Archivo de la categoría: Creencias

Resp. 1030 – usar shabatt para borracheras y juergas?

juan lira nos consulta:

buen dia, me llamo juan de dios
1- soy un creyente libre, independiente;
2- ¿sera correcto que la mayoria de la gente haga del dia sagrado un dia de farras y borracheras?
3- esto se ve en todas partes,
4- obviamente no toda la gente, pero si mucha gente.
5- estas cosas y muchas mas me alejaron hace mucho tiempo del cristianismo,
6-  y hoy camino con Dios de manera libre e independiente.
gracias, y paz.

juan lira navarrete, 42 años, conductor profesional, santiago de chile

Seguir leyendo Resp. 1030 – usar shabatt para borracheras y juergas?

Resp. 1028 – que pasa con el alma de un católico o cristiano

ricardo nos consulta:

que pasara con el alma de una persona buena que en su vida ayudo mucho muy noble sincera pero es católica ? según su concepto? gracias….
miguel ricardo rodriguez 22 años de bogota- colombia

Seguir leyendo Resp. 1028 – que pasa con el alma de un católico o cristiano

Sucot e Israel

De las cuestiones que Dios ordenó a los judíos, hay dos que ponen en juego a todo el cuerpo.
No son acciones que impliquen necesariamente conciencia, ni estar atentos a algo en particular, sino simplemente con ubicar el cuerpo en cierto lugar.
Esas dos cuestiones son: el mandamiento de residir en una Sucá durante la festividad de Sucot y la de residir en la tierra de Israel.
Si uno está, anda, se sienta, duerme, trabaja, descansa, come, conversa, cualquier cosa que haga dentro de la Sucá (durante la festividad de Sucot), está cumpliendo con una mitzvá, uno de los 613 mandamientos que Dios ha ordenado al pueblo judío.
De manera similar, el judío al estar en la tierra de Israel, por ese simple hecho, por esa ubicación espacial, ya está conectando su ser a la Fuente de Vidas, está armonizando su existencia con el Cosmos.

Resulta simpático darse cuenta que hasta al dormir, en la cumbre de la inconsciencia, igualmente se está actuando según prescrito por Dios.
Resulta paradójico que aún siendo ateo, o peor aún, contrario a la Tradición, el judío que reside en la tierra de Israel está actuando –en ese aspecto- en coherencia con la Voluntad de Dios.

Pero así está establecido, son cuestiones que involucran la ubicación del cuerpo, no la conciencia, ni el deseo, ni la voluntad, ni el sentido, ni la opinión personal.
Si eres judío y pones tu cuerpo bajo el techo de la Sucá en Sucot, estás haciendo lo correcto, aunque no hicieras otra cosa más en ese momento, ni bendijeras, ni rezaras, ni tomarás en tu mano objetos rituales, incluso aunque ni siquiera sepas que estás cumpliendo con un mandamiento que Dios ha dado al pueblo judío.
Eres judío y estás en la tierra de Israel, igualmente.

Para muchos esta identidad no ha pasado desapercibida, por lo cual identifican a la festividad de Sucot no solamente con los años de residencia de los judíos en el desierto, tras la salida de Egipto, siendo protegidos y sostenidos por Dios. Sino que también lo perciben como un compromiso para alcanzar la tierra de promisión, a afincarse en ella, a establecer en ella un estilo de vida de santidad.
Es lo que hicieron los antepasados judíos cuando hace 3300 años tomaron posesión de la tierra y se afincaron en ella para perpetuidad.
Es lo que sustenta el ideal mesiánico, de retorno de los hijos a los límites del hogar sagrado, de hacer florecer la tierra, de desplegar todo el potencial de la triple alianza sagrada: pueblo judío, tierra judía y Torá judía. Porque cuando hablamos de mesianismo, cuando añoramos una Era Mesiánica, estamos pensando centralmente en el pueblo judío, en la tierra de Israel viviendo de acuerdo a las reglas pautadas por la Torá dada por Dios a los judíos. Ciertamente el efecto positivo y redentor de este enlace sagrado será percibido por todo el mundo, en cada rincón brotará la espiritualidad pura, el amor a Dios y sus cosas, el noajismo a pleno para los gentiles. Pero esto como efecto secundario al real enfoque de lo que respecta a la Era Mesiánica.

Estas palabras que parecen ideales fantásticos hacia el futuro, anhelos soñadores del presente, o míticos relatos del pasado de la nación judía, ciertamente tienen sus paralelos en el mundo, en las naciones, en procesos históricos bien conocidos en general.

Atiende a estos comaprativos:
Pesaj es la liberación del yugo extranjero e imperialista.
Shavuot es la Jura de la Constitución nacional.
Sucot es la independencia de la patria.

Los que vivimos en América y conocemos un poco de nuestra historia, podemos reconocer que estos han sido pasos que en mayor o menor medida han dado nuestras naciones para conformarse en lo que son actualmente.
Habíamos estado sometidos al imperialismo europeo, hicimos nuestras guerras de liberación.
Pudimos establecer códigos de vida propios, muchas veces constituciones nacionales o estatales.
Declaramos y sostuvimos –más o menos, en realidad- nuestra independencia de poderes extranjeros.
Allá por fines del siglo 18 y durante el siglo 19 muchos nos libramos del mandato oprobioso de España, de Inglaterra, de Portugal, de Holanda (me olvido seguramente de alguno), aún penamos bajo la bota imperialista romana-cristiana, árabe-musulmana, socialista y por supuesto la de otros imperios codiciosos. Las gestas libertadores se reproducían por toda América.
Supimos hacer nuestros Cabildos, nuestras asambleas constituyentes, nuestras legislaciones, etc.
Supimos proclamar la independencia de poderes colonialistas, de intervenciones extranjeras, aunque luego nos sometimos por viles necesidades, por negociados de políticos corruptos, por la ceguera moral de muchos, por el EGO entorpecedor de las masas, por el populacherismo, pero al menos supimos desear ser libres, iguales, independientes.

De manera similar, pero con miles de años de anticipación, aconteció para los hijos de la nación hebrea.
Para aquella gesta redentora no solamente trabajamos nosotros, en realidad bastante poco, sino que fuimos guiados y protegidos por el Todopoderoso.
Sin embargo, con el correr del tiempo fuimos pudiendo hacer nuestra parte, con tropiezos, con dudas, con vacilaciones, con retrasos, con apurones, pero finalmente el pueblo judío estableció su patria en su tierra (esa tierra que desde siempre ha sido pretendida por otros y ahora está a punto de ser robada nuevamente por el imperialismo extranjero, cuya punta de lanza son los que se hacen llamar “palestinos”, pueblo inexistente, invención imperialista en su lucha contra los judíos, que es su lucha contra Dios).

Podemos hacer nuestra parte, cada uno su parte. Ni más, ni menos.
Está en nosotros el conectarnos a través de nuestras acciones positivas.
Podemos establecer nuestra Sucá, endeble, débil, fácilmente desarmable, al tiempo que confiamos en que es Dios el que la refuerza y sostiene.

Los judíos tienen su tarea particular en el plan de Dios para la redención de la humanidad, pero también tienen la propia los gentiles.
Por medio del judaísmo, para unos, y del noajismo para los otros es que estableceremos un mundo de Shalom. Que no sea solamente un bello ideal, una fantasía soñadora, algo parecido a una canción de John Lennon, sino una realidad concreta, vibrante, es posible.

A levantar cada uno nuestra Sucá interior, a librarnos del EGO, a tomar para nosotros el cumplimiento de la Torá que nos corresponde, a construir una patria interna de plenitud y Shalom.

Inicios y reinicios

Esta semana los hijos de la Familia judía celebran los días intermedios de Sucot y también Sheminí Atzeret/Simjat Torá.

Según afirma la Tradición, la fiesta de Sucot es el “tiempo de nuestra alegría” para el pueblo judío. Se han brindado diversas ideas al respecto de este nombre:

· Porque la gente puede aprender que la felicidad no proviene de cuánto se tiene, sino de cómo se disfruta de lo que se es.

· Porque comienza la estación invernal y lluviosa en Israel, tiempo de descanso, de preparación para el nuevo ciclo de tareas agrícolas en unos meses.

· Porque recién se ha culminado un año de trabajo y se goza de los beneficios del mismo.

· Porque tras Iamim Noraim (Rosh HaShaná y Iom Kipur), de seria reflexión para ajustar la conducta, queremos alcanzar similar finalidad a través del sano regocijo.

· Porque Sucot recuerda y revive la compañía, educación y protección que Dios brindó a los judíos tras de su salida de la esclavitud de Egipto.

· Porque es símbolo del hogar personal y nacional estable y en paz.

· Porque representa a la futura Era Mesiánica, en la cual las personas vivirán en construcción de Shalom y no más provocando dolor y miserias a causa de sus Egos.

Por su parte, Sheminí Atzeret/Simjat Torá es broche de oro para Sucot, pues es la jornada que Dios ha destinado para que los judíos solamente se deleiten y estén contentos, sin que haya motivo histórico o suceso para que sea recordado y guardado como día feriado-festivo.

¿Cómo puedes tú compartir esta alegría desde una perspectiva noájica?

Por otra parte, este sábado los judíos dan lectura pública a la primera sección de la Torá judía, a la porción denominada Bereshit.
Como es nuestra costumbre, compartimos brevemente algunas ideas y conceptos del texto, para que podamos nutrir desde una visión noájica la espiritualidad de todos los gentiles que son fieles al Eterno.

 

Seleccionamos de Bereshit

 

1. El relato de la Creación como enseñanza espiritual y no como descripción científica.

2. El camino de la Torá que lleva de la confusión al orden, del egoísmo al altruismo, del conflicto a la unidad armoniosa.

3. El respeto necesario hacia la obra del Creador. Tenemos derecho a usar, a disfrutar, a tomar posesión de lo que nos está permitido, pero no es legítimo que destruyamos, corrompamos o desperdiciemos innecesariamente.

4. La humanidad recibe los seis mandamientos universales de parte del Creador.

5. El desvío y el drama que se originan al dejarse llevar por pasiones oscuras, deseos poco trabajados, opiniones falaces, buenas intenciones sin fundamento.

6. Las primeras generaciones de humanos que van conociendo su mundo, poblándolo, en cierta medida humanizándolo (para bien o no).

7. La corrupción egoísta que se impone y va provocando una serie de infortunios que desembocarán en la gran catástrofe que conocemos como “El Diluvio”.

 

Relato: La prisión en una rama

Un rey recibió como obsequio especial dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.

Pasado un tiempo, el entrenador informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que al otro no sabía qué le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó.

El rey mandó llamar a curanderos y otros sabios para que vieran al halcón, pero ninguno logró que abandonara su rama y volara.
El monarca comunicó públicamente que ofrecería una gran recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.

Grande fue su sorpresa cuando a la mañana siguiente vio al halcón volando ágilmente por los jardines.
El rey ordenó: “Traedme al autor de este milagro”.
Sus subalternos trajeron ante él a un humilde campesino, de ropas pobres pero correctas, mirada firme pero mansa, manos de hombre esforzado por trabajar.
El rey le preguntó: “¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres un mago? No tienes aspecto de mago… ¡dime cuál es el secreto!”.
Con voz calma y silenciosa el campesino respondió: “No ha sido magia ni milagro, mi Señor. Solo corté la rama a la que el halcón se aferraba y éste voló.”.

Preguntas para repasar y reflexionar

1. ¿Cuál es la moraleja?

2. ¿Qué simboliza la rama a la que se aferraba el ave? ¿Y las alas?

3. ¿Por qué acostumbramos a engancharnos a lo conocido y nos cuesta desplegar nuestro potencial?

4. ¿Cómo relacionas este relato con el contenido de Bereshit?

5. ¿Cómo se podría aplicar esta enseñanza a la vida cotidiana?

¿Quién es feliz?

Uno de los sabios del Talmud (Avot 4:1) enseñaba que el rico es aquel que se contenta con su propia porción, con lo que le corresponde poseer.
Allí mismo declaraba que el respetable, el merecedor de honores, es aquel que respeta u honra a las criaturas (creaciones del Eterno).
También decía que el sabio es el que aprende de toda persona.
Y el fuerte, es quien conquista su pasión.
Son frases muy interesantes para observar, analizar, compartir y, por qué no, asumir como modelos saludables de existencia.
Ser rico porque se disfruta de lo que se tiene, sin amargarse por lo perdido, sin angustiarse por lo que falta, sin atormentarse por la competencia con otros.
Ser respetado por vivir en paz con el prójimo, al mantener relaciones desde la humildad, desde el reconocimiento de las virtudes y defectos propios y ajenos, procurando juzgar positivamente en caso de necesidad.
Ser atento hacia los demás, comprensivo, encontrar aquello que el otro tiene de valioso, rescatar hasta lo mínimo positivo con ánimo constructivo y de agradecimiento.
No dejarse llevar por pasiones, no desbarrancar detrás de anhelos desmedidos, no perder el Norte por cuestiones que resultan urgentes pero realmente poco importantes.
Sí, sin dudas son opciones saludables de vida.

Pero, ahora, cuando estamos por ingresar a la festividad (judía) subtitulada como “Tiempo de Nuestra Alegría”, a Sucot, ¿cómo podríamos responder en breve, emulando al maestro talmúdico a la pregunta de “¿Quién es feliz?”?

¿Podría ser: “Aquel que es rico con su propia porción.”?

¿Tú que opinas?

Espero que quieras compartir tus ideas con nosotros, me haría muy feliz…

Hasta luego.

(Es un tema que sería interesante seguir tratando en otras oportunidades.)

El universo te ayuda a ser feliz…

Están compartiendo una frase atribuida a Louise Hay:

“Para cambiar tu vida por fuera debes cambiar tú por dentro. En el momento en que te dispones a cambiar, es asombroso cómo el Universo comienza a ayudarte, y te trae lo que necesitas.”

Humildemente, yo no sé si el universo se entera de la existencia de cada uno, ni si está al tanto de nuestros dramas y aspiraciones.
Modestamente considero que es bastante dudoso de que el universo siquiera tenga algún tipo de conciencia individual, a la que podamos identificar como “conciencia universal”. De tenerla, es altamente improbable que te quiera ayudar, sea que estás en disposición de cambiar (para bien o mal), sea que te dejes llevar por la inercia o la pasividad.
El universo no es un dios, ni un ente, ni una fuerza.
El universo es la sumatorio de todo lo que lo compone, que incluye por supuesto lo que las personas consideramos  bueno, también lo malo así como lo indiferente. De hecho, tengo la fuerte impresión de que lo indiferente es más del 99% del mismo en su relación con el hombre y con cada miembro de nuestra especie.

Así pues, esta bonita frase, muy inspiradora y positiva, a la hora de la hora no deja de ser una bella fantasía, irreal y hasta quizás en cierto modo peligrosa.
Te hace tener esperanzas en algo improbable. Te afirma que cuentas con un poder ilimitado, el cual en realidad no existe. Te promete un auxilio que difícilmente te llegará.
Como todas las cosas bien intencionadas pero poco sustentadas en conocimiento, suelen acarrear más dramas que bendiciones.

De por sí los consejos de auto-ayuda, que en buena medida popularizo la Sra. Hay, son riesgosos.
Se constituyen en una nueva fe, en una religión, que incluyen rituales, plegarias, invocaciones fuerzas misteriosas y por supuesto, siempre habrá alguno que otro con baldes listos para recoger el dinero que los “fieles” dejarán caer a rolete, con la esperanza de obtener la bendición de parte del autor de moda del mundillo de la auto-estima, de la ineficaz seudo ciencia del crecimiento integral basado en misterios y supersticiones.

Ahora, lo que humildemente encuentro bastante acertado es el comienzo de la frase de la Sra. Hay.

Cuando uno cambia favorablemente, (desde el mismo momento en que se dispone a cambiar y se compromete a hacerlo, de hecho ya está cambiando), uno encuentra recursos en sí mismo que habían pasado inadvertidos, que estaban tapados por “noes”, por mandatos, por censuras, por la ceguera impuesta por el EGO.
Al encaminarse por la senda de la superación real, sin fantasías, sin falsas metas, sin ideales imposibles, sino pasos seguros hacia el cambio, entonces quedan a disposición recursos que parecían imposibles, insospechados en uno mismo. Son potenciales ya existentes, en el interior de cada uno o al alcance de la mano en el entorno, que favorecen y fortalecen el crecer.

No nos confundamos, no es un dios misterioso que está haciendo magia, no se están obrando milagros, no hay una confabulación universal coelhiana para favorecerte, no hay un “secreto” que se alía a tu deseo.
Nada de eso es real, nada de eso existe, a no ser en la imaginación de los que lo inventaron y de los que lo creen.

Pero sí hay un mundo a disposición para aquel que está dispuesto a tomar lo que está a su alcance.
Vivimos sometidos a una negación constante de nuestra identidad, nos sumergimos en identidades falsas, somos prisioneros de nuestro impotente EGO (al que consideramos todopoderoso).
Vivimos huyendo, fracasando, hundiéndonos en dolores y quejas, en amarguras y quebrantamientos.
Porque tenemos miedo, porque preferimos la comodidad, porque nos desconocemos en nuestro potencial.

Cuando nos embarcamos en la aventura de conocernos, a nosotros y no a nuestras máscaras, estamos cambiando y encontramos que sorprendentemente la vida es más bella de lo que nos creímos hasta entonces.
Hay más luz, más bondad, más poder, más posibilidades, pero no a causa de un genio bondadoso que nos apadrina, sino porque encontramos el poder que existe en nuestro interior y el lazo que nos conecta en verdad al universo.

Por lo cual, dispongámonos a cambiar, hagámoslo, construyamos Shalom desde el interior y hacia las capas externas y luego hasta el infinito.
Encontraremos mucho bueno, aunque no siempre sea fácil, no siempre logremos nuestras metas, no siempre seamos victoriosos… pero siempre seremos exitosos.

La felicidad es posible, el bienestar, la bendición, la plenitud, a la medida de nuestra posibilidades.

Cuando derrotamos al EGO, cuando le despojamos de su terrorífico poder, cuando dejamos de escaparnos para refugiarnos en nuestra celdita mental, estamos preparados para disfrutar de una vida plena.

Es un mensaje propicio para la festividad de Sucot que está por comenzar, muy atinado para tal ocasión.
¿Sabes por qué?

(Gracias Jackie)

La Fe del EGO

Intentaremos ver en este artículo la vacuidad y ceguera de la persona de fe.

Imagina que estás colgado en el aire, atrapado dentro de una red de pescador.
Mira en tu mente cómo tratas desesperadamente por zafar, como sacas un dedo, una mano, pero igualmente estás apresado.
Observa como te contorneas, haces giros, procuras eludir la soga mortal que te aprisiona, que te esclaviza, pero no haces más que dar vueltas, una y otra vez encarcelado por esas finas mallas que te cercan, que te niegan tu libertad.
Atiende bien a esa imagen, observa como eres impotente para salir, para construir otra realidad, porque estás atrapado, eres esclavo de la red.
Por más que tratas, nada puedes.
Te cansas, te agotas, te desanimas, pierdes la esperanzas, se te escapan las energías, todo parece ya perdido, a pesar de que estás casi al contacto con la libertad, sigues preso y sin poder salir.

Una imagen verídica de la fe, es la red de pescador que te atrapa, te inmoviliza y termina por provocarte la muerte; mientras insensiblemente miras sin ver el mundo allí al lado, tan cercano y vital, pero tan (aparentemente) imposible de alcanzar y de vivir.
Envuelto por la red de fe, el hombre de fe es indiferente al mundo, que supone que le es indiferente.
La red te rodea por todos lados, te hace sentir su opresión, te inmoviliza, te niega la posibilidad de ser libre, te atrapa, te lleva a la muerte.
La red, tan sutil y delicada, tan llena de espacios vacíos, pero al mismo tiempo tan fuerte en su misión de prohibirte ser tú mismo.

Esa imagen tormentosa, esa pesadilla terrible, es como podemos visualizar el poder que la fe tiene sobre la persona.
Sí, muchos consideran a la fe como algo positivo, un valor loable, un motor de vida, pero cuando nos detenemos un instante a pensar seriamente y con fundamentos, terminamos por reconocer que la fe es una densa red, que esclaviza, que niega la vida.

Veamos juntos cómo entenderlo.

Fe es suspensión de la razón.
Fe es desarticular la propia voluntad para depender de imaginarios poderes superiores.
Fe es admitir el absurdo aún a costa del sacrificio innecesario.

¿Por qué es así?
¿Por qué la costumbre de repetir la verdad de otros?
¿Por qué la necesidad de hallar sentimientos de seguridad en aquello que es mortal?
¿Por qué permitir hundirse en el vacío del sin sentido, teniendo la capacidad potencial de construir un mundo con sentidos?

Para comprender el poder negativo de la fe, tienes que advertir que sus raíces se sumergen en la oscuridad de los más primitivo del ser humano.
Allí, en nuestro origen a la vida en este mundo, en el momento del nacimiento, nos vemos sometidos a una espantosa tortura sensorial, somos víctimas impotentes de la avalancha de sensaciones desconocidas y desagradables, imposibilitados de reaccionar de cualquier forma asertiva, incapaces de dar sentido a las cosas, impedidos de organizar esa espantosa pesadilla caótica que es nuestro ingreso a este mundo.
Si bien la memoria “evolucionada” del hombre no está formada, sí contamos con otro tipo de memoria, pues en las bases más rudimentarias del cerebro primario, e incluso en la memoria somática, queda impreso el terror original, el sometimiento a la más fantástica vivencia de pavor impotente que podamos jamás volver a revivir.
Es ese momento espantoso el trauma original que marca el resto de la existencia.
Cada uno de los miedos, de las dudas, de las fantasías de esperanza, se vinculan con el terror primordial, con la impotencia original.
Así como también se reiteran los mecanismos originales de supervivencia: llanto, grito, pataleo, escape de la realidad. Todos ellos inconscientes, sin premeditación, involuntarios, pero programados en nuestro ser, en nuestro instinto de supervivencia.
Son estas herramientas primitivas las que dan origen a nuestro EGO, a nuestra forma de ser en el mundo.
A partir de allí nos vamos llenando de cáscaras y máscaras, vivimos de tal manera que creemos ser una o más personas, cuando en realidad estamos llamando “yo” a lo que es un personaje que nos sirve para ir sobreviviendo.

Para el recién nacido no hay orden, ni experiencias, ni lenguaje, ni historia, ni futuro, ni tiempo, ni recuerdos, ni otros, ni yo.
Hay dolor, puro dolor, dolor multidimensional.
Y hay recursos muy limitados, pobrísimos, pero que sirven al propósito de mantenerlo con vida al llamar la atención de algún otro que lo provea. Sin saberlo debe manipular a otro para no perderse en esa pesadilla que ni siquiera puede registrar o valorar o mitigar con “esperanza” o “fe”.

Allí nace el EGO, a lo que llamamos yo.
Allí nace la creencia en una deidad salvadora, a la cual someterse, a la cual esclavizarse, porque de no hacerlo, de tratar de vivir libre, entonces se volvería al abismo del dolor sin razón, a la muerte espantosa en vida.
Todas las religiones son subproductos del EGO.
Todas las religiones hacen suya y propia esa imagen interna de un dios salvador, del EGO que rescata de la impotencia torturante del comienzo. Cada dios, cada santo, cada mediador, cada ángel guardián, no es más que una representación externa y cultural de ese dios interno, de ese salvador mítico, del EGO al que se siente como el que ha rescatado al hombre de la impotencia, del infierno.

Por supuesto que Dios, el Uno y Único, NO es una de esas imágenes externas del EGO.
Pero, los que son religiosos se las arreglan para vestir sus creencias de EGO.
Son religiosos porque no son espirituales en su vida.

Entonces, toda religión, toda creencia religiosa, todo ateísmo religioso, tiene su base en el terror original, en la impotencia traumática del nacimiento, y en el EGO que aparece como salvador sin el cual la vida es imposible.
El EGO, con sus menoscabadas herramientas: llorar, gritar, patalear, escapar de la realidad. Con el paso del tiempo y las experiencias varía estas formas, pero no las abandona ni se aparta demasiado de ellas.
Entonces, no es extraño que en las religiones (deístas, teístas, ateístas, poli o monoteístas) se manipule a la gente, se pretenda modificar la realidad de acuerdo a las propias creencias, se violente, se amenace, se presione, se prometa infiernos a los pecadores y salvación especial a los que se someten al poder del dios salvador.

La religión hará cualquier cosa para seguir manteniendo la ilusión de poder, tal como el EGO hace desde el interior del ser.
Ni la religión ni el EGO salvan.
Ni uno ni otro tienen real poder, pero les damos poder al someternos a sus manipulaciones.
Ambos son impotentes, solamente capaces de reaccionas primarias, fácilmente eludibles por una persona organizada y equilibrada, pero sin embargo siguen prevaleciendo.
La mente se nubla, el corazón trastabilla, la palabra enmudece, el hombre es derrotado por sus dioses, por esos falsos dioses que no le permiten entrar en contacto con su esencia sagrada ni en conocimiento de que mantiene un vínculo constante con el Eterno.
La religión bloquea al hombre de reconocer su vínculo con Dios.
El EGO bloquea al hombre de reconocer su Yo Auténtico.

No te pido que me creas, menos que tomes mis palabras como verdaderas, pero te pido que tomes tu tiempo para reflexionar con seriedad, para releer, para evaluar estas palabras con lo que puedes constatar en los hechos.
Si ves que me equivoco, si te das cuenta de que acaso te quiero manipular, dímelo, lo aceptaré si es que lo demuestras con evidencias concretas.
Pero, si te das cuenta de que te estoy describiendo hechos, si te estoy alumbrando lo que sucede, también dímelo, y juntos veamos qué podríamos hacer para mejorar y mejorar a nuestro mundo.
¿Te animas a reflexionar ahora y a no seguir adelante hasta llegar a una idea más acabada a partir de lo que te estoy describiendo?
Gracias.
Porque no somos una secta, porque no nos interesa ser religiosos, porque no pretendemos dominarte, porque no queremos nada de ti para nosotros, es que somos libres de ponernos en el sitio de los que deben ser juzgados, para que aceptes porque compartes y no porque te sometes porque te estamos manipulando.

Ahora, sigamos.

La oscuridad, la falsedad, la ilusión es el campo de la fe.
Ya lo había advertido el profeta hace como 2500 años atrás: "¡Ay de los que se esconden del Eterno en lo profundo, encubriendo los planes! Realizan sus obras en las tinieblas, diciendo: »¿Quién nos ve?» y »¿Quién nos conoce?»" (Ieshaiá / Isaías 29:15).
Esos son los forjadores de la fe y sus esclavos.

A partir de estas raíces, la fe emplea los recursos más elementales y menos espirituales para proveerse de energías y herramientas de dominio.
Desde esa elementalidad salvaje despliega sus ramas, extiende sus hojas, se reproduce y domina.
Y promete, y hace creer, y se rebusca para afirmar que las necesidades primitivas están siendo mágica (milagrosamente) y omnipotentemente satisfechas.
El hombre de fe siente que su vida es plena, siendo que su plenitud radica en su imaginación y no en lo que los hechos demuestran. Siente que su hambre (de alimentos, o de espiritualidad) es saciada, pero es sólo un sentir vacío de contenido. (Aquí tienes el vacío de la fe: promesas e imaginación, nada más. Carencia de pensamiento pensante, de contenido trascendente, de respuestas coherentes, de preguntas adecuadas. Vacío de vida, de emotividad surgida del ser, de amor por el prójimo, de estima por uno mismo. Vacía de posibilidades, de alternativas, de descubrimientos, de acciones constructivas y renovadores.).

Paradójicamente siente que su natural hambre de Dios es saciada, pues la fe le impone falsos alimentos espirituales, le da ilusiones de santidad, le llena la vida de imágenes de lo sagrado, cantos de alabanza, rituales de purificación, señales para identificar a la hermandad de fieles, promesas de paraísos, relatos de milagros y amenazas de infiernos…
Con estas golosinas para el espíritu, el hambre de Dios es engañada, y el hombre de fe se siente satisfecho, repleto de gozo sagrado; y pobre… está tan desfalleciente de hambre que ni se percata de su situación mortal…
En tanto, algunos hombres de fe fanatizados o aprovechadores se encargan de silenciar brutalmente las voces que pueden despertar la conciencia del dolor, de la angustia, del vacío, de la soledad, de estar siendo abusados…
(Es cuestión de mirar a nuestro alrededor, la historia, quizás a nosotros y nuestros vecinos, y veremos -si podemos- tanto dolor que emerge de la fe…)

Es precaria la situación de la fe, ya que se sostiene en lo primitivo, y se apoya en las distracciones y máscaras.
Por lo cual, cuando surge alguna disensión, algo que pueda señalar la falsedad fáctica de la fe, ésta responde con un movimiento agresor que intenta extirpar aquello que demuestra su condición miserable.
Recuerda: el grito, el pataleo, la agresión pasiva, la huida de la realidad son sus herramientas básicas, así como las conductas perniciosas que se derivan de ellas.
Así verás que para tener fe es imprescindible amortiguar la reflexión, silenciar la duda, sepultar el raciocinio, acostumbrarse a andar hacia donde otro u otros señalan, mantenerse dentro de los marcos de la unidad de grupo, eliminar a lo distinto y distintivo, expulsar la idea de superación.

Evidentemente que hay personas intelectualmente brillantes que están sumergidos en la fe, en la idolatría, pero resulta que la superioridad intelectual no aplicada a criticar la propia fe, es un desperdicio de talento divino. Los que cultivan el intelecto así como la verdadera espiritualidad no temen en preguntar, cuestionar, dudar, criticar duramente. Te pido que leas cualquier página del Talmud, y comprueba si no encuentras alguna pregunta en esa página. El Talmud, que es fundamental en el judaísmo, se construyó con preguntas que respondían a otras preguntas, y así hasta llegar al límite de la capacidad humana para preguntar-respondiendo. Otro ejemplo lo tienes con Avraham, que fue el primer opositor a la fe; quien no hesitó en confrontar personalmente a Dios, en defensa de lo que él consideraba justo.

La fe es quietud, petrificación, la tranquilidad del cementerio.
La sonrisa inmutable de la estatua, el gesto inamovible del ídolo.
La fe es idolatría, pues es asumir que lo pasajero es eterno, y que lo falso suple con creces a la Verdad.
La fe habla el lenguaje de la culpa, pues aquel que no está con ella, es acusado de cargar un estigma que lo condena, que lo expulsa.
La fe habla el lenguaje de la falsa esperanza, de la ilusión, de la salvación mágica.
La fe habla el lenguaje de la amenaza, del infierno, del escarnio, de la presión, de la manipulación.

Piensa unos momentos en personas de mucha fe, esos que son fieles irrestrictos de alguna religión, secta, tendencia política, etc. ¿Son capaces de manifestar dudas acerca de las doctrinas de su fe? ¿Se atreven a plantear críticas a lo que es sostenido religiosamente como verdad? ¿Indagan por los motivos y finalidades de sus dogmas? ¿Se atreven a romper con la costumbre establecida? ¿Aceptan las divergencias? ¿Confrontan sus verdades con sus propios oídos, propios ojos, propios pensamientos, propias inseguridades? ¿Prometen la salvación eterna para los fieles y la total destrucción para los que no lo son?
Obsérvalos por favor, y verás que realmente están ciegos a todo lo que es ajeno a su fe, y ciegos ante su enorme ceguera.

Una cosa es la fe, que es ciega, que admite el absurdo, que manipula;
otra muy distinta es la creencia, el entrenamiento hasta alcanzar la convicción, el pensamiento balanceado por la emoción, el reconocimiento de las propias limitaciones, la aceptación del misterio que rodea a la divinidad.
Pero cuidado, que no se confunda fe con creencia.

Veamos un ejemplo en la Torá acerca de personas de mucha fe:

"Toda la tierra tenía un solo idioma y las mismas palabras.

Y dijeron: »Venid, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo. Hagámonos un nombre, no sea que nos dispersemos sobre la faz de toda la tierra.»
"
(Bereshit / Génesis 11:1, 4)

Un mismo pensamiento.
Un mismo lema.
Un mismo motivo.
Un mismo cometido.
Unidad sin disputa.
Y, el miedo a desaparecer.
Y el miedo a dejar de ser.
Y el miedo que los mueve a actuar, a atacar.
Es la impotencia que está detrás de todo esto.
Es el EGO que se presenta como el único salvador.
Es el EGO que se hace religión.
Por lo cual, quieren elevarse por sobre su miedo construyendo una torre.
Una que sea tan poderosa y alta que les sirva de recuerdo, de lazo, de pegamento.
Una que alcance los cielos y desplace lo que allí tiene su lugar (en el pensamiento primitivo/infantil/alegórico el cielo es morada de Dios).
Una torre que se afiance en la tierra, en lo más bajo y erradique lo que es trascendente, superior.
En lugar de escribir libros, de promover la cultura, de entrenar personas en los caminos de la corrección; se recurrió al expediente de elevar piedras a los cielos, de erigir catedrales, de aquietar la vitalidad…
En lugar de atraer el Cielo a la tierra (elevándola, sublimándola, santificándola), se quiso conquistar los cielos y poblarlos con tierra…

En este breve relato encontramos a lo que la fe más teme, y desea hacer desaparecer de las conciencias: a Dios y por consiguiente a la espiritualidad, que es la búsqueda humana de Dios.
La espiritualidad es el polo opuesto a la fe, ya que la energía de la espiritualidad proviene de los más altos planos humanos, de aquello que lo conecta directamente con la eternidad.
¿Y qué es esto?
Pues, digamos que son tres elementos (que los podemos aprender del primer capítulo de Bereshit/Génesis):

  • Libre albedrío.

  • Creatividad.

  • Control y sublimación de los aspectos primitivos interiores.

El libre albedrío es el fundamento de toda duda, pues sólo aquel que tiene opción de elegir libremente entre lo bueno y lo malo, puede dudar. (Un perro salvaje no duda en robar un pedazo de carne, en comerse un niño. No duda, pues no está capacitado para elegir, ni ha sido condicionado para temer las consecuencias de sus acciones. Por su parte, el humano nace dotado con el potencial de elegir libremente, sólo que es común que la tenaz cultura lo entrene en acodarse tranquilamente en los establos de la fe.)
Al haber espacio para la duda, hay lugar para la creación, ya no es la reiteración la única respuesta.
Aquel que duda, crea.
Y cuando crea (o re-crea) está dominando su dimensión animal, y elevándola hacia el plano de lo espiritual. En lugar de que lo primitivo domine a la persona, enmascarándose como superioridad de la fe; lo trascendente eleva a lo inferior hacia más desarrolladas dimensiones. Cuando no es la fe la que conduce a la persona, lo primitivo es usado como combustible que eleva y perfecciona. Esto precisamente es trascender, hacer que lo inferior sea elevado, superar lo natural para pasar a un estrato más allá, estar a la búsqueda del Eterno en cada acto y situación.

Estas tres son facetas de una misma realidad, la espiritual, que es conectar nuestra esencia con la Voluntad de Dios.
Es hacer emerger la esencia espiritual que somos en cada acto de nuestra vida.
No son ritos ni lemas, no son palabras gastadas e incomprensibles, no son acciones carentes de razón, sino que es la manifestación de lo más sagrado que somos y que nos enlaza constantemente con Dios.

Para ayudarnos en la tarea de limar nuestras rudezas y construirnos como personas, el Eterno nos ha provisto de una guía insuperable denominada Torá (una para judíos y otra para gentiles), y de unos utensilios refinados denominados mandamientos (7 para los gentiles y otros 613 para el pueblo judío).
Y es nuestro deber ser fieles a la Torá, a la que nos compete sea como gentiles o judíos, así como ser cumplidores de los preceptos que Dios nos ha marcado como propios.

Pero, el mismo Dios que nos exige obediencia, nos ha otorgado libertad, y nos permite dudar, y nos insta a elegir razonadamente y no guiados por la confusión de la fe. Presta atención:

"Llamo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que he puesto delante de vosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tus descendientes, amando al Eterno tu Elokim, escuchando Su voz y siéndoLe fiel…"
(Devarim / Deuteronomio 30:19-20)

Dios ha puesto como testigos tanto lo más bajo como lo más alto, lo material y lo espiritual.
Y Dios ha puesto ante nosotros dos caminos, el correcto y el que no lo es.
Y Dios nos ha puesto a nosotros en la disyuntiva, ¿por dónde ir?
Y Dios nos exige que escojamos, que no nos aferremos a lo preconcebido, que no seamos ciegos y vacíos, sino atentos y constructores de sentido.
Y la preferencia de Dios es que escojamos el bien, que lo escojamos, no que lo heredemos y lo continuemos insensiblemente (pues la insensibilidad al bien, es indiferencia al mal).
Cuando escogemos correctamente, y cuando nos esforzamos para hacer prevalecer la bendición, estamos dando vida a la creencia, que en hebreo es emuná. Emuná es una palabra asociada a entrenamiento, crianza, perfeccionamiento a base del esfuerzo y dedicación.

Incluso el hombre de fe debe escoger, sólo que escoge pasivamente, elige sin elegir el ser llevado por la corriente, por la opinión de otros. Y entonces reza palabras de otros, canta cantos de otros, ama amores de otros, vive una vida ajena.
Y al final, tanto el hombre de fe como el creyente son enfrentados al Supremo Tribunal, y cada acto recibe su correspondiente retribución, de cada semilla se cosecha su fruto.
¿Cuál crees que será la cosecha del hombre de fe?
¿Cuál crees que será la declaración que su espíritu impoluto dará cuando el divino Juez la pida?

Ahora puedes apreciar cuán diferentes son la fe de piedra a la creencia constructora.
La creencia, como habrás captado, si bien suele ser confundida con la fe, realmente es su antítesis; pues una es la estatua y la otra la persona.
Una se mueve en el plano de las necesidades y la culpa; la otra se mueve en el plano de la trascendencia y la responsabilidad.
Una promete seguridad y mata por conseguirla; la otra es ejercicio de la libertad, y por lo tanto es campo para la inseguridad creativa.

Hemos explicado en otra oportunidad que por comodidad del lenguaje, o por no captar profundamente la esencia de los conceptos, a veces personas sabias en judaísmo utilizan como sinónimo fe y creencia. Es mejor no confundirlas. Tristemente algunos judíos caen ellos también en el equívoco de la fe, incluso en nombre de la Torá, de las mitzvot, de Hashem, Otros en nombre del progreso, la moda, la evolución. El judaísmo no está en esas corrientes corrientes. El judaísmo se expresa en el respeto y la oposición, en la solidaridad del individuo, en las preguntas que forman nuevas preguntas. La creencia está en la pureza de la búsqueda, en la convicción del sembrar, en la dialéctica que corre entre Tradición y Desarrollo.

Ser una persona completa, integral, plena, es algo más que cumplir mandamientos, que vivir una vida prefabricada y ritualista; es más bien construir Shalom.
Hacer que la Voluntad de Dios sea nuestra voluntad.
Extirpar al EGO para que brille la Luz del Eterno.
Erradicar la religión para que prospere la espiritualidad.

Ya lo enseña el salmista:

"¿Por qué han de decir las naciones: »¿Dónde está su Elokim?»
¡Nuestro Elokim está en los cielos! ¡Ha hecho todo lo que ha querido!
Los ídolos de ellos son de plata y oro, obra de manos de hombres.
Tienen boca, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven; tienen orejas, pero no oyen; tienen nariz, pero no huelen; tienen manos, pero no palpan; tienen pies, pero no andan; no emiten sonido con sus gargantas.
Como ellos, son los que los hacen y todos los que en ellos tienen fe.
¡Oh Israel, confía en el Eterno! Él es su ayuda y su escudo.
"
(Tehilim / Salmos 115:2-9)

Cuando el hombre de fe (sea la fe del ateo, del pagano, del que se cree monoteísta, del científico, del agnóstico de cualquier hombre de fe) te increpa: ‘¿Dónde está tu Dios?
Tú, ¿qué le respondes?

Isaías 29:13

¿A qué y a quién se refiere el profeta Ieshaiau/Isaías 29:13?

Es sabido que los pérfidos misioneros, (mesiánicos, netzaritas, ebionitas, falsos judíos, caraítas, falsos sefaradíes, supuestos descendientes de tribus perdidas, evangélicos, cualquier otra denominación cristiana similar), entre otros impostores de la fe, andan usando este versículo como un vehículo para promover sus mentiras, confundir, sembrar el caos, corromper, hacer propaganda de la religión rebelde, burlarse de los leales de Dios, entre otras maldades terribles.
Ya desde las páginas del profano “nuevo testamento”, en el evangelio atribuido al poco santo Mateo, se pretende hacer creer que este verso es un ataque profético en contra de los Sabios de la Torá Oral.
¿Será cierto que es una denuncia en contra de los verdaderos Sabios del Talmud, los conocidos como “fariseos”?
¿Será que el profeta de la Verdad, Isaías, realmente amonesta a los Sabios de la Torá y los declara ignorantes, perversos, herejes?

¡Por supuesto que NO!
Es evidente que el profeta Isaías NO está violentando a los Depositarios de la Torá, a los Maestros de la Luz, a los Líderes del Conocimiento Sagrado, a los Guardianes de la Tradición.
¡Nada más lejano a la voluntad del profeta, enviado por Dios, que perturbar el legado de Israel con ataques fantasiosos y poco santos!

Cuando usamos nuestro intelecto (y no la fe de los religiosos vacíos de espiritualidad),
y nos apoyamos en el conocimiento (y no en la vanidad de los idólatras),
y mantenemos nuestro corazón humilde ante la evidencia real (y no inventamos realidades alternativas, de acuerdo a nuestro deseo, como los traficantes de la fe),
y tenemos amor y respeto por Dios (y no hipocresía en todas las dimensiones, como misioneros),
rápidamente comprendemos el significado real y profundo de lo que el profeta quiere enseñarnos en este pasaje.

Ante todo, recordemos que el versículo debe ser entendido en su contexto, tanto literario, como histórico, cultural, temporal, etc.
Por tanto, no es bueno tomar un solo versículo, fuera de todo marco, y con ello pretender elaborar doctrinas, leyes o “teología”. Ese procedimiento aberrante, falto de honestidad, es el que acostumbran a emplear los misioneros, pero no podemos nosotros hacer como esos perversos. ¡Dios no permita!

En su contexto el profeta está hablando de falsos entendidos, de gente que no sabe leer, que no sabe comprender, que no cuenta con la clave para decodificar los mensajes, que son ajenos a la cadena de la sagrada Tradición.
Así pues, no es de los Sabios que el profeta está hablando, sino precisamente de los FALSOS sabios. Gente que son de la patota malquistada de los pastores de iglesia, supuestos rabinos mesiánicos, ilustrados necios que saben manipular los corazones pero carecen de entendimiento sagrado, gente hábil para el negocio de ser pedigüeños y obtener diezmos y otras prebendas pero son incapaces de servir con lealtad a Dios.
El profeta claramente está denunciando a esos religiosos, llenos de ritos, aleluyas, reclamos de diezmos y tributos, ejercitados en levantar la mano derecha y “clamar a Dios”, gente hueca pero astutamente preparada para el negocio de la religión. Gente que es esclava del EGO y por ello ausentes de lealtad a Dios y Sus mandamientos.
Esos que no tienen empacho en hacerse llamar “rabino”, “haham”, pastor, profeta, hombre del Señor, pero que no son más que pobres diablos, con sus almas opacas, sus espíritus encerrados detrás de los ardientes barrotes de las celditas creadas por sus EGOs.
Tal cual dice el profeta:

"Toda la visión será como las palabras de un libro sellado. Cuando lo dan al que sabe leer y le dicen: ‘Por favor, lee esto’, él dice: ‘No puedo, porque está sellado.’
Y cuando dan el libro al que no sabe leer y le dicen: ‘Por favor, lee esto’, él dice: ‘No sé leer.’"
(Ieshaiá / Isaías 29:11-12)

Tú que has pasado por iglesias, que aún estás en alguna de ellas, aunque la llames sinagoga, sabes de qué te estoy hablando.
Ese pastor tuyo, aunque le digas ahora rabino, es exactamente uno de los que está describiendo el profeta.
Es así, gente inculta, obtusa, ciega, carente de toda vitalidad espiritual, faltos de las claves sagradas para conectarse con el texto sagrado, miserables llenos de pecados y orgullo.
Y tú, sí tú, si eres misionero, si eres mesiánico, si eres oveja de esta gente, no eres mucho mejor en lo que a lealtad a Dios y respeto se refieren.
Me da pena decirlo, me molesta sonarte agresivo, pero prefiero parecerlo y no ser cómplice de la maldad, el odio, la rebelión, el caos.
Porque de gente así es de la que está hablando el profeta.
Sean judíos, que se llenan de “jumrot” innecesarias, claramente antagónicas con el espíritu y letra de la halajá.
O sean falsos judíos, esos mesiánicos o similares, que se inventan su propia religión.
O sean los seguidores de falsas deidades, pero que se hacen pasar por personas de Dios.
A todos ellos está señalando el profeta Isaías cuando está denunciando en estos versículos.
A los que no saben leer, porque son ignorantes… cosa que es mala, pero que se empeora al hacerse pasar por entendidos y revelados por Dios.
A los que saben leer, pero carecen de la capacidad de penetrar en el sentido real del texto, porque para ellos permanece cerrado, sellado… cosa que es mala, pero que se empeora cuando se hacen pasar por líderes espirituales, por personas dedicadas al crecimiento integral pero no son más que mezquinos holgazanes muy entrenados en el negocio de estafar con religión a los que les prestan atención.

Lee las palabras del profeta que te he citado. No creas en lo que te digo. No preciso que me creas, sino que leas, entiendas, analices, preguntes, indagues.
Está muy claro.
Es muy sencillo de ver, si es que no tienes tus ojos tapados y tu corazón cegado y tu cerebro entumecido.
Claramente el profeta NO está hablando de verdaderos Sabios, puesto que ellos saben leer, ellos saben penetrar en los sentidos de lo que está expresado.
¡Por algo son verdaderos Sabios!
No lo serían si fueran mediocres pedantes que se dedicaran a mandar a los demás bajo la excusa de que son “grandes”, “pontífices”, “predicadores” y por ello, solamente por sus “titulitos” deben ser admirados y aprobados.
¡Justamente es contra eso que se está levantando el profeta Isaías!
Contra los “doctores en teología” que te vienen a predicar “la palabra”, pero no son más que mentiras, engaños, falsedades, lemas podridos de religión que no tienen un gramo de espiritualidad.
Porque los verdaderos sabios no precisan esconderse detrás de “titulitos”, ni someter a la gente por miedo, ni presionar, ni amenazar, ni silenciar a los que están en divergencia, ni maldecir a los que piensan diferente, ni tratar de “hijos de serpiente” a los que no les dicen “amén” a todas sus estupideces.
Compara a los verdaderos Sabios con gente como el adorado falso dios de la cruz.
Éste maldijo, insultó, agredió, a los que cometieron el “pecado” de pensar diferente a sus payasescas fantasías. Condenó a muerte a los que no siguieran como borregos sus prédicas llenas de vicio y mentira.
Y de acuerdo a ese deplorable modelo han vivido durante dos mil años sus seguidores.
Demuéstrame que es mentira lo que te digo, o por el contrario pon argumentos que lo confirmen. Te invito a hacerlo. No me creas, estudia, analiza, sé leal contigo mismo y con Dios. ¿Eres capaz de dejar de repetir lemas y doctrinas y comenzar a pensar y hacer brillar tu luz espiritual?
¿Eres capaz?
Espero, realmente, que sí… pero el EGO es tan fuerte (en apariencia). Las doctrinas se te han implantado tan profundo. Te han sometido a tanta manipulación emocional y vejamen, que en el fondo dudo que puedas salir a la libertad, romper las cadenas con la religión, ser libre para ser obediente para con Dios.

Entonces, llega el profeta al verso que nos convoca y dice:

"Dice el Señor: ‘Por cuanto se aproximó este pueblo, con su boca y con sus labios Me honró, pero su corazón se alejó de Mí; y su reverencia a Mí es un precepto de personas, tal como han sido entrenados."
(Ieshaiá / Isaías 29:13)

¿No es exactamente lo que te describí líneas más arriba?
Gente que se llena la boca de aleluyas y amén.
Dicen la palabra “dios” cada dos palabras.
Repiten con fidelidad estéreo pasajes de la “biblia”.
Saben de memoria todas las respuestas prefabricadas que demuestran “la verdad” de su religión.
Cumplen con religiosa precisión los ritos de sus dogmas.
Son incapaces de dudar, puesto que si dudan se van al infierno.
Son paralíticos a la hora de caminar por un camino propio, sino que marchan lisiados por donde su pastor les marque… al ritmo del pastor.
Sí, sus bocas están llenas de clamores e invocaciones, de versículos y “tejilim”, pero en lo profundo están secos.
La religión mató al espíritu.
El EGO marchito la conexión con Dios.
Sus corazones no están con Dios, aunque hablen de Dios a cada rato.
Sus dogmas no son puras, aunque digan que son “bíblicas”.
Su fidelidad a sus líderes no es lealtad a Dios, sino a hombres.
Sus enseñanzas parecen muy bellas, muy beneficiosas, muy espirituales, pero solamente son apariencias.
Ellos no aman a Dios, no lo respetan, sino solamente viven tal y como les enseñaron.
Son entrenados y así viven.
Son amaestrados y amancebados y así continúan.
No analizan, no cuestionan, no critican, no piensan, no razonan, solo cumplen lo que sus pastores les dicen, lo que en sus casas les enseñaron.
Tienen fe, para ellos es suficiente.
Y eso es absolutamente lamentable.
Su fe es una ofensa.
Sus dogmas rebelión.
Su religión es la pornografía de los sacro.
Corrupción abunda en sus negociaciones.
Aunque hagan cosas buenas, no las hacen por bondad, sino porque eso les han inculcado, temen romper el molde, temen las consecuencias, se dejan llevar por temor.
Son cáscaras, máscaras de cara bondadosa, pero dentro es un oscuro hogar lo que impera (ver aquí).

Por supuesto que para aquellos que conocen a los Sabios les es evidente que es imposible que el profeta se refiriera a ellos con estos términos.
Nadie llegó al grado de Sabio de la Torá por ser hipócrita, por ser religioso, por ser de doble cara, por ser un holgazán astuto en comerciar y manipular.

Los verdaderos Sabios, los “fariseos”, eran maestros de Torá por mérito propio, adquirido y sostenido con estudio, esfuerzo, dedicación, lealtad total a Dios, cumplimiento dedicado de Sus mandamientos, honestidad, integridad, capacidad de interrogar y responder, entre otros atributos que hacen de una persona que sea admirable realmente.

Concluyamos con las palabras del excelente Malbin:

"Dice el Señor: ‘Por cuanto se aproximó este pueblo", ellos piensan que con tales afirmaciones se aproximan a Mí y se acercan a Dios, a causa de que magnifican y adoran la Palabra de Dios que está más allá del alcance de cualquier ser humano, pero en realidad "sólo su boca y sus labios me respetan", precisamente con esto es que ellos distancian su corazón de Mí.
Porque creen que haciendo esto están cumpliendo con el mandamiento de Dios y Sus enseñanzas, como si todo fueran actos externos sin pensamiento ni intención. En su opinión son cuestiones materiales sin nada más, no hay intelecto ni ciencia en ellos.
Así ocurre que "su reverencia a Mí” es meramente “un precepto de personas", que es resultado del "ser entrenados así" y están acostumbrados, esto es que se han acostumbrados desde su infancia y es su costumbre sin intención y sin pensamiento. Saben que son los mandamientos de Dios, pero no los hacen porque los ordenó Dios, sino porque así les inculcaron sus padres y sus antepasados, y hacen sin saber el sentido sino porque así fueron entrenados a practicar. Por medio de estas acusaciones el profeta pretende que el hombre no solamente cumpla con los mandamientos, sino que también estudie y comprenda el sentido de ellos, profundice intelectualmente en sus acciones.

Psicosomática

Una bella amiga del Facebook publicó esto hace un rato:

“El Cuerpo grita …. Lo que la boca calla. La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma . Muchas veces …… El resfrió "chorrea" cuando el cuerpo no llora … El dolor de garganta "tapona" cuando no es posible comunicar las aflicciones . El estomago arde cuando las rabias no consiguen salir … La diabetes invade cuando la soledad duele . El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta. El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan. El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar. La alergia aparece cuando el perfeccionismo esta intolerable. Las uñas se quiebran cuando el orgullo esclaviza. La presión sube cuando el miedo aprisiona . Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza …. La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad . Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega. Y tus dolores callados ? …. Como hablan en tu cuerpo ? La Enfermedad no es mala…… Te avisa que te estas equivocando de camino . “

No tengo idea a quien se lo copió ella, de quien tomó la idea, de qué libro o blog salió originalmente, aunque no es de por sí una idea original, sino una que lleva bastante tiempo dando vueltas y siendo afirmada por multitudes.
(Si te interesa, ve: http://es.wikipedia.org/wiki/Afecciones_psicosom%C3%A1ticas)

Un comentario antes de continuar, no seamos tan estrictos esperando que estas relaciones sean tan exactas en su linealidad. No siempre que duele la garganta es porque algo no se dice aquello que está lastimando desde dentro. No siempre las rodillas se debilitan por un orgullo imperturbable. No siempre con todo. No es una receta mágica, no es un comprobado causa-efecto unívoco, pero sí una interesante forma de ver la exquisita relación de las dimensiones del ser humano.

Somos multidimensionales, por tanto nuestra salud y nuestra enfermedad lo son.
Las enfermedades suelen ser multifactoriales, no solamente “a” produce “b”, sino que se precisa que exista un entorno “c”, una variable “d”, un factor “e”, y sucesivamente hasta lo impensado.
¿Estás resfriado?
Qué bien, te deseo que te mejores pronto.
Pero seguramente no es porque no has llorado tus dolores y los ocultas dentro de sí, entones ellos encuentran el mágico camino del resfrío para que llores mocos.
Aunque es simpática la idea, aunque es poética, aunque a la mente infantil que nos suele gobernar le guste esta todopoderosa receta encubridora-descubridora, realmente no es tan así.

¿Qué podemos hacer nosotros?
Recordar que somos multidimensionales, conoceros, amarnos, perfeccionarnos, corregirnos, respetarnos, vincularnos, armonizarnos, establecer un estilo de vida saludable, perdonar, pedir perdón, nutrirnos satisfactoriamente, recrearnos, descansar, trabajar, crear, rechazar el mal, negar la religión… tantas cosas influyen positivamente y tantas otras negativamente… ¡tantas!

Es cierto, el efecto placebo y su hermano gemelo, el nocebo, existen, funcionan, aunque no se sepa exactamente cómo, porqué, pero están ahí.
Es cierto, nuestra mente juega un papel interesante tanto en la enfermedad, como en la recuperación, como en la prevención, como en el estado de salud.
Es cierto, el pensamiento puede canalizar energías para el bien y para el mal.
Es cierto, vivir en armonía multidimensional es un gran consejo.

Ahora, a estudiar, a aplicar, a compartir, a vivir a pleno.

¿Tú mandas en tu mente?

Imagina a un elefante rosado con un hombre ebrio encima.
Visualízalo bien, con detalles.
Repite mientras lo haces: “Veo un elefante rosado con un hombre ebrio encima”.
Velo pero favor, encuentra los detalles de esa imagen.
Hazlo hasta que lo tengas definido claramente en tu mente, luego continúa leyendo.
Gracias.

Ahora, tómate un par de minutos de descanso, haz otra cosa, no sigas leyendo esto, ocúpate en algo, solo un par de minutos y luego continúa leyendo lo siguiente.

Siéntate en algún sitio tranquilo ten a mano papel y lápiz.
Ordénate que por los siguientes cinco minutos por tu mente no cruce la imagen de un elefante rosado con un hombre ebrio encima.
Quédate ahí sentado, sin hacer nada, solamente viendo el reloj hasta que pasen los cinco minutos que te he pedido.
Recuerda, no pienses en el elefante rosado con un hombre ebrio encima.
Si pasa por tu mente, aunque solo sea fugazmente, haz una marca con tu lápiz en el papel que tienes a mano.
Con que aparezca alguno de los elementos de la imagen, o alguna de las palabras asociadas directamente, ya es suficiente para rayar una marca en el papel.
Gracias.

Ahora, ya han pasado los cinco minutos.
Quisiera que contaras cuantas veces pasó por tu mente la imagen que debías no recordar, no visualizar.
¿Puedes hacerlo y luego compartir con nosotros el número? Aquí debajo, en la zona de comentarios, tienes para hacerlo. Gracias.

Supongo, pues es lo que los estudios científicos (Wegner et al., 1987) indican, que tienes más de una marca en tu papel.
¿No es así?
Sí, seguramente que sí, son pocos los que logran expulsar de su mente la imagen que debe ser bloqueada.
Pero… ¿cómo puede ser, cómo se atrevió a aparecer ese oso payaso en tu hogar si te ordenaste no pensar en ello?
Qué… ¿acaso no eres el dueño de tu mente, de ti mismo, que no puedes poner un poco de orden en tus pensamientos por cinco minutitos?
Vamos… intenta dar justificaciones… por favor, déjate llevar por tu impulso “natural” de elaborar alguna excusa. Está bien, quisiera que la compartieras como comentarios aquí debajo. Vamos… justifica que el intruso cruzó por tu mente, fugaz o persistentemente, y tú no tenías poder para someterlo a tus órdenes.

Si eres de los pocos, poquísimos, afortunados que REALMENTE expulsaron la imagen intrusa de su mente, te pido que por favor también nos lo compartas y si quieres nos dices cómo lo lograste, qué método o técnica usaste para ello. Gracias.

Ahora, dejemos a un costado esta experiencia y veamos juntos un poquito qué puede haber sucedido y de paso responder a sí eres tú quien manda en tu mente.
Acompáñame.

Es frecuente que quieras despejar tu mente de ciertos recuerdos o pensamientos, por ejemplo cuando giras en tu cama sin poder dormir porque aparecen una y otra vez pensamientos intrusos. O cuando no te puedes despegar de ciertas imágenes que te desagradan, aunque haces el esfuerzo para borrarlas de tu pantalla mental. O aquellas veces que te salta la duda de si apagaste la cocina, cerraste la puerta, dejaste todo limpio, etc. y no puedes relajarte y enfocarte en otra cosa hasta que vas y compruebas una y otra vez lo que te pone dudoso. O tal vez sean esas creencias que desde muy pequeño te han inculcado, sobre dioses, salvadores, infiernos, maldiciones, moralina, etc., que ahora vez claramente que no son más que un cuento espantoso y manipulador, pero que sin embargo te siguen persiguiendo y acosando como si fueran poderosos y reales. O cuando te propones hacer tal o cual dieta para bajar de peso, y no paras de suspirar por esos postres, anhelar esas golosinas, soñar despierto por aquellos bocadillos, te invaden los pensamientos y deseos por comida, justo ahora que estás en medio de una simpática dieta para dejar de ser gordo.

Esta disputa mental, entre pretender bloquear un contenido y su insurgencia, no es un hecho trivial, inocuo, sino que puede incluso emporar la situación que se intenta evitar recordar, pensar, fantasear, etc.
En parte por la ansiedad y/o angustia de vernos sometidos a la impotencia de ni siquiera tener el mando sobre nuestra mente, sobre nosotros mismos.
En parte por desgastarnos en combates que resultan en fracasos, que consumen energía, recursos, que podrían ser empleados en direcciones más beneficiosas.
En parte porque el motivo que nos llevó a querer bloquear esa imagen sigue latente, operando, vigente, trayendo a la mente contenido que nos resulta ingrato, el cual tememos o repudiamos o simplemente queremos mantener por fuera de nuestra vida.
Todas estas, entre otras causas, son las que van engrosando el sentimiento de fatiga, de falta de éxito, de pesar, etc.

Resulta paradójico quizás, pero las personas que no hicieron esfuerzos para evitar las imágenes, fueron atravesados por ellas en menos oportunidades, con menos rigor e intensidad.
Es como si la batalla por suprimirlas hiciera que se fortalecieran.
De hecho, así lo indican los estudios científicos al respecto.
Cuanto más luchas por ocultarlos, por hacerlos invisibles, más poder tienen, con más frecuencia se introducen, más difícil es alcanzar el “control”.

Profundizando más, se constata que son las imágenes cargadas emocionalmente las que más empujan por sobresalir a los intentos por bloquearlas mentalmente.
Como si en la batalla de emociones censuradas y pensamientos censuradores, éstos últimos tuvieran las de perder.
Podría parecer sorprendente, pero luego de tantos años de compartir juntos nuestros conocimiento de CabalaTerapia, no lo es tanto.
Las emociones son el motor, el pensamiento el timonel.
Pensamiento sin emoción, es quietud de muerte, petrificarse, rigidez, actitud estática, silencio de sepulcro.
Emoción sin pensamiento, es caos, movimiento sin dirección, agitación, barullo, una multicolor feria desordenada.
Necesariamente la persona debe encontrar la armonía entre sus dimensiones, dejar de luchar entre sí, descubrir que es imposible controlar todo y que al desesperarse por controlar todo más se hunde en el descontrol. Ni una punta, ni la otra, la armonización, el aceptar el surgimiento de recuerdos o imágenes molestas o pesarosas sin desmoronarse por ello, aceptando, fluyendo con la corriente que pasa y no puede ser detenida.

La buena noticia es que cuanto más se consigue evitar enredarse con los pensamientos intrusos, cuanto menos se pelea, cuanto más uno se entrena a “dejar ser” sin ponerse en pie de guerra para evitarlo, entonces resulta que la imagen intruso se va descolorando, se va desvaneciendo, va quedando en el olvido (Trinder y Salkovskis, 1994).

¿Extraño?
Cuanto más te esfuerzas por vencer, más energía gastas en taparlo debajo de la alfombra, entonces menos triunfas.
Cuanto menos energía le dedicas a negar su existencia, sino simplemente lo ves, lo pones en su cajoncito, sigues en lo tuyo, entonces más triunfas en evaporar lo que te hace daño desde dentro.

Vamos, si dejas la basura tirada en el piso, te tropiezas con ella a cada instante.
Si la metes debajo de la alfombra, allí abulta y no la puedes perder de vista, y te tropiezas con ella nuevamente.
Si sueñas con ordenar tu casa, fantaseas con un hogar pulcro, prometes que el lunes harás la limpieza general, pero no te quedas más que en palabras vacías, la mugre seguirá acosándote.
Pero si te tomas el mínimo esfuerzo de barrerla y colocarla en el tacho de desperdicios, deja de ser un problema palpitante y se diluye.
Un mínimo de energía constructivamente empleada es lo que se requiere para que el monstruo deje de entrometerse sin permiso y deje de provocar desbarajustes cada vez peores.
Es decir, no luches, no te concentres en olvidar, no huyas de reconocer que allí está, porque no consigues perderlo en el camino si haces cualquiera de estas cosas. Date cuenta, ubícalo en su cajoncito, dedícate a vivir, listo.

Entonces, si quieres dejar de fumar, no te impongas el no pensar en cigarro, está demostrado que eso aumenta el deseo de fumar (Salkovkis & Reynolds, 1994).
Piensa en fumar, si eso te viene a la mente, no luches contra la idea, no te sientas culpable por el surgimiento de tal idea, reconoce que allí está y que es normal (eres un adicto en proceso de recuperación), simplemente no lo hagas (no fumes).
Lo mismo para la dieta para adelgazar, seguro te vendrá a la cabeza comida, comida, comida. No luches, no te desesperes, no dejes todo por un pensamiento o dos o mil que no te dejan en paz, simplemente tenlo en cuenta, sabe que eres un gordito que está en tratamiento de reducción de peso, ve a la imagen cruzar tu mente, pero no comas de más y sigue tu plan de ejercicios saludables.

Otra cosa, pon las ideas en positivo, no en negativo.
Más arriba, adrede había dicho del que quiere mantener su diera para no ser gordo, recién dije para adelgazar, pero también se podría decir “para estar en buen peso y saludable”.
¿Cuál te parece que es la expresión que más ayuda a tener el control apropiado (en lo que puedes) en tu pensamiento?

A partir de las pautas anteriores:

  • no luchar,
  • prestar atención un momentito y luego guardar en el cajoncito,
  • proponer en positivo,

agregamos:

  • enfócate en otras actividades.

Si te quedas ocioso o en lucha interna contra un recuerdo/pensamiento insurgente, entonces estás dejando a disposición del enemigo mucha energía que se revertirá en tu contra.
Pero cuidado, que no sea una trampa al solitario.
Si uno trata de distraerse intencionadamente de un pensamiento intrusivo, para lo cual se llena conscientemente de otros pensamientos, está escondiendo la mugre bajo la alfombra.
Esto provoca que el proceso inconsciente sea estar alerta, con un ojo puesto a ver si el método es efectivo o no, por lo cual, se está aguardando constantemente a que el pensamiento evitado reaparezca, por lo cual, aparece.

Por ello, no es bueno para la meta deseada el negar la presencia de lo que está y no se desea que esté.
Por más que hundamos con fuerza el pensamiento intrusivo, éste hará la fuerza para emerger más fuerte que antes.

No luchemos, no protestemos, no nos amarguemos, no neguemos, no nos hagamos los distraídos.

Entonces, tú que estás en camino de recuperación, de salir de la idolatría, de la droga, de la infidelidad, de la mentira, de la pereza, de lo que fuera, no pretendas ignorar las ideas que aparecen.
Volverá a tu mente cosas como “en el nombre de Jesús”, te estremecerás al recordar tus tiempos en la congregación de idólatras, volverán a surgir cosas que no son positivas, no te desanimes, no te dejes caer en la desesperación, no regreses a la cueva de los ladrones de la fe, no te sientas infiel a Dios, no te creas malo, no pelees contra esos malos recuerdos… déjalos ser, ellos están ahí, y no sabemos cuánto tiempo seguirán estando. Lo que sí sabemos es que obtienen fuerza de tus esfuerzos por quitarlos de en medio. No luches, no les des energía.

Espero tus comentarios, todo mi cariño para ti.
A construir shalom siempre…