Shalom,
"¡Bendito el que viene en el nombre del Eterno!" (Tehilim / Salmos 118:26).
Bienvenido y gracias por enviarnos su interesante misiva.

Ante todo debo decirle que hay muchos aspectos que conciernen a la Era Mesiánica que no podemos entender o concebir, puesto que son hechos que son futuros y no han tenido aún manifestación en nuestro mundo.
Es como querer explicarle a un feto, en el seno materno, qué son los colores y la suave caricia de la brisa marina. Podemos darle una idea al feto, pero él no ha experimentado ni colores ni brisas, por lo que solamente captarí­­a un poquito, a través de analogí­­as.
¿Vale?

Ahora paso a intentar responder su muy válida e interesante consulta.

Uno de los motivos por los cuales el Eterno nos proveyó de vida terrenal, es para que tengamos experiencias sensoriales, de manera de ir aprendiendo y enriqueciendo con sentimientos y sensaciones nuestro acervo espiritual.
El espí­­ritu es insensible a las sensaciones, por tanto precisa de un vehí­­culo sensorial, para experimentar de la riqueza de emociones y sensaciones.
Así­­ pues, el cuerpo recibe placer y necesidades, esto es traducido e integrado en el plano espiritual, y ya no queda solamente como un conocimiento, sino como un conocimiento cargado de energia emocional.
No sé si me llego a expresar de manera de ser comprensible.

Al morir, en el Mundo Venidero lo que hemos hecho, lo que hemos sembrado en nuestra vida, es aquello que cosechamos. Sin excusas ni dobleces, pues es el mundo de la Verdad.
Si hemos actuado con justicia, con bondad, con fidelidad, cumplimos con los mandamientos, etc., entonces gozaremos de acuerdo a nuestra siembra. Y el gozo no queda solamente en el plano de lo conceptual, sino que también en lo vivencial, pues ya hemos experimentado gozo en Este Mundo, por tanto, nuestra memoria emocional que fuimos construyendo aquí­­ es la que nos posibilita la intensidad de nuestro gozo allá.
Idéntico sucede con la contraparte, el sufrimiento. Lo que hemos sembrado de espinas, malas hierbas y otras cosas nefastas, será lo que padezcamos allá.

En la Era Mesiánica, los que tengan la dicha de vivirla, los que estén presentes y los que sean dignos de revivir y permanecer, tendrán ocasiones para experimentar en Este Mundo sensaciones inmensas de gozo sublime. Cosas que en nuestra estado actual de imperfeccion social, moral, individual, no son accesibles.
Pero, en la Era Mesiánica todo ese potencial de gozo estará a nuestra disposición, cruzará nuestros nervios una riquí­­sima energí­­a de plenitud y vitalidad.
Tendremos extensas vidas en Este Mundo, llenas de gozo terrenal, a causa de nuestras buenas acciones y de la prosperidad que llenará la tierra.
Y luego de larguí­­simos años de placer, llegará el momento de pasar al Mundo Venidero, en una muerte sin dolor, sin guerras, sin enfermedades, sin torturas. Una muerte calmada, como el suave beso mortal que se lleva a los justos de esta tierra.
Y entonces, en esa otra vida que es la extensión de esta, tras de haber gozado una longeva vida de gozo… ¿se imagina cuál será el deleite supremo que tendremos en el Mundo Venidero?
Un gozo que hoy en dí­­a es imposible.
Un gozo que solamente estará disponible merced a la Era Mesiánica.

Espero haber sido claro en este tema tan complejo.

Si le quedan dudas pertinentes, hágalas llegar.

Iebarejejá H’ – Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom.

Moré Yehuda Ribco