En 1945, una multitud de famelicos prisioneros judios, polacos y gitanos, en un lugar de Polonia llamado Auchwitz, deambulaban como muertos vivientes por las postrimerias del infame lugar.
Eran muertos vivientes, en otro momento gente normal, médicos, profesores, músicos e intelectuales que por el racismo enfermo de un régimen maldito se habian convertido en piltrafas semihumanas, sin nocion del tiempo, sin esperanzas, sin sueños.
Mas sin embargo algo habia cambiado, algo habia acontecido en el Este, algo por lo cual los sadicos guardias de la SS que custodiaban el campo huian despavoridos, tratando de quemar las herramientas de su inombrable acto.
Se escuchan explosiones al rededor, y los guardias que aun quedaban escapan y se pierden en la tundra. En la distancia se avistan una figuras uniformadas, parecen militares, pero no son alemanes ¿que son? ¿mas enemigos? ¿angeles enviados pro el eterno a liberar a su pueblo oprimido? ¿un ejercito indiferente a su dolor que solo le preocupa perseguir a sus enemigos? no, esos angeles rojos son el Ejercito sovietico, que desde el frente oriental ha repelido a los genocidas nazis y afortunadamente una brigada ha pasado cerca de ahi y ha encontrado aquel campo de muerte.
La liberacion habia llegado, aquellos militares llegados del Este, auxilian, liberan y atienden a aquellas personas, que finalmente han visto sus ruegos contestados.
Del mismo modo, hoy dia millones de nuestros hermanos gentiles, sufren por causa del cristianismo y el islam, con sus consignas de que o crees y obedeces o arderas en el infierno para siempre. Ellos se dicen felices, pero por dentro temen, y sufren.
Nosotros, gente liberada por el Eterno, con nuestros esfuerzos, lentamente vamos repeliendo a las religiones malditas, del mismo modo que los sovieticos a los nazis, y del mismo modo, cuando nuestra luz llegue a aquellos prisioneros espirituales, reos de una campo de miedo por parte de sus amorosos mesias y sus terribles demonios y angeles caidos, no nos queda mas que decir, «venimos a liberarlos, no se alarmen, somos noajidas igual que ustedes».