Archivo de la etiqueta: Salud

Kubler Ross y la senda espiritual

Comencemos copiando de la Wikipedia:

El modelo Kübler-Ross, comúnmente conocido como las 5 etapas del duelo, fue presentado por primera vez por Elisabeth Kübler-Ross en su libro, On Death and Dying, en 1969.

Este libro describe, en cinco etapas distintas, un proceso por el cual la gente lidia con el lamento y la tragedia, especialmente cuando es diagnosticada con una enfermedad terminal o una pérdida catastrófica. Además, este libro expuso la necesidad de un mejor tratamiento a los individuos que están lidiando con una enfermedad fatal.

 Etapas

  1. Negación«Me siento bien.»; «Esto no me puede estar pasando, no a mi.»
    La negación es solamente una defensa temporal para el individuo. Este sentimiento es generalmente remplazado con una sensibilidad aumentada de las situaciones e individuos que son dejados atrás después de la muerte.
  2. Ira«¿Por qué a mi? ¡No es justo!»; «¿Cómo me puede estar pasando esto a mi?»;
    Una vez en la segunda etapa, el individuo reconoce que la negación no puede continuar. Debido a la ira, esta persona es difícil de ser cuidada debido a sus sentimientos de ira y envidia. Cualquier individuo que simboliza vida o energía es sujeto a ser proyectado resentimiento y envidia.
  3. Negociación«Déjame vivir para ver a mis hijos graduarse.»; «Haré cualquier cosa por un par de años más.»;
    La tercer etapa involucra la esperanza de que el individuo puede de alguna forma posponer o retrasar la muerte. Usualmente, la negociación por una vida extendida es realizada con un poder superior a cambio de una forma de vida reformada. Psicológicamente, la persona esta diciendo, «Entiendo que voy a morir, pero si solamente pudiera tener mas tiempo…»
  4. Depresión«Estoy tan triste, ¿Por que hacer algo?»; «Voy a morir, ¿Qué sentido tiene?»; «Extraño a mis seres queridos, ¿Por qué seguir?»
    Durante la cuarta etapa, la persona que está muriendo empieza a entender la seguridad de la muerte. Debido a esto, el individuo puede volverse silencioso, rechazar visitas y pasar mucho tiempo llorando y lamentándose. Este proceso permite a la persona moribunda desconectarse de todo sentimiento de amor y cariño. No es recomendable intentar alegrar a una persona que esta en esta etapa. Es un momento importante que debe ser procesado.
  5. Aceptación«Todo va a estar bien.»; «No puedo luchar, debería prepararme para esto.»
    La etapa final llega con la paz y la comprensión de que la muerte esta acercándose. Generalmente, la persona en esta etapa quiere ser dejada sola. Además, los sentimientos y dolor físico pueden desaparecer. Esta etapa también ha sido descrita como el fin de la lucha contra la muerte.

Kübler-Ross originalmente aplicó estas etapas a las personas que sufren enfermedades terminales, y luego a cualquier pérdida catastrófica (empleo, ingresos, libertad). Esto puede incluir eventos significativos en la vida tales como la muerte de un ser querido, divorcio, drogodependencia, un diagnóstico de infertilidad.

Kübler-Ross afirmó que estas etapas no necesariamente suceden en el orden descrito arriba, ni todas éstas son experimentadas por todos los pacientes, aunque afirmó que una persona al menos sufrirá 2 de estas etapas. A menudo, las personas atravesarán varias de estas etapas en un efecto «montaña rusa» – cambiando entre dos o más etapas, y volviendo a hacerlo una o varias veces antes de finalizar.

Hasta aquí la cita.

Luego de haber estudiado varios textos en los cuales exponemos la tiranía del EGO sobre la persona, ¿podemos ver fácilmente qué está detrás de este modelo propuesto por la Dra. Kubler Ross?

Sí, por supuesto: el EGO, nuestro viejo amigo/enemigo, esa constante sombra que desde lo profundo de nuestro ser nos oprime.
Mencionemos rápidamente las cuatro herramientas básicas del EGO para manipular, de las cuales se derivan luego todas las otras artes y astucias: gritar, llorar, patalear y desconectarse de la realidad.
Todas ellas usadas para tratar de controlar el sentimiento de la impotencia, real o fantaseada, que inunda a la persona de su mismo nacimiento a este mundo.
Con el trascurso del tiempo, se perfecciona su uso, se afina la puntería, se ejercita al practicarlas, se rumbea hacia la manifestación privilegiada de una de ellas, se transforma en actitud de vida.
Estas herramientas, este imperio del EGO, no deja de estar presente a la hora de la agonía, de quedarse cesante en el trabajo, de la traición amorosa, de la mala noticia, de la muerte de un familiar, etc.
Es más, son esos momentos de sensible impotencia para los que el EGO ha sido creado, aunque luego se desbarranca de su rol y usurpa el control de las decisiones de la persona.

En el modelo de la Dra. Kubler Ross podemos distinguir lo siguiente:

  • La negación como derivado de la desconexión con la realidad.
  • La ira, asociada a los gritos o pataleos, dependiendo si se traduce en verbalizaciones o en actos.
  • La negociación, tal como es presentada, es derivación del llanto con toques de desconexión de la realidad.
  • La depresión, atada al llanto original.
  • La aceptación, aquí podrían adoptarse dos posturas.
    Una, en la cual aparentemente es un estadio en que el EGO ya no controla, sino que la persona ha salido de la celdita mental en la que se había auto recluido, siendo ya tarde para vivir a plenitud.
    Otra, que la persona ha claudicado, se ha sumergido por completo en el sentimiento de impotencia, ya ni siquiera trata de luchar para sobrevivir. Recordemos que el EGO, al que vapuleamos tanto, en realidad es una bendición en su justa medida y tiempo, pues es el mecanismo natural que tenemos para sobrevivir especialmente en situaciones de extremo peligro, cuando las reacciones lentas del cerebro superior no dan respuesta apropiada. Cuando se llega a la aceptación ante la muerte propia, o ante la terrible desgracia, probablemente se está en estado de inoperancia, precisamente de abandono de lucha por la vida.

Bien, hasta aquí esta reflexión.
Ahora, te podrás preguntar, con total justicia, ¿qué tiene que ver esto con noajismo o judaísmo?
¿Por qué un texto que trata de este tema en un sitio como en el cual estás ahora?
¿Tiene que ver algo con espiritualidad, con “la Palabra de Dios”?

Si te haces preguntas similares, te desafío a que tú mismo te las respondas, y nos las respondas aquí, en la sección de los comentarios.
¿Quieres?
¿Aceptas el reto?

Hasta luego.

A construir Shalom siempre.

Bienaventurados los pobres

Los instrumentos originales del EGO se preservan durante toda la vida, a no ser que consigamos doblegar al EGO y hacerlo apenas reconocible (como si fuera sencillo) y sumiso a nuestro control.
Estos instrumentos son raíces de otras conductas que, con el paso de la maduración y las experiencias, la persona va adquiriendo y usando para esquivar o dulcificar su sentimiento de impotencia, y sus miedos, al tiempo que son destinados a tratar de manipular al otro.
Así pues, llanto, pataleo, gritos (instrumentos activos), tal como el dormir (desligarse de la realidad) nos acompañan, más o menos visibles, con mayor o menor intensidad, mejor o peor camuflados detrás de otras conductas que se acomodan sobre ellas.

En esta ocasión quiero referirme muy brevemente a una actitud muy negativa que es la pasivo-agresiva.
Según nuestro marco de conocimiento, ésta que deriva de la asociación de las herramientas activas con la desconexión de la realidad.
¿Qué es la actitud pasivo-agresiva?
Podríamos caracterizarla como mostrar un gesto amable, una sonrisa, la “buena voluntad” que sirve para ocultar el intenso enojo, la ira, el desprecio hacia la otra persona o la situación vivida.
El otro es receptor de la agresión (verbal, física, emocional, social, etc.) pero le cuesta admitirlo puesto que el agresor no expresa su intención, sino que por el contrario se presenta como solícito, atento, sonriente, leal.

Esto es lo más oscuro de la actitud pasivo-agresiva, puesto que al no haber expresión manifiesta del enojo, al poder escudarse en la excusa de que no es con mala intención, la víctima queda como desarmada, sin poder obtener reparación. Es una hábil forma de manipular y evitar las consecuencias negativas.

Cuesta mucho comprenderlo, también reconocerlo.
Por ello te brindo ahora algunas modalidades de la actitud pasivo-agresiva, que quizás puedas descubrir que has empleado o has padecido de parte de otro.

A veces el pasivo-agresivo actúa con conciencia de sus oscuros sentimientos y supone (o cree) que de manifestarlos la situación en la que se encuentra empeorará.
A veces es ignorante de su malestar interno, aunque de trabajar un poco en su auto-conocimiento bien podría llegar a descubrir sus emociones.
Su miedo a la soledad, o al rechazo, o perder un rango, o a lo que puede sobrevenir, lo lleva a refugiarse en la simulación de un afecto positivo que en verdad no siente.
Entonces, cuando le inquieres acerca de sus conductas lesivas, de cómo te ha afectado, de cómo se muestra agresivo (sea por sus gestos, su postura, su entonación, sus acciones, etc.), rápidamente se defenderá y negará cualquier sentimiento hostil o posibilidad de haberte agredido.
Rechazará hacerse cargo de sus actos, negará que lo motive el miedo o la ira, desestimará cuando le preguntes si es por envidia o alguna otra emoción tóxica.
En resumen, insistirá en que es un “buen samaritano”, aunque sus manos estén chorreando sangre fresca de algún inocente.

Por supuesto que si insistes en querer que reconozca sus acciones y sus motivos, el agresor pasivo se enroscará sobre sí mismo y negará todo, encontrará justificativo para todo, te acusará a ti de “juzgar y no tienes derecho a hacerlo, porque solo Dios juzga”, te dirá que estás loco por decir lo que dices, o cosas por el estilo. Supongo que ya estarás haciéndote a la idea de cómo funciona, porque lo has vivido en más de una ocasión.
Pero tú, no te dejas enmarañar por sus mentiras y engaños por lo cual insistes en que reconozca sus actos y que aclare sus oscuros sentimientos.
Entonces el agresor pasivo hará un gesto, escupirá un monosílabo, te dejará plantado y sin respuesta.
Puede ser que te diga: “Ok”, “Bueno”, “Como digas”, “¿Algo más?”, en ese estilo de dar por concluida la charla sin haber expuesto en lo más mínimo lo que guarda dentro.
Esto es la agresión pasiva, también.
Porque te ubica en un lugar enfermo, loco, juzgador, criticón, al final eres tú el que está mal.
Al mismo tiempo, el malestar se intensifica porque aquello que no es comunicado auténticamente tarde o temprano es expresado, y si no es por las buenas, siempre es por las malas.

Pero, no se queda en jueguitos de palabras, en desplantes verbales o gestuales, también hay agresiones más “concretas”.
A veces por miedo a las represalias, por estar en una relación de evidente inferioridad, por cuestiones de conveniencia personal, las agresiones “concretas” se ejercen por medio de la pasividad, es decir, de la no acción, del retraso, del bloqueo para la realización.
Por ejemplo, le pides a tu esposo, hijo, empleado, amigo que haga tal tarea. La precisas para hoy. Por supuesto que la persona a quien le solicitaste sonríe y acepta hacerlo. Pero llega mañana y pasado y todavía ni siquiera empezó.
¿Qué pasó?
Bueno… una infinidad de excusas, pero lo concreto es que lo que se necesitaba sin falta, no se obtuvo.
Si el otro te hubiera dicho que no, entonces tú hubieras conseguido que otro te ayudara, o alguna otra solución.
Pero no, el delegado aceptó, no puso reparos, no se quejo, por el contrario, fue sonriente y amable, comprometido de palabra con la misión.
Y no estamos hablando de que en verdad le pasó un percance más allá de su voluntad o control, sino que realmente no lo quiso hacer, o inventó alguna ocupación diferente para dejar de lado lo que se había comprometido contigo.
¿Cuántas veces te ha pasado?
¿Con el pintor? ¿Con el amigo aquel tan despreocupado? ¿Con tu marido?
Es cierto, tú también lo hiciste… ¿no?

Es frustrante, pero todavía puede ser un poquito peor… ¿es posible?
Aquel que sonriente aceptó hacer una tarea que la realiza en tiempo, pero no en forma.
El resultado de la tarea es ineficaz y hasta demanda el doble de esfuerzo reparar los daños que si nada hubiera sido hecho.
Aquel que te hizo el recado pero trajo las marcas equivocadas, los productos vencidos, el precio altísimo, etc.
Aquel que se apuntó para colaborar con la expansión de FULVIDA, se llenó la boca de que haría esto y aquello, pero a la hora de la hora dejó todo por la mitad, ahuyentó gente, dejó un mal sabor acerca del noajismo, corrompió el mensaje de shalom y pureza de nuestro hogar, etc.

¿Cuántas veces lo hemos sufrido? ¡Infinidad! En las cosas grandes y en las chicas.
Con esta actitud el pasivo agresivo consigue ponerte en el lugar del impotente, no puedes nada con él. Te enojas, te irritas, te desgastas en corregir errores, te atrasas en ocupaciones, te cansas, te enfermas, te alejas de buenas personas, te envuelve en su tela de araña muy simpática a la vista pero llena de malicia amarga por dentro.

Ahora, te dejo una tarea para que hagas si quieres, pero hazlo bien.
¿Por qué escogí como título “Bienaventurados los pobres” para este post?
Y si quieres comentar sobre otros aspectos de este artículo, bienvenido.
Gracias, que pases un bello día, el mejor de tu vida.

Más que vencedor

El EGO como amo, resulta en una vida de pesadumbre.
El EGO como esclavo, colabora en llevar una vida de plenitud.

El EGO como esclavo permite que la gente cuente con confianza en sí misma y en los otros, seguridad y estabilidad emocional; flexibilidad y creatividad; adaptativo y con fuerza para tolerar contrariedades y reincorporarse tras de caer; razonable; independiente y auténtico.

El EGO como amo presenta falta de confianza; se frustra fácilmente; es rígido y autoritario; es dogmático y egocéntrico; poco racional y manipulador; representa papeles en vez de ser sincero; es arrogante y narcisista; falta a la verdad; es frágil y débil aunque se muerte fuerte y resistente.

Cuando el EGO manda, la persona se esconde detrás de máscaras. Se infla para parecer más fuerte, más inteligente, más ético, más religioso, más querible, más todo lo que pueda hacerle pasar por admirado y necesitado por otros, cuando en realidad es la persona la que está desesperada por obtener calor humano, reconocimiento, aplauso externo, el poder que desde dentro no siente.

Tratar con la gente sometida al EGO no es sencillo ni resulta agradable.
Porque hay que tratarlos como si fueran globos inflados a su máxima capacidad, cualquier cosita puede hacerlos estallar y derramar su contenido.
Además, saltan reactivamente al menor roce, sin capacidad como para estabilizarse y sostenerse con seguridad.
Son vulnerables, están bajo constante estrés de caer en impotencia en cualquiera de los planos de existencia.
Para asegurarse deben ser duros, mostrarse grandiosos, negar sus errores, echar culpas, inventar excusas, justificarse en sus acciones, manipular para obtener ventajas, hacer trampas, engañar, ser frío y duro o aparentar gran amistad, todo lo que esté a su alcance para no estallar.

Si en verdad fueran fuertes, no andarían por la vida faltos de humildad, ni demostrando lo que tienen o presumen tener, ni avergonzando a otros, ni hostigando, ni obteniendo réditos de trampas y engaños. O, no estarían en constante demostración de patetismo, de debilidad, de hacerse la víctima.
Pues ambas caretas (del súper exitoso o de la víctima perenne) son las que suele usar el esclavo del EGO.

Así pues, cuanto más se vende la persona como grande, perfecta, incorruptible, sagrada, pura, probablemente más esclava esté de su EGO.
Cuanto más este centrada en sí misma, hable de sus logros o de sus problemas, diga saber todo o no poder nada, en fin, cuanto más hagan creer que el mundo gira a su alrededor, menos poderosa es esta persona.
Triste es que este juego del escondite no es solamente con otros, sino con ellos mismos.
No pueden verse al espejo del alma, así que sus máscaras también les tapan a ellos su percepción de sí mismos.
Ignorar la situación hace imposible corregirla.
Y estas personas no solamente son ignorantes, sino activamente ignorantes, pues no admiten errores, no aceptan críticas leales, se niegan a emprender cambios, rechazan ofrecer disculpas. Son rígidos, monolíticos, paralizados en sus miedos y delirios de poder.
En su afán por controlar todo, no controlan casi nada. Pueden ejercer el autoritarismo, pero no la autoridad.
Son despreciativos y burlones, los primeros en agredir, todo para mantenerse a resguardo.
Ellos no se equivocan, es lo que anuncian; y de equivocarse es por culpa de otros, del destino, de algún dios, pero no de ellos. A veces reconocen algún fallo, pero lo minimizan, le quitan importancia, lo comparan con los males de otros, tratan de evadirse, todo el tiempo están en escapatoria.
Difícilmente comunican, más bien ladran, ordenan, gritan, se quejan, denuncian, amenazan, maldicen, o son lisonjeros, falsamente amistosos, amplios en sonreír pero sin verdadera felicidad. Esconden sus sentimientos, aunque sepan arruinar los momentos con sus patéticas historias de heroísmo, con sus demandas, con sus groserías, con su falta de tacto y generosidad.
Por supuesto que esta forma de ser no solamente demuestra su impotencia y esclavitud al EGO, sino que también las refuerza. Porque se quedan pegados a sus creencias negativas, se esfuerzan en mantenerlas, no disponen de ningún cambio que resulte favorable.
Por si fuera poco, proyectan sus partes negativas en los otros. Entonces, si ellos sienten envidia, dicen que son envidiados. Si ellos se sienten fracasados, dirán que están rodeados de fracasados que obstaculizan su avance, etc.
Hacen de cuenta que sus logros son enormes, así lo van expresando por todos lados. Proclaman que son geniales, vigorosos, adelantados, pioneros, líderes, alumbrados por alguna divinidad. Sus logros son de ellos, le quitan relevancia a cualquiera que haya intervenido.
Son agentes del caos, siembran dudas innecesarias, generan conflictos, disputan, arruinan.
Con sus enflaquecidas energías puestas en taparse, en inventarse máscaras, en defenderse, en no reconocer su verdadera forma de ser, se siente más y más impotentes, por lo que caen más duramente bajo la tiranía del EGO.
Si entendieran esto, dejarían de malgastar fuerzas en apariencias y en pretender controlar lo incontrolable, y estarían con mayor capacidad para despertar su conciencia, ponerse a andar en el camino correcto.
Pero no lo hacen. Por el contrario, se atrincheran más y más tras sus toscas defensas, se alejan de la armonía multidimensional.
Activamente se esclavizan a sus EGOs.

Pero, quien puede librarse del sometimiento al EGO, tiene otra forma de vivir, comunicarse, ser.
Son genuinos, consigo y los otros.
Pueden aceptar que se equivocan, pedir perdón, corregirse, cambiar.
Pueden ser receptivos y no reaccionar lastimados. Aceptan puntos de vista diferentes, hasta incluso los solicita, pues pueden completar mejor una imagen del panorama.
Pueden compartir, pues no están anhelantes por llenarse sin desprender nada hacia otros.
Pueden agradecer y reconocer los aportes que reciben de otros, porque eso no les resta en nada a su fortaleza y poder.
Pueden ser abiertos, porque no temen, porque se saben competentes en algunas áreas e impotentes en otras.
Por ello tampoco están en competencia sanguinaria contra otros, sino que tratan de disfrutar lo propio, de mejorarse, de hacer su parte, de cohabitar en paz.
No tratan de controlar lo que está fuera de su control, por ello realmente son poderosos.
Culpan menos, se angustian menos, disfrutan más.
Son libres y tienden una mano amiga al prójimo.
Construyen Shalom.

Puesto así, ¿serías capaz de evaluarte?

¡Estás fuera!

Hemos referido en muchas oportunidades que el miedo básico primordial es a la impotencia, a no poder.
Este se desglosa en cinco ramas principales, de acuerdo a los cinco planos de la persona: físico, emocional, social, mental, espiritual.

La rama del miedo que corresponde al plano social la podemos reconocer como a ser rechazado, a ser dejado de lado, a ser anónimo, a no alcanzar estatus, a ser invisible o despreciable para el grupo.
No es el miedo al abandono, o la soledad, o el desamparo que corresponde al plano emocional, puesto que aquel refiere a procesos internos y a aquellos relacionados a personas significativas. Sino que el miedo en el plano social brota tano por relaciones con gente conocida como con extraños, con personas que valoramos y con aquellas que ni siquiera realmente nos importan tanto.
Piensa, por ejemplo, cuando algún “amigo” de Facebook te ha eliminado de su lista, cómo te sentiste, cómo te preguntaste qué pasó, cómo buscaste darte cuenta qué hiciste mal. En verdad, ¿ese “amigo” era un amigo? ¿Valía tanto su “amistad” como para amargarte o enojarte? Parece que sí, aunque no fuera un amigo en realidad.
O tal vez te pasó que alguno no te invito a una reunión, o el convite llegó tarde, o te dieron un asiento junto al baño en la fiesta, o… tantas cosas que te hicieron apenar por sentirte anónimo, no valorado, nadie. Cuando ni siquiera te importaba la fiesta, la gente, el motivo de la reunión, pero igualmente el miedo al rechazo estaba allí, haciendo de las suyas.

Este miedo y sus reacciones son bien conocidos por los manipuladores, por ejemplo los traficantes de la fe. Gente que emplea recursos emocionales para obligar a sus ovejas a seguirles a pesar de que racionalmente es evidente el engaño, la farsa, el caos, el mal camino. Se usa la presión de grupo, las amenazas, los amigos desaparecen, se quita el saludo, uno pasa a ser un paria, se pierde el contexto social al cual uno estaba acostumbrado, etc. Quizás a ti te ha tocado soportarlo cuando hiciste algún movimiento que resultara preocupante para el pastor de turno y su monopolio sobre sus ovejas. Tal vez cuando preguntaste algo que no le convenía, o cuando mencionaste tus dudas acerca de la verdad de esa fe teatral, o simplemente faltaste a alguna reunión de la congregación. Pronto, muy pronto te hicieron sentir el rechazo, te dejaron fuera, te infamaron. Probablemente lo has vivido, si quieres puedes compartir tus anécdotas aquí con nosotros, nos sirven para aprender y te sirve a ti para descargar lo que tienes en tu corazón.
Es un mecanismo sádico de dominación, que hábilmente manejan los traficantes de la fe, así como otros “líderes” que no cuentan con recursos saludables para mantener unido al grupo y sostener su liderazgo (jefes, patrones, políticos, cabecillas, etc.).

Así es amigo, el miedo es un instrumento muy peligroso en manos de los emisarios del EGO que se ponen a comandar las vidas de los que caen bajo su influencia.
El miedo en el plano social no queda por fuera de ser usado para someter y encasillar. De hecho, tiene una enorme influencia puesto que se replica y aumenta de acuerdo al número de integrantes del grupo.

Por ello es bueno conocer acerca de estos temas, y hasta reiterar las lecciones, aunque parezca aburrido.
Para conocernos, para entender cómo funcionamos, para ver qué acontece en nuestro entorno, para posibilitarnos ser sanos y felices.
Dios no quiere que seas una oveja de ningún pastor, de haberlo querido hubieras nacido oveja y no humano.
Así pues, toma este buen pan espiritual para hacer de tu existencia un canto sagrado eterno.
Esto es TORÁ en su bella expresión práctica, útil, beneficiosa. Sin artificios, sin trampas, sin eludir los temas que son esenciales para armonizar lo terrenal con lo espiritual.

Al sumergirse en las sensaciones producidas por el miedo, o al experimentar el rechazo realmente, la persona tiende a responder automáticamente con las herramientas del EGO: llanto, grito, pataleo y/o desconexión de la realidad, o alguno de sus derivados.
Esto, que nosotros afirmábamos desde tiempo atrás parece haber recibido soporte desde la neurociencia.
Según estudios académicos realizados recientemente (Peterson, C.K., Gravens, L.C., y Harmon-Jones, E. (2010). “Asymmetric frontal cortical activity and negative affective responses to ostracism.” ), se ha constatado que ante el rechazo se encienden dos zonas diferentes del cerebro, el lóbulo frontal izquierdo con enojo y el lóbulo frontal derecho con tristeza.

Ambas son reacciones “normales” ante el rechazo social.
Ambas son parte de las respuestas de lo que llamamos EGO, ante la impotencia o el sentimiento de la misma.

Ahora, ¿qué podemos hacer para mitigar el impacto de estos sentimientos?
¿Qué hacer para no aumentar el malestar a causa de nuestras reacciones, internas (sentimientos, pensamientos, ideas) y externas (acciones, gestos, palabras)?
¿Podremos eludir las trampas del EGO para no seguir siendo dominados e impotentes?

Hemos brindado algunas pautas en numerosas ocasiones anteriores, ahora quisiera proponerte otras (tal vez no muy diferentes de cosas que ya conoces y aplicas).
Si las pones en práctica me encantaría que me lo comentaras, todos aprendemos. Gracias.

  1. No supongas intenciones.
    A veces los otros se olvidan de ti, sin intenciones negativas. Eso pasa. Tú no eres el centro del universo ni de oro como para que todos estén pendientes de ti.
    Claro que esto no le quita peso al EGO, que pretende hacerte sentir inútil, nada, nadie, a la vez que te infla y te hace subir a un pedestal de barro, para que cuando te caigas y lastimes el dolor sea mayor y su dominio sobre ti esté asegurado.
    Que sepas que se olvidaron de ti puede excusas la mala intención, pero no el sentirte “menos” de lo que te crees.
    Igualmente, no supongas.
    Si tienes la oportunidad, cuando no estés enojado ni triste, pregunta amablemente qué pasó. Si es que quieres saberlo, si es que la pregunta y la respuesta no provocará mayores conflictos.
  2. Enojo y tristeza.
    Como mencionamos, la investigaciones han confirmado que surgen dos emociones: enojo y tristeza.
    Debes aceptar ambas, no solamente una. Reconocerlas. Manejarlas de modo provechoso.
    Si admites estar enojado pero no triste, o viceversa, habrá algo que no comunicas y tarde o temprano se expresará de algún modo.
    Admitir pero NO actuarlo.
    Comunicarlo para quitarle peso.
  3. No se acaba el mundo.
    Ok, no te quieren, no te invitan, no te valoran, sigue adelante entonces.
    Que no es fácil, me dices. Que ya conoces a la gente desde hace mucho tiempo y te cuesta desprenderte de ellos, me comentas. Que para los adultos se complica iniciar nuevas amistades, ser recibido en grupos, me aseguras.
    Sí, probablemente tienes razón… ¿y qué?
    ¿Por ello te quedarás en un lugar, situación, soledad, que no te gusta ni te sirve?
    Vamos, aprovecha ahora la oportunidad para encontrar gente más sensible, más afines.
    Permanecer varado por un fracaso, no es la forma de avanzar hacia tu bienestar.
  4. Lo que crees es más catastrófico que lo que es realmente.
    Sí, en líneas generales nuestra fantasía suele ser más recargada y dolorosa que el hecho en sí mismo.
    A veces es necesario cortar los lazos viciosos, romper los bastones tóxicos, desprenderse de las relaciones enfermizas, alejarse de los grupos fanatizados.
    Supondrás muchos tremendos resultados, que probablemente ninguno serán reales.
  5. Sé amable.
    Si realmente te han hecho el vacío, si no te han tomado en cuenta, sé amable con esas personas.
    No puedes, ni debes, obligar a nadie a que te quiera, a que te invite, a que sea tu socio o amigo.
    Pero si debes respetarte y respetar al otro.
    Podrás no estar de acuerdo con su decisión, con su acción, pero igualmente sé amable (en la medida de lo que es éticamente posible).
    Los de la iglesia, que hasta ayer te llamaban hermano, hoy no te saludan… bueno… tú sé amable con ellos. Acepta que en su fanatismo ahora eres para ellos un “hereje”, un “hijo del demonio”, pero tú no eres esclavo del EGO como lo están siendo ellos. O al menos no quieres serlo. Entonces, no actúes de acuerdo a los dictados del EGO. Sé amable, en la medida de lo que es éticamente posible.
  6. Reconoce la manipulación.
    Con enojo y tristeza a cuestas no es sencillo reconocer la manipulación, pero luego, date tiempo para reflexionar.
    Mira lo que sucedió.
    Si has hecho algo que provocase el rechazo, quizás puedas disculparte, enmendar tus acciones.
    Si en realidad es decisión de los otros, por sus propias razones, no tienes nada que hacer.
    Si es una manipulación, no permitas que se te falte el respeto, que se te quiera dominar a través de estos mecanismos subversivos.
    Aprende a manejar tu vida, no admitas ser títere.
  7. Enfócate en lo que es importante.
    Las culpas del pasado no sirven para mucho.
    Las angustias hacia el futuro, tampoco.
    Enfócate en aprender, aplicar, construir Shalom.
    De dentro hacia fuera.

Bien, hasta aquí por ahora.
Me gustaría no ser invisible para ti y que tuvieras la amabilidad de agradecer este texto que te regalo, de comentarlo, de compartirlo, de difundir nuestro HOGAR de VIDA con todo el que esté a tu alcance.
Pásala bien.

¿Lanzas a Iosef al pozo?

Querido lector, espero que estés bien al leer estas líneas.
Hoy estudiaremos brevemente un pasaje de la parashá Vaieshev, que corresponde ser leída públicamente en las comunidades judías alrededor del mundo esta semana.

No quiero aburrirte hablando nuevamente del EGO, pero hablaré tratando de no aburrirte.
Es muy importante la comprensión de los mecanismos que nos hacen pensar, sentir, hablar, hacer, puesto que puede redundar en una vida de plenitud, de salud, de bienestar, o en una vida de amarguras y fracasos.

Así que, por favor amigo lector, acompáñame, prometo que trataré de ser breve e interesante, de paso te puedes llevar algún beneficio gratuitamente.

El EGO es una parte de nosotros, en su momento necesario, en su dosis justa es útil.
Como siervo, es eficiente.
Como amo, resulta en descalabros para la persona, las relaciones, la sociedad.
Tristemente el EGO es quien se sienta en el trono de la mayoría de las personas, por eso el mundo anda como anda desde el comienzo de las épocas.

Aprender acerca de esto, vernos en el espejo del alma, encontrar herramientas para armonizarnos, se constituye en un trabajo esencial, que brinda réditos aquí y en la vida postrera.
Cada parashá, especialmente aquellas que refieren historias humanas, anécdotas de personas vitales, es un buen campo para cosechar enseñanzas de vida, de cómo actuar, proceder, relacionarnos, limitarnos para crecer.
Cada parashá, las que cargan con numerosos mandamientos y reglas, nos da pautas de cómo encauzar nuestra existencia, para ser más dueños de nosotros mismos y menos esclavos del EGO, propio o de otros.

La parashá Vaieshev, la nuestra, es una enciclopedia completa de instrucciones para la vida, de moralejas, de iluminaciones fundamentales.
Yo me detendré en un breve pasaje, que no es el más sublime en la historia de los antiguos hebreos, pero es un momento clave sin dudas.

Te presentó el párrafo:

«(12) Sus hermanos fueron a apacentar las ovejas de su padre cerca de Siquem,
(13) e Israel dijo a Iosef [José]: -Tus hermanos apacientan las ovejas cerca de Siquem. Ven, te enviaré a ellos. Y él le respondió: -Heme aquí.
(14) Él le dijo: -Anda, por favor, y mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la respuesta. Lo envió desde el valle de Hebrón, y él llegó a Siquem.
(15) Andando él extraviado por el campo, un hombre lo encontró. Y aquel hombre le preguntó diciendo: -¿Qué buscas?
(16) Y él respondió: -Busco a mis hermanos. Dime, por favor, dónde están apacentando.
(17) Aquel hombre le respondió: -Ya se han ido de aquí. Yo les oí decir: ‘Vámonos a Dotán.’ Entonces Iosef [José] fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán.
(18) Cuando ellos lo vieron desde lejos, antes de que se acercase, actuaron engañosamente contra él para matarle.
(19) Se dijeron el uno al otro: -¡Ahí viene el de los sueños!
(20) Ahora pues, venid; matémoslo y echémoslo en una cisterna. Después diremos: ‘Alguna mala fiera lo devoró.’ ¡Veamos en qué van a parar sus sueños!
(21) Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos diciendo: -No le quitemos la vida.
(22) -Y Rubén añadió-: No derraméis sangre. Echadlo en esta cisterna que está en el desierto, pero no pongáis la mano sobre él. Era para librarlo de sus manos a fin de hacerlo volver a su padre.
(23) Sucedió que cuando Iosef [José] llegó hasta sus hermanos, ellos despojaron a Iosef [José] de su túnica, la túnica de diversos colores que llevaba puesta.
(24) Lo tomaron y lo echaron en la cisterna. Pero la cisterna estaba vacía, sin agua.
(25) Después se sentaron a comer, y alzando los ojos miraron, y he aquí que una caravana de Ismaelitas venía de Galaad con sus camellos cargados de perfumes, bálsamo y mirra para llevarlos a Egipto.
(26) Entonces Yehudá [Judá] dijo a sus hermanos: -¿Qué provecho hay en matar a nuestro hermano y en encubrir su sangre?
(27) Venid, vendámoslo a los Ismaelitas. No pongamos nuestra mano sobre él, porque es nuestro hermano, nuestra carne. Sus hermanos estuvieron de acuerdo con él.
(28) Y cuando pasaban los mercaderes madianitas, sacaron a Iosef [José], subiéndolo de la cisterna, y lo vendieron a los Ismaelitas por 20 piezas de plata. Éstos se llevaron a Iosef [José] a Egipto.
(29) Cuando Rubén volvió a la cisterna y no halló a Iosef [José] allí, rasgó sus vestiduras.
(30) Volvió a sus hermanos y les dijo: -¡El joven ha desaparecido! Y yo, ¿a dónde iré?
(31) Entonces ellos tomaron la túnica de Iosef [José], degollaron un cabrito del rebaño y empaparon la túnica en la sangre.
(32) Después enviaron la túnica de diversos colores, la trajeron a su padre y le dijeron: -Esto hemos encontrado. Reconoce, pues, si es o no la túnica de tu hijo.
(33) Él la reconoció y exclamó: -¡Es la túnica de mi hijo! ¡Alguna mala fiera lo ha devorado! ¡Ciertamente Iosef [José] ha sido despedazado!
(34) Entonces Iaacov [Jacob] rasgó sus vestiduras, se cubrió con cilicio y guardó duelo por su hijo muchos días.
(35) Todos sus hijos y todas sus hijas fueron para consolarle, pero él rehusó ser consolado. Y decía: -¡Enlutado descenderé hasta mi hijo, al Sheol! Y su padre lo lloraba.
(36) Pero los madianitas lo vendieron en Egipto a Potifar, funcionario del faraón, capitán de la guardia.»
(Bereshit / Génesis 37:12-36)

Seamos breves en la enseñanza.

Iosef al igual que sus hermanos fueron personas reales, hijos de Iaacov, cabezas de tribus de Israel.
Pero también pueden ser tomados como tipos de personalidad, características del ser, actitudes cotidianas, tuyas y mías.

(12)
Los hermanos de Iosef fueron a apacentar el ganado, a dedicarse a las cosas del cuerpo, a lo básico, a lo absolutamente terrenal. Esto no tiene nada de malo, ni de pecaminoso, ni de erróneo. A diferencia de las religiones que condenan al cuerpo, que lo demonizan, nosotros podemos darnos cuenta de que somos cuerpo, en tanto vivimos en este mundo. Sin cuerpo no tendríamos existencia terrenal, por tanto estaríamos incapacitados de cumplir aquello para lo cual hemos sido creados por Dios. Por tanto, al cuerpo que somos hay que respetarlo, conocerlo, amarlo, cuidarlo. Por supuesto que no es el cuerpo lo principal, pero tampoco un objeto para desconsiderar o maltratar. De hecho, es obligatorio ser sumamente cuidadosos con nuestro cuerpo, con lo que somos materialmente. Si bien las religiones y algunas sectas tratan de empobrecer el cuerpo, restringirlo e incluso castigarlo, porque lo ven como cuna del deseo, centro de las pasiones, culpable de los males, en realidad la santidad no se encuentra en estas acciones y doctrinas, sino justamente todo lo contrario.

(13-14)
Pero, como dijimos, no somos solamente cuerpo y enfocarse únicamente en él es un error.
Por lo cual la conciencia, Iaacov/Israel, intenta tomar contacto.
Envía a Iosef, que estaría simbolizando la percepción, los sentidos (materiales y el espiritual) puestos al servicio de la comprensión e inteligencia.

(15-17)
Lo que percibimos es lo que nos vincula con nosotros mismos, con el prójimo, con el entorno.
Cuando tenemos dificultades en la percepción, estamos en problemas para comprender, comunicarnos, integrarnos.
Muchos inconvenientes en tu vida se ocasionan por estos obstáculos en la percepción.
A veces nos sentimos perdidos, como si no estuviéramos integrados con nosotros mismos. Tal como si un vértigo se apoderara de nuestro pensamiento y no hiciera sentir desconectados, desconfigurados. A veces aparecen aquellos que nos orientan, que pasan por nuestros caminos y nos dan una mano. Gente que queda anónima, tal vez perdidos en la nube del olvido, pero que allí hicieron su aporte.
Como si cada ocasión sirviera como un nuevo ladrillo en la tarea de construir una personalidad integrada, una multidimensionalidad armonizada.
Debes saber que mientras vivimos en el exilio personal, desconectado de ti mismo, es difícil que puedas ser alegre, vivir en paz, con plenitud.

(18-20)
La percepción está en procura de encontrarse con sus partes, tal como vimos.
Pero, algo no está bien.
Desde dentro se recibe una orden extraña: “acabemos con el soñador”.
Matarlo antes de que llegue.
Actuar maliciosamente, con engaños, para entramparlo y desaparecerlo.
Se elaboran excusas.
Se inventan justificaciones.
El EGO está al mando y no quiere perder su dominio. Está cómodo en su sitial de salvador, de dios, de amo, hará lo que pueda para eliminar aquello que pueda alterar su patético reinado.
Hundirá en el fondo de algún pozo a la percepción, de esa forma la conciencia no tendrá forma de conectarse y desintegrar el reino del EGO.
El EGO trama contra el ser.
Es extraño, porque el EGO es parte de la persona, destruir a la persona es destruirse, pero el EGO no razona, está en un ámbito pre-racional. Se maneja con otro sistema, otras prioridades, otros valores. Si debe destruir a la persona, a sí mismo, lo hará, sea para seguir siendo el salvador, el redentor, el dios. Pero el EGO no es unívoco, también hay conflictos en él. Por supuesto que esto genera conflictos enormes para la persona, pero así somos…

(20-22)
Pareciera que el EGO es tendencia a la muerte, por los modos que usa, por los extremos a los que llega, por los mecanismos destructivos que emplea.
Pero esencialmente el EGO es predisposición hacia la vida, porque supervivir es la tarea original y natural del EGO.
Es nuestro mecanismo instintivo para sobrevivir, para reaccionar cuando no hay tiempo de razonamiento, ni de reflexión, ni de valorar opciones. Es el mecanismo innato de supervivencia.
Que luego se transforme en un tirano, que ocupe lugares que no debe, que nos someta a torturas constantes, ya es otra cosa.
El EGO, cuando nacemos es nuestro primer amigo y luego nos sigue acompañando hasta el último aliento. Pero ya no como un verdadero amigo, sino como un aprovechador.

(23-24)
El EGO se las apaña para quitarnos nuestro rostro y ponernos antifaces. Vamos actuando como actores en una obra de teatro, creyéndonos el personaje que actuamos, en lugar de encontrar nuestra esencia y ser la persona que estamos capacitados para ser.
Se nos quita nuestra identidad para darnos otras, falsas, pero que terminan siendo adoptadas como propias.
Al final, también somos esas máscaras, porque es lo que vamos siendo y haciendo, aunque en el fondo no se alineen con la identidad espiritual que somos.
La salud consiste en armonizar nuestras facetas, no en expulsar las máscaras, sino integrarlas y hacerlas sintonizar con nuestra esencia espiritual.
Pero, no es fácil. De hecho, la mayoría cae en el pozo, se sumerge en la oscuridad, queda encerrado en su celdita mental, llena de prejuicios, de cosas no comunicadas, de falsedades, de deseos inconfesables, de dolores reprimidos, de sueños vanos, de… sumergidos en un pozo, allí nos encarcela el EGO.
El hombre sigue vivo, pero no lleva una vida de plenitud, no consigue el shalom.
Está preso, esclavo del EGO.
Por supuesto que las excusas nacen a cada rato para esquivar el tremendo dolor, por supuesto que la amargura está a la orden del día, así como las mentiras y los engaños.
Es que estamos presos en celditas mentales, pequeñitas, oscuras, apenas alumbradas, encerrados por mandatos, preconceptos, creencias erróneas, en un pozo en el desierto y sin agua.
Es una muerte en vida, una vida vacía, sin sentido.

(25-29)
El vacío existencial no se llena con comidas, ni con diversiones, ni con payasadas, ni con religiones, ni con lemas, ni con activismo político, ni con muros del Facebook o vanidades del Twitter.
Habrá bailes, drogas, música, desenfreno, deportes, películas, sexo, bailes, prédicas desde el púlpito, congregaciones religiosas, fiestas, títulos, trofeos, dinero, fama, pero puro vacío, nada con un sentido verdadero.
Hasta que se alza la vista y se da cuenta de que nada de esto sirve.
Pero el EGO no se inmuta por la falta de sentido. La trascendencia no es su objetivo de vida.
La celdita debe ser decorada para aparentar libertas. Pero jamás ser libre, porque la libertad marea, da miedo, desconcierta.
Mejor esclavizarse, hacerse adicto, ser fan, ser religioso, ser parte de un grupo o de la masa, perderse en la inconciencia del colectivo, en la fantasía del poder de un dios o salvador.
Nos llenamos de cosas, compramos, perseguimos títulos, buscamos fama, formamos familias, nos llenamos, nos llenamos, pero seguimos vacíos, porque no es la armonía entre nuestras dimensiones la que existe, sino meramente ilusiones de plenitud.

(29-30)
La angustia existencial nos alumbra en esos raros instantes que sentimos que nuestra vida es sin sentido.
¿Qué hacer?
¿Terapia?
¿Píldora mágica del psiquiatra?
¿Brujería?
¿Religiones?
¿Comprar cosas?
¿Destruir?
¿Suicidio?
¿Qué hacer?
¿Seguir viviendo?
¿Cambiar? Pero… da muchísimo terror cambiar, hasta solo de pensar ya uno se deja vencer por la impotencia.

Es como estar rasgado, como sentir por un momento la desconexión.
¿Y luego?

(31-36)
Pero…. ¡no!
Se suele decantar por seguir en la mentira, por seguir en un tétrico baile de disfraces.
La esclavitud se acrecienta.
El dolor se hace constante.
Uno inventa excusas, justifica, los pretextos se suman, pero no se hace lo que es necesario para ser libre.
Otros tienen la culpa, es el destino, Dios es malo, la vida es injusta, aquello y lo de más allá, todo vale para adormecer la conciencia, embotarla, reducirla a escombros.
Y así vivimos, pasamos por la vida, hasta la tumba.

Bien querido amigo, éste ha sido el relato que quería compartir contigo, junto a la modesta interpretación desde el punto de vista de lo que acontece en nosotros.
El párrafo no ha dado respuestas ni soluciones.
Es un capítulo oscuro, opresivo.
¿Cuándo veremos la puerta que da paso al retorno, al fin del exilio, a la salud integral?

Si Dios quiere, lo estudiaremos en otra ocasión.

Si te gustó, si no te gustó, si tienes algo positivo para aportar, me encantaría leerlo y compartirlo aquí debajo, en los comentarios.

Quiero agradecer al amigo Nathanael, de El Salvador por su constante apoyo en varios niveles. Quiera el Eterno permitir que goce de bendición, él y su familia. Que pronto todos seamos constructores de Shalom y gocemos de la plenitud.

Pasa un excelente día.

En la sala de embarque

El hombre trajeado llegó corriendo hasta la puerta de embarque de su vuelo, pero ya era tarde. Las puertas estaban cerradas, no había forma de abordar el avión.
Agitado y alzando la voz le dispara a la encargada de la aerolínea: “¿Cómo ME hicieron esto a mí?”.
La mujer se lo queda mirando en silencio, sin habilitarle el paso hacia la aeronave.
Aún más exaltado el hombre grita: “¡Déjeme abordar ahora mismo! ¿No sabe quien soy?”.
Y más fuerte todavía: “¿No sabe quien soy?”.
La empleada sonríe, toma el intercomunicador y dice: “Atención señores pasajeros, tenemos un señor en sala de embarque que no sabe quien es. Si alguno de ustedes lo conoce, tenga a bien desembarcar de inmediato para ayudarlo. Gracias”.

Ah, cuando el EGO es el que manda, ¡qué difícil saber quien uno es!
Andamos por la vida como títeres de nuestros miedos, de nuestras creencias erróneas, de nuestras mentiras.
Pretendemos manipular, sea por el imperio de la fuerza o a través de hacer sentir culpable al otro.
Nos quejamos, vivimos amargados, no sentimos placer real, no aportamos al mejoramiento del mundo.

Es hora de despertar, de abordar a tiempo el avión de tu vida.

Confesiones de una adicta al Sexo.

 

Vanessa* se dio cuenta de que era adicta al sexo
apenas un año después de su fiesta de quince. Lo dice con la voz firme y cálida
de una jovencita risaraldense que recién cumplió 21 años.

La suya es una historia similar a la de quien -de la
mano del alcohol o de la droga- ya visitó el infierno. Una adicción que la
aisló. La obligó a irse de su casa y la mantuvo en un régimen de placer
solitario que una vez la hizo masturbarse «cien veces el mismo día». Ella habla
de ese episodio con tristeza. Se acuerda de que el sosiego no llegaba del todo y
de que el sentimiento de culpa jamás se iba. «Tenía 16 años. Esa vez conté todos
los orgasmos. Entendí que necesitaba ayuda», relata.

Ese comportamiento sexual impulsivo, o
hipersexualidad, ha sido históricamente una de las adicciones menos conocidas
que, sin embargo, puede estar poniéndose en la mira de las entidades
psiquiátricas del mundo.

En parte, dice la Sociedad para la Promoción de la
Salud Sexual en Estados Unidos (SASH, por sus iniciales en inglés), porque las
nuevas tecnologías suponen un acercamiento con lo que precisamente debe estar
lejos de un adicto al sexo: la fantasía, la objetizacion, la anonimidad y las
imágenes sexuales.

Esa misma entidad dio a conocer hace una semana que
más de 9 millones de personas padecen la adicción en ese país. La noticia se da
cuando el mundo todavía no olvida escándalos como el de Michael Douglas, Bill
Clinton o Tiger Woods. De este último, no obstante, se ha dicho que más que una
adicción se trató de una forma de disfrazar la infidelidad y salvaguardar sus
millones.

Y es ese, precisamente, el asunto en donde radica el
debate. La hipersexualidad, de la que se habla como ‘satiriasis’ en los hombres
y ‘ninfomanía’ en las mujeres, no es considerada una enfermedad por la
Organización Mundial de la Salud (OMS).

«Tampoco por ninguno de los manuales de psiquiatría
del mundo», asegura Rodrigo Córdoba, presidente de la Asociación Colombiana de
Sociedades Científicas. Es más bien -dice el experto- un síntoma como la fiebre,
que es seña de algo más. Como sea, Vanessa no podía parar.

«Sentía la necesidad de estar mucho con mi pareja.
Tenía mucha excitación. Pero cuando estaba con él, no me saciaba totalmente
(…). Era un infierno. Entonces empecé a estar con uno y con otro», relata esta
trigueña, de ojos claros y de estatura media. Eran los días en que, junto al
labial y al espejo, cargaba en su bolso consoladores y otros juguetes sexuales.
«Si no podía saciar esa necesidad inmediatamente, quería estallar y salir
corriendo. Me volvía muy agresiva. Ahí fue cuando dejé a mi mamá (no conoció a
su padre) y me fui a vivir sola», relata.

Con el paso de los meses, e incluso de los años,
Vanessa dejó de creer en el amor. Dice, triste, que al final no le interesaba.
«Empecé a aislarme. La gente, que me veía con uno y con otro, decía que me había
vuelto prostituta. Y, la verdad, es que lo hacía no solamente por lo sexual,
sino por lo sentimental. Pero me tocaba dejarlos superrápido porque ninguno me
satisfacía lo suficiente», dice.

Cuando estaba por cumplir 18 años decidió ir al
psicólogo, que descartó un problema neurológico y empezó a tratar con
medicamentos lo que consideró un problema hormonal. Luego, le recetó un
tratamiento con fármacos para controlar la ansiedad. El problema no solo
persistió, sino que empeoró.

«Desarrollé una gran habilidad para conseguir un
orgasmo incluso con gente a mi alrededor. En los buses, por ejemplo, podía
moverme hasta tener un orgasmo solo con algún roce y sin que nadie se diera
cuenta», confiesa. Pero, ¿cómo diferenciar un apetito sexual sano de una
adicción? La SASH ha diseñado una descripción de lo que puede considerarse
enfermedad.

‘Nunca vi pornografía’

A diferencia de un puñado de casos conocidos por este
diario (todos de hombres), Vanessa nunca fue una consumidora compulsiva de
pornografía, como sí es común en otros relatos: «La pornografía, al final, ya no
era suficiente. Tenía que salir en el carro a buscar prostitutas y travestis. No
podía dormir y todo estaba fuera de control», narró Édgar Rincón, otrora
director comercial de una programadora de televisión y quien hoy, al frente de
la fundación Lugar de Encuentro, trabaja ese tipo de adicción en Barranquilla.

Pero si adictos coinciden en que el material
pornográfico, la mayoría consumido por Internet, sí es una puerta de entrada,
los expertos aseguran que la web no crea adictos, por lo menos no al
sexo.

«El uso frecuente y compulsivo de consumo de
pornografía puede -más bien- demostrar un factor de riesgo, un indicador de un
posible desarrollo de la adicción. Pero ver porno no es en sí mismo un motivo
para desarrollar ese comportamiento compulsivo», dice Constanza Londoño,
psicóloga experta en adicciones del Colegio Colombiano de Psicólogos.

Igual, el riesgo es grande e incluso se ha empezado a
hablar de una epidemia. De acuerdo con la revista Newsweek, que publicó un largo
reportaje al respecto, 40 millones de personas entran cada día a páginas web
pornográficas. La publicación estima también que el 6 por ciento de la población
del mundo es adicta al sexo y que el 2 por ciento de todos esos casos son
femeninos.

Vanessa asegura que está mejor. En una escala de
porcentaje, dice que su problema está resuelto al 50. Dice que es capaz de
mantenerse sobria sexualmente al menos día de por medio. «Lo primero fue
entender que tenía un problema y empezar a buscar soluciones», relata. Así, y
después del psicólogo, la joven asistió a reuniones de sexólicos anónimos, que,
como los alcohólicos, intentan superar la adicción a partir de 12 pasos y de
particularizar de frente al grupo cada problemática.

«No me funcionó mucho porque el hablar de sexo es
también un disparador. Lo que sí me está funcionando es el yoga. He aprendido a
relajarme y a controlarme», concluye.

Y es que las soluciones pueden ser muchas y venir de
diferentes partes, dice Ramiro Luján, fundador de la asociación Vértigo, en
España, y de la Fundación Adicciones, en Medellín. «La adicción al sexo se da
por enormes vacíos afectivos, existenciales. Tratas de llenarte de complacencia
sexual. Para salir, lo primero es autovalorarse, mejorando tu autoconcepto. No
es solo valorarse sino quererse. En la medida en que te quieres, te respetas»,
argumenta el experto.

Y añade un símil. «El adicto al sexo tiene que
entender que lo que está haciendo es buscando la olla de oro al final del arco
iris. Nunca va a tener suficiente placer, por más que lo busque. Lo que
conseguirá, sin duda, es autodestruirse», remata.

¿Cómo reconocer al adicto?

Según ‘Society for the Advancement of Sexual Health’ los comportamientos
repetitivos que pueden reflejar una adicción sexual, incluyen:

Social: tiene una fijación que puede resultar en un
distanciamiento emocional de familiares y amigos.

Emocional: es ansioso o siente una tensión permanente por el
miedo a ser descubierto. Hay aburrimiento, fatiga y desesperación. También tiene
pensamientos de autodestrucción, como el suicidio.

Física: le resta importancia a la posibilidad de adquirir
enfermedades de transmisión sexual, como sida o herpes.

Legal: muchos tipos de adicciones sexuales resultan en
violaciones, acoso sexual, incesto o exhibicionismo.

Financiero/trabajo: hay algún tipo de endeudamiento extra
por costos de prostitutas, web porno, sexo telefónico o aventuras amorosas. Hay
disminución de la productividad o incluso pérdida del trabajo.

Sentimental: hay soledad, resentimiento, autocompasión y
culpa.

Las consecuencias pueden convertirse en los instrumentos para el cambio si
son realmente reconocidas y aceptadas, en vez de ser negadas.

Los 12 pasos de sexólicos anónimos

Son los mismos que usan los alcohólicos anónimos (AA). El primero es:
‘Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol (sexo, en este caso) y que
nuestras vidas se habían vuelto ingobernables’. Según esa organización mundial,
los pasos se sugieren como programa de recuperación, pero el paciente no tiene
la obligación de aceptarlos ni de leerlos.

* Nombre cambiado

ANDRÉS ROSALES GARCÍA
REDACCIÓN Periodico el Tiempo.

 

 

La amargura

Estoy elaborando un libro para presentar en el Simposio a realizarse en México en Febrero de 2012.
Espero que nos encontremos allí, si Dios quiere.
Confirma pronto tu participación, los cupos son limitados.
También habrá encuentros personales, estás invitado a concurrir, a hacer el cambio favorable que te permita disfrutar la bendición constante que recae sobre ti.

El libro está destinado a abrir puertas y ventanas a la felicidad, es la intención y el objetivo.
Quiero compartirlo contigo y que tú te beneficies de él.

Uno de sus capítulos trata acerca de la amargura.
Esto es más o menos lo que hemos escrito hasta ahora, me encantaría que comentaras al respecto, pues tus aportes son tomados en cuenta.
De paso, tal vez puedas compartir con los otros lectores de este HOGAR, cómo el tema de la felicidad es central y necesario para todos los leales del Eterno. ¿Te animas? Gracias.

Ahora, el esbozo del capítulo.
Hasta luego.

¿Qué es lo que provoca amargura?

Si queremos ser breves y concisos, podemos encontrar que en la raíz de toda amargura se encuentra la impotencia, sea real o fantaseada.

Esto lo podemos evidenciar porque nos solemos amargar cuando:

  • No alcanzamos algún logro.
  • Perdemos algo que consideramos propio.
  • No sabemos cómo actuar.
  • No tenemos conocimientos o herramientas para resolver situaciones.
  • Nos aferramos a lo que debemos soltar.
  • Terminamos una relación sentimental.
  • Nos sentimos humillados o en desventaja.
  • No son respondidas nuestras plegarias.
  • Nos traicionan.

Por supuesto que la lista es ampliable hasta el límite de las experiencias humanas, pero en todos los casos, si rastreamos hasta su origen, la amargura es siempre efecto de sentirse impotente.
De la impotencia ya hemos enseñado y lo seguiremos haciendo.

Por ello, te mencionaré ahora algunos ingredientes en la receta de la felicidad, partiendo desde una situación de tristeza:

  • Reconocer que uno está triste, no mentirse ni justificarse con engaños.
  • Saber que la amargura es normal, cuando no se convierte en permanente.
  • Encontrar qué es lo que hemos hecho erróneamente, sea un acto, una creencia, una esperanza, un deseo, etc., que nos provoca a someternos al EGO.
  • Dejar ir aquello que ya no debemos aferrar más.
  • Tomar conciencia de que el mal es pasajero, o necesario, o inevitable y que negarse a transitarlo no aporta a la solución sino que aumenta el problema.
  • Comunicar aquello que ha quedado sepultado, porque tarde o temprano lo silenciado se expresa y no siempre de manera saludable.
  • Agradecer, hablar bellamente, reconocer lo bueno.
  • Hacer algo beneficiosos para otro, es muy importante.
  • Conversar humildemente con el Eterno.
  • Y sí, también realizar ejercicio físico, por ejemplo caminar, simplemente caminar.

Estos son pequeños pasos para no hundirse en la amargura, para no fortalecer los lazos del EGO, para sobresalir y construir Shalom interno y externo que produce felicidad.

SESION EN PERSONA Y EN PRIVADO CON YEHUDA RIBCO, MEXICO 2012

Sabemos la necesidad que tienen muchas personas de compartir, preguntar, saber, conocer ó solucionar, algo que consideran importante en su interior.

Sabemos también que hay veces que no existen, las personas, los conocidos, los especialistas habilitados para aconsejar, orientar y aleccionar.

Es por esto que El día 7 de Febrero en México D.F. en un centro de negocios conocido en la ciudad de México estrá el Moré, perito en Torá, desarrollador de la Cabalaterapia, Presidente de esta casa, Yehuda Ribco, Dando consultas personales y privadas para que tú, en privado, frente a frente y en una sesión extra-ordinaria puedas comentar, exponer, preguntar, consultar aquello que tanto necesitas y que tanto deseas en tu vida.

Una entrevista privada y unica.
Un consejo de vida y que no tiene precio.
Un consejo que puede cambiar tu destino.
Una palabra que logrará un cambió en tu vida.

Ten una sesión privada con el Moré Yehuda Ribco el 7 de febrero de 2012.

Los precios de la sesión privada con el Moré Yehuda Ribco son los siguientes:

PARA LOS QUE ASISTEN AL SIMPOSIUM EL COSTO DE LA SESIÓN PRIVADA ES:
$350 Mx Pesos 1/2 hora
$600 Mx pesos 1 hora

PARA AQUELLOS QUE NO ASISTAN AL SIMPOSIUM EL COSTO DE LA SESIÓN PRIVADA ES:
$500 Mx Pesos POR CADA 1/2 hora

1. Agenda tu sesión privada a:

MAIL: fulvidamexico@hotmail.com
TEL: 04455-4936-7659

2. Envía tu comprobante de pago a:

fulvidamexico@hotmail.com

3. Se te enviará la dirección, hora de tu entrevista con el Moré y Mapa de la misma vía correo electronico.

LOS PAGOS SON:

1. DE PREFERENCIA, EN EFECTIVO EL DIA DE SU SESIÓN PRIVADA.

2. DEPOSITO A LAS SIGUIENTES CUENTAS:

DESDE RESTO DEL MUNDO:
Bank Account Details
Bank Name and Branch Name: HSBC
Country: Mexico
Account Number/IBAN : 6269773083
Sort Code: BIMEMXMM
BIC/ SWIFT Code: BIMEMXMM
CLABE: 02118 0062 69773 0837

DESDE EL DISTRITO FEDERAL EXCLUSIVAMENTE DEPOSITE EN LA SIGUIENTE CUENTA:
Guardadito, De Banco Azteca
CUENTA :22561350606992
CLABE: 1271 8001 3506 0699 24

Aprovecha esta oportunidad única, extra-ordinaria, para recibir un consejo ó tener una charla privada y que NO TIENE PRECIO.

NOTA:

EL MORÉ NO ATENDERÁ CONSULTAS PERSONALES EL DÍA DEL SIMPOSIUM, 6 DE FEBRERO, DEBIDO A LA AGENDA TAN APRETADA.
SESION PRIVADA SUJETA A DISPONIBILIDAD DE AGENDA.
APARTA CUANTO ANTES.

Adicto a la RELIGIÓN

Colaboración de Raquel Cervantes.

¿Qué diferencia hay entre ser adicto a las drogas y ser adicto a la religión?

La adicción a las drogas, como a la religión necesita de ciertos factores culturales y emocionales. Ambas surgen como una necesidad de compensar algo que no tenemos, por ejemplo, cariño, aceptación, apoyo para resolver nuestros problemas, entre otros. Cuántas veces no hemos visto o escuchado de personas con tantos conflictos en su vida que recurren a probar alguna sustancia para “olvidarse” de lo mal que los trata la vida o de aquellos a quienes han sufrido siempre el desprecio de su familia o simplemente por seguir a los amigos y no perder su amistad.

Ciertamente la religión funciona de la misma manera; aparece cuando tu estado emocional está en sus momentos más bajos, ahí comienzan a subirte el ánimo con música alegre, a decirte que todo está bien, que no pasa nada, te ponen después música para hacerte sentir la peor criatura del mundo y de repente te hablan al oído y te dicen que ahí tus problemas se van a terminar y que lo malo que has hecho será perdonado aceptando a Jesús en tu corazón. De momento ya aceptaste, de igual manera que te ofrecen una droga “de cortesía” para que la pruebes.

Poco a poco comienzas a ver que todos te saludan con una sonrisa, te invitar a sus hogares, te están aceptando y por primera vez en mucho tiempo te sientes querido y comprendido. ¿Qué pasa con las drogas y su ambiente? Te hacen sentir alegre, contento, optimista y con muchos amigos.

¿Pero qué pasa cuando la droga ya no tiene el mismo efecto en tu organismo? Tu cuerpo empieza a pedir más y más porque no quieres despertar a la realidad, no quieres sentir la caída de ver a tu alrededor y darte cuenta de que estás peor que antes, las pocas personas a las que tenías a tu lado las alejaste, que estás en bancarrota, y los problemas que tenías son aún más grandes. ¿Parecido con la religión?, claro que sí. Empiezas a querer estar en todo (dar clases dominicales, participar en las sesiones de oración, dirigir al grupo de jóvenes, etc. para ser “más espiritual” y compensar todo lo que careces), tu vida tan vacía que no quieres voltear a tu lado y darte cuenta de que estás solo y que tus problemas aún existen.

¿Qué pasa cuando te das cuenta que te estás haciendo daño y que la cosa no es así? Si bien el aceptar la adicción es quizá lo más difícil en el proceso, no deja que trabajar en dejar el vicio sea complejo. El organismo, y en el caso de la religión, el EGO, se hacen tan dependientes de la droga que a pesar de que sepamos que está mal queremos seguir ahí por el miedo a perder las amistades que tenemos, miedo a que nos señalen y nos juzguen, miedo a volver a ser parte de nada y obviamente por bajar de nuestra nube y ver la realidad de las cosas.

El proceso de purificación en ambas circunstancias necesita de ayuda verdadera y profesional, necesitando como primer requisito y quizá más importante la voluntad del adicto al querer hacer cambios en su vida transformarla de una vida oscura y sin sentido, a una vida llena de luz.

En lo que nos ocupa, es necesario vencer al EGO que no nos deja ver lo hermosa que puede ser la vida alejándonos de creencias erróneas, de actividades y palabras vacías. Si bien es cierto que como seres humanos somos temerosos a lo desconocido y a dejar de lado muchos conocimientos adquiridos desde pequeños, debemos ser valientes y aceptarnos como somos, haciendo un recuento de las virtudes y defectos que tenemos y trabajar en ello. Debemos darnos cuenta que nuestras debilidades y problemas no deben ser obstáculos y no tienen que ser escondidas ni compensadas con nada. Al contrario, aprendamos a verlos como oportunidades para mejorar y ser mejores personas con el prójimo y con el Eterno.

Jamás creas que por no ser religioso o cristiano (o cualquier religión que te aleje del Eterno) eres parte de nada, al contrario, siéntete orgulloso porque eres parte de toda la creación, y por ello debes participar activamente en la mejora continua de tu entorno, de tu familia y de tu comunidad. Desintoxícate y date cuenta que nunca es tarde para un nuevo comienzo.