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Enfocarse en el bien en lugar de lamentarse

Tristemente, pero con su habitual sinceridad lacónica la Torá nos relata que:

    "Aconteció que el pueblo estaba como quejándose amargamente a oídos del Eterno.
Lo oyó el Eterno, y se encendió Su furor; y un fuego del Eterno ardió contra ellos y consumió un extremo del campamento."
    (Bemidbar / Números 11:1)

Un clásico comentario a este versículo, nos dice que aquellas personas quejosas, más precisamente los perversos y corruptores, no tenían verdaderos motivos para quejarse, sino que estaban buscando excusas para separarse del Eterno.
Nada nuevo, nada fuera de lo “normal”.
Hartos de todo anhelamos lo que no precisamos ni es bueno para nosotros.
Poseemos una identidad sagrada, pero nos disfrazamos de otra cosa.
Somos ricos de diversas formas, pero queremos aquello que es propiedad de otro.
Recibimos bendición constante de lo Alto, pero nada nos deleita ni llena, pues nos sentimos vacíos, huecos, sin sentido.
Es como si algo en nuestra percepción de la realidad estuviera fallado, como si no tuviéramos la capacidad para reconocer, agradecer y disfrutar, porque somos –en apariencia- incapaces de percibir la realidad tal como es.

La queja brota como un manantial desde lo profundo.
Aparece e inunda con su caudal amargo.
Allí en donde nuestra existencia es vacía de sentido la llenamos de reproches, dudas, reclamos, demandas, miserias.

Percibimos el mundo de forma distorsionada, por lo que nada nos basta.
No somos educados para valorar ni para valer ni hacernos valer, entonces nada importa pero todo se pretende.

Por supuesto, detrás de esto se encuentra el perenne EGO que nos domina desde las cavernas de nuestro ser.
Si nuestra vida estuviera plena, si viviéramos con sentido trascendente, si gozáramos de lo que nos toca por porción, ¿cómo haría el EGO para aprisionarnos?
Por lo cual recurre al engaño constante, a falsear los hechos, a fantasear con sueños vacíos para que nos aferremos a él como a un salvador, como a un dios proveedor.

Cuanto más amargados andemos, cuanto menos satisfechos, cuanto más pendientes de lo que creemos nos falta, entonces somos mejor manipulados por nuestro tosco EGO.
En vez de vivir plenos, vamos muriendo en vida agazapados, quejosos, amargados, sonriendo pero en el fondo muy tristes.
Nada nos basta, aunque todo tengamos.

Es probable que realmente algo te esté faltando, ¿a quién no?
el problema no es que sepas lo que te falta, ni que algo te falte, sino que hagas de la falta el centro de tu vida.
Que nada sea valorado sino solamente aquello que no se tiene y se desea con pasión.

Como sabemos,
el Eterno nos devuelve aquello que nosotros damos.
Si abrimos nuestra mano con generosidad, Él es generoso con nosotros.
Si cerramos el puño y amenazamos, Él permite que seamos amenazados.
Si nos quejamos amargamente, como excusa para promover altercados, entonces seremos consumidos por los fuegos de la discordia y el resentimiento.
Y tal fue lo que ocurrió en aquella oportunidad: la crítica ácida y corrosiva culminó con una tragedia hiriente.
Según algunos comentaristas, algunos de los promotores de la queja incierta murieron trágicamente; según otros comentaristas, algunos de los grandes dirigentes populares fueron los que cayeron víctimas de la tragedia.
Como sea, el mal se cernió sobre el Pueblo a causa de la ingratitud y el alejamiento con respecto al Eterno.

Debemos recordar que existen dos tipos de críticas:

  •     La que es conocida como "critica destructiva", que se puede denominar "criticonería", o "quejismo".
        Su finalidad es apartar a la persona de la realización, del crecimiento.
        Es una herramienta empleada para mantenerse en un estado deplorable y, para peor, ausente de responsabilidad y compromiso personal.
        Sin dudas que esta crítica es enfermiza y enfermante, y por tanto su meta, tal como ella misma, es solamente la destrucción por la destrucción misma.  
  • La crítica que se conoce como "constructiva", que tiene por finalidad des-cubrir aquellos aspectos negativos que pueden y deben ser superados.
        Esta crítica por supuesto que tiende a destruir, pero no es la destrucción su meta, sino solamente el medio por el cual se llega a la construcción de algo mejor y más desarrollado.

Nosotros también, sin estar al nivel de perversos o corruptores, podemos (y solemos) desplegar la queja destructiva, para separarnos del Eterno, del prójimo y de nuestro ser.
Pasemos a explicar brevemente.

El Eterno: cuando achacamos a Él aquellos males que ciertamente podrían haber sido evitados o minimizados con la correcta intervención humana, estamos usando pretextos para apartarnos de Sus mandamientos, es decir, de Él.
En el momento que nuestra atención se centra en aquello que nos falta, nos enceguecemos para aquello que tenemos; siendo así, no importa cuánto tenemos, siempre encontraremos un "pero" para exteriorizar una queja, un dolido reclamo por lo que falta.
Ciertamente que esta manera de vivir es de mísera, a pesar de la riqueza con la que se pueda contar; y sin dudas que es una contravención al mandato de ser sinceramente agradecidos.
Apreciar, reconocer, valorar y agradecer aquello que tenemos es indispensable para alcanzar la dicha y vivir espiritualmente.

El prójimo: cuando prestamos atención a lo que los otros hacen equivocadamente, sea esto cierto o solamente idea nuestra; o cuando pretendemos más del prójimo, porque sentimos que no ha dado lo suficiente; estamos bregando por desligarnos de la gratitud que les debemos por aquello que nos han dado.
Esta actitud indigna causa miseria a uno mismo y al prójimo.
Para empeorar el panorama, nuestros Sabios nos enseñan que la persona que no valora lo que otros hacen por él, eventualmente también niega las bondades recibidas de Arriba.
La ingratitud nos cierra al prójimo, consume el canal de bondad dirigido a nosotros, y se convierte en un negro pozo de creciente dolor y soledad.

Nosotros mismos: cuando nos creemos víctimas, sin responsabilidad personal, sea porque echamos culpas al Eterno, porque reclamamos del prójimo algo que sentimos nos ha fallado, o porque nos consideramos portadores de una tara insoluble; ciertamente que estamos ampliando la brecha que nos ciega de conocernos a nosotros mismos, y de valorarnos en nuestra justa proporción.
Esta actitud nos lleva a vivir sumidos en un sentimiento de inutilidad, de angustia, en continua dependencia de la valoración ajena, del reaseguramiento de que tenemos un lugar en el mundo y que tenemos derecho a vivir.
En lugar de aproximarnos a liberar nuestras vidas de cadenas mentales, emocionales, materiales y espirituales, cuando nos sentimos víctimas solamente incrementamos el caudal de malestar y desesperanza.

¿Y por qué nos llegamos a sentir víctimas desamparadas?
¿Por qué achacamos en el otro, o en el Eterno, culpas y/o responsabilidades que no les conciernen realmente?
¿Por qué quejarnos sin hacer lo necesario para hallar en nosotros la respuesta, y mucho menos la pregunta que nos abrirá el camino a la libertad?

Esta ineptitud, en un gran porcentaje de las personas, está motivado en una escasa autoestima, es decir, en una auto-valoración inadecuada que minimiza los propios potenciales y virtudes, en tanto magnifica las deficiencias padecidas.
Este error en la percepción, esta distorsión de la interpretación, es obra del EGO. En parte por la cantidad de cáscaras y máscaras que van recubriendo al Yo Auténtico y que nos impide conocernos en profundidad. En parte por los instrumentos que emplea el EGO para sostenerse en su sitial de poder.
La persona se desconoce, se rechaza, se inventa roles, se fantasea identidades, da vueltas sin cesar como un hámster en su encierro, se mantiene en estado de indefensión para que el EGO siga siendo el amo y el dios, el salvador milagroso.
Es esta misma percepción distorsionada del ser la que conlleva otras actitudes negativas en la vida (sean propias, o como reacciones del prójimo), que también son descritas en el capítulo 11 de Bemidbar/Números, tales como:

  •     deseo materialista excedido de límites (v. 4);
  •     falsos testimonios y/o ideas delirantes (v. 5);
  •     ingratitud (v. 6);
  •     desesperanza (v. 10);
  •     enojo o rechazo (v. 11);
  •     hartazgo/desgana (v. 14);
  •     deseos de muerte o separación terminante (v. 15);
  •     pérdida del ánimo (v. 17);
  •     bajo rendimiento intelectual (v. 17);
  •     falta de confianza en el Eterno (v. 22);
  •     habladurías (v. 27);
  •     celos (v. 28);
  •     envidia (v. 28);
  •     muerte (v. 33).

En su contraparte está la vida, la libertad, el gozo, la paz… todos ellos dependen de auto-valorarse correctamente,
sin inflarse, como hacen los orgullosos que en el fondo se sienten como poquita cosa,
y sin echarse abajo todo el tiempo, como  hacen los que se sienten poca cosa.

Creo que es evidente, y por eso mismo, lo diré con claridad:
la autoestima saludable, el auto-valorarse correctamente, es solamente posible cuando la persona vive con sinceridad cada instante de su existencia. Cuando la verdad empieza a empañarse con la falsedad, va cayendo un manto de oscuridad sobre la autoestima, sobre la dicha, sobre la realización.
Y así, es posible encontrar gente muy adinerada, llenas de casi todo lo material que uno pudiera imaginar, pero que viven comiendo el pan de la mentira, y por eso, a pesar de los esplendores materiales su corazón plañe dolido por la carencia de TODO.

Como dicen los Sabios:

"¿Quién es rico? Aquel que está feliz con lo que posee."
(Pirkei Avot 4:1)

¿De quién depende para estar feliz?

¿Depende de algún rabino milagroso, vivo o muerto, al cual se le pide que rece por nosotros?
¿Depende de que sepamos de memoria tales o cuales frases o plegarias?
¿Depende de si usamos tal o cual medallita o cintita que nos parece súper poderosa?
¿Depende de la fe en tal o cual santo o dios?
¿Depende de lo que otro hará por ti?

Recuerdo a una persona que quería sentirse mejor, ser más feliz, vivir con corrección, pero no podía pues de continuo unos pensamientos "como intrusos" le amargaban y perturbaban.
Le pregunté: "¿Qué es lo qué quieres?".
Y me contestó: "¡No quiero caer!".
Entonces le respondí: "¿No te parece que sería más saludable si te enfocarás en subir?".

Cuando nos centramos en no tropezar espiritualmente, estamos cayendo y no haciendo nada realmente por ascender en nuestra espiritualidad.
No es el miedo lo que eleva, sino el amor virtuoso…

No es el aislarse, rodearse de murallas, girar en torno a sí mismo lo que procura bienestar real.
Atendamos a las palabras del insigne sabio:

     "Para el judío es un precepto de la Torá estar alegre… La clase de alegría que es obligatoria es aquella que compartes tus bienes con los menos afortunados, como los huérfanos, viudas, los pobres, los desdichados y las personas sin hogar. Pero, el que cierra sus puertas a los otros y utiliza lo que tiene para él mismo y su familia, entonces su alegría no es alegría de un precepto, sino que es alegría del estómago. Ésta es una señal de vergüenza…"
    (basado en Maimónides, Mishné Torá, Leyes de Iom Tov 6:17, 18)     

¿Estás viviendo de tal modo que puedas considerarte “alegre”, de acuerdo a  estas definiciones? 
¿Qué puedes cambiar de tu vida para alcanzar mayor alegría verdadera?

Los trofeos del EGO

Hemos instruido acerca del EGO, te recomiendo que busques y estudies al respecto, será necesario no solo para comprender el siguiente texto sino también para poder seguir avanzando en tu camino de redención y libertad.

Uno de los requerimientos del EGO es el de la obtención de trofeos, lo que se convierte en motivo de existencia para muchas personas.
Al ir en pos de esos trofeos, al obsesionarse por ellos, uno deja de vivir en plenitud, rechaza el gozo de la bendición constante, para sufrir por el anhelo de alcanzar más y más galardones, medallas supuestas ofrendas del éxito.

¿Cuáles serían esos trofeos?
No puedo indicarte todos ellos, pero haré lo posible por destacar los más habituales:

  1. Dinero.
  2. Parejas ocasionales con las cuales se mantiene relaciones sexuales.
  3. Novios/novias que se ha tenido.
  4. Campeonatos deportivos.
  5. Objetos de colección.
  6. Títulos académicos.
  7. Triunfos atléticos.
  8. Prendas de vestir y zapatos.
  9. Personas conocidas (modernamente, “amigos” del Facebook).
  10. Lugares que se ha visitado.
  11. Libros que se ha leído, aunque no necesariamente comprendido.
  12. Ocasiones que hemos tenido la última palabra en discusiones.
  13. Calificaciones en trabajo o cursos estudiantiles.
  14. Calorías perdidas en dietas.
  15. Canciones que se sabe de memoria con coreografía incluida.
  16. Películas que se ha visto.
  17. Pasajes bíblicos que se repiten como lemas.
  18. Empresas que se posee.
  19. Cabezas de animales que se ha cazado y embalsamado.
  20. Baratijas que se adquieren en viajes turísticos.

Como te he dicho he señalado un pequeño número de los trofeos más corrientes, quizás te reconozcas en alguno de ellos o puedas reconocer a algún conocido.
Antes de continuar instruyéndote al respecto de estos trofeos y su mecanismo dentro de la economía anímica de la persona, aguardaré a que me brindes tú dos respuestas que preciso para continuar.

1- ¿Puedes mencionar al menos tres otros trofeos que se convierten en centro de la vida personal?

2- ¿Cómo crees que funciona el anhelo por trofeos para someter a la persona al dominio esclavizante del EGO?

Si no obtengo respuestas de al menos cinco personas diferentes, lamentaré no podré continuar con esta enseñanza por el momento.

Así que, depende de ti que participes aquí debajo en la sección de los comentarios.

Nos estamos viendo.

El populacho en ti.

El pueblo de Dios, los escogidos para recibir la Torá, los que participaron en persona y como pueblo de la Revelación Divina constante desde el Éxodo, los que eran sostenidos por el maravilloso alimento celestial denominado “maná”, ellos eran los que menos pudieran quejarse o dudar de Dios y Su actuación en el mundo.
Para ellos la Presencia del Eterno no era cuestión de fe, de confiar en libros o relatos, de creer en doctrinas religiosas; para ellos la Presencia de Dios era una manifestación constante.
Desde el amanecer hasta el anochecer Dios estaba con ellos, en medio de ellos, protegiéndolos, alimentándolos, conduciéndolos, castigándolos, amándolos, siempre Él estaba allí.
Nadie lo dudaba.
No había “ateos” ni “agnósticos” entre ellos.
Pero, el EGO igualmente ejercía su poder oscuro sobre las mentes y corazones.
Ese EGO traicionero que desde el comienzo de nuestra vida en este mundo nos acompaña y que al principio nos sirve con lealtad, pero que luego se transforma en un ogro interno, en un malvado Faraón, en un corrupto que se hace pasar por deidad y salvador.
Ahí está, en nosotros, como nosotros, y también estaba en aquellos que eran liberados directamente por Dios y llevados por Él.
Por supuesto que Dios es Todopoderoso, nada ni nadie se Le compara.
Y a pesar de ello, el EGO podía corroer desde adentro a las personas para llevarlos a caminos de error, de desconocimiento de Dios, aunque no de negarLo.
El EGO que es el amo de la mayoría de las personas, el que motiva el origen y persistencia de toda idolatría y pecado. El EGO, que no es un dios, no es un ángel, no es un ser espiritual, sino que es una mera partecita de cada uno de nosotros, una función necesaria para el recién nacido, ese EGO es lo que nos lleva a la derrota, al error, al mal.
En estos días pudimos contemplar en la Torá varios ejemplos, uno de los cuales menciona que:

«Entonces el populacho
que había entre ellos
se dejó llevar por la gula.
Y también los Hijos de Israel volvieron a llorar diciendo: -¡Quién nos diera de comer carne!»
(Bemidbar / Números 11:4)

El “populacho” en la historia “bíblica” refiere a los gentiles que salieron de Egipto adosados al lado del pueblo judío.
Era una masa de personas de diversas nacionalidades y contextos, que tuvieron la viveza de reconocer la ventaja de escapar a la esclavitud en Egipto para recibir “de rebote” las bendiciones que provenían para Israel.
Ese populacho agitador había provocado en varias oportunidades obstáculos, problemas, rebeliones para la relación de los hebreos con Dios.
Porque no se adherían a sus propios mandamientos, no actuaban con la lealtad del noájida que corresponde a los gentiles de todas las eras, sino que hacían su vida según sus ideas y doctrinas. Por ese vicio espiritual se involucraban negativamente con los judíos y provocaban disturbios un día y al otro también.
Pero la misericordia de Moshé los toleraba, permitía que siguieran adosados a los judíos, que se beneficiaran de los bienes de los judíos, porque Moshé no quería encerrar a los judíos en “guetos”, ni excluir del bienestar a los gentiles. Sin embargo, había “olvidado” que el bien sin la justicia no es lleva a un estado de salud, de equilibrio, sino que promueve el descontrol, el caos. Y así, los gentiles revoltosos se enroscaban en disputas, en controversias, en pasiones, y llevaban hacia la zona de oscuridad a los judíos que les prestaban atención.
Tal el “populacho” en su sentido literal.
Pero podemos contemplar que puede ser también una imagen simbólica del “ajeno” que nos acompaña, que nos sigue, que nos perturba con sus demostraciones fuera de límites. El populacho simboliza al EGO.
El EGO se deja llevar por sus apetencias.
Quiere demostrar su “poder” por encima de la impotencia que lo domina en realidad, para lo cual emplea sus rudimentarias herramientas de subsistencia.
El jaleo, el grito, la revuelta, el golpe, la malicia es una de ellas.
Entonces la persona –los hijos de Israel en el relato- cuando es dirigido por los apetitos oscuros del EGO actúa con egoísmo, de manera individualista, como una isla que se niega a contactarse con el mundo, que destrata al otro, que reniega de las reglas, que solamente busca satisfacer su anhelo de “poder”, sea como sea.
Así pues, la persona se queja, llora, reclama, grita, insulta, reniega de la realidad, demanda, es desagradecida, no contempla todo lo bueno y más que ya tiene porque se obsesiona con obtener eso otro que no le corresponde.
Así nos pasa a nosotros, a cada rato, cuando dejamos al EGO en el control de nuestras vidas.
Podemos estar llenos de todo lo bueno pero no disfrutamos de nada, siempre ansiando lo que no tenemos ni nos corresponde.
Llegamos a amasar una fortuna y queremos el doble.
Nuestra relación familiar es cordial, pero la quebramos por disputas que se originan por tonterías.
Nuestro cónyuge es una espectacular compañía, pero corremos detrás de amantes y perdición.
Así andamos por la vida, sometidos a la esclavitud del EGO, atendiendo al populacho en nuestro interior en lugar de encaminar nuestra vida hacia la Luz.
Seguimos las reglas del caos en vez de organizarnos y andar en la senda del Eterno.
Queremos y queremos, ambicionamos, nos desvivimos, negamos lo que nos toca y siempre el pasto del vecino está más verde y lloramos por tenerlo, o matamos para obtenerlo.
Como el gentil que desprecia su noajismo porque le parece “poco”, “no bíblico”, “sin Torá”, y por ello se disfraza de judío, se revuelca en su vómito pero lo dice en hebreo, se apropia de festividades y rituales judaicos, y todo ello porque en verdad el EGO es su dios, porque pone al EGO en lugar de Dios.
O el gentil que reniega de todo lo santo para hundirse hasta el fondo en cualquier idolatría o doctrina que aparta de la senda del Eterno, y ni siquiera se tiene “la excusa” de pretender más de parte de Dios.
Ahí está el EGO, siempre el EGO.
Ya podemos resultar un poco aburridos con el asunto del EGO, sin embargo es tan fundamental comprenderlo y hacer lo posible para liberarnos que prefiero aburrir hasta que el mensaje dé frutos.

Conocer este origen de la malicia humana es uno de los ingredientes para ser libres y por tanto gozar de la plenitud de la bendición constante que recibimos de lo Alto.
Ahora, ¿qué hacer?
No hay respuesta simple.
Estamos dando varias a lo largo de nuestros encuentros, espero que estés leyendo, estudiando, recopilando y aplicando las enseñanzas al respecto.

Hay una duda muy interesante que merece ser atendida.
¿Solamente cumplir con los mandamientos (7 para la persona gentil, 613 para la nación judía) alcanza?
No, es evidente que es importante, es obligatorio, pero con ello no se alcanza romper el yugo del EGO.

Podemos notar que el salmista inspirado nos iluminó con la siguiente verdad: «El hacer tu voluntad, oh Elokim mío, me ha agradado; y Tu Torá está en medio de mi corazón.» (Tehilim / Salmos 40:9).
Es necesario hacer la Voluntad de Dios, aquella que nos corresponde.
Al hacer nuestra voluntad la Voluntad de Dios, estamos rompiendo el liderazgo del EGO sobre nuestra vida.
El centrar en nuestro corazón la Torá (instrucción, ley, la noájida para gentiles, la que corresponde a judíos para judíos), es un mecanismo excelente para desplazar de él al EGO.
Cuando está la Luz del Eterno en nuestro corazón, el EGO queda arrinconado, su poder imaginario queda desarmado.

Pero, no para combatir al EGO es que debemos cumplir los mandamientos y servir al Eterno al hacer Su Voluntad.
Tengamos esto bien en claro.
NO ES para ser libres del EGO, sino que esto es un beneficio secundario.
Cumplir mandamientos (lo que nos corresponden), hacer nuestra la Voluntad de Dios, es nuestro deber, nuestra misión original, y no un remedio para el primado del EGO sobre nuestra vida.
¿Se comprende?

Esta armonización de la persona con los mandamientos del Eterno, con Su Voluntad es esencial, pero no lo único.
Es imprescindible conocer lo que vivifica a cada uno de nuestras dimensiones, para que nuestro organismo integral esté nutrido y en balance.
Nuestro ser multidimensional armonizado está libre del EGO.
Acallar las voces del populacho por medio de proferir palabras de santidad.
Limpiar las emociones caóticas del populacho por medio del aprendizaje de respuestas emocionales saludables.
El adquirir el lugar social noble para no depender de falsas presunciones.
En fin, son varios los frentes de batalla para derrocar el reinado del EGO, su efervescente populacho que nos domina.

Me gustaría que me ayudaras a ayudar a más personas.
Puedes colaborar con anécdotas personales, reflexiones, con dinero para sostener la actividad de FULVIDA, con difundir nuestra existencia y mensaje de Shalom.
Es una gran forma de combatir al EGO y hacer brillar la Luz del Eterno.

Decálogo

El Decálogo, lo que común y erróneamente se denomina como “Diez Mandamientos” fue entregado y ordenado por Dios para los judíos.
Son muchísimas las enseñanzas que obtenemos y derivamos de estas diez frases, que corresponden en realidad a catorce mandamientos divinos para los judíos.
Algunas de las ideas y especialmente reglas son específicas para las personas judías, pero muchas de ellas tienen un valor universal, que es compartible y aplicable por cualquier persona que desee andar por la Senda del Eterno, a la Luz de su Palabra.
No es mi intención extenderme demasiado, sino tan solo concretarme a la introducción  de una fascinante enseñanza que se desprende de analizar los enunciados en un contexto “topográfico”.
Permíteme que te lo muestre.

Máximo EGO
El individuo está aislado, centrado en sí mismo, víctima de su impotencia y los delirios de poder. Es esclavo de su EGO.

Tableta B
Relación entre el hombre y el hombre

Idea central
Desarrollo de la personalidad

Tableta A
Relación entre el hombre y Dios

No asesinar

Aceptación de la existencia de Otro

Saber que Dios existe

No al adulterio

Aceptación de la relación con Otro

No adorar dioses ajenos

No secuestrar

Aceptación de la otredad del Otro

No usar el nombre de Dios en vano

No testimoniar en falso

Aceptación del poder del Otro

Recordar el Shabbat

No codiciar lo del prójimo

Coexistencia armoniosa con Otro

Honrar a los padres

Máxima CONEXIÓN
La persona está integrada como sujeto, como miembro de la sociedad, en su relación con Dios.
Es altruista, solidario, responsable, comprometido, bueno, justo y leal.

Ahora, un breve desarrollo para aumentar la comprensión.
Nacemos siendo impotentes, es condición básica de todo ser humano.
Contamos con una herramientas rudimentaria para sobrevivir, el EGO.
Sus métodos bruscos para llamar la atención suelen ser efectivos para que alguien se encargue del bebe, lo alimente, lo cambie, lo consuele, lo divierta, lo duerma, etc.
Si el llamado de atención no funciona, o el adulto no está disponible o dispuesto, el EGO “desconecta” al niño de la realidad dolorosa, lo lleva a un mundo de fantasías, el sueño.
Por supuesto que en esa etapa de vida el EGO es un gran amigo y así se va presentando a la naciente conciencia del ser.
El EGO se pone en lugar de un “salvador”, cosa que es cierta, de cierta forma.
El problema se avecina cuando el EGO se mantiene en el control del niño, siendo que éste va adquiriendo otros instrumentos y formas de conectarse con los demás y con la realidad, además de operar sobre ella.
El EGO en funcionamiento, cuando ya no es necesario, lleva a la persona a aislarse, a manipular a los demás, a situaciones de conflicto interno y externo, a multitud de desequilibrios, a una vida caótica y de desconexión con la realidad más o menos intensa.
Es necesario que el niño sea educado correctamente para que el EGO se vaya reduciendo, para que quede en su rol de herramienta útil en situaciones de extrema necesidad, cuando la impotencia gana nuevamente a la persona y no tiene prácticamente ninguna otra opción que recurrir a él.
Nuestro Creador, que es también es nuestro Maestro, nos brinda instrumentos de liberación del EGO, nos instala en nuestro lugar, nos fortalece en nuestra identidad, pero no de forma mágica o milagrosa, sino a través de un mapa de conductas que debemos conocer y aplicar, para que de esa forma podamos crecer integralmente, derrocar al EGO situado como dios al cual servimos en esclavitud.
El mapa de conductas se denomina “Torá”, que en hebreo quiere decir “instrucción”, “guía”, “ley”.
La Torá noájica es oral, se compone de siete mandamientos fundamentales, así como el relato de la entrega de los mismos por parte de Dios al patriarca Noaj.
La Torá judía es tanto oral como escrita, uno de cuyos componentes es el Decálogo, que estamos comentando en esta oportunidad. Los catorce mandamientos que componen el Decálogo están incluidos dentro del conjunto de 613 mandamientos que Dios ha dado para la nación judía, para ellos y no para el resto de las naciones. Así como la Torá que Él ha dado a los judíos es para ellos, y no para los gentiles.
Sin embargo, ambos tienen el mismo peso, similar valor, idénticas intenciones: conducir a la persona y a la sociedad hacia un mundo de Shalom, de plenitud, armonía, gozo consciente de la Presencia de Dios y Su bendición constante.
Si los gentiles conocen y viven sus siete mandamientos, así como el pueblo judío se hace cargo de sus 613 mandamientos, se estará en un mundo que no se encuentre bajo el dominio del EGO, y por consiguiente plagado de personas impotentes y caóticas, sino en un mundo solidario, espléndido, gozoso.
(Sin embargo, el cumplimiento por sí solo no basta para llevar una vida íntegra. Será necesario retomar este tema en otra oportunidad, o buscar lo que ya tenemos publicado al respecto).

El Decálogo, como hemos dicho al comienzo, es para el pueblo judío, pero algunas de sus enseñanzas son aplicables y saludables para el gentil también.
Esto que te enseño ahora es para compartir por ambos.

Estábamos en el relato del comienzo de la vida del individuo, que queda bajo el mando del EGO.
Un estado de caos, de desconexión, de soledad, de dolor, de falsedad, de fantasías, de delirios, de locura, de malicia, de robo, un mundo enfermo por dentro y por fuera.
El primer paso hacia el derrocamiento del EGO lo vemos en la tabla que presentamos más arriba: aceptar la existencia del Otro, sea Dios o el prójimo.
Si el Otro no es más que “algo” para satisfacernos, para ser manipulado, para estar a nuestro servicio, para llenar nuestras apetencias, no le estamos reconociendo una real existencia, sino una funcionalidad, que bien puede ser “usa y bota”. ¿No te ha pasado que alguna persona te haya hecho sentir así? ¿Qué eras “apreciado” mientras le servías de algo, pero luego fuiste borrado del mapa? ¿O quizás eres tú el que así ha hecho con alguien?
El Otro “no existe”, porque no le das lugar en tu corazón.
El bebe no está capacitado pues su sistema nervioso no se ha desarrollado, por tanto es normal que no sea consciente de la existencia de otros… pero tú, ¿qué excusas puedes dar?
Viene Dios y te enseña: “Yo existo, no preciso mandarte que lo creas, ni que tengas “fe”, sino solamente basta con decírtelo. Viste Mis obras, Yo soy quien te sacó de Egipto. Sin embargo, no me interesa que hagamos doctorados en teología, para Mí es más importante que sepas que el prójimo también existe. A Mí no me cambia en nada si tú Me sirves o no, pero a tu prójimo sí le puede afectar del modo en que te comportas con Él. no lo niegues. No lo asesines, ni siquiera simbólicamente. Admite que Yo existo, admite que el prójimo existe. No somos tus sirvientes, no somos tus títeres, Yo soy tu Dios, y él es tú prójimo.”

Cuando se avanza al siguiente escalón se descubre que admitir la existencia del Otro no basta, se debe admitir que existen las relaciones y que no siempre éstas tienen algo que ver conmigo.
El Otro tiene su vida independiente, aunque me cueste admitirlo. El otro tiene sus relaciones y no siempre soy bienvenido en ellas.
Ahora que sé que existe una mamá y un papá, debo aceptar que ellos mantienen una relación que me tiene por fuera y no debo entrar a ella.
Y eso irá pasando en lo sucesivo, con otras personas, con otras relaciones que establezca.
Esto que me limita, también me libera.
Yo también tengo mis relaciones, mis cuestiones privadas en donde yo establezco quien entra y quien no.
Dios también tiene ese “derecho”, el derecho a que no le seamos infieles, que no nos prostituyamos con falsos dioses, ni siquiera movidos por buenas excusas.
Tenemos una relación particular con Él y cuando metemos en medio a dioses, ángeles, mediadores, “salvadores”, ídolos, Jesúses, vírgenes, santos rabinos difuntos, seudo profetas, gurús, etc., estamos haciendo algo incorrecto. Estamos quebrando la fidelidad de la relación que tenemos con Él.
Así como existe el Otro y debemos tomar conciencia y aceptarlo, igualmente con las relaciones que el Otro mantiene, sea que estemos incluidos en ellas o no.

Está el Otro, las relaciones del Otro, estamos nosotros y nuestras relaciones. Está la conciencia de todo esto.
El siguiente paso en la escala del crecimiento es aceptar que el Otro es otro, que tiene derecho a su identidad, a sus decisiones, a ser él mismo, nos guste o no.
No está para darnos placer, no está para que lo manipulemos, tampoco para que nosotros seamos manipulados o nos arrastremos para satisfacerlos.
Él tiene su vida, me guste o no. Sea mi hijo o mi hija, mi alumno o mi empleado, él debe hacer su vida y yo debo respetarlo.
Por supuesto que el sirviente del EGO pretenderá tener bajo su control a todos y todo, no admite que le contradigan, no acepta que le marquen sus errores, no quiere voces disonantes. Él es el amo, aunque en realidad sea un pobrecito esclavo de su EGO.
Sin embargo, la persona que anda a la Luz del Eterno, que está en la escalera de la plenitud no buscará dominar a otros, no negará a los demás sus derechos, no impondrá su voluntad de forma injusta, reconocerá qué puede controlar y que no y no se angustiará por saberse impotente en ciertos aspectos, sino que más bien eso le dará libertad y serenidad.

El siguiente escalón ya incluye admitir que el otro no solamente existe, mantiene sus relaciones que no nos incluyen y otras que sí, es independiente de nuestra voluntad, sino además que el Otro es poderoso sin necesitarnos.
Debe ser duro despertar un día y darse cuenta de que ese mundo que habíamos imaginado en el cual somos el centro, del cual todo depende, que se caería si faltáramos, en realidad sigue tan firme y funcional cuando faltamos.
Más de uno habrá fantaseado con que el mundo nació el día que uno nació, que el mundo es mejor por estar uno aquí, etc., pero en los hechos el mundo gira estemos en él o no.
Somos importantes, sin dudas, pero una partícula de polvo cósmicos en un universo que aparece como infinito.
Somos valiosos, pero mejor es sí nos bajamos del pedestal y admitimos que el otro puede vivir perfectamente sin nuestra presencia.
Ni el divorcio, ni la muerte, ni el alejamiento son el fin para el otro, al menos no debiera serlo.
Dios sigue siendo Dios, con nuestros rezos o sin ellos.
El otro seguirá para adelante, contigo o sin ti.
Es duro, ¿no?
Algunos se niegan a reconocerlo, pobres prisioneros de sus EGOS y se andan imaginando que el mundo se caerá el día que ellos desaparezcan, que Dios tiembla de solo pensar que él no cree en Él… conocemos a varios sujetos así, cabalisteros, magos de las palabras que corrompen lo espiritual, gurús, falsos rabinos, entre otros. Incluso gente de renombre, que se desviven por tener a quien manipular, por ser el centro en la vida de alguien, por recibir el dinero como diezmos, etc.
Eso no es lo que Dios quiere del hombre.

Hasta el cuarto grado hemos llegado a reconocer al otro en su completitud, falta el quinto escalón, en el cual podamos llevar una vida de conexión con el prójimo y con Dios.
Entendemos que el otro es otro en TODOS los aspectos, aunque cueste, aunque duela.
Podemos apreciar lo que posee, en todos los aspectos, pero haremos el esfuerzo para no corrompernos anhelando lo que no es nuestro.
Podremos buscar nuestra propia forma de ser felices, nuestro camino para la plenitud, nuestro sentido de vida.
Claro que podremos hacerlo, cuando no estemos encerrados en las celditas mentales de nuestro EGO.
Al salir de esas paredes maltrechas podemos respetar al prójimo, amarlo, serle fiel, estar conectados.

Pero, mientras no avancemos estos cinco grados, seremos aún esclavos, de una u otra manera. Esclavos en fin.
Está en ti seguir tu camino, ese que Dios te ha marcado, o seguir el camino del EGO.

Resp. 967 – ¿Cómo es la experiencia espiritual del feto?

Jonathan Ortiz nos consulta:

Buen dia Moré,
Primero agradecer por todo lo bueno que nos ha brindado durante este tiempo. Segundo, quisieramos preguntarle lo siguiente:
1. ¿Qué experiencia espiritual vive el feto durante la gestación?
2. ¿Cómo padres qué podemos hacer para que nuestro hijo tenga un buen comienzo espiritual?
3. ¿Cómo podemos maximizar la experiencia espiritual del embarazo?

Un gran abrazo,
Gracias
Jonathan Ortiz, Venezuela

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Cristianismo y Ego

Con el ego descontrolado, todo se torna cuesta arriba, nada es disfrutable, porque lleno de ordenes ilusorias nunca alcanzamos a satisfacer la demanda, nos convertimos en «pecadores» eternos, infructuosos seres.
El ego viene con ilusiones para salvarte pero no va a dejar de exigirte luego, lamentablemente ese juego perverso esta dentro nuestro.
No solo se muere y este es el ejemplo, en vida fisica destinamos la energia a la muerte interna.
Genera desequilibrios en los planos del ser. una ciencia de la falsedad, apunta a la contemplacion infructuosa y analisis interminables de variables que determinen una vision del mundo acomodada las expectativas del mismo y a la ilusion de control.

Esto es el cristianismo, puro ego. La impotencia al no encontrar satisfaccion inmediata en la vida «terrenal» genera un objeto «espiritual» «divino» que en realidad esta cargado de enegia animica, Es el Ego de Pablo que genera un Jesus, el dios que satisface a los hombres,
Jesus es el alterego de Pablo, su segunda personalidad, que a su vez tiene varias personalidades.
Adoptando el esquema propuesto, todos desean ser martires, empiezan a «morir» unos por otros, el juego es hipocrita ademas de repugnante, todos «mueren» por el otro porque uno murio por ellos, cuando en si buscan dominarse unos a otros. Pero no asi mismos,
Se generan ejercitos, corporaciones de dominados-dominantes, sufrientes orgullosos, en un entramado social-personal que desean engullir a todo aquel que propone vida.

Un estado de sacrificio constante que reproduce la emulacion del sacrificio del dios, que se traduce como sufrimiento calvario, dolor, flagelo, todas actitudes negativas para el crecimiento personal pero que se interpretan como positivas.
Asi la persona se alimenta del dios para alimentarlo. Es un producto, tienen consumidores pero no son receptores pasivos de su mensaje o de lo que pueden satisfacer.
Todo este sistema, empieza con la impotencia, sigue en el ego, luego en el objeto de culto representante del ego y sigue en la persona que retroalimenta el sistema con su impotencia insatisfecha. Esto se reproduce interna como externamente, desde la desdicha emocional hasta la manutencion de instituciones religiosas.
Aqui el ego genera una necesidad, por la impotencia, para luego otorgar una solucion, como se reproduce y se sostiene en el tiempo está situacion, el ego se converte en dios, «no se ve», te habla constantemente, en un balbuceo irracional, da ordenes, no se presta a analisis racional,, es incognocible, incuestionable, se desenvuelve en toda tu vida, «esta en todos lados».

Se nos presenta el cuadro

Impotencia(persona) >>>> ego(falso dios) >>>>objeto de culto (necesidad satisfecha )>>>Persona (impotencia)

Este esquema es posible que se replique durante toda la vida, y los dioses, sus objetos y sus cultos pueden variar segun al plano el cual la persona piense que es el plano mas importante y donde se genere su impotencia.
Nunca hay relacion directa con el ego ya que una de sus caracteristicas es esconderse, entonces produce intermediarios.
Otra caracteristica de este sistema puede ser graficado por el comportamiento de un virus, replicandose infectando cada vez más a su portador y atacando varias areas a la vez, lo cual hace cada vez más dificil su erradicación. Tambien trabaja a modo de mutación podemos ver que una persona cambie, pero no es el cambio en esencia, solamente en forma. Por ejemplo una persona, podra hablar de forma bonita, de temas elevados, tendra otras amistades, nuevas congregaciones, un nuevo cuerpo esbelto, un nuevo automovil y actuara en consecuencia a sus nuevas formas, pero en el fondo seguira alimentando su propio sistema carcelario, que a su vez es el patron del sistema carcelario replicado.
Se hace muy dificil el gozo en estas circunstancias. Todo se transforma en objeto salvador, nuestro sistema de mercado (del cual no esta exento el cristianismo) representa lo que llevamos dentro, la diversidad de productos son proyeccion de nuestros yoes internalizados, alteregos materializados, mediadores.
El sistema es interior-exterior, imput-output, resignificando, pero sin un cambio cualitativo, se hace cada vez más dificil la simplicidad ya que más malabares se suman para mantener el edificio en pie.
Es un sistema dinamico, mientras no se salga del circulo estaremos produciendo ego, interna como externamente, en esto nadie es pasivo en menor o mayor medida es un productor y reproductor, generando mayor produccion de ego circulante

Si se quiere salir del circulo es necesaria, la acción, sin lugar a dudas, ya que la meditacion sobre el tema es estar dentro del circulo, la ilusion de estar avanzando, evolucionando, creando. Cuando en realidad se vuelve otra vez a lo mismo. Re-pensar lo mismo.
Desaprender, es es el primer paso.
Conceptualizar en exceso, es el ego actuando sobre es otro modo de distraccion ante la realidad de ejecucion que nos propone la vida. Por lo tanto, al querer en encontrar una «conexion» nos adentramos en la «reflexion».
Pero es bueno saber que las mas productivas nacen luego de una actividad gozosa y acorde a la identidad y aunque creas que no estar gozando, el esfuerzo por hacerlo, da mayor capacidad de autoconocimiento.
La aplicacion de las tecnicas del Moré ayudan a aumentar la capacidad de gozo y nunca el conocimento fehaciente (si es que lo hay) de lo que estamos combatiendo. Asi como D. no podemos conocer su esencia, del ego no podemos conocer toda su genesis, como se ha ido alimentando, pero tenemos las tecnicas para desarticularlo.
Hay que confiar, no queda otra, es dificil no poder aferrarse a los conceptos , los moldes, las etiquetas y de cada cosa hacer un muerto. Es logico y comprensible, luego de tanta explicacion pavota y de tanto vendedor de baratijas.
De nada sirve, insultar a D. por ejemplo diciendo que es un despota, vengador, etc…los insultos del ego siempre se los lleva D. Por ello se idolatra y se blasfema.
El Eterno es vitalidad y el ego es intruso en larelacion con El. Por cuanto queremos gobernar el mundo, el mundo sigue igual, es mentira querer hacer lo bueno, fuera del Eterno, es dominio de lo negativo, del ego.
Destruir el atomo del ego del cristianismo liberara la energia para gozar de la vida y del servicio al Eterno.

Prosperidad para ti

Está en nuestra naturaleza el anhelar bienestar material, incluso riquezas.
Desde el momento que somos cuerpo estamos necesitados de lo material para continuar con vida y para preservar la especia humana.
Además, y no es un aspecto menor, es necesario que aprendamos a edificar en la dimensión física de acuerdo a la ruta provista por el plano espiritual.
Al contrario de lo que predican ciertas doctrinas y religiones, no hay nada negativo en poseer y gozar de los bienes materiales, en tanto estos no sean el centro y la finalidad de la existencia.
Por supuesto que es indispensable que empleemos una parte generosa nuestro bienestar para proveer de bien al prójimo.
Remedio contra el poderío del EGO es el altruismo,  hacer el bien a otro sin esperar nada a cambio.
Cuando nos hacemos libres del EGO, estamos en disposición de recibir dicha, plenitud y gozar de la bendición que desde lo Alto nos otorgan pródigamente.

Si bien el gozo de este mundo es positivo, en tanto no se caiga en cuestiones prohibidas, no debemos olvidar en ningún momento que nuestra meta y caudal no está en Este Mundo, por tanto, que todo lo material sea empleado con sabiduría en procura de la trascendencia.
Es un gran principio que lo físico esté al servicio del Eterno por medio del cumplimiento de los preceptos que Él ordena a cada quien cumplir.

Ahora bien, ¿qué consejos nos dan nuestras Fuentes para obtener riquezas y gozar de ellas?
Brindaremos algunas ideas de modo general.

1- No espere a que su sustento o riqueza provengan de milagros, como llovido del cielo. Es su obligación dedicarse a actividades lícitas con la finalidad de obtener sus ingresos.

2- Si desea, puede comprar billetes de lotería o similares, pero no hacer de esto un modo de vida, ni haga depender su sustento de estos esporádicos beneficios.

3- Abra su mano con generosidad para con su prójimo necesitado (institución educativa de judaísmo tal como serjudio.com, motor de vida como FULVIDA, o persona pobre), pues Arriba le juzgan tal como usted juzga. Si usted actúa con benevolencia, de Arriba le dictan una sentencia benévola. Si usted es dadivoso con el prójimo, tiene asegurada la bendición.

4- Separe el diez por ciento de sus ingresos para darle a los pobres o a instituciones de bondad y justicia con lealtad a Dios.
No es su obligación, no es su deber, no es un mandamiento, no será maldito si no lo hace, pero es bueno hacerlo.

5- Que todos los preceptos que cumpla los haga con entereza, no por interés de obtener algún beneficio, sea en Este Mundo o el Venidero, sino porque eso es lo que el Eterno demanda de usted. Quien sirve al Eterno sin dobles intenciones es merecedor de las mayores bendiciones, tal cual expresa con claridad la Torá –judía- y los judíos mencionan a diario dos veces en nuestras plegarias.

6- Eleve sus pedidos por sustento y riqueza al Eterno. Con confianza en Él, con corazón puro e íntegro. No demande. No exija. No extorsione. No quiera negociar. No quiera manipular. Pida, como pide un siervo a su amo. Pida, como pide a su padre un amoroso y respetuoso hijo.

7- Done dinero u objetos para comunidades noájidas VERDADERAS (cuidado, que nada de lo suyo sirva para enriquecer a los viles enemigos de Dios que se disfrazan de santidad). En tiempos pasados, cuando el santo Templo estaba en pie, las personas ofrendaban ciertos elementos sabiendo que con esto eran beneficiados con prosperidad.

8- Comercie con justicia y misericordia. No busque la ganancia inmoral ni el beneficio de los miserables.

9- No sea mezquino a la hora de festejar. Invite hasta a aquellos familiares lejanos o con los cuales no tiene buenas relaciones. Sin derrochar innecesariamente, sepa gastar en abundancia para compartir las alegrías con bondad y honestidad.

10- Que sea un hábito el invitar personas a su hogar, para alimentarlos o darles hospedaje. Sean estas personas indigentes de la ciudad o visitantes.

11- En sus fiestas particulares no olvide convidar con manjares a los pobres. Que la fiesta no sea un motivo de exclusivo egoísmo, sino de crecimiento compartido.

12- Respete a su esposa más que a usted mismo. Embellézcala, cómprele regalos, hágala sentir la reina del hogar.
Si usted es mujer, respete a su marido, hágale creer que el está la mando, permítale que él tenga iniciativas.
Entre ambos que hagan emerger la paz hogareña.

13- No dude en asociarse con personas íntegras a la hora de establecer algún negocio.

14- Devuelva lo antes posible los préstamos. No se quede con nada que no le corresponde ni pertenece.

15- Pague a tiempo sus deudas.

16- Proponga y ejecute planes de desarrollo comercial, aunque no se crea capacitado y le dé miedo intentarlo. Consulte con expertos, nunca está demás.

17- No gaste el dinero que no le pertenece en vicios (alcohol, sexo infiel, cigarro, drogas ilegales, idolatría, religiones, adicción al juego, etc.).

18- Contribuya con maestros de VERDADERO noajismo de manera constante, asóciese a ellos para que puedan hacer su trabajo de santidad a través del dinero que usted aporta. Dé una mano a FULVIDA para que continuemos haciendo nuestra obra.

19- Haga sentir a su cónyuge como un rey/reina y a sus hijos como príncipes (pero sin malcriarlos).
Un hogar dichoso es una fuente de bienestar.

20- Agradezca, por todo.

Hasta aquí estos breves consejos.
Confío en que sabrá ponerlos en práctica y que pronto será prospero y de bendición para muchos.
Ten presente nuestra obra, que es TU obra, porque si no nos valoras, ¿cómo crees que eres valorado?

La desilusión de la subestimación

Nuevamente traemos enseñanza fresca y sabrosa de la Torá (judía), que puede ser compartida por los noájidas.

Esperamos que sirva nuestro humilde comentario para intensificar tu lealtad a Dios, por medio de tu cumplimiento de tu rol (sea como judío o como noájida).
Que nuestras palabras te lleven a perfeccionarte y así perfeccionar al mundo.

Esta semana corresponde que los hijos de Israel lean públicamente una sección que se denomina “Bejukotai”, y es la que cierra el tercer libro de la Torá.

En ella encontramos las terribles y serias consecuencias que suceden a causa del abandono de la Torá por parte de los judíos.
Muy graves son los resultados por la negación del judío hacia su identidad espiritual, lo que lo lleva a renunciar al cumplimiento de los mandamientos que le competen.
Espantosos sucesos en lo personal y colectivo, que también repercuten en la santa tierra de Israel, la que vomita a sus habitantes de ella.

La lista de horrores y heridas se interrumpe para que Dios anuncie promesas ciertas de redención, de consuelo, de retorno, de bendito bienestar:

«Yo Me acordaré de Mi pacto con Iaacov, y Me acordaré de Mi pacto con Itzjac y de Mi pacto con Avraham; y Me acordaré de la tierra
(Vaikrá / Levítico 26:42)

Podemos preguntar: ¿Cuál es la intención del Eterno al insertar esta frase en el contexto de las duras consecuencias para los pecadores?

Es un aliciente positivo, pues nos alienta a tomar el modelo de los primeros ancestros del pueblo judío, y así apartarnos del pecado para aproximarnos a la Verdad.

  1. Tal como Avraham dejó el país de la magia y ciencias ocultas, nosotros podemos dejar nuestros vicios, nuestro deseo de llenar nuestra vida de supersticiones, nuestro sometimiento al EGO con todas sus trampas, el seguir a payasos devenidos en líderes.
  2. Tal como Itzjac estuvo dispuesto a sacrificar su vida para alcanzar la trascendencia, nosotros podemos restar un poco de comodidad a nuestras vidas, para aumentar en compromiso y trabajo de construcción de Shalom.
  3. Tal como Iaacov aprendió a vivir y superarse incluso a través del dolor profundo, nosotros podemos  crecer a pesar de nuestra pereza, de nuestras excusas, de nuestras tendencias manipuladoras.

De esta manera nos estamos previniendo de sufrir los temibles castigos anunciados.
Cuando tomamos ejemplo de personas dignas de servir como tales.
Cuando vivimos conforme a nuestra identidad espiritual y no a las fantasías de nuestro EGO.
Cuando hacemos nuestra parte en la Obra sin añorar la de otro o tratar de escapar de lo que es nuestro compromiso.
Cuando gozamos con la bendición que desde lo Alto nos hacen llegar.
Cuando dejamos de mirar nuestro ombligo y sentirnos el centro del mundo, para pasar a ser solidarios, activos constructores de Shalom.

Excusas y justificaciones para ser esclavos de nuestro EGO, con facilidad inventamos.
Es muy simple llorar, quejarse, insultar, demandar, pedir, reclamar, enojarse, amargarse, irse dando portazos, armar confabulaciones contra los leales… es muy simple actuar bajo el mando del EGO, pero es una simpleza de apariencias, puesto que conlleva un costo enorme y terrible, que trae como consecuencias los espantosos que enumera la porción Bejukotai.
Creemos zafar con nuestros delirios, con nuestras buenas intenciones plagadas de ignorancias, con nuestro patetismo, con nuestra rebeldía, sí, creemos zafar, pero lo cierto es que nos hundimos más y más en el fango del EGO, de nuestro pobre y vacía existencia sin posteridad gloriosa.

No, no nos sirve de excusa el conocer historias “bíblicas”, recitar de memoria pasajes bíblicos, ni sentirnos tocados por la “profecías”.
De nada vale poner ejemplos rebuscados de patriarcas y héroes de antaño, porque Dios no te está pidiendo como noájida que repitas como loro lemas “sagrados”, ni que tengas conocimientos de supuesto metafísica cabalística, ni te compliques con rituales más o menos emparentados con el judaísmo.
Nada de eso te pide Dios, ni tampoco te escuda de lo que Él te exige.
Él quiere que seas constructor de Shalom, no un borrego repetidor de palabras hebreas; Él quiere que vivas a pleno con los Siete Mandamientos, y no argüir que tú tienes que hacer tal o cual costumbre o precepto de los judíos; Él quiere que cada día lo conviertas en sagrado, y no que te afanes por celebrar “Pesach” con corderos pascuales o “Shabbos” con velitas y cantinelas arameas.
Él te quiere noájida a pleno, y para ello te ha dado TU Torá, tu instrucción sagrada, que son los Siete Mandamientos.

El Shela, un importante sabio judío, explicaba que la persona debe rendir cuentas de acuerdo a sus capacidades personales, tanto las realizadas como las potenciales.
Cada persona según quien es, aquí y ahora. No con miramientos a “vidas pasadas”, a “vidas futuras”.
Cada uno deberá presentar en orden los libros de contabilidad espiritual ante Dios, en donde deberá demostrar que si es gentil ha vivido como noájida y si es judío ha vivido como judío.
No se le demanda a uno lo que le corresponde al otro.
Las acciones de los judíos son medidas por una vara más estricta que la de los noájidas, puesto que los judíos son descendientes de los patriarcas y parte de un pacto restrictivo que requiere mayor esfuerzo y compromiso que el pacto noájida.
No es justo que el gentil sea medido de acuerdo al patrón de evaluación judío, Dios es justo y así determinó que fueran las cosas.
Por tanto, el gentil tiene un pacto perfecto, glorioso, de bienestar y bendición es este mundo y en el más allá, a un costo menor que el judío.
Y, sin embargo, el gentil se apresura a pecar, a errar, a irse detrás de las vanidades de religiones y supersticiones, se apura en disfrazarse de judío y robar la propiedad sagrada judía, ¡cómo si esas insolencias le fueran a dar un mayor beneficio!

Si no hacemos NUESTRA PARTE, porque estamos pretendiendo o pendientes de la del vecino, nos estamos defraudando a nosotros mismos, y estamos siendo pasibles de la severa retribución de parte del Todopoderoso.
Acción y reacción: si  actuamos de manera incoherente a nuestra esencia espiritual, tenemos calamidades en esta vida y/o en la posteridad.
Si actuamos en sintonía con nuestro Yo Esencial, como noájidas siendo gentiles y de acuerdo al judaísmo siendo judíos, entonces solamente lo bueno es lo que obtenemos.

Empero, el ietzer hará, nuestra tendencia hacia lo negativo, el EGO que se sale de su estricta función inicial, no nos da respiro.
Si no puede debilitar nuestra espiritualidad mediante una técnica, hábilmente cambiará y usará otra, sin cejar de buscar alcanzar su meta. Es capaz de embaucarnos, haciéndonos creer que somos muy humildes, y que estamos a un pasito de la perfección. Puede llenarnos la cabeza con ideas tales como: ‘¿Para qué te gastas estudiando, si ya has alcanzado un alto grado de perfeccionamiento? Si vives como una persona justa, ¿para qué te esmeras por crecer cada día?’
Con ideas como éstas, la persona ciertamente no evoluciona ni despliega sus ocultos potenciales, sino que va decayendo cada vez más.
Estos pensamientos se suman a la natural inclinación por la comodidad y el no deseo de sacrificio personal.
El EGO nace para que sobrevivamos a la impotencia, pero bien pronto usa el sentimiento de impotencia para doblegarnos.
Nos podemos sentir impotentes por valorarnos en menos de lo que realmente somos, pero también por inflarnos de humo y creernos más de lo que somos.
En ambas situaciones la autoestima es incorrecta, de más o de menos, pero no en armonioso equilibrio, lo que repercute en trastornos multidimensionales más o menos visibles.

Para contrarrestar las artimañas de la tendencia hacia lo negativo, es imprescindible que hagamos un relevamiento correcto de nuestra situación real, es decir, que reconozcamos sin engañarnos en dónde estamos parados, y que sepamos con precisión cuáles son nuestras potencialidades aún no aprovechadas.
Dónde estoy, adónde me dirijo, con qué recursos cuento, de dónde vengo, cómo haré para alcanzar el buen puerto al que he planificado llegar.
Tales son algunas de las interrogantes que nos pueden servir para avanzar, si es que somos sinceros y no os engañamos al solitario.

También es necesario juzgar nuestro grado de esclavitud al EGO.
¿Qué estamos malgastando con tal de mantener una situación de relativa comodidad?
¿Qué presión de los faraones admitimos que nos angustien siempre y cuando consigamos algún “arreglito” que nos brinde algún beneficio?
¿Qué estamos haciendo para mantener la soga que nos ahorca al cuello, en lugar de zafar y ser libres, en verdad libres?

¿Estás dispuesto a preguntarte y contestarte?
¿Estás dispuesto a dejar de ser mediocre, de mentirte, de estafarte, de aferrarte a la superstición que te hace sentir “lleno”?

Cada persona guarda un inmenso potencial espiritual, que está a la espera de poder desplegarse.
Solamente si la persona reconoce que es buena por naturaleza, y que puede/debe actuar acorde con sus verdaderos potenciales, es que podrá crecer espiritualmente.
Pero, si nos dejamos convencer de que somos malos o torpes, o de que estamos marcados por un negro destino para ser unos fracasados, sin dudas que no podremos elevaros más allá de nuestras limitadas expectativas y escasas fuerzas emocionales.

Recordemos que cuando una persona muestra un intenso deseo de elevar su nivel espiritual, el Eterno envía Su ayuda para que la persona tenga más chance de conseguir su objetivo. El Eterno quita fuerza a algunos de aquellos defectos que obstaculizan su propósito, de manera tal, que toda persona, en tanto lo desee realmente, puede alcanzar un mayor grado de espiritualidad en este mundo.

¿Y qué es espiritual?
Encontrar la Presencia de Dios hasta en las cosas más sencillas, elevar los múltiples planos para estar en armonía con el mandato de Dios.

El punto está en no subestimarse, sino en aprender a reconocer el valor propio, más allá de las apariencias negativas, o de las creencias adversas que nos fueron inculcando a lo largo de nuestra crianza.

No podemos dejar de tener en mente otro versículo de la porción de esta semana, que nos enseña:

«Daré paz en la tierra»
(Vaikrá / Levítico 26:6)

El gran erudito y maestro Rashi comenta: «Si no hay paz, no hay nada».
¿Qué aprendemos para nuestra vida diaria de esto?

Muchas personas podrían estar satisfechas con su porción, con lo que han alcanzado materialmente, sin embargo viven atormentados por estar envidiando lo que el otro posee, o lo que ellos creen que el otro posee.
Pero, si la persona se valorara correctamente a sí misma, y de esa manera estuviera habilitado para amar en realidad al prójimo, la envidia no perturbaría su existencia, y no se obsesionaría con alcanzar riquezas que le son ajenas o posesiones que le son innecesarias.
Cuando la ambición está dominada, y no es una bestia que pretende romper todos los límites, la persona alcanza una paz interior que le permite gozar de aquello que tiene.

Y cuando esa paz surge por reconocer que dentro de uno existe un inmenso potencial que podría desarrollarse, entonces la persona ha alcanzado un gozo verdadero, un éxito perdurable.

Moré Yehuda Ribco

Relatos, anécdotas y enseñanzas

Primera consulta de la mañana, en mi trabajo como psicólogo, aparece la cucharita de café. Su discurso arranca así: «Mi vida es una miseria. Maldigo el día que salí del horno de fundición. ¿Para qué me fabricaron? ¿Es justa mi vida? Hay que ver, solamente hay que ver… esa petulante cuchara sopera, tan oronda se pasea de la cocina a la sala… de la sala al comedor… y se revuelca en un deleite sin par en esas deliciosas sopas de pollo, en esos suculentos platos de guiso… ¡qué daría yo para tener su destino! ¡Pero no! Mi negro destino es girar como una estúpida sin razón en un diminuto pocillo de fétido café…»

Vino a mi consultorio la cuchara sopera, toda consternada se confesó: «Odio a esa ociosa cuchara de oro. Todos la codician, todos la desean, y ella brilla con un fulgor único. Y a mí, ¿a mí qué me queda? Solamente hundirme en esas grasientas sopas… ay como la odio… ¡qué envidia sana! ¡Mire que es envidia sana la mía, eh!…»

Al ir cerrándose el día aparece con su majestuoso paso la cuchara de oro, aquella que estaba en la vitrina como un fino y encumbrado adorno. Con cansino tono solamente espeta: «Ay, si fuera por un sólo minuto cucharita de café… ¡cuán feliz sería!…»

Preguntas y datos para meditar y profundizar:

  • ¿Cómo se relaciona el relato con el comentario a la porción semanal que hemos brindado?
  • ¿Cuál es la manera de ser generoso realmente?
  • El potencial
    «Has hecho al hombre un poco menor que los ángeles y le has coronado de gloria y de honra.»
    (Tehilim / Salmos 8:6)

    • ¿Cómo puede afectar a la autoestima personal el saber que Dios nos ha hecho un poco menos que ángeles?
    • ¿Qué cosas puede hacer la persona para desarrollarse espiritualmente?
  • El rico
    «Rico es aquel que está feliz con lo que tiene»
    (Pirkei Avot 4:1)

    • ¿Cuándo una persona puede sentirse realmente satisfecha?
    • ¿Por qué la Torá no se opone a la posesión de riquezas materiales?

Conducta EGO o conducta saludable

Por su naturaleza, el EGO recurre a las herramientas que sabe emplear:

  1. Activas:
    1. Llanto y sus derivados (gestos de dolor, depresión, gemidos continuados, toses nerviosas, sofocamiento, quejas, criticonería, victimizarse, acusar en falso, etc.)
    2. Gritos y sus derivados (insultos, lenguaje soez, ofensas, burlas, hostigamiento, violencia verbal, amenazas, estafas, mentiras, etc.)
    3. Pataleo y sus derivados (golpes, roturas de objetos, portazos, tics, espasmos, robos, maltrato, abuso, agresión física, asesinato, etc.).
  2. Pasiva:
    1. Evitación del contacto con la realidad,
      en una gama que va desde el la absoluta desconexión de la conciencia (dormir, desmayarse, coma)
      hasta grados más leves (distracción, ensoñaciones, rehuir la mirada),
      en el medio queda una amplia variedad de conductas y actitudes de evasión.

Las herramientas activas, principalmente, tienen la finalidad de manipular a otros y al entorno, para conseguir aquello que se desea, sin miramiento alguno hacia lo que es bueno y justo.
Se desea, entonces se procede a alguna de las actividades de manipulación para satisfacer la demanda del EGO.
Estos modos ocurren porque:

  1. Se es impotente para satisfacer el deseo.
  2. Se siente impotente para hacerlo.
  3. Se cree impotente para hacerlo.
  4. A pesar de poder, se decanta por la solución “egoísta”, que aparece menos costosa, más fácil, cómoda, ventajista, sin consideración o ponderación de efectos ulteriores.
  5. Se escoge la vía perversa adrede, como forma baja de gratificación.

Si bien las formas pasivas en principio no sirven con fines de manipulación, sino de bloquear el conocimiento y efecto de la realidad sobre la persona, también pueden ser eventualmente empleadas como armas de manipulación.
Así pues una obsesión que en un primer momento servía para no tomar contacto con ciertos aspectos temidos de la realidad, en una segunda instancia pueden ser aprovechados (de manera consciente o no) para obtener beneficios secundarios, tales como por ejemplo aligerar responsabilidades laborales, no tomar decisiones difíciles al amparo de la “enfermedad nerviosa”, rehuir situaciones estresantes pero necesarias, etc.

Dependiendo en parte de la constitución física/genética, así como de las vivencias, y de los contextos de las relaciones es que el EGO va seleccionando sus armas, las va perfeccionando, te va haciendo experto en tales o cuales estrategias y tácticas para vencer en la guerra constante de obtener lo que deseas.
Por ejemplo, una persona de físico endeble y enfermizo, criado en una familia sanamente protectora, que le inspira auto-confianza, que le brinda oportunidades para equivocarse y a pesar de ello crecer, encontrará recursos para salir adelante sin tener que caer en groseras formas de manipulación.
Una persona de físico promedio, en un medio familiar en el cual se le humilla, se le degrada, se le obstaculiza en su adquisición de una correcta autoestima, probablemente adoptará mecanismos de manipulación para alcanzar sus deseos, no siempre sintonizados con lo saludable.
Son complejas ecuaciones a tener en cuenta.

Vayamos a la práctica.
Cuando reconoces que actúas a través de algunas de las herramientas del EGO, es hora de hacer un alto, buscar qué te lleva a actuar de esa manera desequilibrada y procurar ejercer una acción diferente, acorde con patrones de conducta solidarios, responsables, razonables, buenos, justos, de construcción de Shalom.
No es fácil, tampoco hay magia que te ayude a lograrlo.
Pero si quieres, si realmente quieres, tendrás como hacerlo.

También se emplea para reconocer la conducta EGO del otro y poder desactivar sus tácticas manipuladoras, pues conductas EGO te llevan a responder automáticamente de manera EGO.
Ejemplo, el alumno molesta en clase y no te permite continuar brindando la lección, es su EGO el que está jugando sus cartas, quiere obtener el poder de la clase, la atención, para satisfacer algún deseo (que ahora no interesa analizar). La respuesta EGO de tu parte sería alzar la voz y amenazarlo, ridiculizarlo, agredirlo de palabra o hechos, etc. Tienes otras formas para actuar, que no impliquen el dominio del EGO sobre tu conducta.
A modo parecido en tus relaciones con tus hijos, tus cónyuges, patrones, empleados, vecinos, etc.

Ejemplo, alguien en un blog o foro lanza un mensaje agresivo en tu contra, totalmente malicioso e infundado, tu conducta EGO será agredirlo, burlarte, insultarlo, demostrarle lo imbécil que es, etc.
Tu conducta saludable, más allá de tu enojo o dolor, será ignorarlo, o ponerlo respetuosamente en su lugar, o denunciarlo con un administrador para que no le permita acciones contrarias a las normas de la etiqueta, o mostrar otros puntos que sean de interés colectivo, etc.

Es cierto, tenemos el monstruo de la impotencia dentro nuestro, lo que precipita la reacción automática del EGO.
No estamos libres de esto, hasta el día de nuestra muerte.
Por lo cual, es menester estudiar estos temas, profundizar en ellos, tomar conciencia de nuestras acciones y de aquellos con los que nos relacionamos, estar alertas a nuestras conductas EGO, no dejarnos llevar por reacciones automáticas, entre otras cosas que es necesario atender.

Este es otro pequeño aporte a nuestra salud y crecimiento.
Espero que te sea de provecho y bendición y agradezco comentarios que aporten anécdotas, ampliaciones, correcciones, mayor amplitud de la información, etc.
Hasta luego.