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Dos modos de proceder

El gran maestro Shlomo Carlebaj enseñaba:

 

«Noaj construyó su arca durante 120 años y fue incapaz de lograr que siquiera uno se arrepintiera de sus maldades.
Lo que sucedía era que Noaj no respetaba a sus contemporáneos.
Les gritaba: «Ustedes son asquerosos y criminales. En unos pocos años todos ustedes se van a ahogar en el mar… jajaa.»

No hacía así el patriarca judío Avraham.
Él respetaba a cada uno de los seres humanos.

Noaj era un extraño para la gente de su generación.
En la entrada de su casa había un cartel que decía: «Aquí vive el gran Noaj, el más grande de los justos».

Avraham, por el contrario, se acerca a todas las personas con humildad y respeto cariñoso.»

Tú, noájida querido, ¿cual de las sendas escoges para tu vida?
¿La que resultó errónea y fatal de Noaj?
¿O la de apertura y justicia bondadosa de Avraham?

Queda en ti la respuesta.

La elección que el gentil hace por Dios

¿Elegimos nosotros a Dios o Él nos elige a nosotros? Si depende únicamente de nosotros acercarnos a Él entonces es por mérito propio que llegamos a ser (en nuestro caso) fieles y justos de entre las naciones. De paso somos los únicos responsables por el desarrollo de nuestra identidad espiritual.

Si lo segundo es cierto, entonces el hombre o mujer que llega a convertirse en justo entre las naciones, poco o nada tuvo que hacer para llegar a serlo. Por consecuencia poco o nada tendrá que hacer para mantenerse siendo noájida.

Un buen tema para desarrollar en esta especial semana de Pesaj en la cual como noájidas podemos esmerarnos en meditar respecto a nuestra relación con el Creador, como una muestra de que ya no vivimos en el «Egipto» espiritual.

¿Por A o por B, qué implica dicha elección?

Bienvenido el sano debate.

Jasidei umot Haolam – Justos entre las naciones

El ingeniero Lansky (Félix Chivinsky), Polonia, noviembre de 1942 

El guetto Jizini, cercano a la ciudad de Varsovia, vivía sus últimos días. Diariamente los judíos eran sacados de sus casas y conducidos a la muerte. Al escucharse un golpe sobre la puerta de la casa de Yitzhak, situada en el guetto, se detuvo la respiración de las cuatro personas que se encontraban dentro. Yitzhak se acercó con pasos lentos hacia la puerta. Al abrir entró un desconocido, de alrededor de 40 años.

 -¿ Aquí vive la familia de Yitzhak Mistuchk? preguntó.

– Sí! respondió Yitzhak con dificultad. – Mi nombre es Lansky – y les traigo saludos de sus hijos.

Esther, la esposa de Yitzhak, se levantó muy conmocionada y preguntó: ¿dónde están?, ¿cómo están?, desde que se escaparon del guetto, hace un mes, no sabemos nada de ellos.

-Están bien, un amigo los trajo a mi casa en Varsovia y se esconden allí. Por pedido de ellos vine a llevarlos a ustedes también

– De repente sacó una cámara fotográfica, fotografió a Yitzhak a Esther, a su hija Javah y a su yerno Yaacov y les dijo: dentro de una semana les traeré falsos documentos y los sacaré del guetto por la noche. Adiós. Pero Lansky no alcanzó a llegar. A los tres días el guetto se llenó de soldados de la Gestapo y de campesinos polacos ebrios. Rápidamente sacaron a los judíos por la fuerza a la calle, los golpearon y los amontonaron a todos en un pequeño baldío cercado por alambre de púa. Los polacos los insultaban y se burlaban de ellos. Los pocos que intentaron escapar fueron capturados. Yitzhak y su familia sabían que sólo un milagro podría salvarlos.

Inmediatamente escucharon un llamado en polaco, dirigido a los campesinos.

– ¡Hermanos, vengan a beber, un varsoviano nos invita a beber vodka!

Los campesinos no esperaron una segunda invitación, corrieron hacia el lugar en donde se ofrecía la bebida acompañados, incluso, de algunos guardias alemanes. Yitzhak no supo por qué, pero tuvo la sensación de que el varsoviano era Lansky. Aprovechando el descuido, la familia decidió escapar. Regresaron y se escondieron nuevamente en el guetto. De lejos les llegaban las voces de los polacos borrachos que cantaban y reían. Al cabo de dos horas vieron que un hombre se les acercaba. Era Lansky, casi gritaron de alegría. Corrieron a su encuentro olvidando el peligro. Lansky los condujo a una calle lateral y de allí a campo abierto. En el cielo se vislumbraba la aurora. -Intentaremos llegar a Varsovia en el tren del mediodía; mientras tanto, nos ocultaremos en los campos. Al llegar al tren comprobaron que estaba repleto de soldados alemanes y que sería imposible subir. Al mismo tiempo temían escapar de allí. Fue entonces que Lansky los introdujo en el restaurante de la estación.

-Hoy se casa mi hija menor -y señaló a Javah y a su esposo, quisiera una habitación privada en donde poder festejar-

Pidieron comidas caras y permanecieron allí hasta altas horas de la noche. El miedo era grande, sabían que en cualquier momento podía abrirse la puerta y aparecer un soldado alemán. A las diez de la noche Lansky salió y al regresar comentó que había mermado el número de soldados.

-A las once pasa el tren a Varsovia. Le pagué a una mujer para distraer a los soldados en el momento en que el tren se detenga. Durante estos minutos subiremos al tren, no teman, caminen con seguridad y con tranquilidad. Finalmente llegaron a Varsovia muy tarde, caminaron en absoluto silencio por calles laterales y oscuras hasta llegar a una casa destruida. Nadie podía imaginar que esa casa estuviese habitada. Caminaron, subieron escaleras y se detuvieron frente a una puerta marrón. Lansky golpeó cuatro veces y luego abrió con una llave. La familia quedó perpleja al ver que detrás de esa puerta había una casa completa con dos habitaciones y cocina y que allí se ocultaban once judíos. Se saludaron y de inmediato arreglaron dónde dormiría cada uno.

-Dejen sus cosas, les quiero mostrar algo- dijo Lansky, quien los condujo nuevamente hacia las escaleras y de allí a su casa. Era difícil llamar a eso casa, todas las paredes estaban destruidas y en los muros exteriores había grandes agujeros, obstruidos, a su vez, por grandes tablones. Lo único íntegro en la casa era un horno de grandes dimensiones. Lansky golpeó la puerta del horno y al abrirse aparecieron dos cabezas de cabello negro: el hijo y la hija de Yitzhak y Esther.

El verdadero nombre de Lansky era Félix Chivinsky, de profesión ingeniero y miembro activo de la resistencia polaca. Además de los once judíos que escondía en su casa había ayudado a muchos otros a ocultarse en diferentes lugares de Varsovia. No sólo arriesgó su vida, sino también la de sus padres, en cuya casa ocultó a una familia completa. La vida dentro del escondite era difícil. Al no poder traer grandes cantidades de comida por temor a que los vecinos sospecharan, Lansky adquiría todo en pequeñas cantidades que iba dejando, durante el día, en diferentes lugares de la ciudad. Por la noche llevaba todo a la desmantelada casa. Otra preocupación que aquejaba a Lansky era que sus amigos de la clandestinidad no supieran dónde escondía a los judíos ni cuántos eran exactamente. Lansky no era un hombre rico, poco a poco, fue vendiendo lo que tenía para mantener a las personas que ocultaba. Dentro de la casa los judíos realizaban diversos trabajos. Confeccionaban redes de cabello y todo tipo de artículos de goma que después él vendía para poder comprar comida y carbón. Después de un tiempo los integrantes de la familia de Ytzhak enfermaron de tifus. No podían levantarse debido a la fiebre. Lansky cuidó de ellos, incluso trajo un médico y a pesar de las dificultades existentes para conseguir medicinas obtuvo medicamentos e inyecciones. De a poco, se fueron restableciendo, sólo Javah no se recuperó y murió. Allí permanecieron hasta el final de la segunda guerra. Veinticuatro de las veintiséis personas que ocultó se salvaron.

Muchas veces, a lo largo de los años de escondite, ellos le preguntaban ¿Por qué arriesga su vida por nosotros? Lansky reía y callaba. Solamente, una vez, al acercarse el final de la guerra, dijo: hice esto para salvar el honor de mi patria, para que se pueda decir que, por lo menos, hubo un polaco que se comportó como persona y no participó del crimen perpetrado contra los judíos.

Nota:

Las experiencias narradas en los cuentos son testimonios verídicos obtenidos por Yad Vashem, el Museo del Holocausto en Jerusalem a partir de relatos de sobrevivientes de la Shoah.

Pertenecen al libro Los Justos de las naciones del mundo (Jasidei umot haolam) de Guesher, de cuyo original en hebreo han sido traducidos por la Lic. Belkis Rogovsky. Este libro fue editado por el Departamento de Educación y Cultura para la Diáspora de la Agencia Judía para la colección «Cuadernos en hebreo fácil», Jerusalem, 1971.

Los salvadores fueron personas simples, de diferentes nacionalidades, que cumplieron, aún a costa de sus propias vidas, con el versículo del libro de Levítico (19,18) donde dice: «QUERRÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO.»

¿Qué descendió para los gentiles en Sinaí cuando descendió la Torá para los judíos?

En el santo Talmud, recopilación sagrada de la Torá Oral, encontramos el siguiente pasaje que resulta a la vez misterioso y esclarecedor:

«¿Por qué se llama Sinaí al monte (en donde Dios entregó la Torá a los judíos)?
Repondieron los sabios: es el monte en que descendió la envidia/odio (siná) de los gentiles en contra de Israel»
Talmud Babli, Shabbat 89a

Los sabios de la santa Tradición no dejan pasar detalles, ven el bosque pero no dejan de ver el árbol. Ellos quieren saber porqué el monte escogido para ser el lugar en el cual recibió el pueblo judío la Torá se llamaba Sinaí.
Nos dicen algo sorprendente, una verdadera revelación, la palabra «sinaí» deriva de la misma raíz idiomática que «siná», que significa odio al mismo tiempo que envidia.
El monte se llamaba de otra manera, pero cuando Israel recibió a perpetuidad la Torá en ese sitio, el monte fue llamado de otra manera, en alusión a algo trascendente que había ocurrido allí.
Pero, no se le denominó «monte de la luz», ni «monte del encuentro con Dios», ni «monte de la recepción de la Torá»… se le llamó y se le conoce luego de milenios como «monte donde descendió el odio/envidia de los gentiles en contra de Israel«.
Pero, ¿cómo es esto?
Si lo que descendió allí fue la Torá que Dios entregó a perpetuidad como herencia y patrimonio de Israel, ¿cómo nos dicen los sabios santos que lo que descendió fue el odio/envidia?

Debes reconocer que los sabios no se equivocan en asuntos de espiritualidad, si ellos dicen que descendió la «siná» de los gentiles en contra de los judíos, así mismo es.

Odian y envidian a Israel, porque fue el pueblo que se esmeró y se consagró al punto de ser meritorio para recibir la Torá.
Odian y envidian a Israel, porque a pesar de ser una nación débil y pequeña, con muchas desventajas materiales, igualmente pudo ser leal, con sus altibajos, pero nunca habiendo caído tan bajo como el resto de las naciones del mundo.
Odian y envidian a Israel, porque cuando los hebreos eran noájidas (en el tiempo antes de la entrega de la Torá) vivían de acuerdo a los Siete Mandamientos y por eso fueron escogidos para recibir la Torá.
Odian y envidian a los judíos, porque son ellos los dueños perpetuos de la Torá y no las naciones del mundo.
Odian y envidian a los judíos, porque ellos tienen de primera mano un texto sagrado que ellos anhelan para sí, que desean obtener, que quieren ser dueños, que desean leer y estudiar y de no poder hacerlo quemarán el texto y exterminarán a los judíos.

Así ha sido en el pasado y sigue siendo hoy en día.
No han faltado los desgraciados asesinos que llevaron a la muerte más horrenda a judíos, individuos y colectivo, a causa de su odio. Y los sigue habiendo. Ejemplo actuales, los imperialistas árabe-musulmanes; sus atrofiados aliados que se hacen llamar «progesistas», especialmente los eruropeos; los nazis de toda calaña, entre otros miembros de esa fauna vil que infesta el mundo.

No faltan los malvados que no pretenden aniquilar judíos, pero sí erradicar el judaísmo. Promueven la asimilación de los judíos, impiden el pasaje de la tradición de una generación a la siguiente, perturban la vida judía, sin por ello atacar directamente el cuerpo del judío.

Están los otros espantosos enemigos de Dios y de los judíos, que son los que dicen «amar a los judíos», pero actúan de un modo vil y traidor. Son los que se hacen llamar «nuevo israel», «israel espiritual», «israel en cristo», «judíos mesiánicos», entre otros farsantes, piratas de la fe y rebeldes en contra de Dios.
Una clase especial de estos últimos son los noájidas que no pretenden dañar directamente a los judíos, ni agredir al judaísmo, pero su odio interno, su envidia poderosa, su EGO al comando de sus vidas, les impulsan a buscar cosas judías para apropiárselas, para hacerse amos de ellas, para leer Torá, estudiar Torá, actuar a modo de medio-judios, etc., todo con la «sagrada excusa» (tono irónico) de querer hacer las cosas de modo «espiritual»… como «gentiles justos».
Y esta clase de enemigos de Dios van por la vida diciendo que son gentiles justos, cuando no lo son realmente. Porque, niegan la Voluntad de Dios que decretó que la Torá es de Israel y no de los gentiles; el mismo Dios que impuso la ley de que el gentil no debe estudiar Torá, sino dedicarse a conocer y cumplir con los Siete Mandamientos y no otra cosa para llenar de espiritulalidad su vida.
Esta clase de gentil rebuscado, inventor de excusas floridas, eterno víctima de la incomprensión de otros (según fantasea), también odia profundamente a los judíos, y al mismo tiempo los envidia. Quiere ser uno de ellos, quiere convertirse, pero no le da el alma como para hacerlo de la manera legal y correcta. Quiere ser un judío, por eso tiene cien libros de judaísmo en su biblioteca, recita de memoria pasajes talmúdicos, tiene en su ropero su disfraz de judío ortodoxo, usa nombretes judaicos en su facebook, lee y enseña Torá (eso dice hacer), se busca alguna supuesta autoridad judaica que le dé cabida a tales disparates, pero en el fondo, en el triste y patético fondo de su alma, odia intensamente a Dios , a los judíos, y les tiene inmensa envidia.

Qué triste alma… qué desgraciado vagabundear por el mundo, errante y sin sentido, aferrándose a cualquier cosa que le satisfaga el EGO del momento…

Así es amigos queridos, esos gentiles que rechazan la enseñanza santa de que no se entrometan en cosas de Torá, que se creen con «superioridad» para tomar lo que se les antoja de la propiedad de Israel, no hacen otra cosa que seguir viviendo como sus antepasados que se arrodillaban delante del estiércol de la religión: odian y envidian a Israel, y por eso son esclavos de sus EGOS inflados y ávidos, codician lo que no les pertenece, traicionan a amigos y allegados con tal de obtener lo que no es de su propiedad, se envilecen pero siempre con una excusa brillante a flor de labios.
Tienen grandes proyectos que no dejan de ser vanidosas fantasías de un EGO desesperado por recibir mimos y caricias.
Odian y envidian a los judíos, por eso quieren tanto ser como un judío.
Odian y están enojados contra Dios, por eso meten la palabrita «dios» cada dos por tres, pero carecen de Dios en sus vidas.

Y, como la Tradición y la ciencia nos enseñan, aquel que envidia y odia, en el fondo solamente se odia a sí mismo. Porque no se ama, porque se rechaza, porque se desconoce, porque se desprecia, porque se siente poca cosa, porque se cree apartado de la «mano» de Dios.
Se odia a sí mismo…

Es a causa de gente como estas que el monte Sinaí recibió su nombre, gente infeliz, desgraciada, desagradecida, que no tienen la capacidad de ser leales a su identidad, que por ello repudian los vitales y perfectos Siete Mandamientos, pero se creen capaces de escoger aquellos rituales y costumbres judaicos que les puedan acariciar su inflado EGO.

Pobre gente, se odian a sí mismos, porque se saben impotentes, infértiles, vacíos, carentes de bendición aunque gocen de muchos bienes materiales.
Pobrecitos, son merecedores de nuestra compasión, porque odian ya que no tiene capacidad de hacer otra cosa. Envidian, porque no se dan cuenta de que con el noajismo, con los Siete Mandamientos, ya tienen la porción santa y eterna suficiente para alcanzar plenitud y bendición en este mundo y en la eternidad.
Pobres almas sufridas, a las cuales no debemos rechazar ni condenar, aunque sí ser tajantes y claros en los límites sagrados que han sido impuestos por Dios y que en modo alguno podemos nosotros violentar para dar satisfacción a sus alocados EGOS.

Así pues, querido hermano noájida, cuando veas a ese pobrecito desgraciado que se cree capaz de decidir qué puede y qué no puede hacer o tomar del judaísmo, en tanto desprecia su propia Torá, su propia esencia, su propiedad espiritual; cuando te topes con él, sé compasivo, comprende la miseria de su alma, no lo atormentes, pero ponlo en su lugar caballerosamente y dale un salvavidas llamado FULVIDA para que dejen de odiarse y de envidiar a otros.

Por otra parte, otros muchísimos gentiles quizás no estén conformes con que sea Israel el pueblo elegido para haber recibido la Torá y los 613 mandamientos. Sin embargo, sus almas no se dejan llevar por la vanidad y la maldad. No permiten ni toleran que sea el EGO el que controle sus vidas. Entonces, comprenden que como gentiles tienen un sagrado rol, una tarea única y especial, un camino hacia la santidad, una tarea espiritual brillante, su conexión propia con Dios, su Torá, que son los Siete Mandamientos Universales.
Se hacen conscientes de su identidad, de su propio pacto, de su lugar em el mundo y entonces, el odio no existe, la dependencia tampoco, la esclavitud menos. Cuando se hacen conscientes y viven a plenitud como noájidas, como Dios ha decretado que vivan, ya la envidia hacia los judíos no los corroe más. Ya dejan de sentirse secundarios, por lo que dejan de odiar a los judíos y a Dios. Se aman, se respetan, se valoran, trabajan junto a los judíos como socios de Dios en la tarea de construcción de Shalom.
Junto a los judíos, pero sin inmiscuirse en cosas judías, sin reclamar cosas judías, sin estudiar Torá, sin todas las petulantes necedades de los que siguen siendo esclavos de sus ciegos EGOS.

Está en ti, hermano querido, elegir si serás de los que odian a Dios, odian a los judíos, envidian a los judíos, aunque mencionen a Dios y digan amar a los judíos a cada rato;
o si escoges la vida la bendición, que es aceptar quien eres con sano orgullo, y entonces vivir como te corresponde con sana vitalidad.

¿Qué eliges hoy hermano noájida querido?
¿Que se te conozca como uno que actúa movido por el motor de odio y envidia, o ser reconocido y alabado como uno que alaba a Dios por todo lo que tiene?

UN LLAMADO A LA FIDELIDAD ABSOLUTA

Este es un texto publicado hace un tiempo en SERJUDIO.com, vale la pena releerlo, estudiarlo y comentarlo con sabiduría.
Su autor es el Sr. Alfredo Zambrano, de Venezuela.
Vayamos al texto.

UN LLAMADO A LA FIDELIDAD ABSOLUTA

DIRECTO AL CORAZÓN

Estimado amigo, Shalom!

Reciba este breve, pero nutrido consejo. Profundice en ello y el cambio que experimentará será impresionante.

En estos momentos de grandes luchas y conflictos, traiciones y falsedades que han sido lanzados, como dardos incendiarios, en contra de aquellos fieles que anhelan Servir con fidelidad al Eterno, le recomiendo que se conduzca con sobriedad y prudencia en los siguientes aspectos:

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El líder religioso por lo general un narcisista patológico

Hay un trastorno de personalidad que se identifica como narcisismo patológico.
Suele ser el tipo habitual de pastores, de «rabinos» mesiánicos, de supuestos líderes de gentiles justos que siguen rutas de grueso error (tal como tener por centro al tal Jesús en sus vidas), de esos déspotas que trafican con la fe, que un día te manipulan y al siguiente también.

Los narcisistas patológicos no consiguen estabilidad en las representaciones mentales del sí mismo;
no alcanzan discriminar entre las representaciones de sí mismo y las de los otros;
y viven encerrados detrás de las murallas que levantan con sus ilusiones y fantasías acerca de lo que debiera ser el mundo, según les conviene a ellos.

En ocasiones de crisis o cambio impuesto, tal tipo de personalidad reacciona con conductas patológicas; podría sumergirse en adicciones tales como el alcohol o drogas; se agrede con hechos o palabras; se  menosprecia; puede llegar a extremos en su vida sexual, en el juego, en las relaciones laborales, etc.
Como náufrago en medio de una tormenta trata de afirmarse de cualquier cosa que flote, que lo mantenga sobre la superficie, que le permita no hundirse en las oscuridades frías y desconocidas.
Agitará sus brazos de forma desesperada, se moverá eléctricamente con tal de alcanzar aquello que supone que lo mantendrá a salvo de perderse en el caos que siente en su mente y corazón.
También puede tener conductas psicopáticas, que lo lleve a atacar sin piedad ni conciencia a otros, a destruir, a achacar culpas a quien se le ocurra, a hacerse pasar por víctima, a encontrar supuestas evidencias de ser víctima de un complot para destruirlo, etc.
En su enferma personalidad no hay escala de grises, se pasa del amor al odio, de blanco al negro, de lealtad a traición, de respeto a insulto, de un lado al otro y sin sentir culpa o siquiera evaluar con madurez y crítica sus reacciones o acciones.

Tú que lo has padecido estando él en el púlpito,
sabes que es intolerante,
que no admite preguntas profundas,
que estigmatiza a quien no está de su lado,
que trata de traidor a quien en buenos términos no quiere continuar a su lado,
que se aprovecha de las debilidades de los demás para su propio beneficio,
que manipula sin compasión,
que hace lo que quiere y te demanda que tú hagas según su voluntad,
que ayer fue evangélico, hoy mesiánico, mañana noájida y pasado alguna cosa novedosa que le sirva para sentirse seguro y poder enriquecerse,
que te demanda lealtad pero no duda en traicionar ni bien se cree en disposición para hacerlo,
que le importa más no ser avergonzado que vivir de acuerdo a la verdad,
que escoge mostrarte solamente aquello que le conviene pero oculta el universo que demuestra que está en un grave error,
que ayuda y regala, pero no deja de usar tales acciones para tenerte bajo su dominio incondicionalmente,
que ayer adoró a Jesús, hoy lo rechazó públicamente y mañana vuelve a adorarlo pero adornado con excusas inverosímiles pero que él con habilidad de mercachifle te lo hace comprar,
que es muy astuto y hábil con la palabra, capaz de inventar enormes fantasías y de expresarlas con gran emotividad, al punto de convencerte de que lo blanco es negro y viceversa,
que es capaz de venderte un buzón y tú hasta le agradeces porque te ha engañado,
que es evasivo cuando hay alguien con un ojo atento que lo puede desenmascarar,
que es muy carismático, que cae bien, siempre y cuando le sea de provecho a sus intereses,

¿te das cuenta qué es ese hombre que está en el púlpito de ese sitio en el que te congregas?
Lo sabes, ¿seguirás siendo cómplice de su enfermedad y de su guía por el camino del mal hacia el abismo?
¿Seguirás dando tú también infantiles excusas para acompañarlo en su senda hacia el infierno?

Está ahí delante de ti, lo conoces, lo has reconocido con esta descripción, tú puedes dar testimonio de cada una de estas pautas que lo describen… ¿seguirás traicionando a Dios y a tu propia alma para ser aliado de esta persona enferma en sus maquinaciones malvadas?

Ya no tienes más justificaciones, ni tiempo para seguir desperdiciando tu vida preciosa en insolencias, en fraudes, en idolatría, en engaños, en enfermarte junto a tu líder enfermo.

Dios te ha dado la clave para sanar tu alma, para alcanzar la plenitud en este mundo, para obtener tu gozo eterno en el paraíso.
Dios, en su perfección, amor, sabiduría te ha hecho gentil y te ha dado el sagrado código de los Siete Mandamientos para que establezcas la paz y la bendición en tu vida y en el mundo.
Sin necesidad de líderes de pacotilla, sin fantasías mortales como la de Jesús (el el rol que le quieran atribuir)… ¿eres capaz de seguir dando la espalda a Dios para ir a abrazar a esos demonios solapados?

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Como siempre te digo, no creas en mis palabras, investiga.
Por ejemplo: http://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_narcisista_de_la_personalidad
Puedes ser libre, o seguir siendo esclavo, depende de ti.

Perlas noájidas

Nosotros, los gentiles justos, debemos entender con claridad que el Eterno nos ha ordenado siete leyes que son el fundamento sobre el cual debemos levantar una sociedad justa y plena en cuanto a desarrollo, progreso y prosperidad integral se refiere. Por lo tanto, no nos está permitido implantar o reinventar un sistema de adoración o culto que resulten extraños al estilo de vida noájido (estilo de vida que Él mismo Creador le entregó a nuestro padre Noaj y a sus descendientes). Por lo tanto, ligarnos a una forma extraña de adoración, o inventarnos una, es una violación de ese Pacto. ¿Cómo saber que el Pacto que el Eterno formalizó con Noaj y sus descendientes sigue vigente? ¿No vemos, acaso, el Arco Iris cómo se despliega y brilla en medio de la naturaleza? Esta es una de las más fehacientes pruebas que demuestra que el Pacto noájido sigue vigente y presente y que es nuestra responsabilidad mantenerlo vivo, encendido e inviolable.

Fuente

Venezuela: bienvenida a Sucre, Barinas y Tachira

Con gran regocijo damos la calurosa bienvenida a las filas de referentes de FULVIDA a la licenciada Giuseppina Lopardo  al licenciado Jonathan Ortiz.
Ellos trabajarán, junto a nosotros, como lo han venido haciendo, para engrandecer la obra del Eterno a través de la senda sagrada del noajismo, el único y verdadero modo de agradar a Dios como gentil justo.

Estamos seguros de que pondrán de sí para hacer avanzar el noajismo en sus respectivas zonas de influencia, para proveer así de bendición, bienestar, eternidad y Shalom a todos.

Quiera el Eterno darles Luz y Bendición a su mente y corazón, para que sus acciones sean siempre positivas, eficientes, plenas.

Que la prosperidad y el bien siga llenando sus vidas, para que de esa forma trabajen con mayor intensidad en la obra del Eterno.

Bienvenida Giuseppina, bienvenido -nuevamente- Jonathan, bienvenidos todos los gentiles justos que saben que la más poderosa herramienta para servir al Eterno como noájida se llama FULVIDA.

Los datos de contacto de ambos y de los otros referentes en Venezuela los encuentras en: http://fulvida.com/nosotros/venezuela

Denunciar y detener a los «fetraficantes» sin miedo

En más de una ocasión nos hemos topado con alguno de esos malandrines que han aprendido -a medias- un par de conceptos judaicos y pretenden hacerse pasar por maestros, sabios, líderes, etc.
Por lo general estos malandrines solían ser pastores evangélicos, que de un día para el otro se hacen llamar «rabino mesiánico», o títulos estrafalarios similares (haham, profeta, rohe, ioresh, more, etc.) y que quizás de pronto hasta se hicieron líderes noájicos, o «gentiles justos mesiánicos» o cualquier otro rol que se inventaron o que consiguieron con «sincera astucia».
Sea cual fuera la careta que muestren, lo que no pierden son las mañas para manipular a la gente, envolver en sus telarañas a los de buen corazón, pedir dinero para tal o cual causa para quedarse ellos con la gordura más sabrosa, convertir sus bocas en cloacas en contra de los que no están en su sintonía, hacerse las pobres víctimas en una clásica jugada de manipulador, etc.
Siguen con sus astucias, con sus corrupciones, con sus perversiones, y sin dudas con sus carismáticas personalidades, que los llevan a parecer simpáticos, entradores, convincentes, firmes en sus creencias, aunque ayer fueron evangélicos, hoy mesiánicos, mañana noájicos, pasado noájicos de Jesús, en un mes noájida cabalístico o noájida jasídico y así siguen cambiando de disfraz pero siempre apegados a su ambición, al amor por el dinero, al deseo de dominar a otros, a su pasión por que su nombre sobresalga, etc.
Hacen del engaño en el área de la fe su trabajo, su profesión más rentable, y son expertos, hábiles, preparados, entrenados, saben cómo conseguir ese diezmito o esa ofrenda, entienden a la perfección los mecanismos emocionales para llevar a sus audiencias hacia lugares infectados de maldición pero que a ellos personalmente les brindará platita.
En el nombre de la religión o de lo espiritual van engañando, metiendo ideas terribles en sus audiencias, generando miedo y duda y resentimiento en quien le presta atención, todo en nombre de la religión, de algún dios que les promete salvación a cambio de que la gente deje plata y siga con fidelidad de oveja ciega a este pastor.
Son hábiles, lo repito, astutos como su modelo original: el serpiente de Edén.
También mencionaba a Dios, también quería hacer creer que buscaba el beneficio de sus oyentes, también hacia de la religión su negocio, también era la más astuta de la ciudad, también mentía con una calidad impresionante que hacía parecer a la verdad mentira y a la mentira verdad, también despreciaba y menospreciaba a quien pudiera desenmascaralo, etc.
Sí amigo mío, como ese o esa pastor/a que tienes a tu lado, que te dice que eres judíos «sefaradita» porque en tu apellido hay una «z», o porque tus antepasados fueron españoles, o porque eres judío por fe, o porque eres noájida pero debes estudiar la parashá, o eres noájida pero tienes que convertirte a judío para ser completo, o vivir como judío pero sin convertirte con rabino ortodoxo, etc., etc… sea lo que sea, nunca falta el pedido de dinero, o el hacerte sentir culpable o con miedo o fracasado, o presionarte para que hagas lo que él quiere y le conviene, etc.
Todo sazonado con técnicas de manipulación sutiles y con muchas alabanzas a «dios», y con alelushas y con sentimentalismo, y mensajes proféticos que solamente él recibe, etc.
Un gran producto comercial, que te hace vibrar, que te hace creer, que te lleva al abismo.

Ahora, ¿sería correcto denunciar públicamente a una persona como esta?
Mira claramente.
Entre los dos o tres conceptos que a medias se aprendieron de judaísmo, mencionan el no hacer «lashón hará», es decir, no hacer maledicencia, no declarar lo negativo que se sabe de alguna persona.
Con la misma excusa me escriben cada dos por tres diciendo que no puedo seguir diciendo del tal Jesús que era pecador, blasfemo, rebelde, terrorista, infame, de la peor calaña… pues sería -según ellos- hablar negativamente de un buen tipo.

Lo cierto es que la ley judía, que no es mandamiento para ti como gentil justo/noájida, pero que es sanamente aplicable, dice precisamente otra cosa.
Claramente expresa la ley judía que cuando se sabe de alguno que es pecador habitual y voluntario, no hay que tener concesiones con una persona así y se la debe denunciar siempre que se pueda, para que nadie caiga en sus redes, para que ningún inocente se perjudique.
Precisamente es parte del respeto a la persona y a Dios no dejar a los malvados que prosperen a causa de nuestro silencio o neutralidad.
Te lo transcribo de las famosas e ineludibles leyes del Jafetz Jaim capítulo 4, regla 7-8 (de la versión mexicana de la guía del   Rav Pliskin):

Si alguien ha desechado por completo la observancia de los preceptos, o continuamente viola algún precepto cuya severidad es conocida por todos, está permitido avergonzarlo por motivo de sus faltas. Ya que él no ha sucumbido a la tentación, sino que consciente y voluntariamente viola los preceptos de Dios, está permitido relatar a otros sobre su conducta.
Cuando esa persona comete un acto que puede ser interpretado como bueno o malo, no se le debe dar el beneficio de la duda. La prohibición de decir cosas que irriten a alguien, no se aplica a esta persona. Por lo tanto está permitido avergonzar a esa persona.

Está muy claro entonces lo que debes hacer, siempre y cuando no exageres, no mientas, no hables por rumores y no busques algún placer de esto.
Solamente por el amor a las criaturas de Dios debes hacerlo, para salvar al prójimo de las trampas de estos piratas de la fe, para detener el avance de la corrupción de los enemigos de Dios y del hombre.
No estarás pecando si cuentas lo que sabes, si lo denuncias públicamente, si le quitas la careta para que se vea su fiero rostro verdadero.
Tenlo presente, ahora y siempre.
Por supuesto, cuida de no caer tú presa de tus palabras, cuídate para que no puedan actuar en tu contra legalmente, pero no dejes que por tu miedo o debilidad el malvado siga desparramando su infernal veneno.

Espero que la enseñanza que viene desde lo más profundo de la Torá, adecuado para el noájida, te llegue al alma y te mueva ahora mismo a dejar sin poder al perverso, a ese que conoces, que sigues perdonando, al que sigues escudando y por tanto haciéndote cómplice de su maldad.

Por último, estos timadores y algunos que los siguen te saltarán con que no debes juzgar, que solamente Dios es el juez.
Tienes al menos dos respuestas, la primera es que ellos hablan de «dios», pero adoran a su dios EGO, que es dinero, poder, fama, automóvil de marca y muy caro, casa bonita, acostarse con jovencitas de la congregación, dioses ajenos, etc.
La segunda respuesta es la que sin errores te brinda la cita que te di, allí dice que no debes ser compasivo con alguien así, un reconocido pecador, vulgar en sus actos aunque quiera hacerlas parecer como la gran cosa.

Quizás sigas dudando, porque el veneno de estos timadores te ha penetrado profundo, entonces tómatelo con calma. No me creas a mí, indaga, investiga, encuentra evidencias, busca la verdad hasta hallarla.
Pero ten presente que si no los detienes tú que sabes lo que están haciendo, entonces te haces cómplice de sus maldades y tendrás tu porción de dolor en el mundo venidero.
El pecado de estos fetraficantes es terrible, porque engañan, mienten, roban, llevan a la miseria al prójimo, llevan a la desesperación/enfermedad/muerte a otros, dan falso testimonio, hacen pecar a otros, son blasfemos, adoran dioses ajenos… ¿tú quieres ser realmente el cómplice de esta gente?

No es ante este simple maestro ante quien deberás rendir cuentas… es ante Dios quien te ordenó los Siete Mandamientos y espera de ti que los cumplas con fidelidad.

A construir Shalom, también erradicando -legalmente- a las malas hierbas del jardín del Eden.

El ejemplo de Noaj

¿Realmente Siete preceptos  pueden acercarnos a una conducta de justicia, a tal punto de ser considerados justos entre las naciones del mundo? ¿Es esto aceptable, simplemente cumplir con algunos mandamientos y nada más, así de sencillo?….

Dos preguntas de extremo a extremo. La primera de alguien que cree que el Eterno se equivoca, que falla al momento de formar un pacto, que es imposible que pueda pasar lo que puede llegar a suceder. Que escapa, que pretende negar algo que lo llevará hacia la responsabilidad, hacia una carga. La segunda de alguien sumiso, que capta que El Eterno conoce lo suficiente para nuestro beneficio, que le parece bien, adecuado lo que Dios dispuso para el ser humano. Alguien que entiende que Dios no da algo que el ser humano sea incapaz de cumplir, que no nos mortificara con cargas pesadas incapaz siquiera de levantarlas un poquito. Alguien que desea crecer, desarrollarse, vivir una vida con sentido. En fin, alguien que realmente se interesa por cumplir su misión en la vida.

¿Como, como ser íntegro dentro de tantas oportunidades de fallar? ¿Como crecer entre individuos que no buscan, ni se interesan en buscarle un sentido a la vida? ¿Como apartarse de la sociedad si la precisamos para desarrollarnos? ¿Como ser justos si la injusticia nos tiene agazapados?….

«Estos son los decendientes de Noaj. Noaj era hombre virtuoso y perfecto entre sus contemporaneos. Noaj se conducía con Elokim…Gen. 6:9»

Este parrafo de la Sagrada Torá, estas palabras divinas nos trasmiten que uno puede llegar a ser un justo, un virtuoso y que Dios nos dio las herramientas para ello. ¿Cuales son? Los Siete. ¿Pues, cuales eran los mandamientos que cumplía Noaj? ¿Por que camino se dirigía su corazón? ¿Que sendero cruzó este señor que llegó a ser un justo, un virtuoso, un hombre temeroso de Dios?

No se preocupaba en cumplir Shabat, no se esmeraba en estudiar Torá. No hizo una iglesia dentro del arca, ni fuera de ella para dedicarse  a lo espiritual, No hablaba constantemente de la «palabra», no andaba por la vida o por las calles haciendo milagros y creyendo en su mente ser una deidad, no incurría en secretos del universo, no esperaba explicaciones de parte de Dios por las consecuencias de los actos humanos, Solo y solo hacía lo que Dios esperaba de él y espera de nosotros. ¿Que es? cumplir los siete, respetar el pacto que tenemos y que sigue vigente hasta nuestros días.

Hay que entender que lo que Dios quiere de nosotros y es solo regirnos por los consejos sabios que Él nos da, por la instrucción de vida que nos entregó para que vivamos una vida feliz, con una familia, con amigos, con la sociedad, con el mundo, con lo que nos rodea.

¿Crees que Noaj vivía dentro de una sociedad honesta, que solo se equivocarón en negar a Dios?

Pues no querido lector, mucha violencia, mucho robo, mucha bestialidad existia en esos tiempos. Para que te des una idea de ello te enumeraré tres cosas:

1 – No existía el respeto entre las personas, ni entre los animales. El lobo andaba con el perro, el gallo con el pato, cada hombre tenia las mujeres que deseaba. No existia un respeto íntimo, un valor que el otro esperaba de su conyuge. Y los animales, cada vez empeoraban más. Los jueces eran corruptos, legalizaron la unión entre un ser humano y una bestia.

2 – por temor al robo, que era muy excesivo en esa época, la gente empezó a andar por las calles desnuda, no querian perder sus ropas. Entre nueve robaban a un solo individuo y cada uno se llevaba una pequeña parte del botín para no ser sentenciados por los jueces.

3 – Empezarón a aprender hechizerías y se olvidarón por completo de Su Hacedor. Por lo tanto incurrierón en idolatría.

Hay diferenecia entre antes y depues, pero la pregunta es: ¿Como Noaj alcanzó ser justo entre todos esos individuos? Pues él siguió con la tradición Noajica, aprendió de su abuelo Metushelaj las siete leyes, se dedicó a cumplirlas y a ser lo que Dios espera de cada uno de nosotros. Pues tal fue dicho por los Sabios: «Cada individuo es un mundo entero». Y por lo cual lo que tu puedes lograr nadie más lo puede hacer.

Si crees que en la sociedad actual es imposible crecer o llevar a la práctica los siete preceptos. Recuerda a tu ancestro, aquel que luchó por la causa divina, aquel que vivió en una sociedad mucho peor y aún así se  mantuvo firme. Aquel que logró que el mundo subsista, aquel que te esta esperando en los cielos para que lo acompañes. Aquel que fue justo entre sus contemporaneos, ¿Cuanto crees que lo hubiera sido entre nosotros?

El pacto sigue vigente, así como todavía existen individuos que traen oscuridad al mundo. Toma las siete antorchas y haz que su Luz ilumine aún mas allá de donde tu ojo no pueda observar.

Tienes la oportunidad de ser justo, un virtuoso, un temeroso de Dios. Tienes las herramientas…

¿Las utilizarás?

Recuerda que eres tú el que se beneficia.

Saludos!