¿Reconoce usted al caballero de la foto?
¿Sabe en dónde está?
¿Por qué besa una pared?
¿Qué hacen esos papelitos incrustados en la piedra?
¡Ah!, y ¿qué es esa cosa que está puesto en la cabeza?

Tratemos de ir respondiendo de a poco las preguntas. Dejaremos para el final la respuesta a la pregunta de quién es el caballero… Pero, para referirnos a él usemos las iniciales V.Y.

¿Por qué V.Y. besa la pared? Usemos un poquito de lógica – la de los griegos, la de Sherlock Holmes, etc.

Puesto que la pared – hecha de piedra – no siente, no podríamos decir que el caballero está demostrando su cariño por el muro, ¿cierto? Pero, puesto que un beso es un beso – usualmente una demostración de afecto – tal parecería que intenta demostrar afecto, ¿cierto?

¿Qué podríamos concluir? Pues que, en tanto que el caballero de la gorrita esté en sus cabales, está demostrando afecto por alguien que está vinculado fuertemente a la pared en cuestión…

Ahora bien, si V.Y. está efectivamente en sus cabales y si está intentando demostrar cariño sincero, ¿qué papel juega la gorrita? Usemos nuevamente la lógica. Para que exista cariño verdadero tiene que necesariamente haber respeto. Entonces podriamos pensar que la gorrita es una señal de respeto, ¿cierto?

¿Y qué hay de esos papelitos incrustados en la pared? Sigamos usando la lógica – la de Euclides, Arquímides y otros, y veamos si al final estamos en capacidad de decir eureka…

Los papeles no podrían haber sido dejados en la rendija del muro por descuido. No es posible pues, entonces, constituirían un tipo de basura y, congruente con nuestras previas deducciones, V.Y. los hubiera botado al tacho de desperdicios antes de realizar su acto de afecto, ¿cierto?

¿Qué podemos deducir? Pues que una o varias personas dejaron a propósito los papelitos donde se los mira (el papel no tiene patitas para subirse por su cuenta al muro). ¡Ah! Y evidentemente no son baura ni tampoco una falta de respeto, ni para V.Y. ni para ese alguien a quien V.Y. le está queriendo mostrar su afecto…

Ahora bien, con la información que tenemos a mano y con las deducciones que de ella hemos derivado no podemos intuir a priori las respuestas a las dos preguntas restantes: ¿quién es V.Y. y dónde está? Al fin y al cabo no somos Sherlock Holmes…

Pero gracias a Dios, vivimos en un tiempo donde la información es más global y accesible a quien la busca. ¡A Sherlock Holmes le hubiera encantado! Pongo las palabras muro, beso y papeles en mi buscador y en menos de un segundo aparecen en mi pantalla muchas referencias conteniendo esas palabras… Busco inteligentemente y lo que encuentro es: Muro de los Lamentos… Leo algunas de las referencias y veo algunas fotos adicionales y he aquí: V.Y. está besando el Muro de los Lamentos, el Kotel, lo que queda en pié del Templo de Jerusalén.

Investigamos un poco más y vemos que V.Y. está en el lugar más sagrado del Judaísmo. ¿Qué podemos intuir? Que posiblemente V.Y. es judío, ¿cierto?

Casi todo grupo le dice a sus pares: «Únansenos, y obren como nosotros lo hacemos, y entonces podrán beneficiarse de lo que nosotros tenemos. Caso contrario, ustedes no tienen nada con nosotros, más allá de lo que hagamos de mutuo acuerdo». Rabí Yirmeyahu Bindman

Pero hasta aquí funciona la lógica griega: la foto en cuestión no es de un judío. Aparece en una noticia del Jerusalem Post, donde se detalla que el presidente de Ukrania aprovechó su visita a Israel para entregarle al presidente de Israel, Shimon Peres, información hace poco desclasificada sobre fosas comunes en que se arrojaron cuerpos de judíos asesinados en la Shoah / Holocausto.

La foto corresponde a un no-judío. Es el presidente de Ukrania, Victor Yushchenko.

Pero entonces, (aferrándonos todavía a la lógica pura) podriamos decir, conforme a la reflexión de Rabí Bindman que presentamos unas líneas más arriba, que al fin y al cabo, por ser presidente de una nación con la que se tienen relaciones diplomáticas formales, se podría hacer una excepción… Que por ser presidente se le permitió a Victor Yushchenko visitar el Kotel…

Pero nuevamente nos falla la lógica. Resulta que los no-judíos siempre tuvieron, tienen y tendrán su espacio en el lugar más sagrado del Judaísmo.

Las partes son diferentes en ser Judíos y no-Judíos, pero nadie afirmaría que la no-judeidad es tan sólo el estado negativo de ser judío, sin ningún valor o destino por su cuenta. Esta no es la afirmación de la Biblia, ni la que han mantenido los estudiosos de la tradición judía a lo largo de la historia, no lo es hoy ni nunca lo será. Rabí Yirmeyahu Bindman

En tanto que se guarden normas básicas de respeto (como el uso de kippa – la gorrita de la foto) cualquier persona, judío o gentil (independiente de sus creencias personales), puede acceder al mismo lugar que accedió el senor Yushchenko a presentar sus respetos y su afecto…

Y por cierto, el respeto presentado por Yushchenko, ¿es hacia el pueblo judío? ¡No! Es hacia el Eterno, Creador del universo.

A lo largo de la historia hubo miles de reyes y gobernantes que gobernaron paises donde había o hay comunidades judías. Si investigamos un poco nos daremos cuenta: da la causalidad – no casualidad – que aquellos gobernantes que se esforzaron por respetar los derechos de sus ciudadanos, que gobernaron buscando el bienestar común (independiente de la tendencia política, de izquierda o de derecha, pero siempre en el andaribel de la moderación), eran y son respetuosos del pueblo judío.

Por el contrario, aquellos dictadores y tiranos que buscan el puro poder para maquiavélicamente construir imperios de terror acusan a los judíos por todo… Por su propia falta de capacidad, traumas y frustraciones. Y ahí están los Hitler, Stalin, Ahmadinejad, Chávez, etc.

Las naciones de la tierra tenemos nuestro papel que cumplir:

Cuando uno de los Hijos de Noaj (gentiles) resuelve cumplir a cabalidad los Siete Mandamientos Universales, su alma se eleva. Esta persona se constituye en uno de los Jasidei Umot ha-Olam, Justos entre las Naciones, y recibe un lugar en el Mundo Eterno. Las Santas Escrituras llaman a aquel que acepta el yugo del cumplimiento (cabal) de las Siete Leyes Universales un guer toshav, un Prosélito de la Puerta. Esta persona tiene permitido vivir en la Tierra de Israel y entrar al Santo Templo en Jerusalén y ofrecer sacrificios al Dios de Israel. Clorfene & Rogalsky

Parte de este deber es ver la historia, aprender de ella para no repetir errores. Pero claro, no es simple…

Para quien tiene al menos una remota idea de la larga lista de crímenes del Comunismo, la escena (de un puñado de ancianos rememorando la revolución bolchevique en Moscú) no puede provocarle menos que repulsión. La mismísima idea de que hay seres humanos pensantes por ahí que anhelan dal vuelta atrás al reloj para dejar la libertad en pos de una nueva era Estalinista, es simplemente irracional.Rabí Michael Freund

Quizás ayude el consejo que me dió el amigo Israel Goldberg allá en el barrio judío de París:

«Tómese un minuto al empezar cada día para pensar qué puedo hacer hoy para ser mejor persona, para mejorar el mundo«.

Las ganancias son muchas. Todo por un minuto diario.

“El auténtico espíritu del Judaísmo aparece, carente de ambigüedad alguna, cuando afirma que hay seres humanos justos entre los Gentiles, seres humanos amados por Dios, cuyos méritos son el motor que mueve a la prosperidad de las naciones” Elijah Benamozegh en Israel y la Humanidad

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Fuente foto: Correo Digital

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Sobre el autor: El Dr. J. Mayorga es Matemático de profesión, Suma Quan Laude y mejor graduado de su promoción en Escuela Politécnica Nacional – Ecuador. Obtuvo su Doctorado en Ciencias de la Ingeniería (Mención en Modelamiento Matemático) en Universidad de Chile – Chile. Su trabajo de investigación tiene que ver con métodos matemáticos de la Mecánica Cuántica. Ha sido Representante en Chile y Coordinador Internacional de Fundación Luz de Vida, creada con el propósito de promover entre los hispanoparlantes la observancia de las Siete Leyes Universales, herencia de las naciones de acuerdo con la tradición judía. Ha traducido del inglés al español «Los Siete Colores del Arco Iris» (Y. Bindman), «El Camino del Gentil Justo» (Ch. Clorfene & Y. Rogalsky) y «¿El Verdadero Mesías?» (A. Kaplan).