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La edad del universo y la del hombre

Sabios de diversas épocas han mostrado que el universo tiene bastante más que 5773 años de existencia (al día de la fecha).
Sin embargo, hay personas que se siguen aferrando a un literalismo (poco literal) del texto de la Torá y hacen de la juventud del mundo un “principio de fe” al que se niegan a renunciar.
Diversas y elucubradas soluciones presentan para desestimar las evidencias que aportan las ciencias, así como la racionalidad; como si la antigüedad del mundo pudiera afectar en algo la grandeza del Eterno o lo majestuoso de su acto de continua creación.
Veamos algunas de las referencias de los sabios.

Ibn Ezra, en su comentario a Vaikrá/Levítico 25:2, al discutir sobre la Shemitá como ciclo sabático, cuando la Torá dice “reposo (Shabat) para el Eterno", el sabio explica: “Es un secreto acerca de la edad del universo que está aludido aquí”.
Aunque en el mismo sitio, el Ramban, comenta que el secreto está relacionado a cómo guardar el precepto de Shemitá refuerza la confianza de la persona en el Eterno y en Su poder. Tal sería ese secreto y no algo relacionado con la cuenta del tiempo de la creación. Sin embargo, el mismo Ramban en su comentario a Shemot/Éxodo 21:2, (donde también se trata el mandamiento de Shemitá y el significado de los siete ciclos), dice: “Y el siete fue elegido para días, para años y para Shemitá pero todo ello trata de otro asunto, el cual es el secreto de la edad del universo”, del tiempo transcurrido entre lo que se relata desde “Bereshit” hasta el pasaje del “Vaijulu”.
Entonces pues, hay algún asunto que permanece velado y que refiere a la edad del universo.
Probablemente sepamos darnos cuenta de que el mundo es muchísimo más antiguo que 5773 si reconocemos cuánto tiempo pasó durante el trabajo de la creación.

¿Cuánto tiempo representan esos seis “días”? 
Atendamos a este pasaje del Talmud(TB Sanhedrín 38b), en donde el  Rabbí Iojanán bar Jananiá dice que el sexto día de la Creción estuvo dividido en doce etapas, entre las cuales: "… séptima: se emparejó con Javá; octava: dos fueron a la cama y cuatro salieron; novena: le fue ordenado no ingerir del árbol; décima: pecó; undécima: fue juzgado: duodécima: fue echado". Ciertamente, no eran días “normales”, pues se nacía, apareaba, procreaba, se desplegaba vidas enteras en un solo “día”.
Ciertamente, no eran de 24 horas en el relato de la creación.
Así, aquella semana es un período mucho más extenso, que incluso puede tener la duración que hace encajar perfectamente los números que da la Torá y que brindas los estudios científicos modernos, como ya veremos.
Sin dudas que no fueron 24 horas por jornada, como bien informa el mismo Ramban, en su comentario a Bereshit/Génesis 2:3, donde asimila cada día de la creación a ese tiempo milenario que menciona el salmista en la contabilidad divina: "Pues mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó" (Tehilim / Salmos 90:4). Sabemos que mil años, al igual que cuando se menciona, por ejemplo, “siete veces setenta”, o incluso solamente “siete”, no siempre es literal, sino una forma de expresar una gran cantidad.

Atendamos al sabio rabino Aryeh Kaplan (comentario al “Sefer Yetzirah”, publicado por Weiser, 1997, page 186): “De acuerdo al maestro cabalista, Rabí Isaac de Acco, cuando son contados los años de ese ciclo, uno no debe usar el año físico ordinario, sin el año divino (Otzar Jaim 86b). El Midrash (Bereshit Rabbah 8:2, Zohar 2: 145b, Sanhedrin 97a) dice que cada día divino es de mil años, basado en el verso “pues mil años son delante de tus ojos como el día de ayer”. Dado que cada año contiene 365,25 días, un año divino sería de 365,250 años de extensión. De acuerdo a esto, cada ciclo de siete mil años divinos debería consistir en 2,556,750,000 años terrestres. Esta cifra de 2,5 mil millones de años es bastante cercana a la que los científicos estiman es la extensión de la vida en la tierra. Si asumimos que el ciclo de siete años comienza con el relato de la creación de la Torá, entonces el comienzo fue hace unos 15,340,500,000 años atrás. Esta es una cifra muy cercana a la que los científicos estiman que dio comienzo a la expansión del universo, hace 15 mil millones de años atrás”.

El rabino erudito Samson Rafael Hirsch (Collected Writing, volume 7 (New York: Feldheim, 1992), page 57), nos enseña: “La Torá no describe cosas en términos de verdad objetiva, que es conocida solamente por Dios, sino en términos comprensibles por el hombre… La Torá emplea el lenguaje humano cuando habla de “que el sol se eleva o baja” y no de la rotación de la tierra, tal como Copérnico, Kepler, y otros científicos del estilo, en sus palabras y escritos hablan de la ascensión y descenso del sol sino por ello contradecir verdades que ellos derivan de sus propias conclusiones científicas. El lengua del hombre, que es el lenguaje de la Torá, describe los procesos y fenómenos de la naturaleza en términos de la impresión que causan en los sentidos humanos, sin por ello perjudicar en modo alguno los descubrimientos de investigaciones científicas.”
Dicho en breve, la Torá no pretenda ni intenta ofrecer conocimiento objetivos, exactos, de referencia científica, sino expresar ideas espirituales, indicar modos de vida correctos, para lo cual emplea el lenguaje cotidiano y con nociones acordes a los conocimientos y creencias de aquellos que fueron sus receptos originales.
De poco o nada le hubiera servido a los antepasados judíos bajo el monte Sinaí ser sumergidos en un océano de conceptos y datos científicos que para ellos eran irrelevantes e incomprensibles, más bien precisaban que el mensaje fuera claro y les hablará a su corazones directamente.
Así pues, es correcto decir que el sol gira alrededor de la tierra, por supuesto que no desde el punto de vista de la ciencia tal como la conocemos, sino desde el punto de vista del observador. Es correcto decir que el mundo tiene 5773 años, si allí se encuentra el primer ser realmente humano, es decir, un ser vivo dotado de la dimensión espiritual, aunque el hecho cierto es que el universo tenga decenas de miles de millones de años. Es el Midrash, Vaikrá Rabbah 29:1 quien nos testimonia que Rosh HaShaná es el cumpleaños del hombre y no del universo, cuando describe las “doce horas” en las cuales el primer humano fue creado, desde que fue una idea en la “mente del Eterno” hasta que fue expulsado del Edén. Todo ello en aquel primer Rosh HaShaná, con el universo ya en existencia hacía mucho.

¿Te das cuenta que esto también explica la presencia de especies similares al ser humano, pero diferentes en un aspecto fundamental: el espíritu?
Atiende a las palabras del enorme Maimónides: “Tú sabes que cualquiera que no tenga esta forma (espíritu) que describimos no es un hombre, sino un animal con la forma y apariencia de un hombre, pero dotado de la facultad, que no tienen los demás animales, de causar toda clase de daños y males; porque el intelecto y la razón que le estaban destinados para alcanzar una perfección que le ha sido inasequible, los emplea para omnímodas maquinaciones malignas, resultando, en consecuencia, algo semejante al hombre o su parodia.” (Moré Nebujim 1:7).
Así pues, podemos reconocer que ambas cuentas son correctas.
La tradicional que reconoce solamente 5773 desde la aparición del hombre como tal, y no desde el punto cero de la creación; y los miles de millones de años que refieren a la edad real de nuestro universo.
No se contradicen, no se contraponen, no se choca la Torá con la ciencia, sino que se complementan.

Pero, no nos quedemos solo con esto. El Talmud (Shabbat 88b) nos informa que “la Torá estuvo resguardada por 974 generaciones antes de que el mundo fuera creado”. Es decir, existió un tiempo muy extenso antes de este mundo que nosotros habitamos. Es un hecho físico que el tiempo solamente existe cuando existe espacio, ambos son inseparables. Por tanto, antes de que este universo existiera, ya existió al menos otro anterior. Lo que indudablemente dará a la creación del Eterno un lapso inmensamente mayor a casi 6000 años. Una idea similar queda expresada en otra porción del Talmud, Jaguigá 13ab, pero allí se da a entender que existieron seres vivos, incluso quizás poseedores de neshamá, tales como solamente los humanos tienen en el mundo.

Presta atención al Midrash nuevamente (Bereshit Rabbah 3:7): “Órdenes de tiempo existieron antes de la creación. Rabbí Abahu decía: “Dios creó mundos y los destruyó, hasta que Él creó este mundo y dijo que era “muy bueno””. Al respecto el Oraj Jaim (Rab Israel Lipschutz) dijo al respecto de hallazgos paleontológicos (restos de bestias prehistóricas gigantes): “…de todas estas evidencias es claro (y cita cabalistas, el Talmud, rabeinu Bejaie, Ramban, Ibn Ezra) que el mundo fue destruido y renovado una y otra vez, al menos cuatro veces…”.

Sí, sin dudas podemos coincidir con aquellos exégetas mencionados al comienzo del texto, hay cuestiones secretas, que no han llegado con claridad a nuestro conocimiento, pero que gracias a rastros en la Tradición, así como gracias a los descubrimientos de la ciencia, ahora es posible ir develando. No son secretos que en la práctica cambien un ápice nuestra vida.

Los que vuelven

Ésta en una de esas cosas interesantes que se encuentran en las redes sociales: “Un sabio, se paró ante un público y contó un chiste y todos se rieron. Al cabo de un rato, contó el mismo chiste y apenas sonrieron; contó el chiste una y otra vez hasta que nadie se reía. Y comentó: ‘si no puedes reírte varias veces de una sola cosa, ¿por qué lloras por lo mismo una y otra vez?’”.

Me gustó y lo quise compartir contigo.
No sé quien es el autor, aunque estaría bueno saberlo y difundirlo junto al texto.
A nosotros nos parece correcta una conducta de nobleza y dignidad, que sería no plagiar sino agradecer a quien contribuye con su trabajo y conocimiento. Mencionar a los autores y dueños de las ideas, porque eso es lo que corresponde, es lo legal,es lo amistoso y, por si fuera poco, es la senda realmente espiritual.
En esta ocasión, es una pena no poder reconocer públicamente al autor anónimo de esta interesante reflexión. Lo busque en internet, pero no lo encontré. Entonces, a quien corresponda: gracias.

¿Te parece que el chiste es una descripción acertada de la realidad o una idea graciosa pero sin fundamentos?
¿Es cierto que las cosas divertidas, agradables, placenteras, pierden su encanto con la repetición?
¿Es cierto que quedamos enganchados con lo que nos hace sufrir? Entonces, ¿vivimos cosas parecidas una y otra vez; o recordamos aquellas cosas negativas y no nos podemos librar de ese fardo; o nos quejamos y sufrimos una y otra vez por eso, hasta el punto de hacerlo como el centro de nuestras vidas?
¿Es así? ¿Como si nos regodeáramos en el padecimiento, en su acción, sentimiento o mención, pero nos hastiáramos de lo que es agradable?
¿Tú qué opinas?

¿Tenemos esa rara tendencia a aburrirnos de lo bueno y lo placentero, pero nos apegamos, aferramos, a esclavizamos a lo que nos empobrece y atormenta?
Como hace milenios nos dijera el sabio proverbista bíblico:

«Como perro que vuelve a su vómito, así es el necio que repite su insensatez.»
(Mishlei / Proverbios 26:11)

¿Es así?

¿Más importante una relación con Dios que una relación con los Preceptos? (Parte 2)

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Hace algún tiempo, había improvisado un pequeño artículo, titulado exactamente igual a éste, con ocasión a un comentario que había recibido en una fotografía que tengo publicada en mi perfil del Facebook; y en el que me parecía que el comentario estaba incorrecto porque sostenía que ante todo era más importante “tener una relación con Dios”.

En su momento indique que dicho termino no solo es una escusa perfecta para inventarse cualquier religión o rito, o inventarse cualquier tipo de conducta moralista al buen estilo de la vieja usanza religiosa; sino que también era imposible tener una “una relación con Dios” si la persona desconoce su propia identidad y el Código Noájida.

En su momento indique que lo más importante para el gentil es reconocer, conocer, aceptar y aplicar los Principios Universales, pues de lo contrario, tendría cualquier cosa menos “una relación con Dios”, ya que si pone en primer orden de prioridades lo que él mismo cree que es tener una relación con lo divino, haría lo mismo que han hecho las religiones: inventar sus dioses, ritos, dogmas, libros, etc. Si por el contrario la persona logra concentrarse en sus propios deberes que nacen de las Leyes Fundamentales, encuentra su justa “posición” y ubicación en el Mundo, pues concluye que los siete principios no son difíciles de cumplir; y es en su sencillez libre de todo ritual, que la obediencia a su observancia da como resultado la contrucción del mundo terrenal en el paraíso divino. Esto porque El Código Noájida apunta a una Ética Objetiva y Universal de la conducta humana, superior a la que pueda surgir del intelecto humano (viciado por deseo Ególatra que conveniente a los propios intereses).

Así, no se puede hablar de tener una relación con Dios, si se omite o desconoce Las Siete Leyes, o si solamente se les conoce como referencia; de lo contrario se tendría una relación pero con el propio dios de la persona (su EGO). Para subrayar, tener una relación con Dios no es el fin, sino que lo importante es tener una relación con el Código Noájida, reconociéndolo y conociéndolo.

Sobre el hecho de conocer y reconocer las Leyes Noájidas por parte del no judío, el sabio judío Maimónides (esto es una opinión personal), parte del hecho de que la persona ya los conoce o sabe de su existencia o vigencia; pero puede dar un paso más allá; un paso de reconocer el origen celestial del Código Noájida, en tanto las conoce como primera acción, o se concentra en él, o bien se educa en el Código Noájida.

Noten:

“Halajá 11

Todo gentil que se compromete a cumplir con los Siete Preceptos Universales, se lo denomina un gentil piadoso y tiene su porción del Mundo Venidero [derivado de Sanhedrin 90a]; en tanto reconoce que estos mandamientos le fueron ordenados por el Eterno y reconfirmadas a través de Moisés en la entrega de la Torá, acerca de que los descendientes de Noé habían sido ordenados para cumplirlos desde tiempo antiguos…” (Lo resaltado en negro no es del original)

http://fulvida.com/varios/temas-frecuentes/noajismo-un-marco-legal-claro-y-preciso-para-los-judos-y-lo-judaico

“Todo gentil que se compromete a cumplir…”: Se comprende que la persona de antemano sabe de su existencia o de su vigencia antes de su compromiso. La persona sabe que las Leyes Universales existen y que son. Aunque  ignore quien fue su Legislador, su fuente o su origen, no puede dudar de que la Ética Universal Objetiva exista y sea.

“…en tanto reconoce que estos mandamientos le fueron ordenados por el Eterno y reconfirmadas a través de Moisés en la entrega de la Torá…”: Se entiende que la persona puede dar un paso más allá luego de su compromiso; puede llegar a convencerse y reconocer o aceptar el origen divino del Código Noájida. Pero primero debe de saber de ellos o estar consciente de su vigencia.

“…acerca de que los descendientes de Noé habían sido ordenados para cumplirlos desde tiempo antiguos…”: Se entiende que la persona desarrolla un estudio concienzudo de los antecedentes históricos del Código.

Hay otros subtemas que pueden salir de la cita trascrita (gentil piadoso, mundo venidero, autoridad de Moisés o sus representantes en asuntos de los no-judíos por esa reconfirmación del Código Noájida en la entrega de la Tora, entre los que se puede notar); sin embargo, me quiero enfocar en el verbo resaltado “reconocer” el origen divino.

¿Cómo puede una persona reconocer el origen divino del Código Noájida?

Como personas pensantes, Noájidas consientes, constructoras de shalom, estudiosos de Las Leyes Universales, NO damos como respuesta la “fe” en creer por creer, o aceptar por aceptar; ni tampoco tomamos decisiones personales por la presión que produce los antiguos prejuicios religiosos de recompensas, penas o castigos por creer o no creer, rechazar o aceptar.

Tampoco aceptamos NI NINGUNA VERDAD por “fe ciega”, porque cuando estamos en presencia de “la falta de respuesta”, la sensación de impotencia ante dicha falta hace que el EGO active el narcótico de la “fe”, o de creer por creer, sin usar un gramo de nuestras otras herramientas, tales como el análisis, el estudio o la comprensión.

Si aceptamos, por simple “Fe”, un hecho o una afirmación sin ni siquiera dedicarle unos minutos de análisis, le estamos rindiendo culto a la Fe del Ego, porque en lugar de pensar o racionalizar o buscar una explicación lógica, se decidió aceptar, por la simple creencia, lo que es desconocido, desconectándose de la realidad para entrar a vivir al mundo de lo irreal, del cuento mágico, es decir, de la fe de las religiones.

Así pues, dudo mucho que el Noájida consciente de su identidad y libre de los miedos y prejuicios que imponen las religiones sobre cielos e infiernos, tome a la ligera ese reconocimiento divino del Código Noájida. Dudo mucho que lo acepte “de un solo golpe”.

Es más, el mismo sabio en sus líneas describe un proceso paulatino de reconocimiento sobre la divinidad del Código en el tanto se le prioriza; pues de su analisis concienzudo se puede facilmente observar como el compendio legislativo del gentil no surgió de la necesidad de regular un supuesto de hecho; sino que de antes de que surgiera el presupuesto de hecho, de antemano ese hecho ya estaba regulado:

“…Todo gentil que se compromete a cumplir con los Siete Preceptos Universales…”: Da entender que la persona DEBE primeramente conocer los preceptos ANTES de comprometerse, sino ¿Cómo se va a comprometer a algo que desconoce? Obviamente no se refiere a una simple lectura superficial de los preceptos, o su conocimiento liviano de cuales son; sino a un estudio serio o analítico de sus alcances para que pueda tomar la decisión de comprometerse con ellas; de otro modo ¿Cómo se puede comprometer a algo que apenas conoce?

“…en tanto reconoce que estos mandamientos le fueron ordenados por el Eterno y reconfirmadas a través de Moisés en la entrega de la Torá…”: Da entender que en el tanto la persona analiza la Ética Universal Objetiva de los preceptos, no solo se compromete con ella, sino que también paulatinamente empieza a concluir que las Leyes Noajidas no son producto del ingenio humano por cuanto regulan supuestos de hecho que no sucedieron primero; y aunque competen a las acciones de los hombres, Los Preceptos Noájidas no nacieron del fuero intelectual humano como necesidad de regular acciones que sucedían y que necesitaban regularse; y que por ende, el hombre tiene una filiación con algo más que a simple materia y energía.

Así las cosas, parece aún mas ilógica e irracional la afirmación de lemas religiosos de algunas personas, tales como que es más importante “tener una relación con Dios”, cuando se deja en segundo plano el tema de las Leyes Noájidas. Resulta imposible adquirir un grado de conciencia de Dios tal, si se deja de lado, en segundo plano, o apartada de la identidad del gentil, su propio compendio legal.

Pero aún hay algo más sorprendente, y más escalofriante a la vez, para el declarante de lemas religiosos; o el que pone de primer orden en su vida cualquier cosa menos la Ética Universal Objetiva del Código Noájida. Me refiero a esa persona que rebusca “las cosas de Dios”, la religión, los ritos, el dogma, el que se hace pasar por quien no es, el que copia la identidad judía, el que exige (con actitudes o palabras) conocer los secretos de la Tora judía, que es motivado por su sentimiento barato de “amor a Dios”.

La persona que deja de lado, en segundo plano, o como tema secundario el Código Noájida, o la Ética Universal Objetiva que surge de las leyes, SIGUE siendo enemigo de Israel y de los judíos; aunque se identifique como gentil, o sepa algo sobre el funcionamiento de su EGO. Si la persona pone en primer orden su “amor subjetivo a Dios”  en lugar del amor objetivo hacia Las Leyes Noájidas, no puede evitar seguir siendo un envidioso al grado de odiar a Israel y a los judíos.

Ojo: puse el verbo “seguir” en modo indicativo presente, porque en distinta medida existe en nosotros los no judíos, cierto odio y envidia hacia los judíos; emociones aberrantes de las que nos libramos en la medida de que nos concentremos en nuestro patrimonio, en lo nuestro, en nuestro deber; y no en lo que hacen los judíos y sus obligaciones, costumbres, tradiciones, con la intención de copiarles, robarles, o de alguna forma igualarles.

( http://fulvida.com/fortalecimiento/pensamiento/el-no-vivo )

Los Sabios de Israel enseñaron que con la entrega de la Tora a los judíos, el odio y la envidia empezó en los no judíos hacia Israel. El Moré explica que esa envidia y ese odio sigue hoy en día, camuflado en ilógicos motivos.

Noten:

En el santo Talmud, recopilación sagrada de la Torá Oral, encontramos el siguiente pasaje que resulta a la vez misterioso y esclarecedor:

“¿Por qué se llama Sinaí al monte (en donde Dios entregó la Torá a los judíos)?
Respondieron los sabios: es el monte en que descendió la envidia/odio (siná) de los gentiles en contra de Israel”
Talmud Babli, Shabbat 89a

Los sabios ..Nos dicen algo sorprendente, una verdadera revelación, la palabra “sinaí” deriva de la misma raíz idiomática que “siná”, que significa odio al mismo tiempo que envidia.
El monte se llamaba de otra manera, pero cuando Israel recibió a perpetuidad la Torá en ese sitio, el monte fue llamado de otra manera, en alusión a algo trascendente que había ocurrido allí.
Pero, no se le denominó “monte de la luz”, ni “monte del encuentro con Dios”, ni “monte de la recepción de la Torá”… se le llamó y se le conoce luego de milenios como “monte donde descendió el odio/envidia de los gentiles en contra de Israel“.
Pero, ¿cómo es esto?
Si lo que descendió allí fue la Torá que Dios entregó a perpetuidad como herencia y patrimonio de Israel, ¿cómo nos dicen los sabios santos que lo que descendió fue el odio/envidia?

Debes reconocer que los sabios no se equivocan en asuntos de espiritualidad, si ellos dicen que descendió la “siná” de los gentiles en contra de los judíos, así mismo es.

Odian y envidian a Israel, porque fue el pueblo que se esmeró y se consagró al punto de ser meritorio para recibir la Torá.
Odian y envidian a Israel, porque a pesar de ser una nación débil y pequeña, con muchas desventajas materiales, igualmente pudo ser leal, con sus altibajos, pero nunca habiendo caído tan bajo como el resto de las naciones del mundo.
Odian y envidian a Israel, porque cuando los hebreos eran noájidas (en el tiempo antes de la entrega de la Torá) vivían de acuerdo a los Siete Mandamientos y por eso fueron escogidos para recibir la Torá.
Odian y envidian a los judíos, porque son ellos los dueños perpetuos de la Torá y no las naciones del mundo.
Odian y envidian a los judíos, porque ellos tienen de primera mano un texto sagrado que ellos anhelan para sí, que desean obtener, que quieren ser dueños, que desean leer y estudiar y de no poder hacerlo quemarán el texto y exterminarán a los judíos.

Así ha sido en el pasado y sigue siendo hoy en día…”

(http://serjudio.com/sitra-ajra/idolatria/%C2%BFque-descendio-para-los-gentiles-en-sinai-cuando-descendio-la-tora-para-los-judios Lo resaltado en negro es del original).

Así las cosas, y para concluir, desconocer nuestro propio Código, el del gentil, o restarle importancia dejándolo en segundos lugares, sustituyendo su lugar con la subjetiva “relación con Dios” no solo es un error, un imposible, un ilógico, o algo propio de la ridiculez de la religión y de sus ignorantes seguidores; además tal descuido o desatención conduce a ganarse el indigno título de “enemigo de Israel”, por cuanto la persona al poner en primer orden lo que ella misma considera como “relación con Dios”, su actitud oculta es pendenciera y envidiosa  con aquellos que desde un inicio obedecieron.

¿Sigue querido amigo (a) considerando más importante una relación con Dios que una relación con los Preceptos?

Dos pilares

En el judaísmo hay dos mandamientos (para judíos, obviamente) que son como columnas que sostienen al resto de los mandamientos y reglas:
amar al Eterno y amar al prójimo.

Si bien ninguno de los dos son mandamientos para los noájidas, podemos reconocer que ambos son principios fundamentales que están sosteniendo al código noájico y sus derivados. No son mandamientos, pero se los percibe claramente como pilares sustanciales para la forma de vida espiritual y plena de los gentiles.

Ahora, quisiera proponerte un ejercicio  de reflexión y crecimiento.

Si por una de esas cosas de la vida una persona estuviera obligada a escoger entre ambos principios, y solamente se puede escoger uno de los dos, para desarrollar la vida en función a ese único principio (del cual se derivarían múltiples normas y costumbres):

  1. ¿Cuál de los dos te parece que sería el que Dios aprobaría que escogieras?
  2. Fundamenta tu parecer.

La única condición para este ejercicio es no repetir mecánicamente versículos, dogmas o frases hechas. Sino hacer un ejercicio reflexivo, por el cual te conectas a ti y al Eterno, y desde lo más auténtico expresas libremente tu opinión.
Gracias.

Resp. 1133 – Nuestras plegarias son mas respondidas que las de los idolatras?

Ernesto Jean Pierre nos consulta:

Buen día Moré Yehuda:
Mi pregunta es si las plegarias de nosotros los Temerosos de Dios pueden ser mas respondidas que las de las que no lo son, saludos cordiales.
Ernesto U. 31, médico, Arequipa, Perú

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Láser espiritual

En la parashá Behaalotejá encontramos que el Eterno indica a Moshé que le ordene a Aarón (y tras él a la casta de cohanim):

"Cuando asciendas las lámparas, las siete lámparas deberán alumbrar hacia la parte delantera de la menorá (candelabro)"
(Bemidbar / Números 8:2)

La ascensión de las llamas de la menorá en el recinto del Templo debía hacerse de tal modo que todas alumbraran al unísono, lideradas por la llama puntera.
Siete lámparas, cada una diferente a la otra, pero que en su conjunto armonizaban y dotaban de mayor poder y luminosidad.
Tal como rayo láser, que no es más que luz y sin embargo tiene, por ejemplo, la fuerza para penetrar duros elementos, dibujar con detalles nanométricos, permanecer unida cuando la luz “común” se dispersa.
El “secreto” de láser está en que los haces de luz son coherentes, se armonizan, se acoplan, suman sus cualidades para generar una condición particular de poder. En lugar de dispersarse, de cada uno hacer su parte sin orden, en vez de armar un caos de “buenas intenciones” desprovistas de conocimiento, el láser enfoca, concentra, potencia lo que se tiene y lo lleva a un mayor nivel. (Por supuesto no uso lenguaje técnico, no soy físico ni pretendo pasar por uno. Quien quiera más información, con gusto invito a que busque libros o en internet y descubrirá la genialidad y usos de estos maravillosos inventos del hombre).

Un láser antiguo y espiritual debía ser la menorá del Templo.
Con cada una de sus llamas representando una virtud diferente, pero que se conjugaban todas bajo la dirección de la luz principal.

El famoso sabio Meiri, tal como otros de los Rishonim enseñaban que la menorá con sus siete luces representa las siete líneas de la sabiduría.
Según su clasificación:

  1. Comprensión: evaluar y deducir.
  2. Conocimiento de las ciencias naturales (física, química).
  3. Conocimiento del “alma” humana, psicología, relaciones humanas.
  4. Conocimiento de las ciencias biológicas.
  5. Música.
  6. Filosofía.
  7. Conocimiento de Torá, que es la rama principal y que debe liderar a las otras.

Podemos estar de acuerdo o no con esta clasificación de las sabidurías, tal vez quisiéramos añadir o quitar alguna, como sea, lo interesante es que aquellos sabios de hace mas de mil años atrás se percataron de que la sabiduría, al igual que el ser humano, es multidimensional.
No alcanza con saber de Torá, ni de artes, o reflexionar, o ser astuto, o entendedor de ciertas áreas específicas.
Como seres multidimensionales es necesario que investiguemos, analicemos, estudiemos, indaguemos, comentemos, profundicemos acerca de los conocimientos de cada dimensión, física/material – emocional – social – mental – espiritual, de modo tal de conocernos, comunicarnos, nutrirnos, querernos, respetarnos, armonizar, unificarnos y vivir como constructores de Shalom.
Cada dimensión en equilibrio dinámico, nutrida, enlazada en el sistema para fortalecernos, para hacer que irradie con poder lo mejor de nosotros mismos.

Con todo

Hemos enseñado en muchas ocasiones que el ser humano es una construcción compleja, compuesto de múltiples dimensiones: física, emocional, social, mental y espiritual.
Que todas y cada una de ellas estén nutridas y armonizadas, en sí mismas y en relación a las otras, es un factor necesario para la salud, el bienestar, el goce, el desarrollo de las potencialidades, el usufructuar la bendición que constantemente recibimos de Arriba.

Es bueno cuando cada dimensión está accionando en su respectiva función, nutrida con su correspondiente alimento, sin perturbar la función, nutrición o equilibrio de las otras o del sistema en su conjunto.

Desde cada una de ellas es posible encontrar el modo de conectarse realmente con el Eterno.

La dimensión espiritual es la que permanece en conexión constante, por su misma naturaleza, sin necesidad de acción de nuestra parte, sin que pongamos ninguna voluntad o deseo, nuestro Yo Esencial esta enlazado al Eterno y a la creación sin pausas. El problema es que no tenemos conciencia ni percepción directa de ello, pero no es tema de este encuentro.

La dimensión física/material es con la cual actuamos para llevar a cabo aquello que pensamos, sentimos o estamos mandatados socialmente o por el Eterno a hacer. Así en la antigüedad se hacían sacrificios de animales o vegetales y líquidos con el deseo de conectar con el Eterno, peregrinaciones al Templo en Ierushalaim, entre otras acciones concretas. Entonces como ahora, a través del cuerpo es que hacemos el resto de los preceptos que nos corresponden realizar, o nos abstenemos de actuar de acuerdo a los preceptos que nos prohíben determinadas acciones. Acciones corporales, palabras, lo que ponga en funcionamiento (o retenga) el cuerpo o bienes materiales. Para los judíos, por ejemplo: ponerse tefilín, revestirse con el Talit, colgar la mezuzá, estudiar Torá, no realizar tarea creativa en Shabat, redimir al primogénito, dar dinero al necesitado, no vengarse, devolver lo extraviado, enunciar la unidad y unicidad del Eterno, hacer justicia, tratar bien al converso, honrar a los padres, enterrar difuntos, desposar mediante documento, divorciarse mediante documento, no robar, no engañar, no mentir, enseñar Torá a los hijos, no difamar, entre otros varios. Siempre, en todos ellos es necesaria alguna acción concreta, o abstenerse de realizar alguna. No se quedan en el plano de la meditación, del deseo, de la buena voluntad, de la idea, sino que necesariamente implican alguna acción, para hacerse o para no hacerse.

De los 613 mandamientos que corresponden al pueblo judío, son muy contados los que refieren exclusivamente a la dimensión mental:

  • Saber que existe el Eterno

  • No creer en dioses ajenos

  • No desear la esposa del prójimo o alguna de sus pertenencias

Curiosamente, o no tanto cuando se está en conocimiento del texto y contexto de la Torá, no hay ningún mandamiento de “creer" en Dios, o de “tener fe”. Como así tampoco encuentro ningún mandamiento que sea estrictamente de la dimensión emocional. Ni siquiera son del plano estrictamente emocional: “No guardar rencor” o “Amar al prójimo” o “Amar a Dios” o “No se endurezca el corazón ante el pobre “ o “Estar alegre en los regalim”, puesto que requieren acciones o abstenerse de tales.
Como siempre te digo, no confíes en mi palabra (ni en la de nadie), tómate tu tiempo para estudiar los 613 mandamientos de los judíos (recuerda, esos son de los judíos y no de los gentiles) y quizás puedas descubrir alguno que se me haya pasado en la enumeración. Pero, si te parece haber encontrado alguno, no te dejes llevar por tus impresiones, sino que revisa lo que los Sabios han enseñado al respecto, porque con falta de conocimiento puedes creer que estás ante mandatos de fe o de sentimiento, y cuando estudias como corresponde te das cuenta de que son acciones concretas las que se establecen (o prohíben). Vamos, por favor, hazlo, ayúdame a encontrar si en algo me he equivocado al enseñarte o si por algún oscuro e incomprensible motivo estoy falseando adrede las instrucciones del Eterno para Israel. Vamos, estudia, indaga, analiza y luego me cuentas.

Tenemos pues que de los 613 mandamientos para el pueblo judío, no encontramos ninguno que refiera estrictamente al plano emocional, como tampoco entre los Siete Mandamientos para las Naciones. En este último caso, es evidente cuando tienes claro el código:

  1. No servir dioses que no son el Eterno.
  2. No blasfemar, que es maldecir a Dios.
  3. No asesinar al inocente.
  4. No mantener relaciones sexuales prohibidas.
  5. No robar.
  6. No comer parte de animal con vida.
  7. Establecer cortes de justicia.

Es absolutamente claro que el código noájico establece límites para determinadas acciones negativas, así como demanda que cada noájida sea partícipe en la construcción de una sociedad en la cual, al menos, se viva en justicia y orden.

No adivinamos, no suponemos, no creemos que Dios ha pautado acciones o las ha restringido, y que es en ese plano en el cual se pueden concretar las aspiraciones espirituales de cada persona. Es en el plano físico/material en el cual el resto de los planos encuentran su realización, su realidad.

Así pues, por más que pudiera parecernos que en los códigos espirituales debiera estar legislado que la persona sienta, se emocione, derrame lágrimas de pasión por el Eterno, se estremezca con fervor, transpire a causa de su amor sentimental hacia Dios y el prójimo, el hecho es que no lo está.
El Eterno no te manda que sientas, sino que hagas (o dejes de hacer).

Sin embargo, y como mencionamos al principio, somos seres multidimensionales y el plano emocional no puede ni debe quedar exiliado de nuestro sistema, sino que allí está y debiera ejercer su función y estar balanceado.
Porque, no es lo mismo elevar una plegaria al Eterno de forma mecánica, sin un compromiso emocional verdadero; que hacerlo desde las profundidades del ser, con toda la emoción enfocada a establecer esa comunicación sagrada y única con el Padre. En ambas situaciones se ha cumplido con el reglamento, pero solo en la segunda el rezo tiene sentido, trascendencia.
(Recordemos que rezar es uno de los 613 mandamientos para los judíos, al tiempo que es una acción correcta y noble por parte de los noájidas aunque no estén obligados por Ley).
No es lo mismo honrar a los padres porque así debe ser hecho, de acuerdo a la letra de la Ley; que hacerlo con cariño, ternura, verdadero sentido del afecto filial. En ambos se cumple con la ley, pero por supuesto que el segundo contiene un mayor grado de relevancia y plenitud.
Y podemos seguir ejemplificando, pero creo que se entiende la idea: como seres multidimensionales, hemos de actuar plenamente.
En palabras del Eterno en Su Torá (judía):

"con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas."
(Devarim / Deuteronomio 6:5)

No con una dimensión, o dos o tres, sino con todo, pero cada cosa en su adecuado grado y función.
Podemos ejemplificarlo con un arco.
La emoción es un motor, no un timón.
La mente es un navegante en el océano de la vida, no un remero.
Lo social es la tripulación y los pasajeros, no el capitán.
El cuerpo es la nave, no el puerto.
Y el espíritu es el comandante, no un pordiosero que va de polizón.

Así pues, si una persona tiene un poderoso sentimiento, un deseo, una idea no demasiado razonada, de algo que fuera positivo, ¡qué bueno que así sea!
Pero, que no se quede en eso, sino que lo concrete.
De poco, o nada, sirve la buena intención, la bondad sentida, la idea genial encerrada en la mente, cuando no se hace lo posible para llevarla a la práctica.
Atiende:

"Di a los Hijos de Israel que tomen para Mí una ofrenda; de todo hombre cuyo corazón le mueva a hacerlo tomaréis Mi ofrenda."
(Shemot / Éxodo 25:2)

Es maravilloso que la persona tenga buenos sentimientos, una gran bondad en el corazón, pensamientos nobles, pero ¡que los realice! Que no se quede en las ganas, porque con ello no construye shalom ni mejora su existencia o la de otros.

Como se canta al recibir al Shabat:

“El fin es la acción, pero el pensamiento está antes”

Porque somos multidimensionales y todo lo nuestro tiene que estar al servicio de la tarea a cumplir, según la Torá afirma:

"Ahora pues, Israel, ¿qué pide el Eterno tu Elokim de ti?
Sólo que reverencies al Eterno tu Elokim,
que andes en todos Sus caminos,
que ames y sirvas al Eterno tu Elokim con todo tu corazón y con toda tu alma,
y que guardes los mandamientos del Eterno y Sus estatutos que yo te prescribo hoy, para tu bien."
(Devarim / Deuteronomio 10:12-13)

Tener al Eterno presente, actuar como Él hace, que es con bondad y justicia, de esa manera servimos y amamos a Dios. Porque guardamos fielmente los mandamientos, no los desechamos por religiosidad o doctrinas esotéricas, no nos llenamos de ideas ajenas que confunden la claridad de la senda, sino que tenemos conocimiento de los mandamientos que nos corresponden y los cumplimos. No por fe, sino por conducta. No con fe, sino con la confianza que surge de una conducta que es habitual.
De esa forma, con todo nuestro ser, con todo lo que somos. No atomizados ni divididos, sino en unidad y armonía, construyendo shalom internamente para hacerla con el prójimo.

El problema es que muchas personas piensan que con sentimentalismo ya es suficiente.
Porque predican que sienten a Dios,
se sienten en relación,
sienten que están haciendo lo suficiente con un llanto o un rezo o alguna palabra que aprendieron y repiten de memoria y sin sentido,
sienten que la fe mueve montañas,
sienten, sienten, sienten…
Tienen fe, mucha fe, vacía fe, no admiten la crítica ni el análisis, ¿porque temen descubrir que están parados en un pantano y hundiéndose?
Afirman que a Dios le agrada la fe, que lo que Él quiere es más fe y menos acciones. Las acciones son secundarias, porque lo principal es el corazón contrito, el lamento, el llanto, el sentimentalismo, la lealtad fanática a algún líder, secta o libro religioso.
Está en la fe y en el sentimiento desprovisto de razón su fundamento religioso.
Pero, ¿es esto lo que Dios quiere realmente?

Veamos muy brevemente en las Sagradas Escrituras.

Cuando el profeta Ioná/Jonás debía salvar de la condenación a los gentiles de la vil ciudad de Nínive, en el reino Arameo/Asirio, ¿cuál fue su requerimiento? ¿Qué quería Dios de aquellos gentiles para que no fueran condenados?
Veamos:

"’¡De aquí a cuarenta días Nínive será destruida!’"
(Ioná / Jonás 3:4)

Fue el rey gentil, adoctrinado en idolatría y sin conocimiento del Eterno y Sus cosas, quien decretó lo siguiente para él y su pueblo:

"’¡Que hombres y animales, ganado vacuno y ovejas, no coman cosa alguna! ¡No se les dé alimento, ni beban agua!
Cúbranse de cilicio tanto hombres como animales. Invoquen a Elohim con fuerza, y vuélvase cada uno de su mal camino y de la violencia que hay en sus manos.
¿Quién sabe si Elohim desiste y cambia de parecer, y se aparta del furor de su ira, y así no pereceremos?’”
(Ioná / Jonás 3:7-9)

Ayuno, actitud de duelo, rezo (¿a Dios o a los dioses?) y que cada uno se arrepintiera de lo malo y violento que haya cometido.
¿Y cuál fue la respuesta del Eterno?

"Elokim vio lo que hicieron,
que se volvieron de su mal camino,
y desistió del mal que había determinado hacerles, y no lo hizo."
(Ioná / Jonás 3:10)

Él retuvo la destrucción que se avecinaba sobre ese reino, a causa de…
Relee por favor.
Veamos si dice que:
¿se convirtieron en judíos,
estudiaron Torá,
compraron objetos religiosos judíos,
aprendieron hebreo,
tuvieron fe,
repetían dichos del rebe tal o cual,
se vestían como lo que la gente cree que representa al judaísmo,
tenían cosas judías o israelíes en su muro del Facebook,
se congregaban para cantar salmos,
tenían fe en Jesús,
memorizaron la Biblia,
ponían versos de los Salmos en Twitter,
eliminaron las creencias en dioses ajenos,
festejaban fiestas judías,
sacrificaron animales en honor al Eterno,
daban dinero a rabinos,
fundaron congregaciones mesiánicas, jasideas, seudo noájicas,
patrocinaban fundaciones culturales seudo hebreas,
fueron sentimentales?

¡NO!
Nada de ello.
Pero nada de ello. Ni por casualidad.
Y es DIOS el que está hablando, no un humilde maestro, no un grupo de rabinos, no un fraudulento por internet, ni es algo que adivinamos.
Es lo que Dios mismo dice.
Cuando vio lo que ellos habían hecho, que se volvieron del mal camino, que se arrepintieron, que dejaron la senda del mal y la violencia.

ESO fue su salvación.
Repito, no es lo que me parece, no es lo que invento, no es lo que adivino, es lo que está dicho por el profeta como boca de Dios.
En este caso fue la TESHUVÁ, el sincero y completo arrepentimiento.

¿Te parece que si Dios hubiera querido fe, sentimientos, plegarias, sacrificios, adoración, bailes, conversión al judaísmo, adulación de líderes religiosos, o cualquier otra cosa, Él mismo no lo hubiera dicho con claridad?
Pero Él dice que quiere otra cosa.

Mira ahora este ejemplo, quizás pareciera contradecir lo que te estoy explicando ahora:

"En aquellos días Jizkiá [Ezequías] cayó enfermo de muerte. Entonces el profeta Isaías hijo de Amoz fue a él y le dijo: -Así ha dicho el Eterno: ‘Pon en orden tu casa, porque vas a morir y no vivirás.’
Entonces él volvió su cara hacia la pared y oró al Eterno diciendo: ‘Oh Eterno, acuérdate, por favor, de que he andado delante de ti en verdad y con corazón íntegro, y que he hecho lo bueno ante tus ojos.’
Jizkiá [Ezequías] lloró con gran llanto.
Y sucedió que antes que Isaías saliese del patio central, le vino la palabra del Eterno, diciendo: ‘Vuelve y di a Jizkiá [Ezequías], el soberano de mi pueblo: ‘Así ha dicho el Eterno, Elokim de tu padre David: He oído tu oración y he visto tus lágrimas. He aquí, te voy a sanar; al tercer día subirás a la casa del Eterno.’"
(2 Melajim / II Reyes 20:1-5)

Pareciera como que el llanto y el rezo, por sí mismos, como manifestación sentimental, fueran suficiente.
Ahora no te explicaré con detalle todo el asunto, puesto que ya lo he hecho y te invito a que leas, estudies, analices, preguntes, critiques, comentes el texto que se abre haciendo clic aquí y lo intitulé “El rezo cabalístico”.
Te daré solo un breve resumen.
Este rey era un excelente cumplidor de los preceptos del Eterno, se esforzaba por ser leal a Él a través de seguir atentamente Sus preceptos.
Pero el profeta le susurró que todas sus buenas obras no eran tan “perfectas”, porque en el fondo tenía intención de obtener beneficios a cambio de ellas y además, les faltaba sentimiento. Como dijimos más arriba, el legalismo en sí mismo es suficiente, pero no completo. Todas las cosas hechas por el rey carecían de “todo corazón, con toda tu alma y todas tus fuerzas”, porque les faltaban ese cariño, el ingrediente que proviene del plano emocional y no busca la manipulación.
En su caso sí era necesario que derramara alguna lágrima y elevara un amargo ruego al Cielo, porque precisamente era esto lo que le había estado faltando. Buenas obras, tenía; bondad y justicia, tenía; fidelidad al Eterno, tenía; pero le faltaba esa entrega emocional ante Dios. Aún no lo servía con todo lo que él era y tenía, y este rey debía alcanzar esa integridad ya que su altura espiritual lo habilitaba a ello. Según cuenta la Tradición, el rey Jizquiá estaba llamado a ser EL mashiaj tan esperado, pues tenía casi todas las condiciones personales y las colectivas para serlo. Así pues, para él era necesario ser un hombre íntegro en todo, que todas sus dimensiones estuvieran equilibradas y accionando para alcanzar la meta de servir a Dios.

Así pues, en concreto, por supuesto que el plano emocional debe estar involucrado, pero no es el principal, no es el requerido, no es el que explicitan los mandamientos como fundamento.
A pesar de esto, debe estar presente.
Cuando des dinero al pobre, hazlo con palabras de aliento y una sonrisa fraternal.
Cuando te sientas ofendido, no procedas desde el EGO, sino usando la Comunicación Auténtica.
Cuando desees charlar con tu Padre, hazlo, pero con todo tu ser, no solo con los labios, o con lo litúrgico, o copiando costumbres de otros, o para mendigar provocativamente.
Así en todo, con todo tu ser.

De esta manera se siente una cercanía REAL con el Eterno y con el prójimo, y no la pantomima superficial que emana del EGO.
No es sentimiento vacío de contenido, sino sincero, pleno, trascendente, multidimensional.

Para aquel que todavía no ha podido integrar sus dimensiones y fue enseñado a sentir, a tener fe, a adorar como pagano, a bailotear en busca de afecto celestial, ¿qué podemos decir? Que siga des-aprendiendo para poder ir aprendiendo cada vez más y mejor. Que vaya integrando todas sus dimensiones, a su paso, a su ritmo, con respeto, con paciencia, pero con firmeza y constancia.
Que no se quede en los espejismos del sentimiento, sino que aboque todo su ser a la sagrada tarea que esté haciendo en ese momento, porque toda tarea es sagrada si se hace involucrando efectivamente la dimensión espiritual.

Para finalizar, quiero citar a un gran maestro contemporáneo, el Rav Kook, en su “Orot HaKodesh”:

El fundamento de la alegría es: amar la verdad con el pensamiento, amar la rectitud con la conducta cotidiana, amar la belleza con el sentimiento, amar el bien con la acción. Y con todos los valores, con todos, cada hombre construye para sí verdad, rectitud, belleza y bien, para sí mismo y según sus cualidades”.

¿Cómo sabemos quien fue nuestro Bisabuelo o Tatarabuelo?

Hace unos días, en un post recientemente publicado, se generó un tema interesante en el apartado para los comentarios.

(http://fulvida.com/id-noajica/identidad/usted-es-nojida)

El tema básicamente era si se podían diferenciar el Código Noájida y la identidad del No-Judío de los cuentos y mitos de las religiones conocidas. Digo esto porque, directamente, en los comentarios no se cuestionó si el código Noájida era un invento; sino que el planteamiento directo era sobre la existencia real de Noé, y esto, indirectamente apuntaba, a que si Noé no existió, podría pensarse que el pacto Noájida y la identidad Noájida tampoco.

De hecho, el comentario 5.1.2 hace una pregunta bien directa: “¿…como sabe que esto que le estoy explicando y usted ha comentado por fin es LA VERDAD y no otro cuento mas de alguna religión o secta?”

Como personas pensantes, Noájidas consientes, defensora de nuestra identidad, constructoras de shalom, estudiosos de Las Leyes Universales, no aceptamos NADA NI NINGUNA VERDAD por “fe ciega”. Nos cuidamos y vemos con lupa nuestras sensaciones de impotencia, porque son en ellas donde el EGO del ser humano entra como narcótico para aminorar nuestro dolor ante la falta de control, poder o de respuesta ante lo que desconocemos.

Ante la falta de poder o control de algo que desconocemos, NO damos como respuesta la “fe” en creer por creer, o aceptar por aceptar lo que otro dice como supuesto hecho verídico aunque sea irracionalmente ilógico; ya si lo hacemos, nos convertiríamos en “ególatras”, que es lo mismo que la idolatría, pues estaríamos adorando al placentero narcótico- EGO-, pero sin personalizarlo en ninguna imagen. Le estaríamos rindiendo culto a la Fe del Ego, porque en lugar de pensar o racionalizar o buscar una explicación lógica, se decidió aceptar, por la simple creencia, lo que es desconocido, desconectándose de la realidad para entrar a vivir al mundo de lo irreal, del cuento mágico, es decir, de la fe de las religiones.

Así pues, cuando tenemos alguna duda sobre la veracidad de algún hecho que se nos intente imponer como “verdad absoluta”, NO asumimos una posición pasiva de aceptación; todo lo contario: analizamos, cuestionamos, investigamos, estudiamos, pensamos, racionalizamos, preguntamos, pedimos ayuda a los que saben y entienden, todo con el fin de acercarnos lo más que se pueda, a la Verdad Real de los Hechos, cuya finalidad y objetivo siempre va a ser desaprender para aprender a ser mejores personas sin prejuicios de ningún tipo y gozando de la libertad que gratuitamente se nos regaló.

Así las cosas, como les comentaba, un buen socio de este sitio, en su libertad como Noájida consiente,  expuso un argumento personal muy valedero y fundamentado en que tanto el diluvio universal como el personaje “Noé” podrían perfectamente catalogarse como mitóticos debido al conocimiento científico que hoy día se maneja. Apuntaba que si bien es cierto se pudiera pensar en posibles inundaciones mesopotámicas, científicamente era imposible que fuera global. También, comparaba al personaje Noé con un mito como cualquier otro, ya que en otras culturas, ajenas a las judías, existía también la historia del diluvio; y todo esto para afirmar que no existe modo de saber si la condición Noájida (o bien, la identidad del gentil y a su vez, el Código Noájida) son la “verdad absoluta” (Comentario 8).

Sus puntos de vista, valederos como de cualquier persona consciente y valientemente desarraigada de la religión, me conquistaron una opinión personal también a mí; un juicio de valor en que argumentar alguna posición propia. Usted mi querido lector puede hacer lo mismo, porque no estamos para convencer a nadie, sino para desarrollar lo nuestro, lo propio, lo que por derecho nos pertenece: nuestra real identidad; y no la que impone el religioso de turno.

¿Cómo sabemos quien fue nuestro Bisabuelo?

Les voy a contar lo que se del mío por línea paterna, por ser la familia más cercana que tuve. El en vida se llamo Ricardo Pérez (que en paz descanse). Físicamente se que era un hombre muy fornido, que usaba un pequeño bigote bien recortado, y un pelo crespo con un peinado de línea a un lado. He llegado a saber también que le gustaba andar siempre de corbata, y bien presentado. Por la información que he obtenido de una fuente confiable (mi abuela y suegra del señor Pérez), que el señor era Maquinista de tren para la Compañía Bananera cuando estaba en Costa Rica. Le gustaba andar una “smitan hueso” siempre cargada, en la pretina de su pantalón por si alguien se quería pasar de listo en no pagar el pasaje.

Cuenta la abuela, que su carácter no era muy dulce. Era un hombre “bravo”, enojón, de carácter duro y violento, de mano dura y poco paciente lo que lo hizo meterse en problemas cuando había convulsión política en mi pais; y que todo contrastaba con su especial afición al beisbol, a la música de la orquesta nacional, al respeto que merecía la cena familiar, al sentido de responsabilidad, y a su tremendo orden que mantenía en casa.

También he llegado a saber que en sus años mozos, se convirtió en un habilidoso mecánico de la Compañía Bananera, lo que aprovecho para cuando emigró hacia San José, incursionar en su propio taller mecánico, resaltando su trabajo y siendo reconocido por su sus colegas.

Falleció en San José, alrededor de 40 años antes de mi nacimiento. No lo llegue a conocer personalmente. La información que sé de él ha sido suplica oralmente y EN SU TOTALIDAD por mi abuela y mi papa, quienes conocieron personalmente al señor Pérez.

El hecho de no haberlo conocido, no quiere decir que no haya existido por cuanto yo estoy acá y ustedes me están leyendo. Lo cierto es que provengo de él porque estoy aquí en este tiempo y espacio. Mi bisabuelo contribuyo con la vida mi abuelo; mi abuelo con la vida mi padre, y mi padre con mi vida y por eso estoy acá.

De no ser por el testimonio de ellos, no tendría información de mi descendiente. De mi bisabuelo no existe mayor información que no sea la trasmitida oral y tradicionalmente,  por la escasez de prueba que pudiera constar en las instituciones públicas civiles; pero sé que existió porque mi abuela y mi papa me contaron de él (que sí lo conocieron) y porque yo estoy acá escribiendo. Siguiendo esa línea, eso quiere decir que yo provengo de una persona (mi bisabuelo) de la cual no conocí y de la cual no hay mayor información que la recibida por los testimonios de mi papa y mi abuela. Pero sé que existió físicamente porque yo existo físicamente. Es decir, yo mismo soy el testimonio vivo de la existencia del señor Pérez.

Es casi imposible corroborar su existencia a través de otros medios, debido al precario control de la población que existía en mi país, lo que hacía que incluso en los actos jurídicos en los que involucraban personas con cosas, no fueran públicos, ni el Estado supiera de ellos. En ocasión pasada, algo les había comentado en este artículo:

http://fulvida.com/varios/de-usuarios/el-error-de-la-especulacion-mesianica-cristiana

Pero desmeritar por falta de prueba científica la existencia de mi bisabuelo, o subestimar el testimonio de los mayores y reducirlos al grado de mito, sería afirmar que yo no existo tampoco; cosa que no es cierta, porque me están leyendo.

En mi propio caso, desconfiar de la veracidad al grado de la mitología de un antepasado es muy aventurado, y hasta cierto grado poco científico o metodológico; cuando no se obtiene pruebas directas de su vida; pues a través de otros elementos perfectamente se puede reconstruir su existencia en su tiempo y espacio. Tal y como en algún momento indique en el artículo anterior, en los años 1.700 en mi país; la población era censada con altos márgenes de errores pues no existían registros oficiales. Solamente vía testimonial o por declaración de parte se confiaba en que X era hijo de Y. Sin embargo esas declaraciones o testimonios eran tomados en cuenta para filiar persona a persona.

Por otro lado, hasta algunos héroes nacionales se sabe de ellos por esa vía, pues quedaron pocos registros de ellos. Caso en particular fue el señor Juan Santamaría, del cual se sabe de él por un testimonio de un sobreviviente de la campaña nacional de 1856 y por una pensión de guerra que se le otorgó a su señora madre, del cual quedo registrada documentalmente. Pero de su niñez, adolescencia y vida en general se sabe poco (hasta donde yo conozco).

En fin, para el caso, la confianza de TODA la prueba indiciaria (testimonial o tradicional vía oral) ayuda al investigador a reconstruir una verdad.

¿Qué pasa entonces con la Identidad del Noájida o el Código Noájida?

Exactamente lo mismo. Sabemos que las Leyes Universales están presentes, existen, son. No dependen de nada más que de ellas mismas para saber que ellas son y que el hombre tiene que ajustar su comportamiento a ellas.

Cualquier suceso pasado, presente o futuro, es perfectamente analizable a través de las Leyes Universales, pues no son leyes arcaicas o desactualizadas; regulan la conducta humana cotidiana y en cualquier espacio y tiempo, en relación con un límite necesario, para hacer del Humano un ser más allá de un animal instintivo. Son como la Declaración de los Derechos Humanos, que no varía ni cambia ni se disminuyen, que se reconocen solo por tener la condición humana.

El hecho de que no hayamos conocido sobre la existencia de Noé por los medios científicos tradicionales o actuales, ni que se haya descubierto prueba física contundente respeto al Diluvio Universal, no quiere decir que las Leyes Universales sean mito o que la identidad del gentil no sea, porque se estaría contraviniendo con la condición humana misma, reduciendo al humano a un animal más del reino animal sin límites mas que los que dicta el instinto natural; cosa imposible porque en estos momentos están haciendo uso de la comprensión de lectura a través de la vista, lo que en estos momentos está generando pensamiento en cada lector.

Nuestra capacidad de pensamiento, de raciocinio, de análisis, de no aceptar por “fe” lo que dictan los religiosos de turno, es prueba suficiente para demostrar nuestra propia identidad; nuestros límites de lo bueno y malo, nuestros frenos inhibitorios hacia algunas conductas por considerarlas NO BUENAS apuntan por si mismos al Código Noájida. ¿Qué persona, tribu, nación, familia, estado, etc ve como bueno el robo, el asesinato, el maltrato animal, el adulterio, la blasfemia o el politeísmo? Hasta el más desentendido de su identidad ve como MALAS esas conductas, aunque dicha persona profese religión o sea parte de cualquier tribu; porque no son normas impuestas socialmente o culturalmente, sino concienzudamente.

Ahora, negar la Identidad Noájida basándose en la inexistencia de Noé o del Diluvio Universal por falta de prueba científica, es exactamente como negar al bisabuelo por no tener prueba científica de su existencia. Si supeditamos la falta de existencia de La identidad Noájida y el Código Noájida a la falta prueba científica de existencia real de Noé o del Diluvio Universal, estaríamos afirmando que el hombre es un animal instintivo sin moral ni ética; cosa que no es cierta pues somos “Homo sapiens” con conciencia de estar vivos, y no “Homo erectus” cuya finalidad en la vida era únicamente sobrevivir.

Ahora, respecto de Noé y el Diluvio, como Noájidas conscientes, tenemos la libertad de elegir si confiamos en lo dicho por los mayores (los sabios judíos) respecto a su existencia, tal y como confiamos en nuestros mayores respecto de nuestros antepasados que no conocimos. O bien, podemos no confiar en sus nuestros mayores (los sabios judíos) respeto a su “versión de los hechos” respeto de Noé y el Diluvio; pero lo cierto es que desacreditar la Identidad Noájida y el Código Noájida por falta de prueba científica es un error, pues la sola conciencia del hombre de lo que es bueno y lo que no lo es, su capacidad analítica y racional, su espíritu de aventura  por la descubrir el Mundo, es prueba suficiente de su identidad única, no prejuiciada por la dictada por la religión, sino esa identidad “divina” que lo une a algo más que a materia y energía.

 

Sin título  (Descansa en paz bisabuelito. Sin haberte conocido yo te amo)

Soberano del mundo, si necesitas de mí…

Hace un rato, una buena persona en Facebook puso la siguiente frase: “Soberano del Mundo: Si necesitas una lágrima más, que esta sea la lágrima. Si te hace falta un rezo más, que este sea el rezo.”
Es una linda frase, que si no me equivoco es de la pluma del rabino Shlomo Karlebaj, pintoresco maestro y músico que ganó renombre allá por las psicodélicas eras del auge hippie. Su influencia musical e ideológica sigue impregnando a buenos sectores de la familia judía. De hecho, muchas melodías que se toman como antiguas y tradicionales son de su autoría, han calado hondo y son entonadas con fervor. Grande fue su prédica en torno al amor al prójimo judío, al efusivo cariño hacia el diferente.

Bien, ante esa bella frase yo comenté en el muro de esta buena persona en la Red Social: “Lindo, pero… ¿para qué quiere Dios una lágrima o un rezo? ¿Para qué las puede precisar? ¿No es mejor construir shalom con acciones concretar y positivas que beneficien al mundo, tal y como ÉL mandó en SU Torá y es un eco permanente en los profetas?”.

Si te tomas el tiempo y te dedicas a recorrer el Tanaj de una punta a la otra, difícilmente encuentres que a Dios agrada, o Él necesita, o te pide, que derrames alguna lágrima por/para Él, o que le dediques rezos como si de un dios pagano se tratara.
Por el contrario, estarás viendo que de forma incesante el pedido se repite: actuar con bondad y justicia, siendo leales a Él.

Es una temática que ya hemos trabajado en numerosas oportunidades, abundamos en citas y ejemplos, te pido que busques aquí mismo y encontrarás mucho y gratuito para leer y crecer.
Por supuesto que la Torá Oral sigue ese mismo patrón, sin desviarlo.

Entonces, simplemente preguntemos: ¿qué agrada realmente más al Padre: que sus hijos lagrimeen y recen, o que sus hijos se comporten de forma noble, construyendo shalom, beneficiando generosamente uno al otro? ¿Cómo se alegra el buen Padre, con zalamería y quejidos lastimosos, o al ver a sus hijos felices y saludables, que crecen a través de actos de solidaridad, en un mundo que potencia la comunión de lo espiritual con lo terrenal?
Solo preguntemos y veamos cual serían las mejores respuestas.

Para finalizar, quiero citar a una persona que no hablaba de su corazón e ideas, sino como boca de Dios:

"(4) Entonces vino a mí la palabra del Eterno de los Ejércitos, diciendo:
(5) ‘Habla a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes, diciendo: ‘Cuando ayunabais y hacíais duelo en los meses quinto y séptimo durante estos setenta años, ¿acaso ayunabais para Mí?
(6) Y cuando coméis y bebéis, ¿acaso no coméis y bebéis para vosotros mismos?
(7) ¿No son éstas las palabras que ha dado a conocer el Eterno por medio de los antiguos profetas, cuando Ierushalaim [Jerusalén] estaba habitada y en paz, y estaban habitadas las ciudades en sus alrededores, y en el Néguev y en la Sefela?’
(8) Vino la palabra del Eterno a Zacarías, diciendo:
(9) ‘Así ha dicho el Eterno de los Ejércitos: ‘Juzgad conforme a la verdad; practicad la bondad y la misericordia, cada uno con su hermano.
(10) No extorsionéis a la viuda, al huérfano, al extranjero y al pobre; ni ninguno piense en su corazón el mal contra su hermano.’
(11) Pero no quisieron escuchar. Más bien, se encogieron de hombros rebeldemente y taparon sus oídos para no oír.
(12) Y endurecieron su corazón como un diamante para no oír la Torá ni las palabras que el Eterno de los Ejércitos enviaba por su espíritu, por medio de los antiguos profetas. Por tanto, se desencadenó la gran ira del Eterno de los Ejércitos.
(13) Aconteció que como llamé y ellos no escucharon, así ellos llamaron y Yo no escuché, dice el Eterno de los Ejércitos.
(14) Más bien, los esparcí con vendaval por todas las naciones que no conocían, y tras ellos la tierra fue desolada hasta no quedar quien fuese ni viniese. Así convirtieron la tierra de las delicias en desolación.’"
(Zejariá / Zacarías 7:4-14)

¿Te ayuda el profeta a entender que “satisface” realmente a Dios?

 

 


imagen: http://www.raquelbarnatan.com/p/es/obra/lagrimas/cara-picassiana-con-lagrimas-ii.php

¿Dios te exige pertenecer a una religión?

Una señora esclavizada por la idolatría, en este caso de los Testigos de “jehová”, manipulaba a una apreciada señora noájida, conocida mía, diciéndole (entre una sarta impresionante de tergiversaciones, falsas profecías y citas del perverso libro idolátrico): “en cuanto a tus apreciaciones de que dios no tiene religion me da pena decirte que te equivocas josue 24: 14 dice que jehova exigia y ponia condiciones a su pueblo ¿es necesario pertenecer a una religión?”.

Veamos qué dice ese párrafo y comprobemos cómo la señora religiosa manipula, engaña, de paso blasfema e incita a la aberrante idolatría.

"Ahora pues, reverenciad al Eterno.
Servidle con integridad y con fidelidad.
Quitad de en medio los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto, y servid al Eterno."
(Ieoshúa / Josué 24:14)

Este párrafo no es un islote en medio de un océano lleno de elementos ajenos, sino que está dentro de un contexto general: el de la Tradición judía.
Es una frase dicha por un judío, para el pueblo judío y referente a cuestiones netamente judías.
No es una prédica aislada, sino que es un eco de otras que ya conocemos, anteriores y posteriores.

Veamos por ejemplo lo que enseñó quien fuera el maestro directo de Josué durante cuarenta años, su rabino, su líder, aquel que le delegó el poder y la autoridad, el inigualable entre los profetas, Moshé, quien nos trajo la Palabra del Eterno:

"(13) Al Eterno tu Elokim temerás y a él servirás, y por su nombre jurarás.
(14) No iréis tras dioses ajenos, tras los dioses de los pueblos que están a vuestro alrededor;
(15) porque el Eterno tu Elokim es un Elokim celoso que está en medio de ti. No sea que se encienda el furor del Eterno tu Elokim contra ti, y te destruya de la faz de la tierra.
(16) ‘No pondréis a prueba al Eterno vuestro Elokim, como lo hicisteis en Masá [‘Tentación’].
(17) Guardad cuidadosamente los mandamientos del Eterno vuestro Elokim y sus testimonios y leyes que te ha mandado.
(18) Harás lo recto y bueno ante los ojos del Eterno, a fin de que te vaya bien, y entres y tomes posesión de la buena tierra que el Eterno juró a tus padres;
(19) para que él eche a todos tus enemigos de delante de ti, como el Eterno ha prometido."
(Devarim / Deuteronomio 6:13-19)

Otro eco, esta vez posterior, de otro profeta de una estatura espiritual impresionante, aquel que fuera comparado casi al nivel profético de Moshé, el gran Samuel predicó:

"(3) Entonces Shemuel [Samuel] habló a toda la casa de Israel, diciendo: -Si de todo vuestro corazón os volvéis al Eterno, quitad de vuestro interior a los dioses extraños y las Astartes, y preparad vuestro corazón para el Eterno. Servidle sólo a él, y él os librará de mano de los filisteos.
(4) Entonces los Hijos de Israel quitaron los Baales y las Astartes, y sirvieron sólo al Eterno."
(1 Shemuel / I Samuel 7:3-4)

Pero esta tradición de eliminar a los falsos dioses, a sus estatuas, a todo lo que los representara, para tener una relación DIRECTA con el Eterno tiene una larguísima presencia en la Familia Judía, incluso de siglos anteriores a la Entrega de la Torá:

"(2) Entonces Iaacov [Jacob] dijo a su familia y a todos los que le acompañaban: -Quitad los dioses extraños que hay en vosotros, purificaos y cambiad vuestros vestidos.
(3) Levantémonos y subamos a Betel; allí haré un altar a Elokim, que me respondió en el día de mi angustia y ha estado conmigo en el camino que he andado.
(4) Así entregaron a Iaacov [Jacob] todos los dioses extraños que tenían en su poder, y los aretes de sus orejas, y Iaacov [Jacob] los escondió al pie de la encina que había junto a Siquem."
(Bereshit / Génesis 35:2-4)

Podríamos seguir buscando esta voz que resuena una y otra vez: fidelidad al Eterno, quitar los falsos dioses, para vivir en una relación directa e íntegra con Él, de acuerdo a como Él quiere que vivamos.
Para no cansar con la repetición, un eco más cercano en el tiempo:

"(23) ¿Acaso quiero Yo la muerte del impío?, dice el Señor Elokim. ¿No vivirá él, si se aparta de sus caminos?
(24) Pero si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, conforme a todas las abominaciones que hace el impío, ¿vivirá él? Ninguna de las acciones justas que hizo vendrán a la memoria; por la infidelidad que cometió y por el pecado que cometió, por ellos morirá.
(25) ‘Sin embargo, decís: ‘No es correcto el camino del Señor.’ Oíd, oh casa de Israel: ¿No es correcto mi camino? ¿No son, más bien, vuestros caminos los incorrectos?
(26) Si el justo se aparta de su justicia y hace injusticia, por ello morirá; por la injusticia que hizo morirá.
(27) Y si el impío se aparta de la maldad que hizo, y practica la justicia y la bondad, hará vivir su alma.
(28) Por cuanto mira y se aparta de todas las transgresiones que cometió, ciertamente vivirá; no morirá.
(29) ‘Sin embargo, la casa de Israel dice: ‘No es correcto el camino del Señor.’ ¿Acaso mis caminos son incorrectos, oh casa de Israel? ¿No son, más bien, vuestros caminos los incorrectos?
(30) Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice el Señor Elokim. Arrepentíos y volved de todas vuestras transgresiones, para que la iniquidad no os sea causa de tropiezo.
(31) Echad de vosotros todas vuestras transgresiones que habéis cometido, y adquirid un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habréis de morir, oh casa de Israel?
(32) Ciertamente, yo no quiero la muerte del que muere, dice el Señor Elokim. ¡Arrepentíos y vivid!"
(Iejezkel / Ezequiel 18:23-32)

¿En todos estos pasajes, que como vimos son ecos que retumban una y otra vez, pide Dios religión?
¿Pide fe?
¿Habla algo de Jesús, sangre derramada, un hijo sacrificado para salvación de los pecadores, congregarse en iglesias, aprenderse párrafos de memoria de viejos libros idolátricos, algún ritual?
¡Ciertamente no!

Por el contario, el eco resuena junto a este otro mensaje, desde el principio de los eones sagrado y reiterado por los verdaderos hombres y mujeres de Dios:

"(17) Entonces el Eterno dijo: -¿He de encubrir a Avraham [Abraham] lo que voy a hacer,
(18) habiendo de ser Avraham [Abraham] una nación grande y poderosa, y que en él han de ser benditas todas las naciones de la tierra?
(19) Porque yo le he escogido y sé que mandará a sus hijos y a su casa después de él que guarden el camino del Eterno, practicando la justicia y la bondad, para que el Eterno haga venir sobre Avraham [Abraham] lo que ha hablado acerca de él."
(Bereshit / Génesis 18:17-19)

La fidelidad al Eterno está en caminar por las sendas que Él ha marcado: noajismo para los gentiles, judaísmo para los judíos.
Sendas que se basan en tres pilares: acciones concretas de bondad y justicia, con lealtad hacia Él.

Nada de fe, nada de Jesús, nada de bautismos, nada de iglesias, nada de palabras en hebreo, nada de congregaciones, nada de diezmos, nada de plegarias a dioses paganos, nada de adoración, nada de lo que se considera “religión”.
Lo que Dios pide es claro, es simple, es real, es cierto: ser buenos, ser justos, ser leales a Él.
Este tema lo hemos explicado ya decenas de veces, si no más, con pasajes “bíblicos”, sin tergiversaciones, sin manipulaciones, sin ocultamientos, sin desviar las palabras según algún oscuro interés.
Una y otra vez nos hacemos repetidores del sagrado eco que se escucha en nuestra alma desde el comienzo de la humanidad: construir shalom.
No religión, pero sí espiritualidad pura.
Por ejemplo, puedes leer:

Http://fulvida.com/varios/temas-frecuentes/lo-que-el-eterno-pide-del-gentil
Http://fulvida.com/id-noajica/identidad/jess-y-nuestra-sagrada-relacin-con-el-padre
Http://fulvida.com/id-noajica/identidad/jess-el-mediador
Http://fulvida.com/id-noajica/identidad/clientela-religiosa

Son unos poquitos links de los cientos que tenemos aquí.
Puedes comprobar las citas, revisar cada una en su contexto, evaluarlas con criterio, preguntar y preguntarte, no manipules ni te dejes manipular.
Verás que el eco no es un invento judío, ni de este pobre maestro de Torá, no de alguna secta en particular, sino que es el sagrado eco que reverbera desde el comienzo del tiempo y que cada profeta ha repetido sin pausa.

Bondad, justicia con lealtad al Eterno.
Esa lealtad no significa fe, ni rituales, ni malabarismos emocionales para convencer a la gente de cosas absurdos, sino que la lealtad se limita a no adorar otros dioses, dioses que los judíos no vieron en la Revelación de Sinaí. Por supuesto que entre esos falsos dioses se encuentra Jesús.
Porque, cuando Dios se reveló en “persona” ante TODO el pueblo judío, 3.000.000 de personas, TODO un pueblo, no había nadie ni nada, sino DIOS.
¿Vieron los judíos a Jesús?
¡NO!
¿Adoraron a un hombre?
¡NO!
¿Dios les hablo de "su hijo" que era Él mismo y que algún día sería cárnico?
¡NO!
¿Menciona algo de pecado original?
¡NO!
¿Dice algo del sacrificio del “hijo” para salvación?
¡NO!
No dice nada de eso. Nada de nada. Pero nada.
Y que no vengan los misioneros con cuentos de que hay sombras de Jesús aquí y allá, alusiones, imágenes escondidas.
Cada verso es claro:

"(8) ‘He aquí que vosotros estáis confiando en palabras de mentira que no aprovechan.
(9) Después de robar, de matar, de cometer adulterio, de proferir falso testimonio, de ofrecer incienso a Baal y de ir tras dioses ajenos que no conocisteis,
(10) ¿vendréis para estar delante de Mí en este templo que es llamado por Mi nombre y para decir: ‘Somos libres’ [para seguir haciendo todas estas abominaciones]?
(11) ¿Acaso este templo, que es llamado por Mi nombre, es ante vuestros ojos una cueva de ladrones? He aquí que Yo también lo he visto, dice el Eterno."
(Irmiá / Jeremías 7:8-11)

Es un retrato de lo que hacen todos esos que dicen hablar en nombre de Dios, congregarse en Su templo, ser sus “testigos”, ser su pueblo (el Israel espiritual, un chiste muy traicionero), gente que anda por el mundo difundiendo el mal pero dicen que lo hacen por amor a Dios.
Pero Dios los detesta en grado sumo… es claro…

Se debe quitar a todos los dioses y dejar solo al que liberó a los judíos de Egipto.
¿Era Jesús nacido? ¿Estaba Jesús a la cabeza del pueblo? ¿Lo vieron? ¿Alguien lo mencionó en la Torá? ¿Moshé les dijo algo de él a los judíos? ¿Dice alguna cosita la Torá de ese muchacho y de la idolatría que le concierne?
Nada de nada

Comprobamos que el propio verso que quiso usar la misionera para engañar y llevar a la maldición, cuando se lo lee con las gafas de la santidad, cuando se lo contrasta con el resto de su contexto, echa por tierra cualquier idiotez religiosa respecto a Jesús y cualquier otra religión.
El verso es claro, dice echar fuera la idolatría, entre ella a Jesús en estos días, y servir a dios con fidelidad  e integridad.

Qué no pase:

"Y el Eterno dijo a Moshé [Moisés]: ‘He aquí que tú vas a reposar con tus padres, pero este pueblo se levantará y se prostituirá tras los dioses extraños de la tierra hacia la cual va… hombres impíos de en medio de ti han descarriado a los habitantes de su ciudad, diciendo: ‘Vamos y sirvamos a dioses ajenos’ -que vosotros no conocisteis-…"
(Devarim / Deuteronomio 31:16; 13:14)

Dioses que los judíos no conocieron, que no son el Eterno, como no lo conocieron a Jesús.
Que no tienen relación con aquello que percibieron en santidad y pureza en la Revelación en Sinaí.
Dioses falsos, como por ejemplo esos dioses nacidos de vírgenes al comienzo de la estación invernal, dioses que murieron y renacieron, que eran hijos de un dios luminoso, que eran salvadores de los pecadores, nacidos en pesebres, crucificados, esos dioses nunca fueron parte de la cultura y tradición de la Familia Judía, ni lo serán.
Son dioses extraños, que prostituyen a la persona, que lo apartan de Dios.
Dioses falsos, salvadores falsos, como el tal Jesús.
Mira este enlace, por si no sabías cuantos dioses (falsos) igualitos existieron mucho antes del tal Jesús, el cual fue una evidente mala copia de todos ellos: http://fulvida.com/fortalecimiento/pensamiento/de-los-16-salvadores-crucificados-del-mundo

Jesús es un cuerpo extraño al judaísmo, de hecho, una intrusión lesiva a la santidad que debe preservar todo humano.
Seguir la senda de Jesús es de engaño, maldición y muerte.
Lamento tener que ser tan drástico en mis palabras, pero no se puede ser “tibio” con aquello que provoca un daño aquí y en la eternidad, un daño inmenso, terrible, para judíos y gentiles.

Hagamos lo que Dios nos pide, pues así se sirve a Dios: al cumplir los mandamientos que compete a cada cual.
Los que corresponden de los 613 de la Torá a la persona judía.
Así como los Siete Mandamientos para cada uno de los gentiles.
En su núcleo se encuentra lo que ya mencionamos: bondad y justicia, bondad y justicia, con lealtad.
Como te dije, es un tema muy repetido por lo que te aconsejo que mires aquí: http://serjudio.com/personas/etica/imitatio-dei-actuar-como-dios , que es uno de los cientos, sino miles, de textos que ya hemos escrito explicando esto.

Antes de terminar, una advertencia.
Vendrán los misioneros con falsas profecías, con párrafos confusos y absurdos de su compilación imperialista, fantasiosa y fanática que llaman “Nuevo Testamento” (absurdamente algunos le dicen “brit hadashah”).
Sabemos a ciencia cierta de su terrible distorsión y falsedad, pero déjame mencionarte una pequeña cosa, solo una.
Es fácil escribir falsas profecías diciendo que el supuesto dios/profeta/mesías dijo tal y cual cosa cuando ya pasaron varios años del supuesto suceso que supuestamente está profetizando.
Eso no es profecía, ni historia, es inventar para acomodar las cosas a lo que los que inventaron el Nuevo Testamento querían.
¿Entiendes? Creo que un ejemplo será más claro.
Es como si un misionero del dios/profeta/mesías X te dijera hoy, ahora (mayo 2013): “Mira tú, mi dios es verdadero, es un profeta, porque el santo X dijo en 1984 que habría un presidente de raza negra en Estados Unidos hacia el año 2010 y que gobernaría dos periodos.”
Te lo dice hoy. No hay pruebas de que alguien lo dijera con precisión en 1984, y de haberlo dicho dudoso que sea con todo detalle.
¿Eso es una profecía? ¿Tiene alguna validez? ¿Demuestra algo¨?
Es un invento, una estafa, más EGO, más manipulación, más de la misma nada que lleva a la muerte.
Es lo que hacen constantemente los misioneros, que siguen ofreciendo pan podrido que adornan como si fuera de vida y exquisito.
Tú n debes comerlo, ni aceptarlo, ni siquiera respetarlo.
Porque tú no comes veneno, ni lo aceptas en tu despensa ni lo respetas para tenerlo al alcance de tus niños.

Está claro entonces que a Dios no le complace la religión, sino que acatemos Sus mandamientos para vivir con bondad y justicia y lealtad.

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