mar, el beso y la mirada en los ojos conectan almas, pero el silencio y la contemplación te dan paz, armonía y calma.