Desde hace tiempo atrás mi familia y yo hemos procurado hacer de la entrada del séptimo dia algo distinto, especial, diferente. Desde la mañana pregunto a mi esposa: «¿Qué quieres cenar para esta noche?
«Feliz séptimo!», seguido de un abrazo familiar, un agradecimiento al Creador por Su bondad, y una buena cena han hecho que el ser noájida cobre mayor relevancia semana tras semana.
La cena de la entrada del séptimo dia carece de cualquier elemento religioso, más no de algún elemento espiritual permitido para los noájidas, como por ejemplo, un sencillo agradecimiento al Creador por permitirnos llegar a ese dia con salud, unidos, luego de una semana llena de trabajo.
Hemos procurado inculcar en nuestra pequeña hija de casi tres años el sabor del séptimo dia:
– Damos un paseo al parque y aprovechamos para enseñarle acerca de la creacion y el Creador.
– Le explicamos el por qué de una comida diferente para esa noche.
– Colocamos alguna película que pueda tener un contenido significativo y de la cual se pueda extraer alguna enseñanza.
Al procurar marcar esta sutil diferencia en los dias de la semana, hemos notado que somos más conscientes de nuestra identidad noájida, y que vivirlo en familia hace que crezcamos para la vida.
Finalmente, ¿Cómo es tu viernes por la noche?