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Coherentes en verdad

Cuando algo es verdadero tiene coherencia.
Sus partes encajan unas con otras, no hay nada que rasgue la armonía. La comunicación fluye, porque hay conexión. Cada elemento, incluso los que son opuestos, sirven para construirse en relación a los otros y al sistema en su conjunto.
Eso es lo que consigue la verdad, un estado de Shalom, de paz, de integridad, de completitud.

Precisamente para establecer conexiones firmes y a multinivel es que el Creador estableció los preceptos.
En el idioma hebreo precepto se dice “mitzvá”, cuya raíz lingüística puede asociarse a “tzavta”, que es agruparse, unirse, atarse, amigarse, conectarse firmemente.
Así leemos:

"וְזֶה לְשׁוֹן מִצְוָה שֶׁהוּא לְשׁוֹן הִתְחַבְּרוּת, מִלְּשׁוֹן צַוְתָא וְחִבּוּר, כִּי עַל – יְדֵי כָּל מִצְוָה וּמִצְוָה מִמִּצְוֹת הַתּוֹרָה מְצַוְּתִין וּמְקַשְּׁרִין וּמְחַבְּרִין…שֶׁעַל – יְדֵי זֶה מְקֻשָּׁרִין בּוֹ יִתְבָּרַךְ"

(ליקוטי הלכות, הלכות נט"י, רות ד).

Cuando uno se guía por ellos encuentra que es más sencillo estar conectado con uno mismo, con el prójimo, con el ajeno, con el mundo y por supuesto que con Dios.
Recordemos que es muy difícil encontrar la real conexión con el afuera, si uno primero no ha establecido el puente que une al Yo Auténtico con las facetas rescatables del Yo Vivido. Por lo cual, aprender y aplicar técnicas de armonización interna resultan imprescindibles para lograr crecer en todos los niveles de la existencia.

Pero, cuando la mentira, el engaño, la ignorancia, la falta de sinceridad, la incomunicación, la oscuridad van ganando terreno, entonces la conexión se daña, las relaciones tambalean, la infidelidad, la falta de misericordia, la injusticia, el mal se expande. Es el EGO que actúa para mantener a la persona sujetada y en impotencia (real o sentida).

Es preciso rescatar la verdad, hacerla carne en nuestra existencia.
Que los mensajes que demos sean coherentes, tal como tratamos de hacer en este hogar. (Es por ello que nuestros artículos por lo general no se contradicen, no vamos tomando ideas alocadas para conseguir fans ni decimos lo que la gente quiere oír para ganar dinero. Sino que andamos a la Luz de lo que consideramos y sopesamos como la verdad).
Que no vayamos poniendo parches para tapar errores o malicias. Que no vayamos inventando excusas y haciendo malabarismos mentales según la ocasión o el público.
Sino que el interior concuerde con el exterior.
Que la palabra sea como la acción.
Que el pensamiento se revista en el cuerpo.
Que digamos a través de la Comunicación Auténtica aquello que hemos encontrado como verdadero, porque es coherente, porque no necesita de excusas, porque no hay necesidad de engañar para cubrir falencias o errores, porque no depende de la ceguera de la fe sino que depende en sí misma.

Por supuesto que tenemos permiso para equivocarnos, y hasta podemos ser ignorantes, porque es obvio que no sabemos todo (de hecho, sabemos poco) y como personas estamos expuestos al error.
La Verdad última pertenece a Dios, o según la Tradición ES la firma personal de Dios.
Por lo cual, es una realidad inalcanzable, pero no por ello ajena a nuestra actitud cotidiana.
Lo importante es ser coherentes, vivir en armonía y no ejerciendo a través de las herramientas del EGO.

Con gran sabiduría enseña el predicador:

"si el hombre vive muchos años, que se alegre en todos ellos; pero que recuerde los días de oscuridad, que serán muchos… y que todo lo que vendrá es pasajero.
Alégrate, joven, en tu adolescencia, y tenga placer tu corazón en los días de tu juventud. Anda según los caminos de tu corazón y según la vista de tus ojos, pero ten presente que por todas estas cosas Elokim te traerá a juicio.
Quita, pues, de tu corazón la ira, y aleja de tu cuerpo el mal; porque la adolescencia y la juventud son pasajeras."
(Kohelet / Predicador 11:8-10)

Todo es pasajero, por ello quedarse aferrado a lo que no se puede cambiar o controlar, es pretender petrificar lo que pasa.
La angustia existe cuando se quiere controlar lo que no se puede controlar.
El tiempo pasa, nosotros pasamos en el tiempo. Cada tiempo tiene sus cosas apropiadas, falsificar alguna de ellas lleva a vivir una vida de engaño, falta de conexión, incoherente.
Negar el disfrute permitido, es negar la verdad.
Amenazar con castigos al que disfruta de lo permitido, es corromper la verdad.

Entonces, el buen consejo que recibimos es apartar la mano del EGO de delante de nuestra visión para que podamos apreciar la belleza que nos rodea, para que disfrutemos sin dramas de lo que tenemos permitido. Alejemos el mal de nuestra vida, apartándonos de lo prohibido, dejando de lado las actitudes mentirosas pero que creemos como santas.
Disfrutemos el momento, sin caer en cuestiones negativas, sin excesos, sin llevarnos a extremos dolorosos.

Seamos coherentes.

El pecado de Sodoma y Gomorra

El pecado principal de Sodoma y Gomorra no fue la actividad sexual ilícita, de hecho, no consta que haya sido lo prioritario o típicamente corriente en la conducta de sus habitantes.
Si bien los intérpretes cristianos de las escrituras judías suelen incurrir en este error, no por ello debemos asumir que sea cierto. Más bien, tomemos los comentarios cristianos (incluidos por supuesto los falsos judíos mesiánicos, netzaritas y todos los otros cristianos similares) como lo que son: opiniones de personas completamente ajenas a la Torá, carentes de Tradición o espíritu de sabiduría correcto, desconectados del mensaje de la Torá, incapaces de sobresalir en explicar la Torá o sus ideas y fundamentos. De hecho, ellos ni siquiera son sus depositarios o legales poseedores, solamente extranjeros advenedizos que se apropiaron de lo que no les es propio y asumieron roles e identidades perjudiciales para ellos y para quienes les siguen en sus derroteros. Pueden opinar, pero su opinión en lo histórico o espiritual vale tanto como sus derechos al respecto… (a buen entendedor).

Los habitantes de Sodoma y Gomorra tampoco eran especialmente peculiares en su idolatría, ni más ni menos que el resto del común de las personas de su tiempo y lugar.
Así pues, por ello no fueron devastados ni aniquilados por el furor divino. De haber sido el motivo, el mundo hubiera sido evaporado a cada instante desde hace milenios hasta ahora.

Entonces, ¿qué fue lo terrible que aconteció allí?

Veamos una pista muy clara que nos brinda el profeta Iejezquel:

"He aquí, ésta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: Orgullo, abundancia de pan y despreocupada tranquilidad tuvieron ella y sus hijas.
Pero ella no dio la mano al pobre y al necesitado.
Ellas se enaltecieron e hicieron abominación delante de mí; de modo que cuando las vi, las eliminé."
(Iejezkel / Ezequiel 16:49-50)

Abundancia material acompañada por cero de solidaridad.
Orgullo regado con falta de misericordia.
Egoísmo en vez de altruismo.
Todo lo bueno y grandes oportunidades para hacer el bien, pero regocijarse en el sufrimiento ajeno, en la falta del otro, en la necesidad no colmada del pobre.
Sí, vemos que la gran malicia de Sodoma y sus compañeras está más ligada a la típica conducta EGO, contraria al AMOR, que a cuestiones referentes a preferencias o actividades sexuales.

Fueron “abominables” por enorgullecerse, por creerse más de lo que eran, por faltarles autoestima y presumir de lo que no eran, por dejarse llevar por el EGO que les infló la imagen de sí mismos. Eran violentos, prepotentes, maliciosos, faltos de consideración, apegados a lo material.
Eran esclavos del EGO, modelos de aquello que debemos evitar.

Eran la contrapartida al primero de los patriarca judíos, pues Abraham es el modelo de la bondad, de la entrega desinteresada, del servicio al prójimo, de la dedicación a la propagación del bien, del mensaje puro y eterno del noajismo. Del otro lado estaban sus vecinos, los residentes de las ciudades avivadas por el EGO, por la religión, por el materialismo impúdico y carente de espiritualidad.

Los describe con elocuencia Josefo:

“Los somoditas, extremadamente orgullosos de su número y el alcance de su riqueza, se mostraron insolentes a los hombres e impíos a la Divinidad, al grado de que olvidaron los beneficios que habían recibido de Él, odiaban a los extranjeros y se negó toda relación con los demás. Indignado por esta conducta, en consecuencia Dios decidió castigarlos por su arrogancia…”
(Antigüedades I, 194-5)

Xenofobia, malicia, violencia, negación de la realidad, falta de agradecimiento, inmisericordia, desapego… EGO.

Y el Talmud, en el tratado de Sanhedrin (109a) los retrata en su completa avaricia, violencia, engaños para obtener beneficios materiales, falsa caridad, rudeza en el trato con los pobres y extranjeros.
Sí, un retrato muy lamentable de la bajeza del ser humano cuando es esclavo del EGO, que llora, se queja, agrede y se desconecta de la realidad. Manipula para hacer de cuenta que tiene poder. Trata de controlar aquello que no está bajo su dominio. Anhela alcanzar lo imposible, pero es incapaz de hacer lo posible.
En fin, lo que ya conocemos acerca del EGO, de la vida carente de bondad y justicia, sumida en religión, en falsa libertad, en reglas rígidas e inhumanas pero que se declaran como “humanismo progresista”, lo de siempre…

Lo mismo encontramos en los relatos y comentarios en el Bereshit Raba (49:6, 50:7) y en los Pirkei deRebi Eliezer, la completa carencia de bondad, el legalismo frío que pervierte la justicia, la abundancia desprovista de conciencia, la extorsión para que los disidentes no actuaran con nobleza sino bajo el reinado del terror.

Una y otra vez, siempre que revisamos las fuentes volvemos a la misma patética imagen, el ser humano envilecido por su EGO, prepotente pero impotente.

Dejemos que el resumen lo brinde el profeta Ieshaiá:

"Escuchad la palabra del Eterno, oh gobernantes de Sodoma. Escucha la instrucción de nuestro Elokim, oh pueblo de Gomorra.
Dice el Eterno: ‘¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.
Cuando venís a ver mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manos, para que pisoteéis mis atrios?
No traigáis más ofrendas vanas. El incienso me es una abominación; también las lunas nuevas, los días festivos y el convocar asambleas. ¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva!
Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas.
Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!
Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de mis ojos. Dejad de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda.
Venid, pues, dice el Eterno; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Si queréis y obedecéis, comeréis de lo mejor de la tierra.
Pero si rehusáis y os rebeláis, seréis consumidos por la espada; porque la boca del Eterno ha hablado.’"
(Ieshaiá / Isaías 1:10-20)

Resulta obvio que el Eterno no quiere religión, ni rituales vacíos, ni festividades carentes de sentido, ni sangre de sacrificios, ni repetición de lemas supuestamente espirituales. Él está hastiado de todo eso, simplemente quiere algo de ti: bondad y justicia en tus actos cotidianos.
Que seas más como Abraham y menos como los de Sodoma y Gomorra.

¿Estás dispuesto a seguir a Dios?
¿O seguirás lo de siempre, al EGO y sus pastores religiosos (de la religión que sea)?

¿Es el Islam Noajismo?

Pregunta / comentario. Por lo que veo los Noájidas tienen que ver mas con el islam que con el judaismo, ya que el islam es la forma de adoracion al Creador mas primitiva, que es la sumisión y el no atribuir cooparticipes en su grandeza y poderio. Sin ir mas lejos un capitulo del Coran dice: El es Allah, el Unico, el absoluto. No ha engendrado ni ha sido engendrado y no
hay nada que se le parezca. Los principios basicos son la Unicidad y la Adoración constante por medio de los rezos y ayunos.
Invito a los buscadores de la verdad a leer el Coran, el capitulo 39 que se llama Az-Zumar (Los Grupos) y poner aqui su opinion.

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Respuesta / comentario. Estimado César. Tanto el Islam como el Cristianismo son religiones “hijas” de la religión “madre” llamada Judaísmo. A usted que le gusta el Corán, no le complicará encontrar pasajes en que Mahoma se refiere a los judíos: unos pocos en términos de elogio y muchos en términos despectivos. El Islam es una religión monoteísta pero errónea. La parte “monoteísta” es la que se interseca positivamente con los fundamentos del Judaismo y del Noajismo. Pero, para el Noájida observante, Mahoma no es ningún profeta.

De usted, Juan.

Vaierá 5773 – Ilusión de control

Te recomiendo que tomes un tiempo para leer un interesante artículo publicado por la revista online “Science” (de octubre 2008, puedes hacer clic aquí para abrirlo y leerlo, previamente deberás registrarte gratuitamente allí).
Los autores (Jennifer A. Whitson y Adam D. Galinsky) exponen una serie de experimentos que confirman que cuando la persona se encuentra en una situación de pérdida de control (impotencia, indefensión, desesperación) crea patrones ilusorios para tratar de dar algún patrón de coherencia a los estímulos que percibe y no puede dominar.
De cierta forma, se quiere controlar ilusoriamente aquello que está (o se siente) fuera de control.
Entonces, se reconocen imágenes en donde no las hay (paraeidolia), se enlazan asuntos que en verdad están desconectados entre sí, se anclan en supersticiones o se elaboran teorías conspiratorias, con la intención de afrontar la pérdida de control y en cierta forma retomarlo de manera “mágica” (pensamiento mágico), por medio de una aparente comprensión de los hechos.

Como lo hemos enseñado en muchas ocasiones, una de las herramientas del EGO (la pasiva) es la desconexión de la realidad. Ésta se consigue por medio del dormir, del fantasear, del mentir, del engaño, de la adicción, de la distracción, de las excusas, de los olvidos, de las fabulaciones, de las supersticiones, de las religiones, en fin, de las múltiples y variadas maneras que las personas nos inventamos para no asumir nuestra impotencia y presentar alternativas creativas o prácticas a nuestra situación.

Al ser impotente se aparente poder; al carecer de fuerza, se recurre a la violencia; al estar en situación desventajosa, se hace trampa; al crecer dentro de la mentira, se niega la verdad por medio de reforzar la ceguera del fanatismo. Como venimos diciendo desde hace tiempo, es el EGO que ha tomado el timón de la vida y lleva a la persona por aguas peligrosas, hacia la muerte en vida. Pero, con astucia, no dando la impresión de derrota, no admitiendo la falta de control, no asumiendo la propia debilidad, con ardides para mantener sometida a la persona a la esclavitud.
Así, se mantiene en las sombras al prisionero, encerrado en su celdita mental, pero con la presunción de creerse el amo del universo. Porque bien sabemos, el esclavo del EGO a menudo pretende controlar todo, incluso lo incontrolable, incluso a Dios, aunque ni siquiera puede controlar los cuatro palmos de su existencia.

Cuanto más impotente te sientes, eres más susceptible a que el EGO tome el control sobre tu vida y a través de sus herramientas tu pretendas controlar lo que no controlas. Procurarás usar la violencia física, o la verbal o la manipulación emocional, si no funciona, caerás en estado de desconexión de la realidad. Probablemente interpretes los eventos bajo la sombra del EGO, y veas conspiraciones donde todo es honesto; te sientas burlado, cuando nadie te presta atención; supongas que podrás ejercer influencias mágicas por medio de rituales o procedimientos místicos. Todo esto no te acerca a la solución de los conflictos, ni te dota de poder, sino que te hunde más en la oscuridad, en la falta de confianza, en la celdita mental.

Esto es bien sabido, conscientemente o no, por los que te dominan y manipulan. Te harán sentir indefenso, falto de poder, a su merced, culpable, en falta, pecador, sin esperanza, con esperanza pero solamente a través de cumplir con lo que él te demande. Lo importante para el manipulador es que te hundas en el temor de la impotencia, que el espanto del terror de la impotencia inicial te lleve a la inacción. Procurarán desactivar tus mecanismos activos del EGO (violencia física, verbal o manifestaciones de dolor), para que no reacciones ante sus trampas. A menudo harán que redirijas tus mecanismos activos hacia otros, hacia lo que ellos te proponen como “enemigos”, a los cuales culpará de tus males, reales o fantaseados; te inducirá a que direcciones hacia esos “enemigos” tus fuerzas, para preservar ellos su poder sobre ti. Es por ello que las sectas y otros grupos liderados por manipuladores emocionales tienen tan a menudo presente a los “enemigos” contra los cuales descargar sus injurias, amenazas, golpes, persecuciones, etc. No es que el “enemigo” solamente les sirva para unirse en su contra, sino especialmente para que los que son manipulados no se liberen de las garras del líder manipulador, sino que sigan adoctrinados, fanatizados, haciendo de cuenta que tienen cierto poder y que lo están aprovechando para algo positivo, cuando en realidad todos esos actos violentos y de fanatismo simplemente aprietan más fuerte el lazo de esclavitud en torno a sus vidas.

Con esta enseñanza quizás puedas comprender un poco más lo que has visto o vivido en sectas o relaciones en las cuales eras dominado y manipulado por lobos expertos en pastorear ovejitas. Tú estabas en el rol de la ovejita indefensa, atacando falsos lobos cuando en los hechos estabas siendo pastoreada por el lobo feroz. Tus agresiones iban hacia un ilusorio Satanás, los traidores, los de otras sectas, estos o aquellos, y de esa forma te mantenías bajo las garras de tu pastor, que era el que ciertamente te estaba drenando tus energías, tu dinero, tu existencia.
Recuerda como siempre te presentaban a quien odiar, a quien insultar, a quien temer, a quien violentar, para de esa forma dirigir tu atención hacia falsos enemigos y no reconocer que el que te manipula es el verdadero enemigo. Ese que se queda con tu poder, con tu dinero, con tu honor, con tu alma. Que se enriquece a tu costa. Que se deleita cuando tú sufres. Que posee lo que tú le das, lo que le robas a tus hijos de la boca. Ese que te esclaviza es el débil, pero con habilidad para aparentar fortaleza y hacerse tu señor.

Probablemente al principio te alientan, te esperanzan, te dan ánimos, te elogian. Se van convirtiendo en aquellos que atizan tu fuego casi apagado, el de la baja autoestima. Ellos están ahí para hacerte sentir importante y querido, pero es solo una trampa. Es la carnada en su anzuelo. Luego, como sin darte cuenta, comienzan las agresiones, las exigencias, las demandas, los golpes, las amenazas, el dolor. Te esfuerzas por obtener el cariño que perdiste, haces lo que está por fuera de los límites para recibir cariño y aprobación, pero hay solamente hielo, o culpas, o más agresiones. Ya estás atrapado, entre las amenazas, los sentimientos de culpa, las falsas promesas de bienestar, todo se conjuga para mantenerte esclavo de esos EGOs externos, de esos líderes religiosos, cabezas de sectas, malos padres, pésimos amigos. Y sí, también está el miedo. Siempre el miedo. El miedo, cuya base principal es el terror inicial, aquel que no se quiere volver a vivir. El de la impotencia más terrible, el de la soledad extrema, el de la carencia de todo recurso y explicación.

Si surge algún rayo de esperanza, de libertad, te impondrá el que te manipula interpretaciones o enseñanzas que te corten tus alas y te impidan el alejarte hacia una vida de mayor plenitud. Harán conexiones entre cuestiones desconectadas, te presentarán falsas evidencias, darán sermones por medio de los cuales te harán creer en cualquier cosa absurda, pero que te mantendrá en la esclavitud.
Si lo vieras desde fuera, “objetivamente”, percibirías todo el truco, el teatro, la falsedad, la terrible manipulación a la que estás siendo sometido. Pero desde dentro, angustiado, atormentado, amenazado, presionado, vapulado, puesto en estado de indefensión, tu EGO se encargará de sincronizar con las falacias del pastor-lobo y mantenerte desconectado de la realidad. Indefenso, a merced del que te está devorando en vida. Pelearás contra fantasmas, falsos enemigos. Harás de tu vida un vacío, lo que confirmará tu impotencia, lo que dará más poder al que te manipula para seguir haciéndolo.
Es una visión horrible, dramática, pero muy real.

Es posible otra vida.
Es posible dejar de lado este masoquismo.
Es posible dejar de sufrir, de ser esclavo, de vivir engañado.
Sí, es posible, aunque no fácil.

El comprender estos mecanismos, el tener claro cómo funcionamos, el profundizar en la ciencia de la conducta humana, es meritorio para toda persona leal al Eterno (judío o noájida), pues nos permite llevar una vida de mayor verdad, actuar con real bondad, servir al Eterno desde la lealtad, ayudar al prójimo con misericordia, establecer justicia con derecho, no ser más una marioneta del EGO y sus manifestaciones externas. Por ello nos parece necesario continuar con estas enseñanzas y es imperioso dedicar tiempo a ellas y luego aplicar el conocimiento a nuestra existencia.

Veamos un notable ejemplo de la parashá de esta semana, Vaierá.
Está escrito al principio mismo:

"El Eterno se apareció a Avraham [Abraham] en el encinar de Mamre, cuando él estaba sentado en la entrada de la tienda, en el pleno calor del día. Alzó sus ojos y miró, y he aquí tres hombres que estaban de pie frente a él… "
(Bereshit / Génesis 18:1-2)

¿Qué vio Abraham?
A tres hombres comunes, gente típica del medio oriente, adoradores de ídolos, hombres de paso.
No se podía imaginar, no había nada en ellos que señalara que en realidad eran tres enviados (ángeles) del Eterno.
Para Abraham hubiera sido sencillo permanecer en su casa, a la sombra pues afuera hacía un calor ardiente. De hecho, allí debería estar, puesto que había tres días se había circuncidado y el también ardía por la fiebre y padecía fuertemente por el dolor. Y allí estaban esos tres hombres que vagaban por el desierto, tres hombres y nada más. Otro, quizás, hubiera dado excusas, hubiera puesto su sufrimiento por delante, hubiera rebajado la condición humana del idólatra pobre y “sin valor”, hubiera interpretado la realidad en base a su EGO. No hizo así el patriarca judío Abraham.
Él salió de su casa y corrió al encuentro de estos extraños, les ofreció hospitalidad, sombra, agua, alimentos, compañía, instrucción noájida. Porque él vio hombres comunes, que ya por ello ameritaban ser tratados con respeto y dignidad, pues eran hijos de Dios, criaturas del Padre celestial. No les interrogó acerca de sus creencias, no los discriminó negativamente en base a lo que él escogía, no los hizo sus enemigos por ser diferentes. Muy por el contrario, desplegó su cualidad de jesed, bondad desinteresada, por un hermano noájida. No hizo cálculos para ver cómo podría obtener ventajas de esto, no evaluó si llegarían a pagar por su entrega, no consideró que él era viejo y estaba adolorido y enfermo. Solamente quiso hacer lo que sabía era bueno hacer: recibir con cordialidad y respeto al prójimo, aunque fuera diferente, aunque fuera idólatra, aunque luego del encuentro no creyera solamente en el Eterno, aunque fueran vagabundos del desierto.
Abraham no pretendía controlar al prójimo, porque sabía que nadie controla a otro. A lo sumo se lo manipula, se lo domina por medio del uso de la violencia, se lo obliga a hacer o decir cosas para no sufrir castigos, se lo engaña, pero nunca se tiene real poder sobre el otro. Se lo acepta como es, o se sufre por querer cambiarlo según el propio criterio. Abraham los aceptaba tal como eran. Por supuesto que instruía acerca de noajismo, de la fidelidad al Eterno, de los mandamientos que Él había encomendado a las naciones; pero no era un misionero aberrante, no hacía la guerra para “convertir” al otro, no andaba violentando al otro para manipularlo. Hacía mucho tiempo, muchas décadas, que Abraham había aprendido que no tiene valor el convertir a la gente a la fuerza, usar métodos extorsivos, emplear la violencia, engañar, nada de eso sirve realmente. Se consiguen éxitos superficiales, el falso éxito del EGO. Para llegar a los cambios radicales se debe partir y llegar del AMOR. Enseñar, pero no imponer. Predicar con el ejemplo, no solo con la palabra. Aceptar al otro con sus ritmos, tiempos, diferencias, contradicciones, dudas, zonas oscuras, y no pretender hacer de todos “santitos” al imagen y semejanza del dios que uno inventa.
Es por ello que el Eterno se apareció a Abraham en aquella oportunidad. NO ERA uno de los visitantes, ellos eran enviados de Dios y no Dios mismo. Pero Dios apareció a visitar al patriarca porque él con su conducta hacía de Dios una presencia real, palpable, constante. Por medio de su acción cotidiana, de su respeto a la vida, de su arreglo a las leyes, de su control real sobre el EGO, de su AMOR, así era como Abraham estaba siempre en presencia del Padre.
Por ello también la parashá anterior dice algo muy bonito acerca del primer patriarca de los judíos, en otra ocasión en que el Eterno se apareció a él:

"Avram [Abram] tenía 99 años cuando el Eterno se le apareció y le dijo: -Yo soy el Elokim Todopoderoso; camina delante de Mí y sé íntegro."
(Bereshit / Génesis 17:1)

Abraham caminaba delante del Eterno, estaba unido a Él. Lo hacía porque había conquistado su EGO y estaba en comunión con el Padre, sin máscaras ni cáscaras que ocultaran su Yo Esencial.
El EGO había sido puesto en su mínima expresión, por lo cual Abraham era libre, era un hombre auténtico. Estaba en control real, no en la ilusión que padecemos nosotros.
Es bueno recordar que Abraham era un hombre común, no era un súper héroe, no un ángel, no un enviado celestial, no un ser milagroso, era un hombre, como tú y yo. Aprendió a salir hacia sí mismo, desprenderse del EGO natural, del que se activa al momento de nacer, del que viene en las enseñanzas que se reciben en el contacto con los otros. Ese es parte del secreto de la orden divino que le dijo:

"Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre"
(Bereshit / Génesis 12:1)

Tú puedes hacer algo parecido.
¿Quieres hacerlo?
Yo te puedo ayudar, pero, ¿quieres hacerlo?

Culpa

El miedo es la base de las emociones negativas, otra  emoción muy fuerte en la psique humana es el sentimiento de culpa, o culpabilidad. La certeza de que algo malo se  cometió, algo que viola algún código ético moral o religioso. Manteniendonos dentro del circulo religioso, pues creo que ellos han sabido y saben manipular los sentimientos y emociones de las personas hasta el punto de convertirlos en verdaderos  autómatas que reflejan la personalidad y emociones del líder de turno, veremos comportamientos que chocan a la razón y a la lógica. Recuerdo el comienzo de mi educación, con solo 4 años de edad comencé el parvulario o jardín de infantes en un colegio Salesiano, luego pase a los Dominicos y parte de mi formación secundaria con la congregación de los Hermanos Maristas. Recuerdo ver a eso señores con largas  túnicas y en mi mente de niño la clásica pregunta ¿llevaran pantalones debajo?, y si, los llevaban, pues no faltaba el osado que levantaba esa  túnica para comprobarlo y luego llevar el correspondiente castigo, previa  confesión y arrepentimiento de tan terrible pecado. Nos llevaban como ovejitas al confesionario, lugar misterioso y casi tenebroso, donde eramos recibidos por alguien mas misterioso aun, pues nunca contemplábamos su rostro. Sus poderes portentosos nos limpiaban de toda culpa, pero debíamos pagar el precio de la penitencia. Aun recuerdo claramente entonando una salmodia que consistía en golpearnos el pecho tres veces diciendo » por mi culpa, por mi culpa, por mi grandisima culpa». Hasta el día de hoy no logre averiguar cual era esa culpa tan tremenda en un chico de 7 u 8 años. Pero la culpa, ese sentimiento ahí estaba, volvía  y nuevamente debía ir al ser misterioso de la cabina de madera a contarle mis desmadres, y vuelta a empezar. Era culpable, seguía siéndolo, era el responsable pues así lo enseñaban. Mi tremenda actitud atrevida lograba encolerizar a un ser en las alturas, que si no era apaciguado por la mediación del ser misterioso, podría envolverme en sus rayos de ira y fuerte enojo. Culpable, culpa, sentimiento de culpabilidad, martillo ese que usaba mi psique de yunque día a día, momento a momento. El psicoanálisis postula ese sentimiento como sistema de comportamientos inconscientes para explicar fracasos y conductas dudosas. Fracaso tras fracaso y confesión tras confesión, pero ¿ cual era realmente el fracaso ?, era un pecador sin remedio, claro, ¿ por que el circulo se repetía ? pues debías cumplir con ese sacramento de confesarte o no obtenías el perdón. Vaya circulo vicioso y complicado a la vez, pero se entiende si comprendemos que se trata de mantener al sujeto dentro de un estado de culpa interna, y de una dependencia de sus autoridades religiosas. Este sentimiento y la baja autoestima casi siempre van de la mano. Una enseñanza básica del mercantil cristianismo es que nada mas ni nada menos que el mismo Creador Omnipotente murió por culpa de nuestros pecados. Que tremendo, mi culpa causo que tal espantoso evento aconteciera, ¿ como no andar con pies de plomo si mi culpa tiene tanto poder ?. Listo, estas convertido en un dependiente de la droga venenosa que la religión y sus representantes te venden, y digo vender no dar, pues siempre tienes que darles algo a cambio, o dinero, o tiempo, o tu capacidad de pensar que es lo mismo que tu libertad. La culpa forma parte del campo emocional y las emociones pueden ser manipuladas, moldeadas y usadas en favor de aquel que conoce las técnicas para hacerlo. Imaginemos por ejemplo un local lleno de personas que se sienten vacías, predispuestas desde hace días o semanas a que algo sobrenatural debe ocurrir, pues si no ocurre significa eso que la congregación esta muerta espiritualmente, que no se esta cumpliendo la voluntad de Dios, que hay pecados, que no hay suficiente entrega, que son esclavos de la carne y no permiten fluir al espíritu  Todo aquel que no sentía la presencia de Dios era culpable de obstaculizar la obra del Espíritu, de ser una piedra de tropiezo para su crecimiento, el de de la congregación y para por supuesto la expansión del reino de Dios, ( o del pastor, vaya uno a saber ). Es terrible sentirse responsable por no recibir la unción  por no avanzar espiritualmente, por ser miserable y ruin. Oh pobre de mi, insignificante criatura, soy culpable, culpable y no hay remedio. Si que lo hay, te dicen, tienes que ayunar, orar, asistir a todos los cultos y reuniones, debes pedir que oren por ti, que impongan sus manos sobre ti, y debes permitir que el espíritu fluya. He sido testigo ocular de esas pantomimas y prefiero soportar una malisima película de varias horas que cinco minutos de ese patético show, donde se mezclan cantos gritos jerigonzas y caídas  Bien,   he descubierto mi herencia espiritual hace ya algún tiempo, he dejado todo atrás  pero quedan marcas y huellas que son difíciles de quitar, mas de lo que uno cree. Hoy día casi no soy capaz de orar a Dios, por esa costumbre de hacerlo mediador de por medio, a pesa de estar convencido de que eso es innecesario, me cuesta. Depositar confianza en Dios día a día me cuesta, sobre todo en estos momentos en que mi hijo debe marchar a otro país, solo, casi a la aventura pues aquí no hay trabajo ni para el joven ni para el no tan joven,( y esto no es despotricar en contra de este país, es la dura y cruel realidad ). Resumiendo, esto me ocurre por años de practicar la religiosidad, años de participar en religiones, años de miedo al pensar y al cuestionar. Estas situaciones y vivencias producen heridas que tardan mucho en cicatrizar, y ahora, encuentro solicitudes y pedidos de hacer  del noajismo algo «mas religioso». Sin animo de ofender, NO EN MI NOMBRE.

La “cosa”

La persona ignorante e insegura por lo general busca aferrarse a cosas que le brinden seguridad. Creencias, doctrinas, ideas, lemas, partidos, sectas, rituales, prácticas, objetos, personas, lo que fuera que esté a mano y pueda ser usado como tosco madero flotante en medio de un naufragio. Una precaria tabla salvadora. Un improvisado salvavidas. Una cadena que retenga y asegure ante los embates de la tormenta.
Por sentirlo como su “decisión”, por adoptarlo como su brújula, por considerarlo como su única opción, por tenerlo como aquello que le permite seguir con una vida y dotarla de sentido, aprisiona con mucha fuerza su “cosa”, se niega a razonar, argumenta para seguir atrapado, idealiza, proclama la santidad de su “cosa” y no admite contradicciones. Levanta muros para no ver, para no sentir, para no admitir. Niega la realidad, hace complicados malabarismos para sostener la fantasía, es que muy dentro realmente siente que si la “cosa” el mundo se le acaba, nada tiene sentido, la vida se le termina, caería en un pozo de inseguridad e impotencia.
Sí, en verdad no puede retroceder ni un paso, aflojar un poco, soltarse apenitas, nada de eso puede hacer, porque siente que su mundo se quiebra, su realidad se raja, todo se desequilibra. Urgente corre a abrazarse a su “cosa”, aunque la mirada objetiva confirme que le dañe, que es un vicio, que está fracasando, que no tiene sentido, que es una vida hueca, que es una existencia oscura, nada de eso tiene valor porque solamente su “cosa”, su objeto asegurador, es lo que le fortalece (fantasiosamente). La “cosa” es sagrada, lo más santo, lo que debe ser defendido sin miramientos. Los que cuestionan son herejes, desleales, traidores, desertores, enemigos, aquellos que hay que destruir. Porque son los que denuncian la fragilidad del que adora a la “cosa”. Señalan la inseguridad, muestran la impotencia. Con su presencia y oposición, activa o pasiva, ponen en riesgo la falsa tranquilidad, la disfrazada salud del que está encadenado a la “cosa”.
Entre los adoradores de la «cosa» entonces les sucede que a la mayor inseguridad la suele acompañar el mayor fanatismo, necedad y violencia.

Los hijos y seguidores de estas personas pueden tomar la “cosa” también como central, como verdad, como algo bueno para aferrarse. Tal vez los continuadores no sean tan inseguros ni ignorantes, pero nacieron y se criaron en un entorno en el cual la “cosa” era un pilar, una herencia cultural que mantener con vigencia. Quizás los descendientes más esclarecidos puedan reconocer la endeble validez de la “cosa”, pero ya están insertos en un programa, dentro de un sistema, mandatados por sus antecesores, por lo cual con dudas y timidez no rechazan la “cosa”, sino que la mantienen en vigencia. La adoptan y la transmiten a sus continuadores. Sí gente brillante y bastante segura, también siguen encerrados en la celdita mental determinada por la “cosa” consagrada. Porque ellos también tiene su debilidad, sus puntos ciegos, su ignorancia. Quizás en otros aspectos, diferentes a los de los creadores del mito de la “cosa”, pero se apoyan en esa “cosa” o en otra igualmente falsa e igualmente esclavizadora.
Tu familia hace tal o cual cosa, ¿por qué habrías de hacer, sentir, pensar, creer algo diferente?
¿Por qué no?

Las costumbres se inventan por alguna causa insospechada y luego se inventan las interpretaciones, significados que le den algún sentido. Probablemente los motivos verdaderos no son ni siquiera rozados, escondidos detrás de mitos, leyendas, historias fantásticas, absurdos que se presentan como verdad sagrada.
La costumbres se reciben, se viven, no se cuestionan, se continúan, se transmiten. Si se las deja de lado se siente como si todo se viniera encima, si se estuviera en una fisura llena de mal, en lugar de aceptar las costumbres que tienen sentido, que promueven los valores de vida, que llevan a la construcción de Shalom. Dejar a los faraones en Egipto, no llevarlos con nosotros en nuestro viaje a la Tierra Prometida y mucho menos adorarlos como deidades estando ya alojados en la Tierra. Dejar a los faraones allí en donde han de estar. Tomar lo bueno, evaluarlo, compartirlo y dejar lo negativo.
Pero, la gente insegura e ignorante se fortalece en la unión, formando grupos de presión, expandiendo por la fuera y la amenaza sus “cosas”, santificando lo que ellos adoran y acusando/destruyendo lo que puede quitar la máscara a su debilidad. En su impotencia manipulan, ejercen la violencia, presionan, mienten, estafan , engañan , gritan, predican, repiten lemas, pelean sucio, lastiman, en su impotencia masacran en vez de romper con su adoración a ídolos y servilismo a sus “cosas”.

Puede que te parezca que estoy hablando de cosas lejanas, o sin sentido; quizás me estoy refiriendo a antiguos primitivos, a gente burda. Pero esto nos pasa a nosotros, en mayor o menor medida.
No te diré qué haces tú, cuál es tu “cosa”, cuáles tus debilidades que escondes detrás del ídolo “cosa”, porque eres tú el que debe hacer el recorrido de la libertad personal, quien debe reconocer su impotencia, admitir su falta de control en esto y aquello, denunciar a su ídolo, despojarlo del poder que se le ha otorgado. Hay gente que puede hacerlo, otros que aún no. Es necesario trabajar en uno mismo, ir conociendo las propias debilidades, admitiendo los propios errores, dejar de pretender manipular, fluir sin querer controlar todo, cuestionar con respeto. Es un trabajo necesario y difícil. Pero es la libertad.
Ah, pero el miedo… mejor volver a la esclavitud, encerrarse en la celdita, adorar a la “cosa” y quemar a los herejes que levantan una vocecita de saludable crítica.
El enemigo está dentro, hay que conocerlo para dejar de abrazarlo. Mejor es abrazar la vida, construir shalom, aunque eso no parezca provechoso, ni algo sagrado, ni esté lleno de costumbres y rituales. No precisamos de la “cosa”.

Antisemitismo: ¿Denuncia noájida?

En los últimos días se han venido suscitando comentarios de traidores que se hacen llamar así mismos noájidas conscientes de su identidad pero que no son más que palurdos resentidos con la vida y con la sociedad. Sin importar en qué escala social se encuentren, son resentidos sociales que miran más verde el césped del vecino que el propio, recurren a la utilización de kippot y quieren verse y ser como lo que no son.

No es de extrañar que por su ignorancia, intriga y ponzoña estén cegados y no puedan ver más allá de la punta de su nariz, como bien dijo Sartre, su antisemitismo es el producto del sentimiento de impotencia que sienten. Justamente una joven judía de origen costarricense ganó una competencia contra Harvard y lo hizo no por un milagro, sino porque pasó estudiando antes y durante la competencia e inclusive las tres semanas previas al torneo no durmió lo que debía sino que repasó el material con su padre.

No es por pura casualidad que el ex presidente de UPS (United Parcel Services) fuera judío, fue porque estudió. Mientras unos se van de farra y desperdician su dinero derrochándolo en fiesta y alcohol, otros se quedan en casa estudiando, y como estudian, adquieren conocimiento, y como adquieren conocimiento, obtienen mayores y mejores herramientas para desenvolverse y defenderse en la vida, y como se desenvuelven y se defienden mejor, por eso es que llegan más lejos que los que no lo hacen así, pues los rumberos se van de juerga y están bailando el perreo y embriagándose en la tabernucha local mientras el estudioso está en casa preparándose para avanzar en la vida. Nótese que no quiero que se malentienda la idea, no es que salir y divertirse sea malo, por el contrario, hay que tener vida social, pero una cosa es salir y divertirse y otra es ser un pendenciero que pasa su vida de fiesta en fiesta y luego se resiente con los que dedicaron tiempo al estudio.

Como decidí no extenderme más de mil palabras por comentario, expondré la idea de la siguiente manera: El antisemitismo es el producto del resentimiento hacia los que se le considera como mejores. Los egipcios pudieron haber recibido la Torá si tan solo hubiesen tenido la decencia de compartir la Unicidad de Dios con el resto de las personas y no que las castas sacerdotales se lo guardaran para sí mismas y para subyugar a las masas incautas e inconscientes de esa unicidad y ahora sus descendientes buscan atacar a Israel por el resentimiento ínsito que tienen contra los que sí respetaron los Mandamientos Divinos.

Los judíos, hasta donde mi estudio y mis conocimientos me lo han demostrado, han sido los únicos en la historia que han compartido el conocimiento de la Unicidad de Dios, así que no venga ningún urdidor armador de trapisondas y resentido con la vida como lo es quien está detrás del perfil de “Denuncia Noájida” a buscar crear caos y dolor y a jactarse porque se leyó un par de librillos de quién sabe cuál chabacano. Lo único que hace es demostrar que es un traidor que ni siquiera merece ser tomado en cuenta para tan solo darle un ápice de importancia a sus desatinados comentarios que se encuentran plagados de necedad e insania.

Empero, como dirigente de la Coordinación de una de las filiales de FULVIDA en América Latina, no puedo permitir que se vulnere y mancille al Estado de Israel sobre el cual tengo mucho cariño y que es pisoteado por energúmenos como el fatuo fantoche que se hace llamar denunciante, ¿denunciante de qué? ¿O es que será que alguno de nuestros ya conocidos desertores se ha puesto una mascarilla de tercera y piensa que engaña a la gente con el cambio de nombre de un perfil en Facebook pero que claramente se distingue por su insensato actuar?

El deficiente coeficiente intralectual de la persona que critica a Israel por defenderse como Estado debería leer un poquito de Derecho Internacional y si no le da la cabeza para ello, al menos debería de leer un par de periódicos locales de Israel en vez de andar saboteando lo que con tanto esfuerzo y dedicación se ha logrado para que las personas realmente conozcan a Dios y que dejen de adorar a muñecos o estrellas, cosa que una vez que se ve con los ojos abiertos, lo único que causa es lástima hacia quienes lo realizan.

No es sobre la nada que este sujeto critica a Israel. Lo hace con mala intención y pleno conocimiento de sus actos, pues si se dice a sí mismo noájida, término que se aprende a la hora de tener contacto con los judíos, sabrá el taimado ese que Israel y los judíos han sido víctimas de injustas y macabras persecuciones desde que se animaron a desenmascarar a los que se guardaban el conocimiento para sí mismos y para tomar ventaja de algo que es el derecho universal de toda la humanidad saber.

En lo que respecta a FULVIDA en Costa Rica, se ha tomado la decisión que los miembros de la filial en Costa Rica no se rebajen al nivel del paleto antisemita quien en plena zafia y oscurantismo mental, se deja decir cosas que no mide muy bien, quizás porque su EGO lo tenga aprisionado de tal forma que su “desquite” porque no le dieran bola y su forma de vengarse es al arremeter contra un pueblo que nada le ha hecho a él.

Por cierto, eso me recuerda al caso de Hitler quien desencadenó todo su EGO contra los judíos, según él, porque no lo aceptaron en la academia de bellas artes cuando era más que evidente que no tenía talento para pintar. Y es que un orate suelto puede causar muchos estragos y traer muchísimo dolor a muchísimas personas, pero contrario a lo que pasó durante los albores de la Segunda Guerra Mundial, ahora hay noájidas que no van a permitir que los burdos catetos ensimismados y resentidos logren el cometido de los inmundos regímenes que buscan simpatizantes que les aplaudan y respalden su desdeñoso cometido de destruir y aniquilar de una nación que se ha convertido en un ejemplo para el mundo entero.

Sobre el juzgar

El juicio, el juzgar, es una parte esencial de la personalidad humana.
Sin juicio estamos sometidos a las pasiones, a los preconceptos, a las emociones, a las creencias absurdas.
El juicio es indispensable, es una cualidad muy humana.
El juzgar no tiene nada de vicioso, pecaminoso, engañoso, malicioso, siempre y cuando sea hecho correctamente, con la finalidad de encontrar la verdad, para establecer la paz, para equilibrar lo que las acciones u omisiones han desequilibrado. La justicia, y por ende el juicio justo, es uno de los pilares del mundo.
Así nos enseñan los Sabios de la Verdad, por ejemplo cuando expresan: “En virtud de tres principios el mundo perdura; por la justicia, por la verdad y por la paz.“ (Pirkei Avot 1:18).
De hecho, es el propio Divino Autor quien manda a los hijos de Su nación: “Juzgarás a tu prójimo con justicia." (Vaikrá / Levítico 19:15; mitzvá 235 del sefer HaJinuj).
Cada uno tiene el derecho y el deber de llevar una vida ajustada a juicio, ¿cómo? Juzgando al prójimo con justicia. Cooperando para que la sociedad sea justa. Aportando lo que sea necesario para que la justicia reine.
No es rehuyendo el juicio, ni proclamando la falta de competencia para juzgar, o predicando que no se ha de juzgar al prójimo y a uno mismo.
Pero dentro de los parámetros correctos, sin traspasar los límites.

Una de las pautas para no caer en error del juicio injusto es: “trata de juzgar a toda persona meritoriamente” (Avot 1:6).
Luego, como uno no debe erigirse en único juez, mucho menos si es parte del asunto, es que se debe recurrir a las instituciones sociales que funcionan en el establecimiento de la justicia.
La facultad de juzgar en la sociedad recae sobre sus representantes escogidos para tal finalidad, los jueces. Éstos deben cumplir con varios requisitos que fueron estipulados en los códigos legales, para evitar corrupciones, injusticias, errores, etc. La base está en unos pocos versículos de la Torá: "Pondrás jueces y alguaciles para ti en todas las ciudades que el Eterno tu Elokim te da en tus tribus, para que juzguen al pueblo con justo juicio. No tuerzas el derecho; no hagas distinción de personas ni aceptes soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y pervierte las palabras de los justos. Justicia, justicia perseguirás, para que vivas y poseas la tierra que el Eterno tu Elokim te da." (Devarim / Deuteronomio 16:18-20).
Los jueces designados son representantes de la sociedad, dependen de ella para cumplir sus tareas. Por tanto, no hay justicia en una sociedad carente de personas justas.

Pero, el prejuicio, el pre-juicio, el juicio que no se basa en fundamentos, que no busca la verdad, que etiqueta y degrada, que oculta la razón y la luz, que se usa como arma de dominación, no debe confundirse con el juicio justo, con el juzgar con prudencia y sabiduría.
El prejuicio es la corrupción, el mal uso, el abuso del pilar de la justicia.

Muchas veces hemos oído a personas confundidas, por lo general adherentes a diversas idolatrías, que tiene como lema “no juzgar”, “no juzgues si no quieres ser juzgado”, o “solo Dios juzga”; sí, muchas veces usan ese recurso cuando no pueden sostener y responder a la mínima visión crítica de sus doctrinas corruptas, de sus acciones extraviadas que se disfrazan de santidad. Entonces se hacen pasar por santos, por divinos mensajeros, por personas que no juzgan, para acto seguido lanzar una sarta de prejuicios, agresiones verbales, falsedades, y provocaciones prejuiciosas.

Sabemos que todas las agresiones parten del mismo núcleo, del EGO que toma el control de la persona.
Entonces, cuando desviamos nuestra capacidad de juzgar para convertirlo en un arma de agresión, en un método impuro de dominación, en un mecanismo de extorsión, estamos actuando bajo el manto oscuro del EGO y no a través del manto luminoso del AMOR.

Suele ocurrir que los que prejuzgan se sienten juzgados, que son amenazados, presionados, tenidos bajo el ojo criticón y poco amable de un amo. También es probable que en su infancia hayan sido sometidos a juicios severos, a amargos castigos, a palabras injuriantes de parte de aquellos que debieran amarlos por encima de cualquier circunstancia.
Puede ser que hayas sido invisible para tus padres, o que solo te vieran para criticarte o mandarte. A veces, absolutamente invisible.
Como sea, no recibiste el AMOR que precisabas, mientras crecías crecía en ti el odio, el resentimiento, la violencia, la amargura, la necesidad de ser amado, la duda de no saber por qué no eras querido y cuidado, crecía en ti el EGO.

¿A quién lastimas cuando cargas con la mochila del rencor?
¿A quién dañas cuando sigues con el resentimiento?
¿A quién enfermas cuando te la pasas juzgando sin encontrar méritos favorables?
¿Con quién estás enojado cuando te enojas?

Esperar a que el otro sea perfecto para respetarlo, que sea como queremos para amarlo, que nos brinde lo que queremos para aprobarlo, es propio de la infantilidad del EGO. Es otra forma de rechazar la vida y abrazar la muerte. Es otra manera de ser infeliz, cargado con oscuridad, encerrado en tu celdita mental.

Recuerda que tú, al igual que el otro, en el interior llevas/eres una luz pura, una esencia divina, un espíritu intachable. El Yo Esencial de cada uno es bello, bueno, noble, amable, digno. El tuyo y el del prójimo. Solo que nos revestimos con disfraces, con antifaces, con caricaturas del Yo Vivido. Eso nos hace actuar con malicia, con pobreza moral, con resentimiento, con rencor, con falta de solidaridad, con EGO.
Si dejamos de lado el juicio inútil, la excusa para el odio y el alejamiento, entonces podremos llevar una mejor vida.
Perdonar, sin dejar de lado el recurso de la justicia institucional.
Pedir perdón, como parte de un proceso de auténtico arrepentimiento.
Dejar fluir lo que no es posible, ni dable, controlar.
Dar menos importancia al EGO para que reine el AMOR.

Suena muy ilusorio, muy romántico y poco práctico y practicable en el mundo.
Pero es posible, de a poco, paso a paso. Ir soltando el dolor, juzgar  menos y comprender más, perdonar más sin por ello obstaculizar el trabajo de la justicia, reclamar menos, criticar amargamente menos, apreciar más lo bueno (oculto o manifiesto).

Poder religioso

Se ha enseñado en más de una ocasión que una vida adquiere significado de acuerdo al esfuerzo que se realiza por alcanzar una meta valiosa.
No en alcanzar la meta, sino en el esfuerzo por andar o hacer el camino hasta ella.

Sucede que el día que llegas, pierdes el interés.
Se acaba el esfuerzo y ya no hay esa pujanza, esa ansia.
Como si nada ya tuviera sentido.
Como si la meta no fuera la que satisface, sino el caminar hacia ella.

Luego quedara el dulzón sabor del recuerdo, de lo hecho y ya no.
El beneficio de lo que actualmente se tiene.
Pero falta ese ingrediente especial, el esfuerzo.

Por supuesto que a  cada cima le puede suceder otra, más alta, más difícil, más comprometida. No es necesario caer en valles de oscuridad y olvido, sino mantenerse en la meseta un rato y luego seguir escalando hacia otras metas.
¿Cuál es el límite?
¿Dónde está la línea que establece lo sano de lo que no lo es?

El esfuerzo es necesario, el camino es maravilloso, pero también tomarse el tiempo para meditar, observar sin presión, evaluar, hacer modificaciones necesarias, tener el momento consagrado para dejar de creerse el centro del cosmos y que si uno se detiene todo se termina.
Oh sí, el esfuerzo dentro de un sistema saludable, tal es lo bueno.

En lo “religioso” se nota este fenómeno del esfuerzo también, llevado al extremo nocivo.
Antes de continuar, recordemos que la religión es el disfraz para ocultar lo espiritual. La religión es un invento de hombres, usado por hombres, para dominar a hombres.
Lo espiritual es totalmente otra cosa.
Religión es un concepto arbitrario y relativo; espiritual es eterno como Su Creador.
A veces, por ignorancia o costumbre del hablar, decimos que el judaísmo o el noajismo son religión, cuando ciertamente NO lo son. Pueden compartir algunos pequeños rasgos con religiones, a ojos inexpertos pueden ser religiones, pero judaísmo y noajismo son formas de vida que apelan a la espiritualidad, en tanto que la religión es cárcel que manipula para conquistar y dominar.
(Por supuesto hay mucha gente que vive el judaísmo y el noajismo como religiones, dejan de lado lo espiritual para concentrarse en lo ritual desprovisto de sentido espiritual, en las instituciones fabricadas para el dominio. Sí, esas personas son realmente “religiosas”, aunque profesen cosas surgidas o emparentadas con el judaísmo o el noajismo).

Una congregación religiosa florece cuando encuentra algo/alguien contra lo qué luchar.
Un enemigo externo o interno.
Un ser demoníaco u otra secta.
El “traidor” que hasta ayer era el “hermano”, pero luego tuvo la “desfachatez” de preguntar, cuestionar, indagar más allá de los libritos sagrados y autorizados, negarse a servir como títere y payaso de un pastor vividor.
La ciencia o el que trae un mensaje diferente, que puede alentar el despertar de la conciencia espiritual y quebrar el yugo de la religión sobre sus esclavos.
Tales o cuales actos que son considerados pecados y nefastos (por esa religión y no por el Creador), que deben ser desterrados, al igual que aquellos que los cometen.
Lo que queda por fuera de imposiciones cada vez duras y extrañas, porque cada día más y más pesadas cargas se añaden, junto a rituales nuevos que se presentan como sagrados y de antigua data. Lo que obliga a redoblar el esfuerzo, para cumplir esto nuevo, para no ser detectado como “pecador”, para estar alerta a las novedosas advocaciones al ritual. No sea cosa que si uno se deja estar un ratito se convierta en el enemigo de la congregación.
El que no se congrega tanto y con tanta pasión como el líder de la comunidad demanda.
El que está “frío”. El “infiel”. El de fuera.
No importa, lo que sea, todo vale en tanto se someta a la congregación al estrés, al esfuerzo, a la presión, a la obligación, a la necesidad de estar en lucha, en “guerra espiritual”, en constante movimiento para alcanzar la ilusoria meta que promete la religión como deseable.
Y esto ocurre en congregaciones judías de toda cepa (particularmente en las que se han dado en llamar ultra-ortodoxas), en incipientes comunidades noájicas (que siguen un modelo parroquial o de rasgos misioneros), y por supuesto en la variadísima gama de las religiones del mundo, y con especial énfasis en la de los cristianos que se hacen pasar por judíos (mesiánicos, netzaritas, ebionitas, efraimitas y todos los otros inventos que van haciendo a diario). Cada una con sus peculiaridades, con sus símbolos, con sus modos, pero en el fondo el mismo recurso del ejercicio del autoritarismo, del exceso, de la falta de apego a lo espiritual, de la exigencia, en una palabra… del EGO.

Esto podría parecer suficiente para declarar la insania de tales congregaciones y que de inmediato fueran abandonadas.
Sin embargo, resulta paradójico pero es lo que les dota de poder para manipular, conquistar y dominar. No es el poder real, aquel que se genera en la bondad y la justicia, no es el poder del altruismo, no es el poder de la espiritualidad. Sin embargo es el poder que permite obtener dividendos materiales, llenar catedrales, organizar mega eventos, hacerse oír por todos lados. La habilidad del EGO para hacer de la impotencia una forma enferma del poder. El poder del grito, de la violencia, de la manipulación emocional. De las demandas irracionales, de la presión social, del abuso, del crimen, de todo lo que vivimos lamentando pero en cierta forma somos cómplices.

Muchos se han quejado al conocer el noajismo de que es “poco”, o “muy simple”. Que les falta sentir aquello que sentían en sus iglesias, en sus religiones. Quieren imágenes que impongan temor, quieren sentir miedo, quieren sentir incertidumbre, se quieren sentir pecadores, quieren que desde el púlpito les maltraten, quieren que les esquilmen y les saquen el dinero, quieren alimentar a gordos pastores mientras ellos viven en la miseria y el hambre. Quieren más mandamientos, quieren parecer judíos con sus innumerables preceptos y reglas para cumplir. Quieren someterse a más y más sacrificios y esfuerzos. Quieren que les hagan sentir culpables, quieren que les manipulen abiertamente o en secreto pero al mismo tiempo quieren que les mientan con esperanzas de salvación, de amor incondicional, de dioses que son capaces de dar la vida por ellos, de paraísos perdidos, de identidades superiores.

No se conforman con el sano y santo pan espiritual del noajismo, no les agrada el camino que el propio Eterno ha diseñado con Amor y Sabiduría.
Les parece poco, superfluo, demasiado mundano, poco esforzado, sin rituales, sin exigencias alocadas, sin dogmas entreverados, sin malabarismos para tapar mentiras. Quieren seguir viviendo bajo el EGO, en religión.

Quieren llegar a la meta y no aprendieron a disfrutar del camino, porque el camino es lo único que realmente tienen…

Guerra espiritual

Hay un campo o materia relativamente nueva dentro del cristianismo que se conoce como «guerra espiritual» o «campos de milicia espiritual. Esto surge hace unos 30 años atrás aproximadamente.  Surgieron un par de libros escritos en forma de novela, su autor Max Ducado, sus títulos  Penetrando la oscuridad y Esa Patente oscuridad. Solo leí el principio de uno de ellos y relata batallas en el cielo entre ángeles caídos o demonios, y ángeles fieles a Dios. Existe en los Estados Unidos un grupo llamado Guerreros de la Intercesión  o algo parecido. Nombres como Peter Wagner, Jack Hayford, Jhon Dawson, Alberto Mottesi,Dean Sherman y muchos mas, conforman esta corriente doctrinal que es vista con desconfianza por las congregaciones mas antiguas y tradicionales. Temática como por ejemplo cartografia espiritual, espíritus territoriales y tácticas especiales de guerra conforman esta nueva onda por llamarla de alguna forma. Según ellos toman sus bases del libro que es propiedad del pueblo judío  el Tanaj. Manejan información distorsionada de traducciones manipuladas y así son capaces de sacar un conejo de la chistera. Dividen la actividad en tres sectores, la mente, el corazón y la boca. Hay por ejemplo un pasaje de su falso libro que no copiare toda la cita aquí, es 1 Corintios 2:6-8. Vemos el misterio, lo insondable, lo que solo logran unos pocos, sabiduría especial que según el mentiroso Pablo esta oculta pero a disposición de aquellos que se humillan delante de Dios, mas bien seria correcto decir, que se humillan delante de sus pastores. En el cuento escrito a los Efesios, se habla de luchas contra potestades y principados y huestes de maldad, con esto justifican la supuesta lucha y la organización militar de esos seres. Según su doctrina el mundo esta dividido en campos de operación demoníaca, de acuerdo a los pecados que imperan en la zona. Por ejemplo Las Vegas opera un espíritu de juego y en Amsterdam uno de lujuria. Hay espíritus de las montañas y de los valles. En fin, no es mi deseo extenderme pues esto viene a raiz de un comentario de alguien que participo brevemente en Fulvida. Pero esto es peligroso, muy peligroso para las mentes de los que están encadenados, he visto hace años gente que recitaba una oración al estornudar pues podía ser provocado por algún tipo de demonio. Esto no difiere mucho de las leyendas griegas en las cuales los dioses y semidioses batallaban entre ellos haciendo participes a los mortales. El ansia de poder y dominio por medio de la religión lo tenemos aqui y ahora igual que hace 1000, 2000, 3000 años atrás.